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Lección 136 (16 de mayo) : "La enfermedad es una defensa contra la verdad." Nadie puede sanar a menos que comprenda que el propósito de la enfermedad no tiene sentido, por tanto es imposible que exista. La enfermedad no es un accidente; al igual que toda defensa, es un mecanismo de auto-engaño, para ocultar la realidad. Las defensas no son involuntarias ni inconscientes; surgen cuando la verdad parece amenazar lo que preferís creer. ¿Quién sino uno decide creer que existe una amenaza, que es necesario escapar, y por ello se arma de defensas contra la amenaza que juzga como real? Pero uno olvida rápidamente su papel en la fabricación de su realidad. Reconocer nuestro papel, recordando lo que olvidamos, implica reconsiderar la decisión que creó la enfermedad. Las defensas toman fragmentos de la totalidad para tejer ilusiones y es este proceso lo que produce sensación de amenaza. Te identificás con el cuerpo, que puede hacerte sufrir y sentir dolor, y así el cuerpo es más fuerte que la verdad: que sos algo más que un puñado de polvo. Pero Dios y sus leyes permanecen inmutable ante las leyes en las que creés. Las defensas son planes para derrotar lo que no puede ser atacado: lo inalterable no puede cambiar, y lo impecable no puede pecar. Esta es la verdad. Sólo desea brindarte felicidad, porque ese es su propósito. La verdad se puede encontrar en cualquier momento, sólo con que decidas darle la bienvenida. Sesiones largas: En 2 ocasiones, dedicaremos 15 minutos a pedirle a la verdad que venga y nos libere. Vendrá, porque nunca estuvo separada de nosotros: sólo espera nuestra invitación. Introduciendo una invitación a la curación, decí: "La enfermedad es una defensa contra la verdad. Aceptaré la verdad de lo que soy, y dejaré que mi mente sane hoy completamente".La curación vendrá a medida que la paz y la verdad reemplacen la contienda e imaginaciones vanas. El cuerpo sana porque la fuente de la enfermedad, la mente, está dispuesta a recibir alivio. Esto elimina los límites que habías impuesto al cuerpo, el que tendrá suficiente fuerza para todo lo útil. Sesiones cortas: Permanecé alerta: si permitís que tu mente tenga pensamientos de ataque, o juzgue o trace planes, te habrás vuelto a extraviar. Remedialo de inmediato, diciendo: "Olvidé lo que realmente soy, pues me confundí a mí mismo con mi cuerpo. La enfermedad es una defensa contra la verdad, mas yo no soy un cuerpo, y mi mente es incapaz de atacar. Por lo tanto, no puedo estar enfermo".
Lección 137 (17 de mayo) : "Cuando me curo, no soy el único que se cura." Esta idea es el pensamiento central sobre el que descansa la salvación, ya que la curación es lo opuesto a las ideas del mundo sobre la enfermedad y estados de separación. La enfermedad es aislamiento; parece mantener al ser separado de los demás, para que sufra lo que otros no sienten, y le otorga al cuerpo poder absoluto; y el mundo acata estas leyes. Su propósito es demostrar que las ilusiones son verdad. La curación podría considerarse un antisueño que desplaza al sueño de la enfermedad, en nombre de la verdad. Es libertad, y es algo que se comparte; es fuerza, porque supera la debilidad y las mentes que se creían amuralladas en un cuerpo, quedan liberadas para unirse a otras mentes. A medida que te dejás curar, te das cuenta de que con vos se curan todos los que te rodean. Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche) dedicaremos 10 minutos a recordar que nuestra función es permitir que nuestras mentes sean curadas. Repetí: "Cuando me curo, no soy el único que se cura.Y quiero compartir mi curación con el mundo, a fin de que la enfermedad pueda ser erradicada de la mente del Hijo de Dios, Quien es mi único Ser". Luego, permití que la curación se efectúe a través tuyo hoy mismo, reposá serenamente, y preparate a dar tal como recibís, a conservar únicamente lo que das, y a recibir la Palabra de Dios para que reemplace tus anteriores pensamientos absurdos. Sesiones cortas: Cuando el reloj de la hora, recordá tu propósito pensando: "Cuando me curo, no soy el único que se cura.Y quiero bendecir a mis hermanos, pues me curaré junto con ellos, tal como ellos se curarán junto conmigo."
Lección 138 (18 de mayo) : "El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir." En este mundo el Cielo es algo que se elige porque aquí creemos que hay alternativas entre las que elegir. Pensamos que las cosas tienen un opuesto, y que hay que elegir; lo que implica inferir que tiene que haber un infierno. Pero la creación no conoce opuestos, aunque es necesario reflejarlo en el mundo de alguna manera. Elegir es la manera de escapar de lo que aparentemente son opuestos. Así, conviertes tu decisión en tu meta, y centras tus esfuerzos. Pero aunque creas tener miles de alternativas, sólo existe una, que incluso sólo aparenta ser una alternativa. Es la verdad, que es verdad y nada más lo es. Hoy comenzaremos a examinar la decisión consciente de elegir el Cielo. Debemos traer a la luz las creencias descabelladas, pero a la luz de la Verdad, para ser corregida y descartadas por carecer de causa. Sesiones largas: Al despertar, nos decidimos por el Cielo, dedicando 5 minutos a asegurarnos de haber tomado la única decisión cuerda. Reconocemos estar haciendo una elección consciente entre lo que existe y lo aparente, dejando de lado el temor; sabiendo que fue un error trivial y sin importancia. Antes de irnos a dormir, reafirmaremos la elección realizada, y repetiremos "El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir. Me decido por él ahora, y no cambiaré de parecer, pues es lo único que quiero". Sesiones cortas: Cada hora, reafirmaremos nuestra elección.
