Paradigma Holístico
Holístico proviene del griego "holos" que significa todo, entero, total. Es la idea que postula cómo los sistemas (ya sean físicos, biológicos, sociales, económicos, mentales, lingüísticos, etc.) y sus propiedades, deben ser analizados en su conjunto y no solo a través de las partes que los componen. El sistema como un todo determina cómo se comportan las partes. Como adjetivo, holística significa una concepción basada en la integración total frente a un concepto o situación.
El principio general del holismo fue resumido concisamente por Aristóteles en su metafísica:
"El todo es más que la suma de sus partes".
Se puede definir como el tratamiento de un tema que implica todos sus componentes, con sus relaciones invisibles por los cinco sentidos, pero evidentes igualmente. Se usa como una tercera vía o un nuevo enfoque a un problema. El holismo enfatiza la importancia del todo, que es más grande que la suma de las partes (propiedad de sinergia), y da importancia a la interdependencia de éstas.
El paradigma holístico se nutre a su vez
de las siguientes teorías:
-Autopoiesis
-Biosemiótica
-Bootstrap
-Caos
-Cognitivismo
-Constructivismo
-Fractales
-Lógica borrosa
-Orden implicado
-Pensamiento Complejo
-Sinergética
-Sistemas Complejos
-Termodinámica de los procesos irreversibles
Lo holístico en el plano de lo terapéutico
En el plano de lo terapéutico, el paradigma holístico ha realizado un aporte fundamental. Rompiendo con el monopolio de la medicina halopática sobre el tratamiento de las enfermedades, fueron surgiendo terapias holísticas que buscan la recuperación del estado saludable de equilibrio en la persona en sus múltiples dimensiones: física, fiosiológica, emocional, mental, espiritual. El ser humano ya no puede ser tratado como si fuera sólo una de estas partes, ni siquiera la mera suma de estas partes, sino en su totalidad. Por este motivo es de suma importancia el tiempo dedicado a conocer en profundidad las distintas dimensiones de la persona a ser tratada.
Autores que han contribuido al paradigma holístico:
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Stanislav Grof es psiquiatra y tiene más de treinta años de experiencia de investigación en psicoterapia y estados de conciencia no habituales. Tras comprender las limitaciones del psicoanálisis investigó los efectos sobre la conciencia del LSD en tanto apertura de nuevas puertas de percepción. Como parte de su carrera profesional, se desempeñó durante siete años como Profesor Adjunto en la John Hopkins University, fue Jefe de Investigación en Psiquiatría en la Maryland Psychiatric Research Center, y durante catorce años se desempeñó como Scholar in Residence en el Esalen Institute de Big Sur, California. Es uno de los fundadores de la psicología transpersonal y también uno de los principales teóricos de dicha corriente. Fue fundador y presidente de la International Transpersonal Association.
La fase siguiente de la creación sería una ola rompiéndose sobre las rocas y evaporándose en el aire como gotas de agua, que existirán en tanto que entidades individuales durante un corto periodo, antes de ser nuevamente tragado por el océano. Así, tenemos aquí momentos fugitivos de existencia separada. Pero imaginemos ahora el agua evaporándose formando una nube. Ahora, la unidad original se oscurece y se esconde detrás de una verdadera transformación, y es necesario tener algún que otro conocimiento de física para darse cuenta que esta nube es el océano, y el océano es la nube. Sin embargo, al final, el agua de la nube se va a reunir con aquella del océano bajo forma de lluvia. La separación final, donde el vinculo con la fuente originaria aparece completamente olvidada, es muchas veces ilustrada por un copo de nieve que se ha cristalizado a partir del agua de la nube que, en su origen, se había evaporado del océano. Tenemos ahí una entidad muy estructurada, muy individual y separada que no implica, en apariencia, ninguna similitud con la fuente. Ahora, tenemos realmente necesidad de un saber sofisticado para reconocer que el copo de nieve es el océano, y el océano el copo de nieve. Y para reunirse con el océano, el copo de nieve debe abandonar su estructura y su individualidad; debe someterse a la muerte de su ego, de alguna forma, para volver a su fuente." Para más información sobre "Psicología Transpersonal" y "Respiración Holotrópica" haga click aquí |
Edgar Morin se inicia en el campo de la matemática social en el terreno de la cinematografía, aproximándose al surrealismo, aunque todavía no abandonando el socialismo, del cual comparte ideas con Franco Fortini y Roberto Guiducci, así como de Herbert Marcuse y otros filósofos. Funda y dirige la revista Argumentos (1956-1962) al tiempo que vive una crisis interior y se manifiesta contra la guerra argelina (1954-1962). Al iniciar la década de 1960, Morin inicia trabajos y expediciones por latinoamérica y queda impresionado por su cultura. Posteriormente empieza a elaborar un pensamiento que haga complementar el desarrollo del sujeto. Ya en Poulhan, y en compañía de sus colaboradores, desarrolla una investigación de carácter experimental que culmina con la tesis de la transdisciplinariedad, que le genera mayores contradicciones con otros académicos.Durante la revuelta estudiantil del mayo francés (1968), escribe artículos para Le Monde, en la cual descifra el significado y sentido de ese suceso. Con el surgimiento de la revolución bio-genética, estudia el pensamiento de las tres teorías que llevan a la organización de sus nuevas ideas (la cibernética, la teoría de sistemas y la teoría de la información). También se complementa en la teoría de la autorganización de Heinz von Förster. Para 1977, elabora el concepto del conocimiento enciclopedante, del cual liga los conocimientos dispersos, proponiendo la epistemología de la complejidad.
