UN CURSO DE MILAGROS - FRASES DEL DÍA
JULIO
1 DE
JULIO
III. Las
recompensas que se derivan de enseñar
1. Ya hemos
aprendido que todo el mundo enseña, y que enseña continuamente. 2Es
posible que hayas enseñado bien, pero que no hayas aprendido a aceptar el
bienestar que te produce enseñar. 3Si examinases lo que
has enseñado, y cuán ajeno es a lo que creÃas saber, no podrÃas por menos que
darte cuenta de que tu Maestro tuvo que proceder de más allá de tu sistema de
pensamiento. 4Por lo tanto, Él pudo verlo objetivamente y
percibir que no era cierto. 5Tuvo que haber hecho eso basándose en un
sistema de pensamiento muy diferente, que no tiene nada en común con el tuyo. 6Pues ciertamente lo que Él ha enseñado y lo que tú has enseñado a
través de Él, no tiene nada en común con lo que tú enseñabas antes de que Él
llegase. 7Y como resultado de ello, has llevado paz allÃ
donde antes habÃa dolor, y el sufrimiento ha desaparecido para ser
reemplazado por la alegrÃa.
2. Puede que
hayas enseñado lo que es la libertad, pero no has aprendido a ser libre. 2Anteriormente dije: "Por sus frutos los conoceréis y ellos se
conocerán a sà mismos". 3Pues es indudable que te juzgas a ti mismo
de acuerdo con lo que enseñas. 4Las enseñanzas del ego producen
resultados inmediatos porque aceptas sus decisiones inmediatamente como tu
elección. 5Y esa aceptación significa que estás dispuesto a
juzgarte a ti mismo de igual modo. 6Causa y efecto están claramente
definidos en el sistema de pensamiento del ego, pues todo tu aprendizaje ha
estado encauzado a establecer la relación que hay entre ellos. 7¿Y cómo no ibas a tener fe en lo que tan diligentemente te enseñaste
a creer? 8Recuerda, no obstante, cuánto cuidado has ejercido al
elegir sus testigos, y cuánto al evitar los que hablan en favor de la causa de
la verdad y de sus efectos.
3. ¿No te
demuestra el hecho de que no hayas aprendido lo que has enseñado que no percibes
a la Filiación como una? 2¿Y no te demuestra ello también que no te
consideras a ti mismo uno? 3Pues es imposible enseñar eficazmente si
se carece de convicción, y es igualmente imposible que la convicción se
encuentre fuera de ti. 4Jamás podrÃas haber enseñado lo que es la
libertad a no ser que creyeses, en ella. 5Lo que enseñaste, pues,
tuvo que haber procedido de ti. 6Sin embargo, es evidente que no
conoces el Ser que eres, y que no lo reconoces a pesar de que está activo. 7Lo que está activo tiene que estar presente. 8Y sólo si
niegas Sus obras podrÃas negar Su presencia.
4. El
propósito de este curso es que aprendas a conocerte a ti mismo. 2Has
enseñado lo que eres, pero no has permitido que lo que eres te enseñe a ti. 3Has tenido sumo cuidado en evitar lo obvio, y en no ver la verdadera
relación que existe entre causa y efecto, la cual es perfectamente evidente. 4Dentro de ti, no obstante, se encuentra todo lo que has
enseñado. 5¿Qué parte de ti puede ser la que no lo ha aprendido? 6TIene que ser esa parte que realmente es externa a ti, no porque tú
la hayas proyectado, sino porque asà es en verdad. 7Y es esa parte
que has aceptado dentro de ti la que no es lo que tú eres. 8Lo que
aceptas en tu mente no puede realmente cambiarla. 9Las ilusiones no
son sino creencias en algo que no existe. 10Y el aparente conflicto
entre la verdad y la ilusión solo puede ser resuelto separándote de la ilusión y
no de la verdad.
5. Lo que has
enseñado ya ha logrado esto, pues el EspÃritu Santo es parte de ti. 2Al haber sido creado por Dios, Él no ha abandonado ni a Dios ni
a Su creación. 3Él es a la vez Dios y tú, del mismo modo en que tú
eres a la vez Dios y Él. 4Pues la Respuesta de Dios a la separación
te aportó más que lo que tú trataste de llevarte contigo. 5Él te
protegió tanto a ti como a tus creaciones, al mantener unido a ti lo que tú
quisiste excluir. 6Y tus creaciones ocuparán el lugar de lo que tú
admitiste para reemplazarlas. 7Tus creaciones son muy
reales, pues forman parte del Ser que desconoces. 8Se comunican
contigo a través del EspÃritu Santo, y, para que aprendas a enseñar lo que eres,
te ofrecen gustosamente su poder y gratitud por su creación a ti que eres su
hogar. 9Tú que eres anfitrión de Dios lo eres también de ellas. 10Pues nada real ha abandonado jamás la mente de su creador. 11Y lo que no es real nunca estuvo en ella.
6. Tú no eres
dos seres en conflicto. 2¿Qué puede haber más allá de Dios? 3Si tú, que lo contienes a Él y a quien Él contiene, eres el
universo, todo lo demás tiene que estar afuera, donde no existe nada. 4Has enseñado esto, y, desde muy lejos en el universo aunque no
desde más allá de ti mismo, los testigos de tu enseñanza se han congregado para
ayudarte a aprender. 5Su gratitud se ha unido a la tuya y a la de
Dios para fortalecer tu fe en lo que enseñaste. 6Pues lo que
enseñaste es verdad. 7Si eliges estar solo, te excluyes a ti mismo de
tu enseñanza y te mantienes separado de ella. 8Pero unido a ellos no
puedes sino aprender que solamente te enseñaste a ti mismo, y que
aprendiste de la convicción que compartiste con ellos.
7. Este año
comenzarás a aprender y a hacer que lo que aprendas sea comparable a lo que
enseñas. 2Has elegido esto al estar dispuesto a enseñar. 3Aunque enseñar parecÃa ocasionarte dolor, dispondrás del gozo
que se deriva de ello. 4Pues dicho gozo reside en el alumno, que se
lo ofrece al maestro con gratitud y lo comparte con él. 5A medida que
sigas aprendiendo, tu gratitud hacia tu Ser, que te enseña lo que Él es,
aumentará y te ayudará a honrarlo. 6Y te darás cuenta de Su poder, de
Su fuerza y de Su pureza, y lo amarás como Su Padre lo ama. 7Su Reino
no tiene lÃmites ni fin, ni hay nada en Él que no sea perfecto y eterno. 8Tú eres todo esto, y no hay nada aparte de esto que pueda ser
lo que tú eres.
8. Tu
santÃsimo Ser es digno de toda alabanza por lo que eres, y por lo que es Aquel
que te creó como eres. 2Tarde o temprano todo el mundo tiene que
construir un puente para salvar la brecha que se imagina existe entre sus dos
seres. 3Cada cual construye dicho puente, a través del cual salvará
la brecha que le separa de su Ser, tan pronto como esté dispuesto a hacer un
ligero esfuerzo por construirlo. 4Sus parvos esfuerzos están
poderosamente respaldados por la fortaleza del Cielo y por la voluntad
conjunta de todos los que hacen que el Cielo sea lo que es, al estar unidos
dentro de él. 5Y asÃ, todo aquel que está dispuesto a cruzar es
literalmente transportado hasta el otro lado.
9. Tu puente
está mejor construido de lo que te imaginas, y tus pies están firmemente
asentados en él. 2No dudes de que la atracción de los que están
al otro lado esperándote no te vaya a ayudar a cruzar sin contratiempos. 3Pues llegarás a donde quieres estar, y a donde te aguarda
tu Ser.
LECCIÓN
183
Invoco
el Nombre de Dios y el mÃo propio.
1. El Nombre de Dios es sagrado, pero no es más
sagrado que el tuyo. 2Invocar Su Nombre es invocar el tuyo. 3Un padre le da su nombre a su hijo y, de este modo, identifica a su
hijo con él. 4Sus hermanos comparten su nombre y, asÃ, están unidos
por un vÃnculo en el que encuentran su identidad. 5El Nombre de tu Padre te recuerda quién eres incluso
en un mundo que no lo sabe, e incluso cuando tú mismo no lo has
recordado.
2. El
Nombre de Dios no puede ser oÃdo sin que suscite una respuesta, ni
pronunciado sin que produzca un eco en la mente que te exhorta a recordar. 2Di Su Nombre, y estarás invitando a los ángeles a que rodeen el
lugar en el que te encuentras, a cantarte según despliegan sus alas para
mantenerte a salvo y a protegerte de cualquier pensamiento mundano que quisiera
mancillar tu santidad.
3. Repite
el Nombre de Dios, y el mundo entero responderá abandonando las ilusiones. 2Todo sueño que el mundo tenga en gran estima de repente
desaparecerá, y allà donde parecÃa encontrarse hallarás una estrella, un milagro
de gracia. 3Los enfermos se levantarán, curados ya de sus
pensamientos enfermizos. 4Los ciegos podrán ver y los sordos
oÃr. 5Los afligidos
abandonarán su duelo, y sus lágrimas de dolor se secarán cuando la risa de
felicidad venga a bendecir al mundo.
4. Repite
el Nombre de Dios y todo nombre nimio deja de tener significado. 2Ante el Nombre de Dios, toda tentación se vuelve algo indeseable y
sin nombre. 3Repite Su Nombre, y verás cuán fácilmente te olvidas de
los nombres de todos los dioses que honrabas. 4Pues habrán
perdido el nombre de dios que les otorgabas. 5Se volverán anónimos y
dejarán de ser importantes para ti, si bien, antes de que dejases que el Nombre
de Dios reemplazase a sus nimios nombres, te postrabas reverente ante ellos
llamándolos dioses.
5. Repite
el Nombre de Dios e invoca a tu Ser, Cuyo Nombre es el Suyo. 2Repite
Su Nombre, y todas las cosas insignificantes y sin nombre de la tierra se ven en
su correcta perspectiva. 3Aquellos que invocan el Nombre de Dios no
pueden confundir lo que no tiene nombre con el Nombre, el pecado con la gracia,
ni los cuerpos con el santo Hijo de Dios. 4Y si
te unes a un hermano mientras te sientas con él en silencio y repites
dentro de tu mente quieta el Nombre de Dios junto con él, habrás edificado ahÃ
un altar que se eleva hasta Dios Mismo y hasta Su Hijo.
6. Practica
sólo esto hoy: repite el Nombre de Dios lentamente una y otra vez. 2Relega al olvido cualquier otro nombre que no sea el Suyo. 3No oigas nada más. 4Deja que todos tus pensamientos se
anclen en Esto. 5No usaremos ninguna otra palabra, excepto al
principio, cuando repetimos la idea de hoy una sola vez. 6Y
entonces el Nombre de Dios se convierte en nuestro único pensamiento,
nuestra única palabra, lo único que ocupa nuestras mentes, nuestro único
deseo, el único sonido que tiene significado y el único Nombre de todo lo que
deseamos ver y de todo lo que queremos considerar nuestro.
7. De
esta manera extendemos una invitación que jamás puede ser rechazada. 2Y Dios vendrá, y Él Mismo responderá a ella. 3No pienses
que Él oye las vanas oraciones de aquellos que lo invocan con nombres de Ãdolos
que el mundo tiene en gran estima. 4De esa manera nunca podrán llegar
a Él. 5Dios no puede oÃr peticiones que le pidan que no sea Él
Mismo o que Su Hijo reciba otro nombre que no sea el Suyo.
8. Repite
el Nombre de Dios, y lo estarás reconociendo como el único Creador de la
realidad. 2Y estarás reconociendo asimismo que Su Hijo es parte de Él
y que crea en Su Nombre. 3Siéntate en silencio y deja que Su Nombre
se convierta en la idea todo abarcadora que absorbe tu mente por completo. 4Acalla todo pensamiento excepto éste. 5Deja que ésta
sea la respuesta para cualquier otro pensamiento, y observa cómo el Nombre
de Dios reemplaza a los miles de nombres que diste a todos tus
pensamientos, sin darte cuenta de que sólo hay un Nombre para todo lo que
existe y jamás existirá.
9. Hoy
puedes alcanzar un estado en el que experimentarás el don de la gracia. 2Puedes escaparte de todas las ataduras del mundo, y ofrecerle a éste
la misma liberación que tú has encontrado. 3Puedes recordar lo
que el mundo olvidó y ofrecerle lo que tú has recordado. 4Puedes
también aceptar el papel que te corresponde desempeñar en su salvación, asà como
en la tuya propia. 5Y ambas
se pueden lograr perfectamente.
10. Recurre
al Nombre de Dios para tu liberación y se te concederá. 2No se
necesita más oración que ésta, pues encierra dentro de sà a todas las demás. 3Las palabras son irrelevantes y las peticiones innecesarias cuando
el Hijo de Dios invoca el Nombre de su Padre. 4Los Pensamientos de su
Padre se vuelven los suyos propios. 5El Hijo de Dios reivindica su
derecho a todo lo que su Padre le dio, le está dando todavÃa y le dará eternamente. 6Lo invoca para
dejar que todas las cosas que creyó haber hecho queden sin nombre ahora, y
en su lugar el santo Nombre de Dios se convierta en el juicio que él tiene de la
intranscendencia de todas ellas.
11. Todo
lo insignificante se acalla. 2Los pequeños sonidos ahora son
inaudibles. 3Todas las cosas vanas de la tierra han
desaparecido. 4El universo consiste únicamente en el Hijo de
Dios, que invoca a su Padre. 5Y la Voz de su Padre responde en el
santo Nombre de su Padre. 6La paz eterna se encuentra en esta eterna
y serena relación, en la que la comunicación transciende con creces todas las
palabras, y, sin embargo, supera en profundidad y altura todo aquello que las
palabras jamás pudiesen comunicar. 7Queremos experimentar hoy
esta paz en el Nombre de nuestro Padre. 8Y en Su Nombre se nos
concederá.
2 DE
JULIO
IV. Las
ilusiones y la realidad del amor
1. No temas
examinar la relación de odio especial, pues tu liberación radica en que la
examines. 2SerÃa imposible no conocer el significado del amor si no
fuese por eso. 3Pues la relación de amor especial, en la que el
significado del amor se halla oculto, se emprende solamente para contrarrestar
el odio, no para abandonarlo. 4Tu salvación se perfilará
claramente ante tus ojos abiertos a medida que examines esto. 5No
puedes limitar el odio. 6La relación de amor especial no lo
contrarrestará, sino que simplemente lo ocultará donde no puedas verlo. 7Mas es esencial que lo veas, y que no trates de ocultarlo. 8Pues el intento de equilibrar el odio con el amor es lo que hace que
el amor no tenga ningún significado para ti. 9No te das cuenta
de la magnitud de la ruptura que esto representa. 10Y hasta que no te
des cuenta de ello, no podrás reconocer la existencia de dicha ruptura, y, por
lo tanto, no podrá ser subsanada.
2. Los
sÃmbolos del odio enfrentados a los del amor parecen dar lugar a un conflicto que no existe. 2Pues los sÃmbolos
siempre representan algo diferente de sà mismos, y si el amor lo es todo, la
idea de un sÃmbolo de amor no tiene sentido. 3Saldrás ileso de este
último acto del proceso de des-hacimiento, y emergerás finalmente como lo que
eres. 4Éste es el último paso en el proceso de estar listo para Dios. 5No te muestres renuente ahora, pues estás demasiado cerca, y
cruzarás el puente sin ningún contratiempo, al ser transportado serenamente
de la guerra a la paz. 6Pues la ilusión de amor jamás te satisfará,
pero la realidad del amor, que te espera al otro lado, te lo dará
todo.
3. La relación
de amor especial es un intento de limitar los efectos destructivos del odio,
tratando de encontrar refugio en medio de la tormenta de la culpabilidad. 2Dicha relación no hace ningún esfuerzo por elevarse por encima de la
tormenta hasta encontrar la luz del sol. 3Por el contrario, hace
hincapié en la culpabilidad que se encuentra fuera del refugio, intentando
construir barricadas contra ella a fin de mantenerte a salvo tras ellas.
4La relación de amor especial no se percibe como algo con valor intrÃnseco, sino
como un enclave de seguridad desde donde es posible separarse del odio y
mantenerlo alejado. 5La otra persona envuelta en esta relación de
amor especial es aceptable siempre y cuando se ajuste a ese propósito. 6El odio puede hacer acto de presencia, y de hecho se le da la
bienvenida en ciertos aspectos de la relación, pero la relación se mantiene viva
gracias a la ilusión de amor. 7Si ésta desaparece, la relación se
rompe o se vuelve insatisfactoria debido a la desilusión.
4. El amor no
es una ilusión. 2Es un hecho. 3Si ha habido
desilusión es porque realmente nunca hubo amor, sino odio, 4pues
el odio es una ilusión y lo que puede cambiar nunca pudo ser amor. 5No cabe duda de que los que eligen a algunas personas como pareja en
cualquier aspecto de la vida, y se valen de ellas para cualquier propósito que
no desean compartir con nadie, están tratando de vivir con culpabilidad en vez
de morir de ella. 6Éstas son las únicas alternativas que ven. 7Para ellos el amor es sólo un escape de la muerte. 8Lo
buscan desesperadamente, pero no en la paz en la que él gustosamente vendrÃa
hasta ellos quedamente. 9Y cuando descubren que el miedo a la muerte
se cierne todavÃa sobre ellos, la ilusión de que la relación de amor especial es
lo que no es se desvanece. 10Cuando se desmantelan las barricadas
contra el miedo, éste se abalanza adentro y el odio
triunfa
5. No hay tal
cosa como triunfos de amor. 2Sólo el odio está interesado en el
"triunfo del amor". 3La ilusión de amor puede
triunfar sobre la ilusión de odio, pero siempre a costa de convertirlas a
las dos en ilusiones. 4Mientras perdure la ilusión de odio, el amor
será una ilusión para ti. 5Por lo tanto, la única elección que te
queda entonces es cuál de las dos ilusiones prefieres. 6En la
elección entre la verdad y la ilusión no hay conflicto. 7Si se viesen
desde este punto de vista, nadie tendrÃa dudas acerca de cuál elegir. 8Mas el conflicto se manifiesta en el instante en que la
elección parece ser entre ilusiones, si bien esta elección es
intranscendente. 9Cuando una alternativa es tan peligrosa como la
otra, la decisión tiene que ser una de desesperación.
6. Tu tarea no
es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras
dentro de ti que has levantado contra él. 2No es
necesario que busques lo que es verdad, pero sà es necesario que busques todo lo
que es falso. 3Toda ilusión es una ilusión de miedo, sea cual fuere
la forma en que se manifieste. 4Y el intento de escapar de una
ilusión refugiándote en otra no puede sino fracasar. 5Si buscas amor
fuera de ti, puedes estar seguro de que estás percibiendo odio dentro de ti y de
que ello te da miedo. 6Pero la paz nunca procederá de la ilusión de
amor, sino sólo de la realidad de éste.
7. Reconoce
esto, pues es verdad, y la verdad tiene que ser reconocida para que se
pueda distinguir de la ilusión: la relación de amor especial es un intento de
llevar amor a la separación. 2Y como tal, no es más que un intento de
llevar amor al miedo y de hacer que sea real en él. 3La relación de
amor especial, que viola totalmente la única condición del amor, quiere realizar
lo imposible. 4¿Cómo iba a poder hacer eso salvo en ilusiones? 5Es esencial que examinemos muy de cerca qué es exactamente lo que
crees que puedes hacer para resolver un dilema que te parece muy real, pero que
en realidad no existe. 6Ya estás muy cerca de la verdad, y esto es lo
único que se interpone entre ti y el puente que te conduce hasta
ella.
8. El Cielo
aguarda silenciosamente, y tus creaciones extienden sus manos para ayudarte a
cruzar y para que les des la bienvenida. 2Pues son ellas lo que
andas buscando. 3Lo único que buscas es tu compleción, y son ellas
las que te completan. 4La relación de amor especial no es más que un
pobre substituto de lo que en verdad -y no en ilusiones- te completa. 5La relación que tienes con tus creaciones está libre de culpa, y
esto te permite contemplar a todos tus hermanos con gratitud, pues tus
creaciones fueron creadas en unión con ellos. 6La aceptación de
tus creaciones es la aceptación de la unicidad * de la creación, sin la cual nunca podrÃas ser
completo. 7Ninguna clase de especialismo ** te puede ofrecer lo que Dios ha dado, y lo que
tú das junto con Él.
9. Al otro
lado del puente se encuentra tu compleción, pues estarás completamente en
Dios, sin querer nada en especial, excepto ser exactamente como Él, y mediante
tu compleción le brindarás a Él la Suya. 2No tengas miedo de cruzar
el puente y entrar a la morada de la paz y de la perfecta santidad. 3Sólo ahà está establecida para siempre la compleción de Dios y
la de Su Hijo. 4No busques esto en el desolado mundo de las
ilusiones, donde nada es seguro y todo te deja insatisfecho. 5En el
Nombre de Dios, estáte completamente dispuesto a abandonar todas las ilusiones. 6En cualquier relación en la que estés totalmente dispuesto a aceptar
la compleción y sólo la compleción, ahà Dios se completa, y Su Hijo junto con
Él.
10. El puente que
conduce a la unión contigo mismo conduce inevitablemente al
conocimiento, pues fue construido con Dios a tu lado, y te
conducirá directamente hasta Aquel en Quien reside tu compleción, la cual es
completamente compatible con la Suya. 2Cada ilusión que aceptas en tu
mente considerando que es alcanzable, invalida tu propia sensación de
compleción, y, de esa forma, niega la Plenitud de tu Padre. 3Cada
fantasÃa, ya sea de amor o de odio, te priva del conocimiento, pues las
fantasÃas son el velo tras el cual la verdad yace oculta. 4Lo único
que necesitas para descorrer ese velo que tan negro y tupido parece, es valorar
la verdad por encima de cualquier fantasÃa y no estar dispuesto en modo alguno a
conformarte con ilusiones en lugar de la verdad.
11. ¿No te
gustarÃa poder pasar del miedo al amor? 2Pues tal parece ser la
travesÃa. 3El amor te llama, pero el odio quiere retenerte. 4No escuches la llamada del odio ni veas ninguna fantasÃa. 5Pues tu compleción radica en la verdad y sólo en la verdad. 6En cada llamada del odio y en cada fantasÃa que surge para
demorarte, ve sólo la petición de ayuda que se eleva incesantemente desde ti a
tu Creador. 7¿Cómo no habrÃa Él de responder si tu compleción supone
la Suya? 8Él te ama sin ilusión alguna, tal como tú no puedes sino
amar también. 9Pues el amor está totalmente exento de
ilusiones, y, por lo tanto, libre de miedo. 10Aquel a quien Dios
recuerda, sólo puede gozar de plenitud. 11Y Dios nunca se ha
olvidado de lo que le brinda plenitud. 12En tu compleción reside
la memoria de Su Plenitud y Su gratitud hacia ti por Su compleción. 13En Su vÃnculo contigo reside tanto Su incapacidad de olvidarse como
tu capacidad de recordar. 14En Él están unidos tanto el que estés
dispuesto a amar, asà como todo el Amor de Dios, Quien jamás se olvidó de
ti.
12. Del mismo
modo en que tu Padre no puede olvidarse de la verdad que mora en ti, tú tampoco
puedes dejar de recordarla. 2El EspÃritu Santo es el puente que
conduce hasta Él, el cual fue construido mediante tu voluntad de unirte a
Él, y creado por Su júbilo en unión contigo. 3La jornada que parecÃa
interminable está llegando a su fin, pues lo que es interminable
está muy cerca. 4Ya casi lo has reconocido. 5Démosle ahora
juntos la espalda a todas las ilusiones sin vacilación alguna, y no permitas que
nada obstruya el camino que conduce a la verdad. 6Juntos
emprenderemos el último viaje inútil que nos aleja de la verdad, y de ahà iremos
juntos directamente a Dios, en gozosa respuesta a Su petición de que se le
complete.
13. Si las
relaciones especiales, de la clase que sean, dificultan la compleción de Dios,
¿qué valor pueden tener para ti? 2Lo que supondrÃa un impedimento
para Dios tiene que serlo para ti también. 3Sólo en el tiempo
parece posible que algo pueda impedir la compleción de Dios. 4El
puente a través del cual Él quiere llevarte en Sus brazos, te lleva del tiempo a
la eternidad. 5Despierta del tiempo, y sin miedo alguno contesta la
llamada de Aquel que te hizo eterno cuando te creó. 6A este lado del
puente que conduce hacia la intemporalidad no entiendes nada. 7Pero
conforme lo cruces con paso ligero, sostenido por la intemporalidad, se te
conducirá directamente al Corazón de Dios. 8Y ahÃ, y sólo ahÃ,
en el centro de Su Corazón, estarás a salvo para siempre porque gozarás de
compleción eternamente. 9No hay velo que el Amor de Dios en nosotros
no pueda descorrer. 10El camino a la verdad está despejado. 11Recórrelo conmigo.
** N.T. Hemos utilizado "especialismo" para
traducir el término inglés "specialness", cuyo significado es "la calidad,
condición, estado o deseo de ser especial".
LECCIÓN
184
El
Nombre de Dios es mi herencia.
1. Vives
a base de sÃmbolos. 2Has inventado nombres para todas las cosas que
ves. 3Cada una de ellas se ha convertido en una entidad aparte,
identificada por su propio nombre. 4De esta manera la segregas de la unidad. 5De esta manera designas sus
atributos especiales y la distingues de otras cosas al hacer hincapié en el
espacio que la rodea. 6Éste es el espacio que interpones entre todas
las cosas a las que has dado un nombre diferente; entre todos los
acontecimientos desde el punto de vista del tiempo y del lugar en que
ocurrieron, asà como entre todos los cuerpos que se saludan con un
nombre.
2. Este
espacio, al que ves como lo que separa unas cosas de otras, es el medio a través
del cual tiene lugar la percepción del mundo. 2Ves algo allÃ
donde no hay nada y, asimismo, no ves nada donde hay unidad; ves un espacio
entre todas las cosas, asà como entre todas las cosas y tú. 3De esa
manera, crees haber "creado" vida en la separación. 4Y debido a esta
división crees ser una unidad que opera con una voluntad
independiente.
3. ¿Qué
son todos esos nombres mediante los cuales el mundo se convierte en una serie de
acontecimientos independientes, de cosas desunidas y de cuerpos que se mantienen
aparte y que contienen fragmentos de mente como si de conciencias separadas se
tratase? 2Tú les
diste esos nombres, dando lugar a la percepción tal como querÃas que fuese. 3A las cosas sin nombre se les dio nombre y de esta manera se les dio
también realidad. 4Pues a lo que se le da un nombre se le da
significado y, de este modo, se considera significativo: una causa que produce
efectos reales, con consecuencias inherentes a sà misma.
4. AsÃ
es como se construye la realidad a base de una visión parcial, la cual se
contrapone deliberadamente a lo que de hecho es la verdad. 2Su
enemigo es la unidad. 3Concibe cosas sin importancia y las contempla. 4Y la
ausencia de espacio, asà como la sensación de unidad o la visión que ve de
manera distinta, se convierten en las amenazas que debe superar, combatir y
negar.
5. Esta
otra visión, no obstante, sigue siendo aún la dirección natural para que la
mente canalice su percepción. 2Es difÃcil enseñarle a la mente
miles de nombres extraños, y luego mil más. 3No obstante,
crees que eso es lo que significa aprender y que es el objetivo principal por
medio del cual se puede entablar comunicación y compartir conceptos de
manera que tengan sentido.
6. Ésta
es la suma total de la herencia que el mundo dispensa. 2Y todo aquel que aprende a pensar que ello es
cierto, acepta los signos y los sÃmbolos que afirman que el mundo es real. 3Eso es lo que propugnan. 4No dan lugar a que se dude de
que lo que tiene nombre no esté ahÃ. 5Se puede ver, tal como es de
esperar. 6Lo que niega que ello es verdad es lo que es una ilusión,
pues lo que tiene nombre es la realidad suprema. 7Cuestionarlo es una
locura, pero aceptar su presencia es prueba de
cordura.
7. Tal
es la enseñanza del mundo. 2No obstante, es una fase de aprendizaje
por la que todo el que viene aquà tiene que pasar. 3Mas cuanto antes
se perciba su base, lo cuestionable de sus premisas y cuán dudosos son sus
resultados, más pronto se pondrá en duda sus efectos. 4El aprendizaje
que se limita. a lo que el mundo enseña se queda corto en lo que respecta al
significado. 5Debidamente empleado, puede servir como punto de
partida desde donde se puede comenzar otro tipo de aprendizaje, adquirir una
nueva percepción, y desde donde se pueden erradicar todos los nombres
arbitrarios que el mundo confiere al ser puestos en
duda.
8. No creas que fuiste tú quien hizo el mundo. 2¡Las ilusiones, sÃ! 3Mas lo que es cierto en la tierra y
en el Cielo está más allá de tu capacidad de nombrar. 4Cuando llamas
a un hermano es a su cuerpo a lo que te diriges. 5Su verdadera Identidad queda oculta debido a lo que
crees que él es realmente. 6Su cuerpo responde al nombre con que lo
llamas, pues su mente ha consentido en aceptar ese nombre que le das como
su nombre. 7Y de esta manera, su unidad queda doblemente negada, pues
tú lo percibes como algo separado de ti, y él acepta como propio ese nombre
separado.
9. SerÃa
en verdad extraño si se te pidiese que fueses más allá de todos los sÃmbolos del
mundo y los olvidaras para siempre, y, al mismo tiempo, se te pidiera asumir una
función docente. 2TodavÃa tienes necesidad de usar los sÃmbolos
del mundo. 3Mas no te dejes engañar por ellos. 4No
representan nada en absoluto, y éste será el pensamiento que en tus prácticas te
liberará de ellos. 5Los sÃmbolos no son sino medios a través de los
cuales puedes comunicarte de manera que el mundo te pueda entender, pero
reconoces que no son la unidad en la que puede hallarse la verdadera
comunicación.
10. Asà pues, lo que necesitas cada dÃa son intervalos
en los que las enseñanzas del mundo se convierten en una fase transitoria: una
prisión desde la que puedes salir a la luz del sol y olvidarte de la oscuridad. 2Ahà entiendes la Palabra, el Nombre que Dios te ha dado; la única
Identidad que comparten todas las cosas; el reconocimiento de lo que es
verdad. 3Y luego vuelves a la oscuridad, no porque creas que es real,
sino sólo para proclamar su irrealidad usando términos que aún tienen
sentido en el mundo regido por la oscuridad.
11. Usa
todos los nombres y sÃmbolos nimios que caracterizan el mundo de la oscuridad. 2Mas no los aceptes como tu realidad. 3El EspÃritu Santo
se vale de todos ellos, pero no se olvida de que la creación tiene un solo
Nombre, un solo Significado y una sola Fuente que une a todas las cosas dentro
de SÃ Misma. 4Usa todos los nombres que el mundo da a esas cosas,
pero sólo por conveniencia, mas no te olvides de que comparten el Nombre de
Dios junto contigo.
12. Dios no tiene nombre. 2Sin embargo, Su
Nombre se convierte en la lección final de que todas las cosas son una ay con esta lección
finaliza todo aprendizaje. 3Todos los nombres se unifican, todo
espacio queda lleno con el reflejo de la verdad. 4Toda brecha se
cierra y la separación se subsana. 5El Nombre de Dios es la herencia
que Él les dio a los que eligieron que las enseñanzas del mundo ocupasen el
lugar del Cielo. 6Lo que nos proponemos en nuestras prácticas es
dejar que nuestras mentes acepten lo que Dios ha dado como respuesta a la mÃsera
herencia que tú fabricaste como justo tributo para el Hijo que Él
ama.