Lección 139 (19 de mayo) : "Aceptaré la Expiación para mí mismo." Con esto se acaban las decisiones, porque llegamos a la de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. Elegir es tener incertidumbre respecto a lo que somos, y eso es una forma de autoengaño monumental. ¿Qué es la vida sino ser lo que eres? Dudar acerca de esto, es juzgar y negar su valor, desconociendo la única certeza por la cual vivís. Así, uno se vuelve inseguro respecto a su vida, porque la está negando; y es esta negación lo que hace necesaria la Expiación. Tu negación no cambia en nada lo que sos, pero vos dividiste tu mente en dos: uno que conoce la verdad, y otro que no. La parte de vos que duda de quién sos, no puede ser realmente parte tuya. Lo único que se te pide es tu aceptación, porque lo que sos es incuestionable: fue establecido en la Mente de Dios y en la tuya. Tenemos una misión aquí: no reforcemos la locura en la que una vez creímos. Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo es junto con nosotros. Esto es lo que la Expiación enseña, y demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por su creencia de que no sabe lo que es. Aceptá la Expiación, no para cambiar la realidad, sino para aceptar la verdad de lo que sos. Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche) dediquemos 5 minutos a tener presente nuestro cometido de hoy. Comenzá con este repaso: "Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó." Podemos recordar esta verdad por todos, pues en la creación todas las mentes son una. Sesiones cortas: Como muestra de gratitud por la creación, en el nombre de su Creador y de su unidad con toda la Creación, cada hora reiteramos nuestra dedicación dejando de lado los pensamientos que puedan desviarnos de nuestro santo propósito. Dejá que tu mente quede libre de las disparatadas telarañas que el mundo urde, y repetí: "Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó."
Lección 140 (20 de mayo) : "La salvación es lo único que cura." Con "cura" no nos referimos a un remedio que hace que el cuerpo se sienta "mejor"; sino a curar nuestra mente, lo que pondrá fin al sueño de enfermedad. Los dulces y felices sueños del Espíritu Santo son distintos de los del mundo; son muestra de que la verdad asoma a tu mente, conduciéndote a un despertar. La Expiación cura absolutamente; donde no hay culpa, no puede haber enfermedad, que es otra forma de la culpabilidad. No hay lugar en que Dios no esté: por lo tanto, el pecado no tiene un lugar donde morar, y ocultarse de Dios. Éste es el pensamiento que cura. La mente que lleva sus ilusiones ante la verdad, cambia realmente. Hoy tratamos de cambiar la mentalidad con respecto a la fuente de la enfermedad, hallando así la fuente de la curación, que está en nuestra mente. Hoy no nos dejemos engañar por quien nos parece que está enfermo; iremos más allá de las apariencias. Todas las ilusiones son falsas, y se pueden sanar precisamente porque no son verdad. Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche). Permanezcamos en perfecta quietud, a la escucha de la Voz de la curación, que restaurará la cordura del Hijo de Dios. Nos despertamos oyéndolo, y dejamos que nos hable por 5 minutos, y concluimos el día de igual modo. Sólo tenemos que dejar de lado nuestros pensamientos, que son interferencia. Sin nada a que aferrarnos, oremos: "La salvación es lo único que cura. Háblanos, Padre, para que nos podamos curar" Sentiremos la paz descender sobre nosotros. Sesiones cortas: Repetiremos cada hora nuestra plegaria de curación, dedicando un minuto a oír la respuesta, aguardando en silencio. Hoy es el día en que la separación llega a su fin.
CUARTO REPASO: Seamos conscientes de estarnos preparándonos para aplicar la verdad. Hay un tema central que unifica cada paso de este repaso, y es: "Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios" Esto es un hecho. La falta de perdón es lo que impide a este pensamiento llegar a tu conciencia; por eso, tratemos de entender las formas tras las que puede ocultarse esta falta de perdón. Son ilusiones, defensas que te impiden ver tus pensamientos de rencor y autoengaños. Pero tu mente realmente alberga sólo lo que pensás con Dios. Cualquier otro pensamiento es ilusión. Sesiones largas: Comenzá cada día dedicando un tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea de repaso te ofrece. Repetí: "Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios" y despejala de pensamientos engañosos. Con 5 minutos que le dediques a ésto será suficiente. Luego, leé simplemente las dos ideas diarias de repaso. Cerrá los ojos, y repetilas lentamente para vos. Concluiremos el día de la misma manera. Dios te agradece a vos, que practicás su palabra de esta manera; y Su gratitud te envolverá de paz mientras dormís, de esa paz que Él dispone para vos por siempre, y que estás aprendiendo a reinvindicar como tu herencia. Sesiones cortas: Cuando el reloj marque la hora, traé a la mente "Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios" por un minuto. Luego, repetí las dos ideas diarias de repaso, sin ninguna prisa, tratando de ver los regalos que encierran para vos.
Lección 141 (21 de mayo) : "Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios." El perdón es la llave de la felicidad. El perdón me ofrece todo lo que deseo.
Lección 142 (22 de mayo) : "Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios." Gracias, Padre, por los regalos que me has concedido. Que no me olvide de que soy uno con Dios.