UN CURSO DE MILAGROS - FRASES DEL DÍA
NOVIEMBRE
3 DE
NOVIEMBRE
III. Más allá
de todo sÃmbolo
1. El poder no
puede oponerse a nada. 2Pues ello lo debilitarÃa, y la idea de un
poder debilitado es una contradicción intrÃnseca. 3Una fuerza débil
es algo que no tiene sentido, y si el poder se utiliza con el propósito de
debilitar, se está utilizando para limitar. 4Por lo tanto, no
puede sino ser limitado y débil, ya que ése es su propósito. 5Para
ser lo que es, el poder no puede tener opuestos. 6Ninguna
debilidad puede adentrarse en él sin convertirlo en algo que no es. 7Debilitar es limitar e imponer un opuesto que contradice al concepto
que ataca. 8Y ello añade al concepto algo que es ajeno a él, y lo
hace ininteligible. 9¿Quién podrÃa entender conceptos tan
contradictorios como "un poder-débil" o "un
amor-odioso"?
2. Has
decidido hacer de tu hermano el
sÃmbolo de un "amor-odioso", de un "poder-débil", pero sobre todo, de una
"muerte-viviente". 2Y asÃ, él no significa nada para ti, pues
representa algo que no tiene sentido. 3Representa un pensamiento que
se compone de dos partes, en el que una de ellas anula la .otra. 4Sin embargo, la mitad que fue anulada contradice de inmediato a la
otra, de modo que ambas desaparecen. 5Y ahora él no representa nada. 6Los sÃmbolos que no representan otra cosa que ideas
inexistentes no pueden sino representar la vacuidad y la nada. 7Sin embargo, la vacuidad y la nada no pueden ser una interferencia. 8Lo que puede interferir en la conciencia de la realidad es la
creencia de que hay algo en ellas.
3. La imagen
de tu hermano que ves no significa nada. 2No hay nada en ella que
atacar o negar, amar u odiar, dotar de poder o considerar débil. 3La
imagen ha sido completamente obliterada porque era el sÃmbolo de una
contradicción que anulaba al pensamiento que representaba. 4Por
lo tanto, la imagen no tiene causa en absoluto. 5¿Quién puede
percibir efectos sin causa? 6¿Qué puede ser aquello que carece de
causa, sino la nada? 7La imagen de tu hermano que tú ves jamás ha
estado ahà ni jamás ha existido. 8Deja, pues, que el espacio vacÃo
que ocupa se reconozca como vacante, y que el tiempo que se haya dedicado a
verla se perciba como un tiempo desperdiciado en vano, un intervalo de tiempo en
blanco.
4. Un espacio
vacÃo que no se percibe ocupado, y un intervalo de tiempo que no se considere
usado ni completamente empleado, se convierten en una silenciosa invitación a la
verdad para que entre y se sienta como en su casa. 2No se puede hacer
ningún preparativo que aumente el verdadero atractivo de esta invitación. 3Pues lo que se deja vacante Dios lo llena, y allà donde Él está
tiene que morar la verdad. 4La creación es un poder que no se puede
debilitar y que no tiene opuestos. 5Para esto no hay sÃmbolos. 6Nada puede apuntar hacia lo que está más allá de la verdad, pues,
¿qué podrÃa representar a lo que es más que todo? 7El verdadero
des-hacimiento, no obstante, tiene que ser benévolo. 8Por lo tanto,
la primera imagen que reemplaza a la tuya, es otra clase de
imagen.
5. De la misma
manera en que la nada no puede ser representada, tampoco existe un sÃmbolo
que represente a la totalidad. 2La realidad, en última instancia,
sólo se puede conocer libre de cualquier forma, sin imágenes que la representen
y sin ser vista. 3El perdón aún no se reconoce como un poder
completamente exento de lÃmites. 4Sin embargo, no fija ninguno de los
lÃmites que tú has decidido imponer. 5El perdón es el medio que
representa a la verdad temporalmente. 6Le permite al EspÃritu
Santo llevar a cabo un intercambio de imágenes, mientras los recursos de
aprendizaje aún tengan sentido y el aprendizaje no haya concluido. 7Ningún recurso de aprendizaje es útil una vez que se alcanza el
objetivo del aprendizaje, 8pues entonces deja de tener utilidad. 8Pero durante el aprendizaje se utiliza de una manera que ahora
temes, pero que llegarás a amar.
6. La imagen
de tu hermano que se te ha dado para que ocupe el lugar que tan recientemente
dejaste desocupado y vacante no necesitará defensa de ninguna clase. 2Pues le darás una preferencia abrumadora. 3No te
demorarás ni un instante en decidir que ésa es la única imagen de él que
quieres. 4No representa conceptos contradictorios, 5y
aunque no es más que la mitad de la imagen y está incompleta, en sà misma
es homogénea. 6La otra mitad de lo que representa sigue siendo
desconocida, pero no se ha anulado. 7Y de este modo, Dios queda en
libertad para dar el paso final. 8Para esto no necesitas imágenes ni
recursos de enseñanza. 9Y lo que en última instancia habrá de ocupar
el lugar de todo recurso de enseñanza, sencillamente será.
7. El perdón
se desvanece y los sÃmbolos caen en el olvido, y nada que los ojos jamás hayan
visto o los oÃdos escuchado queda ahà para ser percibido. 2Un Poder
completamente ilimitado ha venido, no a destruir, sino a recibir lo Suyo. 3Con respecto a tu función, no hay opciones entre las que elegir en
ninguna parte. 4La opción que temes perder, nunca la tuviste. 5Sin embargo, eso es lo único que parece ser un obstáculo para el
poder ilimitado y los pensamientos homogéneos, los cuales gozan de plenitud y
felicidad y no tienen opuestos. 6No conoces la paz del poder que no
se opone a nada. 7Sin embargo, ninguna otra clase de poder puede
existir en absoluto. 8Dale la bienvenida al Poder que yace más allá
del perdón, del mundo de los sÃmbolos y de las limitaciones. 9Él
prefiere simplemente ser, y, por lo tanto, simplemente es.
LECCIÓN
308
Este instante es
el único tiempo que existe.
1. El concepto que yo he forjado del tiempo impide el
logro de mi objetivo. 2Si elijo ir más allá del tiempo hasta la
intemporalidad, tengo que cambiar mi percepción acerca del propósito del tiempo. 3Pues su propósito no puede ser que el pasado y el futuro sean uno. 4El único intervalo en el que puedo librarme del tiempo es ahora
mismo. 5Pues en este instante el perdón ha venido a liberarme. 6Cristo nace en el ahora, sin pasado ni futuro. 7Él ha
venido a dar la bendición del presente al mundo, restaurándolo a la
intemporalidad y al amor. 8Y el amor está siempre presente, aquÃ
y ahora.
2. Gracias por este instante, Padre. 2Ahora es cuando soy redimido. 3Este instante es el momento que señalaste
para la liberación de Tu Hijo y para la salvación del mundo en
él.
4 DE
NOVIEMBRE
IV. La callada
respuesta
1. En la
quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto
serenamente. 2Pero en medio del conflicto no puede haber respuesta ni
se puede resolver nada, pues su propósito es asegurarse de que no haya solución
y de que ninguna respuesta sea simple. 3Ningún problema puede
resolverse dentro del conflicto, pues se le ve de diferentes maneras. 4Y lo que serÃa una solución desde un punto de vista, no lo es desde
otro. 5Tú estás en conflicto. 6Por lo tanto, es
evidente que no puedes resolver nada en absoluto, pues los efectos del
conflicto no son parciales. 7No obstante, si Dios dio una solución,
de alguna manera tus problemas tienen que haberse resuelto, pues lo que Su
Voluntad dispone ya se ha realizado.
2. Por eso es
por lo que el tiempo no tiene nada que ver con la solución de ningún problema,
ya que cualquiera de ellos puede ser resuelto ahora mismo. 2Y
por eso es también por lo que, en tu estado mental, ninguna solución es posible. 3Dios tiene que haberte dado, por lo tanto, una manera de alcanzar
otro estado mental en el que se encuentra la solución. 4Tal es el
instante santo. 5Ahà es donde debes llevar y dejar todos tus
problemas. 6Ahà es donde les corresponde estar, pues ahà se encuentra
su solución. 7Y si su solución se encuentra ahÃ, el problema tiene
que ser simple y fácil de resolver. 8No tiene objeto tratar de
resolver un problema donde es imposible que se encuentre su solución. 9Mas es igualmente seguro que se resolverá si se lleva donde se
encuentra la solución.
3. No intentes
resolver ningún problema excepto desde de la seguridad del instante santo. 2Pues ahà el problema sà tiene solución y queda resuelto. 3Fuera de él no habrá solución, pues fuera de él no puede hallarse
respuesta alguna. 4No hay lugar fuera de él donde jamás se pueda
plantear una sola pregunta sencilla. 5El mundo sólo puede hacer
preguntas que se componen de dos partes. 6Una pregunta con
muchas respuestas no tiene respuesta. 7Ninguna de ellas serÃa válida. 8El mundo no hace preguntas con la intención de que sean contestadas,
sino sólo para reiterar su propio punto de vista.
4. Todas las
preguntas que se hacen en este mundo no son realmente preguntas, sino tan
sólo una manera de ver las cosas. 2Ninguna pregunta que se haga
con odio puede ser contestada porque de por sà ya es una respuesta. 3Una pregunta que se compone de dos partes, pregunta y responde
simultáneamente, y ambas cosas dan testimonio de lo mismo aunque en forma
diferente. 4El mundo tan sólo hace una pregunta 5y es
ésta: "De todas estas ilusiones, ¿cuál es verdad? 6¿Cuáles
inspiran paz y ofrecen dicha? 7¿Y cuáles pueden ayudarte a escapar de
todo el dolor del que este mundo se compone?" 8Independientemente de
la forma que adopte la pregunta, su propósito es siempre el mismo: 9pregunta para establecer que el pecado es real, y las
contestaciones que te ofrece requieren que expreses tus preferencias. 10"¿Qué pecado prefieres? 11Éste es el que debes elegir. 12Los otros no son verdad. 13¿Qué quieres que te consiga
el cuerpo que tú desees por encima de todas las cosas? 14Él es tu
siervo y también tu amigo 15Dile simplemente lo que quieres y te
servirá amorosa y diligentemente." 16Esto no es una pregunta;
pues te dice lo que quieres y adónde debes ir para encontrarlo. 17No
da lugar a que sus creencias se puedan poner en tela de juicio. aLo único que hace es exponer lo que afirma en forma de
pregunta.
5. Una
pseudo-pregunta carece de respuesta, 2pues dicta la respuesta al
mismo tiempo que hace la pregunta. 3Toda pregunta que se hace en el
mundo es, por lo tanto, una forma de propaganda a favor de éste. 4De la misma manera en que los testigos del cuerpo son sus propios
sentidos, asà también las respuestas a las preguntas que el mundo hace están
implÃcitas en las preguntas. 5Cuando la respuesta es lo mismo
que la pregunta, no aporta nada nuevo ni se aprende nada de ella. 6Una pregunta honesta es un medio de aprendizaje que pregunta algo
que tú no sabes. 7No establece los parámetros a los que se debe
ajustar la respuesta, sino que simplemente pregunta cuál es la respuesta. 8Mas nadie que se encuentre en un estado conflictivo es libre para
hacer esta clase de pregunta, pues no desea una respuesta honesta que
ponga fin a su conflicto.
6. Sólo dentro
del instante santo se puede plantear honestamente una pregunta honesta. 2Y del significado de la pregunta se derivará todo el
significado que pueda tener la respuesta. 3Es posible entonces
separar tus deseos de la respuesta, para que ésta se te pueda dar y también para
que la puedas aceptar. 4La respuesta se ofrece en todas partes. 5Mas sólo se puede oÃr en el instante santo. 6Una
respuesta honesta no exige sacrificios porque sólo contesta preguntas
verdaderas. 7Las preguntas que hace el mundo tan sólo quieren saber a
quién se le debe exigir sacrificio y no si el sacrificio tiene sentido o no. 8Y asÃ, a menos que la respuesta indique "a quién", no se reconocerá
ni será escuchada, y de este modo la pregunta seguirá en pie, ya que se contestó
a sà misma. 9El instante santo es aquel en el que la mente está
lo suficientemente serena como para poder escuchar una respuesta que no está
implÃcita en la pregunta, 10que ofrece algo nuevo y distinto. 11¿Cómo iba a poderse contestar una pregunta que no hace sino
repetirse a sà misma?
7. No trates,
por lo tanto, de solventar problemas en un mundo del que se ha excluido la
solución. 2Lleva más bien el problema al único lugar en el que se
halla la respuesta y en el que se te ofrece amorosamente. 3En él se
encuentran las respuestas que solventarán tus problemas, pues no forman
parte de ellos y toman en cuenta lo que puede ser contestado: lo que la pregunta
realmente es. 4Las respuestas que el mundo ofrece no hacen sino
suscitar otra pregunta, si bien dejan la primera sin contestar. 5En
el instante santo puedes llevar la pregunta a la respuesta y recibir la
respuesta que fue formulada expresamente para ti.
LECCIÓN
309
Hoy
no tendré miedo de mirar dentro de mÃ.
1. Dentro de mà se encuentra la Eterna Inocencia,
pues es la Voluntad de Dios que esté allà para siempre. 2Y yo, Su Hijo, cuya voluntad es tan ilimitada
como la Suya, no puedo disponer que ello sea diferente. 3Pues negar
la Voluntad de mi Padre es negar la mÃa propia. 4Mirar dentro de mÃ
no es sino encontrar mi voluntad tal como Dios la creó, y como es. 5Tengo miedo de mirar dentro de mà porque creo que forjé otra
voluntad que aunque no es verdad hice que fuese real. 6Mas no tiene
efectos. 7Dentro de mà se encuentra la santidad de Dios. 8Dentro de mà se encuentra el recuerdo de
Él.
2. El paso que he de dar hoy, Padre mÃo, es lo
que me liberará por completo de los vanos sueños del pecado. 2Tu altar se alza sereno e incólume. 3Es el santo altar a mi propio Ser y es allÃ
donde encuentro mi verdadera Identidad.
5 DE
NOVIEMBRE
V. El ejemplo
de la curación
1. La única
manera de curarse es curando. 2El milagro se extiende sin tu ayuda,
pero tú eres esencial para que pueda dar comienzo. 3Acepta el milagro
de curación y se extenderá por razón de lo que es. 4Su naturaleza es
extenderse desde el instante en que nace. 5Y nace en el instante en
que se ofrece y se recibe. 6Nadie puede pedirle a otro que sane. 7Pero puede permitirse a sà mismo ser sanado, y asà ofrecerle al otro
lo que él ha recibido. 8¿Quién podrÃa ofrecer a otro lo que él mismo
no tiene? 9¿Y quién podrÃa compartir lo que se niega a sà mismo? 10El EspÃritu Santo te habla a ti, 11no a otra persona. 12Y al tú escucharle, Su Voz se extiende porque has aceptado lo que
Él dice.
2. La salud es
el testigo de la salud. 2Mientras no se dé testimonio de ella, no
será convincente. 3Sirve de prueba sólo cuando ha sido demostrada, y
para ello tiene que proveer un testigo que nos induzca a creer. 4Nadie se cura con mensajes contradictorios. 5Te curas
cuando lo único que deseas es curar. 6Tu propósito indiviso hace que
esto sea posible. 7Pero si tienes miedo de la curación, entonces no
puede efectuarse a través de ti. 8Lo único que se requiere para que
se efectúe una curación es que no haya miedo. 9Los temerosos no se
han curado, por lo tanto, no pueden curar. 10Esto no quiere decir que
para que puedas curar tenga que haber desaparecido el conflicto de tu mente para
siempre. 11Pues si asà fuese, no habrÃa entonces necesidad de
curación. 12Mas sà quiere decir que, aunque sólo sea por un instante,
tienes que amar sin atacar. 13Un instante es suficiente. 14Los milagros no están circunscritos al
tiempo.
3. El instante
santo es la morada de los milagros. 2Desde allÃ, cada uno de ellos
viene a este mundo como testigo de un estado mental que ha transcendido el
conflicto y ha alcanzado la paz. 3El instante santo lleva el consuelo
de la paz al campo de batalla, demostrando asà que la guerra no tiene efectos. 4Pues todo el dolor que la guerra ha tratado de ocasionar, los
cuerpos despedazados y los miembros mutilados, los moribundos gimientes y
los muertos silenciosos, son dulcemente elevados y
consolados.
4. Allà donde
un milagro ha venido a sanar no hay tristeza. 2Y lo único que se
requiere para que todo esto ocurra es un instante de tu amor sin traza alguna de
ataque. 3En ese instante sanas, y en ese mismo instante se consuma
toda curación. 4¿Qué podrÃa estar separado de ti, una vez que has
aceptado la bendición que el instante santo brinda? 5No tengas miedo
de bendecir, pues Aquel que te bendice ama al mundo y no deja nada en él que
pueda ser motivo de miedo. 6Pero si te niegas a dar tu bendición, el
mundo te parecerá ciertamente temible, pues le habrás negado su paz y su
consuelo, y lo habrás condenado a la muerte.
5. Aquel que
pudo haber salvado a un mundo tan penosamente despojado de todo, pero que se
volvió atrás por temor a ser curado, ¿no verÃa acaso a ese mundo como una
condenación? 2Los ojos de los moribundos reflejan reproche, y el
sufrimiento susurra: "¿De qué tienes miedo?" 3Examina detenidamente
su pregunta. 4Te la hace en tu nombre. 5El mundo
agonizante tan sólo te pide que dejes de atacarte por un instante, para que él
pueda sanar.
6. Ven al
instante santo y sé curado, pues nada de lo que recibes en él se olvida cuando
regresas al mundo. 2Y al haber sido bendecido, traerás
bendiciones contigo. 3Se te da vida para que se la impartas al mundo
moribundo. 4Y los ojos dolientes ya no acusarán, sino que
brillarán con agradecimiento hacia ti que los bendijiste. 5El
fulgor del instante santo iluminará tus ojos y les dará visión para que puedan
ver la faz de Cristo más allá del sufrimiento. 6La curación
reemplaza al sufrimiento. 7El que ve uno de ellos no puede percibir
el otro, pues ambos no pueden estar presentes a la vez. 8Y el
mundo será el testigo de lo que veas, y dará testimonio de
ello.
7. Asà pues,
lo único que el mundo requiere para poder sanar es tu curación. 2Sólo
necesita una lección que se haya aprendido perfectamente. 3Y de esta
manera, cuando tú la olvides, el mundo te recordará dulcemente lo que le
enseñaste. 4Debido a su agradecimiento, no dejará de prestarte
apoyo a ti que te dejaste curar para que él pudiese vivir. 5lnvocará
a sus testigos para mostrarte la faz de Cristo a ti que les trajiste la visión,
gracias a la cual la presenciaron. 6El mundo de acusación es
reemplazado por otro en el que todos los ojos se vuelven amorosamente hacia el
Amigo que les trajo su liberación. 7Y tu hermano percibirá felizmente
los muchos amigos que antes consideraba enemigos.
8. Aunque los
problemas no son concretos, se manifiestan en formas concretas, y son estas
formas concretas las que configuran el mundo. 2Nadie entiende la
naturaleza de su problema, 3pues, de lo contrario, ya no estarÃa ahÃ
para que él lo pudiese ver. 4La naturaleza misma del problema es que
no es un problema. 5Por lo tanto, mientras él lo perciba, no lo podrá
percibir tal como es. 6La curación, en cambio, es evidente en
situaciones concretas y se generaliza para incluirlas a todas. 7Esto
se debe a que todas ellas son realmente la misma situación, a pesar de sus
diferentes formas. 8La finalidad de todo aprendizaje es la
transferencia, la cual se consuma cuando dos situaciones distintas se ven como
lo mismo, ya que lo único que se puede encontrar en ellas son elementos
comunes. 9Esto, no obstante, sólo lo puede lograr Uno que no ve las
diferencias que tú ves. 10No eres tú quien lleva a cabo la
transferencia de lo que has aprendido. 11Pero el hecho de que dicha
transferencia ya se haya llevado a cabo, a pesar de todas las diferencias que
ves, te convence de que esas diferencias no podÃan ser
reales.
9. Tu curación
se extenderá y se aplicará a problemas que no creÃas eran tus problemas. 2Y resultará evidente también que todos tus diferentes problemas se
resolverán tan pronto como te hayas librado de uno solo de ellos. 3No
puede ser que sus diferencias sean las que hayan hecho que esto sea
posible, pues el aprendizaje no puede saltar de una situación a su opuesto
y obtener los mismos resultados. 4Toda curación debe proceder de
manera ordenada, de acuerdo con leyes que han sido percibidas correctamente
y que no se han violado. 5No dejes que la manera en que las percibes
te haga sentir miedo. 6Estás equivocado, pero hay Alguien dentro de
ti que está en lo cierto.