“Las ciencias humanas no tienen consciencia de los caracteres físicos y biológicos de los fenómenos humanos. Las ciencias humanas no tienen consciencia de su inscripción en una cultura, una sociedad, una historia. Las ciencias no tienen consciencia de su función en la sociedad. Las ciencias no tienen consciencia de los principios ocultos que gobiernan sus elucidaciones. Las ciencias no tienen consciencia de que les falta consciencia. Pero de todas partes surge la necesidad de una ciencia con consciencia. Ha llegado el momento de tomar consciencia de la complejidad de toda realidad -física, biológica, humana, social, política- y de la realidad de la complejidad. Ha llegado el momento de tomar consciencia de que una ciencia carente de reflexión y una filosofía puramente especulativas son insuficientes. Consciencia sin ciencia y ciencia sin consciencia son mutiladas y mutilantes”. -Edgar Morin, Ciencia con consciencia, Barcelona, Anthropos, 1984. Edgar Morin, el impulsor de toda una corriente de Pensamiento Complejo, nos advierte de este punto ciego que ha tenido (y en parte todavía tiene) la indagación científica: la falta de autoconsciencia, de saberse limitada y condicionada por el tiempo y el marco cultural en el que se gesta, a la vez que la necesidad de saberse profundamente interrelacionada con otros conocimientos aparentemente alejados. Ciencia y Vida se codeterminan. Ninguna puede ser -en el caso de lo humano- ajena a la otra. Este reto de construir una nueva ciencia transmoderna, que parta de los grandes logros de la ciencia en la modernidad, pero que asuma de modo más humilde sus limitaciones, es el gran imperativo en el momento presente para quienes se dedican a incrementar y cuestionar críticamente el conocimiento. La multidisciplinariedad, la complementariedad entre las ciencias físicas, básicas y positivas y las ciencias sociales y humanidades son hoy más necesarias que nunca. Sistema frente a reduccionismo Edgar Morin, exitosa voz discordante, es sin duda uno de los pensadores vivos más importantes. Su insistencia en proclamarse ateo refleja un rechazo claro del teísmo, de la creencia en un Dios personal, pero no logra disipar en el lector la impresión de que sus propuestas favorecen grandemente el reencantamiento de la Naturaleza, la “panteización” del Mundo. La teoría de Sistemas (von Bertalanffy, 1901-1972) fue, para Edgar Morin, un punto de partida, y la conocida frase de Aristóteles “El todo es más que la suma de las partes”, una clave esencial. Él constata, en efecto, como von Bertalanffy, que “entidades (de un cierto orden) integran entidades (de órdenes superiores)”. Sólo que para él hay más... La complejidad no es sólo la forma anidada en que se estructura el mundo, forma que la concepción sistémica percibía ya con claridad.
Fuentes: Tendencia 21, recomendado por Nicolas Novoa, escrito por José Luis San Miguel de Pablos es profesor en la Universidad Comillas y miembro de la Cátedra.
Elogio de la metamorfosis Cuando un sistema es incapaz de resolver sus problemas vitales por sí mismo, se degrada, se desintegra, a no ser que esté en condiciones de originar un metasistema capaz de hacerlo y, entonces, se metamorfosea. El sistema Tierra es incapaz de organizarse para tratar sus problemas vitales: el peligro nuclear, agravado por la diseminación y, tal vez, privatización del arma atómica; la degradación de la biosfera; una economía mundial carente de verdadera regulación; el retorno de las hambrunas; los conflictos étnico-político-religiosos que tienden a degenerar en guerras de civilización... La ampliación y aceleración de todos esos procesos pueden considerarse el desencadenante de un formidable feed-back negativo, capaz de desintegrar irremediablemente un sistema. Lo probable es la desintegración. Lo improbable, aunque posible, la metamorfosis. ¿Qué es una metamorfosis? El reino animal aporta ejemplos. La oruga que se encierra en una crisálida comienza así un proceso de autodestrucción y autorreconstrucción al mismo tiempo, adopta la organización y la forma de la mariposa, distinta a la de la oruga, pero sigue siendo ella misma. El nacimiento de la vida puede concebirse como la metamorfosis de una organización físico-química que, alcanzado un punto de saturación, crea una metaorganización viviente, la cual, aun con los mismos constituyentes físico-químicos, produce cualidades nuevas. La formación de las sociedades históricas, en Oriente Medio, India, China, México o Perú, constituye una metamorfosis a partir de un conglomerado de sociedades arcaicas de cazadores-recolectores que produjo las ciudades, el Estado, las clases sociales, la especialización del trabajo, las religiones, la arquitectura, las artes, la literatura, la filosofía... Y también cosas mucho peores, como la guerra y la esclavitud. A partir del siglo XXI, se plantea el problema de la metamorfosis de las sociedades históricas en una sociedad-mundo de un tipo nuevo, que englobaría a los Estados-nación sin suprimirlos. Pues la continuación de la historia, es decir, de las guerras, por unos Estados con armas de destrucción masiva conduce a la cuasi-destrucción de la humanidad. La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, contiene la radicalidad transformadora de ésta, pero vinculada a la conservación (de la vida o de la herencia de las culturas). ¿Cómo cambiar de vía para ir hacia la metamorfosis? Aunque parece posible corregir ciertos males, es imposible frenar la oleada técnico-científico-económico-civilizatoria que conduce al planeta al desastre. Y sin embargo, la historia humana ha cambiado de vía a menudo. Todo comienza siempre con una innovación, un nuevo mensaje rupturista, marginal, modesto, a menudo invisible para sus contemporáneos. Así comenzaron las grandes religiones: budismo, cristianismo, islam. El capitalismo se desarrolló parasitando a las sociedades feudales para alzar el vuelo y desintegrarlas. La ciencia moderna se formó a partir de algunas mentes rupturistas dispersas, como Galileo, Bacon o Descartes; luego, creó sus redes y sus asociaciones; en el siglo XIX, se introdujo en las universidades y, en el XX, en las economías de los Estados, para convertirse en uno de los cuatro poderosos motores del bajel espacial llamado Tierra. El socialismo nació en algunas mentes autodidactas y marginalizadas del siglo XIX, para convertirse en una formidable fuerza histórica en el XX. Hoy, hay que volver a pensarlo todo. Hay que comenzar de nuevo. De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos. Pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la reforma de vida. Estas iniciativas no se conocen unas a otras; ninguna Administración las enumera, ningún partido se da por enterado. Pero son el vivero del futuro. Se trata de reconocerlas, de censarlas, de compararlas, de catalogarlas y de conjugarlas en una pluralidad de caminos reformadores. Son estas vías múltiples las que, al desarrollarse conjuntamente, se conjugarán para formar la vía nueva que podría conducirnos hacia la todavía invisible e inconcebible metamorfosis. Para elaborar las vías que confluirán en la Vía, tenemos que deshacernos de las alternativas reductoras a las que nos obliga el mundo de conocimiento y pensamiento hegemónico. Así es necesario, al mismo tiempo, mundializar y desmundializar, crecer y decrecer, desplegar y replegar. La orientación mundialización-desmundialización significa que, si bien hay que multiplicar los procesos de comunicación y "planetarización" culturales, si bien necesitamos que se constituya una conciencia de "Tierra-patria", también hay que promover, de manera desmundializadora, la alimentación de proximidad, los artesanos de proximidad, los comercios de proximidad, las huertas periurbanas, las comunidades locales y regionales. La orientación crecimiento-decrecimiento significa que hay que potenciar los servicios, las energías verdes, los transportes públicos, la economía plural -y por tanto la economía social y solidaria-, las