13. Nadie
que busque el significado del Nombre de Dios puede fracasar. 2La
experiencia es necesaria como complemento de la Palabra. 3Pero
primero tienes que aceptar que Su Nombre abarca toda la realidad y reconocer que
los innumerables nombres que diste a todos sus aspectos han distorsionado lo que
ves, pero no han afectado a la verdad en absoluto. 4Invocamos un solo
Nombre en nuestras prácticas. 5Y nos
valemos de un solo Nombre para unificar nuestra visión.
14. Y
si bien utilizamos un nombre distinto para cada aspecto de la conciencia del
Hijo de Dios, comprendemos que todos comparten el mismo Nombre, el cual Él
les ha dado. 2Este es el Nombre que usamos en nuestras
prácticas. 3Y al usarlo, todas las separaciones insensatas que nos
mantenÃan ciegos desaparecen. 4Y se nos concede la fortaleza necesaria para
poder ver más allá de ellas. 5Ahora nuestra vista queda bendecida con las bendiciones que
podemos dar según las recibimos.
15. Padre,
nuestro Nombre es el Tuyo. 2En
Él estamos unidos con toda cosa viviente, y Contigo que eres su único Creador. 3Lo
que hemos hecho y a lo que hemos dado muchos nombres diferentes no es sino una
sombra que hemos tratado de arrojar sobre Tu Realidad. 4Y
nos sentimos contentos y agradecidos de haber estado equivocados. 5Te entregamos todos nuestros errores, a fin de ser absueltos
de cuantos efectos parecÃan tener. 6Y
aceptamos la verdad que Tú nos das en lugar de cada uno de ellos. 7Tu
Nombre es nuestra salvación y la manera de escapar de lo que nosotros
mismos hemos hecho. 8Tu
Nombre nos une en la unicidad* que es nuestra herencia. y nuestra paz. 9Amén.
3 DE
JULIO
V. La decisión
de alcanzar la compleción
1. Cuando se
examina la relación especial, es necesario antes que nada, darse cuenta de que
comporta mucho dolor. 2Tanto la ansiedad como la desesperación,
la culpabilidad y el ataque están presentes, intercalados con perÃodos en
que parecen haber desaparecido. 3Es esencial que todos estos estados
se vean tal como realmente son. 4Sea cual fuere la forma en que se
manifiesten, son siempre un ataque contra el ser para que el otro se sienta
culpable. 5He hablado de esto con anterioridad, pero hay algunos
aspectos de lo que realmente se está intentando que aún no hemos
examinado.
2. Dicho
llanamente, el intento de que otro se sienta culpable va siempre dirigido contra
Dios, 2pues el ego quiere que creas que Dios, y sólo Él, es culpable,
lo cual deja a la Filiación vulnerable al ataque y sin ninguna protección contra
él. 3La relación de amor especial es el arma principal del ego para
impedir que llegues al Cielo. 4No parece ser un arma, pero si
examinases cuánto la valoras y por qué, te darÃas cuenta de que lo
es.
3. La relación
de amor especial es el regalo más ostentoso del ego y el que mayor atractivo
tiene para aquellos que no están dispuestos a renunciar a la culpabilidad. 2Aquà es donde más claramente se puede ver la "dinámica" del
ego, pues, contando con la atracción de su ofrenda, las fantasÃas que se centran
sobre la relación de amor especial son con frecuencia muy evidentes. 3Normalmente se consideran aceptables, e incluso naturales. 4Nadie considera raro amar y odiar al mismo tiempo, y aun los que
creen que odiar es un pecado, simplemente se sienten culpables por ello, pero no
hacen nada por corregirlo. 5Esto es lo que es "normal" en la
separación, y aquellos que aprenden que no es normal en absoluto, parecen ser
los que no son normales. 6Pues este mundo es lo opuesto al Cielo, al
haber sido concebido para ser su opuesto, y todas las cosas aquà son exactamente
lo opuesto a la verdad. 7En el Cielo, donde el significado del amor
se conoce perfectamente, el amor es lo mismo que la unión. 8AquÃ,
donde en lugar del amor se acepta la ilusión de amor, el amor se percibe como
separación y exclusión.
4. En la
relación especial -nacida del deseo oculto de que Dios nos ame con un amor
especial- es donde triunfa el odio del ego. 2Pues la relación
especial es la renuncia al Amor de Dios y el intento de asegurar para uno mismo
la condición de ser especial que Él nos negó. 3Es esencial para la
supervivencia del ego que tú creas que el especialismo no es el infierno, sino
el Cielo. 4Pues el ego jamás querrÃa que vieses que lo único que la
separación conlleva son pérdidas, al ser la única condición en la que el
Cielo no puede existir.
5. Para todo
el mundo el Cielo es la compleción. 2En esto no puede haber
desacuerdo porque tanto el ego como el EspÃritu Santo lo aceptan. 3Están, no obstante, en completo desacuerdo con respecto a lo que es
la compleción y a cómo se alcanza. 4El EspÃritu Santo sabe que la
compleción reside en primer lugar en la unión, y luego en la extensión de ésta. 5Para el ego, la compleción reside en el triunfo, y en la
extensión de la "victoria" incluso hasta el triunfo definitivo sobre Dios. 6El ego cree que con esto el ser se libera finalmente, pues entonces
no quedarÃa nada que pudiese ser un obstáculo para él. 7Ésa es su
idea del Cielo. 8Para el ego, pues, la unión -la condición en la que
él no puede interferir- tiene que ser el infierno.
6. La relación
especial es un mecanismo extraño y antinatural del ego para unir Cielo e
infierno, e impedir que se pueda distinguir entre uno y otro. 2Tratar
de encontrar lo que supuestamente es lo "mejor" de los dos mundos, simplemente
ha dado lugar a que se tengan fantasÃas de ambos y a que sea imposible percibir
a ninguno de ellos tal como realmente es. 3La relación especial
es el triunfo de esta confusión. 4 Es un tipo de unión en que la
unión está excluida, pues la exclusión es la base de dicho intento de unión. 5¿Qué mejor ejemplo que ésto puede haber de la máxima del ego:
"Busca, pero no halles"?
7. Lo más
curioso de todo es el concepto de yo que el ego fomenta en las relaciones
especiales. 2Este “yo" busca relaciones para completarse a sÃ
mismo. 3Pero cuando encuentra la relación especial en la que piensa
que puede lograrlo, se entrega a sà mismo, y trata de "intercambiarse" por el yo
del otro. 4Eso no es unión, pues con ello no hay aumento ni
extensión. 5Cada uno de ellos trata de sacrificar el yo que no desea
a cambio de uno que cree que prefiere. 6Y se siente culpable por
el "pecado" de apropiarse de algo y de no dar nada valioso a cambio. 7¿Qué valor le puede adjudicar a un yo del que quiere deshacerse para
obtener otro "mejor"?
8. Ese otro yo
"mejor" que el ego busca es siempre uno que es más especial. 2Y
quienquiera que parezca poseer un yo especial es "amado" por lo que se puede
sacar de él. 3Cuando ambos miembros de la relación especial ven
en el otro ese yo especial, el ego ve "una unión bendecida en el Cielo". 4Pues ni uno ni otro reconocerá que ha pedido el infierno, y,
por lo tanto, no interferirá en la ilusión que el ego tiene del Cielo, y que le
ofrece para que suponga un obstáculo para éste. 5Pero si el contenido
de todas las ilusiones es el miedo, y sólo el miedo, la ilusión del Cielo no es
más que una forma "atractiva" de miedo en la que la culpabilidad está
profundamente soterrada y se manifiesta en forma de
“amor".
LECCIÓN
185
Deseo
la paz de Dios.
1. Decir
estas palabras no es nada. 2Pero decirlas de corazón lo es todo. 3Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante,
jamás volverÃas a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento. 4RecobrarÃas plena conciencia
del Cielo, el recuerdo de Dios quedarÃa completamente reinstaurado y la
resurrección de toda la creación plenamente
reconocida.
2. No
hay nadie que pueda decir estas palabras de todo corazón y no curarse. 2Ya no podrÃa entretenerse con sueños o creer que él mismo es un
sueño. 3No podrÃa inventar un infierno y creer que es real. 4Desea la paz de Dios, y se le concede. 5Eso es todo lo
que desea y todo lo que recibirá. 6Son muchos
los que han dicho estas palabras. 7Pero ciertamente son muy pocos los
que las han dicho de todo corazón. 8No tienes más que contemplar el mundo que ves a tu alrededor para cerciorarte de
cuán pocos han sido. 9EI mundo cambiarÃa completamente sólo con que
hubiese dos que estuviesen de acuerdo en que esas palabras expresan lo único que
ellos anhelan.
3. Dos
mentes con un solo
empeño se vuelven tan fuertes que lo que disponen se convierte en la Voluntad de
Dios. 2Pues las mentes sólo se pueden unir en la verdad. 3En sueños, no hay dos mentes que puedan compartir la misma
intención. 4Para cada una de ellas, el héroe del sueño es distinto, y
el desenlace deseado no es el mismo. 5El perdedor y el ganador
simplemente alternan de acuerdo con patrones cambiantes, según la
proporción entre ganancia y pérdida y entre pérdida y ganancia adquiere un matiz
diferente o adopta otra forma.
4. No
obstante, lo único que se puede hacer en sueños es transigir. 2A
veces ello adopta la forma de una unión, pero sólo la forma. 3En los
sueños nada tiene significado, pues su meta es transigir. 4Las mentes
no pueden unirse en sueños. 5Sólo pueden negociar. 6Mas ¿qué trato
podrÃan hacer que les proporcionase la paz de Dios? 7Las ilusiones
pasan a ocupar Su lugar. 8Y lo que Él es deja de tener significado
para las mentes dormidas empeñadas en hacer tratos, cada cual en beneficio
propio y a costa de la pérdida de otros.
5. Desear
la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. 2Pues
nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera
de obtenerlas. 3Las ha examinado y se ha dado cuenta de que no le
ofrecen nada. 4Ahora procura ir más allá de ellas, al reconocer que
otro sueño sólo le ofrecerÃa lo mismo que los demás. 5Para él, todos
los sueños son uno. 6Y ha aprendido que la única diferencia entre
ellos es la forma que adoptan, pues cualquiera de ellos suscitará la misma
desesperación y zozobra que los demás.
6.
La mente que desea la paz de todo corazón debe unirse a otras mentes, pues asÃ
es como se alcanza la paz. 2Y cuando el deseo de paz es genuino, los
medios para encontrarla se le conceden en una forma tal que cada mente que
honradamente la busca pueda entender. 3Sea cual sea la forma en que
se presente la lección, ha sido planeada para él de tal forma que si su petición
es sincera, no dejará de verla. 4Mas si su petición no es sincera, no
habrá manera de que pueda aceptar la lección o realmente
aprenderla.
7.
Dediquemos hoy nuestra práctica a reconocer que nuestras palabras son sinceras. 2Deseamos la paz de
Dios. 3No es éste un deseo vano. 4Estas palabras no piden
que se nos dé otro sueño. 5No procuran transigir, ni es su afán hacer
otro trato con la esperanza de que aún haya un sueño que pueda tener éxito
cuando todos los demás han fracasado. 6Decir estas palabras de
corazón es reconocer la futilidad de las ilusiones y pedir lo eterno en lugar de
sueños cambiantes que parecen ofrecerte distintas cosas, pero que en realidad
son igualmente insubstanciales.
8. Dedica hoy tus sesiones de práctica a escudriñar
minuciosamente tu mente a fin de descubrir los sueños que todavÃa
anhelas. 2¿Qué es lo que realmente deseas de corazón? 3OlvÃdate de las palabras que empleas al hacer tus peticiones. 4Considera solamente lo que crees que te brindará consuelo y
felicidad. 5Pero no te desalientes por razón de las ilusiones que aún
perduran, pues la forma que éstas adoptan no es lo que importa ahora. 6No dejes que algunos sueños te resulten más aceptables, mientras que
te avergüenzas de otros y los ocultas. 7Son todos el mismo sueño. 8Y puesto que todos son el mismo, debes hacer la siguiente pregunta
con respecto a cada uno de ellos: "¿Es esto lo que deseo en lugar
del Cielo y de la paz de Dios?"
9.
Ésta es la elección que tienes ante ti. 2No te dejes engañar
pensando que es de otra manera. 3En esto no es posible
transigir. 4Pues o bien eliges la paz de Dios o bien pides sueños. 5Y éstos vendrán a ti tal como los hayas pedido. 6Mas la
paz de Dios vendrá con igual certeza para permanecer contigo para siempre. 7No desaparecerá con cada curva o vuelta del camino, para luego
reaparecer sin que sea reconocible, en formas que cambian y varÃan con cada
paso que das.
10. Deseas la paz de Dios. 2Y eso es lo que desean también todos los que parecen
ir en pos de sueños. 3Esto es lo único que pides tanto para ellos
como para ti cuando haces esta petición con profunda sinceridad. 4Pues de esa manera procuras alcanzar lo que ellos desean realmente,
y unes tu intención a lo que ellos quieren por encima de todas las cosas, hecho
éste que tal vez les sea desconocido, si bien para ti es indudable. 5Ha habido ocasiones en las que has sido débil y en las que has
estado indeciso acerca de tu propósito, inseguro con respecto a lo que quieres,
adónde ir a buscarlo o adónde acudir en busca de ayuda. 6Mas la ayuda
ya se te ha dado. 7¿No la aprovecharÃas ahora
compartiéndola?
11.
Nadie que realmente busque la paz de Dios puede dejar de hallarla. 2Pues lo único que pide es dejar de engañarse a sà mismo, al negarse
lo que la Voluntad de Dios dispone. 3¿Quién que pida lo que ya es
suyo podrÃa quedar insatisfecho? 4¿Quién que pida una respuesta que
él puede dar puesto que dispone de ella puede decir que no se le ha contestado? 5La paz de Dios es tuya.
12.
La paz fue creada para ti; tu Creador te la dio y la estableció como Su propio
regalo eterno. 2¿Cómo ibas a poder fracasar cuando tan sólo estás
pidiendo lo que Él dispone para ti? 3¿Y cómo podrÃa ser que lo que
pides fuese solamente para ti? 4No hay ningún don de Dios que no
sea para todos. 5Éste es el atributo que distingue a los dones de
Dios de todos los sueños que jamás parecieron ocupar el lugar de la
verdad.
13.
Cuando un don de Dios ha sido pedido y aceptado por cualquiera, nadie
pierde, sino que todos salen ganando. 2Dios da sólo con el propósito
de unir. 3Para Él, quitar no tiene sentido. 4Y cuando
tampoco lo tenga para ti, sabrás a ciencia cierta que compartes una sola
Voluntad con Él, asà como Él contigo. 5Y también sabrás que compartes
una sola Voluntad con todos tus hermanos, cuya intención es la
tuya.
14.
Es esa única intención lo que buscamos hoy al unir nuestros deseos a la
necesidad de cada corazón, al llamamiento de cada mente, a la esperanza que se
encuentra más allá de toda desesperación, al amor que el ataque quisiera
ocultar y a la hermandad que el odio ha intentado quebrantar, pero que aún sigue
siendo tal como Dios la creó. 2Con semejante ayuda a nuestro lado,
¿cómo Ãbamos a poder fracasar hoy cuando pedimos que se nos conceda la paz de
Dios?
4 DE
JULIO
9. El
atractivo del infierno reside únicamente en la terrible atracción de la
culpabilidad, que el ego ofrece a los que depositan su fe en la pequeñez. 2La convicción de pequeñez se encuentra en toda relación especial, ya
que sólo los que se consideran a sà mismos necesitados podrÃan valorar el
especialismo. 3Exigir que se te considere especial, y la creencia de
que hacer que otro se sienta especial es un acto de amor, hace del amor algo
odioso. 4El verdadero propósito de la relación especial -en
estricta conformidad con los objetivos del ego-es destruir la realidad y
substituirla por ilusiones. 5Pues el ego en sà es una ilusión, y sólo
las ilusiones pueden dar testimonio de su "realidad".
10. Si
percibieses la relación especial como un triunfo sobre Dios, ¿la desearÃas? 2No pensemos en su naturaleza aterrante, ni en la culpabilidad que
necesariamente conlleva, ni en la tristeza, ni en la soledad. 3Pues
esos no son sino atributos de la doctrina de la separación, y de todo el
contexto en que se cree que ésta tiene lugar. 4El tema central de su
letanÃa al sacrificio es que para que tú puedas vivir Dios tiene que morir. 5Y ése es el tema que se exterioriza en la relación especial. 6Mediante la muerte de tu yo, crees poder atacar al yo de otro,
arrebatárselo, y asà reemplazar al yo que detestas. 7Y lo detestas
porque piensas que no te ofrece la clase de especialismo que tú exiges. 8Y al odiarlo lo conviertes en algo Ãnfimo e indigno porque tienes
miedo de él.
11. ¿Cómo
podrÃas conferirle poder ilimitado a lo que crees haber atacado? 2La
verdad se ha vuelto tan temible para ti, que a menos que sea débil,
insignificante e inmerecedora de que se le otorgue valor, no te atreverás a
mirarla de frente. 3Piensas que estás más a salvo dotando al pequeño
yo que inventaste con el poder que le arrebataste a la verdad al vencerla y
dejarla indefensa. 4Observa la precisión con que se ejecuta este rito
en la relación especial. 5Se erige un altar entre dos personas
separadas, en el que cada una intenta matar a su yo e instaurar en su cuerpo
otro yo que deriva su poder de la muerte del otro. 6Este rito se
repite una y otra vez. 7Y nunca se completa, ni se completará jamás. 8El rito de compleción no puede completar, pues la vida no
procede de la muerte, ni el Cielo del infierno.
12. Cada vez
que alguna forma de relación especial te tiente a buscar amor en ritos,
recuerda que el amor no es forma sino contenido. 2La relación
especial es un rito de formas, cuyo propósito es exaltar la forma para que ocupe
el lugar de Dios a expensas del contenido. 3La forma no tiene ningún
significado ni jamás lo tendrá. 4La relación especial debe
reconocerse como lo que es: un rito absurdo en el que se extrae fuerza de la
muerte de Dios y se transfiere a Su asesino como prueba de que la forma ha
triunfado sobre el contenido y de que el amor ha perdido su significado. 5¿DesearÃas que eso fuese posible, aparte de que es evidente que
no lo es? 6De ser posible, te habrÃas convertido a ti mismo en un ser
indefenso. 7Dios no está enfadado. 8Simplemente no
pudo permitir que eso ocurriese. 9Y tú no puedes hacer que Él cambie
de parecer al respecto. 10Ningún rito que hayas inventado en el que
la danza de la muerte te deleita puede causar la muerte de lo eterno, 11Ni aquello que has elegido para sustituir a la Plenitud de Dios
puede ejercer influencia alguna sobre ella.
13. No veas en
la relación especial más que el intento absurdo de querer anteponer otros dioses
a Él, y de, al adorarlos, encubrir su pequeñez y la grandeza de Dios. 2En nombre de tu propia compleción no desees esto. 3Pues cualquier Ãdolo que antepongas a Él se antepone a ti y usurpa
el lugar de lo que verdaderamente eres. 14. La salvación reside en el simple hecho de que las ilusiones no son
temibles porque no son verdad. 2Te parecerán temibles en la medida en
que no las reconozcas como lo que son, y no las reconocerás como lo que son
en la medida en que desees que sean verdad. 3En esa misma
medida estarás negando la verdad y no llevando a cabo la simple elección entre
la verdad y las ilusiones; entre Dios y las fantasÃas. 4Recuerda
esto, y no te resultará difÃcil percibir la elección exactamente como es, y sólo
como es.
15. El núcleo
de la ilusión de la separación reside simplemente en la fantasÃa de que es
posible destruir el significado del amor. 2Y a menos que se restaure
en ti el significado del amor, tú que compartes su significado no podrás
conocerte a ti mismo. 3La separación no es más que la decisión
de no conocerte a ti mismo. 4Todo este sistema de pensamiento es una
experiencia de aprendizaje cuidadosamente urdida, diseñada para apartarte de la
verdad y conducirte a las fantasÃas. 5Mas por cada enseñanza que
pueda hacerte daño, Dios te ofrece corrección y el escape total de todas sus
consecuencias.
16. Decidir
entre si escuchar o no las enseñanzas de este curso y seguirlas, no es sino
elegir entre la verdad y las ilusiones. 2Pues en este curso se hace
una clara distinción entre la verdad y las ilusiones y no se confunden en
absoluto. 3¡Qué simple se vuelve esta elección cuando se percibe
exactamente como es! 4Pues sólo las fantasÃas hacen que elegir sea
confuso, pero las fantasÃas son totalmente irreales.
17. Éste es,
pues, el año en que debes llevar a cabo la elección más fácil a la que jamás te
hayas enfrentado, y también la única. 2Cruzarás el puente que
conduce a la realidad simplemente porque te darás cuenta de que Dios está al
otro lado y de que aquà no hay nada en absoluto. 3Es imposible no
llevar a cabo la elección que naturalmente llevarÃas a cabo si te dieses cuenta
de esto.
LECCIÓN
186
De
mà depende la salvación del mundo.
1. Ésta es la afirmación que algún dÃa habrá de
erradicar de toda mente todo vestigio de arrogancia. 2Éste es el
pensamiento de la verdadera humildad, que no te adjudica ninguna otra función,
excepto la que se te ha encomendado. 3Dicho pensamiento supone tu
aceptación del papel que te fue asignado, sin insistir en que se te asigne otro. 4No se detiene a considerar qué papel es el que es adecuado para ti. 5Tan sólo reconoce que la Voluntad de Dios se hace tanto en la tierra como en el Cielo. 6Une a todas las voluntades de la tierra en el plan celestial
para la salvación del mundo, y les restituye la paz del
Cielo.
2. No nos opongamos a nuestra función. 2No
fuimos nosotros quienes la establecimos. 3No fue idea nuestra. 4Se nos han proporcionado los medios para llevarla a cabo
perfectamente. 5Lo único que se nos pide es que aceptemos nuestro papel con genuina
humildad, y que no neguemos con un aire de falsa arrogancia que somos dignos de
él. 6Poseemos la fuerza necesaria para hacer lo que se nos pide
llevar a cabo. 7Nuestras mentes están perfectamente capacitadas
para desempeñar el papel que nos asignó Uno que nos conoce
bien.
3. Mientras no entiendas su significado, puede que la
idea de hoy te parezca muy ardua. 2Lo único que dice es que tu Padre
te recuerda todavÃa y te ofrece la perfecta confianza que tiene en ti, Su Hijo. 3No te pide que seas diferente de como eres en modo alguno. 4¿Qué otra cosa sino esto podrÃa pedir la humildad? 5¿Y
qué otra cosa sino esto podrÃa negar la arrogancia? 6Hoy no
dejaremos de cumplir nuestro cometido con la engañosa excusa de que es un
insulto a la modestia. 7Es el orgullo el que se niega a responder a
la Llamada del Propio Dios.
4. Hoy dejaremos a un lado todo vestigio de falsa
humildad para poder escuchar la Voz de Dios revelarnos lo que desea que
hagamos. 2No pondremos en duda nuestra capacidad
para llevar a cabo la función que Él nos ofrezca. 3Sólo estaremos
seguros de que Él conoce nuestras fuerzas, nuestra sabidurÃa y nuestra
santidad. 4Y si Él
nos considera dignos, es que lo somos. 5Es sólo la arrogancia la que
opina de otra manera.
5. Hay una manera, y sólo una, de liberarte del
encarcelamiento al que te ha llevado tu plan de probar que lo falso es
verdadero. 2Acepta en lugar de él el plan que tú no trazaste. 3No juzgues si eres o no merecedor de él. 4Si la Voz de
Dios te asegura que la salvación necesita que tú desempeñes tu papel y que la
totalidad depende de ti, ten por seguro que asà es. 5Los arrogantes
tienen que aferrarse a las palabras, temerosos de ir más allá de ellas y de
experimentar lo que podrÃa poner en entredicho su postura. 6Los
humildes, en cambio, son libres para oÃr la Voz que les dice lo que son y lo que
deben hacer.
6. La arrogancia forja una imagen de ti que no es
real. 2Ésa es la imagen que se estremece y huye aterrorizada cuando
la Voz que habla por Dios te asegura que posees la fuerza, la sabidurÃa y la
santidad necesarias para ir más allá de toda imagen. 3Tú, a
diferencia de la imagen de ti mismo, no eres débil. 4No eres
ignorante ni impotente. 5El pecado no puede mancillar la verdad que
mora en ti, ni la aflicción puede acercarse al santo hogar de
Dios.
7. Esto es lo que te dice la Voz que habla por Dios. 2Y según Él te habla, la imagen se estremece e intenta atacar la
amenaza que le resulta desconocida; al sentir que sus cimientos se derrumban. 3Abandónala. 4La salvación del mundo depende de ti, y no
de ese pequeño montón de polvo. 5¿Qué podrÃa esa imagen decirle al santo Hijo de Dios? 6¿Por qué tiene él
que preocuparse por ella en absoluto?
8. Y asà hallamos nuestra paz. 2Aceptaremos la función que Dios nos encomendó, pues toda ilusión
descansa sobre la absurda creencia de que podemos inventar otra función para
nosotros. 3Los papeles que nosotros mismos nos hemos auto-otorgado
son inestables y parecen oscilar entre la aflicción y la dicha extática del amor
y de amar. 4Podemos reÃr o llorar, recibir el dÃa de buen grado o
bien recibirlo con lágrimas. 5Nuestro propio ser parece cambiar según
experimentamos múltiples cambios en nuestro estado de ánimo, y nuestras
emociones nos remontan hacia lo alto o nos estrellan contra el suelo sumiéndonos
en la desolación.
9. ¿Es éste el Hijo de Dios? 2¿HabrÃa
podido Él crear semejante inestabilidad y llamarla Su Hijo? 3Aquel
que es inmutable comparte Sus atributos con Su creación. 4Ninguna de las imágenes que Su Hijo aparenta forjar afecta lo que él
es. 5Dichas imágenes revolotean por su mente como hojas arrastradas
por el viento, que forman diseños fugaces y se desbandan para volverse a agrupar
hasta finalmente dispersarse. 6O como
los espejismos que se ven en el desierto.
10. Estas imágenes insustanciales desaparecerán y
dejarán tu mente libre y serena cuando aceptes la función que se te ha
encomendado. 2Las imágenes que fabricas sólo dan lugar a metas
conflictivas, transitorias y vagas, inciertas y ambiguas. 3¿Quién podrÃa mantener un esfuerzo constante o poner todas sus
energÃas y empeño en metas como éstas? 4Las funciones que el mundo
tiene en gran estima son tan inciertas, que aun las más sólidas cambian por lo
menos diez veces por hora. 5¿Qué se puede esperar de metas como
éstas?
11. Como
bello contraste, tan seguro como el retorno del sol cada mañana para disipar la
noche, tu verdadera función se perfila clara e inequÃvocamente. 2No
hay duda acerca de su validez. 3Pues procede de Uno que no conoce el
error y Cuya Voz está segura de Sus mensajes. 4Éstos nunca cambiarán
ni estarán en conflicto. 5Todos ellos apuntan hacia un solo objetivo,
el cual puedes alcanzar. 6Puede que tu plan sea imposible, pero
el de Dios jamás puede fracasar porque Él es su Fuente.
12. Haz
lo que la Voz de Dios te indique. 2Y si
te pide que hagas algo que parece imposible, recuerda Quién es el que te lo pide
y quién el que quiere negarse. 3Luego considera esto: ¿Quién de los
dos es más probable que esté en lo cierto, 4la Voz que habla por el
Creador de todas las cosas y que las conoce exactamente como son, o la
distorsionada imagen de ti mismo, que es inconsistente y está confundida,
perpleja e insegura de todo? 5No permitas que su voz te dirija. 6Oye en su lugar
una Voz que es inequÃvoca y que te habla de la función que te encomendó tu
Creador, Quien te recuerda y te exhorta a que te acuerdes de Él
ahora.
13. Su
dulce Voz llama desde lo conocido a lo que no conoce. 2Él quiere
consolarte, aunque no conoce el pesar. 3Él quiere hacer una
restitución, si bien goza de absoluta plenitud. 3Él quiere hacerte un
regalo, si bien sabe que ya lo tienes todo. 4Él tiene Pensamientos
que satisfacen cualquier necesidad que Su Hijo perciba, si bien Él no las ve. 5Pues el Amor sólo puede dar, y lo que se da en Su Nombre se
manifiesta en la forma más útil posible en un mundo de
formas.
14. Ésas son las formas que jamás pueden engañar, ya
que proceden de la AmorfÃa Misma. 2El perdón es una forma
terrenal de amor, que, como tal, no tiene forma en el Cielo. 3No
obstante, lo que aquà se necesite, aquà se concederá. 4Valiéndote de
esta forma puedes desempeñar tu función incluso aquÃ, si bien el amor
significará mucho más para ti cuando se haya restaurado en ti el estado de
amorfÃa. 5La salvación del mundo depende de ti que puedes perdonar. 6Ésa es tu función aquÃ.
LECCIÓN
187
Bendigo
al mundo porque me bendigo a mà mismo.
1. Nadie
puede dar lo que no tiene. 2De hecho, dar es la prueba de que se
tiene. 3Hemos hecho mención de esto anteriormente. 4Mas no
es eso lo que hace que sea difÃcil de creer. 5Nadie duda de que
primero se debe poseer lo que se quiere dar. 6Es en la segunda parte
de la afirmación donde el mundo y la percepción verdadera difieren. 7Si has tenido y has dado, el mundo afirma que has perdido lo que
poseÃas. 8La verdad mantiene que dar incrementa lo que
posees.
2. ¿Cómo
va a ser posible esto? 2Pues es seguro que si das una cosa finita tus
ojos fÃsicos dejarán de percibirla como tuya. 3No obstante, hemos
aprendido que las cosas sólo representan los pensamientos que dan lugar a
ellas. 4Y no careces de pruebas de que cuando compartes tus ideas,
las refuerzas en tu propia mente. 5Tal vez la forma en que el
pensamiento parece manifestarse cambie al darse. 6No obstante, éste
tiene que retornar al que lo da. 7Y la forma que adopte no puede ser
menos aceptable. 8Tiene que ser más.
3. Las
ideas tienen primero que pertenecerte antes de que las puedas dar. 2Y si
has de salvar al mundo, tienes que primero aceptar la salvación para ti mismo. 3Mas no creerás que ésta se ha consumado en ti hasta que no veas
los milagros que les brinda a todos aquellos a quienes contemples. 4Con esto, la idea de dar se clarifica y cobra significado. 5Ahora puedes percibir que al dar, tu caudal
aumenta.
4. Protege
todas las cosas que valoras dándolas, y asà te asegurarás de no perderlas
nunca. 2Y con
ello queda demostrado que lo que no creÃas tener te pertenece. 3Mas
no le atribuyas valor a su forma. 4Pues ésta cambiará, y con el
tiempo no será reconocible por mucho que trates de conservarla. 5Ninguna forma perdura. 6El pensamiento tras la forma de
todo es lo que es inmutable.
5. Da
gustosamente, 2pues con ello sólo puedes beneficiarte. 3El
pensamiento sigue vivo y su fuerza aumenta a medida que se refuerza al darse. 4Los pensamientos se extienden al compartirse, pues no se pueden
perder. 5No hay un dador y un receptor en el sentido en el que el
mundo los concibe. 6Hay un dador que conserva lo que da, y otro
que también habrá de dar. 7Y ambos ganarán en este
intercambio, pues cada uno de ellos dispondrá del pensamiento en la forma que le
resulte más útil. 8Lo que aparentemente pierde es siempre algo
que valorará menos que aquello que con toda seguridad le será
devuelto.