10. Deja,
pues, la transferencia de tu aprendizaje en manos de Aquel que realmente
entiende sus leyes y que se asegurará de que permanezcan invioladas e
ilimitadas. 2Tu papel consiste simplemente en aplicarte a ti
mismo lo que Él te ha enseñado, el resto corre de Su cuenta. 3Asà es
como los innumerables testigos de tu aprendizaje te probarán el poder de éste. 4El primer testigo que verás será a tu hermano, pero tras él habrá
miles, y tras cada uno de éstos mil más. 5Puede que cada uno de ellos
parezca tener un problema distinto del de los demás. 6Mas todos se
resolverán al unÃsono. 7Y su común resolución demostrará que las
preguntas no podÃan haber sido distintas.
11. ¡Que la
paz sea contigo a quien se ofrece curación! 2Comprenderás que se
te da paz cuando aceptas la curación. 3No necesitas ser consciente de
toda su valÃa para entender que te has beneficiado de ella. 4Lo
que ocurrió en aquel instante en que el amor entró sin ninguna traza de ataque,
permanecerá contigo para siempre. 5Tu curación, asà como la de tu
hermano, será uno de sus efectos. 6Dondequiera que vayas contemplarás
sus múltiples efectos. 7Todos los testigos que contemples, no
obstante, serán sólo una fracción de los que realmente existen. 8La
infinitud no se puede entender contando todas sus partes separadas. 9Dios te da las gracias por tu curación, pues Él sabe que es un
regalo de amor para Su Hijo, y, por lo tanto, un regalo que se le hace a
Él.
LECCIÓN
310
Paso
este dÃa sin miedo y lleno de amor.
1. Quiero pasar este dÃa Contigo, Padre mÃo,
tal como Tú has dispuesto que deben ser todos mis dÃas. 2Y lo que he
de experimentar no tiene nada que ver con el tiempo. 3El júbilo que me invade no se puede medir en
dÃas u horas, pues le llega a Tu Hijo desde el Cielo. 4Este dÃa será Tu dulce recordatorio de que
Te recuerde, la afable llamada que le haces a Tu santo Hijo, la señal de que se
me ha concedido Tu gracia y de que es Tu Voluntad que yo me libere
hoy.
2. Este dÃa lo pasaremos juntos, tú y yo. 2Y todo el mundo unirá sus voces a nuestro himno de alegrÃa y
gratitud hacia Aquel que nos brindó la salvación y nos liberó. 3Nuestra paz y nuestra santidad nos son restituidas. 4Hoy el miedo no tiene cabida en nosotros, pues le hemos dado la
bienvenida al amor en nuestros corazones.
6 DE
NOVIEMBRE
VI. Los
testigos del pecado
1. El dolor
demuestra que el cuerpo no puede sino ser real. 2Es una voz
estridente y ensordecedora, cuyos alaridos tratan de ahogar lo que el EspÃritu
Santo dice e impedir que Sus palabras lleguen hasta tu conciencia. 3El dolor exige atención, quitándosela asà al EspÃritu Santo y
centrándola en sà mismo. 4Su propósito es el mismo que el del
placer, pues ambos son medios de otorgar realidad al cuerpo. 5Lo que
comparte un mismo propósito es lo mismo. 6Esto es lo que
estipula la ley que rige todo propósito, el cual une dentro de sà a todos
aquellos que lo comparten. 7El placer y el dolor son igualmente
ilusorios, ya que su propósito es inalcanzable. 8Por lo tanto, son
medios que no llevan a ninguna parte, pues su objetivo no tiene sentido. 9Y comparten la falta de sentido de que adolece su
propósito.
2. El pecado
oscila entre el dolor y el placer, y de nuevo al dolor. 2Pues
cualquiera de esos testigos es el mismo, y sólo tienen un mensaje: "Te
encuentras dentro de este cuerpo, y se te puede hacer daño. 3 También
puedes tener placer, pero el costo de éste es el dolor". 4A estos
testigos se unen muchos más. 5Cada uno de ellos parece diferente
porque tiene un nombre distinto, y asÃ, parece responder a un sonido diferente. 6A excepción de esto, los testigos del pecado son todos iguales. 7Llámale dolor al placer, y dolerá. 8Llámale placer al
dolor, y no sentirás el dolor que se oculta tras el placer. 9Los
testigos del pecado no hacen sino cambiar de un término a otro, según uno
de ellos ocupa el primer plano y el otro retrocede al segundo. 10Es
irrelevante, no obstante, cuál de ellos tenga primacÃa en cualquier momento
dado. 11Los testigos del pecado sólo oyen la llamada de la
muerte.
3. El cuerpo,
que de por sà carece de propósito, contiene todas tus memorias y esperanzas. 2Te vales de sus ojos para ver y de sus oÃdos para oÃr, y dejas que
te diga lo que siente. 3Mas él no lo sabe. 4Cuando
invocas los testigos de su realidad, te repiten únicamente los términos que
les proporcionaste para que él los usara. 5No puedes elegir
cuál de entre ellos es real, pues cualquiera que elijas es igual que los demás. 6Lo único que puedes hacer es decidir llamarlo por un nombre o
por otro, pero eso es todo. 7No puedes hacer que un testigo sea
verdadero sólo porque lo llames con el nombre de la verdad. 8La
verdad se encuentra en él si lo que representa es la verdad. 9De lo
contrario, miente, aunque lo invoques con el santo Nombre de Dios
Mismo.
4. El Testigo
de Dios no ve testigos contra el cuerpo. 2Tampoco presta atención a
los testigos que con otros nombres hablan de manera diferente en favor de la
realidad del cuerpo. 3Él sabe que no es real. 4Pues nada
podrÃa contener lo que tú crees que el cuerpo contiene dentro de sÃ. 5El cuerpo no puede decirle a una parte de Dios cómo debe sentirse o
cuál es su función. 6El EspÃritu Santo, sin embargo, no puede
sino amar aquello que tú tienes en gran estima. 7Y por cada testigo
de la muerte del cuerpo, Él te envÃa un testigo de la vida que tienes en Aquel
que no conoce la muerte. 8Cada milagro que Él trae es un testigo de
la irrealidad del cuerpo. 9Él cura a éste de sus dolores y placeres
por igual, pues todos los testigos del pecado son reemplazados por los
Suyos.
5. El milagro
no hace distinciones entre los nombres con los que se convocan a los testigos
del pecado. 2Demuestra simplemente que lo que ellos representan no
tiene efectos. 3Y puede demostrar esto porque sus propios efectos han
venido a sustituirlos. 4Sea cual sea el término que hayas utilizado
para referirte a tu sufrimiento, 5éste ya no existe. 6Aquel que es portador del milagro percibe que todos ellos son uno y
lo mismo, y los llama miedo. 7De la misma manera en que el miedo es
el testigo de la muerte, el milagro es el testigo de la vida. 8Es un
testigo que nadie puede refutar, pues los efectos que trae consigo son los de la
vida. 9Gracias a él los moribundos se recuperan, los muertos
resucitan y todo dolor desaparece. 10Un milagro, no obstante, no
habla en nombre propio, sino sólo en nombre de lo que
representa.
6. El amor,
asimismo, tiene sÃmbolos en el mundo del pecado. 2El milagro perdona
porque representa lo que yace más allá del perdón, lo cual es verdad. 3¡Cuán absurdo y demente es pensar que un milagro pueda estar
limitado por las mismas leyes que vino exclusivamente a abolir! 4Las
leyes del pecado tienen diferentes testigos, y cada uno de ellos tiene
diferentes puntos fuertes. 5Y estos testigos dan testimonio de
diferentes clases de sufrimiento. 6No obstante, para Aquel que envÃa
los milagros a fin de bendecir el mundo, una leve punzada de dolor, un pequeño
placer mundano o la agonÃa de la muerte, no son sino el mismo estribillo:
una petición de curación, una llamada de socorro en un mundo de sufrimiento. 7De esa similitud es de lo que el milagro da testimonio. 8Esta similitud es lo que prueba. 9Las leyes que
consideraban que todas esas cosas eran diferentes, son abolidas, lo cual
demuestra su impotencia. 10El propósito del milagro es lograr esto. 11Y Dios Mismo ha garantizado el poder de los milagros por razón de
lo que atestiguan.
7. Sé, pues,
un testigo del milagro, y no de las leyes del pecado. 2No hay
necesidad de que sigas sufriendo. 3Pero sà de que sanes, ya que el
sufrimiento y la angustia del mundo han hecho que éste sea sordo a su propia
necesidad de salvación y liberación.
8. La
resurrección del mundo aguarda hasta que sanes y seas feliz, para que puedas
demostrar que el mundo ha sanado. 2El instante santo sustituirá todo
pecado sólo con que lleves sus efectos contigo. 3Y nadie elegirá
sufrir más. 4¿Qué mejor función que ésta podrÃas servir? 5Sana para que asà puedas sanar, y evÃtate el sufrimiento que
conllevan las leyes del pecado. 6Y la verdad te será revelada, por
haber elegido que los sÃmbolos del amor ocupen el lugar del
pecado.
10.
¿Qué es el juicio Final?
1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al
Hijo de Dios este regalo: poder oÃr a la Voz que habla por Dios proclamar que lo
falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. 2Y éste es
el juicio con el que a la percepción le llega su fin. 3Lo primero que
verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado
desde una mente que ya ha sido corregida. 4Y con este panorama santo, la percepción imparte una
silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y
cumplido su misión.
2. El
juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. 2Pues ve a
éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. 3Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente
se disuelve en la nada. 4Ahà nació y ahà ha de terminar. 5Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó
desaparecen con él. 6Los cuerpos no tienen ahora ninguna
utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es
ilimitado.
3. Tú
que creÃas que el juicio Final de Dios condenarÃa al mundo al infierno junto
contigo, acepta esta santa verdad: el juicio de Dios es el regalo de la
Corrección que le concedió a todos tus errores. aDicha Corrección te
libera de ellos y de todos los efectos que parecÃan tener. 2Tener
miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del
sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, asà como de
tu unión con tu propia Identidad.
4. El
Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan
para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que
comparte con él. 2No tengas
miedo del amor, 3pues sólo él puede sanar todo pesar,
enjugar todas las lágrimas, y despertar tiernamente de su sueño de dolor al
Hijo que Dios reconoce como Suyo. 4No tengas miedo de eso. 5La salvación te pide que le des la bienvenida. 6Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él
se liberará.
5. Este es el juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo
Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado,
tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. 2Despierta, pues, y regresa a MÃ. 3Yo soy tu Padre y tú
eres Mi Hijo"
LECCIÓN
311
Juzgo
todas las cosas como quiero que sean.
1. Los juicios se inventaron para usarse como un arma
contra la verdad. 2Separan aquello contra lo que se utilizan, y hacen
que se vea como si fuese algo aparte y separado. 3Luego hacen de ello
lo que tú quieres que sea. 4Juzgan lo que no pueden comprender, ya
que no pueden ver la totalidad, y, por lo tanto, juzgan falsamente. 5No nos valgamos de ellos hoy, antes bien, ofrezcámoselos de regalo a
Aquel que puede utilizarlos de manera diferente. 6Él nos salvará de
la agonÃa de todos los juicios que hemos emitido contra nosotros mismos y
re-establecerá nuestra paz mental al ofrecernos el juicio de Dios con
respecto a Su Hijo.
2. Padre, estamos esperando hoy con mentes
receptivas a oÃr Tu juicio con respecto al Hijo que Tú amas. 2No lo conocemos, y asÃ, no lo podemos
juzgar. 3Por lo tanto, dejamos que Tu Amor decida qué
es lo que no puede sino ser aquel a quien Tú creaste como Tu
Hijo.
7 DE
NOVIEMBRE
VII. El
soñador del sueño
1. Sufrir es
poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. 2En
esto puede verse claramente la versión descabellada que el mundo tiene de
la salvación. 3Al igual que en un sueño de castigo en el que el
soñador no es consciente de lo que provocó el ataque contra él, éste se ve a sÃ
mismo atacado injustamente, y por algo que no es él. 4Él es la
vÃctima de ese "algo", una cosa externa a él, por la que no tiene por qué
sentirse responsable en absoluto. 5Él debe ser inocente porque no
sabe lo que hace, sino sólo lo que le hacen a él. 6Su ataque contra
sà mismo, no obstante, aún es evidente, pues es él quien sufre. 7Y no
puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sà mismo.
2. Ahora se te
está mostrando que sà puedes escapar. 2Lo único que necesitas hacer
es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo has urdido. 3¿Qué otra manera podrÃa haber de resolver un problema que en
realidad es muy simple, pero que se ha envuelto en densas nubes de complicación,
concebidas para que el problema siguiera sin resolverse? 4Sin las
nubes, el problema se verÃa en toda su elemental simplicidad. 5La elección, entonces, no serÃa difÃcil porque una vez que el
problema se ve claramente, resulta obvio que es absurdo. 6Nadie tiene
dificultad alguna en dejar que un problema sencillo sea resuelto si ve que le
está haciendo daño y que se puede resolver fácilmente.
3. El
"razonamiento" que da lugar al mundo, sobre el que descansa y mediante el
cual se mantiene vigente, es simplemente éste: "Tú eres la causa de lo que yo
hago. 2Tu sola presencia justifica mi ira, y existes y piensas aparte
de mÃ. 3Yo debo ser el inocente, ya que eres tú el que ataca. 4Y lo que me hace sufrir son tus ataques". 5Todo el que
examina este "razonamiento" exactamente como es se da cuenta de que es
incongruente y de que no tiene sentido. 6Sin embargo, da la impresión
de ser razonable, ya que ciertamente parece como si el mundo te estuviese
hiriendo. 7Y asÃ, no parece necesario buscar la causa más allá de lo
obvio.
4. Pero
ciertamente hay necesidad de ello. 2La necesidad de liberar al
mundo de la condenación en la que se halla inmerso es algo que todos los que
habitan en él comparten. 3Sin embargo, no reconocen esta
necesidad común. 4Pues cada uno piensa que si desempeña su
papel, la condenación del mundo recaerá sobre él. 5Y esto es lo que
percibe debe ser su papel en la liberación del mundo. 6La venganza
tiene que tener un blanco. 7De lo contrario, el cuchillo del vengador
se encontrarÃa en sus propias manos, apuntando hacia sà mismo. 8Pues
para poder ser la vÃctima de un ataque que él no eligió, tiene que ver el arma
en las manos de otro. 9Y asÃ, sufre por razón de las heridas que le
infligió un cuchillo que él no estaba empuñando.
5. Ése es el
propósito del mundo que él ve. 2Y desde este punto de vista, el mundo
provee los medios por los que dicho propósito parece alcanzarse. 3Los
medios dan testimonio del propósito, pero no son de por sà la causa. 4Ni la causa puede cambiar porque se la vea separada de sus efectos. 5La causa produce los efectos, los cuales dan luego testimonio de
ella, no de sà mismos. 6Mira, pues, más allá de los efectos. 7No es en ellos donde radica la causa del sufrimiento y del pecado. 8No centres tu atención en el sufrimiento ni en el pecado, ya que no
son sino reflejos de lo que los causa.
6. El papel
que juegas en el proceso de salvar al mundo de la condenación es la manera en
que te escapas tú. 2Recuerda que el testigo del mundo del mal sólo
puede hablar en favor de aquello que vio la necesidad del mal en el mundo. 3Y ahà es donde contemplaste tu culpabilidad por primera vez. 4El primer ataque contra ti mismo tuvo lugar cuando te separaste de
tu hermano. 5Y de esto es de lo que el mundo da testimonio. 6No busques otra causa, ni recurras a las poderosas legiones de sus
testigos para deshacerla. 7Ellos apoyan la fidelidad que la
separación te exige. 8Y a lo que oculta la verdad no es adonde debes
dirigirte a fin de encontrar la verdad.
7. Los
testigos del pecado ocupan un reducido espacio. 2Y es ahà donde
encuentras la causa de la perspectiva que tienes acerca del mundo. 3Hubo un tiempo en que no eras consciente de cuál era la causa de
todo lo que el mundo parecÃa hacerte sin tú haberlo pedido o provocado. 4De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas
que percibÃas como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no
era una de ellas. 5Ni tampoco eran el dolor y el sufrimiento algo que
tú mismo hubieses pedido en modo alguno. 6Asà es como surgieron
todas las ilusiones. 7El que las teje no se da cuenta de que es él
mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas dependa de él. 8Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y su
mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. 9No puede dudar de
la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en
su fabricación y en hacer que parezcan reales.
LECCIÓN
312
Veo
todas las cosas como quiero que sean.
1. La percepción se deriva de los juicios. 2Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. 3Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos
ver. 4Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que
hemos decidido contemplar. 5¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el
mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del EspÃritu
Santo como aquello que desea ver! 6No puede dejar de contemplar lo
que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que
contempla.
2. Mi único
propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he
emitido. 2Padre, esto es
lo que Tu Voluntad dispone para mà hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi
objetivo también.
LECCIÓN
313
Que
venga a mà ahora una nueva percepción.
1. Padre, hay una
visión que ve todas las cosas sin mancha alguna de pecado, lo cual indica que el miedo ha desaparecido, y que
en su lugar se ha invitado al amor. 2y éste vendrá dondequiera que se
le invite. 3Esta visión
es Tu regalo. 4Los ojos
de Cristo contemplan un mundo perdonado. 5Ante Su vista todos
los pecados del mundo quedan perdonados, pues Él no ve pecado alguno en nada de
lo que contempla. 6Permite que Su verdadera percepción
venga a mà ahora, para poder despertarme del sueño de pecado y ver mi
impecabilidad en mi interior, la cual Tú has conservado completamente inmaculada
en el altar a Tu santo Hijo, el Ser con Quien quiero
identificarme.
2. Contemplémonos hoy los unos a los otros con los
ojos de Cristo. 2¡Qué bellos somos! 3¡Cuán santos y
amorosos! 4Hermano, ven y únete a mà hoy. 5Salvamos al mundo cuando nos unimos. 6Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que
mora en nosotros.
LECCIÓN
314
Busco
un futuro diferente del pasado.
1. De
una nueva percepción del mundo nace un futuro muy diferente del
pasado. 2El futuro se ve ahora
simplemente como una extensión del presente. 3Los errores del pasado
no pueden ensombrecerlo, de tal modo que el miedo ha perdido sus Ãdolos e
imágenes, y, al no tener forma, deja de tener efectos. 4La muerte no
podrá reclamar ahora el futuro, pues ahora la vida se ha convertido en su
objetivo, y se proveen gustosamente todos los medios necesarios para su logro. 5¿Quién podrÃa lamentarse o sufrir cuando el presente ha sido
liberado, y su seguridad y paz se extienden hasta un futuro tranquilo y lleno de
júbilo?
2. Padre, cometimos
errores en el pasado, pero ahora elegimos valernos del presente para ser libres. 2Ponemos el
futuro en Tus Manos, y dejamos atrás nuestros
errores pasados, seguros de que Tú cumplirás las promesas que nos haces en el
presente, y de que bajo su santa luz dirigirás el
futuro.
10 DE
NOVIEMBRE
8. Nadie puede
despertar de un sueño que el mundo esté soñando por él. 2Pues en ese
caso él se ha convertido en parte del sueño de otro. 3No puede elegir
despertarse de un sueño que él no urdió. 4Es la vÃctima impotente de
un sueño concebido y preciado por otra mente, la cual no se preocupa por él en
absoluto, y es tan indiferente a su paz y a su felicidad como lo es el tiempo o
la hora del dÃa. 5No lo ama, sino que caprichosamente lo obliga a
desempeñar cualquier papel que satisfaga su sueño. 6Es tan poca
su valÃa que él no es más que una sombra danzante, que sube y baja al compás de
un guión disparatado concebido dentro del fútil sueño del
mundo.
9. Ésta es la
única imagen que puedes ver, la única opción que tienes ante ti, la otra posible
causa, si es que tú no eres el soñador de tus propios sueños. 2Y esto
es lo que eliges cuando niegas que la causa del sufrimiento esté en tu mente. 3Alégrate de que lo esté, pues de esta manera tú eres el único que
puede determinar tu destino en el tiempo. 4Las únicas alternativas
que tienes ante ti son o bien una muerte durmiente y sueños de maldad por una
parte, o bien un feliz despertar y la alegrÃa de la vida por otra.
10. ¿Qué otras
alternativas tienes ante ti, sino la vida o la muerte, despertar o dormir, la
guerra o la paz, tus sueños o tu realidad? 2Existe el riesgo de
pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el cuerpo con
el Ser que Dios creó. 3No obstante, una cosa jamás puede ser su
propio opuesto. 4Y la muerte es lo opuesto a la paz porque es lo
opuesto a la vida. 5Y la vida es paz. 6Despierta y
olvida todos los pensamientos de muerte, y te darás cuenta de que ya gozas de la
paz de Dios. 7Sin embargo, si es cierto que realmente puedes elegir,
tienes entonces que ver las causas de las cosas entre las que eliges exactamente
como son y dónde se encuentran.