disposiciones para la humanización de las megalópolis, las agriculturas y ganaderías biológicas, y reducir los excesos consumistas, la comida industrializada, la producción de objetos desechables y no reparables, el tráfico de automóviles y de camiones en beneficio del ferrocarril. La orientación despliegue-repliegue significa que el objetivo ya no es fundamentalmente el desarrollo de los bienes materiales, la eficacia, la rentabilidad y lo calculable, sino el retorno de cada uno a sus necesidades interiores, el gran regreso a la vida interior y a la primacía de la comprensión del prójimo, el amor y la amistad. Ya no basta con denunciar, hace falta enunciar. No basta con recordar la urgencia, hay que comenzar a definir las vías que conducen a la Vía. ¿Hay razones para la esperanza? Podemos formular cinco: 1. El surgimiento de lo improbable. La victoriosa resistencia, en dos ocasiones, de la pequeña Atenas frente al poderío persa era altamente improbable, pero permitió el nacimiento de la democracia y la filosofía. También fue inesperado el frenazo de la ofensiva alemana ante Moscú, en el otoño de 1941, e improbable la contraofensiva victoriosa de Zhúkov, iniciada el 5 de diciembre, que vendría seguida, el 8, por el ataque de Pearl Harbour y la entrada de Estados Unidos en la guerra. 2. Las virtudes generadoras-creadoras inherentes a la humanidad. Al igual que en todo organismo humano adulto existen células madre dotadas de aptitudes polivalentes (totipotentes) propias de las células embrionarias, pero desactivadas, en todo ser humano, y en toda sociedad humana, existen virtudes regeneradoras, generadoras y creadoras durmientes o inhibidas. 3. Las virtudes de la crisis. Al tiempo que las fuerzas regresivas o desintegradoras, las generadoras y creadoras despiertan en la crisis planetaria de la humanidad. 4. Las virtudes del peligro. "Allá donde crece el peligro, crece también lo que nos salva". La dicha suprema es inseparable del riesgo supremo. 5. La aspiración multimilenaria de la humanidad hacia la armonía (paraíso, luego utopías, después ideologías libertaria/socialista/comunista, más tarde aspiraciones y revueltas juveniles de los años sesenta). Esta aspiración renace en el hervidero de iniciativas múltiples y dispersas que podrán alimentar las vías reformadoras destinadas a confluir en la vía nueva. Las viejas generaciones están desengañadas de tantas falsas esperanzas. A las jóvenes les entristece que no haya una causa común como la de nuestra resistencia durante la II Guerra Mundial. Pero nuestra causa llevaba en sí misma su contrario. Como decía Vassili Grossman de Estalingrado, la mayor victoria de la humanidad fue también su mayor derrota, puesto que el totalismo estalinista salió victorioso de ella. Hoy, la causa es inequívoca, sublime: se trata de salvar a la humanidad. La verdadera esperanza sabe que no es certeza. Es una esperanza no en el mejor de los mundos, sino en un mundo mejor. "El origen está delante de nosotros", decía Heidegger. La metamorfosis sería, efectivamente, un nuevo origen.
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David Joseph Bohm (1917-1992) fue un físico americano, que hizo importantes contribuciones en los campos de la física teórica, la filosofía y la neuropsicología, y además participó en el Proyecto Manhattan.
David Bohm: El Orden Implicado.
Bohm fue contemporáneo y admirador de Jiddu Krishnamurti en Inglaterra y fundó la Escuela de Krishnamurti Brockwood Park. Numerosas obras han surgido de esta relación y el diálogo entre el físico y el filósofo. En este contexto, dentro de la plenitud de su trabajo y el orden implicado (el orden implícito es el lugar) se han tratado de abordar los problemas planteados por la física cuántica, con las definiciones de una nueva visión del mundo cuyas características son: -Holístico Después de haberse negado a David Bohm, antes de que el Comité de S. U. diera información sobre posibles maniobras subversivas de simpatía con el comunismo, dejó los Estados Unidos en 1955 y se trasladó a Israel, donde pasó dos años en el Technion en Haifa. Allí conoció a su esposa Sarai, a saber, la influencia más importante en el desarrollo de la suya. Bohm 1957 se trasladó al Reino Unido. Desde entonces se ocupó de las implicaciones filosóficas de la mecánica cuántica, especialmente acerca de la paradoja de la no localidad. Bohm espera la fusión de la ciencia y el arte en la confrontación con la realidad (la separación de arte y La ciencia es sólo una fase preliminar). Opiniones sobre David Bohm Einstein expresó acerca de Bohm: "él es el único que puede ir más allá de la mecánica cuántica". A través del tiempo, los libros de Bohn han ido ganando un estatus de culto, debido en parte al enfoque filosófico detrás de los mismos, que rehuye el positivismo típico de la interpretación de Copenhague.
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Ken Wilber (nacido el 31 de enero de 1949 en Oklahoma City) es un filósofo estadounidense cuyos intereses versan principalmente sobre psicología, religiones comparadas, historia, ecología y misticismo. Wilber describe sus logros académicos como "una licenciatura en bioquímica y un doctorado (sin tesis) en bioquímica y biofísica, con una especialización en el mecanismo de los procesos ópticos", pero pronto se decantaría por el abordaje filosófico. Aunque con frecuencia se lo describe como un escritor New Age, su obra es severamente crítica con este movimiento. Practicante de distintas técnicas budistas de meditación (en especial zazen) e incluso reconociendo su posición filosófica ampliamente influenciada por Nāgārjuna, Wilber no se identifica como budista. Ken Wilber: Filosofía Perenne. Su trabajo se centra principalmente en distintos estudios sobre la evolución del ser humano y en su interés por promover una integración de la ciencia y la religión, según experiencias de meditadores y místicos, analizando los elementos comunes a las tradiciones místicas de oriente y occidente. En su obra articula distintos aspectos de la psicoterapia y la espiritualidad. Sus libros tratan sobre filosofía, psicología, antropología, sociología y religión principalmente. Su pensamiento está influido por pensadores como Nāgārjuna, Huston Smith, Ramana Maharshi, Jürgen Habermas, Jean Gebser y Teilhard de Chardin (con quien comparte la intención de crear una teoría que unifique a la ciencia, el arte y la moral), Platón, Hegel y el budismo. Durante sus primeras épocas como autor (fines de los 70 hasta mediados de los 80) contribuyó al desarrollo de la psicología transpersonal aunque luego se diferenció de esta corriente por considerar que gran parte de sus referentes caían en lo que denominó falacia pre-trans. Desde hace más de una década, comenzó a desarrollar una teoría integral, donde articula de forma transdiciplinaria gran cantidad de perspectivas para abordar el fenómeno humano utilizando el modelo AQAL. Para promover y avanzar con esta propuesta, en 1998 fundó el Instituto Integral, un centro de estudio para investigar las distintas aplicaciones de lo que denomina enfoque integral. Wilber establece una jerarquización de los distintos ámbitos de la realidad, incluyendo sociedades, visiones del mundo, niveles de conciencia, modelos políticos, etc., desplegándose en cuatro cuadrantes (el interior-individual, el interior-colectivo, el exterior-individual, y el exterior-colectivo). En los últimos años ha relacionado su teoría integral con el modelo de la dinámica espiral, desarrollada por Don Beck y Christopher Cowan, denominando vMemes (memes de valor) a los distintos niveles de desarrollo, asignándoles un color diferente a cada uno. Debido a los profundos cambios en su pensamiento a través de los años y las múltiples derivas inesperadas que condujo su obra, se suele referir cada momento de la misma a una fase específica. Hasta el momento se consideran al menos cinco fases en su recorrido. En orden cronológico: El espectro de la conciencia. w1.