6. Nunca olvides
que sólo te das a ti mismo. 2El que entiende el significado de dar,
no puede por menos que reÃrse de la idea del sacrificio. 3Tampoco
puede dejar de reconocer las múltiples formas en que se puede manifestar el
sacrificio. 4Se rÃe asimismo del dolor y de la pérdida, de la
enfermedad y de la aflicción, de la pobreza, del hambre y de la muerte. 5Reconoce que el sacrificio sigue siendo la única idea que yace tras
todo esto, y con su dulce risa todo ello sana.
7. Una vez que
una ilusión se reconoce como tal, desaparece. 2Niégate a aceptar el
sufrimiento, y eliminarás el pensamiento de sufrimiento. 3Cuando
eliges ver todo sufrimiento como lo que es, tu bendición desciende sobre todo
aquel que sufre. 4El pensamiento de sacrificio da lugar a todas
las formas que el sufrimiento aparenta adoptar. 5Mas el sacrificio es
una idea tan demente que la cordura la descarta de
inmediato.
8. jamás creas
que puedes hacer sacrificio alguno. 2No hay cabida para el sacrificio
en lo que tiene valor. 3Si surge tal pensamiento, su sola
presencia demuestra que se ha cometido un error, el cual es necesario corregir. 4Tu bendición lo corregirá. 5Habiéndosete dado a ti
primero, ahora es tuya para que tú a tu vez la des. 6Ninguna forma de
sacrificio o de sufrimiento puede prevalecer por mucho tiempo ante la faz
de uno que se ha perdonado y bendecido a sà mismo.
9. Las azucenas
que te ofrece tu hermano se depositan ante tu altar, junto con las que tú le
ofreces a él. 2¿Quién podrÃa tener miedo de contemplar una santidad
tan hermosa? 3La gran ilusión del temor a Dios queda reducida a la
nada ante la pureza que aquà has de contemplar. 4No tengas miedo de
mirar. 5La bendición que has de contemplar eliminará todo pensamiento
de forma, y en su lugar dejará allà para siempre el regalo perfecto, el cual
aumentará eternamente, será por siempre tuyo y será por siempre
dado.
10. Ahora somos
uno en pensamiento, pues el miedo ha desaparecido. 2Y aquÃ, ante
el altar a un solo Dios, a un solo Padre, a un solo Creador y a un solo
Pensamiento, nos alzamos juntos como el único Hijo de Dios. 3No
estamos separados de Aquel que es nuestra Fuente ni distanciados de los hermanos
que forman parte de nuestro único Ser, Cuya inocencia nos ha unido a todos cual
uno solo, sino que nos alzamos en gloriosa bendición y damos tal como hemos
recibido. 4Tenemos el Nombre de Dios en nuestros labios. 5Y cuando miramos en nuestro interior, vemos brillar la pureza del
Cielo en nuestro reflejo del Amor de nuestro Padre.
11. Ahora somos
bendecidos y ahora bendecimos al mundo. 2Queremos extender lo
que hemos contemplado porque queremos verlo en todas partes. 3Queremos verlo refulgir con la gracia de Dios en todos nuestros
hermanos. 4No queremos que se le niegue a nada de lo que vemos. 5Y para cerciorarnos de que esta santa visión es nuestra, se la
ofrecemos a todo lo que vemos. 6Pues allà donde la veamos, nos será
devuelta en forma de azucenas que podremos depositar sobre nuestro altar,
convirtiéndolo asà en un hogar para la Inocencia Misma, la cual mora en nosotros
y nos ofrece Su Santidad para que sea nuestra.
LECCIÓN
188
La
paz de Dios refulge en mà ahora.
1. ¿Por qué esperar al Cielo? ?Los que buscan la luz
están simplemente cubriéndose los ojos. 3La luz ya está en
ellos. 4La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un
cambio. 5La luz es algo ajeno al mundo, y tú en quien mora la luz
eres asimismo un extraño aquÃ. 6La luz vino contigo desde tu hogar
natal, y permaneció contigo, pues es tuya. 7Es lo único que trajiste
contigo de Aquel que es tu Fuente. 8Refulge en ti porque ilumina tu
hogar, y te conduce de vuelta al lugar de donde vino y donde finalmente estás en
tu hogar.
2. Esta luz no se puede perder. 2¿Por qué esperar a
encontrarla en el futuro, o creer que se ha perdido o que nunca existió? 3Es tan fácil contemplarla que los argumentos que demuestran que no
puede existir se vuelven irrisorios. 4¿Quién podrÃa negar la
presencia de lo que contempla en sà mismo? 5No es difÃcil mirar
en nuestro interior, pues ahà nace toda visión. 6Lo que se ve, ya sea
en sueños o procedente de una Fuente más verdadera, no es más que una sombra de
lo que se ve a través de la visión interna. 7Ahà comienza la
percepción y ahà termina. 8No tiene otra fuente que
ésta.
3. La paz de Dios refulge en ti ahora, y desde tu
corazón se extiende por todo el mundo. 2Se detiene a acariciar cada
cosa viviente, y le deja una bendición que ha de perdurar para siempre. 3Lo que da no puede sino ser eterno. 4EIimina todo
pensamiento de lo efÃmero y de lo que carece de valor. 5Renueva todos
los corazones fatigados e ilumina todo lo que ve según pasa de largo. 6 Todos sus dones se le dan a todo el mundo, y todo el mundo se une
para darte las gracias a ti que das y a ti que has
recibido.
4. El resplandor de tu mente le recuerda al mundo lo
que ha olvidado, y éste a su vez, restituye esa memoria en ti. 2Desde ti la salvación irradia dones inconmensurables, que se dan y
se devuelven. 3A ti que das el regalo, Dios Mismo te da las gracias. 4Y la luz que refulge en ti se vuelve aún más brillante con Su
bendición, sumándose asà a los regalos que tienes para ofrecérselos al
mundo.
5. La paz de Dios jamás se puede contener. 2El que la reconoce dentro
de sà tiene que darla. 3Y los medios a través de los que puede hacerlo
residen en su entendimiento. 4Puede perdonar porque reconoció la
verdad en él. 5La paz de Dios refulge en ti ahora, asà como en toda
cosa viviente. 6En la quietud la paz de Dios se reconoce
universalmente. 7Pues lo que tu visión interna contempla es tu
percepción del universo.
6. Siéntate en silencio y cierra los ojos. 2La luz en tu interior es suficiente. 3Sólo ella puede
concederte el don de la visión. 4Ciérrate al mundo exterior, y dale
alas a tus pensamientos para que lleguen hasta la paz que yace dentro de ti. 5Ellos conocen el camino. 6Pues los pensamientos honestos,
que no están mancillados por el sueño de cosas mundanas externas a ti, se
convierten en los santos mensajeros de Dios Mismo.
7. Éstos son los pensamientos que piensas con Él. 2Ellos reconocen su hogar 3y apuntan con absoluta
certeza hacia su Fuente, donde Dios el Padre y el Hijo son uno. 4La
paz de Dios refulge sobre ellos, pero ellos no pueden sino permanecer contigo
también, pues nacieron en tu mente, tal como tu mente nació en la de Dios. 5Te conducen de regreso a la paz, desde donde vinieron con el sólo
propósito de recordarte cómo regresar.
8.
Ellos acatan la Voz de tu Padre cuando tú te niegas a escuchar. 2Y te instan dulcemente a que aceptes Su
Palabra acerca de lo que eres en lugar de fantasÃas y sombras. 3Te
recuerdan que eres el co-creador de todas las cosas que viven. 4AsÃ
como la paz de Dios refulge en ti, refulge también en
ellas.
9. El propósito de nuestras prácticas de hoy es
acercarnos a la luz que mora en nosotros. 2Tomamos rienda de nuestros
pensamientos errantes y dulcemente los conducimos de regreso allà donde
pueden armonizarse con los pensamientos que compartimos con Dios. 3No
vamos a permitir que sigan descarriados. 4Dejaremos que la luz que
mora en nuestras mentes los guÃe de regreso a su hogar. 5Los hemos
traicionado al haberles ordenado que se apartasen de nosotros. 6Pero ahora les pedimos que regresen y los purificamos de cualquier
anhelo extraño o deseo confuso. 7Y asÃ, les restituimos la santidad
que es su herencia.
10.
De esta forma, nuestras mentes quedan restauradas junto con ellos, y reconocemos
que la paz de Dios refulge todavÃa en nosotros, y que se extiende desde
nosotros hasta todas las cosas vivientes que comparten nuestra vida. 2Las perdonamos a todas, y absolvemos al mundo entero de lo que
pensábamos que nos habÃa hecho. 3Pues somos nosotros quienes
construimos el mundo como queremos que sea. 4Ahora elegimos que sea
inocente, libre de pecado y receptivo a la salvación. 5Y sobre él vertemos nuestra bendición
salvadora, según decimos:
6La
paz de Dios refulge en mà ahora. 7Que
todas las cosas refuljan sobre mà en esa paz, y que yo las bendiga con la luz
que mora en mÃ.
7 DE
JULIO
VI. El puente
que conduce al mundo real
1. Ir en busca
de una relación especial es señal de que te equiparas con el ego y no con Dios, 2pues la relación especial sólo tiene valor para el ego. 3Para él, a no ser que una relación tenga valor especial, no
tiene ningún significado, pues para el ego todo amor es especial. 4Esto, sin embargo, no puede ser natural, pues es diferente de la
relación que Dios tiene con Su Hijo, y toda relación que no sea como ésa es necesariamente antinatural. 5Pues Dios creó el amor tal como
Él querÃa que fuese, y lo dio tal como es. 6El amor no tiene ningún
significado excepto el que su Creador le otorgó mediante Su Voluntad. 7Es imposible definirlo de otra manera y
entenderlo.
2. El amor es
libertad. 2Ir en su busca encadenándote a ti mismo es separarte de
él. 3¡Por el Amor de Dios, no sigas buscando la unión en la
separación ni la libertad en el cautiverio! 4Según concedas libertad,
serás liberado. 5No te olvides de esto, o, de lo contrario, el
amor será incapaz de encontrarte y ofrecerte consuelo.
3. Hay una
manera en que el EspÃritu Santo te pide que le prestes tu ayuda, si quieres
disponer de la Suya. 2El instante santo es el recurso más útil de que
Él dispone para protegerte de la atracción de la culpabilidad, que es el
verdadero señuelo de la relación especial. 3No te das cuenta de que
ése es el verdadero atractivo de la relación especial, debido a que el ego te ha
enseñado que la libertad reside en ella. 4Sin embargo, mientras más
detenidamente examines la relación especial, más claro te resultará que no puede
sino fomentar la culpabilidad, y que, por lo tanto, no puede sino
aprisionar.
4. La relación
especial no significa nada sin un cuerpo. 2Si le atribuyes valor
a la relación especial, tienes que atribuÃrselo también al cuerpo. 3Y
no podrás sino conservar aquello a lo que atribuyas valor. 4La
relación especial es un recurso para limitar tu Ser a un cuerpo, y para limitar
la percepción que tienes de los demás a los suyos. 5Si pudieses ver
los Grandes Rayos, éstos te demostrarÃan que la relación especial no
tiene absolutamente ningún valor. 6Pues al verlos, el cuerpo
desaparecerÃa, ya que perderÃa su valor. 7Y de este modo, perderÃas
todo tu interés en verlo.
5. Ves el
mundo al que atribuyes valor. 2A este lado del puente ves un mundo de
cuerpos separados que buscan unirse unos con otros en uniones exclusivas y
convertirse en uno solo a costa de la pérdida que ambos sufren. 3Cuando dos individuos intentan convertirse en uno solo están
tratando de reducir su grandeza. 4Cada uno quiere negar su poder,
pues una unión exclusiva excluye al universo. 5Se deja afuera mucho
más de lo que se admite adentro, pues se deja a Dios afuera y no se admite nada adentro. 6Si una sola de esas uniones se estableciese con
perfecta fe, el universo entrarÃa a formar parte de ella. 7Mas la
relación especial que el ego persigue no incluye ni siquiera un solo individuo
en su totalidad. 8El ego sólo quiere parte de él, y ve sólo esa parte
y nada más.
6. ¡Qué
diferentes son las cosas al otro lado del puente! 2Durante algún
tiempo se sigue viendo el cuerpo, pero ya no es lo único que se ve, como ocurre
aquÃ. 3La pequeña chispa que contiene los Grandes Rayos también es
visible, y no puede ser confinada a la pequeñez por mucho más tiempo. 4Una vez que hayas cruzado el puente, el valor del cuerpo disminuirá
tanto ante tus ojos, que ya no tendrás ninguna necesidad de enaltecerlo. 5Pues te darás cuenta de que su único valor es el de permitirte
llevar a tus hermanos contigo hasta el puente, para allà ser liberados
juntos.
7. El puente
en sà no es más que una transición en la perspectiva que se tiene de la
realidad. 2A este lado ves todo sumamente distorsionado y desde
una perspectiva errónea. 3Lo que es pequeño e insignificante se
enaltece, y a lo que es fuerte y poderoso no se le concede ningún valor. 4Durante la transición hay un perÃodo de confusión en el que es
posible experimentar una sensación muy real de desorientación. 5No
tengas miedo de esto, pues lo único que significa es que has estado dispuesto a
abandonar el marco de referencia distorsionado que parecÃa mantener a tu mundo
intacto. 6Este marco de referencia está construido en torno a la
relación especial. 7Sin esta ilusión, no seguirÃas buscando ningún
significado aquÃ.
8. No temas
que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad. 2El
tiempo es benévolo, y si lo usas en beneficio de la realidad, se ajustará al
ritmo de tu transición. 3Lo único que es urgente es desencajar a tu
mente de la posición fija que ha adoptado aquÃ. 4Ello no te
dejará desamparado ni desprovisto de un marco de referencia. 5El
perÃodo de desorientación, que precede a la transición en sÃ, es mucho más corto
que el tiempo que tardaste en fijar tu mente tan firmemente en las ilusiones. 6Cualquier demora te hará ahora más daño que antes, debido únicamente
a que te das cuenta de que es una demora, y de que realmente es posible
escapar del dolor. 7En lugar de desesperación, halla esperanza y
consuelo en esto: muy pronto ya no podrás encontrar en ninguna relación especial
aquà ni siquiera la ilusión de amor. 8Pues ya no estás completamente
loco, y no tardarÃas mucho en reconocer la culpabilidad que te produce
traicionarte a ti mismo.
9. Nada que
procures fortalecer en la relación especial es realmente parte de ti. 2Y no puedes conservar parte del sistema de pensamiento que te enseñó
que la relación especial es real, y entender el Pensamiento que sabe lo que eres. 3Le has permitido al Pensamiento de tu realidad entrar
en tu mente, y puesto que lo invitaste, morará contigo. 4Tu amor por
él no permitirá que te traiciones a ti mismo, y no podrás entablar ninguna
relación en la que dicho pensamiento no te acompañe, pues no desearás estar
separado de él.
10. Alégrate
de haber escapado de la parodia de salvación que el ego te ofrecÃa, y no mires
atrás con nostalgia a la farsa que hacÃa de tus relaciones. 2Ahora
nadie tiene que sufrir, pues has llegado demasiado lejos como para sucumbir a la
ilusión de que la culpabilidad es algo bello y santo. 3Sólo los
que son completamente dementes podrÃan contemplar la muerte y el sufrimiento, la
enfermedad y la desesperanza, y considerarlos bellos y santos. 4Lo que la culpabilidad ha forjado es feo, temible y muy peligroso. 5No veas ninguna ilusión de verdad y belleza en ello. 6Y
siéntete agradecido de que haya un lugar donde la verdad y la belleza te
aguardan. 7Ve gustosamente a su encuentro y descubre lo mucho que te
espera por el simple hecho de estar dispuesto a abandonar lo que no es nada precisamente porque no es nada.
11. La nueva
perspectiva que adquirirás al cruzar el puente será el entendimiento de dónde se encuentra el Cielo. 2Desde este lado parece encontrarse
fuera de ti y al otro lado del puente. 3Pero al cruzar el puente para
unirte al Cielo, éste se unirá a ti y os volveréis uno. 4Y
pensarás, con feliz asombro, que a cambio de todo esto renunciaste a lo que no
era nada. 5El júbilo del Cielo, el cual es ilimitado, aumenta
con cada luz que regresa a ocupar el lugar que le corresponde en él. 6¡Por el Amor de Dios y por el tuyo propio, no te demores más! 7¡Y que el instante santo te acelere en tu camino, como
indudablemente lo hará sólo con que dejes que venga a ti!
12. El
EspÃritu Santo sólo te pide este pequeño favor: que cada vez que tus
pensamientos se desvÃen hacia una relación especial que todavÃa te atraiga, te
unas a Él en un instante santo y ahà le permitas liberarte. 2Lo
único que necesita es que estés dispuesto a compartir Su perspectiva, para que
Él te la conceda en su totalidad. 3Y no tienes que estar
completamente dispuesto porque Él lo está. 4Su tarea es expiar tu
renuencia mediante Su perfecta fe, y es Su fe la que tú compartes con Él en el
instante santo. 5Como resultado de reconocer que no estás dispuesto a
ser liberado, se te ofrece la perfecta buena voluntad de la que Él goza. 6lnvócale, pues el Cielo responde a Su llamada. 7Y
permÃtele que Él invoque al Cielo por ti.
Siento
el Amor de Dios dentro de mà ahora.
1. Hay una luz en ti que el mundo no puede percibir. 2Y con sus ojos no la
podrás ver, pues estás cegado por él. 3No obstante, tienes ojos con
los que poder verla. 4Está ahà para que la contemples. 5No se puso en ti para que se mantuviese oculta de tu vista. 6Esta luz es un reflejo
del pensamiento con el que practicamos ahora. 7Sentir el Amor de Dios
dentro de ti es ver el mundo renovado, radiante de Inocencia, lleno de
esperanza y bendecido con perfecta caridad y amor.
2. ¿Quién podrÃa sentir temor en un mundo asÃ? 2Dicho mundo te da la bienvenida, se regocija de que hayas venido y
te canta alabanzas mientras te mantiene a salvo de cualquier peligro o
dolor: 3Te ofrece un hogar cálido y tranquilo en el que permanecer
por un tiempo. 4Te bendice a lo largo del dÃa, y te cuida durante la
noche, cual silencioso guardián de tu sueño santo. 5Ve en ti la
salvación, y protege la luz que mora en ti, en la que ve la suya propia. 6Te ofrece sus flores y su nieve como muestra de agradecimiento
por tu benevolencia.
3. Éste es el mundo que el Amor de Dios revela. 2Es tan diferente del mundo que ves a través de los enturbiados ojos
de la malicia y del miedo, que uno desmiente al otro. 3Sólo uno de ellos puede
percibirse en absoluto. 4El otro no tiene ningún significado. 5A aquellos que ven surgir del ataque un mundo de
odio listo para vengarse, asesinar y destruir, les resulta inconcebible la idea
de un mundo en el que el perdón resplandece sobre todas las cosas y la paz
ofrece su dulce luz a todo el mundo. .
4. Sin embargo, el mundo del odio es igualmente
invisible e inconcebible para
aquellos que sienten dentro de sà el Amor de Dios. 2Su mundo refleja
la quietud y la paz que refulge en ellos; la tranquilidad y la inocencia que ven
a su alrededor; la dicha con la que miran hacia afuera desde los inagotables
manantiales de dicha en su interior. 3Contemplan lo que han sentido
dentro de sÃ, y ven su inequÃvoco reflejo por todas
partes.
5. ¿Cuál de ellos quieres ver? 2Eres libre
de elegir. 3Mas debes conocer la ley que rige toda visión y no dejar
que tu mente se olvide de ella:
contemplarás aquello que sientas en tu interior. 4Si el odio
encuentra acogida en tu corazón, percibirás un mundo temible, atenazado
cruelmente por las huesudas y afiladas garras de la muerte. 5Mas si
sientes el Amor de Dios dentro de ti, contemplarás un mundo de misericordia
y de amor.
6. Hoy
pasamos de largo las ilusiones, según intentamos llegar hasta lo que es verdad
en nosotros y sentir su infinita ternura, su Amor que sabe que somos tan
perfectos como él mismo, y su visión, el don que su Amor nos ofrece. 2Hoy aprenderemos el camino, 3el cual es tan seguro como
el Amor mismo, al que nos conduce. 4Pues su sencillez nos protege de
las trampas que las descabelladas complicaciones del aparente razonar del mundo
tienen como propósito ocultar..
7. Haz
simplemente esto: permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos
acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas
aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. 2VacÃa tu mente de todo lo que ella piensa que es verdadero o falso,
bueno o malo; de todo pensamiento que considere digno, asà como de todas las
ideas de las que se siente avergonzada. 3No conserves nada. 4No traigas contigo ni un solo pensamiento que el pasado te haya
enseñado, ni ninguna creencia que, sea cual sea su procedencia, hayas
aprendido con anterioridad. 5OlvÃdate de este mundo, olvÃdate de este
curso, y con las manos completamente vacÃas, ve a tu Dios.
8. ¿No es acaso Él Quien sabe cómo llegar a ti? 2Tú no necesitas saber cómo llegar a Él. 3Tu papel
consiste simplemente en permitir que todos los obstáculos que has interpuesto
entre el Hijo y Dios el Padre sean eliminados silenciosamente para siempre. 4Dios hará lo que le corresponde hacer en gozosa e inmediata
respuesta. 5Pide y recibirás. 6Mas no vengas con
exigencias, ni le señales el camino por donde Él debe aparecer ante ti. 7La manera de llegar a Él es simplemente dejando que Él sea lo que
es. 8Pues de esa forma se proclama también tu
realidad.
9. AsÃ
pues, hoy no elegiremos el camino por el que vamos a Él. 2Pero sÃ
elegimos dejar que Él venga a nosotros. 3Y con esta decisión descansamos. 4Su Amor se abrirá paso por su cuenta en nuestros corazones
serenos y en nuestras mentes abiertas. 5Es indudable que lo que no ha sido negado se
encuentra ahÃ, si es que es verdad y puede alcanzarse. 6Dios conoce a
Su Hijo y sabe cómo llegar a él. 7No necesita que Su Hijo le muestre
el camino. 8A través de cada puerta abierta Su Amor refulge
hacia afuera desde su hogar interno e ilumina al mundo con
inocencia.
10. Padre, no
sabemos cómo llegar a Ti. 2Pero te hemos llamado y Tú nos has
contestado. 3No
interferiremos. 4Los caminos de la salvación no
son nuestros, pues te pertenecen a Ti. 5Y es a Ti a donde vamos para
encontrarlos. 6Nuestras manos están abiertas
para recibir Tus dones. 7No tenemos ningún pensamiento que no pensemos
contigo, ni abrigamos creencia alguna con respecto a lo que somos o a Quién nos
creó. 8Tuyo es el camino que queremos hallar y
seguir. 9Y sólo pedimos que Tu
Voluntad, que también es la nuestra, se haga en nosotros y en el mundo,
para que éste pase a formar parte del Cielo. 10Amén.
8 DE
JULIO
VII. El final
de las ilusiones
1. Es
imposible abandonar el pasado sin renunciar a la relación especial. 2Pues la relación especial es un intento de revivir el pasado y
alterarlo. 3Toda imaginada ofensa, todo dolor que todavÃa se
recuerde, asà como todas las desilusiones pasadas y las injusticias y
privaciones que se percibieron, forman parte de la relación especial, que se
convierte en el medio por el que intentas reparar tu herido amor propio. 4Sin el pasado, ¿de qué base dispondrÃas para elegir a un
compañero especial? 5Toda elección al respecto se hace por razón de
algo "malo" que ocurrió en el pasado a lo que aún te aferras, y por lo que otro
tiene que pagar.
2. La relación
especial es una venganza contra el pasado. 2Al tratar de
eliminar todo sufrimiento pasado, pasa por alto el presente, pues está
obsesionada con el pasado y comprometida totalmente a él. 3Ninguna
relación especial se experimenta en el presente. 4Sombras del pasado
la envuelven y la convierten en lo que es. 5No tiene ningún
significado en el presente, y si no significa nada en el ahora, no significa
nada en absoluto. 6¿Cómo ibas a poder cambiar el pasado, salvo en
fantasÃas? 7¿Y quién te puede dar aquello de lo que según tú se te
privó en el pasado? 8El pasado no es nada. 9No trates de
culparlo por tus privaciones, pues el pasado ya pasó. 10En realidad
es imposible que no puedas desprenderte de lo que ya pasó. 11Debe
ser, por lo tanto, que estás perpetuando la ilusión de que todavÃa está ahÃ
porque crees que sirve para algún propósito que quieres ver realizado. 12Y debe ser también que ese propósito no puede realizarse en el
presente, sino sólo en el pasado.
3. No
subestimes la intensidad del deseo del ego por vengarse del pasado. 2El ego es absolutamente cruel y completamente demente. 3Se acuerda de todo lo que hiciste que lo ofendió, e intenta hacer
que pagues por ello. 4Las fantasÃas que lleva a las relaciones que ha
escogido para exteriorizar su odio, son fantasÃas de tu destrucción. 5Pues el ego te guarda rencor por el pasado, y si te escapas del
pasado se verÃa privado de consumar la venganza que, según él, tan justamente
mereces. 6Sin embargo, si no te tuviese a ti de aliado de tu propia
destrucción, el ego no podrÃa utilizar el pasado contra ti. 7En la
relación especial permites tu propia destrucción. 8Que eso es
demente es obvio. 9Lo que no es tan obvio es que el presente no te
sirve de nada mientras persigas el objetivo del ego como aliado
suyo.
4. El pasado
ya pasó. aNo intentes conservarlo en la relación especial que te
mantiene encadenado a él, y que quiere enseñarte que la salvación se encuentra
en el pasado y que por eso necesitas volver a él para encontrarla. 2No hay fantasÃa que no encierre un sueño de represalias por lo
ocurrido en el pasado. 3¿Qué prefieres, exteriorizar ese sueño o
abandonarlo?
5. No parece
que lo que buscas en la relación especial sea la venganza. 2Y ni
siquiera cuando el odio y la crueldad se asoman fugazmente se quebranta
seriamente la ilusión de amor. 3Sin embargo, lo único que el ego
jamás permite que llegue a tu conciencia es que la relación especial es la
exteriorización de tu venganza contra ti mismo. 4¿Qué otra cosa
podrÃa ser? 5Cuando vas en busca de una relación especial, no buscas
la gloria dentro de ti. 6Has negado que se encuentre en ti, y la
relación se convierte en su substituto. 7La venganza pasa a ser
aquello con lo que substituyes la Expiación, y lo que pierdes es poder escaparte
de la venganza.
6. Frente a la
demente noción que el ego tiene de la salvación, el EspÃritu Santo te ofrece
dulcemente el instante santo. 2Hemos dicho antes que el EspÃritu
Santo tiene que enseñar mediante comparaciones, y que se vale de opuestos
para apuntar hacia la verdad. 3El instante santo es lo opuesto a
la creencia fija del ego de que la salvación se logra vengando el pasado. 4En el instante santo se comprende que el pasado ya pasó, y que, con
su pasar, el impulso de venganza se arrancó de raÃz y desapareció. 5La quietud y la paz del ahora te envuelven con perfecta
dulzura. 6Todo ha desaparecido, excepto la
verdad.
7. Puede que
por algún tiempo todavÃa trates de llevar ilusiones al instante santo,
obstaculizando asà el que seas plenamente consciente de la absoluta
diferencia que existe con respecto a todo entre tu experiencia de la verdad
y tu experiencia de la ilusión. 2Mas no seguirás tratando de hacer
eso por mucho más tiempo. 3En el instante santo el poder del EspÃritu
Santo prevalecerá porque te habrás unido a Él. 4Las ilusiones
que cargas contigo debilitarán la experiencia que tienes de Él por algún
tiempo, e impedirán que retengas la experiencia en tu mente. 5Mas el
instante santo es eterno, y las ilusiones que tienes acerca del tiempo no
impedirán que lo intemporal sea lo que es, ni que lo experimentes tal como
es.
8. Lo que Dios
te ha dado, te lo dio de verdad, y no podrás sino recibirlo de verdad. 2Pues los dones de Dios están desprovistos de toda realidad a menos
que tú los recibas. 3Recibirlos consuma Su dación. 4Tú los
recibirás porque Su Voluntad es darlos. 5Él dio el instante
santo para que te fuese dado, y es imposible que no lo recibas, puesto que Él lo dio. 6Cuando Él dispuso que Su Hijo fuese libre, Su Hijo fue libre. 7En el instante santo se encuentra Su
recordatorio de que Su Hijo será siempre exactamente como fue creado. 8Y el propósito de todo lo que el EspÃritu Santo enseña es recordarte
que has recibido lo que Dios te dio.
9. No hay nada
por lo que tengas que guardarle rencor a la realidad. 2Lo único
que debes perdonar son las ilusiones que has albergado contra tus hermanos. 3Su realidad no tiene pasado, y lo único que se puede perdonar son
las ilusiones. 4Dios no le guarda rencor a nadie, pues es incapaz de
albergar ningún tipo de ilusión. 5Libera a tus hermanos de la
esclavitud de sus ilusiones, perdonándolos por las ilusiones que percibes
en ellos. 6Asà aprenderás que has sido perdonado, pues fuiste tú
quien les ofreció ilusiones. 7En el instante santo esto es lo
que se lleva a cabo por ti mientras estés en el tiempo, para de este modo
brindarte la verdadera condición del Cielo.
10. Recuerda
que siempre eliges entre la verdad y las ilusiones, entre la verdadera Expiación
que cura, y la "expiación" del ego que destruye. 2Todo el poder y
Amor de Dios, sin lÃmite alguno, te apoyarán a medida que busques únicamente el
papel que te corresponde desempeñar en el plan de Expiación que procede de Su
Amor. 3Sé un aliado de Dios y no del ego en tu búsqueda para
descubrir cómo alcanzar la Expiación. 4Con Su ayuda basta, pues Su
Mensajero sabe cómo restituirte el Reino y hacer que todo tu interés en la
salvación se centre en tu relación con Él.
11. Busca y
encuentra Su mensaje en el instante santo, en el que se perdonan todas las
ilusiones. 2Desde ahÃ, el milagro se extiende para bendecir a todo el
mundo y resolver todo problema, percÃbase como grande o pequeño, como que
puede ser resuelto o como que no. 3No hay nada que no ceda ante Él
y Su majestad. 4Unirse en estrecha relación con Él es aceptar
todas las relaciones como reales, y gracias a su realidad, abandonar las
ilusiones a cambio de la realidad de tu relación con Dios. 5Alabada
sea la relación que tienes con Él y ninguna otra. 6La verdad reside
en ella y no en ninguna otra parte. 7Eliges esto o
nada.
12. Perdónanos nuestras ilusiones, Padre, y ayúdanos a aceptar nuestra verdadera
relación Contigo, en la que no hay ilusiones y en la que jamás puede infiltrarse
ninguna. 2Nuestra santidad es la Tuya. 3¿Qué
puede haber en nosotros que necesite perdón si Tu perdón es perfecto? 4El sueño del olvido no es más que nuestra renuencia a
recordar Tu perdón y Tu amor. 5No nos dejes caer en la tentación,
pues la tentación del Hijo de Dios no es Tu Voluntad. 6Y déjanos recibir únicamente lo que Tú has
dado, y aceptar sólo eso en las mentes que Tú creaste y que amas. 7Amén.