11. ¿Qué
elección puede hacerse entre dos estados, cuando sólo se reconoce claramente uno
de ellos? 2¿Quién es libre de elegir entre dos efectos, si cree que
sólo puede escoger uno de ellos? 3Una elección honesta nunca podrÃa
percibirse como una en la que la elección es entre un insignificante tú y un
mundo enorme, cuyos sueños acerca de tu verdad son diferentes. 4La
brecha que separa a la realidad de los sueños no se encuentra entre lo que el
mundo sueña y lo que tú sueñas en secreto. 5Pues en ambos casos se
trata del mismo sueño. 6El sueño del mundo no es sino una parte de tu
propio sueño de la que te desprendiste y luego viste como si fuese el principio
y el final del tuyo. 7No obstante, lo que dio comienzo al sueño del
mundo fue tu propio sueño secreto, lo cual no percibes, si bien es lo que causó
la parte que ves, de cuya realidad no dudas. 8¿Cómo podrÃas dudar de
ello si aún estás dormido, soñando en secreto que su causa es
real?
12. Sueñas que tu hermano está separado de ti, que es un viejo enemigo, un
asesino que te acecha en la noche y planea tu muerte, deseando además que sea
lenta y atroz. 2Mas bajo este sueño yace otro, en el que tú te
vuelves el asesino, el enemigo secreto, el sepultador y destructor de tu hermano
asà como del mundo. 3He aquà la causa del sufrimiento, la brecha
entre tus mÃseros sueños y tu realidad. 4La pequeña grieta que ni
siquiera ves, la cuna de las ilusiones y del miedo, el momento de terror y de un
odio ancestral, el instante del desastre, están todos aquÃ. 5He
aquà la causa de la irrealidad. 6Mas es aquà donde se
des-hará.
13. Tú
eres el soñador del mundo de los sueños. 2Éste no tiene ninguna otra
causa, ni la tendrá jamás. 3Todo lo que aterrorizó al Hijo de Dios y
le hizo pensar que habÃa perdido su inocencia, repudiado a su Padre y entrado en
guerra consigo mismo no es más que un sueño fútil. 4Mas ese sueño es
tan temible y tan real en apariencia, que él no podrÃa despertar a la realidad
sin verse inundado por el frÃo sudor del terror y sin dar gritos de pánico, a
menos que un sueño más dulce precediese su despertar y permitiese que su
mente se calmara para poder acoger -no temer- la Voz que con amor lo llama a
despertar; un sueño más dulce, en el que su sufrimiento cesa y en el que su
hermano es su amigo. 5Dios dispuso que su despertar fuese dulce y
jubiloso, y le proporcionó los medios para que pudiese despertar sin
miedo.
14. Acepta el
sueño que Él te dio en lugar del tuyo. 2No es difÃcil cambiar un
sueño una vez que se ha identificado al soñador. 3Descansa en el
EspÃritu Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que
soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte. 4El EspÃritu Santo te
brinda sueños de perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino
y quién la vÃctima. 5Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos
ni de muerte. 6El sueño de culpabilidad está desapareciendo de
tu vista, aunque tus ojos están cerrados. 7Una sonrisa ha venido a
iluminar tu rostro durmiente. 8Duermes apaciblemente ahora, pues
éstos son sueños felices.
15. Sueña
dulcemente con tu hermano inocente, quien se une a ti en santa inocencia. 2Y el Mismo Señor de los Cielos despertará a Su Hijo bienamado de
este sueño. 3Sueña con la bondad de tu hermano en vez de concentrarte
en sus errores. 4Elige soñar con todas las atenciones que ha tenido
contigo, en vez de contar todo el dolor que te ha ocasionado. 5Perdónale sus ilusiones y dale gracias por toda la ayuda que te ha
prestado. 6Y no desprecies los muchos regalos que te ha hecho sólo
porque en tus sueños él no sea perfecto. 7Él representa a su Padre, a
Quien ves ofreciéndote tanto vida como muerte.
16. Hermano,
lo único que Él da es vida. 2Sin embargo, los regalos que crees que
tu hermano te ofrece representan los regalos que sueñas que tu Padre te hace a
ti. 3Ve todos los regalos que tu hermano te hace a la luz de la
caridad y bondad que se te ofrece. 4Y no dejes que ningún dolor
perturbe tu sueño de profunda gratitud por los regalos que te
hace.
LECCIÓN
315
Todos
los regalos que mis hermanos hacen me pertenecen.
1. En
cada momento de cada dÃa se me conceden miles de tesoros. 2Soy bendecido
durante todo el dÃa con regalos cuyo valor excede con mucho el de cualquier cosa
que yo pudiera concebir. 3Un hermano le sonrÃe a otro, y mi corazón
se regocija. 4Alguien expresa su gratitud o su compasión, y mi mente
recibe ese regalo y lo acepta como propio. 5Y todo el que encuentra el camino a Dios se
convierte en mi salvador, me señala el camino y me asegura que lo que él ha
aprendido sin duda me pertenece a mà también.
2. Gracias, Padre,
por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los dÃas, procedentes de cada
Hijo de Dios. 2Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son
ilimitados. 3Ahora les
mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda
conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.
11 DE
NOVIEMBRE
VIII. El
"héroe" del sueño
1. El cuerpo
es el personaje central en el sueño del mundo. 2Sin él no hay sueño,
ni él existe sin el sueño en el que actúa como si fuese una persona digna de ser
vista y creÃda. 3Ocupa el lugar central de cada sueño en el que se
narra la historia de cómo fue concebido por otros cuerpos, cómo vino al mundo
externo al cuerpo, cómo vive por un corto tiempo hasta que muere, para luego
convertirse en polvo junto con otros cuerpos que, al igual que él, también
mueren. 4En el breve lapso de vida que se le ha concedido busca otros
cuerpos para que sean sus amigos o sus enemigos. 5Su seguridad es su
mayor preocupación; 6su comodidad, la ley por la que se rige. 7Trata de buscar placer y de evitar todo lo que le pueda ocasionar
dolor. 8Pero por encima de todo, trata de enseñarse a sà mismo que
sus dolores y placeres son dos cosas diferentes, y que es posible distinguir
entre ellos.
2. El sueño
del mundo adopta innumerables formas porque el cuerpo intenta probar de muchas
maneras que es autónomo y real. 2Se engalana a sà mismo con objetos
que ha comprado con discos de metal o con tiras de papel moneda que el mundo
considera reales y de gran valor. 3Trabaja para adquirirlos,
haciendo cosas que no tienen sentido, y luego los despilfarra
intercambiándolos por cosas que ni necesita ni quiere. 4Contrata
a otros cuerpos para que lo protejan y para que coleccionen más cosas sin
sentido que él pueda llamar suyas. 5Busca otros cuerpos
especiales que puedan compartir su sueño. 6A veces sueña que es
un conquistador de cuerpos más débiles que él. 7Pero en algunas fases
del sueño, él es el esclavo de otros cuerpos que quieren hacerle sufrir y
torturarlo.
3. Las
aventuras del cuerpo, desde que nace hasta que muere, son el tema de todo sueño
que el mundo jamás haya tenido. 2 El "héroe" de este sueño jamás
cambiará, ni su propósito tampoco. 3Y aunque el sueño en sà adopta
muchas formas y parece presentar una gran variedad de lugares y situaciones
en los que su "héroe" cree encontrarse, el sueño no tiene más que un
propósito, el cual se enseña de muchas maneras. 4Ésta es la
lección que trata de enseñar una y otra vez: que el cuerpo es causa y no efecto. 5Y que tú que eres su efecto, no puedes ser su
causa.
4. De esta
manera, tú no eres el soñador, sino el sueño. 2Y, por lo tanto,
deambulas fútilmente entrando y saliendo de lugares y situaciones que él
maquina. 3Que esto es todo lo que el cuerpo hace, es cierto, pues no
es más que una figura en un sueño. 4 Mas ¿quién reaccionarÃa ante las
figuras de un sueño a no ser que las considerase reales? 5En el
instante en que las reconoce como lo que verdaderamente son, éstas dejan de
tener efectos sobre él porque entiende que fue él quien les dio los efectos que
tienen, al causarlas y hacer que pareciesen reales.
5. ¿Cuán
dispuesto estás a escaparte de los efectos de todos los sueños que el mundo
jamás haya tenido? 2¿Es tu deseo no permitir que ningún sueño
parezca ser la causa de lo que haces? 3Examinemos, pues, el
comienzo del sueño, ya que la parte que ves no es sino la segunda parte, cuya
causa se encuentra en la primera. 4Nadie que esté dormido y soñando
en el mundo recuerda el ataque que se infligió a sà mismo. 5Nadie
cree que realmente hubo un tiempo en el que no sabÃa nada de cuerpos y en el que
no habrÃa podido concebir que este mundo fuese real. 6De otro modo,
se habrÃa dado cuenta de inmediato de que estas ideas son una mera ilusión, tan
ridÃculas que no sirven para nada, excepto para reÃrse de ellas. 7¡Cuán serias parecen ser ahora! 8Y nadie puede recordar
aquel entonces cuando habrÃan sido motivo de risa e incredulidad. 9Pero lo podemos recordar, sólo con que contemplemos
directamente su causa. 10Y al hacerlo, veremos que son motivo de
risa, no de temor.
6.
Devolvámosle al soñador el sueño del que se desprendió, el cual él percibe como
algo que le es ajeno y que se le está haciendo a él. 2Una diminuta y
alocada idea, de la que el Hijo de Dios olvidó reÃrse, se adentró en la
eternidad, donde todo es uno. 3A causa de su olvido ese pensamiento
se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, asà como de tener efectos
reales. 4Juntos podemos hacer desaparecer ambas cosas riéndonos
de ellas, y darnos cuenta de que el tiempo no puede afectar a la eternidad. 5Es motivo de risa pensar que el tiempo pudiese llegar a
circunscribir a la eternidad, cuando lo que ésta significa es que el
tiempo no existe.
7. Una
intemporalidad en la que se otorga realidad al tiempo; una parte de Dios que
puede atacarse a sà misma; un hermano separado al que se considera un enemigo y
una mente dentro de un cuerpo son todos diferentes aspectos de un cÃrculo
vicioso, cuyo final empieza en su comienzo y concluye en su causa. 2El mundo que ves te muestra exactamente lo que creÃste haber hecho. 3Excepto que ahora crees que lo que hiciste se te está haciendo a ti. 4La culpabilidad que sentiste por lo que habÃas pensado la
proyectaste fuera de ti mismo sobre un mundo culpable que es el que entonces
sueña tus sueños y piensa tus pensamientos por ti. 5Es su
venganza la que recae sobre ti, no la tuya propia. 6Te mantiene
estrechamente confinado a un cuerpo, al que castiga por todos los actos
pecaminosos que éste comete en su sueño. 7Y no puedes hacer que el
cuerpo deje de cometer sus actos depravados porque tú no eres su hacedor y, por
lo tanto, no puedes controlar sus acciones, su propósito o su
destino.
8. El mundo no
hace sino demostrar una verdad ancestral: creerás que otros te hacen a ti
exactamente lo que tú crees haberles hecho a ellos. 2Y una vez que te
hayas engañado a ti mismo culpándolos, no verás la causa de sus actos porque desearás que la culpabilidad recaiga sobre ellos. 3¡Cuán
infantil es la insolente maniobra de querer defender tu inocencia descargando tu
culpabilidad fuera de ti mismo, aunque sin deshacerte de ella! 4No es
fácil percibir tal ironÃa cuando lo que tus ojos ven a tu alrededor son sus
graves consecuencias, mas no su frÃvola causa. 5Sin causa, sus
efectos parecen ciertamente ser tristes y graves. 6Sin embargo, no
son más que consecuencias. 7Su causa, en cambio, es lo que no es
consecuencia de nada, al no ser más que una farsa.
9. El EspÃritu
Santo, sonriendo dulcemente, percibe la causa y no presta atención a los
efectos. 2¿De qué otra manera podrÃa corregir tu error, cuando
has pasado por alto la causa enteramente? 3Él te exhorta a que lleves
todo efecto temible ante Él para que juntos miréis su descabellada causa y os
riáis juntos por un rato. 4Tú juzgas los efectos, pero Él ha juzgado
su causa. 5Y mediante Su juicio se eliminan los efectos. 6Tal vez vengas con los ojos arrasados en lágrimas, 7mas óyele decir: "Hermano mÃo, santo Hijo de Dios, contempla tu
sueño fútil en el que sólo algo asà podrÃa ocurrir". 8Y saldrás
del instante santo riendo, con tu risa y la de tu hermano unida a la de
Él.
10. El secreto
de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a
sà mismo. 2No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo
verdad. 3No importa quién desempeñe el papel de enemigo y quién
el de agresor, eso sigue siendo verdad. 4No importa cuál parezca ser
la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. 5Pues no reaccionarÃas en absoluto ante las figuras de un sueño
si supieses que eres tú el que lo está soñando. 6No importa cuán
odiosas y cuán depravadas sean, no podrÃan tener efectos sobre ti a no ser que
no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio
sueño.
11. Basta con
que aprendas esta lección para que te libres de todo sufrimiento, no importa la
forma en que éste se manifieste. 2El EspÃritu Santo repetirá esta
lección inclusiva de liberación hasta que la aprendas, independientemente de la
forma de sufrimiento que te esté ocasionando dolor. 3Esta simple
verdad será Su respuesta, sea cual sea el dolor que lleves ante Él. 4Pues esta respuesta elimina la causa de cualquier forma de
pesar o dolor. 5La forma no afecta Su respuesta en absoluto, pues Él
quiere mostrarte la única causa de todo sufrimiento, no importa cuál sea su
forma. 6Y comprenderás que los milagros reflejan esta simple
afirmación: "Yo mismo fabriqué esto, y es esto lo que quiero
deshacer".
12. Lleva,
pues, toda forma de sufrimiento ante Aquel que sabe que cada una de ellas es
como las demás. 2Él no ve diferencias donde no las hay, y te enseñará
cuál es la causa de todas ellas. 3Ninguna tiene una causa diferente
de las demás, y todas se deshacen fácilmente con una sola lección que
realmente se haya aprendido. 4La salvación es un secreto que sólo tú
has ocultado de ti mismo. 5Asà lo proclama el universo. 6Pero haces caso omiso de sus testigos 7porque de lo que
ellos dan testimonio es algo que prefieres no saber. 8Parecen
mantenerla oculta de ti. 9Sin embargo, no necesitas sino darte cuenta
de que fuiste tú quien eligió no escuchar ni ver.
13. ¡Qué
diferente te parecerá el mundo cuando reconozcas esto! 2Cuando le
perdones al mundo tu culpabilidad, te liberarás de ella. 3Su
inocencia no exige que tú seas culpable, ni tu inocencia se basa en sus pecados. 4Esto es obvio, y es un secreto que no le has ocultado a nadie salvo
a ti mismo. 5Y es esto lo que te ha mantenido separado del mundo y lo
que ha mantenido a tu hermano separado de ti. 6Ahora sólo
necesitas reconocer que los dos sois o inocentes o culpables. 7Lo que
es imposible es que seáis diferentes el uno del otro; o que seáis ambas cosas. 8Este es el único secreto que aún te queda por aprender. 9Mas no será un secreto que has sanado.
Todos
los regalos que les hago a mis hermanos me
pertenecen.
1. Del mismo modo en que cada uno de los regalos que
mis hermanos hacen me pertenece, asà también cada regalo que yo hago me
pertenece a mÃ. 2Cada uno de ellos permite que un error pasado
desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama. 3Su
gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde
los orÃgenes del tiempo, y más allá del tiempo también. 4Mis arcas
están llenas, y los ángeles vigilan sus puertas abiertas para que ni un
solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más. 5Déjame llegar
allà donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy
bienvenido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha
dado.
2. Padre, hoy
quiero aceptar Tus regalos. 2No los
reconozco. 3Mas confÃo en
que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos,
ver su valor y estimarlos como lo único que deseo.
12 DE
NOVIEMBRE
CapÃtulo
28
EL
DES-HACIMIENTO DEL MIEDO
I. El recuerdo
del presente
1. El milagro
no hace nada. 2Lo único que hace es deshacer. 3Y de este
modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. 4No añade nada,
sino que simplemente elimina. 5Y lo que elimina hace mucho que
desapareció, pero puesto que se conserva en la memoria, sus efectos parecen
estar teniendo lugar ahora. 6Hace mucho que este mundo desapareció. 7Los pensamientos que lo originaron ya no se encuentran en la
mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo. 8El
milagro no hace sino mostrar que el pasado ya pasó, y que lo que realmente ya
pasó no puede tener efectos. 9Recordar la causa de algo tan sólo
puede dar lugar a ilusiones de su presencia, pero no puede producir
efectos.
2. Todos los
efectos de la culpabilidad han desaparecido, 2pues ésta ya no existe. 3Con su partida desaparecieron sus consecuencias, pues se
quedaron sin causa. 4¿Por qué querrÃas conservarla en tu memoria, a
no ser que deseases sus efectos? 5Recordar es un proceso tan
selectivo como percibir, al ser su tiempo pasado. 6Es percibir el
pasado como si estuviese ocurriendo ahora y aún se pudiese ver. 7La
memoria, al igual que la percepción, es una facultad que tú inventaste para que
ocupase el lugar de lo que Dios te dio en tu creación. 8Y al igual
que todas las cosas que inventaste, se puede emplear para otros fines y como un
medio para obtener algo distinto. 9Se puede utilizar para sanar y no
para herir, si ése es tu deseo.
3. Nada que se
utilice con el propósito de sanar conlleva esfuerzo alguno. 2Es el
reconocimiento de que no tienes necesidades que requieran que hagas algo al
respecto. 3No es una memoria selectiva ni se utiliza para
obstruir la verdad. 4Todas las cosas de las que el EspÃritu Santo
puede valerse para sanar le han sido entregadas, sin el contenido ni los
propósitos para las que fueron concebidas. 5Son sencillamente
facultades que aún no tienen una aplicación concreta 6y que sólo
esperan a que se haga uso de ellas. 7No han sido consagradas a nada
en particular ni tienen ningún objetivo.
4. Él EspÃritu
Santo puede ciertamente hacer uso de la memoria, pues Dios Mismo se encuentra en
ella. 2Mas no es ésta una memoria de sucesos pasados, sino únicamente
de un estado presente. 3Has estado acostumbrado por tanto tiempo
a creer que la memoria contiene sólo el pasado, que te resulta difÃcil darte
cuenta de que es una facultad que puede recordar el ahora. 4Las limitaciones que el mundo le impone a ese recordar son tan
vastas como las que permites que el mundo te imponga a ti. 5No
existe vÃnculo alguno entre la memoria y el pasado. 6Si quieres que
haya un vÃnculo, lo habrá. 7Mas es sólo tu deseo lo que
establece dicho vÃnculo, y sólo tú quien lo limita a una parte del tiempo
donde la culpabilidad aún parece persistir.
5. El uso que
el EspÃritu Santo hace de la memoria no tiene nada que ver con el tiempo. 2El EspÃritu Santo no la utiliza como un medio, para conservar el
pasado, sino como una manera de renunciar a él. 3La memoria retiene
los mensajes que recibe, y hace lo que se le encomienda hacer. 4No
escribe el mensaje ni establece su propósito. 5Al igual que el
cuerpo, no tiene un propósito intrÃnseco. 6Y si parece servir
para abrigar un viejo odio y presentarte escenas de injusticias y de
resentimientos que has estado guardando, ése es el mensaje que le pediste, y eso
es lo que es. 7La historia de todo el pasado del cuerpo se encuentra
oculta allÃ, confinada en sus bóvedas. 8Todas las extrañas
asociaciones que se han hecho para mantener vivo el pasado y el
presente muerto, están depositadas ahÃ, esperando tu orden de que se te
traigan y vuelvan a revivirse. 9Y de este modo, sus efectos parecen
haber aumentado con el tiempo, el cual se llevó consigo su
causa.
6. El tiempo,
no obstante, no es más que otra fase de lo que no hace nada. 2Colabora estrechamente con todos los demás atributos con los
que intentas mantener oculta la verdad acerca de ti mismo. 3El tiempo
ni quita ni restituye. 4Sin embargo, lo utilizas de una manera
extraña, como si el pasado hubiese causado el presente, y éste no fuese más que
una consecuencia en la que no se puede hacer cambio alguno, toda vez que su
causa ha desaparecido. 5Un cambio, no obstante, tiene que tener
una causa duradera, pues, de otro modo, no perdurarÃa. 6Es
imposible poder cambiar nada en el presente si su causa se encuentra en el
pasado. 7Tal como usas la memoria, sólo el pasado está en ella, y
asÃ, no es más que un modo de hacer que el pasado predomine sobre el
ahora.