Entrevista con Ken Wilber Esto es realmente muy notable. Creo que estas verdades de naturaleza universal constituyen fundamentalmente el legado de la experiencia universal del conjunto de la humanidad, que en todo tiempo y lugar ha llegado a un acuerdo sobre ciertas profundas verdades referidas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo Trascendente Esta es una forma de describir lo que es la Philosophia perennis. TKW: Dices que la filosofía perenne es esencialmente la misma en culturas muy diversas. Pero modernamente se afirma que es el lenguaje y la cultura lo que modela todo nuestro conocimiento. En caso de ser esto cierto, y dado que las diversas culturas y lenguajes son muy diferentes entre si, cabría la posibilidad de que apareciera alguna verdad universal o colectiva sobre la condición humana. Desde este punto de vista no existe una condición humana, como tal, sino tan sólo historia humana; y esa historia es muy diferente en cada caso ¿Qué opinas respecto de toda esta noción de relatividad cultural? KW: Hay mucha verdad en ello. Existen , sin duda, una diversidad de culturas que poseen un diferente “conocimiento local”, y la investigación de esas diferencias constituye un actividad muy interesante. Pero si bien es cierta la existencia de una relatividad cultural, ello no es toda la verdad. Además de las diferencias culturales evidentes, como son el tipo de alimentación, las estructuras lingüísticas o las costumbres de apareamiento, por ejemplo, existen también muchos otros fenómenos en la existencia humana que son, en gran medida, universales o colectivos. El cuerpo humano, tiene por ejemplo doscientos ocho huesos, un corazón y dos riñones, tanto si se trata de un habitante de New York como de Mozambique, y tanto hoy día como hace miles de años. Estas características universales constituyen lo que se denomina “estructuras profundas” porque son esencialmente las mismas en todas partes. Esto mismo ocurre también en el ámbito de la mente humana. La mente humana posee estructuras superficiales que varían entre las distintas culturas, y estructuras profundas que permanecen esencialmente idénticas independientemente de la cultura considerada. Aparezca donde aparezca, la mente humana tiene la capacidad de formar imágenes, símbolos, conceptos y reglas. Las imágenes y símbolos particulares pueden variar de una cultura a otra, pero lo cierto es que la capacidad de formar esas estructuras mentales y lingüísticas- y las propias estructuras en si- es esencialmente las misma en todas partes. Del mismo modo que el cuerpo humano produce pelo, la mente humana produce símbolos. Las estructuras mentales superficiales varían considerablemente entre sí, pero las estructuras mentales profundas son, por su parte, extraordinariamente similares. TKW: A primera vista, resulta difícil ver en que podrían estar de acuerdo el budismo y el cristianismo. ¿Cuáles son, pues, los principios fundamentales de la filosofía perenne? ¿Podrías postular sus tópicos fundamentales? ¿Cuántas son esas verdades profundas y esos puntos de acuerdo fundamentales? KW: Son muchos, pero veamos los siete que considero más importantes. TKW: ¡Has dicho muchas cosas! Vayamos paso a paso. Dices que el espíritu existe. KW: El Espíritu existe, Dios existe, existe una Realidad Suprema, ya sea que se le de el nombre de Brahman, Dharmakaya, Yahwel, Atón, Kether, Tao, Allah, Shiva, : “Muchos son los nombres que recibe lo Uno”. TKW: Pero ¿Cómo sabes que el Espíritu existe? Los místicos dicen que existe pero ¿en que basan esa afirmación? KW: En la experiencia directa. Sus afirmaciones no se basan en meras creencias, ideas, teorías o dogmas, sino en la experiencia directa, en la experiencia espiritual Real. TKW: Pero ¿qué hay del argumento de la experiencia mística no es un conocimiento válido porque es inefable y por consiguiente incomunicable?. KW: Ciertamente la experiencia mística es inefable y no puede traducirse enteramente en palabras, pero lo mismo ocurre con cualquier otra experiencia, ya se trate de una puesta de sol, el sabor de un trozo de tarta o la armonía de una fuga de Bach. En cualquiera de estos casos debemos haber tenido la experiencia real para saber de que se trata. Pero no por ello se debe concluir que la puesta de sol, la tarta o la música no existen o son experiencias no válidas. Además, aunque la experiencia mística sea, en gran medida, inefable, puede ser comunicada o transmitida. Así, por ejemplo, de la misma manera que la danza se puede enseñar aunque no se pueda transmitir con palabras, también es posible aprender una determinada práctica espiritual bajo la tutela de un determinado maestro espiritual. TKW: Pero esa experiencia mística que tan verdadera le parece al místico bien podría estar equivocada. Los místicos pueden afirmar que están fundiéndose con Dios pero ésa no es ninguna garantía de que lo que dicen es lo que ocurre en realidad. Ningún conocimiento es absolutamente seguro. KW: Estoy de acuerdo en que la experiencia mística no es más cierta que cualquier otra experiencia directa. Pero ese argumento, lejos de echar por tierra las afirmaciones de los místicos, los eleva, en realidad, al mismo estatus que yo definitivamente acepto. En otras palabras, el mismo argumento que se puede aducir en contra del conocimiento místico puede aplicarse, en realidad, a cualquier otra forma de conocimiento basado en la experiencia evidente, incluida la experiencia empírica. Creo que estoy mirando la luna, pero bien pudiera estar errado; los físicos creen en la existencia de los electrones, pero podrían estar equivocados; los críticos consideran que Hamlet fue escrito por un personaje histórico llamado Shakespeare, pero podrían estar en un error, etc. TKW: Muy bien. Pero a menudo he escuchado que la visión mística bien podría tratarse de una patología esquizofrénica ¿Cómo contestarías a esa acusación? KW: No creo que nadie ponga en duda que ciertos místicos presentan rasgos Está claro que también conozco a muchas personas no cualificadas que así lo piensan, y que resultaría difícil convencerlas de lo contrario en el breve espacio de este entrevista. Diré, tan solo, que las prácticas espirituales y contemplativas utilizadas por los místicos- como la oración contemplativa o la meditación- pueden ser muy poderosas pero no lo suficiente como para atraer a un montón de hombres y mujeres normales, sanos y adultos y, en el curso de unos pocos años, convertirlos en esquizofrénicos delirantes. El Maestro de Zen Hakuin transmitió su enseñanza a ochenta y tres discípulos que se encargaron de revitalizar y organizar el Zen japonés. Ochenta y tres esquizofrénicos alucinados no podrían ponerse de acuerdo ni siquiera para ir al baño...