Elijo
el júbilo de Dios en lugar del dolor.
1. El
dolor es una perspectiva errónea. 2Cuando se experimenta en cualquier
forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. 3El dolor no es un hecho en absoluto. 4Sea cual sea la
forma que adopte, desaparece una vez que se percibe correctamente. 5Pues el dolor proclama que Dios es cruel. 6¿Cómo podrÃa
entonces ser real en cualquiera de las formas que adopta? 7El dolor
da testimonio del odio que Dios el Padre le tiene a Su Hijo, de la pecaminosidad
que ve en él y de Su demente deseo de venganza y de
muerte.
2. ¿Es
posible acaso dar fe de semejantes proyecciones? 2¿Qué podrÃan ser
sino falsedades? 3El dolor no es sino un testigo de los errores del
Hijo con respecto a lo que él cree ser. 4Es un sueño de una
encarnizada represalia por un crimen que no pudo haberse cometido; por un ataque
contra lo que es completamente inexpugnable. 5Es una pesadilla
en la que hemos sido abandonados por el Amor Eterno, el cual jamás habrÃa podido
abandonar al Hijo que creó como fruto de Su Amor.
3. El
dolor es señal de que las ilusiones reinan en lugar de la verdad. 2Demuestra que Dios ha sido negado, confundido con el miedo,
percibido como demente y considerado como un traidor a SÃ Mismo. 3Si
Dios es real, el dolor no existe. 4Mas si el dolor es real, entonces
es Dios Quien no existe. 5Pues la venganza no forma parte del amor. 6Y el miedo, negando el amor y valiéndose del dolor para probar que
Dios está muerto, ha demostrado que la muerte ha triunfado sobre la vida. 7El cuerpo
es el Hijo de Dios, corruptible en la muerte y tan mortal como el Padre al que
ha asesinado.
4. ¡Que
la paz ponga fin a semejantes necedades! 2Ha llegado el momento de
reÃrse de ideas tan absurdas. 3No es necesario pensar en ellas
como si fuesen crÃmenes atroces o pecados secretos de graves consecuencias. 4¿Quién sino un loco podrÃa pensar que son la causa de algo? 5Su testigo, el dolor, es tan demente como ellas, y no se debe tener
más miedo de él que de las dementes ilusiones a las que ampara, y que trata de
demostrar que no pueden sino seguir siendo verdad.
5. Son
únicamente tus pensamientos los que te causan dolor. 2Nada externo a
tu mente puede herirte o hacerte daño en modo alguno. 3No hay causa
más allá de ti mismo que pueda abatirse sobre ti y oprimirte. 4Nadie,
excepto tú mismo, puede afectarte. 5No hay nada en el mundo capaz de
hacerte enfermar, de entristecerte o de debilitarte. 6Eres tú el
que tiene el poder de dominar todas las cosas que ves reconociendo simplemente
lo que eres. 7Conforme percibas su inocuidad, ellas aceptarán como
suya tu santa voluntad. 8Y lo que antes inspiraba miedo se convierte
ahora en una fuente de inocencia y santidad.
6. Santo
hermano mÃo, piensa en esto por un momento: el mundo que ves no hace nada. 2No tiene efectos. 3No es otra cosa que la representación
de tus pensamientos. 4Y será
completamente distinto cuando elijas cambiar de parecer y decidas que lo
que realmente deseas es el júbilo de Dios. 5Tu Ser
se alza radiante en este santo júbilo, inalterado e inalterable por siempre
jamás. 6¿Le negarÃas a un pequeño rincón de tu mente su propia
herencia y lo conservarÃas como hospital para el dolor, como un lugar enfermizo
a donde toda cosa viviente tiene que venir finalmente a
morir?
7. Tal
vez parezca que el mundo te causa dolor. 2Sin embargo, al no tener
causa, no tiene el poder de ser la causa de nada. 3Al ser un efecto,
no puede producir efectos. 4Al ser una ilusión, es lo que tú deseas
que sea. 5Tus vanos deseos constituyen sus pesares. 6Tus
extraños anhelos dan lugar a sus sueños de maldad. 7Tus pensamientos
de muerte lo envuelven con miedo, mientras que en tu benévolo perdón halla
vida.
8. El dolor es la forma en que se manifiesta el
pensamiento del mal, causando estragos en tu mente santa. 2El dolor
es el rescate que gustosamente has pagado para no ser libre. 3En el
dolor se le niega a Dios el Hijo que Él ama. 4En el dolor el miedo
parece triunfar sobre el amor, y el tiempo reemplazar a la eternidad y al Cielo. 5Y el mundo se convierte en un lugar amargo y cruel, donde reina el
pesar y donde los pequeños gozos sucumben ante la embestida del dolor salvaje
que aguarda para trocar toda alegrÃa en
sufrimiento.
9. Rinde
tus armas, y ven sin defensas al sereno lugar donde por fin la paz del Cielo
envuelve todas las cosas en la quietud. 2Abandona todo
pensamiento de miedo y de peligro. 3No permitas que el ataque entre
contigo. 4Depón la cruel espada del juicio que apuntas contra tu
propio cuello, y deja a un lado las devastadoras acometidas con las que procuras
ocultar tu santidad.
10. Asà entenderás que el dolor no existe. 2Asà el júbilo de Dios se vuelve tuyo. 3Éste es el dÃa en
que te es dado comprender plenamente la lección que encierra dentro de sÃ
todo el poder de la salvación: el dolor es una ilusión; el júbilo es real. 4El dolor es dormir; el
júbilo, despertar. 5El dolor es un engaño; y sólo el júbilo es
verdad.
11. Por
lo tanto, volvemos nuevamente a optar por la única alternativa que jamás se puede elegir,
ya que sólo elegimos entre las ilusiones y la verdad, entre el dolor y el júbilo, entre el Cielo y el infierno. 2Que la gratitud hacia nuestro Maestro invada nuestros corazones,
pues somos libres de elegir nuestro júbilo en vez de dolor, nuestra santidad en
vez de pecado, la paz de Dios en vez de conflicto y la luz del Cielo en lugar de
las tinieblas del mundo.
9 DE
JULIO
CapÃtulo
17
EL PERDÓN Y LA
RELACIÓN SANTA
1. Cómo llevar
las fantasÃas ante la verdad
1. La traición
que el Hijo de Dios cree haber cometido sólo tuvo lugar en ilusiones, y todos
sus "pecados" no son sino el producto de su propia imaginación. 2Su realidad es eternamente inmaculada. 3El
Hijo de Dios no necesita ser perdonado, sino despertado. 4En sus
sueños se ha traicionado a sà mismo, a sus hermanos y a su Dios. 5Mas
lo que tiene lugar en sueños no tiene lugar realmente. 6Es
imposible convencer al que sueña de que esto es asÃ, pues los sueños son lo que
son debido a la ilusión de que son reales. 7Sólo al
despertar se libera uno completamente de ellos, pues sólo entonces resulta
perfectamente evidente el hecho de que no afectaron en modo alguno la realidad y
de que no la han cambiado. 8Las fantasÃas cambian la realidad. 9Ese es su propósito. 10En realidad no lo pueden hacer,
pero sà pueden hacerlo en la mente que quiere que la realidad sea
diferente.
2. Tu deseo de
cambiar la realidad es, por lo tanto, lo único que es temible, pues al desear
que la realidad cambie crees que tu deseo se ha cumplido. 2En cierto
sentido, esta extraña perspectiva da testimonio de tu poder. 3Mas
cuando lo distorsionas y lo utilizas en favor del "mal", haces también que
sea algo irreal para ti. 4No puedes serle fiel a dos amos que te
piden cosas contradictorias. 5Lo que usas en beneficio de las
fantasÃas, se lo niegas a la verdad. 6Mas lo que le entregas a la
verdad para que ésta lo use en tu beneficio, se encuentra a salvo de las
fantasÃas.
3. Cuando
sostienes que es imposible que no haya grados de dificultad en los
milagros, lo único que estás diciendo es que hay algunas cosas que no quieres
entregarle a la verdad. 2Crees que la verdad no podrÃa resolverlas
debido únicamente a que prefieres mantenerlas ocultas de la verdad. 3Dicho llanamente, tu falta de fe en el poder que sana todo dolor
emana de tu deseo de conservar algunos aspectos de la realidad y reservarlos
para la fantasÃa. 4¡Si tan sólo comprendieses cuánto afecta esto tu
apreciación de la totalidad! 5Aquello que te reservas sólo para ti,
se lo quitas a Aquel que quiere liberarte. 6A menos que se lo
devuelvas, tu perspectiva de la realidad permanecerá inevitablemente
distorsionada y sin corregir.
4. Mientras
desees que esto siga siendo asÃ, seguirás albergando la ilusión de que hay
grados de dificultad en los milagros. 2Pues habrás sembrado la idea
de grados de realidad al darle una parte de ésta a un maestro, y la otra al
otro. 3De este modo, aprendes a tratar con una parte de la verdad de
una manera, y con la otra de otra. 4Fragmentar la verdad es
destruirla, pues ello la desprovee de todo significado. 5El concepto
de grados de realidad es un enfoque que denota falta de entendimiento, un marco
de referencia para la realidad con el que realmente no se la puede comparar
en absoluto.
5. ¿Crees
acaso que puedes llevar la verdad ante las fantasÃas y aprender lo que significa
la verdad desde la perspectiva de lo ilusorio? 2La verdad no tiene significado dentro de lo ilusorio. 3El marco de referencia para
entender su significado tiene que ser ella misma. 4Cuando tratas de
llevar la verdad ante las ilusiones, estás tratando de hacer que las ilusiones
sean reales y de conservarlas justificando tu creencia en ellas. 5Llevar las fantasÃas ante la verdad, no obstante, es permitir que la
verdad te muestre que las ilusiones son irreales, lo cual te permite entonces
liberarte de ellas. 6No mantengas ni una sola idea excluida de la
verdad, pues si lo haces, estarás estableciendo diferentes grados de realidad
que no podrán sino aprisionarte. 7No hay grados de realidad
porque en ella todo es verdad.
6. Procura
estar dispuesto, pues, a entregarle todo lo que has ocultado de la verdad a
Aquel que la conoce, y en Quien todo se lleva ante ella. 2Lograremos
salvarnos de la separación completamente, o no lo lograremos en absoluto. 3No te preocupes por nada, excepto por estar dispuesto a que se
logre. 4Él será Quien lo logre, no tú. 5Pero no te olvides
de lo siguiente: cuando te alteras y pierdes la paz porque otro está tratando de
resolver sus problemas valiéndose de fantasÃas, estás negándote a
perdonarte a ti mismo por haber hecho exactamente lo mismo. 6Y estás
manteniéndoos a ti y al otro alejados de la verdad y de la salvación. 7Al perdonarlo, restituyes a la verdad lo que ambos habÃais negado. 8Y verás el perdón allà donde lo hayas
otorgado.
II. El mundo
perdonado
1. ¡ImagÃnate
cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas perdonado! 2En ninguna fantasÃa habrás visto nunca nada tan bello. 3Nada de lo que ves aquÃ, ya sea en sueños o despierto, puede
compararse con semejante belleza. 4Y no habrá nada que valores tanto
como esto ni nada que tengas en tanta estima. 5Nada que recuerdes que
en alguna ocasión hiciera cantar a tu corazón de alegrÃa te brindó ni una mÃnima
parte de la felicidad que esta visión ha de brindarte. 6Pues gracias
a ella podrás ver al Hijo de Dios. 7Contemplarás la belleza que el
EspÃritu Santo adora contemplar, y por la que le da gracias al Padre. 8Él fue creado para ver esto por ti hasta que tú aprendas a verlo por
tu cuenta. 9Y todas Sus enseñanzas conducen a esa visión y a dar
gracias con Él.
2. Esta
belleza no es una fantasÃa. 2Es el mundo real, resplandeciente,
puro y nuevo, en el que todo refulge bajo la luz del sol. 3No hay
nada oculto aquÃ, pues todo ha sido perdonado y ya no quedan fantasÃas que
oculten la verdad. 4El puente entre ese mundo y éste es tan corto y
tan fácil de cruzar, que nunca te hubieses podido imaginar que fuese el punto de
encuentro de mundos tan dispares. 5Mas este corto puente es la cosa
más poderosa conectada a este mundo. 6Este Ãnfimo paso, tan
pequeño que ni siquiera has reparado en él, es un salto que te lleva a través
del tiempo hasta la eternidad, y te conduce más allá de toda fealdad hacia una
belleza que te subyugará y que nunca cesará de maravillarte con su
perfección.
3. Este paso,
el más corto que jamás se haya dado, sigue siendo el mayor logro en el plan de
Dios para la Expiación. 2Todo lo demás se aprende, pero esto es algo
que se nos da, y que es completo en sà mismo y absolutamente perfecto. 3Nadie, excepto Aquel que planeó la salvación, podrÃa completarlo tan
perfectamente. 4El mundo real, en toda su belleza, es algo que se
aprende a alcanzar. 5Todas las fantasÃas se desvanecen y nada ni
nadie continúa siendo prisionero de ellas, y gracias a tu propio perdón ahora
puedes ver. 6Lo que ves, sin embargo, es únicamente lo que
inventaste, excepto que ahora la bendición de tu perdón descansa sobre
ello. 7Y con esta última bendición que el Hijo de Dios se da a sÃ
mismo, la percepción real, nacida de la nueva perspectiva que ha aprendido,
habrá cumplido su propósito.
4. Las
estrellas se desvanecerán en la luz, y el sol que iluminó al mundo para que su
belleza se pudiese apreciar desaparecerá. 2La percepción no tendrá
razón de ser cuando haya sido perfeccionada, pues nada que haya sido
utilizado para el aprendizaje tendrá función alguna. 3Nada
cambiará jamás; y las fluctuaciones y los matices, asà como las diferencias y
contrastes que hacÃan que la percepción fuese posible cesarán. 4La
percepción del mundo real será tan fugaz que apenas tendrás tiempo de dar
gracias a Dios por él. 5Pues una vez que hayas alcanzado el mundo
real y estés listo para recibir a Dios, Él dará de inmediato el último
paso.
5. El mundo
real se alcanza simplemente mediante el completo perdón del viejo mundo, aquel
que contemplas sin perdonar. 2El Gran Transformador de la percepción
emprenderá contigo un examen minucioso de la mente que dio lugar a ese mundo, y
te revelará las aparentes razones por las que lo construiste. 3A la
luz de la auténtica razón que le caracteriza te darás cuenta, a medida que lo
sigas, de que ese mundo está totalmente desprovisto de razón. 4Cada
punto que Su razón toque florecerá con belleza, y lo que parecÃa feo en la
oscuridad de tu falta de razón, se verá transformado de repente en algo hermoso. 5Ni siquiera lo que el Hijo de Dios inventó en su demencia podrÃa no
tener oculto dentro de sà una chispa de belleza que la dulzura no pudiese
liberar.
6. Esta
belleza brotará para bendecir todo cuanto veas, conforme contemples al mundo con
los ojos del perdón. 2Pues el perdón transforma literalmente la
visión, y te permite ver el mundo real alzarse por encima del caos y envolverlo
dulce y calladamente, eliminando todas las ilusiones que habÃan tergiversado tu
percepción y que la mantenÃan anclada en el pasado. 3La hoja más
insignificante se convierte en algo maravilloso, y las briznas de hierba en
sÃmbolos de la perfección de Dios.
7. Desde el
mundo perdonado el Hijo de Dios es elevado fácilmente hasta su hogar. 2Y una vez en él sabrá que siempre habÃa descansado allà en paz. 3Incluso la salvación se convertirá en un sueño y desaparecerá de su
mente. 4Pues la salvación es el final de los sueños, y dejará de
tener sentido cuando el sueño finalice. 5¿Y quién, una vez despierto en el
Cielo, podrÃa soñar que aún pueda haber necesidad de
salvación?
8. ¿Cuánto
deseas la salvación? 2Pues ella te dará el mundo real, el cual está
esperando ansiosamente ese momento. 3Las ansias del EspÃritu Santo
por dártelo son tan intensas que Él no quisiera esperar, si bien espera
pacientemente. 4Une Su paciencia a tu impaciencia para que tu
encuentro con Él no se demore más. 5Ve gustosamente a encontrarte con
tu Redentor, y con absoluta confianza abandona con Él este mundo y entra al
mundo real de belleza y perdón.
LECCIÓN
191
Soy
el santo Hijo de Dios Mismo.
1. He aquà la declaración de tu liberación de las
cadenas del mundo. 2Y he
aquà asimismo la liberación del mundo entero. 3No te das cuenta de lo
que has hecho al asignarle al mundo el papel de carcelero del Hijo de Dios. 4¿Qué podrÃa ser entonces sino un mundo depravado y temeroso,
amedrentado por las sombras, vengativo y salvaje, desprovisto de razón, ciego y
enajenado por el odio?
2. ¿Qué
has hecho para que éste sea tu mundo? 2¿Qué has hecho para que sea
eso lo que ves? 3Niega tu Identidad, y ése es el resultado. 4Contemplas el caos y proclamas que eso es lo que tú eres. 5No ves nada que no dé testimonio de ello. 6No hay sonido
que no te hable de la flaqueza que hay dentro y fuera de ti; ni aliento que
respires que no parezca acercarte más a la muerte; ni esperanza que alientes que
no haya de acabar en llanto.
3. Niega
tu verdadera Identidad y no podrás escaparte de la locura que dio lugar a este
extraño, antinatural y fantasmal pensamiento que se burla de la creación y
se rÃe de Dios. 2Niega tu verdadera Identidad, y te enfrentas al
universo solo, sin un amigo: una diminuta mota de polvo contra legiones de
enemigos. 3Niega tu verdadera Identidad y contemplarás la maldad, el
pecado y la muerte, y verás la desesperanza arrebatarte de las manos todo
vestigio de esperanza, dejándote solamente con ansias de
morir.
4. Sin embargo, ¿qué podrÃa ser esto sino un juego en
el que puedes negar tu Identidad? 2Eres tal como Dios te creó. 3Creer cualquier otra cosa es absurdo. 4Con este solo
pensamiento todo el mundo se libera. 5Con esta sola verdad
desaparecen todas las ilusiones. 6Con este solo hecho se
proclama que la impecabilidad es eternamente parte integral de todo, el núcleo
central de su existencia y la garantÃa de su
inmortalidad.
5. Deja
que la idea de hoy encuentre un lugar entre tus pensamientos, y te habrás
elevado muy por encima del mundo, asà como por encima de todos los pensamientos
mundanos que lo mantienen prisionero. 2Y desde este lugar de seguridad y escape
retornarás a él y lo liberarás. 3Pues aquel que puede aceptar su
verdadera Identidad realmente se salva. 4Y su salvación es el regalo que les hace a todos,
como muestra de gratitud hacia Aquel que le mostró el camino a la felicidad que
cambió toda su perspectiva acerca del mundo.
6. Basta
con un solo pensamiento santo como éste para liberarte: tú eres el santo Hijo de
Dios Mismo. 2Y con este pensamiento santo comprendes asimismo que has
liberado al mundo. 3No tienes necesidad de usarlo cruelmente, y
luego percibir esa misma necesidad en él. 4Lo liberas de tu
aprisionamiento. 5No verás
una imagen devastadora de ti mismo vagando por el mundo llena de terror,
mientras que éste se retuerce en agonÃa porque tus miedos han dejado impreso en
su corazón el sello de la muerte.
7. Alégrate
hoy de cuán fácilmente desaparece el infierno. 2No necesitas más que
decirte a ti mismo:
3Soy
el santo Hijo de Dios Mismo. 4No
puedo sufrir ni sentir dolor; no puedo sufrir pérdidas ni dejar de hacer todo lo
que la salvación me pida.
5Y
con ese pensamiento todo lo que contemples cambiará por
completo.
8. Un
milagro ha iluminado todas las lúgubres y viejas cavernas en las que los ritos
de la muerte reverberaban desde los orÃgenes del tiempo: 2Pues el
tiempo ya no tiene dominio sobre el mundo. 3El
Hijo de Dios ha venido radiante de gloria a redimir a los que estaban perdidos,
a salvar a los desvalidos y a darle al mundo el regalo de su perdón. 4¿Quién podrÃa ver el mundo como un lugar siniestro y pecaminoso
cuando el Hijo de Dios ha venido por fin a liberarlo
nuevamente?
9. Tú
que te percibes a ti mismo como débil y frágil, lleno de vanas esperanzas y de
anhelos frustrados; nacido sólo para morir, llorar y padecer, escucha esto: se
te ha dado todo poder en la tierra y en el Cielo. 2No hay nada que no
puedas hacer. 3Juegas el juego de la muerte, el de ser impotente, el
de estar lamentablemente encadenado a la disolución en un mundo que no tiene
misericordia contigo. 4No obstante, cuándo tengas misericordia
con él, su misericordia resplandecerá sobre ti.
10. Deja
entonces que el Hijo de Dios despierte de su sueño, y que al abrir sus ojos
santos, regrese para bendecir el mundo que él fabricó. 2Éste nació de
un error, pero acabará en el reflejo de la santidad del Hijo de Dios. 3Y éste dejará de dormir y de soñar con la muerte. 4Únete
a mà hoy. 5Tu gloria es la luz que salva al mundo. 6No
sigas negándote a conceder la salvación. 7Contempla el mundo que te
rodea, y observa el sufrimiento que se abate sobre él. 8¿No está
acaso dispuesto tu corazón a llevarles descanso a tus fatigados
hermanos?
11. Ellos
tienen que esperar hasta que tú te liberes. 2Permanecen encadenados
hasta que tú seas libre. 3No pueden ver la misericordia del
mundo hasta que tú la encuentres en ti mismo. 4Sufren hasta que tú
niegues que el dolor te atenaza. 5Mueren hasta que tú aceptes tu
propia vida eterna. 6Eres el santo Hijo de Dios Mismo. 7Recuerda esto, y el mundo entero se libera. 8Recuerda
esto, y la tierra y el Cielo son uno.
10 DE
JULIO
III. Sombras
del pasado
1. Perdonar no
es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en
el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. 2Todo lo demás debe
olvidarse. 3El perdón es una forma selectiva de recordar que no se
basa en tu propia selección. 4Pues las tenebrosas figuras que quieres
hacer inmortales son "enemigos" de la realidad. 5Procura estar
dispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo. 6Las
tenebrosas figuras son los testigos que traes contigo para demostrar que el Hijo
de Dios hizo lo que no hizo. 7Puesto que las traes contigo, las
oirás. 8Y tú que las conservas porque tú mismo asà lo elegiste, no
puedes entender cómo llegaron hasta tu mente ni cuál es su propósito. 9Representan el mal que crees que se te infligió. 10Las
traes contigo sólo para poder devolver mal por mal, con la esperanza de que
su testimonio te permita pensar que otro es culpable sin que ello te afecte a
ti. 11Hablan tan decididamente en favor de la separación que
nadie que no estuviese obsesionado por perpetuar la separación podrÃa oÃrlas. 12Te ofrecen las "razones" por las cuales deberÃas entablar alianzas
no santas a fin de apoyar los objetivos del ego y hacer de tus relaciones
testimonios de su poder.
2. Son estas
tenebrosas figuras las que quieren santificar al ego ante tus ojos, y enseñarte
que lo que haces para mantenerlo a salvo es en realidad amor. 2Estas
tenebrosas figuras siempre hablan de venganza, y todas las relaciones que
entablan son absolutamente dementes. 3Tales relaciones tienen, sin
excepción, el propósito de excluir la verdad del otro, asà como la verdad acerca
de ti. 4Por eso es por lo que ves tanto en ti como en el otro lo que
no está ahÃ, haciendo de ambos los esclavos de la venganza. 5Y
por eso es por lo que cualquier cosa que te recuerde tus resentimientos pasados
te atrae y te parece que es amor, independientemente de cuán distorsionadas sean
las asociaciones que te llevan a hacer esa conexión. 6Y finalmente,
ésa es la razón de que todas las relaciones de ese tipo se convierten en
intentos de unión a través del cuerpo, pues sólo los cuerpos pueden
considerarse medios de venganza. 7Es evidente que los cuerpos
son el foco central de todas las relaciones no santas. 8Has aprendido
esto por experiencia propia. 9Pero de lo que tal vez no te das cuenta
es de todas las razones que hacen que la relación no sea santa. 10Pues la falta de santidad procura reforzarse a sà misma, tal como
la santidad lo hace, atrayendo hacia sà lo que percibe como afÃn a
ella.
3. No es con
el cuerpo del otro con el que se intenta la unión en la relación no santa, sino
con los cuerpos de los que no están ahÃ. 2Pues ni siquiera el cuerpo
del otro, que de por sà es una percepción de él seriamente limitada, es el
foco central tal como es, o al menos, no del todo. 3Lo que se puede
emplear para fantasÃas de venganza, y lo que más fácilmente puede asociarse con
aquellos contra quienes realmente se busca la venganza, es donde se centra la
atención, y son estas partes las que se seleccionan como las únicas que tienen
valor. 4Cada paso en el proceso de entablar, mantener o romper una
relación no santa es un avance progresivo hacia una mayor fragmentación y una
mayor irrealidad. 5Las tenebrosas figuras se vuelven cada vez más
imperantes, y la importancia de aquel en quien parecen manifestarse
disminuye.
4. El tiempo
es ciertamente severo con la relación no santa. 2Pues el tiempo es cruel en manos del ego, de la misma manera en que es benévolo cuando se usa
en favor de la mansedumbre. 3La atracción de la relación no
santa empieza a disminuir y a ponerse en duda casi de inmediato. 4Una
vez que se ha establecido la relación, la duda surge inevitablemente, pues
el propósito de la relación no se puede alcanzar. 5El "ideal" de
la relación no santa, por lo tanto, requiere que la realidad del otro no venga a
"estropear" el sueño. 6Y cuanto menos aporte a la relación, "mejor"
se vuelve ésta. 7Y asÃ, el intento de unión se convierte en una forma
de excluir incluso a aquel con quien se procuró la unión. 8Pues la
relación se estableció precisamente para excluirle de ella y para que la "unión"
fuese con fantasÃas en las que se goza de una "dicha"
ininterrumpida.
5. ¿Cómo puede
el EspÃritu Santo introducir Su interpretación de que el cuerpo es un medio de
comunicación en las relaciones cuyo único propósito es separarse de la realidad? 2Lo que el perdón es, es lo que le capacita para hacerlo. 3Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que
queda es eterno. 4Y el pasado transformado se vuelve como el
presente. 5El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. 6Esta continuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su
valor en la percepción que tienes de él. 7En estos pensamientos
amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda
el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto
como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. 8Por eso es por lo que la Expiación se centra en el pasado, que es la
fuente de la separación y donde ésta debe ser des-hecha. 9Pues la separación debe ser corregida allà donde fue concebida.
6. El ego
trata de "resolver" sus problemas, no en su punto de origen, sino donde no
fueron concebidos. 2Y asà es como trata de garantizar que no tengan
solución. 3Lo único que el EspÃritu Santo desea es resolver todo
completa y perfectamente, de modo que busca y halla la fuente de los problemas
allà donde ésta se encuentra, y allà mismo la deshace. 4Y con
cada paso del proceso de deshacer que Él lleva a cabo, la separación se va
deshaciendo más y más, y la unión se vuelve cada vez más inminente. 5Ninguna "razón" que hable en favor de la separación le causa
confusión alguna. 6Lo único que percibe en la separación es que tiene
que ser des-hecha. 7Permite que Él descubra la chispa de belleza que
se encuentra oculta en tus relaciones y te la revele. 8Su belleza te
atraerá tanto, que no estarás dispuesto a perderla de vista nuevamente. 9Y dejarás que esta chispa transforme la relación de modo que la
puedas ver más y más. 10Pues la desearás más y más, y estarás cada
vez menos dispuesto a que esté oculta de ti. 11Y aprenderás a buscar
y a establecer las condiciones en las que esta belleza se puede
ver.
7. Harás todo
esto gustosamente, sólo con que le dejes mantener la chispa delante de ti para
que alumbre tu camino y puedas verlo con claridad. 2El Hijo de Dios
es uno. 3A quienes Dios ha unido como uno, el ego no los puede
desunir. 4Por muy oculta que se encuentre en toda relación, la chispa
de la santidad no puede sino estar a salvo. 5Pues el Creador de la
única relación que existe no se ha excluido a Sà Mismo de ninguno de sus
aspectos. 6Éste es el único aspecto de la relación que el EspÃritu
Santo ve porque sabe que únicamente ese aspecto es verdad. 7Tú has
hecho que la relación sea irreal y, por lo tanto, no santa, al verla como
no es y donde no está. 8Entrégale el pasado a Aquel que puede hacer
que cambies de parecer con respecto a él por ti. 9Pero asegúrate
antes que nada de que te das cuenta plenamente de lo que has hecho que el pasado
represente, y por qué.
8. El
pasado se convierte en la justificación para entablar una alianza continua y
profana con el ego contra el presente. 2Pues el presente es perdón. 3Por lo tanto, las relaciones que la alianza no santa
fomenta no se perciben ni se experimentan como si estuviesen ocurriendo
ahora. 4Mas el marco de referencia al que se recurre para que le
dé significado al presente es una ilusión del pasado en la que se conservan
aquellos elementos que se ajustan al propósito de la relación no santa, y se
abandonan todos los demás. 5Y lo que de esta manera se abandona, es
toda la verdad que el pasado jamás habrÃa podido ofrecer al presente para que
diese testimonio de la realidad de éste. 6Lo que se conserva no hace
sino dar testimonio de la realidad de los sueños.
9. Sigue
estando en tus manos elegir unirte a la verdad o a la ilusión. 2Pero
recuerda que elegir una es abandonar la otra. 3Dotarás de
belleza y realidad a la que elijas porque tu elección depende de cuál valoras
más. 4La chispa de belleza o el velo de fealdad, el mundo real o el
de la culpabilidad y el miedo, la verdad o la ilusión, la libertad o la
esclavitud, es todo lo mismo. 5Pues no puedes elegir más que entre
Dios o el ego. 6Todo sistema de pensamiento o bien es verdadero
o bien falso, y todos sus atributos se derivan naturalmente de lo que es. 7Únicamente los Pensamientos de Dios son verdaderos. 8Y
todo lo que se deriva de ellos procede de lo que son, y es tan verdadero como la
santa Fuente de donde procedieron.
10. Santo
hermano mÃo, quiero formar parte de todas tus relaciones, e interponerme
entre tus fantasÃas y tú. 2Permite que mi relación contigo sea
algo real para ti, y déjame infundirle realidad a la percepción que tienes de
tus hermanos. 3No fueron creados para que pudieses hacerte daño a
través de ellos. 4Fueron creados para crear junto contigo. 5Ésta es la verdad que quiero interponer entre tu objetivo de locura
y tú. 6No te separes de mà ni dejes que el santo propósito de la
Expiación se pierda de vista en sueños de venganza. 7Las relaciones
en las que tales sueños se tienen en gran estima me excluyen a mÃ. 8En el Nombre de Dios, déjame entrar a formar parte de ellas y
brindarte paz para que tú a tu vez puedas ofrecerme paz a
mÃ.
Tengo
una función que Dios quiere que desempeñe.
1. La santa Voluntad de tu Padre es que tú lo
completes, y que tu Ser sea Su Hijo sagrado, por siempre puro como Él, creado
del Amor y en él, preservado, extendiendo amor y creando en su Nombre, por
siempre uno con Dios y con tu Ser. 2Mas ¿qué sentido puede tener
tal función en un mundo de envidia, odio y ataque?