7. OlvÃdate de
todo lo que te has enseñado a ti mismo, pues no fuiste un buen maestro. 2¿Y quién querrÃa conservar en su mente una lección absurda, cuando
puede aprender y retener una mejor? 3Cuando memorias de viejos
rencores vengan a rondarte, recuerda que su causa ya desapareció. 4Por lo tanto, no puedes entender cuál es su propósito. 5No permitas que la causa que quieres atribuirles ahora sea la misma
que hizo que fuesen lo que fueron o parecieron ser. 6Alégrate de que
su causa haya desaparecido, pues de ello es de lo que se te perdona. 7Y contempla, en cambio, los nuevos efectos de una causa que se
acepta ahora y cuyas consecuencias se encuentran aquÃ. 8Su hermosura te sorprenderá. 9Las nuevas ideas
de antaño que traen consigo, serán las felices consecuencias de una Causa tan
ancestral que excede con mucho el lapso de memoria que tu percepción
ve.
LECCIÓN
317
Sigo
el camino que se me ha señalado.
1. Tengo
una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar. 2La salvación espera hasta que yo elija asumir ese papel como mi
único objetivo. 3Hasta que no tome esa decisión, seré un esclavo del
tiempo y del destino humano. 4Pero cuando por mi propia voluntad y de
buen grado vaya por el camino que el plan de mi Padre me ha señalado, reconoceré
entonces que la salvación ya ha llegado, que se les ha concedido a todos mis
hermanos y a mà junto con ellos.
2. Padre, Tu camino
es el que elijo seguir hoy. 2Allà donde me
conduce, es adonde elijo ir, y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. 3Tu camino es
seguro y el final está garantizado. 4Allà me aguarda
Tu recuerdo. 5Y todos mis
pesares desaparecerán en Tu abrazo, tal como le prometiste a Tu Hijo, quien
pensó erróneamente que se habÃa alejado de la segura protección de Tus amorosos
Brazos.
13 DE
NOVIEMBRE
8. Ésta es la
Causa que el EspÃritu Santo ha recordado por ti, cuando tú la habrÃas olvidado. 2No es una causa pasada porque Él jamás permitió que no se recordase. 3Nunca ha cambiado porque en ningún momento dejó Él de mantenerla a
salvo en tu mente. 4Sus consecuencias te parecerán ciertamente nuevas
porque pensaste que no recordabas su Causa. 5Mas nunca estuvo
ausente de tu mente, pues no era la Voluntad de tu Padre que Su Hijo no lo
recordase.
9. Lo que tú
recuerdas nunca sucedió, 2pues procedió de una ausencia de causa, que
tú pensaste que era una causa. 3Cuando te des cuenta de que has
estado recordando consecuencias que carecen de causa y de que, por lo
tanto, jamás pudieron haber tenido efectos, no podrás por menos que reÃrte. 4El milagro te recuerda una Causa que está eternamente presente y que
es inmune al tiempo y a cualquier interferencia. 5Dicha Causa nunca
ha dejado de ser lo que es. 6Y tú eres Su efecto, tan inmutable y
perfecto como Ella Misma. 7Su recuerdo no se encuentra en el pasado,
ni aguarda al futuro. 8Tampoco se revela en los milagros. 9Éstos no hacen sino recordarte que esa Causa no ha desaparecido. 10Cuando le perdones tus propios pecados, dejarás de
negarla.
10. Tú que has
querido condenar a tu propio Creador no puedes comprender que no fue Él Quien
condenó a Su Hijo. 2Quieres negarle Sus Efectos, sin embargo, Éstos
jamás han sido negados. 3Es imposible que Su Hijo pudiese jamás haber
sido condenado por lo que carece de causa y es contrario a Su Voluntad. 4De lo único que tu memoria quiere dar testimonio es del temor a
Dios. 5Él no ha hecho eso que temes. 6Ni tú tampoco. 7Por lo tanto, jamás perdiste tu inocencia. 8No tienes
necesidad de curación para estar sano. 9Desde la quietud de tu
interior, ve en el milagro una lección en cómo permitir que la Causa tenga Sus
Propios efectos y en no hacer nada que pueda interferir.
11. El milagro
llega silenciosamente a la mente que se detiene por un instante y se sumerge en
la quietud. 2Se extiende dulcemente desde ese momento de quietud, y
desde la mente a la que en dicha quietud sanó, hasta otras mentes para que
compartan su quietud. 3Y éstas se unirán en su cometido de no hacer
nada que impida el retorno de la radiante extensión del milagro a la Mente que
dio origen a todas las mentes. 4Puesto que el milagro nació como
resultado de un acto de compartir, no puede haber ninguna pausa en el tiempo que
pueda hacer que el milagro se demore en llegar cuanto antes a las mentes
perturbadas, para brindarles un momento de quietud en el que el recuerdo de Dios
pueda retornar a ellas. 5Lo que creÃan recordar se acalla ahora,
y lo que ha venido a ocupar su lugar no se olvidará completamente después.
12. Aquel a
Quien dedicas parte de tu tiempo te da las gracias por cada instante de silencio
que le ofreces. 2Pues en cada uno de esos instantes se le permite al
recuerdo de Dios ofrecer todos sus tesoros al Hijo de Dios, que es para
quien se han conservado. 3¡Cuán gustosamente se los ofrece el
EspÃritu Santo a aquel para quien le fueron dados! 4Y Su Creador
comparte Su agradecimiento porque a Él no se le puede privar de Sus
Efectos. 5El instante de silencio que Su Hijo acepta le da la
bienvenida a la eternidad asà como a Él, permitiéndoles a Ambos entrar donde es
Su deseo morar. 6Pues en ese instante el Hijo de Dios no hace nada
que le pueda producir temor.
13. ¡Cuán
rápidamente aflora el recuerdo de Dios en la mente que no tiene ningún temor que
la mantenga alejada de dicho recuerdo! 2Lo que dicha mente habÃa
estado recordando desaparece. 3Ya no hay pasado que con su imagen
tenebrosa impida el feliz despertar de la mente a la paz presente. 4Las trompetas de la eternidad resuenan por toda la quietud, mas no
la perturban. 5Y lo que ahora se recuerda es la Causa, no el miedo,
el cual se inventó con vistas a anular aquella y a mantenerla en el olvido. 6La quietud habla con suaves murmullos de amor que el Hijo de Dios
recuerda de antaño, antes de que su propio recuerdo se interpusiese entre
el presente y el pasado, para hacerlos inaudibles.
14. Ahora el
Hijo de Dios se ha vuelto por fin consciente de una Causa presente y de Sus
benévolos efectos. 2Ahora comprende que lo que él ha hecho carece de
causa y que no tiene efectos de ninguna clase. 3Él no ha hecho nada. 4Y al reconocer esto, se da cuenta de que nunca ha tenido necesidad
de hacer nada, y de que nunca la tuvo. 5Su Causa es Sus Efectos. 6Jamás hubo otra causa aparte de Ella que pudiese
generar un pasado o un futuro diferentes. 7Sus Efectos son por
siempre inmutables y se encuentran enteramente más allá del miedo y del mundo
del pecado.
15. ¿Qué se ha
perdido por dejar de ver lo que carece de causa? 2¿Y dónde está el
sacrificio, una vez que el recuerdo de Dios ha venido a ocupar el lugar que
antes ocupaba la pérdida? 3¿Qué mejor modo hay de cerrar la diminuta
brecha entre las ilusiones y la realidad, que dejar que el recuerdo de Dios
fluya a través suyo, y la convierta en un puente en el que sólo un instante es
suficiente para transponerla? 4Pues Dios la ha cerrado Consigo Mismo. 5Su recuerdo no ha desaparecido, ni ha dejado al Hijo encallado para
siempre en una costa desde donde puede divisar otra a la que nunca podrá llegar. 6Su Padre ha dispuesto que él sea elevado y llevado dulcemente hasta
ella. 7Él ha construido el puente, y es Él Quien transportará a Su
Hijo a través de él. 8No temas que Él vaya a dejar de hacer lo que es
Su Voluntad, 9ni que vayas a ser excluido de lo que Ésta dispone para
ti.
LECCIÓN
318
Yo
soy el medio para la salvación, asà como su fin.
1. En
mà -el santo Hijo de Dios-se reconcilian todos los aspectos del plan celestial
para la salvación del mundo. 2¿Qué podrÃa estar en conflicto, cuando
todos los aspectos comparten un mismo propósito y una misma meta? 3¿Cómo podrÃa haber un solo aspecto que estuviese separado o que
tuviese mayor o menor importancia que los demás? 4Yo soy el medio por
el que el Hijo de Dios se salva, porque el propósito de la salvación es
encontrar la impecabilidad que Dios ubicó en mÃ. 5Fui creado
como aquello tras lo cual ando en pos. 6Soy el objetivo que el mundo
anda buscando. 7Soy el Hijo de Dios, Su único y eterno amor. 8Yo soy el medio para la salvación, asà como su
fin.
2. PermÃteme hoy,
Padre mÃo, asumir el papel que Tú me ofreces al pedirme que acepte la Expiación
para mà mismo. 2Pues lo que de este modo se reconcilia en mà se
reconcilia igualmente en Ti.
14 DE
NOVIEMBRE
II. La
inversión de efecto y causa
1. Sin causa
no puede haber efectos, mas sin efectos no puede haber causa. 2Lo que hace que una causa sea causa son sus efectos; el Padre es Padre
por razón de Su Hijo. 3Los efectos no crean su causa, pero sÃ
establecen su condición de causa. 4De este modo, el Hijo
otorga Paternidad a su Creador y recibe el regalo que le ha dado. 5Y puesto que es el Hijo de Dios, tiene que ser a su vez un padre, que crea
tal como su Padre lo creó a él. 6El cÃrculo de creación no tiene fin. 7Su punto de partida y su punto final son el mismo, 8pero
dentro de sà encierra a todo el universo de la creación, sin principio ni
fin.
2. La
paternidad es creación. 2El amor tiene que extenderse. 3La pureza no está limitada en modo alguno. 4La naturaleza
del inocente es ser eternamente libre, sin barreras ni limitaciones. 5La pureza, por lo tanto, no es algo propio del cuerpo. 6Ni tampoco puede hallarse allà donde hay limitaciones. 7El cuerpo puede curar gracias a los efectos de la pureza, los cuales
son tan ¡limitados como ella misma. 8No obstante, toda curación tiene
lugar cuando se reconoce que la mente no está dentro del cuerpo, que su
inocencia es algo completamente aparte de él y que está allà donde reside la
curación. 9¿Dónde se encuentra, entonces, la curación? 10Únicamente allà donde a su causa se le confieren sus efectos. 11Pues la enfermedad es un intento descabellado de adjudicar efectos
a lo que carece de causa y de hacer de ello una causa.
3. La
enfermedad es siempre un intento por parte del Hijo de Dios de ser él su propia
causa y de no permitirse a sà mismo ser el Hijo de su Padre. 2Como
consecuencia de este deseo irrealizable, él no cree ser el efecto del Amor, sino
que él mismo debe ser su propia causa debido a lo que es. 3La causa
de la curación es la única Causa de todo 4y sólo tiene un efecto. 5En este reconocimiento no se le adjudica ningún efecto a lo que
carece de causa y no se percibe ninguno. 6Una mente contenida en un
cuerpo y un mundo poblado de otros cuerpos, cada uno de ellos con una mente
separada, es lo que constituye tus "creaciones", y tú eres la "otra" mente que
crea efectos diferentes de sà misma. 7Y al ser su "padre", tienes que
ser como ellos.
4. En realidad
no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en
el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. 2El milagro no te despierta, sino que simplemente te muestra
quién es el soñador. 3Te enseña que mientras estés dormido puedes
elegir entre diferentes sueños, dependiendo del propósito que le hayas
adscrito a tu soñar. 4¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? 5Un sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las
imágenes que quieres que se te muestren.
5. Todos tus
retazos de memorias y sueños se conservan en un almacén vacÃo, cuyas puertas
están abiertas de par en par. 2Pero si tú eres el soñador, puedes
percibir cuando menos esto: que tú eres el causante del sueño, y, por lo tanto,
que puedes aceptar otro sueño. 3Pero para que este cambio en el
contenido del sueño tenga lugar, es esencial que te des cuenta de que fuiste tú
quien soñó el sueño que no te gusta. 4Pues no es otra cosa que un
efecto que tú causaste, y del que ya no quieres ser la causa. 5Cuando
los sueños son de asesinato y ataque, tú eres la vÃctima en un cuerpo moribundo
que ha sido herido. 6Pero cuando los sueños son de perdón, a nadie se
le pide ser la vÃctima o el que padece. 7Éstos son los felices sueños
que el milagro te ofrece a cambio de los tuyos. 8No te pide que
concibas otro sueño, sino sólo que te descuenta de que inventaste el que quieres
intercambiar por los de perdón.
6. Este mundo
carece de causa, al igual que todos los sueños que nadie jamás haya tenido en
él. 2Ningún plan es posible en él, ni hay nada que sea comprensible. 3¿Qué otra cosa se puede esperar de lo que no tiene causa? 4Sin embargo, si no tiene causa, tampoco tiene propósito. 5Puedes ser el causante de un sueño, pero jamás podrás hacer que sus
efectos sean reales. 6Pues ello cambiarÃa su causa, y eso es
precisamente lo que no puedes hacer. 7El soñador de un sueño no está
despierto ni sabe que duerme. 8En sus sueños tiene fantasÃas de estar
enfermo o sano, deprimido o feliz, pero sin una causa estable con efectos
garantizados.
7. El milagro
establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. 2Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. 3Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo
quien las inventó. 4Lo que mantenÃa vivo al miedo era que él no veÃa
que él mismo era el autor del sueño y no una de sus figuras. 5Él se
causa a sà mismo lo que sueña que le causó a su hermano. 6Y esto es
todo lo que el sueño ha hecho y lo que le ha ofrecido para mostrarle que sus
deseos se han cumplido. 7Y asÃ, él teme su propio ataque, pero lo ve
venir de la mano de otro. 8Como vÃctima que es, sufre por razón de
los efectos del ataque, pero no por razón de su causa. 9No es el
autor de su propio ataque, y es inocente de lo que ha causado. 10El milagro no hace sino mostrarle que él no ha hecho nada. 11De lo que tiene miedo es de una causa que carece de los efectos que
habrÃan hecho de ella una causa. 12Por lo tanto, nunca lo
fue.
8. La
separación comenzó con el sueño de que el Padre estaba privado de Sus Efectos y
de que era incapaz de conservarlos, pues habÃa dejado de ser su Creador. 2En el sueño, el soñador se hizo a sà mismo. 3Pero lo que
hizo se volvió contra él, asumiendo el papel de creador suyo, tal como él mismo
habÃa hecho. 4Y asà como él odió a su Creador, del mismo modo las
figuras del sueño lo odian a él. 5Su cuerpo es esclavo de ellas, que
abusan de él porque los motivos que él le adjudicó al cuerpo ellas los han
adoptado como propios. 6Y odian al cuerpo por la venganza que éste
quiere hacer que recaiga sobre ellas. 7Mas la venganza de ellas
contra el cuerpo es lo que parece probar que el soñador no es el autor del
sueño. 8Primero se separan efecto y causa, y luego se invierten, de
forma que el efecto se convierte en causa y la causa en
efecto.
9. Ése es el
último paso de la separación, con el que da comienzo la salvación, la cual se
encamina en dirección contraria. 2Este último paso es un efecto de lo
que ha sucedido antes, que ahora parece ser la causa. 3El milagro es
el primer paso en el proceso de devolverle a la Causa la función de ser causa y
no efecto. 4Pues esta confusión ha dado lugar al sueño, y mientras no
se resuelva, despertar seguirá siendo algo temible. 5Y la llamada a
despertar no será oÃda, pues parecerá ser la llamada al
temor.
10. Al igual
que todas las lecciones que el EspÃritu Santo te pide que aprendas, el milagro
es inequÃvoco. 2El milagro es la demostración de lo que Él
quiere que aprendas, y te enseña que lo que te interesa son sus efectos. 3En Sus sueños de perdón, los efectos de tus sueños quedan
des-hechos, y aquellos que eran tus enemigos acérrimos se perciben ahora
como amigos que te desean el bien. 4Ahora se ve que vuestra enemistad
jamás tuvo causa, puesto que ellos no la causaron. 5Y puedes
aceptar que fuiste tú el autor de su odio porque te das cuenta de que no tiene
efectos. 6Te has liberado del sueño lo suficiente como para darte
cuenta de que el mundo es neutral y de que no es necesario tener miedo de los
cuerpos que parecen moverse por él como entes separados. 7Por lo
tanto, no están enfermos.
11. El milagro
te devuelve la causa del miedo a ti que lo inventaste. 2Pero
también te muestra, que, al no tener efectos, no es realmente una causa porque
la función de lo causativo es producir efectos. 3Y allà donde
los efectos han desaparecido, no hay causa. 4De este modo, el cuerpo
se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la
enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la vÃctima, o el efecto, de lo que
ella inventó. 5Mas la mitad de la lección no es toda la lección. 6El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que
el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó
enseñar. 7La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba
enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podÃa enfermar. aProyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo
efectos.
12. Este mundo está repleto de milagros. 2Se alzan en radiante
silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad. 3Representan la alternativa al sueño, la elección de ser el soñador,
en vez de negar el papel activo que has desempeñado en la fabricación del
sueño. 4Los milagros son los felices efectos de devolver la
enfermedad -la consecuencia- a su causa. 5EI cuerpo se libera porque
la mente reconoce lo siguiente: "Nadie me está haciendo esto a mÃ, sino que soy
yo quien me lo estoy haciendo a mà mismo". 6Y asÃ, la mente queda
libre para llevar a cabo otra elección. 7A partir de ahÃ, la
salvación procederá a cambiar el rumbo de cada paso que jamás se haya dado
en el descenso hacia la separación, hasta que lo andado se haya desandado, la
escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido
des-hechos.
LECCIÓN
319
Vine
a salvar al mundo.
1. He
aquà un pensamiento del que se ha eliminado toda traza de arrogancia y en el que
sólo queda la verdad. 2Pues la arrogancia se opone a la verdad. 3Mas cuando la arrogancia desaparece, la verdad viene
inmediatamente y llena el espacio que, al irse el ego, quedó libre de mentiras. 4Únicamente el ego puede estar limitado y, por consiguiente, no puede
sino perseguir fines limitados y restrictivos. 5El ego
piensa que lo que uno gana, la totalidad lo pierde. 6La Voluntad de
Dios, sin embargo,
es que yo aprenda que lo que uno gana se le concede a
todos.
2. Padre, Tu
Voluntad es total. 2Y la meta que
emana de ella comparte su totalidad. 3¿Qué otro
objetivo podrÃas haberme encomendado sino la salvación del mundo? 4¿Y qué otra cosa
sino eso podrÃa ser la
Voluntad que mi Ser ha compartido Contigo?
LECCIÓN
320
Mi
Padre me da todo poder.
1. El
Hijo de Dios no tiene lÃmites. 2Su fuerza es ilimitada, asà como su
paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su
creación. 3Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. 4Lo
que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en
su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. 5Yo soy aquel a quien todo esto se le da. 6Yo soy aquel en
quien reside el poder de la Voluntad del Padre.
2. Tu Voluntad
puede hacer cualquier cosa en mà y luego extenderse a todo el mundo a través de
mÃ. 2Tu Voluntad no
tiene lÃmites. 3Por lo tanto, a
Tu Hijo se le ha dado todo poder.
11.
¿Qué es la creación?
1. La
creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin
lÃmite alguno en ninguna parte. 2Sólo el Amor crea, y únicamente a Su
semejanza. 3Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no
existiese. 4Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado
sufra merma alguna. 5Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre
y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el
paso del tiempo, asà como después de que éste haya cesado.
2. Los
Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. 2Pues Él
quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 3Y asÃ, Su Hijo participa
en la creación, y, por lo tanto, no puede sino compartir con su Padre el
poder de crear. 4Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo
seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo,
sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del
tiempo.
3. La
creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la verdad. 2La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su
Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la
Totalidad. 3La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para
siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de
cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda
mancillar en modo alguno su impecabilidad.
4. Nosotros,
los Hijos de Dios, somos la creación. 2Parecemos estar separados y no
ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. 3Sin embargo, tras
todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavÃa hay certeza, 4pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su
certeza. 5El recuerdo
de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su
unicidad y de su unión con su Creador. 6Que nuestra función sea
únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la
tierra, asà como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como
Dios nos creó.