¿Qué habría pasado con el Zen japonés si éste hubiera sido el caso? TKW: (Risas) Una última objeción ¿No es acaso posible que la noción de “ser uno con el espíritu” no sea más que un mecanismo de defensa regresivo para proteger a una persona contra el pánico ante la muerte y lo impermanente? KW: Si la “unidad con el Espíritu” fuese simplemente algo más en lo que uno cree y se tratara, por lo tanto, de una idea o una esperanza, entonces ciertamente suele formar parte de la “proyección de inmortalidad” de una persona, es decir, de un sistema de defensa diseñado- como he intentado explicar en mis libros “Después del Eden” y “Un Dios sociable”- para protegerse mágica o regresivamente de la muerte bajo la promesa de una prolongación o continuación de la vida. TKW: Por lo que dices, el misticismo genuino, a diferencia de la religión dogmática, es científico, porque se basa en la evidencia y la comprobación experimental directa ¿Es así? KW: efectivamente. Los místicos te piden que no creas absolutamente en nada y te ofrecen un conjunto de experimentos para que los verifiques en tu propia conciencia. A partir de ese conjunto de conocimiento experimental, consensualmente validado, llegas a ciertas leyes del espíritu, o a ciertas “ verdades profundas” si prefieres llamarlo así. TKW: Y esto nos lleva de nuevo a la filosofía perenne, a la filosofía mística y a sus siete grandes principios. El segundo principio era: el espíritu está dentro de ti. KW: El espíritu está dentro de ti, hay todo un universo en tu interior. El asombroso mensaje de los místicos es que en el centro mismo de tu ser, tú vives la divinidad. Estrictamente hablando Dios no está dentro ni fuera- ya que el Espíritu trasciende toda dualidad- pero uno lo descubre buscando fuertemente adentro, hasta que ese “adentro” termina convirtiéndose en “más allá”. El Chandogya Upanishad nos ofrece la formulación más conocida de esta verdad inmortal cuando dice. Ese “tú”, por el contrario, es nuestra esencia más profunda, o si lo preferimos, nuestro aspecto más elevado, la esencia sutil- como lo describe el Upanishad- que trasciende nuestro ego mortal y participa directamente de lo Divino. En el judaísmo se le llama el Ruach, el espíritu divino y supraindividualidad que se halla en cada uno de nosotros, y que se diferencia del nefesh, el ego individual. TKW: San Pablo dijo: “Vivo. Pero no soy yo, sino Cristo, quien vive en mi”. ¿Estás diciendo que San Pablo descubrió su verdadera Identidad, que era uno con Cristo y que éste sustituyó a su antiguo y pequeño ego, su alma o psique individual? KW: Así es. Tu Ruach o fundamento es la Realidad Suprema, no tu nefesh, tu ego. Si crees que tu ego individual es Dios estás evidentemente en un gran aprieto. De hecho, estarías padeciendo una psicosis, una esquizofrenia paranoide. No es eso, por cierto, lo que conciben los más grandes filósofos y sabios del mundo. TKW: Pero entonces ¿por qué no hay más gente que sea consciente de eso? Si el espíritu está realmente en nuestro interior ¿por qué no es evidente para todo el mundo?. KW: Muy bien . Entremos ahora en el tercer punto. Si realmente soy uno con Dios ¿por qué no me doy cuenta? Algo me está separando del espíritu ¿Por qué esta Caída? ¿Cuál ha sido el error?. TKW: Esta situación suele llamarse “dualismo” ¿no es así? KW: Así es. Me divido a mí mismo en un “sujeto” separado del mundo de los “objetos” ubicados ahí fuera y, a partir de ese dualismo original, sigo dividiendo el mundo en todo tipo de opuestos en conflicto: placer y dolor, bien y mal, verdad y mentira, etc. Según la filosofía perenne, la conciencia que se halla dominada por el dualismo sujeto-objeto, no puede percibir la realidad tal como es, la realidad en su totalidad, la realidad como Identidad Suprema. En otras palabras: el error es la contracción de uno mismo, la sensación de identidad separada, el ego. El error no descansa en algo que hace el pequeño yo, sino en algo que es. Y aún más: ese ser contraído, ese sujeto aislado “aquí dentro”, al no reconocer su verdadera identidad con el Todo experimenta una aguda sensación de carencia, de privación, de fragmentación. En otras palabras: la sensación de estar separado, de ser un individuo separado, da nacimiento al sufrimiento, da nacimiento a la “caída”. TKW: Así que este mundo dualista es el mundo de la caída y el pecado original, es la contracción del ser, la autocontracción en cada uno de nosotros. ¿Y estás diciendo que no son sólo los místicos orientales sino también los occidentales quienes definen el pecado y el Infierno como algo inherente al estado de identidad separada? KW: Al yo separado y a su codicia, deseo y huída carentes de amor. Si, desde luego. Es cierto que Oriente- y en especial el budismo y el hinduismo- hacen mucho incapié en equiparar al Infierno – o Samsara- con el ego separado e individualista. Pero en los escritos de los místicos católicos, de los gnósticos, de los cuáqueros, de los cabalistas y de los místicos islámicos también nos encontramos con los mismos tópicos. Al respecto, mi escrito favorito pertenece al extraordinario William Law, un místico cristiano inglés del siglo XVIII. Te lo leeré “He aquí la verdad resumida. Todo pecado, toda muerte, toda condenación y todo infierno no son sino el reino del yo, del ego. Las diversas actividades del narcisismo, del amor propio y del egoísmo que separan el alma de Dios y abocan a la muerte y al infierno eterno”. O las palabras del sufí Abi l-Khayr: TKW: Sí, entiendo. Así que la trascendencia del “pequeño yo” conduce al descubrimiento del “ gran Yo”. KW: En efecto. En sánscrito, este “ pequeño yo” o alma individual se denomina ahamkara, que significa “nudo” o “contracción”; y es este ahamkara, esta contracción dualista o egocéntrica de la conciencia, lo que constituye la raíz misma del estado de caída. TKW: Tirar al tacho al ego individualista. KW: (risas). Así es. Rendirse o morir a esa sensación de ser una identidad separada, al pequeño yo, a la contracción sobre uno mismo. Si queremos descubrir nuestra identidad con el Todo debemos abandonar nuestra identificación errónea con el ego aislado. Pero esta Caída se puede revestir instantáneamente comprendiendo que, en realidad, nunca ha tenido lugar, ya que solo existe Dios y, por consiguiente, el yo separado nunca ha sido más que una ilusión. Sin embargo, para la mayor parte de nosotros, esa situación debe ser superada gradualmente paso a paso. TKW: ¿Es la meditación ese Camino? KW: Bien. Podríamos decir que hay diversos “caminos” que constituyen lo que estoy llamando genéricamente “ el Camino” y nuevamente se trata de diferentes estructuras superficiales que comparten todas ellas la misma estructura profunda. En el hinduísmo, por ejemplo, se dice que hay cinco grandes caminos o yogas. “Yoga” significa sencillamente “unión”, la unión del alma con la Divinidad. La palabra inglesa yoke, la castellana yugo, la hitita yugan, la latina jugum, la griega zugon y muchas