*
Hola! Acá Silvia Freire.
Quiero recordarte la anécdota del perfume:

El otro dia Beto (mi esposo) me regaló un perfume que parece unisex. Me lo dió, y me dijo "yo lo voy a usar, también, eh!". Pero como sin darme cuenta decidí usarlo en la cartera (jiji). Pero no conscientemente para que él no lo use. Sino para tenerlo más a mano! Jiji. En ese momento no lo noté.
A los pocos días, me regala otro, y me dice "este es para que lo usemos los dos!" En esa milésima de segundo, pensé que como no había encontrado el otro perfume para usarlo, en realidad, se lo compraba para él. Como es de mujer, me lo regala a mí, pero como queda bien en los dos, se lo compró para él y disimula regalándomelo... (Deduzco que debí haber pensado cosas así, en el momento no lo escuché claramente)

Intuyo que él notó que se me había congelado la sonrisa, y dijo "Te molesta que lo usemos los dos? Mirá que sino me lo quedo y listo", mientras yo contestaba "no, mi amor, al contrario".
Lo guardé en el baño y lo dejé con el nylon. No lo abrí. Quedó allí, intacto, el viernes, sábado y domingo. Para qué no lo abrí? Hoy, que ya analicé todo lo sucedido, me doy cuenta de que era para inhibirlo, para que no lo use! ¿Cómo lo iba a abrir él, si me lo regaló a mí? Y ojo que ésto que estoy contando es muy importante: nos muestra todo lo que hacemos sin ni siquiera notarlo. El lunes a la mañana, cuando noto que aún estaba cerrado, pienso todo ésto, y me obligo a abrir el perfume. Una en mí, piensa: "Bueno, ya que lo vamos a usar los dos, ponete mucho". En vez de usar el de la cartera, me puse un montón del que estaba ahí!
No es maravilloso todo lo que hacemos aún sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo?
Es que el ego no tiene amigos. El ego no sabe lo que es el amor. Tiene un nivel de mezquindad (por miedo) que conviene conocer; porque sino, nos sorprende. Hay gente que no escucha lo que piensa. Que no sabe lo que está pensando, ni sabe por qué hace lo que hace. "Lo sentí así", "Me nació hacerlo". No. Siempre hay un pensamiento anterior. Siempre hay una decisión tomada con anticipación.
Ahora, no se queden en mí. Vayan a su interior. En qué cosas se reconocieron? Y si no se reconocieron, es que aún no se vieron... vayan a buscar.
El trabajo a realizar ahora, para mí, en esta anécdota, es no usar más ese perfume. No usarlo. Dejarlo ahí, y no ponérmelo. O si me lo pongo, hacerlo con la conciencia de la cantidad exacta. Cuando ponemos conciencia en una situación, todo cambia. Nuestra presencia cambia la situación.

Ahora bien, los que conocen me ven como una persona buena, generosa, considerada. (Yo también).
Los que conocen mi intimidad saben que amo a mi esposo y que es la persona más importante en mi vida. (Yo también).
Los que entraron a mi cuarto saben que tengo muuuuchios perfumes. (Yo también).
Entonces????
Mi buena, mi generosa, mi considerada; la que ama a mi esposo, todas ellas están en la entrada del conventillo. Están más expuestas. Más en contacto con lo cotidiano. Ero en el mugriento sótano, entre ratas, se esconden la mezquina, la desconsiderada, la egoísta…
En un descuido suben disfrazadas impostando la voz (o en silencio) y hacen esas cosas que muestro en la obra de teatro o en las clases o con anécdotas como las del perfume.
Todos tenemos el sótano lleno!

Silvia