5. Nuestro
Padre nos llama. 2OÃmos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre
de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación comparte con
Él; Cuya santidad sigue siendo todavÃa parte de nosotros.
LECCIÓN
321
Padre,
mi libertad reside únicamente en Ti.
1. No entendÃa lo
que me podÃa hacer libre, ni lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla. 2Y asÃ, Padre, busqué en vano hasta que oà Tu Voz dirigiéndome. 3Ahora ya no
deseo seguir siendo mi propio guÃa. 4Pues la manera
de encontrar mi libertad no es algo que yo haya ideado o que comprenda. 5Pero confió en Ti. 6Y me mantendré
consciente de Ti que me dotaste con mi libertad por ser Tu santo Hijo. 7Tu Voz me dirige, y veo que el camino que conduce hasta Ti por fin
está libre y despejado. 8Padre, mi libertad reside únicamente en Ti. 9Padre, mi
voluntad es regresar.
2. Hoy
respondemos por el mundo, el cual será liberado junto con nosotros. 2¡Qué alegrÃa encontrar nuestra libertad por el inequÃvoco camino que nuestro Padre ha
señalado! 3¡Y cuán segura es la salvación de todo el mundo cuando nos
damos cuenta de que sólo en Dios podemos encontrar nuestra
libertad!
17 DE
NOVIEMBRE
III. El
acuerdo a unirse
1. Lo que
espera en perfecta certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora, pues
apenas has empezado a dejar que se te guÃe en tus primeros e inciertos pasos de
ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. 2El
milagro es lo único que debe concernirte ahora. 3Éste es nuestro
punto de partida. 4Y habiendo comenzado, el camino de ascenso hacia
el despertar y el final del sueño quedará libre y despejado. 5Cuando
aceptas un milagro, no añades tu sueño de miedo a uno que ya está siendo soñado. 6Sin apoyo, el sueño se desvanecerá junto con todos sus aparentes
efectos, pues es tu apoyo lo que lo refuerza.
2. Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en
que están separadas. 2Por lo tanto, su decisión conjunta es estar
enfermas. 3Si te niegas a dar tu conformidad y aceptas el papel que
juegas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su
culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sà misma como
separada y aparte de ti. 4De este modo, ninguna de las dos percibe el
cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. 5Unirte a la
mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos. 6La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la
enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.
3. El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas y no se pueden separar. 2En el sueño, no obstante, esto se ha invertido, y las mentes
separadas se ven como cuerpos, los cuales están separados y no pueden unirse. 3No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está, ello
quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño al compartirlo con él. 4Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad, y tú has
ignorado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. 5De esta forma, os unÃs en la enfermedad para dejar sin sanar la
diminuta brecha donde se protege celosamente a la enfermedad, donde se estima y
donde se sustenta por una firme creencia, no sea que Dios venga y la salve con
un puente que conduzca hasta Él. 6No te opongas a Su llegada
combatiéndolo con ilusiones, pues Su llegada es lo que deseas por encima de
todas las cosas que parecen titilar en el sueño.
4. El final
del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los
sueños. 2La brecha es pequeña. 3Sin embargo, contiene las
semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de
perpetuar la separación y de impedir la unión. 4Y asÃ, parece
conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. 5El
propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. 6Pues se
concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si
fuese la causa del dolor.
5. La causa
del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. 2Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacÃo, que no
contiene nada ni hace nada, y que es tan insustancial como la estela que
los barcos dejan entre las olas al pasar. 3Dicho espacio vacÃo se
llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela
según las olas se unen. 4¿Dónde está la estela que habÃa entre las
olas una vez que éstas se han unido y han llenado el espacio que por un momento
parecÃa separarlas? 5¿Dónde está la base de la enfermedad una
vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que habÃa entre
ellas y en la que las semillas de la enfermedad parecÃan
germinar?
6. Dios tiende
el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado libre y despejado. 2Mas Él no puede tender un puente sobre las semillas de la enfermedad
y la vergüenza de la culpabilidad, pues no puede destruir una voluntad
ajena que Él no creó. 3 Deja que los efectos de ésta desaparezcan y
no te aferres a ellos desesperadamente, tratando de conservarlos. 4El
milagro los hará a un lado, haciendo asà sitio para Aquel Cuya Voluntad es venir
y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.
7. Considera,
entonces, los plateados milagros y los dorados sueños de felicidad como los
únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. 2La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus
hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro
y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. 3Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada. 4¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la
eternidad y fragmentarla en dÃas, meses y años? 5¿Y qué sois
vosotros que vivÃs en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios,
donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro
separado e inseguro?
8. No tengas
miedo, hijo mÃo, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu
mundo. 2Y allà donde la diminuta brecha parecÃa interponerse entre tú
y tu hermano, únete a él. 3Y de este modo, será evidente que la
enfermedad no tiene causa. 4El sueño de curación reside en el perdón,
que dulcemente te muestra que nunca pecaste. 5El milagro no dejará
ningún vestigio de culpabilidad que pueda traerte testigos de lo que nunca
fue. 6Y preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre
y tu Ser. 7La puerta está abierta para que todos aquellos que no
quieran seguir hambrientos y deseen gozar del festÃn de abundancia que allà se
les ha preparado puedan entrar. 8Y éstos se reunirán con tus
Invitados, a quienes el milagro invitó a venir a ti.
9. Este festÃn
es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. 2Pues aquÃ, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido
por todos los demás. 3Los Invitados han traÃdo Consigo provisiones
ilimitadas. 4Y a nadie se le priva de nada, ni nadie puede privar a
otro de nada. 5He aquà el festÃn que el Padre tiende ante Su Hijo y
que comparte con él equitativamente. 6Y en ese compartir no
puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. 7Aquà los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no
forma parte de este festÃn, pues es eterno. 8El Amor ha desplegado su
mesa en el espacio que parecÃa mantener a tus Invitados alejados de
ti.
LECCIÓN
322
Tan
sólo puedo renunciar a lo que nunca fue real.
1. Lo
único que sacrifico son las ilusiones, nada más. 2Y a medida que
éstas desaparecen, descubro los regalos que trataban de ocultar, los cuales
me aguardan en jubilosa espera, listos para entregarme los ancestrales
mensajes que me traen de Dios. 3En cada regalo Suyo que acepto yace
Su recuerdo. 4Y cada sueño sirve únicamente para ocultar el
Ser que es el único Hijo de Dios, el Ser que fue creado a Su Semejanza, el Santo
Ser que aún mora en Él para siempre, tal como Él aún mora en
mÃ.
2. Padre, para Ti
cualquier sacrificio sigue siendo algo por siempre inconcebible. 2Por
lo tanto, sólo en sueños puedo hacer sacrificios. 3Tal como Tú me
creaste, no puedo renunciar a nada que Tú me hayas dado. 4Lo que Tú no has
dado es irreal. 5¿Qué pérdida
podrÃa esperar sino la pérdida del miedo y el regreso del amor a mi
mente?
18 DE
NOVIEMBRE
IV. La unión
mayor
1. Aceptar la
Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y
muerte de nadie. 2Significa que no compartes con ningún individuo su
deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sà mismo. 3Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. 4De este
modo, no tienen ningún efecto. 5Y te liberas de los sueños de dolor
porque permites que él se libere de ellos. 6A menos que lo ayudes,
sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. 7Y te convertirás en un
protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. 8De
este modo, los dos os convertÃs en ilusiones sin ninguna identidad. 9Tú puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de
quién sea el sueño de maldad que compartas. 10Pero de una cosa puedes
estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de
miedo.
2. Hay un modo
de encontrar certeza aquà y ahora. 2Niégate a ser parte de ningún
sueño de miedo, sea cual sea su forma, pues si lo haces perderás tu identidad en
ellos. 3La manera de encontrarte a ti mismo es negándote a aceptar
tales sueños como tu causa, o como que tienen efectos en ti. 4Tú no
tienes nada que ver con ellos, pero sà con aquel que los sueña. 5De
esta manera, separas al soñador del sueño, al unirte a uno y abandonar el otro. 6El sueño no es más que una ilusión de la mente. 7Y a ésta
te puedes unir, pero jamás al sueño. 8Es del sueño de lo que tienes
miedo, no de la mente. 9Sin embargo, los ves como si fuesen lo mismo
porque crees que tú no eres más que un sueño. 10Y no sabes lo que es
real acerca de ti o lo que es ilusorio, ni puedes distinguir entre lo uno y lo
otro.
3. Al igual
que tú, tu hermano cree que él es un sueño. 2No compartas con él
su ilusión acerca de sà mismo, pues tu identidad depende de su realidad. 3Piensa en él más bien como una mente en la que todavÃa persisten las
ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. 4Lo que él
sueña no es lo que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el "héroe"
del sueño, es tu hermano. 5Su realidad es lo que es tu hermano, de la
misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo. 6Tu mente
y la suya están unidas en hermandad. 7Su cuerpo y sus sueños tan sólo
aparentan abrir una diminuta brecha en la que tus sueños se han unido a los
suyos.
4. Entre
vuestras mentes, sin embargo, no hay ninguna brecha. 2Unirte a sus
sueños significa que no te unes a él, pues sus sueños lo separan de ti. 3Libéralo, por lo tanto, proclamando sencillamente tu hermandad
con él y no con sueños de miedo. 4Ayúdale a que reconozca quién es,
negándote a apoyar sus ilusiones con tu fe, pues si lo haces, no podrás sino
tener fe en las tuyas. 5Y al tener fe en las tuyas, él no podrá
liberarse y tú quedarás atrapado en sus sueños. 6Y sueños de terror
vendrán a rondar la diminuta brecha, la cual está poblada únicamente por las
ilusiones que habéis apoyado en la mente del otro.
5. Ten
absoluta certeza de que si tú haces lo que te corresponde hacer, él hará lo que
le corresponda hacer a él, pues se unirá a ti allà donde tú estés. 2No lo invites a unirse a ti en la brecha que hay entre vosotros,
pues si lo haces, creerás que ésa es tu realidad asà como la suya. 3Tú no puedes llevar a cabo su papel por él, mas esto es precisamente
lo que haces cuando te vuelves una figura pasiva en sus sueños, en
vez del soñador de los tuyos. 4Tener una identidad carece de
significado en los sueños porque el soñador y el sueño son lo mismo. 5El que comparte un sueño no puede sino ser el sueño que comparte
porque el acto de compartir es lo que produce la causa.
6. Como
consecuencia de compartir confusión estás confundido, pues en la brecha no
existe un yo estable. 2Lo que es lo mismo parece diferente porque lo
que es lo mismo aparenta ser algo distinto. 3Los sueños de tu hermano
son los tuyos porque tú permites que lo sean. 4Mas si lo
librases de tus sueños, él se liberarÃa de ellos, asà como de los suyos. 5Tus sueños dan testimonio de los suyos y, los suyos, de la verdad de
los tuyos. 6No obstante, si vieses que no hay verdad en los tuyos,
sus sueños desaparecerÃan y él comprenderÃa qué fue lo que dio origen al
sueño.
7. El EspÃritu
Santo mora en vuestras dos mentes, y Él es Uno porque no hay brecha que pueda
dividir Su Unicidad*. 2La brecha que separa vuestros cuerpos es irrelevante, pues lo
que está unido en Él es siempre uno. 3Nadie puede estar enfermo si
alguien acepta su unión con él. 4Su deseo de ser una mente enferma y
separada no puede seguir vigente sin un testigo o una causa. 5Y tanto
el testigo como la causa desaparecen si alguien decide unirse a él. 6En su sueño él estaba separado de su hermano, quien, al no
compartir su sueño con él, ha eliminado el espacio que habÃa entre ellos. 7Y el Padre viene a unirse con Su Hijo, a quien el EspÃritu Santo se
unió.
8. La función
del EspÃritu Santo es tomar la imagen fragmentada del Hijo de Dios y poner cada
fragmento nuevamente en su lugar. 2Él muestra esta santa imagen,
completamente sanada, a cada fragmento separado que piensa que en sà es una
imagen completa. 3A cada uno de ellos Él le ofrece su Identidad, que
la imagen en su totalidad representa, en vez de la fragmentada y diminuta
porción que él insistÃa que era él mismo. 4Mas cuando él vea esta
imagen, se reconocerá a sà mismo. 5Si tú no compartes con tu hermano
su sueño de maldad, ésa es la imagen con la que el milagro llenará la diminuta
brecha, la cual quedará asà libre de todas las semillas de enfermedad y de
pecado. 6Y ahà el Padre recibirá a Su Hijo porque Su Hijo ha sido
misericordioso consigo mismo.
9. Te doy las
gracias, Padre, sabiendo que Tú vendrás a salvar cada diminuta brecha que hay
entre los fragmentos separados de Tu santo Hijo. 2Tu santidad,
absoluta y perfecta, mora en cada uno de ellos. 3Y están unidos
porque lo que mora en uno solo de ellos, mora en todos ellos. 4¡Cuán
sagrado es el más diminuto grano de arena, cuando se reconoce que forma parte de
la imagen total del Hijo de Dios. 5Las formas que los diferentes
fragmentos parecen adoptar no significan nada, 6pues el todo
reside en cada uno de ellos. 7Y cada aspecto del Hijo de Dios es
exactamente igual a todos los demás.
10. No
te unas a los sueños de tu hermano, sino a él, y ahà donde te unes a Su Hijo,
ahà está el Padre. 2¿Quién irÃa en busca de sustitutos si se
diese cuenta de que no ha perdido nada? 3¿Quién querrÃa disfrutar de
los "beneficios" de la enfermedad cuando ha recibido la simple bendición de la
salud? 4Lo que Dios ha dado no puede suponer pérdida alguna, y lo que
no procede de Él no tiene efectos. 5¿Qué podrÃas percibir,
entonces, en la brecha? 6Las semillas de la enfermedad proceden de la
creencia de que es posible encontrar felicidad en la separación y de que
renunciar a ella serÃa un sacrificio. 7Mas los milagros son el
resultado de no seguir tratando de ver en la brecha lo que no se encuentra en
ella. 8Lo único que requiere el Sanador del Hijo de Dios es que estés
dispuesto a abandonar todas las ilusiones. 9Él sembrará los milagros
de curación allà donde antes se encontraban las semillas de la
enfermedad. 10Y no habrá pérdidas de ninguna clase,
sino sólo ganancias.
LECCIÓN
323
Gustosamente
"sacrifico" el miedo.
1. He aquà el único
"sacrificio" que le pides a Tu Hijo bienamado: que abandone todo sufrimiento,
toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje
que Tu Amor entre a raudales a su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole
Tu Propia dicha eterna. 2Tal es el
"sacrificio" que me pides y que yo me impongo gustosamente: el único "costo" que
supone reinstaurar en mà Tu recuerdo para la salvación del
mundo.
2. Y
al saldar la deuda que tenemos con la verdad -una deuda que consiste
sencillamente en abandonar los auto-engaños y las imágenes que venerábamos
falsamente- , la verdad regresa Ãntegra y llena de júbilo a nosotros. 2Ya
no nos engañamos. 3El
amor ha regresado a nuestra conciencia. 4Y
ahora estamos en paz otra vez, pues el miedo ha desaparecido y lo único que
queda es el amor.
19 DE
NOVIEMBRE
V. La
alternativa a los sueños de miedo
1. ¿Qué puede
ser la sensación de estar enfermo, sino una sensación de estar limitado, 2o de estar desunido de algo y separado de ello? 3¿O de una brecha que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora
consideras la salud? 4Y de este modo, lo bueno se ve como si
estuviese afuera, y lo malo, adentro. 5Y asÃ, la enfermedad
aparta al ser de lo bueno, y conserva lo malo adentro. 6Dios es la
Alternativa a los sueños de miedo. 7El que es partÃcipe de sueños de
miedo, no puede ser partÃcipe de Él. 8Pero el que se niega a ser
partÃcipe de ellos, participa en Él. 9No hay ninguna otra
alternativa. 10Nada puede existir a menos que tú compartas su
existencia. 11Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo
para que Su creación pudiese crear.
2. Lo que les
confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad, rencor, muerte,
pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de compartirlos. 2Si
no se comparten, se perciben como algo sin sentido. 3Pues al no
prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. 4Y el amor no
puede sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las
únicas alternativas que existen. 5Donde uno aparece, el otro
desaparece. 6Y el que compartas, será el único que tendrás. 7Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas
tener.
3. Si perdonas
al soñador, y percibes que él no es el sueño que él mismo tejió, no estás
compartiendo con él su nefasto sueño. 2Por lo tanto, él no puede ser
parte del tuyo, del cual ambos os liberáis. 3El perdón separa al
soñador del sueño nefasto, y asÃ, lo libera. 4Recuerda que si
compartes un sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. 5Y
al tener miedo de él, no desearás conocer tu verdadera Identidad porque pensarás
que es temible. 6Y negarás tu Ser, y caminarás por tierras extrañas
que tu Creador no creó, donde parecerás ser algo que no eres. 7Lucharás contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y
atacarás a tu hermano, como parte de lo que odias. 8En esto no hay
términos medios. 9O bien eres tu Ser o bien una ilusión. 10¿Qué puede haber entre la ilusión y la verdad? 11Creer
que hay un lugar intermedio donde puedes ser algo que no eres, no puede ser
la verdad, sino un sueño.
4. Has
concebido una diminuta brecha entre las ilusiones y la verdad para que sea el
lugar donde reside tu seguridad y donde lo que has hecho mantiene celosamente
oculto a tu Ser. 2Aquà es donde se ha establecido un mundo enfermizo,
que es el que los ojos del cuerpo perciben. 3Aquà están los sonidos
que oye, las voces para las que sus oÃdos fueron concebidos. 4Sin
embargo, los panoramas y los sonidos que el cuerpo percibe no significan nada. 5El cuerpo no puede ver ni oÃr. 6No sabe lo que es ver, ni para qué sirve escuchar. 7Es tan incapaz de percibir como
de juzgar; de entender como de saber. 8Sus ojos son ciegos; sus
oÃdos, sordos. 9No puede pensar, y, por lo tanto, no puede tener
efectos.
5. ¿PodrÃa haber creado Dios algo para que enfermase? 2¿Y cómo
podrÃa existir algo que Él no hubiese creado? 3No permitas que tus
ojos se posen en un sueño ni que tus oÃdos den testimonio de una ilusión. 4Pues los ojos fueron concebidos para que viesen un mundo que no
existe, y los oÃdos, para que oyesen voces insonoras. 5Mas hay
otros panoramas y sonidos que sà se pueden ver, oÃr y comprender. 6Pues los ojos y los oÃdos son sentidos sin sentido, y lo único que
hacen es relatar lo que ven y lo que oyen. 7Mas no son ellos los que
ven y oyen, sino tú, quien ensambló cada trozo irregular, cada migaja y
fragmento absurdo de prueba para que diera testimonio del mundo que deseas. 8No permitas que los ojos y los oÃdos del cuerpo perciban estos
innumerables fragmentos dentro de la brecha que tú te imaginaste, ni
permitas que persuadan a su hacedor de que sus fabricaciones son
reales.
6. La creación
es la prueba de la realidad porque comparte la función que toda la creación
comparte. 2No se compone de trocitos de cristal, de un pedazo de
madera, o quizá de una hebra o dos, ensamblados para que den testimonio de la
verdad. 3La realidad no depende de eso. 4No hay
brecha que separe a la verdad de los sueños o de las ilusiones. 5La
verdad no ha dejado sitio para ellos en ningún lugar o tiempo, 6pues
ella ocupa todo lugar y tiempo, y hace que los sueños y las ilusiones sean
absolutamente indivisibles.
7. Tú
que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta brecha, no te das
cuenta de que ahà es donde os encontráis prisioneros en un mundo que se
percibe como que existe aquÃ. 2El mundo que tú ves no existe
porque el lugar desde donde lo percibes no es real. 3La brecha se
halla celosamente oculta entre las tinieblas, e imágenes nebulosas surgen para
cubrirla con formas vagas e indefinidas y con siluetas cambiantes, por siempre
insustanciales e inciertas. 4Sin embargo, en la brecha no hay nada. 5No hay secretos impresionantes ni tumbas tenebrosas desde los que el
terror surge de los huesos de la muerte. 6Observa la diminuta brecha
y contemplarás la inocencia y la ausencia de pecado que verás dentro de ti
cuando ya no tengas miedo de reconocer el amor.
LECCIÓN
324
No
quiero ser guÃa. Quiero ser simplemente un seguidor.
1. Padre, Tú eres
Quien me dio el plan para mi salvación. 2Eres asimismo Quien
determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, asà como
cada paso en el sendero señalado. 3No puedo
perderme. 4Tan sólo puedo
elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. 5Tu amorosa Voz
siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino. 6Mis hermanos
pueden seguir el camino por el que les dirijo. 7Mas yo
simplemente recorreré el caminó que conduce a Ti, tal como Tú me indiques y
quieras que yo haga.
