¿Cómo esto es posible? ¿Todo ha surgido de la casualidad, o más bien de la causalidad? Casualidad, para esconder nuestra profunda ignorancia, respecto a tantas verdades de tantas realidades. Causalidad que impulsa a nuestra inteligencia a trascender apariencias para llegar a profundidades de lo que vemos y sentimos.
La misma ciencia nos asevera que todo lo existente está regido por una premisa de causa y efecto, una de las tantas leyes de todo lo existente. El universo, la tierra, el hombre y la humanidad están regidos por leyes, que armoniza todo, desde lo más pequeño hasta lo más gigantesco, como una complicadísima obra de ingeniería. Es necesario llegar al Gran Ingeniero, al delicado Artista, al Creador Supremo. Se respetan esas leyes, y todo es maravilla, belleza, felicidad. Se desconocen, actuando de manera arbitraria, y todo se va transformando en confusión y caos. Se pone una causa surgiendo del respeto de estas leyes, y naturalmente sigue un efecto mejorando y superando a lo existente. Por el contrario se pone una causa en contra de estas mismas leyes, y el efecto depredatorio y destructivo se hace sentir de manera inexorable.
Lo sorprendente es que el universo, la tierra, naturalmente se rigen por estas leyes. Sólo hay un ser en la creación que puede aceptar o torcer la finalidad de todas estas leyes: el hombre; y por lo tanto tiene la posibilidad de engrandecer o destruir sus propias leyes internas, y asimismo engrandecer o destruir las leyes de la tierra y del universo.
¿De dónde le viene al hombre tal poder? El Gran Ingeniero lo ha puesto en la cumbre de toda la creación; lo ha hecho a su imagen y semejanza. La esencia del Absoluto es Amor, expansivo de todo lo bueno y vital; por lo tanto el hombre está hecho para amar de la misma manera, y ahí encontrar la fuente de su propia felicidad. Pero para esto tiene que saber manejar el gran don de la libertad. Sin libertad no puede existir el amor. Libertad que de por sí existe para que el hombre pueda elegir los mejores caminos para su crecimiento en la capacidad para amar…de dar vida. Ser libre, es tener la posibilidad de optar, elegir.
Pero aquí está su Talón de Aquiles, puede elegir mal, o puede elegir bien; será hijo o esclavo de sus propias elecciones; y éstas no sólo influirán en sí mismo, sino que también en todo lo que significa la tierra y el universo. Y a su vez, como en un círculo vicioso, esa tierra, ese universo rotos en su armonía repercuten de manera acorde en el mismo hombre.
De todo lo antedicho cada ser humano, tú….yo… ¿primero, tenemos conciencia de las leyes que rigen a la tierra, al universo, a cada uno de nosotros; y que de su cumplimiento o no depende la vida, el futuro próximo, de cada uno de nosotros, y de la humanidad? Segundo, ¿estamos esclarecidos de todo lo que le pasa a la tierra y a la humanidad: agua, aire, tierra contaminados; cambio climático acelerado; el hombre contra el hombre: explotación, guerras, hambrunas, acciones directas y de toda índole contra la vida humana? ¿Sentimos que todo esto surge del corazón del hombre, y que en ello estamos todos involucrados: endiosamiento de la materia, el dinero, el poder por el poder, el individualismo en desmedro del sentido solidario, el consumismo, la soberbia?
NO HABRÁ CAMBIO EN LA HUMANIDAD, SI SÓLO ESPERAMOS QUE LOS DEMÁS CAMBIEN. CADA UNO DE NOSOTROS ESTÁ INVOLUCRADO CON SUS PROPIAS CONDUCTAS, Y EL MUNDO CAMBIARÁ, SI YA HOY, YO….TÚ, NOS PONEMOS A PENSAR, A SENTIR, A CREAR NUEVAS ACTITUDES DE VIDA HACIA EL AMOR.
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