2. Tienes, por lo tanto, una función en el mundo de
acuerdo a sus propias normas. 2Pues, ¿quién podrÃa entender un
lenguaje que está mucho más allá de lo que buenamente puede entender? 3El perdón es tu función aquÃ. 4No es algo que Dios haya
creado, ya que es el medio por el que se puede erradicar lo que no es verdad. 5Pues, qué necesidad tiene el Cielo de perdón? 6En la
tierra, no obstante, tienes necesidad de los medios que te ayudan a
abandonar las ilusiones. 7La creación aguarda tu regreso
simplemente para ser reconocida, no para ser
Ãntegra.
3. Lo que la creación es no puede ni siquiera
concebirse en el mundo. 2No tiene sentido aquÃ. 3El perdón
es lo que más se le asemeja aquà en la tierra. 4Pues al haber nacido
en el Cielo, carece de forma. 5Dios, sin embargo, creó a Uno con el
poder de traducir a formas lo que no tiene forma en absoluto. 6Lo que
Él hace es forjar sueños, pero de una clase tan similar al acto de despertar que
la luz del dÃa ya refulge en ellos, y los ojos que ya empiezan a abrirse
contemplan los felices panoramas que esos sueños les
ofrecen.
4. El perdón contempla dulcemente todas las cosas que
son desconocidas en el Cielo, las ve desaparecer, y deja al mundo como una
pizarra limpia y sin marcas en la que la Palabra de Dios puede ahora reemplazar
a los absurdos sÃmbolos que antes estaban escritos allÃ. 2El
perdón es el medio por el que se supera el miedo a la muerte, pues ésta deja de
ejercer su poderosa atracción y la culpabilidad desaparece. 3El
perdón permite que el cuerpo sea percibido como lo que es: un simple
recurso de enseñanza del que se prescinde cuando el aprendizaje haya terminado,
pero que es incapaz de efectuar cambio alguno en el que
aprende.
5. La mente no puede cometer errores sin un cuerpo. 2No puede pensar que va a morir o ser vÃctima de ataques despiadados. 3La ira se ha vuelto imposible. a¿Dónde está el terror
ahora? 4¿Qué temores podrÃan aún acosar a los que han perdido la
fuente de todo ataque, el núcleo de la angustia y la sede del temor? 5Sólo el perdón puede liberar a la mente de la idea de que el cuerpo
es su hogar. 6Sólo el perdón puede restituir paz que Dios dispuso para Su santo Hijo. 7Sólo el perdón puede persuadir al Hijo a que contemple de nuevo su
santidad.
6. Una vez que la ira haya desaparecido, podrás
percibir que a cambio de la visión de Cristo y del don de la vista no se te
pidió sacrificio alguno, y que lo único que ocurrió fue que una mente enferma y
atormentada se liberó de su dolor. 2¿Es esto indeseable? 3¿Es algo de lo que hay que tener miedo? 4¿O bien es algo
que se debe anhelar, recibir con gratitud y aceptar jubilosamente? 5Somos uno, por lo tanto, no renunciamos a nada. 6Y Dios
ciertamente nos ha dado todo.
7. No obstante, necesitamos el perdón para percibir
que esto es asÃ. 2Sin su benévola luz, andamos a tientas en la
oscuridad usando la razón únicamente para justificar nuestra furia y
nuestros ataques. 3Nuestro entendimiento es tan limitado que
aquello que creemos comprender no es más que confusión nacida del error. 4Nos encontramos perdidos en las brumas de sueños cambiantes y
pensamientos temibles, con los ojos herméticamente cerrados para no ver la luz,
y las mentes ocupadas en rendir culto a lo que no está
ahÃ.
8. ¿Quién puede nacer de nuevo en Cristo sino aquel
que ha perdonado a todos los que ve, o en los que piensa o se imagina? 2¿Quién que mantenga a otro prisionero puede ser liberado? 3Un carcelero no puede ser libre, pues se encuentra atado al que
tiene preso. 4Tiene que asegurarse de que no escape, y asÃ, pasa su
tiempo vigilándolo. 5Y los barrotes que mantienen cautivo al preso se
convierten en el mundo en el que su carcelero vive allà con él. 6Sin
embargo, de la liberación del preso depende que el camino de la libertad quede
despejado para los dos.
9. Por lo tanto, no mantengas a nadie prisionero. 2Libera en vez de aprisionar, pues de esa manera tú quedas libre. 3Los pasos a seguir son muy sencillos. 4Cada vez que
sientas una punzada de cólera, reconoce que sostienes una espada sobre tu
cabeza. 5Y ésta te atravesará o no, dependiendo de si eliges estar
condenado o ser libre. 6Asà pues, todo aquel que aparentemente te
tienta a sentir ira representa tu salvador de la prisión de la muerte. 7Por lo tanto, debes estarle agradecido en lugar de querer infligirle
dolor.
10. Sé misericordioso hoy. 2El Hijo de Dios
es digno de tu misericordia. 3Él es
quien te pide que aceptes el camino de la libertad ahora. 4No te
niegues a ello. 5El Amor que su Padre le profesa te lo profesa a ti
también. 6Tu única función aquà en la tierra es perdonarlo, para
que puedas volver a aceptarlo como tu Identidad. 7Él es
tal como Dios lo creó. 8Y tú
eres lo que él es. 9Perdónale ahora sus pecados y verás que eres uno
con él.
11 DE
JULIO
IV. Los dos
cuadros
1. Dios
estableció Su relación contigo para hacerte feliz, y ninguna cosa que hagas
que no comparta Su propósito puede ser real. 2El propósito que Dios
adscribió a cada cosa es la única función que tiene. 3Debido a
la razón que Él tuvo para crear Su relación contigo, la función de las
relaciones se convirtió para siempre en "hacer feliz". 4Eso es todo. 5Para satisfacer esta función te relacionas con tus
creaciones del mismo modo en que Dios se relaciona con las Suyas. 6Pues nada que Dios haya creado puede estar excluido de la felicidad,
y nada que Él creó desea otra cosa que extender felicidad tal como su Creador lo
hizo. 7 Lo que no satisface esta función no puede ser
real.
2. En este
mundo es imposible crear. 2Pero sà es posible hacer feliz. 3He dicho repetidamente que el EspÃritu Santo no quiere privarte de
tus relaciones especiales, sino transformarlas. 4Y lo único que esto
significa es que Él reinstaurará en ellas la función que Dios les asignó. 5La función que tú les has asignado es claramente que no sean fuentes
de felicidad. 6Pero la relación santa comparte el propósito de Dios,
en lugar de tratar de inventar otro para que lo substituya. 7Cada
relación especial que has entablado es un substituto de la Voluntad de Dios
y glorifica tu voluntad en vez de la Suya debido a la ilusión de que son
diferentes.
3. Has
entablado relaciones muy reales incluso en este mundo. 2Sin embargo,
no las reconoces porque has hecho que sus substitutos predominen de tal manera
que, cuando la verdad te llama -como constantemente lo hace- contestas con un
substituto. 3El propósito fundamental de cada relación especial
que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que no puedas oÃr la
llamada de la verdad.
4. En cierto
sentido, la relación especial fue la respuesta del ego a la creación del
EspÃritu Santo, Quien a Su vez fue la Respuesta de Dios a la separación. 2Pues aunque el ego no entendÃa lo que habÃa sido creado, era
consciente de una amenaza. 3Todo el sistema defensivo que el ego
desarrolló para proteger la separación de los avances del EspÃritu Santo, fue en
respuesta al regalo con el que Dios la bendijo, Quien, mediante Su bendición,
permitió que se subsanase. 4Esta bendición encierra dentro de sà la
verdad de todo. 5Y la verdad es que el EspÃritu Santo mantiene
una estrecha relación contigo porque en Él tu relación con Dios queda
restaurada. 6Tu relación con Él jamás se ha roto porque desde que se
produjo la separación el EspÃritu Santo no ha estado separado de nadie. 7Y gracias a Él todas tus relaciones santas han sido cuidadosamente
preservadas para que sirvan el propósito que Dios te dio.
5. El ego
siempre se mantiene alerta por si surge cualquier amenaza, y la parte de tu
mente en la que el ego fue aceptado está ansiosa por conservar su propia razón,
tal como la entiende. 2No se da cuenta de que es completamente
demente. 3Mas tú tienes que darte cuenta exactamente de lo que esto
significa si quieres que se te restituya la cordura. 4Los dementes
protegen sus sistemas de pensamiento, pero lo hacen de manera demente. 5Y todas sus defensas son tan dementes como lo que
supuestamente tienen que proteger. 6No hay nada en la
separación, ni "razón", ni atributo, ni ningún aspecto que no sea demente. 7Y su "protección", que es parte de ella, es tan demente como
toda ella. 8Por lo tanto, la relación especial, su principal defensa,
no puede sino ser demente.
6. No tendrás
mucha dificultad ahora en darte cuenta de que el sistema de pensamiento que la
relación especial protege no es más que un sistema ilusorio. 2Reconoces, al menos en términos generales, que el ego es
demente. 3No obstante, todavÃa te parece que la relación especial es
en cierto modo "diferente". 4Sin embargo, la hemos examinado con
mucho más detenimiento que muchos de los otros aspectos del sistema de
pensamiento del ego que has estado más dispuesto a abandonar. 5Mientras este aspecto continúe vigente, no obstante, no podrás
abandonar los demás. 6Pues este aspecto no es diferente. 7Si lo conservas, habrás conservado todos los
demás.
7. Es esencial
darse cuenta de que todas las defensas dan lugar a lo que quieren
defender. 2La base subyacente de su eficacia es que ofrecen lo que
defienden. 3Lo que defienden se ha depositado en ellas para
mantenerlo a salvo, y conforme operan te lo brindan a ti. 4Toda
defensa opera dando regalos, y los regalos son siempre una miniatura -montada en
marco de oro- del sistema de pensamiento que la defensa protege. 5Se trata de un marco muy elaborado, repleto de gemas, y profusamente
tallado y pulido. 6Su propósito es ser valioso en sà mismo, y desviar
tu atención de lo que encierra. 7Mas no puedes tener el marco
sin el cuadro. 8Las defensas operan para hacerte creer que sÃ
puedes.
8. La relación
especial te ofrece el marco más imponente y falaz de todas las defensas
de las que el ego se vale. 2Su sistema de pensamiento se
ofrece aquÃ, rodeado por un marco tan recargado y elaborado, que el
cuadro casi desaparece debido a la imponente estructura del marco. 3En el marco van entretejidas toda suerte de fantasÃas de amor quiméricas
y fragmentadas, engarzadas con sueños de sacrificio y vanagloria, y entrelazadas
con hilos dorados de auto-destrucción. 4El brillo de la sangre
resplandece como si de rubÃes se tratase, y las lágrimas van talladas cual
diamantes que refulgen tenuemente a la luz mortecina en que se hace el
ofrecimiento.
9. Examina el
cuadro. 2No dejes que el marco te distraiga. 3Este cuadro
se te ofrece para que te condenes, y si lo aceptas creerás estar condenado. 4No puedes conservar el marco sin el cuadro. 5Lo que valoras es el marco, pues en él no ves conflicto. 6No obstante, el marco no es más que la envoltura del regalo de
conflicto. 7El marco no es el regalo. 8No te dejes
engañar por los aspectos más superficiales de este sistema de pensamiento, pues
en ellos se encierra todo el sistema en sÃ, sin excluir ningún aspecto. 9En este regalo rutilante habita la muerte. 10No permitas
que tu mirada se pose en los destellos hipnóticos del marco. 11Mira
el cuadro y date cuenta de que lo que te ofrece es la
muerte.
LECCIÓN
193
Todas
las cosas son lecciones que Dios quiere que yo
aprenda.
1. El
aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios. 2Su Voluntad,
no obstante, se extiende hasta lo que Él no entiende; en el sentido de que Él
dispone que la felicidad que Su Hijo heredó de Él permanezca incólume, sea
perpetua y por siempre en aumento, que se expanda eternamente en la dicha de la
creación plena, que sea eternamente receptiva y absolutamente ilimitada en Él. 3Ésa es Su Voluntad. 4Por lo tanto, Su Voluntad provee los
medios para garantizar que se cumpla.
2. Dios
no ve contradicciones. 2Sin embargo, Su Hijo cree verlas. 3Por eso tiene necesidad de Alguien que pueda corregir su
defectuosa manera de ver y ofrecerle una visión que lo conduzca de nuevo al
lugar donde la percepción cesa. 4Dios no percibe en absoluto. 5Él es, no obstante, Quien provee los medios para que la percepción
se vuelva lo suficientemente hermosa y verdadera como para que la luz del Cielo
pueda resplandecer sobre ella. 6Él es
Quien responde a las contradicciones de Su Hijo y Quien mantiene su
inocencia a salvo para siempre.
3. Éstas
son las lecciones que Dios quiere que aprendas. 2Su Voluntad
se refleja en todas ellas, y ellas reflejan Su amorosa bondad para con el Hijo
que Él ama. 3Cada lección encierra un pensamiento central, que se
repite en todas ellas. 4Su forma es lo único que varÃa, según las
circunstancias, los acontecimientos, los personajes o los temas, los cuales
parecen ser reales, pero no lo son. 5Su contenido fundamental es el
mismo 6y es
éste:
7Perdona, y verás
esto de otra forma.
4. Es
cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón. 2No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma. 3Esta uniformidad es lo que hace que el aprendizaje sea algo seguro,
ya que la lección es tan simple que al final no se puede rechazar. 4Nadie se puede ocultar para siempre de una verdad tan obvia,
que aunque se presenta en innumerables formas, se puede reconocer con la misma
facilidad en todas ellas, sólo con desear ver la simple lección que allà se
encierra.
Perdona, y verás
esto de otra forma.
2Éstas
son las palabras que el EspÃritu Santo te dice en medio de todas tus
tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que se
manifiesten. 3Éstas son las palabras con las que a la tentación le
llega su fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de
reverencia. 4Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado
y eliminan todo miedo de la mente. 5Éstas son las palabras mediante
las cuales al mundo entero le llega la salvación.
6. ¿No
deberÃamos acaso aprender a decir estas palabras cada vez que nos sintamos
tentados de creer que el dolor es real y la muerte se vuelva nuestra elección en
lugar de la vida? 2¿No deberÃamos acaso aprender a decirlas una vez
que hayamos comprendido el poder que tienen para liberar a todas las mentes de
la esclavitud? 3Éstas son palabras que te dan poder sobre todos los
acontecimientos que parecen tener control sobre ti. 4Ves esos
acontecimientos correctamente cuando mantienes estas palabras en tu conciencia, sin
olvidarte de que son aplicables a todo lo que ves o a todo lo que cualquier
hermano contemple erróneamente.
7. ¿Cómo
puedes saber cuándo estás viendo equivocadamente o cuándo no está alguien
percibiendo la lección que deberÃa aprender? 2¿Parece ser real
el dolor en dicha percepción? 3Si lo parece, ten por seguro que no se
ha aprendido la lección, 4y que en la mente que ve el dolor a través de los
ojos que ella misma dirige permanece oculta una falta de
perdón.
8. Dios
no quiere que sigas sufriendo de esa manera. 2Él quiere ayudarte a que te perdones a ti
mismo. 3Su Hijo no recuerda quién es, 4y Dios
no quiere que se olvide de Su Amor ni de todos los dones que Su Amor trae
consigo. 5¿RenunciarÃas ahora a tu propia salvación? 6¿DejarÃas acaso de aprender las sencillas lecciones que el Maestro
celestial pone ante ti para que todo dolor desaparezca y el Hijo pueda recordar
a su Padre?
9. Todas
las cosas son lecciones que Dios quiere que aprendas. 2Él no deja
ningún pensamiento rencoroso sin corregir, ni que ninguna espina o clavo lastime
en modo alguno a Su santo Hijo. 3Él quiere asegurarse de que su santo
descanso permanezca sereno e imperturbable, sin preocupaciones, en un hogar
eterno que cuida de él. 4Él quiere que todas las lágrimas sean
enjugadas y que no quede ni una sola más por derramar, ni ninguna que sólo esté
esperando el momento señalado para brotar. 5Pues Dios ha dispuesto
que la risa reemplace a cada una de ellas y que Su Hijo sea libre otra
vez.
10. Hoy trataremos de superar en un solo dÃa miles de
aparentes obstáculos a la paz. 2Deja que la misericordia llegue a ti
cuanto antes. 3No trates de posponer su llegada ni un sólo dÃa,
minuto o instante más. 4Para eso se hizo el tiempo. 5Úsalo
hoy para lo que es. 6Dedica, mañana y noche, el tiempo que puedas a
lo que éste tiene como propósito, y no permitas que el tiempo que dediques sea
menos que el que sea necesario para satisfacer tu más imperiosa
necesidad.
11. Da
todo lo que puedas, y luego da un poco más. 2Pues ahora nos
levantaremos apresuradamente e iremos a casa de nuestro Padre. 3Hemos
estado ausentes demasiado tiempo y ya no queremos seguir demorándonos más
aquÃ. 4Según practicamos, pensemos en todas las cosas con las
que nos hemos quedado para resolverlas por nuestra cuenta y que hemos mantenido
fuera del alcance de la curación. 5Entreguémoselas a Aquel que sabe
cómo contemplarlas de manera que desaparezcan. 6La verdad es Su
mensaje; la verdad es Su enseñanza. 7Suyas son las lecciones que Dios
quiere que aprendamos.
12. Hoy,
y en los dÃas venideros, dedica un poco de tiempo cada hora a practicar la
lección del perdón tal como se indique. 2Trata de aplicarla a lo
acontecido en esa hora, de manera que la próxima esté libre de todo ello. 3De esta manera, las cadenas del tiempo se desatarán fácilmente. 4No dejes que ninguna hora arroje su sombra sobre la siguiente,
y cuando haya transcurrido, deja que todo lo acontecido se vaya con ella. 5De este modo, permanecerás libre y en paz eterna en el mundo del
tiempo.
13. Ésta
es la lección que Dios quiere que aprendas: Hay una manera de contemplarlo todo
que te acerca más a Él y a la salvación del mundo. 2A todo lo que habla de terror, responde de
esta manera:
3Perdonaré, y
esto desaparecerá.
4Repite
estas mismas palabras ante toda aprensión, preocupación o sufrimiento. 5Y entonces estarás en posesión de la llave que
abre las puertas del Cielo y que hace que el Amor de Dios el Padre llegue por
fin hasta la tierra para elevarla hasta el Cielo. 6Dios Mismo dará
este paso final. 7No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide
para que puedas llegar hasta Él.
LECCIÓN
194
Pongo
el futuro en
Manos de
Dios.
1. La idea de hoy es un paso más en el proceso de
alcanzar cuanto antes la salvación, y ciertamente es un paso gigantesco. 2Es tan grande la distancia que abarca que te lleva justo antes del
Cielo, con el objetivo a la vista y los obstáculos ya superados. 3Tus
pies ya se han posado sobre las praderas que te dan la bienvenida a las puertas
del Cielo: el tranquilo lugar de la paz en el que aguardas con certeza el paso
final de Dios. 4¡Qué lejos nos encontramos ahora de la tierra! 5¡Y cuán cerca de nuestra meta! 6¡Cuán corto es el trecho
que aún nos queda por recorrer!
2. Acepta la idea de hoy, y habrás dejado atrás toda
ansiedad, los abismos del infierno, la negrura de la depresión, los
pensamientos de pecado y toda la devastación que la culpabilidad acarrea. 2Acepta la idea de hoy, y habrás liberado al mundo de todo
aprisionamiento, al romper las pesadas cadenas que mantenÃan cerrada la
puerta a la libertad. 3Te has salvado, y tu salvación se vuelve el
regalo que le haces al mundo porque tú lo has
recibido.
3. No hay un solo instante en que se pueda sentir
depresión, experimentar dolor o percibir pérdida alguna. 2No hay
un solo instante en que se pueda instaurar el pesar en un trono y adorársele. 3No hay un solo instante en que uno pueda ni siquiera morir. 4Y asÃ, cada instante que se le entrega a Dios, con el siguiente ya
entregado a Él de antemano, es un tiempo en que te liberas de la
tristeza, del dolor y hasta de la misma
muerte.
4. Tu futuro está en Manos de Dios, asà como tu
pasado y tu presente. 2Para Él son lo mismo, y, por lo tanto,
deberÃan ser lo mismo para ti también. 3Sin embargo, en este mundo la
progresión temporal todavÃa parece ser algo real. 4No se te
pide, por lo tanto, que entiendas que el tiempo no tiene realmente una secuencia
lineal. 5Sólo se te pide que te desentiendas del futuro y lo pongas
en Manos de Dios. 6Y mediante tu experiencia comprobarás que
también has puesto en Sus Manos
el pasado y el presente, porque el pasado ya no te castigará más y ya no tendrá
sentido tener miedo del futuro.
5. Libera
el futuro. 2Pues el pasado ya pasó, y el presente, libre de su legado
de aflicción y sufrimiento, de dolor y de pérdida, se convierte en el instante
en que el tiempo se escapa del cautiverio de las ilusiones, por las que ha
venido recorriendo su despiadado e inevitable curso. 3Cada instante
que antes era esclavo del tiempo se transforma ahora en un instante santo,
cuando la luz que se mantenÃa oculta en el Hijo de Dios se libera para bendecir
al mundo. 4Ahora el Hijo de Dios es libre, y toda su gloria
resplandece sobre un mundo que se ha liberado junto con él para
compartir su santidad.
6. Si pudieses ver la lección de hoy como la
liberación que realmente representa, no vacilarÃas en dedicarle el máximo
esfuerzo de que fueses capaz, para que pasase a formar parte de ti. 2Conforme se vaya convirtiendo en un pensamiento que rige tu
mente, en un hábito de tu repertorio para solventar problemas, en una manera de
reaccionar de inmediato ante toda tentación, le transmitirás al mundo lo
que has aprendido. 3Y en la medida en que aprendas a ver la salvación
en todas las cosas, en esa misma medida el mundo percibirá que se ha
salvado.
7. ¿Qué preocupación puede asolar al que pone su
futuro en las amorosas Manos de Dios? 2¿Qué podrÃa hacerle sufrir? 3¿Qué podrÃa causarle dolor o la sensación de haber perdido algo? 4¿Qué podrÃa temer? 5¿Y de qué otra manera podrÃa
contemplar todo sino con amor? 6Pues el que ha escapado de todo temor
de futuros sufrimientos ha encontrado el camino de la paz en el presente y
la certeza de un cuidado que el mundo jamás podrÃa amenazar. 7Está seguro de que aunque su percepción puede ser errónea, jamás le
ha de faltar corrección. 8Es libre de volver a elegir cuando se ha dejado
engañar; de cambiar de parecer cuando se ha
equivocado.
8. Pon, por lo tanto, tu futuro en Manos de Dios. 2Pues de esta manera invocas Su recuerdo para que regrese y reemplace
todos tus pensamientos de maldad y pecado por la verdad del amor. 3¿Crees acaso que el mundo no se beneficiarÃa con ello y que cada
criatura viviente no responderÃa con una percepción corregida? 4El que se encomienda a
Dios ha puesto también al mundo en las mismas Manos a las que él ha recurrido en
busca de consuelo y seguridad. 5Ha dejado a un lado las enfermizas
ilusiones del mundo junto con las suyas, y de este modo le ofrece paz al mundo,
asà como a sà mismo.
9. Ahora sà que nos hemos salvado. 2Pues
descansamos despreocupados en Sus Manos, seguros de que sólo cosas buenas
nos pueden acontecer. 3Si nos olvidamos de ello, se nos recuerda
dulcemente. 4Si aceptamos un pensamiento que denota falta de
perdón, éste queda prontamente reemplazado por el reflejo del amor. 5Y si nos sentimos tentados de atacar, apelamos a Aquel
que vela nuestro descanso para
que tome por nosotros la decisión que nos aleja de la tentación. 6El mundo ha dejado de ser nuestro enemigo, pues hemos
decidido ser su Amigo.
LECCIÓN
195
El
amor es el camino que recorro con gratitud.
1. Para
aquellos que contemplan el mundo desde una perspectiva errónea, la gratitud es
una lección muy difÃcil de aprender. 2Lo más que pueden hacer es
considerar que su situación es mejor que la de los demás. 3Y tratan
de contentarse porque hay otros que aparentemente sufren más que ellos. 4¡Cuán tristes y lamentables son semejantes pensamientos! 5Pues, ¿quién puede tener motivos para sentirse agradecido si otros
no los tienen? 6¿Y quién iba a sufrir menos porque ve que otro sufre
más? 7Debes estarle agradecido únicamente a Aquel que hizo
desaparecer todo motivo de sufrimiento del mundo.
2. Es
absurdo dar gracias por el sufrimiento. 2Mas es igualmente absurdo no
estarle agradecido a Uno que te ofrece los medios por los cuales todo dolor se
cura y todo sufrimiento queda reemplazado por la risa y la felicidad. 3Ni siquiera los que están parcialmente cuerdos podrÃan negarse
a dar los pasos que Él indica, ni dejar de seguir el camino que Él les señala a
fin de escapar de una prisión que creÃan que no tenÃa salida a la libertad que
ahora perciben.
3. Tu
hermano es tu "enemigo" porque lo ves como el rival de tu paz: el saqueador que
te roba tu dicha y no te deja nada salvo una negra desesperación, tan amarga e
implacable que acaba con toda esperanza. 2Lo único que puedes desear
ahora es la venganza. 3Lo único que puedes hacer ahora es tratar de
arrastrarlo a la muerte junto contigo, para que sea tan impotente como tú, y
para que en sus ambiciosas manos quede tan poco como en las
tuyas.
4. No
le das gracias a Dios porque tu hermano esté más esclavizado que tú, ni
tampoco podrÃas, en tu sano juicio, enfadarte si él parece ser más libre. 2El amor no hace comparaciones. 3Y la
gratitud sólo puede ser sincera si va acompañada de amor. 4Le
damos gracias a Dios nuestro Padre porque todas las cosas encontrarán su
libertad en nosotros. 5Es imposible
que algunas puedan liberarse mientras otras permanecen cautivas. 6Pues, ¿quién puede regatear en nombre del
amor?
5. Da
gracias, por lo tanto, pero con sinceridad. 2Y deja
que en tu gratitud haya cabida para todos los que se han de escapar
contigo: los enfermos, los débiles, los necesitados y los temerosos, asà como los que se
lamentan de lo que parece ser una pérdida, los que sienten un aparente dolor y
los que pasan frÃo o hambre y caminan por el camino del odio y la senda de la
muerte. 3Todos ellos te acompañan. 4No nos comparemos con
ellos, pues al hacer eso los separamos en nuestra conciencia de la unidad que
compartimos con ellos y que ellos no pueden sino compartir con
nosotros también.
6. Le damos las
gracias a nuestro Padre sólo por una cosa: que no estamos separados de ninguna
cosa viviente, y, por lo tanto, somos uno con Él. 2Y nos regocijamos de que jamás puedan hacerse excepciones que menoscaben
nuestra plenitud o inhiban o alteren en modo alguno nuestra función de completar
a Aquel que es en Sà Mismo la compleción. 3Damos gracias por toda
cosa viviente, pues, de otra manera, no estarÃamos dando gracias por nada, y
estarÃamos dejando de reconocer los dones que Dios nos ha
dado.
7. Permitamos,
entonces, que nuestros hermanos reclinen su fatigada cabeza sobre nuestros
hombros y que descansen por un rato. 2Damos gracias por ellos. 3Pues si podemos dirigirlos a la paz que nosotros mismos queremos
encontrar, el camino quedará por fin libre y franco para nosotros. 4Una puerta ancestral vuelve a girar libremente; una Palabra -hace
tiempo olvidada- resuena de nuevo en nuestra memoria y cobra mayor claridad al
estar nosotros dispuestos a escuchar una vez más.
8. Recorre, pues,
con gratitud el camino del amor. 2Pues olvidamos el odio cuando
dejamos a un lado las comparaciones. 3¿Qué podrÃa ser entonces un
obstáculo para la paz? 4El temor a Dios por fin es obliterado, y
perdonamos sin hacer comparaciones. 5Y asÃ, no podemos elegir pasar por alto sólo ciertas cosas, mientras
retenemos bajo llave otras que consideramos "pecados". 6Cuando tu
perdón sea total tu gratitud lo será también, pues te darás cuenta de que todas
las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas por ser amorosas, incluyendo tu
propio ser.
9. Hoy aprendemos a
pensar en la gratitud en vez de en la ira, la malicia y la venganza: 2Se nos ha dado todo. 3Si nos negamos a reconocer esto,
ello no nos da derecho a sentirnos amargados o a percibirnos como que estamos en
un lugar donde se nos persigue despiadadamente y se nos hostiga sin cesar, o
donde se nos atropella sin la menor consideración por nosotros o por nuestro
futuro. 4La gratitud se convierte en el único pensamiento conque
sustituimos estas percepciones descabelladas. 5Dios ha cuidado de
nosotros y nos llama Su Hijo. 6¿Puede haber algo más grande que
eso?
10. Nuestra gratitud allanará el camino que nos
conduce a Él y acortará la duración de nuestro aprendizaje mucho más de lo que
jamás podrÃas haber soñado. 2La gratitud y el amor van de la mano, y
allà donde uno de ellos se encuentra, el otro no puede sino estar. 3Pues la gratitud no es sino un aspecto del Amor, que es la Fuente de
toda la creación. 4Dios te da las gracias a ti, Su Hijo, por ser lo
que eres: Su Propia compleción y la Fuente del amor junto con El. 5Tu gratitud hacia Él es la misma que la Suya hacia ti. 6Pues el
amor no puede recorrer ningún camino que no sea el de la gratitud, y ése es el
camino que recorremos los que nos encaminamos hacia Dios.
14 DE
JULIO
10. Por eso es
por lo que el instante santo es tan importante para la defensa de la verdad. 2La verdad en sà no necesita defensa, mas tú necesitas ser defendido
contra tu aceptación del regalo de muerte. 3Cuando tú, que eres la
verdad, aceptas una idea tan peligrosa para la verdad, la amenazas con su
destrucción. 4Y ahora se te tiene que defender, para poder asÃ
conservar intacta la verdad. 5El poder del Cielo, el Amor de Dios,
las lágrimas de Cristo y la alegrÃa de Su espÃritu eterno son convocados
para defenderte de tu propio ataque. 6Pues tú los atacas al ser parte
de Ellos, y Ellos tienen que salvarte, pues se aman a SÃ
Mismos.
11. El
instante santo es una miniatura del Cielo, que se te envÃa desde el
Cielo. 2Es también un cuadro, montado en un marco. 3Mas si
aceptas éste regalo no verás el marco en absoluto, ya que el regalo sólo puede
ser aceptado cuando estás dispuesto a poner toda tu atención en el cuadro. 4El instante santo es una miniatura de la eternidad. 5Es
un cuadro de intemporalidad, montado en un marco de tiempo. 6Si te
concentras en el cuadro, te darás cuenta de que era únicamente el marco lo que te hacÃa pensar que era un cuadro. 7Sin el marco, el
cuadro se ve como lo que representa. 8Pues de la misma manera en que
todo el sistema de pensamiento del ego radica en sus regalos, del mismo modo el
Cielo en su totalidad radica en este instante, que se tomó prestado de la
eternidad y se montó en el tiempo para ti.