2. Sigamos,
por lo tanto, a Uno que conoce el camino. 2No
tenemos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más
de un instante. 3Caminamos
juntos, pues le seguimos. 4Y
es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garantiza que llegaremos a
salvo a nuestro hogar.
20 DE
NOVIEMBRE
VI. Los votos
secretos
1. El que
castiga el cuerpo está loco, 2pues ahà es donde ve la diminuta
brecha, que, sin embargo, no está ahÃ. 3El cuerpo no se ha juzgado a
sà mismo, ni se ha convertido en lo que no es. 4No procura hacer del
dolor un gozo, ni espera encontrar placer duradero en lo que no es más que
polvo. 5No te dice cuál es su propósito, ni tampoco puede él
mismo entender para qué es. 6No hace de nadie una vÃctima porque no
tiene una voluntad propia, ni tampoco preferencias o dudas. 7No se
pregunta lo que es. 8Por lo tanto, no tiene necesidad de competir. 9Se puede hacer de él una vÃctima, pero no puede considerarse a sÃ
mismo como tal. 10No acepta ningún papel, sino que hace lo que se le
dice sin atacar.
2. Atribuir la
responsabilidad de lo que ves a aquello que no puede ver, y culparlo por los
sonidos que te disgustan cuando no puede oÃr, es ciertamente una perspectiva
absurda. 2El cuerpo no sufre el castigo que le impones porque no
tiene sensaciones. 3Se comporta tal como tú deseas que lo haga, pero
nunca toma decisiones. 4No nace ni muere. 5Lo único
que puede hacer es vagar sin rumbo por el camino que se le haya indicado. 6Y si cambias de rumbo, camina con igual facilidad por esa otra
dirección. 7No se pone de parte de nada, ni juzga el camino que
recorre. 8No percibe brecha alguna porque no odia. 9Puede ponerse al servicio del odio, pero no puede por ello
convertirse en algo odioso.
3. Lo que
odias y temes, deseas y detestas, el cuerpo no lo conoce. 2Lo envÃas
a buscar separación y a que sea algo separado. 3Luego lo odias, no
por lo que es, sino por el uso que has hecho de él. 4Te desvinculas
de lo que ve y oye, y odias su debilidad y pequeñez. 5Detestas sus
actos, pero no los tuyos. 6Mas el cuerpo ve y actúa por ti. 7Él oye tu voz. 8Y es frágil e insignificante porque asÃ
lo deseas. 9Parece castigarte, y asÃ, merece que le odies por las
limitaciones que te impone. 10No obstante, eres tú quien lo ha
convertido en el sÃmbolo de las limitaciones que quieres que tu mente
tenga, vea y conserve.
4. El cuerpo
representa la brecha que se percibe entre la pequeña porción de mente que
consideras tu mente, y el resto de lo que realmente es tuyo. 2Lo
odias, sin embargo, crees que es tu ser, el cual perderÃas sin él. 3Éste es el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere
caminar solo y separado. 4Éste es el juramento secreto que renuevas
cada vez que percibes que has sido atacado. 5Nadie puede sufrir a
menos que considere que ha sido atacado y que ha perdido como resultado de ello. 6El compromiso a estar enfermo se encuentra en tu conciencia,
aunque sin expresarse ni oÃrse. 7Sin embargo, es una promesa que le
haces a otro de que él te herirá y de que a cambio tú lo atacarás.
5. La
enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el cuerpo para que
sufra. 2Es la consecuencia natural de lo que se hizo en secreto, en
conformidad con el deseo secreto de otro de estar separado de ti, tal como el
tuyo es estar separado de él. 3A menos que ambos estéis de acuerdo en
que ése es vuestro deseo, éste no podrÃa tener efectos. 4Todo aquel
que dice: "Entre tu mente y la mÃa no hay separación" es fiel a la promesa que
le hizo a Dios y no al miserable voto de serle eternamente fiel a la muerte. 5Y al él sanar, su hermano sana también.
6. Que éste
sea el acuerdo que tengas con cada uno de tus hermanos: que estarás unido a
él y no separado. 2Y él será fiel a la promesa que le hagas porque es
la misma que él le hizo a Dios y que Dios le hizo a él. 3Dios cumple
Sus promesas; Su Hijo cumple las suyas. 4Esto fue lo que Su Padre le
dijo al crearlo: "Te amaré eternamente, como tú a MÃ. 5Sé tan
perfecto como Yo, pues nunca podrás estar separado de MÃ". 6Su Hijo
no recuerda que le contestó: "SÃ, Padre", si bien nació como resultado de
esa promesa. 7Con todo, Dios se la recuerda cada vez que él se niega
a mantener la promesa de estar enfermo, y permite, en cambio, que su mente
sea sanada y unificada. 8Sus votos secretos son impotentes ante la
Voluntad de Dios, Cuyas promesas él comparte. 9Y lo que ha usado como
sustituto de éstas no es su voluntad, pues él se comprometió a sà mismo a
Dios.
VII. El arca
de seguridad
1. Dios no
pide nada, y Su Hijo, al igual que Él, no necesita pedir nada, 2pues
no le falta nada. 3Un espacio vacÃo, o una diminuta brecha, serÃa una
insuficiencia. 4Y sólo ahà podrÃa él querer tener algo que no tiene. 5Un espacio donde Dios no se encuentra o una brecha entre Padre e
Hijo no es la Voluntad de ninguno de los dos, que prometieron ser uno solo. 6La promesa de Dios es una promesa que Él se hizo a Sà Mismo, y no
hay nadie que pudiese ser desleal a lo que Su Voluntad dispone como parte de lo
que Él es. 7 La promesa de que no puede haber brecha alguna entre Él
y lo que Él es no puede ser falsa. 8¿Qué otra voluntad podrÃa
interponerse entre lo que no puede sino ser uno solo y en Cuya
Plenitud no puede haber brecha alguna?
2. La hermosa
relación que tienes con todos tus hermanos es parte de ti porque es parte de
Dios Mismo. 2¿Cómo no ibas a enfermar si te niegas a ti mismo tu
plenitud, tu salud, tu Fuente de ayuda, la Llamada a impartir curación y la
Llamada a curar? 3Tu salvador espera la curación y el mundo espera
con él. 4Y tú no estás excluido, 5pues la curación o bien
será una sola o bien no tendrá lugar en absoluto, ya que en el hecho de que es
una radica la curación. 6¿Qué podrÃa corregir a la separación sino su
opuesto? 7No hay términos medios en ningún aspecto de la
salvación. 8O bien la aceptas completamente o bien no la aceptas
en absoluto. 9Lo que no está separado tiene que estar unido. 10Y lo que está unido no puede estar separado.
3. O bien hay
una brecha entre tu hermano y tú, o bien sois uno y lo mismo. 2No hay
nada entremedias, ninguna otra opción, ni ninguna lealtad que se pueda dividir
entre esas dos posibilidades. 3Una lealtad dividida significa
que le eres infiel a ambas posibilidades, lo cual no hace sino ponerte a dar
tumbos, sin que te quede otro remedio que agarrarte a cualquier brizna de paja
que parezca ofrecerte apoyo. 4Mas ¿quién puede edificar su hogar
sobre pajas y esperar que le proteja del viento? 5Ése es el tipo de
hogar que se puede hacer del cuerpo porque no está cimentado en la verdad. 6Sin embargo, por esa misma razón puede verse que no es tu hogar,
sino simplemente un medio para ayudarte a llegar al Hogar donde Dios
mora.
4. Cuando ése
se vuelve tu propósito, el cuerpo se cura, pues no se le utiliza para dar
testimonio del sueño de separación y enfermedad. 2Tampoco se le
culpa fútilmente por lo que no hizo. 3Su propósito es ayudar a que el
Hijo de Dios sane, y, debido a ello, no puede enfermar. 4No se une a
ningún propósito que tú no hayas aceptado, y tú has elegido que no esté enfermo. 5Todos los milagros se basan en esta decisión, y se te conceden en el
mismo instante en que la tomas. 6Ninguna forma de enfermedad está
excluida de dicha decisión porque la decisión no puede tomarse en función de la
forma. 7La decisión de estar enfermo parece ser una decisión entre
diferentes formas de enfermedad. 8Sin embargo, la enfermedad es
una sola, al igual que su opuesto. 9Por consiguiente, o estás enfermo
o estás sano.
5. Pero nunca
tú solo. 2Este mundo no es más que el sueño de que puedes estar solo
y de que puedes pensar sin que ello afecte a los que están separados de ti. 3Estar solo significa que estás separado, y si lo estás, no puedes
sino estar enfermo. 4Esto parece probar que definitivamente estás
separado. 5No obstante, lo único que significa es que has tratado de
mantener la promesa de serle fiel a la infidelidad. 6Mas la
infidelidad significa enfermedad. 7Es como la casa edificada sobre
pajas. 8De por sà parece ser muy sólida y real. 9Su
estabilidad, no obstante, no se puede juzgar sin tomar en consideración sus
cimientos. 10Si descansa sobre pajas, de nada sirve atrancar las
puertas, cerrar las ventanas o correr los cerrojos. 11El viento la
derrumbará, y las lluvias la azotarán y la arrastrarán al
olvido.
6. ¿Qué
sentido tiene buscar refugio en lo que se construyó precisamente para
fomentar el peligro y el miedo? 2¿Por qué recargarlo con más
cerraduras, cadenas o pesadas anclas, cuando su debilidad no reside en ello
mismo, sino en la fragilidad de la brecha insustancial sobre la que se erige? 3¿Qué seguridad te puede ofrecer algo que descansa sobre una sombra? 4¿EdificarÃas tu casa sobre algo que pudiera derrumbarse con el peso
de una pluma?
7. Tu hogar
está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e
impecabilidad*, asà como
sobre todo lo que su Padre le prometió. 2Ningún pacto secreto que
hayas hecho en lugar de eso ha estremecido en lo más mÃnimo los Cimientos de
este hogar. 3El viento podrá soplar sobre él y la lluvia azotarlo,
pero sin consecuencia alguna. 4El mundo será arrastrado, pero
este hogar permanecerá en pie para siempre, pues su fuerza no reside sólo
en él. 5Es un arca de seguridad, que descansa sobre la promesa que
Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre morarÃa a salvo en Él. 6¿Qué
brecha podrÃa interponerse entre la seguridad de este refugio y su Fuente? 7Desde aquà se puede ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más
o menos valor del que tiene como medio para liberar al Hijo de Dios a fin
de que pueda regresar a su hogar. 8Y con este santo propósito se
convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la Voluntad de
tu Padre contigo.
LECCIÓN
325
Todas
las cosas que creo ver son reflejos de ideas.
1. Ésta
es la clave de la salvación: lo que veo es el reflejo de un proceso mental que
comienza con una idea de lo que quiero. 2A partir de ahÃ, la mente
forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura
encontrarlo. 3Estas
imágenes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se
consideran reales y se defienden como algo propio de uno. 4De
deseos dementes nace un mundo demente, 5y de juicios, un mundo condenado. 6De pensamientos de
perdón, en cambio, surge un mundo apacible y misericordioso para con el santo
Hijo de Dios, cuyo propósito es ofrecerle un dulce hogar en el que descansar por
un tiempo antes de proseguir su jornada, y donde él puede ayudar a sus hermanos
a seguir adelante con él y a encontrar el camino que conduce al
Cielo y a Dios.
2. Padre nuestro,
Tus ideas reflejan la verdad, mientras que las mÃas separadas de las Tuyas, tan
sólo dan lugar a sueños. 2Déjame
contemplar lo que sólo las Tuyas reflejan, pues son ellas las únicas que
establecen la verdad.
21 DE
NOVIEMBRE
CapÃtulo
29
EL
DESPERTAR
I. La clausura
de la brecha
1. No hay
tiempo, lugar ni estado del que Dios esté ausente. 2No hay nada que
temer. 3Es imposible que se pudiese concebir una brecha en la
Plenitud de Dios. 4La transigencia que la más insignificante y
diminuta de las brechas representarÃa en Su Amor eterno es completamente
imposible. 5Pues ello querrÃa decir que Su Amor puede albergar una
sombra de odio, que Su bondad puede a veces trocarse en ataque y que en
ocasiones Él podrÃa perder Su infinita paciencia. 6Esto es lo que
crees cuando percibes una brecha entre tu hermano y tú. 7¿Cómo ibas a
poder, entonces, confiar en Dios? 8Pues Su Amor debe ser un engaño. 9Sé precavido entonces: no dejes que se te acerque demasiado y
mantén una brecha entre Su Amor y tú a través de la cual te puedas escapar en
caso de que tengas necesidad de huir.
2. Aquà es
donde más claramente se puede ver el temor a Dios. 2Pues el amor es
traicionero para aquellos que tienen miedo, ya que el miedo y el odio siempre
van de la mano. 3Todo aquel que odia tiene miedo del amor y, por lo
tanto, no puede sino tener miedo de Dios. 4Es indudable que no conoce
el significado del amor. 5Teme amar y ama odiar, y asÃ, piensa que el
amor es temible y que el odio es amor. 6Esto es lo que
inevitablemente les sucede a todos aquellos que tienen en gran estima a esta
pequeña brecha, creyendo que es su salvación y esperanza.
3. ¡El temor a
Dios! 2El mayor obstáculo que la paz tiene que salvar no ha
desaparecido todavÃa. 2Los demás ya han desaparecido, pero éste
todavÃa sigue en pie, obstruyendo tu paso y haciendo que el camino hacia la luz
parezca oscuro y temible, peligroso y sombrÃo. 4Has decidido que tu
hermano es tu enemigo. 5Tal vez tu amigo en algunas ocasiones,
siempre que vuestros diferentes intereses permitan vuestra amistad por
algún tiempo. 6Pero no sin dejar una aparente brecha entre vosotros,
en caso de que él se vuelva a convertir en tu enemigo. 7Deja que se
acerque a ti, y te haces atrás; acércate a él, y él instantáneamente emprende la
retirada. 8El acuerdo que establecisteis fue tener una amistad
cautelosa y de limitado alcance, cuya intensidad estuviese cuidadosamente
restringida. 9De modo que lo único que tú y tu hermano hicisteis fue
establecer un pacto condicional en el que uno de sus puntos era una cláusula de
separación que tanto tú como él acordasteis no violar. 10Y
convinisteis que violarla serÃa una infracción del acuerdo de todo punto
intolerable.
4. La brecha
entre vosotros no es el espacio que hay entre vuestros cuerpos, 2pues ese espacio tan sólo da la impresión de dividir vuestras mentes
separadas. 3La brecha entre vosotros es el sÃmbolo de una
promesa que os habéis hecho de encontraros cuando os parezca, y luego separaros
hasta que los dos decidáis encontraros de nuevo. 4Y entonces
vuestros cuerpos parecerán ponerse en contacto y concertar un lugar de encuentro
donde reunirse. 5Pero siempre es posible que cada uno siga su camino. 6Supeditado al "derecho" de separaros, acordáis reuniros de vez en
cuando y mantener vuestra distancia con intervalos de separación que os protejan
del "sacrificio" del amor. 7El cuerpo os salva, pues os aleja del
sacrificio total y os da tiempo para reconstruir una vez más vuestros yoes
separados, que creéis que realmente menguan cuando os
reunÃs.
5. El cuerpo
no podrÃa separar tu mente de la mente de tu hermano a menos que quisieses
que fuese la causa de vuestra separación y distanciamiento. 2Por
consiguiente, le atribuyes un poder que no posee. 3Esto es lo que
hace que tenga poder sobre ti. 4Pues ahora piensas que el cuerpo
determina cuándo debéis reuniros, y que limita vuestra capacidad de estar en
comunión con la mente del otro. 5Y asÃ, te dice adónde ir y cómo
llegar hasta allÃ, lo que te es factible emprender y lo que no puedes hacer. 6Te dice también lo que su salud puede tolerar, asà como lo que lo
fatigará y enfermará. 7Sus "inherentes" debilidades establecen
los lÃmites de lo que puedes hacer y hacen que tu propósito sea débil y
limitado.
6. El cuerpo
se avendrá a todo esto, si ése es tu deseo. 2Permitirá solamente
limitados desahogos de "amor", intercalados con intervalos de odio. 3Y se hará cargo de decidir cuándo puede "amar" y cuándo se debe
refugiar en el miedo para mantenerse a salvo. 4Enfermará porque tú no
sabes lo que es amar. 5De este modo, utilizarás indebidamente toda
circunstancia y a todo aquel con quien te encuentres, y no podrás sino ver en
ellos un propósito distinto del tuyo.
7. El amor no
exige sacrificios. 2Pero el miedo exige el sacrificio del amor, pues
no puede subsistir en su presencia. 3Para perpetuar el odio, es
preciso temerle al amor y limitar su presencia sólo a algunas ocasiones,
manteniéndolo alejado el resto del tiempo. 4De esta manera, se le
tiene por traicionero porque parece ir y venir a su antojo y no ofrecerte
ninguna estabilidad. 5No te das cuenta de cuán limitada y débil es tu
lealtad, y de cuán a menudo le has exigido al amor que se aleje de ti y te deje
solo y en "paz".
8. El cuerpo,
que de por sà no tiene ningún objetivo, es la excusa que tienes para los
diversos objetivos que tienes y que le obligas a perseguir. 2No es su
debilidad lo que te asusta, sino su falta de fuerza o debilidad. 3¿No
te gustarÃa saber que nada se interpone entre tú y él? 4¿No te
gustarÃa saber que no hay brecha tras la que te puedas ocultar? 5Los
que descubren que su salvador ya no es su enemigo experimentan un sobresalto. 6Cuando se descubre que el cuerpo no es real se suscita una cierta
aprensión 7y se experimentan matices de aparente temor en torno
al feliz mensaje de que "Dios es Amor".
9. Cuando la
brecha desaparece, no obstante, lo único que se experimenta es paz eterna. 2No más de eso, pero tampoco menos. 3Si no tuvieses miedo
de Dios, ¿qué podrÃa inducirte a que lo abandonases? 4¿Qué juguetes o
baratijas podrÃa haber en la brecha que pudiesen privarte por un solo instante
de Su Amor? 5¿PermitirÃas que el cuerpo dijese "no" a la llamada
del Cielo, si no tuvieses miedo de perder tu ser al encontrar a Dios? 6Mas ¿cómo serÃa posible que perdieses tu ser al
hallarlo?
LECCIÓN
326
He
de ser por siempre un Efecto de Dios.
1. Padre, fui
creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. 2He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi
Causa. 3Sigo siendo tal
como Tú me creaste. 4TodavÃa me
encuentro allà donde me pusiste. 5Y todos Tus
atributos se encuentran en mÃ, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante
a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles. 6Que tome
conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el
mismo poder de crear que Tú. 7Y asà como es en
el Cielo, sea en la tierra. 8Sigo Tu plan aquÃ, y sé que al final
congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la
tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de
gloria como el Hijo de Dios.
2. Veamos
hoy la tierra desaparecer, al principio transformada, y después, una vez que
haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente en la santa
Voluntad de Dios.
LECCIÓN
327
No
necesito más que llamar y Tú me contestarás.
1. No se me pide que acepte la salvación sobre la
base de una fe ciega. 2Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y
que Él Mismo me contestará. 3Déjame aprender mediante mi
experiencia que esto es verdad, y es indudable que llegaré a tener fe en Él. 4Esa es la fe que no se
quebranta y que me llevará cada vez más lejos por la senda que conduce hasta Él. 5Pues asà estaré seguro de que Él no me ha abandonado, de que aún me
ama y de que sólo espera a que yo lo llame para proporcionarme toda la ayuda que
necesite para poder llegar a Él.
2. Padre, te doy las gracias porque sólo con que ponga a
prueba Tus promesas jamás tendré la experiencia de que no se cumplen. 2PermÃtaseme, por lo tanto, ponerlas a prueba en vez de
juzgarlas. 3Tú eres Tu Palabra. 4Tú provees los medios a través de los cuales
arriba la convicción, haciendo asà que por fin estemos seguros de Tu eterno
Amor.
LECCIÓN
328
Elijo
estar en segundo lugar para obtener el primero.
1. Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad
el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz
que habla por Dios. 2Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomÃa
si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es
aislándonos del resto de la creación de Dios. 3No obstante, lo único
que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. 4Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe
otra voluntad que la Suya. 5Unirnos a Su Voluntad es encontrar la
nuestra. 6Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien
debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.
2. No hay otra voluntad que la Tuya. 2Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú
quieres que yo sea. 3Tu Voluntad es que yo me encuentre
completamente a salvo y eternamente en paz. 4Y comparto gustosamente
Contigo, Padre mÃo, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de
mÃ.