otras proceden de la misma raíz. A este respecto se me ocurre otra cita para ilustrar este punto. Es de Swami Ramdas: “Hay dos caminos, uno de ellos consiste en expandir tu ego hasta el infinito y el segundo en reducirlo a la nada”; el primero es una vía de conocimiento mientras que el segundo, por el contrario, es una vía devocional. Un Jnani (sabio hindú) dice: “Yo soy Dios, la Verdad universal”. Un Devoto, por su parte, dice: “Yo no soy nada ¡Oh Dios! Tú lo eres todo”. En ambos casos desaparece la sensación de identidad separada”. TKW: ¿La iluminación se experimenta realmente como una muerte real o esto no es más que una metáfora? KW: En realidad esto se refiere a la muerte del ego individualista. TKW: ¿Al trascenderse el pequeño ego se descubre la eternidad? KW (Larga pausa). Sí, siempre que no consideremos que la eternidad es un tiempo que no acaba nunca sino un momento sin tiempo, el presente eterno, el ahora atemporal. No se trata que después de la iluminación, o después de la práctica espiritual en general, ya no sientas dolor, angustia, miedo o daño. Todavía sientes eso, si. Lo que simplemente ocurre es que esos sentimientos ya no amenazan tu existencia y, por tanto, dejan de constituir un problema para ti. Ya no te identificas con ellos, ya no los dramatizas, ya no tienen energía, ya no te resultan amenazadores. Por una parte, ya no hay ningún ego fragmentado que pueda sentirse amenazado y, por otra, nada puede amenazar a ese gran Yo del Ser original y auténtico, puesto que, siendo el Todo, no hay nada ajeno a él que pueda hacerle daño. Esta situación produce una profunda relajación y distensión del corazón. Por más sufrimiento que experimente ahora el individuo, su verdadero Yo no se siente amenazado. El sufrimiento puede presentarse y puede desaparecer, pero ahora la persona está firmemente asentada y segura en “la paz que sobrepasa el entendimiento”. TKW: Lo cual nos lleva al séptimo punto, la motivación del iluminado. KW: Si. Se dice que la verdadera iluminación deriva en una acción social inspirada por la misericordia y la compasión, en un intento de ayudar a todos los seres humanos a alcanzar la Liberación Suprema. La actividad iluminada no es más que un servicio desinteresado. Como todos somos uno en el mismo Ser, entonces, al servir a los demás estoy sirviendo a mi propio Ser.
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Escribió más de veinticinco libros y numerosos artículos sobre temas como la identidad personal, la verdadera naturaleza de la realidad, la elevación de la conciencia y la búsqueda de la felicidad, relacionando su experiencia con el conocimiento científico y con la enseñanza de las religiones y filosofías orientales y occidentales (budismo Zen, taoísmo, cristianismo, hinduismo, etc.) Alan Watts fue un conocido autodidacta. Becado por la Universidad de Harvard y la Fundación Bollingen, obtuvo un máster en Teología por el Seminario teológico Sudbury-Western y un doctorado honoris causa por la Universidad de Vermont, en reconocimiento a su contribución al campo de las religiones comparadas.
"Aparece cada vez más que no estamos situados en mundo segmentado. Las groseras divisiones entre espíritu y naturaleza, alma y cuerpo, sujeto y objeto, son considerados cada vez más como odiosas convenciones del lenguaje. Son términos vacíos que no se aplican a un universo donde todo es interdependencia, un universo donde todo se halla en interdependencia, un universo que se presenta como un vasto complejo de relaciones sutilmente equilibradas". La naturaleza tiene un carácter integralmente relacional, y una interferencia en un punto desencadena imprevisibles reacciones en cadena." "Al centro de esta nueva manera de encarar las cosas, encontramos la idea de un mundo unitario sin la menor atadura, tejido de interacciones mutuas, donde una cosas no se entiende solo en la medida que se entienda otra y recíprocamente. Es imposible, en esta perspectiva de considerar el hombre aisladamente en la naturaleza." "En esta nueva manera de pensar, espíritu y materia se resuelven en procesos, mientras que las cosas se hallan transformadas en acontecimientos. El descubrimiento de nuestra total imbricación con la naturaleza es de una tal magnitud que la comprensión del nudo de las relaciones revela una importancia primordial, que implicaría comprender la naturaleza "del interior". "El Occidente profesa una filosofía volcada hacia el futuro, pero su actitud efectiva es una contradicción con este ideal. Su mirada no llega más allá de maÑana puesto que explota los recursos terrestres (y modifica el medioambiente) con un conocimiento muy fragmentario de la red de relaciones ahora desequilibrada por su obra." Citas tomadas de: http://www.syti.net/ES/AlanWatts.html
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Doctor en Física teórica por la Universidad de Viena en 1966, Fritjof Capra ha trabajado como investigador en física subatómica en la Universidad de París, en la Universidad de California (U.C.) en Santa Cruz, en el Acelerador Lineal de Londres y en el Laboratorio Lawrence Berkeley de la U.C. También ha sido profesor en la U.C. en Santa Cruz, en Berkeley y en la Universidad de San Francisco. Fritjof Capra: El Tao de la Física. "Estaba sentado una noche al borde del océano una noche de verano, mirando desfilar las olas y sintiendo el ritmo de mi respiración, cuando tome de repente conciencia de todo mi medio ambiente como estando implicado en una gigantesca danza cósmica". "Siendo físico, sabía que la arena, las rocas, el agua, el aire alrededor de mí estaba compuesto de moléculas vibrantes y de átomos, consistiendo en partículas que crean y destruyen otra por interacción. Yo sabía también que la atmósfera de la Tierra estaba continuamente bombardeada por las lluvias de rayos cósmicos, partículas de alta energía sometidas a múltiples colisiones cuando penetran el aire. Todo esto me era familiar por mi investigación en física sobre altas energías, pero hasta ahí, solo lo había experimentado a través de gráficos, de diagramas, y de teorías matemáticas. Mientras quedaba en la playa, mis experimentos teóricos pasados se volvieron vivientes. Vi cascadas de energía bajar del espacio en cuyo seno las partículas estaban creadas y destruidas según las pulsaciones rítmicas. Vi los átomos de los elementos y los de mi cuerpo participar a esta danza cósmica de la energía. Sentía los ritmos y entendía los sonidos, y a ese momento preciso, supe que era la danza de Shiva, el señor de la danza adorada por los hindúes." En paralelo a sus actividades de investigación y enseñanza, desde hace más de 30 años Capra ha estudiado en profundidad las consecuencias filosóficas y sociales de la ciencia moderna. Sobre este tema imparte seminarios y conferencias, con relativa frecuencia, en diversos países. Su producción