12. Se
te ofrecen dos regalos. 2Cada uno de ellos es un todo en sà mismo y
no puede ser aceptado parcialmente. 3Cada uno de ellos es un cuadro
de todo lo que puedes tener, aunque desde una perspectiva muy diferente. 4No puedes comparar su valor comparando el cuadro de uno con el
marco del otro. 5Debes comparar únicamente los cuadros, pues, de otro
modo, la comparación no tendrÃa ningún sentido. 6Recuerda que el
cuadro es lo que constituye el regalo. 7Y sólo sobre esa base
eres realmente libre de elegir. 8Contempla los cuadros. 9Contempla los dos. 10Uno es un cuadro diminuto, difÃcil
de ver bajo las pesadas sombras de su enorme y desproporcionado marco. 11El otro tiene un marco liviano, está colgado en plena luz y es algo
maravilloso de contemplar debido a lo que es.
13. Tú que has
tratado tan arduamente -y todavÃa sigues tratando- de encajar el mejor
cuadro en el marco equivocado, y combinar de este modo lo que no puede ser
combinado, acepta lo que sigue y regocÃjate por ello: cada uno de estos cuadros
está perfectamente enmarcado de acuerdo con lo que representa. 2Uno de ellos está enmarcado de forma que el cuadro esté
desenfocado y no se pueda ver. 3El otro, de forma que su cuadro se
vea con perfecta claridad. 4El cuadro de muerte y de tinieblas se
hace cada vez menos convincente según logras dar con él entre todo lo que lo
envuelve. 5A medida que se expone a la luz cada una de las piedras
inertes que en la oscuridad parecÃan brillar desde el marco, dichas piedras se
vuelven opacas y sin vida y cesan de desviar tu atención del cuadro. 6Y por fin miras al cuadro en sÃ, viendo finalmente que, sin la
protección del marco, no tiene sentido.
14. El otro
cuadro tiene un marco muy liviano, pues el tiempo no puede contener a la
eternidad. 2No hay nada en él que te pueda distraer. 3El
cuadro del Cielo y de la eternidad se vuelve más convincente a medida que lo
contemplas. 4Y ahora, después de haberse hecho una verdadera
comparación, puede por fin tener lugar una transformación de ambos cuadros. 5Y a cada uno de ellos se le da el lugar que le corresponde
una vez que se ve en relación con el otro. 6Cuando llevas el cuadro
tenebroso ante la luz, no lo percibes como algo temible, sino que por fin te das
cuenta del hecho de que no es más que un cuadro. 7Y en ese momento
reconoces lo que ves ahà tal como es: un cuadro de algo que pensabas que era
real, y nada más. 8Pues más allá de ese cuadro no verás
nada.
15. El
cuadro de luz, en claro e inequÃvoco contraste, se transforma en lo que
está más allá del cuadro. 2A medida que lo contemplas, te das
cuenta de que no es un cuadro, sino una realidad. 3No se trata de una
representación pictórica de un sistema de pensamiento, sino que es el
Pensamiento mismo. 4Lo que representa está ahÃ. 5El marco
se desvanece suavemente y brota en ti el recuerdo de Dios, ofreciéndote toda la
creación a cambio de tu insignificante cuadro, que no tenÃa ningún valor ni
ningún significado.
16. A medida
que Dios ascienda al lugar que le corresponde y tú asciendas al tuyo, volverás a
entender el significado de las relaciones, y sabrás que es verdad. 2Ascendamos juntos hasta el Padre en paz, permitiendo que adquiera
predominancia en nuestras mentes. 3Todo se nos dará al darle a
Él el poder y la gloria, y al no conservar ninguna ilusión con respecto a dónde
se encuentran éstos. 4Se encuentran en nosotros gracias a Su
predominio. 5Lo que Él ha dado, es Suyo. 6Resplandece en
cada parte de Él, asà como en la totalidad. 7La realidad de tu
relación con Él radica en la relación que tenemos unos con otros. 8El
instante santo refulge por igual sobre todas las relaciones, pues en él todas
las relaciones son una. 9En el instante santo sólo hay curación, ya
completa y perfecta, 10pues Dios está en él, y donde Él está, sólo lo
que es perfecto y completo puede estar.
LECCIÓN
196
Es únicamente a
mà mismo a quien crucifico.
1. Cuando
realmente hayas entendido esto, y lo mantengas firmemente en tu conciencia,
ya no intentarás hacerte daño ni hacer de tu cuerpo un esclavo de la venganza. 2No te atacarás a ti mismo, y te darás cuenta de que atacar a otro es
atacarte a ti mismo. 3Te liberarás de la demente creencia de que
atacando a tu hermano te salvas tú. 4Y comprenderás que su seguridad
es la tuya, y que al sanar él, tú quedas sanado.
2. Tal vez no
entiendas en un principio cómo es posible que la misericordia, que es ilimitada
y envuelve todas las cosas en su segura protección, pueda hallarse en la idea
que hoy practicamos. 2De hecho, esta idea puede parecerte como
una señal de que es imposible eludir el castigo, ya que el ego, ante lo que
considera una amenaza, no vacila en citar la verdad para salvaguardar sus
mentiras. 3Es incapaz, no obstante, de entender la verdad que usa de
tal manera. 4Mas tú puedes aprender a detectar estas necias maniobras
y negar el significado que parecen tener.
3. De esta
manera le enseñas también a tu mente que no eres un ego. 2Pues las
formas con las que el ego procura distorsionar la verdad ya no te seguirán
engañando. 3No creerás que eres un cuerpo que tiene que ser
crucificado. 4Y verás en la idea de hoy la luz de la resurrección,
refulgiendo más allá de todos los pensamientos de crucifixión y muerte
hasta los de liberación y vida.
4. La idea de
hoy es un paso que nos conduce desde el cautiverio al estado de perfecta
libertad. 2Demos este paso hoy, para poder recorrer rápidamente el
camino que nos muestra la salvación, dando cada paso en la secuencia señalada, a
medida que la mente se va desprendiendo de sus lastres uno por uno. 3No necesitamos tiempo para esto, 4sino únicamente estar
dispuestos. 5Pues lo que parece requerir cientos de años puede
lograrse fácilmente -por la gracia de Dios- en un solo
instante.
5. El
pensamiento desesperante y deprimente de que puedes atacar a otros sin que
ello te afecte te ha clavado a la cruz. 2Tal vez pensaste que era tu
salvación. 3Mas sólo representaba la creencia de que el temor a Dios
era real. 4¿Y qué es esto sino el infierno? 5¿Quién que en
su corazón no tuviese miedo del infierno podrÃa creer que su Padre es su enemigo
mortal, que se encuentra separado de él y a la espera de destruir su vida y
obliterarlo del universo?
6. Tal es la
forma de locura en la que crees, si aceptas el temible pensamiento de que puedes
atacar a otro y quedar tú libre. 2Hasta que esta forma de locura no
cambie, no habrá esperanzas. 3Hasta que no te des cuenta de que, al
menos esto, tiene que ser completamente imposible, ¿cómo podrÃa haber
escapatoria? 4El temor a Dios es real para todo aquel que piensa que
ese pensamiento es verdad. 5Y no percibirá su insensatez, y ni
siquiera se dará cuenta de que lo abriga, lo cual le permitirÃa
cuestionarlo.
7. Pero incluso
para cuestionarlo, su forma tiene primero que cambiar lo suficiente como para
que el miedo a las represalias disminuya y la responsabilidad vuelva en cierta
medida a recaer sobre ti. 2Desde ahà podrás cuando menos considerar
si quieres o no seguir adelante por ese doloroso sendero, mientras este
cambio no tenga lugar, no podrás percibir que son únicamente tus
pensamientos los que te hacen caer, presa del miedo, y que tu liberación depende
de ti.
8. Si das este
paso hoy, los que siguen te resultarán más fáciles. 2A partir de aquÃ
avanzaremos rápidamente, 3pues una vez que entiendas que nada, salvo
tus propios pensamientos, te puede hacer daño, el temor a Dios no podrá sino
desaparecer. 4No podrás seguir creyendo entonces que la causa del
miedo se encuentra fuera de ti. 5Y a Dios, a Quien habÃas pensado
desterrar, se le podrá acoger de nuevo en la santa mente que Él nunca
abandonó.
9. El himno de
la salvación puede ciertamente oÃrse en la idea que hoy practicamos. 2Si es únicamente a ti mismo a quien crucificas, no le has hecho nada
al mundo y no tienes que temer su venganza ni su persecución. 3Tampoco es necesario que te escondas lleno de terror del miedo
mortal a Dios que la proyección oculta tras de sÃ. 4Lo que más pavor
te da es la salvación. 5Eres fuerte, y es fortaleza lo que deseas. 6Eres libre, y te regocijas de ello. 7Has procurado ser
débil y estar cautivo porque tenÃas miedo de tu fortaleza y de tu libertad. 8Sin embargo, tu salvación radica en ellas.
10. Hay un
instante en que el terror parece apoderarse de tu mente de tal manera que no
parece haber la más mÃnima esperanza de escape. 2Cuando te das
cuenta, de una vez por todas, de que es a ti mismo a quien temes, la mente se
percibe a sà misma dividida. 3Esto se habÃa mantenido oculto mientras
creÃas que el ataque podÃa lanzarse fuera de ti y que éste podÃa devolvérsete desde afuera. 4ParecÃa ser un
enemigo externo al que tenÃas que temer. 5Y de
esta manera, un dios externo a ti se convirtió en tu enemigo mortal y en la
fuente del miedo.
11. Y
ahora, por un instante, percibes dentro de ti a un asesino que ansÃa tu muerte y
que está comprometido a maquinar castigos contra ti hasta el momento en que por
fin pueda acabar contigo. 2No obstante, en ese mismo instante es el
momento en que llega la salvación. 3Pues el temor a Dios ha
desaparecido. 4Y puedes
apelar a Él para que te salve de las ilusiones por medio de Su Amor, llamándolo
Padre y, a ti mismo, Su Hijo. 5Reza para que este instante llegue
pronto, hoy mismo. 6Aléjate del miedo y dirÃgete al
amor.
12. No
hay un solo Pensamiento de Dios que no vaya contigo para
ayudarte a alcanzar ese instante e ir más allá de él prontamente, con certeza y
para siempre. 2Cuando el temor a Dios desaparece, no queda obstáculo
alguno entre la santa paz de Dios y tú. 3¡Cuán benévola y
misericordiosa es la idea que hoy practicamos! 4Acógela
gustosamente, como debieras, pues es tu liberación. 5Es a ti a quien
tu mente trata de crucificar. 6Mas tu redención también
procederá de ti.
15 DE
JULIO
V. La relación
que ha sanado
1. La relación
santa es la expresión del instante santo mientras uno viva en este mundo. 2Como todo lo relativo a la salvación, el instante santo es un
dispositivo práctico, del que dan fe sus resultados. 3El
instante santo nunca falla. 4La experiencia que suscita siempre se
deja sentir. 5Mas si no se expresa, no se puede recordar. 6La
relación santa es un constante recordatorio de la experiencia en la que la
relación se convirtió en lo que es. 7Y asà como la relación no santa
es un continuo himno de odio en alabanza de su hacedor, asà también la relación
santa es un feliz cántico de alabanza al Redentor de las
relaciones.
2. La relación
santa, que es un paso crucial hacia la percepción del mundo real, es algo que se
aprende. 2Es la relación no santa de antes, pero transformada y vista
con otros ojos. 3La relación santa es un logro educativo
extraordinario. 4La relación santa es en todos sus aspectos
-comienzo, desarrollo y consumación- lo opuesto a la relación no santa. 5Consuélate con esto: la única fase que es difÃcil es el comienzo. 6Pues en esa etapa, el objetivo de la relación cambia de súbito a
exactamente lo opuesto de lo que era antes. 7Éste es el primer
resultado que se obtiene cuando se ofrece la relación al EspÃritu Santo, a fin
de que Él se valga de ella para Sus fines.
3. El EspÃritu
Santo acepta esta invitación inmediatamente y no se demora ni un instante en
ofrecerte los resultados prácticos derivados de haberle pedido que
intervenga. 2Su objetivo reemplaza al tuyo de inmediato. 3Esto tiene lugar muy pronto, pero parece alterar la relación,
descoyuntarla, e incluso producir gran tensión. 4La razón de ello es
muy obvia: 5la relación, tal como es ahora, no está en armonÃa con su
propio propósito, y es claramente inadecuada para el nuevo propósito que se
aceptó para ella. 6En su condición profana, tu objetivo era lo único
que parecÃa darle significado. 7Ahora no parece tener ningún sentido. 8Muchas relaciones se rompen en este punto, reanudándose la búsqueda
del viejo objetivo en otra relación. 9Pues una vez que la
relación no santa acepta el objetivo de la santidad, jamás puede volver a ser lo
que era antes.
4. La
tentación del ego se vuelve extremadamente intensa con este cambio de objetivos. 2Pues la relación no ha cambiado aún lo suficiente como para
mantenerse completamente inmune a la atracción de su objetivo previo, y su
estructura se ve "amenazada" cuando se reconoce lo inadecuada que es para
satisfacer su nuevo propósito. 3El conflicto entre el objetivo y la
estructura de la relación es tan evidente, que no pueden coexistir. 4Mas ahora no se puede cambiar el objetivo. 5Pues al haber
quedado firmemente establecido en la relación no santa, no queda otra
alternativa que la de cambiar la relación para acomodarlo. 6Hasta que
esta feliz solución no se vea y se acepte como la única manera de poner fin al
conflicto, la relación parecerá tener serias dificultades.
5. Cambiar el
objetivo gradualmente no serÃa más benévolo, pues el contraste perderÃa
definición y ello le darÃa tiempo al ego para re-interpretar cada paso a su
antojo. 2Sólo un cambio de propósito radical puede producir un cambio
de parecer absoluto con respecto al objetivo de la relación. 3Según va produciéndose este cambio y hasta que finalmente se logra,
la relación se vuelve progresivamente más grata y benéfica. 4Pero al principio, la situación se experimenta como muy precaria. 5Pues es una relación que dos individuos emprendieron para perseguir
sus fines profanos, que de pronto tiene por objetivo a la santidad. 6Cuando dichos individuos contemplan su relación desde el punto
de vista de este nuevo propósito, se sienten inevitablemente horrorizados. 7Su percepción de la relación puede incluso volverse bastante
errática. 8Sin embargo, la manera en que su percepción estaba
organizada antes ya no sirve para el objetivo que han acordado
alcanzar.
6. Ahora es el
momento en que hay que tener fe. 2Permitiste que el objetivo se
estableciese por ti. 3Eso fue un acto de fe. 4No pierdas
la fe, ahora que se te están brindando las recompensas por tener fe. 5Si creÃste que el EspÃritu Santo estaba presente para aceptar la
relación, ¿por qué no ibas a creer ahora que todavÃa sigue presente para
purificar lo que aceptó dirigir? 6Ten fe en tu hermano durante lo que
tan sólo parece ser un perÃodo difÃcil. 7El objetivo ya está establecido. 8Y la cordura es el propósito de tu relación. 9Pues la relación que tienes ahora es una relación demente,
reconocida como tal a la luz de su objetivo.
7. Ahora el
ego te aconseja: "Sustituye esta relación por otra en la que puedas volver a
perseguir tu viejo objetivo. 2La única manera de librarte de la
angustia es deshaciéndote de tu hermano. 3No tienes que separarte de
él del todo si no quieres hacerlo. 4Pero tienes que excluir de él
gran parte de tus fantasÃas para poder conservar tu cordura". 5¡No
hagas caso de estos consejos! 6Ten fe en Aquel que te contestó. 7Él te oyó. 8¿Acaso no fue muy explÃcito en Su respuesta? 9Ya no estás completamente loco. 10¿Puedes acaso negar que
Él fue muy explÃcito en lo que te dijo? 11Ahora te pide que sigas
teniendo fe por algún tiempo, aunque te sientas desorientado. 12Pues eso pasará, y verás emerger lo que justifica tu fe,
brindándote una incuestionable convicción. 13No abandones al EspÃritu
Santo ahora, ni abandones a tu hermano. 14Esta relación ha vuelto a
nacer como una relación santa.
LECCIÓN
197
No
puede ser sino mi propia gratitud la que me gano.
1. He
aquà el segundo paso que damos en el proceso de liberar a tu mente de la
creencia en una fuerza externa enfrentada a la tuya. 2Tratas de ser amable y de
perdonar. 3Pero si no recibes muestras de gratitud procedentes del
exterior y las debidas gracias, tus intenciones se convierten de nuevo en
ataques. 4Aquel que recibe tus regalos los tiene que recibir con
honor; o de lo contrario, se los
quitas. 5Y asÃ, consideras que los dones de Dios son, en el mejor de
los casos, préstamos; y en el peor, engaños que te roban tus defensas para
garantizar que cuando Él dé Su golpe de gracia, éste sea
mortal.
2. ¡Cuán
fácilmente confunden a Dios con la culpabilidad los que no saben lo que sus
pensamientos pueden hacer! 2Niega tu fortaleza, y la debilidad
se vuelve la salvación para ti. 3Considérate cautivo, y los barrotes
se vuelven tu hogar. 4Y no
abandonarás la prisión, ni reivindicarás tu fortaleza mientras creas que la
culpabilidad y la salvación son la misma cosa, y no percibas que la
libertad y la salvación son una, con la fortaleza a su lado, para que las
busques y las reivindiques, y para que sean halladas y reconocidas
plenamente.
3. El
mundo no puede sino darte las gracias cuando lo liberas de tus ilusiones. 2Mas tú debes darte las gracias a ti mismo también, pues la
liberación del mundo es sólo el reflejo de la tuya propia. 3Tu
gratitud es todo lo que requieren tus regalos para que se conviertan en la
ofrenda duradera de un corazón agradecido, liberado del infierno para
siempre. 4¿Es esto lo que quieres impedir cuando decides
reclamar los regalos que diste porque no fueron honrados? 5Eres
tú quien debe honrarlos y dar las debidas gracias, pues eres tú quien ha
recibido los regalos.
4. ¿Qué
importa si otro piensa que tus regalos no tienen ningún valor? 2Hay
una parte en su mente que se une a la tuya para darte las gracias. 3¿Qué importa si tus regalos parecen haber sido un desperdicio y no
haber servido de nada? 4Se reciben allà donde se dan. 5Mediante tu agradecimiento se aceptan universalmente, y el Propio
Corazón de Dios los reconoce con gratitud. 6¿Se los quitarÃas cuando
Él los ha aceptado con tanto agradecimiento?
5. Dios
bendice cada regalo que le haces, y todo regalo se le hace a Él porque sólo te
los puedes hacer a ti mismo. 2Y lo que le pertenece a Dios no puede sino ser
Suyo. 3Pero mientras perdones sólo para volver a atacar, jamás
te darás cuenta de que Sus regalos son seguros, eternos, inalterables e
ilimitados; de que dan perpetuamente, de que extienden amor y de que incrementan
tu interminable júbilo.
6. Retira los regalos que has hecho y pensarás que lo
que se te ha dado a ti se te ha quitado. 2Mas si aprendes a dejar que
el perdón desvanezca los pecados que crees ver fuera de ti, jamás podrás pensar
que los regalos de Dios son sólo préstamos a corto plazo que Él te arrebatará de
nuevo a la hora de tu muerte. 3Pues la muerte no tendrá entonces
ningún significado para ti.
7. Y con el fin de esta creencia, el miedo se acaba
también para siempre. 2Dale gracias a tu Ser por esto, pues Él sólo
le está agradecido a Dios, y se da las gracias a Sà Mismo por ti. 3Cristo aún habrá de venir a todo aquel que vive, pues no hay nadie
que no viva y que no se mueva en Él. 4Su Ser descansa seguro en Su
Padre porque la Voluntad de Ambos es una. 5La gratitud que Ambos
sienten por todo lo que han creado es infinita, pues la gratitud sigue siendo
parte del amor.
8. Gracias te sean dadas a ti, el santo Hijo de Dios. 2Pues tal como fuiste creado, albergas dentro de tu Ser todas las
cosas. 3Y aún eres tal como Dios te creó. 4No puedes
atenuar la luz de tu perfección. 5En tu corazón se encuentra el
Corazón de Dios Mismo. 6Él te aprecia porque tú eres Él. 7Eres digno de toda gratitud por razón de lo que
eres.
9. Da gracias según las recibes. 2No
abrigues ningún sentimiento de ingratitud hacia nadie que complete tu Ser. 3Y nadie está excluido de ese Ser. 4Da gracias por los
incontables canales que extienden ese Ser. 5Todo lo que haces se le
da a Él. 6Lo único que piensas son Sus Pensamientos, ya que compartes
con Él los santos Pensamientos de Dios. 7Gánate ahora la gratitud que
te negaste al olvidar la función que Dios te dio. 8Pero nunca pienses
que Él ha dejado de darte las gracias a ti.
16 DE
JULIO
8. Acepta
gustosamente lo que no entiendes, y deja que se te explique a medida que
percibes cómo opera en ella este nuevo propósito para hacerla santa. 2No te faltarán oportunidades de culpar a tu hermano por el "fracaso"
de vuestra relación, pues habrá momentos en que ésta parecerá no tener ningún
propósito. 3Una sensación de estar vagando a la deriva vendrá a
atormentarte y a recordarte las múltiples maneras en que antes solÃas
buscar satisfacción y en las que creÃste haberla encontrado. 4No
te olvides del dolor que en realidad encontraste, ni le infundas vida a tu
desfallecido ego. 5Pues tu relación no ha sido destruida. 6Ha sido salvada.
9. Eres muy
inexperto en lo que respecta a la salvación, y crees que has perdido el rumbo. 2Lo que has perdido es tu manera de alcanzar la salvación,
pero no pienses que eso es una pérdida. 3En tu inexperiencia,
recuerda que tu hermano y tú habéis comenzado de nuevo juntos. 4Dale la mano, y caminad el uno al lado del otro por una senda
que os es más familiar de lo que ahora creéis. 5¿No es acaso
inevitable que recuerdes un objetivo que nunca ha cambiado ni cambiará jamás? 6Pues has elegido el objetivo de Dios, del que tu verdadera intención
nunca estuvo ausente.
10. El himno
de la libertad se oye por toda la Filiación, como eco jubiloso de tu decisión. 2Te has unido a muchos en el instante santo, y ellos se han unido a
ti. 3No pienses que tu decisión te dejará desconsolado, pues Dios
Mismo ha bendecido tu relación santa. 4Únete a Él en Su bendición, y
no dejes de ofrecerle la tuya también. 5Pues lo único que necesita
ahora es tu bendición, para que puedas ver que la salvación reside en ella. 6No condenes la salvación, pues ha venido a ti. 7Y dadle
la bienvenida juntos, pues ha venido a uniros en una relación en la que toda la
Filiación es bendecida al unÃsono.
11.
Decidisteis de mutuo acuerdo invitar al EspÃritu Santo a vuestra relación. 2De no haber sido asÃ, Él no habrÃa podido entrar a formar
parte de ella. 3Tal vez hayas cometido muchos errores desde entonces,
pero también has realizado enormes esfuerzos para ayudarle a llevar a cabo Su
labor. 4Y Él no ha dejado de apreciar todo lo que has hecho
por Él, 5ni se fija en absoluto en los errores que cometes. 6¿Le has estado igualmente agradecido a tu hermano? 7¿Has
apreciado sistemáticamente sus meritorios esfuerzos y pasado por alto sus
errores? 8¿O ha fluctuado tu aprecio menguando progresivamente a la
luz de sus errores? 9Tal vez estés ahora iniciando una campaña para
culparle por la incomodidad de la situación en que os encontráis. 10Y debido a esa falta de aprecio y gratitud te incapacitas a ti
mismo para expresar el instante santo, y, de ese modo, lo pierdes de
vista.
12. La
experiencia de un instante, por muy convincente que sea, se olvida fácilmente si
permites que el tiempo la sepulte. 2Tiene que mantenerse brillando y
llena de gracia en tu conciencia del tiempo, pero no oculta dentro de él. 3El instante perdura. 4¿Pero dónde estás tú? 5Darle las gracias a tu hermano es apreciar el instante santo, y
permitir, por lo tanto, que sus resultados sean aceptados y compartidos. 6Atacar a tu hermano no hace que se pierda el instante, pero sà anula
el poder de sus efectos.
13. Has recibido el instante santo, pero tal vez has dado lugar a una
condición que te impide utilizarlo. 2Como resultado de ello, no te
das cuenta de que aún sigue contigo. 3Y al haberte separado de su
expresión, te has negado a ti mismo su beneficio: 4Cada vez que
atacas a tu hermano refuerzas esto, pues el ataque impide que te veas a ti
mismo. 5Y es imposible que te niegues a ti mismo, y al mismo tiempo
puedas reconocer lo que se te ha dado y lo que has
recibido.
14. Tanto tú
como tu hermano os encontráis juntos en la santa presencia de la verdad
misma. 2Aquà se encuentra el objetivo, junto con vosotros. 3¿No crees que el objetivo mismo hará los arreglos necesarios para su
consecución? 4Es precisamente esta discrepancia entre el
propósito que se ha aceptado y los medios tal como los usas ahora, lo que parece
hacerte sufrir, si bien ello le es grato al Cielo. 5Si el Cielo fuese
algo externo a ti, no podrÃas compartir su júbilo. 6Pero puesto que
está dentro de ti, su júbilo es también el tuyo. 7Os une un
propósito común, pero todavÃa permanecéis separados y divididos con respecto a
los medios. 8El objetivo, no obstante, ya está establecido y es fijo,
firme e inalterable, y los medios se amoldarán a él debido a la inevitabilidad
del objetivo. 9Y compartiréis el júbilo de la Filiación de que ello
sea asÃ.
15. A medida
que empieces a reconocer y a aceptar los regalos que tan desprendidamente has
dado a tu hermano, empezarás a aceptar asimismo los efectos del instante
santo y a usarlos para corregir todos tus errores y liberarte de sus
resultados. 2Y al aprender esto, habrás aprendido también cómo
liberar a toda la Filiación, y cómo ofrecérsela con alegrÃa y gratitud a Aquel
que te dio tu liberación y que desea extenderla a través de
ti.
LECCIÓN
198
Sólo
mi propia condenación me hace daño.
1. El daño es imposible. 2Y, sin embargo,
las ilusiones forjan más ilusiones. 3Si puedes condenar, se te puede
hacer daño. 4Pues habrás creÃdo que puedes hacer daño, y el derecho
que te prescribes puede ahora usarse contra ti, hasta que renuncies a él
por ser algo sin valor, indeseable e irreal. 5La ilusión dejará
entonces de tener efectos,. y aquellos que parecÃa tener quedarán anulados. 6Entonces serás libre, pues la libertad es tu regalo, y ahora
puedes recibir el regalo que has dado.
2. Condena y te vuelves un prisionero. 2Perdona y te liberas. 3Ésta es la ley que rige a la
percepción. 4No es una ley que el conocimiento entienda, pues la
libertad es parte del conocimiento. 5Por lo tanto, condenar es en
realidad imposible. 6Lo que parece ser su influencia y sus efectos
jamás tuvieron lugar en absoluto. 7No obstante, tenemos que
lidiar con ellos por un tiempo como si en realidad hubiesen tenido lugar. 8Las ilusiones forjan más ilusiones. 9Excepto una: 10Pues el perdón es la ilusión que constituye la respuesta a
todas las demás ilusiones.
3. El perdón desvanece todos los demás sueños, y
aunque en sà es un sueño, no da lugar
a más sueños. 2Todas las ilusiones, salvo ésta, no pueden sino
multiplicarse de mil en mil. 3Pero con ésta, a todas las demás les
llega su fin. 4El perdón representa el fin de todos los sueños, ya
que es el sueño del despertar. 5No es en sà la verdad. 6No
obstante, apunta hacia donde ésta se encuentra, y provee dirección con la
certeza de Dios Mismo. 7Es un sueño en el que el Hijo de Dios
despierta a su Ser y a su Padre, sabiendo que Ambos son
uno.
4. El perdón es el único camino que te conduce más
allá del desastre, del sufrimiento y, finalmente, de la muerte. 2¿Cómo podrÃa haber otro camino cuando éste es el plan de Dios? 3¿Y por qué combatirlo, oponerse a él, hallarle mil faltas y buscar
mil otras alternativas?
5. ¿No serÃa más sabio alegrarte de tener en tus
manos la respuesta a tus problemas? 2¿No serÃa más inteligente
darle gracias a Aquel que te ofrece la salvación y aceptar Su regalo con
gratitud? 3¿Y no serÃa muestra de bondad para contigo mismo oÃr Su
Voz y aprender las sencillas lecciones que Él desea enseñarte en lugar de tratar
de ignorar Sus palabras y sustituirlas por las
tuyas?
6. Sus
palabras darán resultado. 2Sus palabras
salvarán. 3En Sus palabras yace toda la esperanza, bendición y dicha
que jamás se pueda encontrar en esta tierra. 4Sus palabras proceden
de Dios, y te llegan con el amor del Cielo impreso en ellas. 5Los que
oyen Sus palabras han oÃdo el himno del Cielo. 6Pues éstas son las
palabras en las que todas las demás por fin se funden en una sola. 7Y
al desaparecer ésta, la Palabra de Dios viene a ocupar su lugar, pues entonces
será recordada y amada.
7. En
este mundo parece haber diversos escondrijos donde la piedad no tiene
sentido y, el ataque parece estar justificado. 2Mas todos son uno: un
lugar donde la muerte es la ofrenda que se le hace al Hijo de Dios asà como a su
Padre. 3Tal vez pienses que Ellos la han aceptado. 4Mas si
miras de nuevo allà donde antes contemplaste Su sangre, percibirás en su lugar
un milagro. 5¡Qué absurdo creer que Ellos podÃan morir! 6¡Qué absurdo creer que podÃas atacar! 7¡Qué locura pensar
que podÃas ser condenado y que el santo Hijo de Dios podÃa
morir!
8. La
quietud de tu Ser permanece impasible y no se ve afectada por semejantes
pensamientos ni se percata de ninguna condenación que pudiera requerir
perdón. 2Pues los sueños, sea cual fuere su clase, son algo ajeno y
extraño a la verdad. 3¿Y qué otra cosa, sino la verdad, podrÃa
contener un Pensamiento que edifica un puente hasta ella misma para transportar
las ilusiones al otro lado?
9. Nuestras
prácticas de hoy consisten en dejar que la libertad venga a establecer su morada
en ti. 2La verdad deposita estas palabras en tu mente, para que
puedas encontrar la llave de la luz y permitir que a la oscuridad le llegue su
fin:
3Sólo mi propia
condenación me hace daño. 4Sólo mi propio
perdón me puede liberar.
5No
olvides hoy que toda forma de sufrimiento oculta algún pensamiento que
niega el perdón. 6Y que el perdón puede sanar toda forma de
dolor.
10.
Acepta
la única ilusión que proclama que en el Hijo de Dios no hay condenación, y el
Cielo será recordado instantáneamente, el mundo quedará olvidado y todas sus
absurdas creencias quedarán olvidadas junto con él, conforme la faz de
Cristo aparezca por fin sin velo alguno en este sueño de perdón. 2Éste es el regalo que el EspÃritu Santo te ofrece de parte de Dios
tu Padre. 3Deja que el dÃa de hoy sea celebrado tanto en la tierra
como en tu santo hogar. 4Sé benévolo con ambos, al perdonar las
ofensas de las que pensaste que eran culpables, y ve tu inocencia irradiando
sobre ti desde la faz de Cristo.