24 DE
NOVIEMBRE
II. La llegada
del Invitado
1. ¿Cómo no
ibas a percibir como liberación del sufrimiento el darte cuenta de que eres
libre? 2¿Por qué no habrÃas de aclamar a la verdad en vez de
considerarla un enemigo? 3¿Por qué razón te parece arduo, escabroso y
demasiado difÃcil de seguir una senda que es fácil y que está tan claramente
marcada que es imposible perderse? 4¿No será acaso porque consideras
que es el camino al infierno en vez de una manera sencilla de encontrarte en el
Cielo y en Dios que no exige ni sacrificios ni pérdidas? 5Mientras no
te des cuenta de que no renuncias a nada y de que es imposible perder, habrá
veces en que te arrepentirás de haber elegido este camino. 6Y no
verás los muchos beneficios que tu decisión te ha aportado. 7No
obstante, aunque tú no los veas, están ahÃ. 8Su causa ya los produjo,
y los efectos tienen que estar allà donde su causa ha hecho acto de
presencia.
2. Has
aceptado la causa de la curación. aPor lo tanto, debes haber sanado. 2Y al haber sanado, debes ahora también poseer el poder de sanar. 3El milagro no es un incidente aislado que ocurre de repente como si
se tratase de un efecto sin causa. 4Ni tampoco es en sà una causa. 5Pero allà donde está su causa, allà tiene que estar el milagro. 6Ahora ha sido causado, aunque aún no se perciba. 7Y sus
efectos se encuentran ahÃ, aunque aún no se vean. 8Mira dentro
de ti ahora, y no verás motivo alguno para estar arrepentido, sino razones para
sentir un gran regocijo y para abrigar esperanzas de
paz.
3. Todo
esfuerzo de encontrar esperanzas de paz en un campo de batalla ha sido en vano. 2Ha sido fútil pedirle a lo que se concibió precisamente para que
perpetuase el pecado y el dolor que te ayude a escapar de ellos. 3Pues el dolor y el pecado son la misma ilusión, tal como el odio y
el miedo, y el ataque y la culpabilidad son uno. 4Allà donde no
tienen causa, sus efectos desaparecen, y el amor llega dondequiera que ellos no
estén. 5¿Por qué no estás contento? 6Te has librado del
dolor y de la enfermedad, de la aflicción y de la pérdida, asà como de todos los
efectos del odio y del ataque. 7El dolor ya no es tu amigo ni la
culpabilidad tu dios. aPor lo tanto, dale la bienvenida a los efectos
del amor.
4. Tu Invitado
ha llegado. 2Tú lo invitaste y Él vino. 3No lo oÃste
entrar porque la bienvenida que le diste no fue total. 4Sus dones, no
obstante, llegaron con Él. 5Él los ha depositado a tus pies, y ahora
te pide que los contemples y los consideres tuyos. 6Él necesita
tu ayuda para dárselos a todos los que caminan por su cuenta, creyendo estar
solos y separados. 7Ellos sanarán cuando tú aceptes tus dones,
pues tu Invitado le dará la bienvenida a todo aquel cuyos pies hayan tocado la
tierra santa que tú pisas y donde Él ha puesto Sus dones a su
disposición.
5. No te das
cuenta de cuánto puedes dar ahora como resultado de todo lo que has recibido. 2No obstante, Aquel que vino sólo está a la espera de que vayas allÃ
adonde lo invitaste. 3No hay ningún otro lugar donde Él pueda
encontrarse con Su anfitrión o Su anfitrión con Él. 4Ni tampoco hay
ningún otro lugar donde se puedan obtener Sus dones de paz y dicha, asà como
toda la felicidad que brinda Su Presencia. 5Pues Sus dones se
hallan allà donde se encuentra Aquel que los trajo Consigo para dártelos. 6No puedes ver a tu Invitado, pero puedes ver los dones que
trajo. 7Y cuando los contemples, aceptarás que Él debe estar ahÃ. 8Pues lo que ahora puedes hacer no podrÃas haberlo hecho sin el amor
y la gracia que emanan de Su Presencia.
6. Ésta es la
promesa del Dios viviente: que Su Hijo viva, que toda criatura viviente forme
parte de él y que nada más viva. 2Aquello a lo que tú has dado "vida"
no está vivo, y sólo simboliza tu deseo de vivir separado de la vida, de
estar. vivo en la muerte, y de percibir a ésta como si fuese la vida, y al
vivir, como la muerte. 3Aquà las confusiones se suceden una tras
otra, pues este mundo se basa en la confusión y en nada más. 4Su base
es inmutable, si bien parece estar cambiando continuamente. 5Mas ¿qué
podrÃa ser eso, sino lo que realmente significa el estado de confusión? 6Para los que están confundidos la estabilidad no tiene sentido, y la
variación y el cambio se convierten en la ley por la que rigen sus
vidas.
7. El cuerpo
no cambia. 2Representa el sueño más amplio de que el cambio es
posible. 3Cambiar es alcanzar un estado distinto de aquel en el que
antes te encontrabas. 4En la inmortalidad no hay cambios, y en el
Cielo se desconocen. 5Aquà en la tierra, no obstante, los
cambios tienen un doble propósito, pues se pueden utilizar para enseñar
cosas contradictorias. 6Y esas cosas son un reflejo del maestro que
las enseña. 7El cuerpo puede parecer cambiar con el tiempo,
debido a las enfermedades o al estado de salud, o a eventos que parecen
alterarlo. 8Mas esto sólo significa que la mente aún no ha cambiado
de parecer con respecto a cuál es el propósito del cuerpo.
8. La
enfermedad es la exigencia de que el cuerpo sea lo que no es. 2Su
insustancialidad, no obstante, garantiza que no puede enfermar. 3En tu exigencia de que sea más de lo que es radica la idea de la
enfermedad. 4Pues dicha exigencia requiere que Dios sea menos de lo
que realmente es. 5¿Qué va a ser de ti, entonces, si es a ti a quien
se le exige el sacrificio? 6Pues a Dios se le informa que parte de Él
ya no le pertenece. 7Y a Él no le queda otro remedio ahora que
sacrificar tu ser y, como resultado de Su sacrificio, tú te engrandeces y Él se
empequeñece al perderte a ti. 8Y lo que ya no le pertenece, se
convierte en tu dios y te impide ser parte de Él.
9. El cuerpo
al que se le pide ser un dios es vulnerable al ataque, ya que su
insustancialidad no se reconoce. 2Y asÃ, parece ser algo con poder
propio. 3Al ser algo, se puede percibir, y también se puede pensar
que siente y actúa, y que te tiene prisionero en su puño. 4Y puede
que no llegue a ser lo que le exigiste que fuese. 5Y lo odiarás por
su insignificancia, sin darte cuenta de que el fracaso no se debe a que sea
menos de lo que tú crees que debe ser, sino sólo a que no te has dado cuenta de
que no es nada. 6No obstante, en el hecho mismo de que no es nada
reside tu salvación, de la cual quieres huir.
10. En cuanto
que "algo", se le pide al cuerpo que sea el enemigo de Dios, y que reemplace lo
que Dios es con pequeñez, limitaciones y desesperanza. 2Es Su
pérdida lo que celebras cuando consideras al cuerpo algo que amas o algo
que odias. 3Pues si Dios es la Suma de todo, entonces lo que no está
en Él no existe, y en Su compleción radica la insustancialidad del cuerpo. 4Tu salvador no ha muerto ni tampoco mora en lo que se edificó para
ser un templo a la muerte. 5Él vive en Dios, y esto, y sólo esto, es
lo que lo convierte en tu salvador. 6La insustancialidad de su cuerpo
libera al tuyo de la enfermedad y de la muerte. 7Pues lo que te
pertenece a ti no puede ser ni más ni menos que lo que le pertenece a
él.
LECCIÓN
329
He
elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.
1. Padre, pensé que me habÃa apartado de Tu
Voluntad, que la habÃa desafiado, que habÃa violado sus leyes y que habÃa
interpuesto otra voluntad más poderosa que la Tuya. 2En realidad, no obstante, no soy otra cosa
que una extensión de Tu Voluntad que se extiende continuamente. 3Eso es lo que soy, y ello jamás ha de
cambiar. 4Asà como Tú eres Uno, yo soy uno Contigo. 5Eso fue lo que elegà en mi creación, en la que mi voluntad se hizo
eternamente una con la Tuya. 6Esa decisión se tomó para siempre. 7No puede cambiar ni oponerse a sà misma. 8Padre, mi voluntad es la Tuya. 9Estoy a salvo, tranquilo y sereno, y gozo de
una dicha interminable porque asà lo dispone Tu
Voluntad.
2. Hoy aceptaremos la unión que existe entre
nosotros, y entre nosotros y nuestra Fuente. 2No tenemos otra
voluntad que la Suya y todos somos uno porque todos compartimos Su Voluntad. 3A través de Ella reconocemos que somos uno solo. 4A
través de Ella encontramos por fin el camino que nos conduce a
Dios.
25 DE
NOVIEMBRE
III. Los
testigos de Dios
1. No condenes
a tu salvador porque él crea ser un cuerpo. 2Pues más allá de sus
sueños se encuentra su realidad. 3Pero antes de que él pueda recordar
lo que es, tiene que aprender que es un salvador. 4Y tiene que salvar
a todo aquel que quiera ser salvado. 5Su felicidad depende de que te
salve a ti. 6Pues, ¿quién puede ser un salvador sino aquel que brinda
salvación? 7De este modo aprende que la salvación es algo que él
tiene que ofrecer. 8Pues a menos que se la conceda a otro no sabrá
que dispone de ella, ya que dar es la prueba de que se tiene. 9Esto
no lo pueden entender aquellos que creen que con su fuerza pueden menoscabar a
Dios. 10Pues, ¿quién podrÃa dar lo que no tiene? a¿Y quién
podrÃa perder al dar aquello que, por el hecho de darlo, no puede sino
aumentar?
2. ¿Crees
acaso que el Padre perdió Su Ser cuando te creó? 2¿Crees que se
debilitó por haber compartido Su Amor? 3¿Se vio acaso menoscabada Su
plenitud debido a tu perfección? 4¿O eres tú la prueba de Su plenitud
y perfección? 5No niegues Su testigo en el sueño que Su Hijo prefiere
a su propia realidad. 6Su Hijo tiene que ser el salvador del sueño al
que dio lugar, para poder asà liberarse de él. 7Tiene que ver a otro
no como un cuerpo, sino como uno con él, sin la muralla que el mundo ha
construido para mantener separadas todas las cosas vivientes que no saben que
viven.
3. En el sueño
de cuerpos y muerte aún puede vislumbrarse un atisbo de verdad que tal vez no es
más que una pequeña chispa, un espacio de luz creado en la oscuridad donde Dios
refulge todavÃa. 2Tú no puedes despertarte a ti mismo. 3No
obstante, puedes permitir que se te despierte. 4Puedes pasar por alto
los sueños de tu hermano. 5Puedes perdonarle sus ilusiones tan
perfectamente, que él se convierte en el que te salva de tus sueños. 6Y al verlo brillar en el espacio de luz donde Dios mora dentro de la
oscuridad, verás que Dios Mismo se encuentra allà donde está su cuerpo. 7Ante esta luz el cuerpo desaparece, de la misma manera en que las
sombras densas ceden ante la luz. 8La oscuridad no puede decidir que
el cuerpo siga presente. 9La llegada de la luz supone su
desaparición. 10Verás entonces a tu hermano en la gloria, y
entenderás qué es lo que realmente llena la brecha que por tanto tiempo pensaste
que os mantenÃa separados. 11AhÃ, en lugar de ella, el testigo de
Dios ha trazado el dulce camino de la bondad para que el Hijo de Dios lo
recorra. 12ª todo aquel que perdonas se le concede el poder de
perdonarte a ti tus ilusiones. 13Mediante tu regalo de libertad te
liberas tú.
4. Hazte a un
lado y deja pasar al amor, el cual tú no creaste, pero sà puedes extender. 2En la tierra eso quiere decir perdonar a tu hermano, para que las
tinieblas desaparezcan de tu mente. 3Una vez que la luz haya llegado
hasta tu hermano a través de tu perdón, él no se olvidará de su salvador ni
lo dejará sin absolver. 4Pues fue en tu rostro donde vio la luz que
quiere mantener a su lado, a medida que camina a través de las tinieblas hacia
la Luz eterna.
5. ¡Cuán santo
debes ser tú para que el Hijo de Dios pueda ser tu salvador en medio de sueños
de desolación y de desastres! 2Observa cuán deseoso llega, apartando
las densas sombras que lo mantenÃan oculto, para poder brillar sobre ti lleno de
gratitud y amor. 3Él es él mismo, pero no él mismo solo. 4Y de la misma manera en que su Padre no perdió parte de él al
crearte a ti, asà la luz en él es aún más brillante por tú haberle dado tu luz
para salvarlo de las tinieblas. 5Y ahora la luz en ti tiene que ser
tan brillante como la que refulge en él. 6Ésta es la chispa que
brilla en el sueño: que tú puedes ayudarle a despertar, y estar seguro de que
sus ojos despiertos se posarán sobre ti. 7Y con su feliz
salvación, te salvas tú.
LECCIÓN
330
Hoy
no volveré a hacerme daño.
1. Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única
función. z¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de
dolor? 3¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les
ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo? 4La mente que ha llegado a estar dispuesta a aceptar los regalos de
Dios ha sido reinstaurada al espÃritu, y extiende su libertad y su dicha tal
como dispone la Voluntad de Dios unida a la suya propia. 5El Ser
que Dios creó no puede pecar, por lo tanto, no puede sufrir. 6Elijamos hoy que Él sea nuestra Identidad, para poder asà escapar
para siempre de todas las cosas que el sueño de miedo parece
ofrecernos.
2. Padre, es imposible hacerle daño a Tu Hijo. 2Y si creemos sufrir, es sólo porque no reconocemos la única
Identidad que compartimos Contigo. 3Hoy queremos retornar a Ella, a fin de
librarnos para siempre de todos nuestros errores y salvarnos de lo que creÃamos
ser.
26 DE
NOVIEMBRE
IV. Los
diferentes papeles del sueño
1. ¿Crees acaso que la verdad puede ser tan
sólo meras ilusiones? 2Las ilusiones son sueños precisamente porque no son verdad. 3El hecho de que la verdad esté ausente de
todas ellas por igual es la base del milagro, lo cual quiere decir que has
entendido que los sueños sueños son, y que escaparte de ellos depende, no del
sueño en sÃ, sino de que despiertes. 4¿Cómo iba a ser posible
conservar algunos sueños y despertar de otros? 5La elección no
es entre qué sueños conservar, sino sólo si quieres vivir en sueños o despertar
de ellos. 6De ahà que el milagro no excluya de su benéfica
influencia algunos sueños. 7No puedes quedarte con algunos sueños y
despertar de otros, pues o bien estás dormido o bien despierto. 8Y
soñar tiene que ver únicamente con una de estas dos
posibilidades.
2. Los sueños
que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es
evidente. 2Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en
qué forma parezcan manifestarse. 3El miedo se ve adentro o
afuera, o en ambos sitios. 4O puede estar oculto tras formas
agradables. 5Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el
elemento básico de todos los sueños. 6Puede que la forma en que éstos
se manifiestan cambie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra
cosa. 7El milagro serÃa ciertamente traicionero si te permitiera
seguir estando amedrentado por no haber reconocido el miedo. 8Pues no
estarÃas entonces dispuesto a despertar, que es para lo que el milagro allana el
camino.
3. Dicho
llanamente, el ataque es la respuesta a una función que no se ha llevado a cabo
tal como tú la percibes. 2Puede que ello tenga que ver contigo o con
otro; sin embargo, allà donde se perciba, allà se atacará. 3La
depresión o el ataque no pueden sino ser los temas de todos los sueños, pues el
miedo es el elemento de que se componen. 4El fino disfraz de placer y
alegrÃa en el que tal vez vayan envueltos apenas cubre el grueso bloque de miedo
que constituye su médula. 5Y esto es lo que el milagro percibe, y no
las envolturas que lo cubren.
4. Cuando te
invade la ira, ¿no es acaso porque alguien no llevó a cabo la función que tú le
habÃas asignado? 2¿Y no se convierte esto en la "razón" que justifica
tu ataque? 3Los sueños que crees que te gustan son aquellos en los
que las funciones que asignaste se cumplieron, y las necesidades que te
adscribiste, fueron satisfechas. 4No importa si esas necesidades se
satisfacen o si son simplemente algo que se desea. 5Es la idea de que
existen lo que produce miedo. 6Los sueños no se desean en mayor o
menor medida. 7Simplemente se desean o no se desean. 8Y
cada uno representa alguna función que tú le has asignado a algo: algún objetivo
que un acontecimiento, un cuerpo o una cosa debe representar y
alcanzar por ti. 9Si lo logra crees que el sueño te gusta. 10Si fracasa crees que es triste. 11Pero el que fracase o
se logre no es lo que constituye su médula, sino simplemente su endeble
envoltura.
5. ¡Cuán
felices serÃan tus sueños si no le adjudicases a cada una de las figuras que
aparecen en ellos el papel que "debe" representar! 2Es
únicamente la imagen que tienes de alguien lo que puede fracasar, y tener esa
imagen es lo único que constituye una traición. 3La médula de los
sueños que ofrece el EspÃritu Santo no es nunca una médula de temor. 4Lo que los envuelve puede parecer ser lo mismo, pero su
significado ha cambiado porque cubre otra cosa. 5Lo que determina
toda percepción es su propósito, en el sentido de que aparenta ser aquello para
lo que se considera que es. 6Una sombrÃa figura que ataca se
convierte en un hermano que te ofrece una oportunidad para prestar ayuda, si
esto se convirtiese en la función del sueño. 7Y de este modo, los
sueños de tristeza se transformarÃan en sueños de
alegrÃa.
6. ¿Para qué
es tu hermano? 2No lo sabes porque tu función aún no te resulta
clara. 3No le asignes un papel que tú crees que te harÃa feliz a ti. 4Y no trates de herirle cuando él no cumpla el papel que
le asignaste en el sueño que tienes de lo que deberÃa ser tu vida. 5Él pide ayuda en cada uno de sus sueños, y tú puedes prestársela si
ves la función del sueño tal como la percibe Aquel que puede utilizar todo sueño
en beneficio de la función que se le encomendó a Él. 6Puesto que ama
al soñador, y no al sueño, cada sueño se convierte en una ofrenda de amor. 7Pues en el centro de cada sueño se halla Su Amor por ti, iluminando
amorosamente cualquier manifestación del sueño.
12.
¿Qué es el ego?
1.
El ego no es otra cosa que idolatrÃa; el sÃmbolo de un yo limitado y
separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la
muerte. 2Es la "voluntad" que ve a la Voluntad de Dios como su
enemigo, y que adopta una forma en que Ésta es negada. 3El ego es la "prueba" de que la fuerza es débil
y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se opone a Dios es verdad.
2.
El ego es demente. 2Lleno de miedo, cree alzarse más allá de lo
Omnipresente, aparte de la Totalidad y separado de lo Infinito. 3En su demencia
cree también haber vencido a Dios Mismo. 4Y desde su terrible
autonomÃa "ve" que la Voluntad de Dios ha sido destruida. 5Sueña con
el castigo y tiembla ante las figuras
de sus sueños: sus enemigos, que andan tras él queriendo asesinarlo antes de que
él pueda proteger su seguridad atacándolos primero.
3. El Hijo de Dios no tiene ego. 2¿Qué
puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él? 3¿Qué puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una
dicha eterna? 4¿Qué puede saber del miedo o del castigo, del pecado o
de la culpabilidad, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es
paz eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la
tranquilidad y silencio más profundos?
4. Conocer la realidad significa no ver al ego ni a
sus pensamientos, sus obras o actos, sus leyes o creencias, sus sueños o
esperanzas, asà como tampoco los planes que tiene para su propia salvación
y el precio que hay que pagar por creer en él. 2Desde el punto de
vista del sufrimiento, el precio que hay que pagar por tener fe en él es tan
inmenso que la ofrenda que se hace a diario en su tenebroso santuario es la
crucifixión del Hijo de Dios. aY la sangre no puede sino correr ante
el altar donde sus enfermizos seguidores se preparan para
morir.
5. Una sola azucena de perdón, no
obstante, puede transformar la oscuridad en luz y el altar a las ilusiones en el templo a la Vida
Misma. 2Y la paz se les restituirá para siempre a las santas
mentes que Dios creó como Su Hijo, Su morada, Su dicha y Su amor, completamente
Suyas, y completamente unidas a Él.
LECCIÓN
331
El
conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.
1.