literaria se inició con la publicación de un icono moderno: El Tao de la Física, best-seller que supuso el punto de partida de numerosas publicaciones sobre la interrelación entre el universo descubierto por la física moderna y el misticismo antiguo, principalmente oriental. Sus trabajos de investigación y divulgación siguientes incluyen estudios en que los postulados aportados por su primer libro se extienden a otras áreas, como la biología y la ecología, enfatizando en todos ellos la necesidad de alcanzar una nueva comprensión del universo que nos rodea como un todo en el que, para comprender sus partes, es necesario estudiar su interrelación con el resto de los fenómenos, pues su visión está basada en que la naturaleza de la realidad es un proceso creativo e interconectado en el que nada puede ser entendido por sí mismo, sino por su pertenencia a la infinita y extensa danza de la creación. Bibliografía 1975, The Tao of Physics. (El Tao de la Física) Fritjof Capra: la ciencia física es la base de una vida sostenible Capra, que se describe a sí mismo como un educador y un ecologista militante, es director fundador del Center for Ecoliteray de Berkeley (California), que promueve la reflexión sobre la ecología y los sistemas en la enseñanza primaria y secundaria. En esta entrevista, Capra expresa sus conceptos sobre física moderna y sobre “la educación para una vida duradera”. Durante cuatro años, el Festival de la Ciencia de Génova, cuya última edición tuvo lugar entre el 26 de octubre y el siete de noviembre de 2006, ha sido uno de los eventos más atendidos por los medios europeos de comunicación científica. El objetivo de este festival es crear un punto de encuentro de personas e ideas. Uno de los muchos ponentes influyentes del festival de 2006 fue Fritjof Capra, doctorado en 1965 por la universidad de Viena, y autor de varios bestsellers internacionales, como el Tao de la Física, La Trama de la Vida y Las Conexiones Ocultas. En el festival dio una conferencia titulada Leonardo da Vinci: la unidad de ciencia y arte. Usted comenzó su carrera como investigador de la física de partículas y se hizo famoso por su popular libro El Tao de la Física, publicado en 1975, y en el que se relacionaba la física del siglo XX con las tradiciones místicas. ¿Esperaba usted tener tanto éxito con su obra cuando la escribió? A finales de la década de los 60, advertí algunos llamativos paralelismos entre los conceptos de la física moderna y las ideas fundamentales de las tradiciones místicas orientales. En ese momento, intuí con fuerza que estos paralelismos algún día serían de dominio público y que debía escribir un libro sobre ellos. El éxito posterior de la obra superó todas mis expectativas. Recientemente, me ha resultado muy gratificante enterarme de que mi trabajo como escritor ha sido reconocido por el CERN. El CERN recibió hace unos años el regalo de una estatua de Shiva Nataraja, Señor de la Danza, del gobierno hindú, para celebrar la relación a largo plazo entre la organización y la India. Allí se instaló una placa especial que explica la conexión entre la metáfora de la danza cósmica de Shiva y la “danza” de las partículas subatómicas, tomando varias citas del Tao de la Física. La física de partículas puede verse como un método reduccionista, pero usted aboga por la visión de los sistemas como un todo. ¿Cuándo comenzó a profundizar en la teoría de sistemas y qué dirigió sus propias ideas? En el epílogo de El Tao de la Física, argumenté que “la visión del mundo derivada de la física moderna es incoherente con nuestra sociedad actual, que no refleja la interrelación armoniosa que observamos en la Naturaleza”. Para conectar los cambios conceptuales en la ciencia con el profundo cambio en la cosmovisión y en los valores de la sociedad, tuve que ir más allá de la física y buscar un marco conceptual más amplio. Entonces, me di cuenta de que las cuestiones sociales principales –salud, educación, derechos humanos, justicia social, poder político, protección del medioambiente, gestión empresarial, economía, etc.- todas tenían que ver con los sistemas vivos: con los seres humanos individuales, con los sistemas sociales y con los ecosistemas. A partir de esta comprensión, mi interés investigador cambió y, a mediados de los 80, abandoné las investigaciones en la física de partículas. Ahora esta interpretación se ha hecho popular, porque hay un aumento del interés por las ideas sobre la complejidad. ¿Le gusta ver cómo se está desarrollando la complejidad? Sí. Creo que el desarrollo de la dinámica no-lineal, conocida popularmente como teoría de la complejidad, en los años 70 y 80 marcan un cambio en nuestra comprensión de los sistemas vivos. Los conceptos clave de este nuevo lenguaje –caos, atractores, fractales, bifurcaciones, etc- no existían hace 25 años. Ahora sabemos qué tipo de preguntas hacer cuando tratamos con sistemas no lineales. Esto ha producido algunos descubrimientos significativos en nuestra comprensión de la vida. En mi propio trabajo, he desarrollado un marco conceptual que integra tres dimensiones de la vida: la biológica, la cognitiva, y la social. Presenté este marco en mi libro Las Conexiones Ocultas. ¿Cómo se involucró en el Center for Ecoliteracy de Berkeley? Durante los pasados 30 años, he trabajado como científico y divulgador, y también como educador y activista medioambiental. En 1995, algunos colegas y yo fundamos este centro para promover la ecología y la filosofía de sistemas en las escuelas públicas. Durante los últimos 10 años, hemos desarrollado una pedagogía especial, la “educación para una vida sostenible”. Crear comunidades humanas sostenibles significa, en primer lugar, comprender la habilidad inherente a la naturaleza de sustentar la vida, para después rediseñar nuestras estructuras físicas, tecnológicas y las instituciones sociales en concordancia con esa comprensión. Eso es lo que queremos decir con “ecológicamente culto”. ¿Qué éxito atribuye a sus proyectos y cómo mide ese éxito? Me siento feliz de poder decir que nuestro trabajo ha recibido una gran respuesta por parte de los educadores. Hay un intenso debate sobre los estándares y las reformas educativos, pero basado en la creencia de que el objetivo de la educación es preparar a los jóvenes sólo para competir en el entorno de la economía global. El hecho de que esta economía no sirve para preservar la vida sino para destruirla se ignora normalmente, y ahí el verdadero desafío educativo de nuestro tiempo: comprender el contexto ecológico de nuestras vidas, apreciar sus escalas y límites, reconocer los efectos de la acción humana y, sobre todo, “conectar los puntos”. Nuestra pedagogía, “la educación para una vida sostenible” es experimental, sistémica y multidisciplinar. Convierte los colegios en comunidades de aprendizaje, a los jóvenes en