11. Ahora
el silencio se extiende por todo el mundo. 2Ahora hay quietud allÃ
donde antes habÃa una frenética avalancha de pensamientos sin sentido. 3Ahora hay una serena luz sobre la faz de la tierra, que reposa
tranquila en un dormir desprovisto de sueños. 4Y ahora lo único que
queda en ella es la Palabra de Dios. 5Sólo eso puede percibirse por
un instante más. 6Luego, los sÃmbolos pasarán al olvido, y todo lo
que jamás creÃste haber hecho desaparecerá por completo de la mente que Dios
reconoce para siempre como Su único Hijo.
12. En
él no hay condenación. 2Es perfecto en su santidad. 3No
necesita pensamientos de misericordia. 4¿Qué regalos se le
pueden hacer cuando todo es suyo? 5¿A quién podrÃa ocurrÃrsele
ofrecer perdón al Hijo
de la Impecabilidad Misma, tan semejante a Aquel de Quien es Hijo, que
contemplar al Hijo significa dejar de percibir y únicamente conocer al Padre? 6En esta visión del Hijo, tan fugaz que ni siquiera un instante media
entre este singular panorama y la intemporalidad misma, contemplas la visión de
ti mismo, y luego desapareces para siempre en Dios.
13. Hoy
nos aproximamos todavÃa más al final de todo lo que aún pretende interponerse
entre esta visión y nuestra vista. 2Nos sentimos dichosos de
haber llegado tan lejos, y reconocemos que Aquel que nos trajo hasta aquà no nos
abandonará ahora. 3Pues nos quiere dar hoy el regalo que Dios nos ha
dado a través de Él. 4Éste es el momento de tu liberación. 5Ha llegado el momento. 6Ha llegado
hoy.
17 DE
JULIO
VI. Cómo fijar
la meta
1. La
aplicación práctica del propósito del EspÃritu Santo es extremadamente simple,
aunque inequÃvoca. 2De hecho, para poder ser simple tiene que
ser inequÃvoca. 3Lo simple es sólo lo que se entiende fácilmente, y
para ello, es evidente que debe ser claro. 4El objetivo del EspÃritu
Santo opera dentro de un marco general, pero Él te ayudará a hacerlo especÃfico,
porque la aplicación práctica es especÃfica. 6El EspÃritu
Santo provee ciertas directrices muy concretas que se pueden aplicar en
cualquier situación, pero recuerda que tú aún no te has dado cuenta de que su
aplicación es universal. 7A estas alturas, por lo tanto, es
esencial utilizarlas en toda situación separadamente, hasta que puedas
ver más allá de cada situación con mayor seguridad, y con un entendimiento mucho
más amplio del que ahora posees.
2. En
cualquier situación en que no sepas qué hacer, lo primero que tienes que
considerar es sencillamente esto: "¿Qué es lo que quiero que resulte de esta
situación? 2¿Qué propósito tiene?" 3El objetivo
debe definirse al principio, pues eso es lo que determinará el resultado. 4El ego procede a la inversa. 5La situación se convierte
en lo que determina el resultado, que puede ser cualquier cosa. 6La razón de este enfoque desorganizado es evidente. 7El
ego no sabe qué es lo que quiere que resulte de la situación. 8Es
consciente de lo que no quiere, pero sólo de eso. 9No tiene ningún
objetivo constructivo en absoluto.
3. Sin un
objetivo constructivo, establecido de antemano y claramente definido, la
situación simplemente parece ocurrir al azar y no tiene ningún sentido hasta que
ya ha ocurrido. 2Entonces miras en retrospectiva, y tratas de
reconstruirla para ver qué sentido tuvo. 3Y no podrás sino
equivocarte. 4No sólo porque tus juicios están vinculados al pasado,
sino porque tampoco tienes idea de lo que debió haber ocurrido. 5No
se estableció ningún objetivo con el que armonizar los medios. 6Y
ahora el único dictamen que puede hacerse es si al ego le gusta lo que pasó o
no, si es aceptable para él o si clama por venganza. 7La ausencia de
un criterio establecido de antemano que determine el resultado final, hace que
sea dudoso el que se pueda entender y que sea imposible
evaluarlo.
4. El valor de
decidir de antemano lo que quieres que ocurra es simplemente que ello te permite
percibir la situación como un medio para hacer que tu objetivo se logre. 2Haces, por lo tanto, todo lo posible por pasar por alto todo lo que
interferirÃa en su logro, y te concentras sólo en lo que te ayuda a conseguirlo. 3Es obvio que este enfoque ha hecho que la manera en que distingues
lo verdadero de lo falso sea más parecida a la del EspÃritu Santo. 4Lo verdadero viene a ser lo que se puede utilizar para lograr el
objetivo, 5y lo falso, lo inútil desde ese punto de vista. 6La situación tiene ahora sentido, pero sólo porque el objetivo
ha hecho que lo tenga.
5. Tener a la
verdad por objetivo tiene otras ventajas prácticas. 2Si la situación
se usa en favor de la verdad y la cordura, su desenlace no puede ser otro
que la paz. 3Y esto es asà independiente de cuál sea el
desenlace. 4Si la paz es la condición de la verdad y la cordura, y no
puede existir sin ellas, allà donde hay paz tienen que estar también la verdad y
la cordura. 5La verdad viene por su propia iniciativa. 6Si
experimentas paz, es porque la verdad ha venido a ti, y asÃ, no podrás sino ver
el desenlace correctamente, pues el engaño no puede prevalecer contra ti. 7Podrás reconocer el desenlace precisamente porque estás en
paz. 8En esto se puede ver una vez más lo opuesto a la manera de ver
del ego, pues el ego cree que es la situación la que da lugar a la experiencia. 9El EspÃritu Santo sabe que la situación es tal como el objetivo la
determina, y que se experimenta de acuerdo con ese
objetivo.
6. Tener a la
verdad por objetivo requiere fe. 2La fe está implÃcita en la
aceptación del propósito del EspÃritu Santo, y esta fe lo abarca todo. 3Allà donde se ha establecido el objetivo de la verdad, allà tiene
que estar la fe. 4El EspÃritu Santo ve la situación como un todo. 5El objetivo establece el hecho de que todo aquel que esté
involucrado en la situación desempeñará el papel que le corresponde en la
consecución del mismo. 6Esto es inevitable. 7Nadie
fracasará en su cometido. 8Esto parece requerir mucha más fe de la
que tú tienes ahora, y mucha más de la que tú puedes dar. 9Esto es
asÃ, no obstante, sólo desde el punto de vista del ego, pues el ego cree que la
manera de "resolver" los conflictos es fragmentándolos, y, asÃ, no percibe
la situación como un todo. 10El ego, por consiguiente, intenta
dividir la situación en segmentos y lidiar con cada uno de ellos por separado,
pues tiene fe en la separación y no en la unidad.
7. Cuando el
ego se enfrenta a un aspecto de la situación que parece ser difÃcil, trata de
trasladarlo a otro lugar y resolverlo allÃ. 2Y parecerá tener éxito,
salvo que ese intento entra en conflicto con la unidad, y no puede por menos que
enturbiar el objetivo de la verdad. 3Y no se podrá experimentar paz,
salvo en fantasÃas. 4La verdad no ha venido porque la fe ha sido
negada, al no haberse depositado donde por derecho propio le corresponde estar. 5De este modo pierdes el entendimiento de la situación que el
objetivo de la verdad te brindarÃa. 6Pues las soluciones que proceden
de fantasÃas no aportan sino una experiencia ilusoria, y una paz ilusoria no es
la condición que le permite la entrada a la verdad.
LECCIÓN
199
No
soy un cuerpo. Soy libre.
1. No
podrás ser libre mientras te percibas a ti mismo como un cuerpo. 2El cuerpo es un lÃmite. 3El que
busca su libertad en un cuerpo la busca donde ésta no se puede hallar. 4La mente puede ser liberada cuando deja de verse a sà misma como que
está dentro de un cuerpo,
firmemente atada a él y amparada por su presencia. 5Si esto
fuese cierto, la mente serÃa en verdad vulnerable.
2. La
mente que está al servicio del EspÃritu Santo es ilimitada para siempre y desde
cualquier punto de vista, transciende las leyes del tiempo y del espacio; está
libre de ideas preconcebidas y dispone de la fortaleza y del poder necesarios
para hacer cualquier cosa que se le pida. 2Los pensamientos de
ataque no pueden entrar en una mente asÃ, toda vez que ha sido entregada a
la Fuente del amor, y el miedo no puede infiltrarse en una mente que se ha unido
al amor. 3Dicha mente descansa en Dios. 4¿Y quién que viva
en la Inocencia sin hacer otra cosa que amar podrÃa tener
miedo?
3. Es
esencial para tu progreso en este curso que aceptes la idea de hoy y que la
tengas en gran estima. 2No te preocupes si al ego le parece
completamente descabellada. 3El ego tiene en gran estima al cuerpo porque
mora en él, y no puede sino vivir unido al hogar que ha construido. 4Es una de las partes de la ilusión que ha ayudado a mantener
oculto el hecho de que él mismo es algo ilusorio.
4. AhÃ
se esconde y ahà se le puede ver como lo que es. 2Declara tu
inocencia y te liberas. 3El cuerpo desaparece al no tener tú ninguna
necesidad de él, excepto la que el EspÃritu Santo ve en él. 4A tal
fin, el cuerpo se percibirá como una forma útil para lo que la mente tiene que
hacer. 5De este modo se convierte en un vehÃculo de ayuda para
que el perdón se extienda hasta la meta todo abarcadora que debe alcanzar,
de acuerdo con el plan de Dios.
5. Ten
en gran estima la idea de hoy, y ponla en práctica hoy y cada dÃa. 2Haz que pase a formar parte de cada sesión de práctica que lleves a
cabo. 3No hay pensamiento cuyo poder de ayudar no aumente con esta
idea, ni ninguno que de esta manera no adquiera regalos adicionales para ti. 4Con esta idea hacemos resonar la llamada a la liberación por
todo el mundo. 5¿Y estarÃas
acaso tú excluido de los regalos que haces?
6. El
EspÃritu Santo es el hogar de las mentes que buscan la libertad. 2En Él han encontrado lo que buscaban. 3El propósito del
cuerpo deja de ser ahora ambiguo. 4Y su capacidad de servir un objetivo indiviso
se vuelve perfecta. 5Y en
respuesta libre de conflicto e inequÃvoca a la mente que sólo tiene como
objetivo el pensamiento de libertad, el cuerpo sirve su propósito y lo sirve
perfectamente. 6Al no poder esclavizar, se vuelve un digno
servidor de la libertad que la mente que mora en el EspÃritu Santo
persigue.
7. Sé
libre hoy. 2Y da el regalo de libertad a todos aquellos que creen
estar esclavizados en el interior de un cuerpo. 3Sé libre, de modo
que el EspÃritu Santo se pueda valer de tu liberación de la esclavitud y poner
en libertad a los muchos que se perciben a sà mismos encadenados, indefensos y
atemorizados. 4Permite que el amor reemplace sus miedos a través de
ti. 5Acepta la salvación ahora, y entrégale tu mente a Aquel que
te exhorta a que le hagas este regalo. 6Pues Él quiere darte perfecta
libertad, perfecta dicha, asà como una esperanza que alcanza su plena
realización en Dios.
8. Tú
eres el Hijo de Dios. 2Vives en la inmortalidad para siempre. 3¿No te gustarÃa retornar tu mente a esto? 4Practica
entonces debidamente el pensamiento que el EspÃritu Santo te da para el dÃa de
hoy. 5En él tus hermanos y tú os alzáis liberados; el mundo es
bendecido junto contigo; el Hijo de Dios no volverá a llorar y el Cielo te da
las gracias por el aumento de gozo que tu práctica le proporciona incluso a él. 6Dios Mismo extiende Su amor y felicidad cada vez que
dices:
7No
soy un cuerpo. 8Soy libre. 9Oigo
la Voz que Dios me ha dado, y es sólo esa Voz la que mi mente
obedece.
18 DE
JULIO
VII. La
invocación a la fe
1. Los
sustitutos de cualquier aspecto de una situación son los testigos de tu falta de
fe. 2Demuestran que no creÃste que la situación y el problema
estuviesen en el mismo lugar. 3El problema era la falta de fe, y esto
es lo que demuestras cuando lo separas de su fuente y lo pones en otro lugar. 4Como resultado de ello, no ves el problema. 5De no
haberte faltado la fe de que podÃa ser resuelto, el problema habrÃa
desaparecido. 6Y la situación habrÃa tenido sentido para ti porque se
habrÃa eliminado cualquier interferencia que hubiese impedido que la
entendieses. 7Trasladar el problema a otro lugar es perpetuarlo,
pues te desentiendes de él y haces que sea irresoluble.
2. No hay
ningún problema que la fe no pueda resolver. 2Si trasladas
cualquier aspecto de un problema a otro lugar, ello hará que sea imposible
solventarlo. 3Pues si trasladas parte del problema a otro lugar, el
significado del problema inevitablemente se pierde, y la solución del problema
radica en su significado. 4¿No es posible acaso que todos tus
problemas ya se hayan resuelto, pero que tú te hayas excluido a ti mismo de la
solución? 5La fe, no obstante, tiene que estar donde algo se ha
consumado, y donde tú ves que se consumó.
3. Una
situación es una relación, pues es una confluencia de pensamientos. 2Si se perciben problemas, es porque se cree que los pensamientos
están en conflicto. 3Mas si el objetivo es la verdad, eso es
imposible. 4Alguna idea relacionada con el cuerpo tuvo que haberse
inmiscuido, ya que las mentes no pueden atacar. 5Pensar en cuerpos
indica falta de fe, pues los cuerpos no pueden solventar nada. 6El que se inmiscuyan en la relación -lo cual es un error acerca de
lo que piensas de la situación- es lo que entonces se convierte en la
justificación de tu falta de fe. 7Cometerás este error, pero no dejes
que ello sea motivo de preocupación para ti. 8El error no importa. 9La falta de fe que se lleva ante la fe nunca será un escollo para la
verdad. 10Pero usar la falta de fe contra la verdad siempre destruirá
la fe. 11Si te falta fe, pide que se te restituya allà donde se
perdió, y no intentes que se te indemnice por ella en otra parte, como si se te
hubiese privado injustamente de ella.
4. Únicamente
lo que tú no has dado es lo que puede faltar en cualquier situación. 2Pero recuerda esto: la santidad fue la meta que se fijó para tu
relación, y no fuiste tú quien lo hizo. 3No fuiste tú quien la fijó
porque la santidad no se puede ver excepto mediante la fe, y tu relación no era
santa por razón de la limitada y reducida fe que tenÃas en tu hermano. 4Tu fe tiene que aumentar para poder alcanzar la meta que se ha
fijado. 5La realidad de la meta facilitará eso, pues te permitirá ver
que la paz y la fe no vienen por separado. 6¿Cómo podrÃas estar en
una situación sin tener fe y al mismo tiempo serle fiel a tu
hermano?
5. Cada
situación en la que te encuentras no es más que un medio para satisfacer el
propósito que se estableció para tu relación. 2Si la ves como algo
diferente, es que te falta fe. 3No hagas uso de esa falta de fe. 4Deja que se presente y obsérvala con calma, pero no hagas uso de
ella. 5La falta de fe es la sierva de lo ilusorio, y es totalmente
fiel a su amo. 6Haz uso de ella, y te llevará directamente a las
ilusiones. 7No te sientas tentado por lo que te ofrece. 8La falta de fe no supone ningún obstáculo para el objetivo, sino
para el valor que éste tiene para ti. 9No aceptes la ilusión de paz
que te ofrece, sino que, por el contrario, contempla su ofrecimiento y reconoce
que es una ilusión.
6. El objetivo
de la ilusión está tan estrechamente vinculado a la falta de fe como la fe lo
está a la verdad. 2Si pones en duda que alguien pueda desempeñar su
papel, y desempeñarlo perfectamente en cualquier situación entregada de
antemano a la verdad, es que la entrega no fue absoluta. 3Esto
significa que no has tenido fe en tu hermano y que has usado tu falta de fe
contra él. 4Ninguna relación es santa a menos que su santidad la
acompañe a todas partes. 5De la misma manera en que la santidad y la
fe van de la mano, asà su fe tiene también que acompañarla a todas partes. 6La realidad del objetivo inspirará y obrará cualquier milagro que
sea necesario para su logro. 7Cualquier cosa tanto si es
demasiado grande como demasiado pequeña, demasiado débil o demasiado
apremiante, será puesta dulcemente a su servicio para apoyar su propósito. 8El universo la servirá gustosamente, tal como ella sirve al
universo. 9Pero no interfieras.
7. El poder
que se ha depositado en ti, en quien se ha establecido el objetivo del EspÃritu
Santo, transciende tanto tu limitada concepción de lo infinito, que no
tienes idea de la magnitud de la fuerza que te acompaña. 2Y puedes
usar esta fuerza con perfecta seguridad. 3No obstante, a pesar
de su extraordinario poder, tan grande que se extiende allende las estrellas
hasta el universo que se encuentra más allá de ellas, tu insignificante falta de
fe la puede neutralizar, si en su lugar prefieres valerte de tu falta de fe.
8. Considera, no obstante, lo que sigue a continuación, y descubre la
causa de tu falta de fe: crees que la razón por la que tienes algo contra tu
hermano es por lo que él te hizo a ti. 2Mas por lo que realmente lo
culpas es por lo que tú le hiciste a él. 3No le guardas rencor por su
pasado sino por el tuyo. 4Y no tienes fe en él debido a lo que tú
fuiste. 5Tú eres, sin embargo, tan inocente de ello como lo es él. 6Lo que nunca existió no tiene causa, ni está ahà para obstruir a la
verdad. 7La falta de fe no tiene causa; la fe, en cambio, sà tiene
Causa. 8Esa Causa ha entrado a formar parte de toda situación que
comparta Su propósito. 9La luz de la verdad brilla desde el centro de
la situación, y ejerce influencia sobre todos aquellos a quienes el propósito de
la situación llama. 10Y llama a todo el mundo. 11No hay
situación que no incluya a toda tu relación, a todos sus aspectos y a todas sus
partes. 12No puedes excluir ningún aspecto de ti mismo y esperar que
la situación siga siendo santa. 13Pues ese aspecto comparte el
propósito de tu relación en su totalidad y deriva su significado de
ella.
9. A menos que
la fe que tienes en tu hermano te acompañe en toda situación, serás infiel a tu
propia relación. 2Tu fe exhortará a los demás a que compartan tu
propósito, tal como el propósito en sà invocó la fe en ti. 3Y verás
los medios que una vez empleaste para que te condujesen a las ilusiones,
transformados en medios que te conducen a la verdad. 4La verdad
invoca la fe, y la fe le hace sitio a la verdad. 5Cuando el EspÃritu
Santo cambió el propósito de tu relación al intercambiar el tuyo por el
Suyo, el objetivo que estableció en ella se extendió a toda situación en que
jamás puedas verte envuelto. 6Y asà liberó del pasado todas las
situaciones que éste habrÃa desprovisto de
significado.
10. Invocas la
fe por razón de Aquel que te acompaña en toda situación. 2Ya no estás
completamente loco ni tampoco solo. 3Pues la idea de que en Dios
puede haber soledad no puede sino ser un sueño. 4Tú, cuya relación
comparte el objetivo del EspÃritu Santo, has sido alejado de la soledad porque
la verdad ha llegado. 5Su invocación a la fe es poderosa. 6No uses tu falta de fe contra la verdad, pues ésta te exhorta a que
te salves y a que estés en paz.
LECCIÓN
200
No
hay más paz que la paz de Dios.
1 Deja
de buscar. 2No hallarás otra paz que la paz de Dios. 3Acepta este hecho y te evitarás la agonÃa de sufrir aún más amargos
desengaños, o de verte invadido por una sombrÃa desesperación y una gélida
sensación de desesperanza y de duda. 4Deja de buscar. 5No puedes
hallar otra cosa que la paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad
y dolor.
2. Este
es el punto final al que en última instancia todo el mundo tiene que llegar para
dejar de lado toda esperanza de hallar felicidad allà donde no la hay; de
ser salvado por lo que tan sólo puede causar dolor; y de hacer paz del caos,
dicha del dolor y Cielo del infierno. 2No sigas tratando de ganar por
medio de la pérdida ni de morir para vivir. 3Pues no estarás sino
pidiendo la derrota.
3. No
obstante, con la misma facilidad puedes pedir amor, felicidad y vida eterna
en una paz que no tiene fin. 2Pide esto, y sólo puedes ganar. 3Pedir lo que ya tienes te lleva al éxito. 4Pedir que lo
que es falso sea verdadero sólo puede conducir al fracaso. 5Perdónate a ti mismo tus vanas imaginaciones y deja de buscar
lo que no puedes encontrar. 6Pues, ¿qué podrÃa ser más absurdo que
buscar el infierno una y otra vez cuando no tienes más que abrir los ojos y
mirar para darte cuenta de que el Cielo se encuentra ante ti, allende el umbral
de una puerta que se abre fácilmente para darte la
bienvenida?
4. Regresa a casa. 2Jamás encontraste felicidad en
lugares extraños, ni en formas que te son ajenas y que no tienen ningún
significado para ti, si bien trataste de que lo tuvieran. 3No te
corresponde estar en este mundo. 4Aquà eres un extraño. 5Pero te es dado encontrar los medios a través de los cuales el mundo
deja de parecer una prisión o una cárcel para
nadie.
5. Se
te concede la libertad allà donde no veÃas más que cadenas y puertas de hierro. 2Mas si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con
respecto al propósito del mundo. 3Permanecerás encadenado hasta
que veas el mundo como un lugar bendito, liberes de tus errores a cada
hermano y lo honres tal como es. 4Tú no lo creaste, asà como tampoco
te creaste a ti mismo. 5Y al
liberar a uno, el otro es aceptado tal como es.
6. ¿Qué
función tiene el perdón? 2En realidad no tiene ninguna, ni hace nada, 3pues es desconocido en el Cielo. 4Es sólo en el infierno
donde se le necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. 5¿No es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de
Dios a escapar de los sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones
suyas, él cree que son reales? 6¿Quién podrÃa aspirar a más, mientras
parezca que hay que elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el
miedo?
7. No
hay más paz que la paz de Dios porque Él sólo
tiene un Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la Voluntad
de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él. 2¿Qué
podrÃa esperar encontrar en semejante mundo? 3Este no puede ser real,
ya que nunca fue creado. 4¿Es acaso ahà adonde irÃa en busca de paz? 5¿O bien tiene que darse cuenta de que tal como él ve el mundo, éste
sólo puede engañar? 6Puede aprender, no obstante, a verlo de otra
manera y encontrar la paz de Dios.
8. La
paz es el puente que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo. 2Pero se empieza a tener paz en él cuando se le percibe de otra
manera, y esta nueva percepción nos conduce hasta las puertas del Cielo y lo que
yace tras ellas. 3La paz es la respuesta a las metas
conflictivas, a las jornadas insensatas, a las búsquedas vanas y frenéticas y a
los empeños sin sentido. 4Ahora el camino es fácil, y nos conduce por
una ligera pendiente hasta el puente donde la libertad yace dentro de la paz de
Dios.
9. No
volvamos a perder el rumbo hoy. 2Nos dirigimos al Cielo, y el camino
es recto. 3Sólo si procuramos desviarnos podemos retrasarnos y perder
el tiempo innecesariamente por escabrosas veredas. 4Sólo Dios es
seguro, y Él guiará
nuestros pasos. 5Él no
abandonará a Su Hijo necesitado, ni permitirá que se extravÃe para siempre de su
hogar. 6El Padre
llama; el Hijo le oirá. 7Y eso es todo lo que hay con respecto a lo
que parece ser un mundo separado de Dios, en el que los cuerpos son
reales.
10. Ahora
reina el silencio. 2Deja de buscar. 3Has llegado a donde
el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos que antes
anhelabas, caÃdas ahora de los árboles de la desesperanza. 4Ahora se
encuentran bajo tus pies. 5Y tú levantas la mirada y miras al Cielo
con los ojos del cuerpo, que ahora te sirven sólo por un instante más. 6Por fin la paz ha sido reconocida, y tú puedes sentir como su
tierno abrazo envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y
amor.
11. Hoy
no buscamos Ãdolos. 2La paz no se puede encontrar en ellos. 3La paz de Dios es nuestra, y no habremos de aceptar o querer nada
más. 4¡Que la paz sea con nosotros hoy! 5Pues hemos
encontrado una manera sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad; y
de reemplazar nuestros objetivos cambiantes por un solo propósito, y nuestros
sueños solitarios por compañerismo. 6Pues la paz es unión, si
procede de Dios. 7Hemos abandonado toda búsqueda. 8Nos encontramos muy cerca de nuestro hogar, y nos acercamos aún más
a él cada vez que decimos:
9No
hay más paz que la paz de Dios, y estoy contento y agradecido de que asÃ
sea.
Introducción
1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por
dÃa y la practicaremos tan a menudo cómo podamos. 2Además del
tiempo que le dediques mañana y noche, que no deberÃa ser menos de quince
minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo, cada hora durante el
transcurso del dÃa, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las
sesiones de práctica. 3Cada una de estas ideas por sà sola podrÃa
salvarte si verdaderamente la aprendieses. 4Cada una de ellas
serÃa suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de
cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.
2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras
prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el
EspÃritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte lecciones. 2Cada uno de ellos encierra dentro de sà el programa de estudios
en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto
parece acontecer a lo largo del dÃa. 3Uno solo basta. 4Mas
no se debe excluir nada de ese pensamiento. 5Necesitamos, por lo
tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos
contribuye a la suma total de lo que queremos
aprender.
3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones
de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y
concluimos cada lección. 2El tema para el presente repaso es el
siguiente:
3No
soy un cuerpo. 4Soy
libre.
5Pues
aún soy tal como Dios me creó.
6El
dÃa comienza y concluye con esto. 7Y lo repetiremos asimismo cada vez
que el reloj marque la hora, o siempre que nos acordemos, entre una hora y
otra, que tenemos una función que transciende el mundo que vemos. 8Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos
corresponda practicar cada dÃa, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio,
excepto un profundo abandono de todo aquello que abarrota la mente y la
hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.
4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más
allá de todas las palabras y de las
diferentes maneras de practicar. 2Pues lo que estamos intentando esta
vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y
a la paz de Dios. 3Sencillamente cerramos los ojos y nos
olvidamos de todo lo que jamás habÃamos creÃdo saber y entender. 4Pues asà es como nos liberamos de todo lo que ni sabÃamos ni
pudimos entender.
5. Hay
una sola excepción a esta falta de estructura. 2No dejes pasar un solo pensamiento trivial
sin confrontarlo. 3Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y
apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. 4Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de
inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando
ese dÃa.
6. Cuando
la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa,
diciendo:
2No quiero
este pensamiento. 3El
que quiero es ________ .
4Y
entonces repite la idea del dÃa y deja que ocupe el lugar de lo que habÃas
pensado. 5Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o
pensamientos especÃficos para que te ayuden con tu práctica. 6Por lo
demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maestro que nos enseña en
silencio, nos habla de paz e imparte a nuestros pensamientos todo el
significado que jamás puedan tener.
7.
A Él le ofrezco este repaso por ti. 2Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te
enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. 3Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de
ayuda. 4Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos
olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos dÃa tras dÃa,
avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe
cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que
cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para
el mundo.
LECCIÓN
201
No
soy un cuerpo. Soy libre.
Pues
aún soy tal como Dios me creó.
1.
(181) ConfÃo
en mis hermanos, que son uno conmigo.
2No hay
nadie que no sea mi hermano. 3He
sido bendecido con la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre,
el único Creador de la totalidad que es mi Ser, el cual es eternamente uno
conmigo.
4No
soy un cuerpo. 5Soy libre. 6Pues aún soy tal
como Dios me creó.
LECCIÓN
202
No
soy un cuerpo. Soy libre.
Pues
aún soy tal como Dios me creó.
1.
(182) Permaneceré
muy quedo por un instante e iré a mi hogar.
2¿Por
qué habrÃa de elegir quedarme un solo instante más donde no me corresponde
estar, cuando Dios Mismo me ha dado Su Voz, la cual me exhorta a retornar a mi
hogar?
3No
soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues
aún soy tal como Dios me creó.
21 DE
JULIO
VIII. Las
condiciones de la paz
1. El instante
santo no es más que un caso especial, un ejemplo extremo, de lo que toda
situación deberÃa ser. 2El significado que el propósito del EspÃritu
Santo le ha dado al instante santo, se le da también a toda situación. 3El instante santo suscita la misma suspensión de falta de fe -que se
rechaza y no se utiliza- para que la fe pueda responder a la llamada de la
verdad. 4El instante santo es el ejemplo supremo, la demostración
clara e inequÃvoca del significado de toda relación y de toda situación cuando
se ven como un todo. 5La fe ha aceptado todos los aspectos de la
situación, y la falta de fe no ha impuesto el que nada se vea excluido de
ella. 6Es una situación de perfecta paz, debido simplemente a que la
has dejado ser lo que es.
2. Esta simple
cortesÃa es todo lo que el EspÃritu Santo te pide: 2que dejes que la
verdad sea lo que es. 3No intervengas, no la ataques, ni interrumpas
su llegada. 4Deja que envuelva cada situación y que te brinde paz. 5Ni siquiera se te pide que tengas fe, pues la verdad no pide nada. 6Déjala entrar, y ella invocará la fe que necesitas para gozar de
paz, y se asegurará de que dispongas de ella. 7Pero no te alces
contra ella, pues no puede hacer acto de presencia si te opones a
ella.
3. ¿No
desearÃas hacer de toda situación un instante santo? 2Pues tal es el
regalo de la fe, que se da libremente dondequiera que la falta de fe se deja a
un lado sin usar. 3El poder del propósito del EspÃritu Santo puede
usarse entonces en su lugar. 4Este poder transforma instantáneamente
todas las situaciones en el único medio, seguro y continuo, de establecer Su
propósito y de demostrar su realidad. 5Lo que se ha demostrado ha
requerido fe, y ésta ha sido concedida. 6Ahora se convierte en un
hecho, del que ya no se puede retirar la fe. 7La tensión que conlleva
negarle la fe a la verdad es enorme y mucho mayor de lo que te imaginas. 8Pero responder a la verdad con fe no entraña tensión alguna.
4. Para ti,
que has respondido a la llamada de tu Redentor, la tensión que conlleva no
responder a Su llamada parece ser mayor que antes. 2Pero no es asÃ. 3La resistencia siempre estuvo ahÃ, pero se la atribuÃas a otra cosa,
creyendo que era esa "otra cosa" la que la producÃa. 4Mas eso nunca
fue verdad. 5Pues lo que esa "otra cosa" producÃa era pesar y
depresión, enfermedad y dolor, tinieblas y vagas imaginaciones de terror,
escalofriantes fantasÃas de miedo y abrasadores sueños infernales. 6Y
todo ello no era más que la intolerable tensión que se producÃa al negarte a
depositar tu fe en la verdad y a ver su evidente realidad.
5. Tal fue la
crucifixión del Hijo de Dios. 2Su falta de fe le ocasionó todo
eso. 3Piénsalo muy bien antes de permitirte usar tu falta de fe
contra él. 4Pues él ha resucitado, y tú has aceptado la Causa de su
despertar como tu propia causa. 5Has asumido el papel que te
corresponde en su redención, y ahora eres completamente responsable por él. 6No le falles ahora, pues te ha sido dado comprender lo que tu falta
de fe en él te ocasiona. 7Su salvación es tu único propósito. 8Ve sólo esto en toda situación, y cada una de ellas se convertirá en
un medio de brindarte sólo eso.