Padre, ¡qué absurdo creer que Tu Hijo podÃa causarse sufrimiento asà mismo! 2¿Cómo iba
él a poder planear su condenación sin que se le hubiera provisto de un camino
seguro que lo condujese a su liberación? 3Me amas,
Padre, 4y nunca habrÃas podido dejarme en la desolación,
para morir en un mundo de dolor y crueldad. 5¿Cómo
pude jamás pensar que el Amor se habÃa abandonado a Sà Mismo? 6No hay
otra voluntad que la Voluntad del Amor. 7El miedo
es un sueño, y no tiene una voluntad que pueda estar en conflicto con la Tuya. 8Estar en conflicto es estar dormido; la paz, estar despierto. 9La
muerte es una
ilusión, y la vida, la verdad eterna. 10Nada se opone a Tu Voluntad. 11El conflicto no existe, pues mi voluntad es la
Tuya.
2. El perdón nos muestra que la Voluntad de Dios es
una sola y que la compartimos. 2Contemplemos los santos panoramas que
hoy nos muestra el perdón, de modo que
podamos encontrar la paz de Dios. 3Amén.
27 DE
NOVIEMBRE
V. La morada
inmutable
1. Hay un
lugar en ti en el que este mundo en su totalidad ha sido olvidado, y en el que
no quedan memorias de pecado ni de ilusiones. 2Hay un lugar en ti
donde el tiempo ha desaparecido y donde se oyen ecos de la eternidad. 3 Hay un lugar de descanso donde el silencio es tan absoluto que no se oye
ningún sonido, excepto un himno que se eleva hasta el Cielo para brindar júbilo
a Dios el Padre y al Hijo. 4Allà donde Ambos moran, allà Ambos son
recordados. 5Y allà donde Ambos están, allà se encuentran el Cielo y
la paz.
2. No creas
que puedes cambiar el lugar donde Ellos moran. 2Pues tu Identidad
reside en Ellos, y allà donde Ellos están, allà tienes que estar tú para
siempre. 3La inmutabilidad del Cielo se encuentra tan
profundamente dentro de ti, que todas las cosas de este mundo no hacen sino
pasar de largo, sin notarse ni verse. 4La sosegada infinitud de la
paz eterna te envuelve dulcemente en su tierno abrazo, tan fuerte y serena, tan
tranquila en la omnipotencia de su Creador, que nada puede perturbar al
sagrado Hijo de Dios que se encuentra en tu interior.
3. He aquà el
papel que el EspÃritu Santo te asigna a ti que sirves al Hijo de Dios y que
quieres contemplar su despertar y regocijarte. 2Él forma parte
de ti y tú de él porque es el Hijo de su Padre, y no por ningún otro propósito
que tú puedas ver en él. 3Lo único que se te pide es que aceptes lo
inmutable y lo eterno en él, pues tu Identidad reside allÃ. 4Sólo en
él puedes encontrar la paz que mora en ti. 5Y todo pensamiento de
amor que le ofrezcas no hace sino acercarte más a tu despertar a la paz
eterna y a la dicha infinita.
4. Éste
sagrado Hijo de Dios es como tú: el reflejo del Amor de su Padre por ti, el
tierno recordatorio del Amor de su Padre mediante el que fue creado, el
cual todavÃa mora en él al igual que en ti. 2Permanece muy quedo y
escucha la Voz de Dios en él, y deja que esa Voz te diga cuál es su función. 3Pues él fue creado para que tú fueses Ãntegro, pues sólo lo que está
completo puede ser parte de la compleción de Dios, la cual te
creó.
5. Él único
regalo que el Padre te pide es que no veas en la creación más que la
esplendorosa gloria del regalo que Él te hizo. 2Contempla a Su Hijo,
Su regalo perfecto, en quien su Padre refulge eternamente, y a quien toda la
creación le ha sido dada como propia. 3Y puesto que él dispone de
ella se te da a ti. aPor lo tanto, contempla tu paz allà donde la
creación se encuentra en él. 4La calma que te rodea mora en él, y de
esa quietud emanan los sueños felices en los que vuestras manos se unen
candorosamente. 5Éstas no son las manos usurpadoras de los
sueños de dolor. 6No empuñan ninguna espada, pues han abandonado su
apego a todas las vanas ilusiones del mundo. 7Y al estar vacÃas
reciben en cambio la mano de un hermano en la que yace la
plenitud.
6. Si
conocieses el glorioso objetivo que se halla más allá del perdón, no te
aferrarÃas a ningún pensamiento, por muy leve que parezca ser su roce con la
maldad. 2Pues entenderÃas cuán grande es el costo que supone
conservar cualquier cosa que Dios no haya otorgado en las mentes que pueden en
cambio dirigir las manos a bendecir y a conducir al Hijo de Dios a la morada de
su Padre. 3¿No te gustarÃa ser amigo de aquel que fue creado para ser
la morada de su Padre? 4Si Dios lo considera digno de Sà Mismo, ¿lo
atacarÃas tú con las manos del odio? 5¿Quién que ponga sus
ensangrentadas manos sobre el propio Cielo podrÃa esperar encontrar la paz de
éste? 6Tu hermano cree estar sujetando la mano de la muerte. 2Mas no le creas. 8Reconoce, en cambio, cuán bendito eres
tú que lo puedes liberar sólo con ofrecerle la tuya.
7. Se te
ofrece un sueño en el que tu hermano es tu salvador, no tu enemigo acérrimo. 2Se te ofrece un sueño en el que lo has perdonado por todos sus
sueños de muerte: un sueño de esperanza que compartes con él, en vez de los
sueños de odio y maldad que sueñas por tu cuenta. 3¿Por qué parece
tan difÃcil compartir este sueño? 4Porque a menos que sea el EspÃritu
Santo Quien le otorgue al sueño la función que debe tener, éste continuará
estando al servicio de la muerte, ya que fue concebido para el odio. 5Cada forma que adopta es, de alguna manera, una invocación a la
muerte. 6Y aquellos que sirven al señor de la muerte han venido a
adorarlo en un mundo de separación -cada uno con su diminuta lanza y enmohecida
espada- para cumplir su vieja promesa de morir.
8. Tal es la
médula de miedo de cada sueño que no se le haya entregado a Aquel que otorga a
los sueños una función distinta. 2Cuando los sueños se comparten,
pierden la función de atacar y separar, si bien para esto fue para lo que se
concibieron. 3En el mundo de los sueños, no obstante, no hay nada que
esté exento de la esperanza de cambio y mejora, pues no es en él donde se
encuentra la inmutabilidad. 4Alegrémonos en verdad de que esto sea
asÃ, y no busquemos lo eterno en este mundo. 5Los sueños de perdón
son medios para dejar de soñar con un mundo externo a ti. 6Y conducen
finalmente más allá de todo sueño a la paz de la vida
eterna.
VI. El perdón
y el final del tiempo
1. ¿Cuán
dispuesto estás a perdonar a tu hermano? 2¿Hasta qué punto deseas la
paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? 3Estas preguntas son en realidad la misma pregunta, aunque formuladas
de manera diferente. 4En el perdón reside tu paz, pues en él radica
el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y
muerte, de locura y asesinato, asà como de aflicción y pérdida. 5Éste es el "sacrificio" que pide la salvación, y, a cambio de todo
ello, gustosamente ofrece paz.
2. ¡No jures
morir, santo Hijo de Dios! 2Pues eso es hacer un trato que no puedes
cumplir. 3Al Hijo de la Vida no se le puede destruir. 4Es inmortal como su Padre. 5Lo que él es no puede ser
alterado. 6Él es lo único en todo el universo que necesariamente es
uno sólo. 7A todo lo que parece eterno le llegará su fin. 8Las estrellas desaparecerán, y la noche y el dÃa dejarán de ser. 9Todas las cosas que van y vienen, la marea, las estaciones del año y
las vidas de los hombres; todas las cosas que cambian con el tiempo y que
florecen y se marchitan, se irán para no volver jamás. 10Lo eterno no
se encuentra allà donde el tiempo ha fijado un final para todo. 11El
Hijo de Dios jamás puede cambiar por razón de lo que los hombres han hecho de
él. 12Será como siempre ha sido y como es, pues el tiempo no fijó su
destino, ni marcó la hora de su nacimiento ni la de su muerte. 13El
perdón no lo cambiará. 14No obstante, el tiempo sólo está a la espera
del perdón para que las cosas del tiempo puedan desaparecer, ya que no son de
ninguna utilidad.
3. Nada
sobrevive a su propósito. 2Si algo fue concebido para morir, morirá,
a no ser que se niegue a aceptar ese propósito como propio. 3El
cambio es lo único que se puede convertir en una bendición aquÃ, donde ningún
propósito es fijo por muy inmutable que parezca ser. 4No creas que
puedes fijar un objetivo que no concuerde con el propósito que Dios te
encomendó, y hacer que sea inmutable y eterno. 5Puedes adjudicarte un
propósito que no te corresponde a ti, 6pero no puedes deshacerte
del poder de cambiar de parecer y establecer otro propósito en tu
mente.
4. Poder cambiar es el mayor regalo que Dios le dio a todo lo que tú quisieras
hacer eterno, para asegurarse de que el Cielo fuese lo único que no
desapareciese. 2No naciste para morir. 3Y no puedes
cambiar, ya que tu función la fijó Dios. 4Todos los demás
objetivos, excepto uno, operan en el tiempo y cambian de manera que éste se
pueda perpetuar. 5Pues el perdón no se propone conservar el tiempo,
sino abolirlo una vez que deja de ser de utilidad. 6Y una vez que
deja de ser útil, desaparece. 7Y ahà donde una vez parecÃa reinar, se
restaura ahora a plena conciencia la función que Dios le encomendó a Su Hijo. 8El tiempo no puede fijar un final para el cumplimiento de esta
función ni para su inmutabilidad. 9La muerte no existe porque
todo lo que vive comparte la función que su Creador le asignó. 10La
función de la vida no puede ser morir. 11Tiene que ser la extensión
de la vida, para que sea eternamente una para siempre y sin
final.
5. Éste mundo
te atará de pies y manos y destruirá tu cuerpo únicamente si piensas que se
construyó para crucificar al Hijo de Dios. 2Pues aunque el mundo sea
un sueño de muerte, no tienes por qué dejar que sea eso para ti. 3Deja que esto cambie, y todas las cosas en el mundo no podrán
sino cambiar también. 4Pues aquà todo se define en función del
propósito que tú le asignas.
6. ¡Qué
bello es el mundo cuyo propósito es perdonar al Hijo de Dios! 2¡Cuán
libre de miedo está, y cuán repleto de bendiciones y felicidad! 3¡Y
qué dicha es morar por un tiempo en un lugar tan feliz! 4Mas no
debemos olvidarnos de que en un mundo asÃ, no transcurre mucho tiempo
antes de que la intemporalidad venga calladamente a ocupar el lugar del
tiempo.
LECCIÓN
332
El
miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.
1.
El ego forja ilusiones. 2La verdad desvanece sus sueños malvados
con el brillo de su fulgor. 3La verdad nunca ataca. 4Sencillamente es. 5Y por medio de su presencia se retira a la
mente de las fantasÃas, y asà ésta despierta a lo real. 6El perdón
invita a esta presencia a que entre, y a que ocupe el lugar que le corresponde
en la mente. 7Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada,
creyendo en su propia futilidad. 8Mas con el perdón, la luz brilla a
través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y proporcionándole
los medios para que tome conciencia de la libertad que es su
herencia.
2. Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. 2El
miedo lo mantiene aprisionado. 3Mas
Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. 4Padre,
queremos liberarlo ahora. 5Pues cuando ofrecemos libertad se nos
concede a nosotros. 6Y no
queremos seguir presos cuando Tú nos ofreces la
libertad.
28 DE
NOVIEMBRE
VII. No
busques fuera de ti mismo
1. No busques
fuera de ti mismo. 2Pues será en vano y llorarás cada vez que un
Ãdolo se desmorone. 3El Cielo no se puede encontrar donde no
está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. 4Ninguno de los Ãdolos qué veneras cuando llamas a Dios te contestará
en Su lugar. 5Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como
sustituto te proporcionará la felicidad que sólo Su respuesta brinda. 6No busques fuera de ti mismo. 7Pues todo tu dolor procede
simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde
encontrarlo. 8¿Y qué pasarÃa si no estuviese allÃ? 9¿PreferirÃas tener razón a ser feliz? 10Alégrate de que
se te diga dónde reside la felicidad, y no la sigas buscando por más tiempo en
ningún otro lugar, 11pues buscarás en vano. 12Mas se te ha
concedido conocer la verdad, y saber que no la debes buscar fuera de ti
mismo.
2. No hay
nadie que venga aquà que no abrigue alguna esperanza, alguna ilusión
persistente o algún sueño de que hay algo fuera de sà mismo que le puede brindar
paz y felicidad. 2Si todo se encuentra en él, eso no puede ser
verdad. 3Y asÃ, al venir a este mundo, niega su propia verdad y se
dedica a buscar algo que sea más que lo que lo es todo, como si una parte de ese
todo estuviese separada y se encontrase donde el resto no está. 4Éste es el propósito que le confiere al cuerpo: que busque lo que a
él le falta y que le provea de lo que le restaurarÃa su plenitud. 5Y
asÃ, vaga sin rumbo, creyendo ser lo que no es, en busca de algo que no puede
encontrar.
3. Ésta
persistente ilusión le impulsará a buscar miles de Ãdolos, y más allá de éstos,
mil más. 2Y todos le fallarán, excepto uno: pues morirá y no sé dará
cuenta de que el Ãdolo que buscaba era su muerte. 3La forma en
que este Ãdolo se manifiesta parece ser algo externo a él. 4No
obstante, su intención es destruir al Hijo de Dios que se encuentra en su
interior, y asà probar que logró vencerlo. 5Éste es el propósito de
todo Ãdolo, pues ése es el papel que se le asignó, y ése es el papel que no
puede cumplir.
4. Siempre que
tratas de alcanzar un objetivo en el que el mejoramiento del cuerpo es el
beneficiario principal, estás buscando la muerte. 2Pues crees que
puedes experimentar insuficiencia, y la insuficiencia es muerte. 3Sacrificarse es renunciar a algo, y, consecuentemente, estar
privado de ello y haber sufrido una pérdida. 4Y mediante esta
renuncia se renuncia a la vida. 5No busques fuera de ti mismo. 6Esa búsqueda implica que te falta plenitud interna y que temes
contemplar tu ruina, por lo que prefieres buscar lo que eres fuera de ti
mismo.
5. Los Ãdolos
no pueden sino desmoronarse porque no tienen vida, y lo que no tiene vida
es un signo de muerte. 2Viniste a morir, por lo tanto, ¿qué puedes
esperar, sino percibir los signos de la muerte que buscas? 3Ni la
tristeza ni el sufrimiento proclaman otro mensaje que el de haber hallado
un Ãdolo que representa una parodia de la vida, el cual, al no tener vida, es
realmente la muerte, a la cual se considera real y se le da forma viviente. 4No obstante, no hay Ãdolo que no haya de fracasar, desmoronarse y
desintegrarse porque ninguna forma de muerte puede ser vida y lo que se
sacrifica no puede ser Ãntegro.
6. Todos los
Ãdolos de este mundo fueron concebidos para impedirte conocer la verdad que
se encuentra en tu interior y para que le fueses leal al sueño de que para ser
Ãntegro y feliz tienes que encontrar lo que se encuentra fuera de ti mismo. 2Es inútil rendirle culto a los Ãdolos y esperar hallar paz. 3Dios mora en tu interior, y tu plenitud reside en Él. 4Ningún Ãdolo puede ocupar Su lugar. 5No recurras a
Ãdolos. 6No busques fuera de ti mismo.
7. Olvidémonos
del propósito que el pasado le ha conferido al mundo. 2Pues, de otra
manera, el futuro será como el pasado: una serie de sueños deprimentes, en los
que todos los Ãdolos te irán fallando uno tras otro, y donde verás muerte y
desengaño por doquier.
8. Para
cambiar todo esto, y abrir un camino de esperanza y liberación en lo que
aparenta ser un cÃrculo interminable de desesperación, necesitas tan sólo
aceptar que no sabes cuál es el propósito del mundo. 2Le adjudicas
objetivos que no tiene, y de esta forma, decides cuál es su propósito. 3Procuras ver en él un lugar de Ãdolos que se encuentran fuera
de ti, capaces de completar lo que está adentro dividiendo lo que eres entre lo
que está afuera y lo que está adentro. 4Tú eliges los sueños que
tienes, pues son la representación de tus deseos, aunque se perciben como si
viniesen de afuera. 5Tus Ãdolos hacen lo que tú quieres, y
tienen el poder que les adjudicas. 6Y los persigues fútilmente en el
sueño porque deseas adueñarte de su poder.
9. No
obstante, ¿dónde tienen lugar los sueños, sino en una mente dormida? 2¿Y podrÃa
acaso un sueño hacer que la imagen que proyecta fuera de sà mismo fuese
real? 3Ahorra tiempo, hermano mÃo, aprendiendo para qué es el tiempo. 4Y haz que el final de los Ãdolos venga cuanto antes a un mundo
entristecido y enfermo como consecuencia de los Ãdolos que se ven en él. 5Tu santa mente es el altar a Dios, y donde Él está no puede haber
Ãdolos. 6El temor a Dios no es el miedo de perder tu realidad 7sino el miedo de perder tus Ãdolos. 8No obstante, has
hecho de tu realidad un Ãdolo, y ahora lo tienes que proteger contra la luz de
la verdad. 9Y todo el mundo se convierte en el medio para poder
salvar a ese Ãdolo. 10De esta manera, la salvación parece amenazar la
vida y ofrecer la muerte.
10. Mas no es
asÃ. 2La salvación trata de probar que la muerte no existe y que lo
único que existe es la vida. 3Sacrificar la muerte no supone pérdida
alguna. 4Un Ãdolo no puede ocupar el lugar de Dios. 5Deja
que Él te recuerde Su Amor por ti, y no trates de ahogar Su Voz con los cantos
de profunda desesperación que les ofreces a los Ãdolos de ti mismo. 6No busques esperanzas más allá de tu Padre. 7Pues la
esperanza de felicidad no es la desesperación.
LECCIÓN
333
El perdón
pone fin al sueño de conflicto.
1. El
conflicto debe ser resuelto. 2Si se quiere escapar de él, no debe
evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro
nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños. 3Tiene que
verse exactamente como es, allà donde se cree que está, y tiene que verse
también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la
mente. 4Pues sólo entonces se desmantelan sus defensas y la verdad
puede arrojar su luz sobre él según desaparece.
2. Padre, el
perdón es la luz que Tú elegiste para que desvaneciese todo conflicto y toda
duda, y para que alumbrase el camino que nos lleva de regreso a Ti. 2Ninguna otra luz puede dar fin a nuestro sueño malvado. 3Ninguna otra luz puede salvar al mundo. 4Pues dicha luz
es lo único que jamás ha de fallar, ya que es el regalo que le has hecho a Tu
Hijo bienamado.
LECCIÓN
334
Hoy reclamo
los regalos que el perdón otorga.
1. No esperaré
ni un solo dÃa más para encontrar los tesoros que mi Padre me ofrece. 2Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a
medida que se van tejiendo con pensamientos basados en percepciones falsas. 3No dejes que hoy vuelva a aceptar regalos tan mÃseros. 4La Voz de Dios les ofrece Su paz a todos los que escuchan y eligen
seguirlo. 5Esto es lo que elijo hoy. 6Y asÃ, voy en busca
de los tesoros que Dios me ha dado.
2. Busco sólo
lo eterno. 2Pues Tu Hijo no podrÃa sentirse satisfecho con menos de
eso. 3¿Qué otra cosa, entonces, podrÃa brindarle solaz, sino lo que
Tú le ofreces a su desconcertada mente y a su atemorizado corazón, a fin de
proporcionarle certeza y traerle paz? 4Hoy quiero contemplar a mi
hermano sin mancha alguna de pecado en él. 5Eso es lo que Tu Voluntad
dispone que yo haga, pues asà es como podré contemplar mi propia
impecabilidad.
LECCIÓN
335
Elijo ver
la impecabilidad de mi hermano.
1. Perdonar es
una elección. 2Nunca veo a mi hermano tal como es, pues eso está
mucho más allá de la percepción. 3Lo que veo en él es simplemente lo
que deseo ver, pues eso es lo que quiero que sea verdad. 4A eso es a
lo único que respondo, por mucho que parezca que es a los acontecimientos
externos. 5Elijo lo que deseo contemplar, y eso, y sólo eso, es lo
que veo. 6La impecabilidad de mi hermano me muestra que quiero
contemplar la mÃa propia. 7Y la veré, puesto que he decidido ver a mi
hermano en la santa luz de su inocencia.
2. ¿De qué
otro modo podrÃa restituÃrseme Tu recuerdo, sino viendo la inocencia de mi
hermano? 2Su santidad me recuerda que él fue creado uno conmigo y
semejante a mÃ. 3En él encuentro mi Ser, y en Tu Hijo encuentro
asimismo el recuerdo de Ti.