ecológicamente cultos y les aporta una visión ética del mundo y de las posibilidades de vivir como personas completas. De lo que usted conoce sobre educación a ambos lados del Atlántico, ¿cree que hay grandes diferencias entre los sistemas educativos de Europa y USA, y cree que pueden aprender unos de otros? Los educadores que asisten a nuestros seminarios proceden de muchas partes del mundo. Las conversaciones con ellos nos han permitido darnos cuenta de que, aunque nuestra pedagogía haya inspirado a gente de muchos países (de Europa, Latinoamérica, África y Asia), no puede ser aplicada como modelo en dichas naciones de manera directa. Los principios de la ecología son los mismos en todas partes, pero los ecosistemas en que se practica el aprendizaje experimental son distintos, así como los contextos culturales y políticos de la educación en los diversos países. Esto supone que la educación para la sostenibilidad necesita una re-invención continua. ¿Puede contribuir la física a la visión de la vida sostenible? Absolutamente. La ecología es intrínsecamente multidisciplinar porque los ecosistemas conectan el mundo vivo con el inorgánico. La ecología, por tanto, no es propia sólo de la biología, sino también de otras muchas ciencias, incluyendo la termodinámica y otras ramas de la física. El flujo energético, en particular, es un importante principio de la ecología, y el desafío de pasar de utilizar combustibles fósiles a fuentes de energías renovables es un campo en el que los físicos pueden hacer contribuciones muy significativas. No es casual que uno de los mayores expertos mundiales en energía, Amory Lovins, director del Rocky Mountain Institute, sea un físico. Actualmente, usted trabaja en un Nuevo libro sobre la ciencia de Leonardo da Vinci. En su seminario en el Festival de Ciencia de Génova usted explicó que lo que necesitamos hoy es exactamente el tipo de ciencia que Da Vinci anticipó. ¿Cómo cree que la física debe –o puede- evolucionar en el futuro? ¿Hay, en su opinión, un futuro para la física? Bien, usted me pregunta varias cuestiones en una, todas ellas muy sustanciosas. No estoy seguro de si podré hacerles justicia de manera breve. Ciertamente, podemos aprender mucho de la ciencia de Leonardo. Dado que nuestras ciencias y tecnologías se han ido estrechando cada vez más en sus enfoques, no se pueden comprender los problemas de nuestro tiempo desde una perspectiva interdisciplinar, dominados como estamos por compañías con escaso interés por el bienestar de los seres humanos. Urgentemente, por tanto, necesitamos una ciencia que honre y respete la unidad de todas la formas de vida, reconozca la interdependencia fundamental entre todos los fenómenos humanos y nos reconecte con la Tierra viva. Ésta es exactamente la ciencia que Leonardo da Vinci anticipó y esbozó hace 500 años. Los físicos tienen mucho que aportar al desarrollo de este nuevo paradigma científico. En la ciencia moderna, la interdependencia fundamental de todos los fenómenos naturales fue por primera vez reconocida en la teoría cuántica, y diversas ramas de la física resultan esenciales para la comprensión completa de la ecología. Sin embargo, para contribuir significativamente al gran desafío de generar un futuro sostenible, los físicos necesitarán reconocer que su ciencia jamás dará lugar a una “teoría de todas las cosas”, sino que es tan sólo una de las muchas disciplinas científicas necesarias para comprender las dimensiones biológica, ecológica, cognitiva y social de la vida. Beatrice Bressan es física y divulgadora científica del Centro Europeo de Investigación Nuclear CERN. Esta entrevista se publicó originalmente en la revista CERN Courrier, May 2007 p 15. Se reproduce con autorización. Traducción del inglés: Yaiza Martínez. Copyright CERN. |
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Otros importantes teóricos dentro del paradigma holístico son:
Ilya Prigogine, Francisco Varela, Humberto Maturana, Lynn Margulis, James Lovelock, Heinz von Foerster, Arne Naesa y otros.
¿Qué es una espiritualidad holística?
¿Debe una espiritualidad holística comprometerse a transformar la realidad social?
Una espiritualidad holística es aquella que lleva luz a los distintos campos de la vida concebida como un todo, sin dejar de lado ninguna de sus facetas importantes, no como un mero rejunte inconexo de las mismas, sino comprendiendo la relación necesaria de los distintos planos de existencia, relación que permanece oculta si no se la encara de esta manera. Como en la imagen que acompaña este texto, a veces cosas aparentemente tan distantes como el círculo y el cuadrado pueden ser solo aspectos de una misma realidad en una dimensión que las trasciende.
¿Puede una espiritualidad holística quedarse en el plano individual y excluir la dimensión social de la realidad? Evidentemente no. Lejos de una espiritualidad desenraizada, la concepción holística interpreta la existencia tomando en cuenta todas sus dimensiones y actúa sobre ella buscando el bien común.
Una espiritualidad desenraizada, que se pretenda aséptica y se autoexcluya de la realidad cotidiana y social se transforma fácilmente en un mero escapismo. A nivel teórico se reduce a discusiones bizantinas sobre el sexo de los ángeles, mientras se deja que el mundo se incendie alrededor. A nivel práctico transforma a las personas en individuos insensibles centrados en su propia individualidad (nada más funcional a una sociedad basada en el consumo y en el ocultamiento de sus grandes injusticias estructurales).
A diferencia de esto, la concepción holística en la espiritualidad permite a la persona fomentar sus mejores cualidades interiores (con armonía cuerpo-mente-espíritu), mientras transforma la realidad en la que vive a partir de una visión multidimensional, situada históricamente y comprometida.
Esta concepción integral de la espiritualidad no es nueva. Jesús de Nazaret promovía el amor más puro y desinteresado mientras señalaba la hipocresía de los religiosos de su época (Mateo 23:27) y los abusos de la política (Mateo 20:25). Buda criticó el ritualismo de la casta brahmánica y generó una comunidad por fuera del sistema mismo de castas. Durante el siglo pasado Gandhi promovió la liberación espiritual y política de su pueblo del yugo del colonialismo inglés y denunció sus iniquidades. En la actualidad el Dalai Lama difunde el budismo sin dejar de lado la lucha del pueblo tibetano por su autonomía con respecto al gobierno chino y el Papa Francisco reclama un mundo más justo, que cuide de la ecología y redistribuya sus riquezas.
Esta comprensión espiritual de la realidad no es un mero ejercicio de índole intelectual sino que apunta necesariamente a la transformación de la realidad interior y exterior de las personas en pos del bien común.
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