Todavia no estamos viviendo con la conciencia de "lavadero" . La conciencia de lavadero es: "estamos en esta vida para limpiar". Vinimos a limpiar; estamos en el laverap. El adulto que hoy soy está tratando de limpiar cosas que tuvieron que ver con la infancia, engramas, comandos energéticos, traumas, dramas de control.
Estamos tratando de borrar todo éso para recuperar nuestra verdadera identidad. No somos las creencias de nuestros padres, no somos sus limitaciones, no somos las ideas de la sociedad que nos educó, somos mucho más que éso, somos libres, somos tal como Dios nos creó y estamos tratando de recuperar éso.
Pero sucede que en el "laverap" se armó un shoping; en lugar de mirar fijo nuestro lavarropas y centrarnos en la única razón por la que hoy estamos aquí, que es limpiar, recuperar nuestra identidad, despertar, no creer más en esas fantasías que nos inculcaron, dejar de ver un mundo hostil. En lugar de limpiar nos distrajimos en el shoping. En el laverap pusieron un kiosco, entró gente, nos empezamos a relacionar con las personas que están alrededor. Nos enamoramos de alguien, nos casamos, tenemos hijos. Hay un vecino que odiamos, el kiosquero no me quiere vender el Cabsha que tengo ganas de comer; empezamos a tener relaciones con los demás, emociones, interacciones que nos distraen del único y real trabajo que es limpiar.
El sábado voy a dar un taller que puede parecer redundante porque en estos 20 años miles de veces trabajé con lo que hemos dado en llamar "el personaje", ese que en verdad no somos, vamos a subir al escenario, al personaje para ver qué obra estamos representando; para ver a quién estamos imitando y para qué.
Puede parecer repetido porque ya en otros talleres o en libros o en cd se nos inivita a trabajar con el niño y ver qué es lo que está imitando, qué es lo que está repitiendo. Pero el secreto de volver a verlo es dejarnos cada vez más en la soga y sin argumentos para echar la culpa al afuera.
Cuanto más reconocemos al niño representando un papel, poniendo la obra en la calle Corrientes, dando los guiones a las personas que tenemos alrededor, preparando la escenografía, la coreografía, el diálogo; cuánto más vemos al niño interno organizando toda esta joda para poder sentir lo que necesita sentir, más nos alejamos de la idea de que el otro es el responsable de lo que me pasa.
Se necesita experimentar, vivencias, paladear para cantarlo cada vez más piedra libre al organizador, al arquitecto, al responsable de las situaciones que vivimos.
El sábado probablemente pueda hacer con algunas de las personas que yo elija en el taller, algo muy parecido a Constelación familiar. Digo muy parecido porque dependiendo de las personas que suban voy a poder ir al fondo o me voy a quedar en la mitad, porque son trabajos muy fuertes. Constelación familiar es un trabajo profundo, donde se recrea, se viaja al pasado, se vuelven a sentir esas emociones; todos los que están presentes se identifican con la figura paterna que está en el escenario, con la figura materna, el niño, hermanos... Así es que lo voy a ir timoteando, vamos a ver hasta dónde podemos llegar con una constelación familiar, vamos a ver qué pasa con éso, pero, todos haremos visualizaciones pasivas, cosas menos profundas que no afectan tanto para ver hasta dónde puede llegar cada uno y qué nueva patología, qué nueva adicción podemos detectar.
Hace muy pocos años descubrí este tema que me había acomplejado por una burla de mi maestra de 2° grado y que a causa de esa burla no había hablado nunca más con un profesor, nunca más había dado una lección, ni pasado al frente.
Ésto lo descubrí hace muy pocos años a pesar de que hace 20 que estoy en este cambio con estos temas, dentro de la caja de recapitulación haciendo un trabajo de Toltecas, yo descubrí... este día que fue un ratito en un día de los tantos días que viví hasta hoy, así que lo que vamos a hacer el sábado es buscar un poco más para ver qué salta en cada uno de los presentes para correr un poco más el velo.
Te espero en el lavadero!
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