6. Cuando
aceptaste la verdad como el objetivo de tu relación, te convertiste en un dador
de paz tan irremediablemente como que tu Padre te dio paz. 2Pues el
objetivo de la paz no se puede aceptar sin sus condiciones, y tú tuviste que
haber tenido fe en dicho objetivo, pues nadie acepta lo que no cree que es real. 3Tu propósito no ha cambiado ni cambiará jamás, pues aceptaste lo que
nunca puede cambiar. 4Y ahora no le puedes negar nada que necesite
para ser eternamente inmutable. 5Tu liberación es segura. 6Da tal como has recibido. 7Y demuestra que te has elevado
muy por encima de cualquier situación que pudiese detenerte y mantenerte
separado de Aquel Cuya llamada contestaste.
LECCIÓN
203
No
soy un cuerpo. Soy libre.
Pues
aún soy tal como Dios me creó.
1.
(183) Invoco
el Nombre de Dios y el mÃo propio.
2El
Nombre de Dios es mi liberación de todo pensamiento de maldad y de pecado porque
es mi nombre, asà como el de Él.
3No
soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues
aún soy tal como Dios me creó.
22 DE
JULIO
CapÃtulo
18
EL FINAL DEL
SUEÑO
I. El
substituto de la realidad
1. Sustituir
es aceptar una cosa por otra. 2Sólo con que examinases
exactamente lo que esto implica, percibirÃas de inmediato cuánto difiere del
objetivo que el EspÃritu Santo te ha dado y quiere alcanzar por ti. 3Substituir es elegir entre dos opciones, renunciando a un aspecto de
la Filiación en favor de otro. 4Para este propósito especial, uno de
ellos se juzga como más valioso y reemplaza al otro. 5La relación en
la que la substitución tuvo lugar queda de este modo fragmentada, y,
consecuentemente, su propósito queda dividido. 6Fragmentar es
excluir, y la substitución es la defensa más potente que el ego tiene para
mantener vigente la separación.
2. El EspÃritu
Santo nunca utiliza substitutos. 2En cualquier situación en la
que el ego percibe a una persona como sustituto de otra, el EspÃritu Santo sólo
ve su unión e indivisibilidad. 3Él no elige entre ellas, pues sabe
que son una sola. 4Al estar unidas, son una sola porque son lo mismo. 5La substitución es claramente un proceso en el que se perciben como
si fuesen diferentes. 6El deseo del EspÃritu Santo es unir, el del
ego, separar. 7Nada puede interponerse entre lo que Dios ha
unido y el EspÃritu Santo considera uno. 8Pero todo parece interponerse en las relaciones fragmentadas que el ego patrocina a fin
de destruirlas.
3. La única
emoción en la que la substitución es imposible es el amor. 2El miedo,
por definición, conlleva substitución, pues es el substituto del amor. 3El miedo es una emoción fragmentada y fragmentante. 4Parece adoptar muchas formas y cada una parece requerir el que uno
actúe de modo diferente para poder obtener satisfacción. 5Si bien
esto parece dar lugar a un comportamiento muy variable, un efecto mucho más
serio reside en la percepción fragmentada de la que procede dicho
comportamiento. 6No se considera a nadie como un ser completo. 7Se hace hincapié en el cuerpo, y se le da una importancia especial a
ciertas partes de éste, las cuales se usan como baremo de comparación, ya sea
para aceptar o para rechazar, y asà expresar una forma especial de
miedo.
4. Tú que
crees que Dios es miedo tan sólo llevaste a cabo una sustitución. 2Ésta ha adoptado muchas formas porque fue la sustitución de la
verdad por la ilusión, la de la plenitud por la fragmentación. 3Dicha
sustitución a su vez ha sido tan desmenuzada y subdividida, y dividida de
nuevo una y otra vez, que ahora resulta casi imposible percibir que una vez fue
una sola y que todavÃa sigue siendo lo que siempre fue. 4Ese único
error, que llevó a la verdad a la ilusión, a lo infinito a lo temporal, y a la
vida a la muerte, fue el único que jamás cometiste. 5Todo tu mundo se
basa en él. 6Todo lo que ves lo refleja, y todas las relaciones
especiales que jamás entablaste proceden de él.
5. Tal vez te
sorprenda oÃr cuán diferente es la realidad de eso que ves. 2No te
das cuenta de la magnitud de ese único error. 3Fue tan inmenso y tan
absolutamente increÃble que de él no pudo sino surgir un mundo
totalmente irreal. 4¿Qué otra cosa si no podÃa haber surgido de él? 5A medida que empieces a examinar sus aspectos fragmentados te darás
cuenta de que son bastante temibles. 6Pero nada que hayas visto puede
ni remotamente empezar a mostrarte la enormidad del error original, el cual
pareció expulsarte del Cielo, fragmentar el conocimiento convirtiéndolo en
inútiles añicos de percepciones desunidas y forzarte a llevar a cabo más
sustituciones.
6. Ésa fue la
primera proyección del error al exterior. 2El mundo surgió para
ocultarlo, y se convirtió en la pantalla sobre la que se proyectó, la cual se
interpuso entre la verdad y tú. 3Pues la verdad se extiende
hacia adentro, donde la idea de que es posible perder no tiene sentido y lo
único que es concebible es un mayor aumento. 4¿Crees que es realmente
extraño que de esa proyección del error surgiese un mundo en el que todo
está invertido y al revés? 5Eso fue inevitable. 6Pues si
se llevase la verdad ante esto, ésta sólo podrÃa permanecer recogida en calma,
sin tomar parte en la absurda proyección mediante la cual este mundo fue
construido. 7No llames pecado a esa proyección sino locura, pues eso
es lo que fue y lo que sigue siendo. 8Tampoco la revistas de
culpabilidad, pues la culpabilidad implica que realmente ocurrió. 9Pero sobre todo, no le tengas miedo.
7. Cuando te
parezca ver alguna forma distorsionada del error original tratando de
atemorizarte, di únicamente: "Dios es Amor y el miedo no forma parte de Él", y
desaparecerá. 2La verdad te salvará, 3pues no te ha
abandonado para irse al mundo demente y asà apartarse de ti. 4En tu
interior se encuentra la cordura; la demencia, fuera de ti. 5Pero tú
crees que es al revés: que la verdad se encuentra afuera y el error y la
culpabilidad adentro. 6Tus mÃseras e insensatas substituciones,
trastocadas por la locura y formando torbellinos que se mueven sin rumbo cual
plumas arrastradas por el viento, son insustanciales. 7Se funden, se
juntan y se separan, de acuerdo con patrones cambiantes que no tienen
sentido y que no tienen que ser juzgados en absoluto. 8No tiene
objeto juzgarlos individualmente. 9Las insignificantes diferencias
que en lo relativo a la forma parece haber entre ellas no son diferencias reales
en absoluto. 10Ninguna de tus sustituciones tiene importancia. 11Eso es lo único que tienen en común, nada más. 12Sin
embargo, ¿qué otra cosa es necesaria para hacer que todas sean lo
mismo?
8. Deja que se
las lleve el viento, formando torbellinos y dando tumbos hasta que se pierdan de
vista, lejos, muy lejos de ti. 2Y vuélvete hacia la majestuosa calma
interna, donde en santa quietud mora el Dios viviente que nunca abandonaste
y que nunca te abandonó. 3El EspÃritu Santo te lleva dulcemente de la
mano, y desanda contigo el camino recorrido en el absurdo viaje que emprendiste
fuera de ti mismo, conduciéndote con gran amor de vuelta a la verdad y a la
seguridad de tu interior. 4Él lleva ante la verdad todas tus dementes
proyecciones y todas tus descabelladas sustituciones, las cuales ubicaste
fuera de ti. 5Asà es como Él invierte el curso de la demencia y te
devuelve a la razón.
9. En tu
relación con tu hermano, donde el EspÃritu Santo se ha hecho cargo de todo a
petición tuya; Él ha fijado el rumbo hacia adentro, hacia la verdad que
compartÃs. 2En el demente mundo de afuera nada se puede compartir,
sino únicamente sustituir. aEn la realidad, compartir y sustituir no
tienen absolutamente nada en común. 3Dentro de ti amas a tu hermano
con un amor perfecto. 4Ésa es tierra santa en la que ninguna
sustitución puede tener lugar y donde sólo la verdad de tu hermano puede morar. 5Ahà estáis unidos en Dios, tan unidos como lo estáis con Él. 6El error original jamás llegó hasta ahÃ, ni lo hará jamás. 7Ahà reside la verdad radiante, a la que el EspÃritu Santo ha
confiado tu relación. 8Deja que Él la lleve ahÃ, donde tú quieres que
esté. 9Ofrécele un poco de fe en tu hermano, para ayudarle a que te
muestre que ningún sustituto del Cielo que hayas inventado puede excluirte de
éste.
10. En ti no
hay separación, y no hay sustituto que pueda mantenerte separado de tu
hermano. 2Tu realidad fue la creación de Dios, la cual no tiene
sustituto. 3Estáis tan firmemente unidos en la verdad, que sólo Dios
mora allÃ. 4Y Él jamás aceptarÃa otra cosa en lugar de vosotros. 5Él os ama a los dos por igual y cual uno solo. 6Y tal
como Él os ama, asà sois. 7Nosotros no estáis unidos en ilusiones,
sino en un Pensamiento tan santo y tan perfecto que las ilusiones no pueden
permanecer allà para mancillar el santo lugar donde os encontráis unidos. 8Dios está contigo, hermano mÃo. 9Unámonos en Él en paz y
con gratitud, y aceptemos Su regalo como nuestra más santa y perfecta realidad,
la cual compartimos con Él.
11. El Cielo
le es restituido a toda la Filiación a través de tu relación, pues en ella
reside la Filiación, Ãntegra y hermosa, y a salvo en tu amor. 2El
Cielo ha entrado silenciosamente, pues todas las ilusiones han sido llevadas
dulcemente ante la verdad en ti, y el amor ha refulgido sobre ti, bendiciendo tu
relación con la verdad. 3Dios y toda Su creación han entrado a
formar parte de ella juntos. 4¡Cuán santa y hermosa es vuestra
relación, la cual la verdad ilumina! 5El Cielo la contempla y se
regocija de que lo hayas dejado venir a ti. 6Y Dios Mismo se alegra
de que tu relación siga siendo tal como fue creada. 7El universo que
se encuentra dentro de ti se une a ti junto con tu hermano. 8Y el
Cielo contempla con amor aquello que está unido en él, junto con su
Creador.
12. Aquel a
quien Dios ha llamado no debe prestar oÃdos a ningún substituto. 2La
llamada de los sustitutos no es más que el eco del error original que fragmentó
el Cielo. 3¿Y qué fue de la paz de los que prestaron oÃdos a dicha
llamada? 4Regresa conmigo al Cielo, y caminando junto con tu hermano
ve a otro mundo más allá de éste, hasta llegar a la belleza y alegrÃa que ese
otro mundo te ofrece. 5¿Quieres debilitar y fragmentar aún más lo que
ya se encuentra fragmentado y sin esperanzas? 6¿Es ahà donde
buscarÃas la felicidad? 7¿No preferirÃas acaso reparar lo que ha
sido quebrantado y unirte a la cruzada para devolverle la plenitud a lo que fue
asolado por la separación y la enfermedad?
13. Has sido
llamado, junto con tu hermano, a la más santa función que este mundo puede
ofrecer. 2Ésa es la única función que no tiene lÃmites, y que llega
hasta cada uno de los fragmentos de la Filiación cual auxilio sanador y
unificador. 3Esto es lo que se te ofrece en tu relación santa. 4Acéptalo ahora, y lo darás tal como lo has recibido. 5La
paz de Dios se te da con el luminoso propósito en el que te unes a tu hermano. 6La santa luz que os unió tiene que extenderse, de la misma forma en
que la aceptasteis.
LECCIÓN
204
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1.
(184) El
Nombre de Dios es mi herencia.
2El
Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo;
que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones
enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con
Él.
3No
soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues
aún soy tal como Dios me creó.
23 DE
JULIO
II. La base
del sueño
1. ¿No es
acaso cierto que de los sueños surge un mundo que parece ser muy real? 2Mas examina lo que es ese mundo. 3Obviamente no es
el mundo que viste antes de irte a dormir. 4Es más bien una
distorsión de él, urdida exclusivamente en torno a lo que tú hubieses preferido
que ocurriese. 5En él eres "libre" para reconstruir lo que parecÃa
atacarte, y convertirlo en un tributo a tu ego, que se indignó por el "ataque". 6Ése no serÃa tu deseo a menos que no te identificases a ti mismo con
el ego, que siempre se ve a sà mismo, y, por lo tanto, a ti, como sometido a un
constante ataque y sumamente vulnerable a él.
2. Los sueños
son caóticos porque están regidos por tus deseos conflictivos, y asÃ, lo que es
verdad les trae sin cuidado. 2Son el mejor ejemplo de cómo se puede
utilizar la percepción para sustituir a la verdad por ilusiones. 3Al despertar no los tomas en serio, pues el hecho de que la realidad
se viola tan radicalmente en ellos resulta evidente. 4Sin embargo,
son una manera de ver el mundo y de cambiarlo para que se adapte mejor al ego. 5Son ejemplos impresionantes, tanto de la incapacidad del ego para
tolerar la realidad, como del hecho de que tú estás dispuesto a cambiar la
realidad para beneficiarlo a él.
3. La
diferencia entre lo que ves en sueños y lo que ves al despertar no te
resulta inquietante. 2Reconoces que lo que ves al despertar se
desvanece en los sueños. 3Al despertar, no obstante, no esperas que
haya desaparecido. 4En los sueños eres tú quien determina todo. 5Las personas se convierten en lo que tú quieres que sean y hacen lo
que tú les ordenas. 6No se te impone ningún lÃmite en cuanto a las
sustituciones que puedes llevar a cabo. 7Por algún tiempo parece como
si se te hubiese dado el mundo para que hicieses de él lo que se te antojase. 8No te das cuenta de que lo estás atacando y tratando de subyugarlo
para que se avenga a tus deseos.
4. Los sueños
son desahogos emocionales en el nivel de la percepción en los que
literalmente profieres a gritos: "¡Quiero que las cosas sean asÃ!" 2Y
aparentemente lo consigues. 3Mas los sueños son inseparables de su
fuente. 4La ira y el miedo los envuelven, y en cualquier instante la
ilusión de satisfacción puede ser invadida por la ilusión de terror. 5Pues el sueño de que tienes la capacidad de controlar la realidad y
de sustituirla por un mundo que prefieres es aterrante. 6Tus
intentos de eliminar la realidad son aterradores, pero no estás dispuesto a
aceptar esto. 7Por lo tanto, lo sustituyes con la fantasÃa de que la
realidad es lo que es aterrador, y no lo que tú quieres hacer de ella. 8Y de este modo la culpabilidad se vuelve real.
5. Los sueños
te muestran que tienes el poder de construir un mundo a tu gusto, y que por el
hecho de desearlo lo ves. 2Y mientras lo ves no dudas de que sea
real. 3Mas he ahà un mundo, que aunque claramente existe sólo en tu
mente, parece estar afuera. 4No reaccionas ante él como si tú mismo
lo hubieses construido, ni te das cuenta de que las emociones que el sueño
suscita no pueden sino proceder de ti. 5Los personajes del sueño y
sus acciones parecen dar lugar al sueño. 6No te das cuenta de
que eres tú el que los hace actuar por ti, ya que, si fueses tú el que actuase,
la culpa no recaerÃa sobre ellos, y la ilusión de satisfacción
desaparecerÃa. 7Estos hechos no son ambiguos en los sueños. 8Pareces despertar, y el sueño desaparece. 9Pero lo
que no reconoces es que lo que dio origen al sueño no desapareció con él. 10Tu deseo de construir otro mundo que no es real sigue vivo en
ti. 11Y pareces despertar a lo que no es sino otra forma de ese
mismo mundo que viste en tus sueños. 12Estás soñando continuamente. 13Lo único que es diferente entre los sueños que tienes cuando
duermes y los que tienes cuando estás despierto es la forma que adoptan, y eso
es todo. 14Su contenido es el mismo. 15Constituyen tu
protesta contra la realidad, y tu idea fija y demente de que la puedes
cambiar. 16En los sueños que tienes mientras estás despierto, la
relación especial ocupa un lugar especial. 17Es el medio con el que
tratas de que los sueños que tienes mientras duermes se hagan realidad. 18De esto no puedes despertar. 19La relación especial
representa tu resolución de mantenerte aferrado a la irrealidad, y de impedirte
a ti mismo despertar. 20Y mientras le otorgues más valor a estar
dormido que a estar despierto, no querrás despertar.
6. El EspÃritu
Santo, siempre práctico en Su sabidurÃa, acepta tus sueños y los emplea en
beneficio de tu despertar. 2Tú te habrÃas valido de ellos para seguir
durmiendo. 3Dije antes que el primer cambio que tiene que producirse
antes de que los sueños desaparezcan, es que tus sueños de miedo se
conviertan en sueños felices. 4Eso es lo que el EspÃritu Santo
hace en la relación especial. 5No la destruye ni te priva de ella. 6Pero sà la usa de manera diferente, a fin de ayudarte a que Su
propósito se vuelva real para ti. 7Seguirás teniendo una relación
especial, pero no será una fuente de dolor o de culpabilidad, sino de dicha y
liberación. 8No será sólo para ti, pues en eso reside su infortunio. 9De la misma manera en que su falta de santidad la mantiene como algo
aparte, su estado de santidad la convierte en una ofrenda para todo el
mundo.
7. Tu relación
especial se convertirá en el medio de erradicar la culpabilidad en todos los que
son bendecidos a través de tu relación santa. 2Será un sueño
feliz, y uno que compartirás con todo aquel que se cruce en tu camino. 3La bendición que el EspÃritu Santo ha derramado sobre tu relación
santa se extenderá a través de ella. 4No creas que Él se ha olvidado
de nadie en el propósito que te ha dado. 5Y no pienses que se ha
olvidado de ti a quien Él dio el regalo. 6Él se vale de todo aquel
que lo invoca como medio para la salvación de todos. 7Y Él los
despertará a través de ti que le ofreciste tu relación a Él. 8¡Si tan
sólo reconocieses Su gratitud! 9¡O la mÃa a través de la Suya! 10Pues estamos unidos en un solo propósito, al ser de un mismo sentir
con Él.
8. No permitas
que el sueño se apodere de ti y te haga cerrar los ojos. 2No es
extraño que los sueños puedan dar lugar a un mundo irreal. 3Lo que sÃ
es increÃble es que tengas el deseo de hacer eso. 4Tu relación
con tu hermano se ha convertido en una relación en la que ese deseo ha sido
eliminado, pues su propósito ha sido trocado de uno de sueños a uno de
verdad. 5Mas no estás seguro de esto porque piensas que quizá eso sea
lo que es el sueño. 6Estás tan acostumbrado a elegir entre sueños,
que no te das cuenta de que por fin has elegido entre la verdad y todas las ilusiones.
9. El Cielo,
no obstante, es algo seguro. 2Esto no es un sueño. 3Su
llegada significa que has elegido la verdad, y que ésta ha llegado porque has
estado dispuesto a permitir que tu relación especial satisfaga sus condiciones. 4El EspÃritu Santo ha depositado dulcemente el mundo real en tu
relación: el mundo de sueños felices, desde los cuales despertar es algo tan
fácil y natural. 5Pues del mismo modo en que los sueños que tienes
cuando estás dormido y los que tienes cuando estás despierto son una
representación de los deseos que albergas en tu mente, asà también el mundo real
y la verdad del Cielo están unidos en la Voluntad de Dios. 6El sueño
del despertar se convierte fácilmente en realidad. 7Pues ese sueño
refleja tu voluntad unida a la Voluntad de Dios. 8Y lo que esta
Voluntad dispone que se haga jamás ha dejado de
hacerse.
LECCIÓN
205
No
soy un cuerpo. Soy libre, Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1.
(185) Deseo
la paz de Dios.
2La
paz de Dios es lo único que quiero. 3La
paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquÃ, el fin que persigo,
mi propósito, mi vida y mi función, mientras habite en un lugar que no es mi
hogar.
4No
soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues
aún soy tal como Dios me creó.
24 DE
JULIO
III. Luz en el
sueño
1. Tú que te
has pasado la vida llevando la verdad a la ilusión y la realidad a la fantasÃa,
has estado recorriendo el camino de los sueños. 2Pues has pasado de
la condición de estar despierto a la de estar dormido, y de ahà te has sumergido
en un sueño todavÃa más profundo. 3Cada sueño te ha llevado a otros
sueños, y cada fantasÃa que parecÃa arrojar luz sobre la oscuridad no ha hecho
sino hacerla aún más tenebrosa. 4Tu meta era la oscuridad, en la que
ningún rayo de luz pudiese penetrar. 5Y buscabas una negrura tan
absoluta, que pudiese mantenerte oculto de la verdad para siempre en un
estado de completa demencia. 6Mas de lo que te olvidabas era de que
Dios no puede destruirse a SÃ Mismo. 7La luz se encuentra en ti. 8La oscuridad puede envolverla, pero no puede
extinguirla.
2. Según se
aproxime la luz te lanzarás a la oscuridad huyendo de la verdad, refugiándote
algunas veces en cosas menos temibles, y otras, en el terror más absoluto. 2Pero avanzarás, pues tu objetivo es pasar del miedo a la verdad. 3La meta que aceptaste es la meta del conocimiento, y esto lo
demuestra tu buena voluntad. 4El miedo parece habitar en la
oscuridad, y cuando tienes miedo es que has retrocedido. 5Unámonos
inmediatamente en un instante de luz y eso será suficiente para recordarte
que tu meta es la luz.
3. La verdad
se lanzó a tu encuentro desde el momento en que la invocaste. 2Si
supieras Quién camina a tu lado por la senda que has escogido, serÃa imposible
que pudieses experimentar miedo. 3No lo sabes porque tu viaje hacia
la oscuridad ha sido largo y penoso, y te has adentrado muy profundamente en
ella. 4Un ligero parpadeo, después de haber tenido los ojos cerrados
por tanto tiempo, no ha sido suficiente para hacer que tengas confianza en
ti mismo, a quien por tanto tiempo has despreciado. 5Te diriges hacia
el amor odiándolo todavÃa, y terriblemente atemorizado del juicio que pueda
tener de ti. 6Y no te das cuenta de que no es del amor de lo que
tienes miedo, sino únicamente de lo que tú has hecho de él. 7Estás
avanzando hacia el significado del amor y alejándote de todas las ilusiones con
las que lo habÃas revestido. 8Cuando te refugias en lo ilusorio tu
miedo se agudiza, pues no hay duda de que lo que crees que ello significa es
aterrador. 9Mas ¿qué importancia puede tener eso para nosotros que
viajamos llenos de confianza y vertiginosamente más allá del
miedo?
4. Tú que
tomas de la mano a tu hermano tomas también la mÃa, pues cuando os unisteis no
estabais solos. 2¿Crees acaso que yo te iba a dejar en las tinieblas
que acordaste abandonar conmigo? 3En tu relación radica la luz de
este mundo. 4Y el miedo no puede sino desaparecer de tu vista ahora. 5No caigas en la tentación de arrebatar el regalo de la fe que
le ofreciste a tu hermano. 6Lo único que conseguirÃas con ello serÃa
asustarte a ti mismo. 7El regalo se dio para siempre, pues Dios Mismo
lo aceptó. 8No puedes quitárselo ahora. 9Has aceptado a
Dios. 10La santidad de tu relación quedó establecida en el Cielo. 11No entiendes lo que aceptaste, pero recuerda que tu entendimiento
no es necesario. 12Lo único que se necesitó fue simplemente tu deseo de entender. 13Ese deseo fue el de ser santo. 14La Voluntad de Dios se te concede, 15pues lo único que
deseas es lo que siempre tuviste o lo que siempre fuiste.
5. Cada
instante que pasemos juntos te enseñará que este objetivo es posible, y
fortalecerá tu deseo de alcanzarlo. 2Y en tu deseo reside su logro. 3Tu deseo está ahora completamente de acuerdo con todo el poder de la
Voluntad del EspÃritu Santo. 4Ningún paso corto y vacilante que des
puede hacer que tu deseo se aparte de Su Voluntad o de Su fortaleza. 5Puedes estar tan seguro de que yo te llevo de la mano como de que tú
estuviste de acuerdo en llevar de la mano a tu hermano. 6No os
separaréis, pues yo estoy con vosotros y camino con vosotros en vuestro
avance hacia la verdad. 7Y dondequiera que vamos, llevamos a Dios con
nosotros.
6. Te has
unido a mà en tu relación para llevarle el Cielo al Hijo de Dios, que se habÃa
ocultado en la oscuridad. 2Has estado dispuesto a llevar la
oscuridad a la luz, y eso ha fortalecido a todos los que quieren permanecer en
la oscuridad. 3Los que quieran ver verán. 4Y
se unirán a mà para llevar su luz a la oscuridad cuando la oscuridad que hay en
ellos haya sido llevada ante la luz y eliminada para siempre. 5La
necesidad que tengo de ti que te has unido a mà en la santa luz de tu relación,
es la misma que tienes tú. 6¿Cómo no iba yo a darte a ti lo que tú me
diste a mÃ? 7Pues en el momento en que te uniste a tu hermano, me
respondiste.
7. Tú que eres
ahora el portador de la salvación, tienes la función de llevar la luz a la
oscuridad. 2La oscuridad en ti se llevó ante la luz. 3Lleva esa luz ahora a la oscuridad, desde el instante santo a donde
llevaste tu oscuridad. 4Nos completamos cuando deseamos
completar. 5No dejes que el tiempo te preocupe, pues todo miedo que
tú y tu hermano podáis experimentar procede realmente del pasado. 6El tiempo ha sido reajustado para ayudarnos a lograr, juntos, lo que
vuestros pasados separados habrÃan impedido. 7Habéis
transcendido el miedo, pues dos mentes no pueden unirse en su deseo de amor sin
que el amor se una a ellas.
8. Ni una sola
luz en el Cielo deja de acompañaros. 2Ni uno solo de los rayos que
brillan para siempre en la Mente de Dios deja de iluminaros. 3El
Cielo se ha unido a vosotros en vuestro avance hacia Él. 4Si se han
unido a vosotros luces tan potentes que infunden a la pequeña chispa de
vuestro deseo el poder de Dios Mismo, ¿cómo podrÃais vosotros seguir en la
oscuridad? 5Tú y tu hermano estáis retornando a casa juntos, después
de un largo e insensato viaje que emprendisteis por separado y que no os condujo
a ninguna parte. 6Has encontrado a tu hermano, y cada uno de vosotros
alumbrará el camino del otro. 7Y partiendo de esa luz, los Grandes
Rayos se extenderán hacia atrás hasta la oscuridad y hacia adelante hasta
Dios, para desvanecer con su resplandor el pasado y asà dar lugar a Su
eterna Presencia, en la que todo resplandece en la luz.
LECCIÓN
206
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1.
(186) De
mà depende la salvación del mundo.
2Se
me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. 3Y deseo
otorgarlos allà donde Él dispuso que se dieran.
4No
soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues
aún soy tal como Dios me creó.
25 DE
JULIO
IV. La pequeña
dosis de buena voluntad
1. El instante
santo es el resultado de tu decisión de ser santo. 2Es la respuesta. 3Desearlo y estar dispuesto a que llegue precede su
llegada. 4Preparas tu mente para él en la medida en que
reconoces que lo deseas por encima de todas las cosas. 5No es
necesario que hagas nada más; de hecho, es necesario que comprendas que no
puedes hacer nada más. 6No te empeñes en darle al EspÃritu Santo lo
que Él no te pide, o, de lo contrario, creerás que el ego forma parte de Él y
confundirás a uno con otro. 7El EspÃritu Santo pide muy poco. 8Él es Quien aporta la grandeza y el poder. 9Él se une a
ti para hacer que el instante santo sobrepase con mucho tu entendimiento. 10Darte cuenta de lo poco que tienes que hacer es lo que le permite a
Él dar tanto.
2. No confÃes
en tus buenas intenciones, 2pues tener buenas intenciones no es
suficiente. 3Pero confÃa implÃcitamente en tu buena voluntad,
independientemente de lo que pueda presentarse. 4Concéntrate
sólo en ella y no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe. 5Esa es la razón por la que viniste. 6Si hubieses podido
venir sin ellas no tendrÃas necesidad del instante santo. 7No vengas
a él con arrogancia, dando por sentado que tienes que alcanzar de antemano el
estado que sólo su llegada produce. 8El milagro del instante santo
reside en que estés dispuesto a dejarlo ser lo que es. 9Y en esa
muestra de buena voluntad reside también tu aceptación de ti mismo tal como Dios
dispuso que fueses.
3. La humildad
jamás te pedirá que te conformes con la pequeñez. 2Pero sÃ
requiere que no te conformes con nada que no sea la grandeza que no procede de
ti. 3La dificultad que tienes con el instante santo procede de tu
arraigada convicción de que no eres digno de él. 4¿Y qué es eso, sino
la decisión de ser lo que tú quisieras hacer de ti mismo? 5Dios
no creó Su morada indigna de Él. 6Y si crees que Él no puede entrar
allà donde desea estar, debes estar oponiéndote a Su Voluntad. 7No es
necesario que la fuerza de tu buena voluntad proceda de ti, sino únicamente de
Su Voluntad.
4. El instante
santo no procede únicamente de tu pequeña dosis de buena voluntad. 2Es siempre el resultado de combinar tu buena voluntad con el poder
ilimitado de la Voluntad de Dios. 3Te equivocabas cuando pensabas que
era necesario que te preparases para Él. 4Es imposible hacer
arrogantes preparativos para la santidad sin creer que es a ti a quien le
corresponde establecer las condiciones de la paz. 5Dios las ha
establecido ya. 6Dichas condiciones no dependen de tu buena
voluntad para ser lo que son. 7Tu buena voluntad es necesaria sólo
para poder enseñarte lo que son. 8Si sostienes que no eres digno de
aprender esto, estarás interfiriendo en la lección al creer que tienes que
hacer que el alumno sea diferente. 9Tú no lo creaste ni tampoco
puedes cambiarlo. 10¿Cómo ibas a obrar primero un milagro por tu
cuenta, y luego esperar a que se haga uno por ti?
5. LimÃtate simplemente a hacer la pregunta. 2La respuesta se te
dará. 3No trates de contestarla; trata simplemente de recibir la
respuesta tal como se te dé. 4Al prepararte para el instante santo,
no intentes hacerte santo de antemano a fin de estar listo para él. 5Eso serÃa confundir tu papel con el de Dios. 6La
Expiación no puede llegarles a los que piensan que primero tienen que expiar,
sino sólo a aquellos que simplemente le ofrecen su buena voluntad para de
este modo hacer posible su llegada. 7La purificación es algo que es
únicamente propio de Dios, y, por lo tanto, es para ti. 8En vez de
tratar de prepararte para Él, trata de pensar de esta
manera:
9Yo que soy
anfitrión de Dios, soy digno de Él.
10Aquel que
estableció Su morada en mà la creó como Él quiso que
fuese.
11No es
necesario que yo la prepare para Él, sino tan sólo que no interfiera en Su plan
para reinstaurar en mà la conciencia de que estoy listo, estado éste que es
eterno. 12No tengo que añadir nada a Su
plan.
13Mas para
aceptarlo, tengo que estar dispuesto a no substituirlo por el
mÃo.
6. Y eso es
todo. 2Añade algo más, y estarás simplemente desvirtuando lo
poco que se te pide. 3Recuerda que fuiste tú quien inventó la
culpabilidad, y que tu plan para escapar de ella consiste en llevar la
Expiación ante la culpabilidad, y en hacer que la salvación parezca temible. 4Y si intentas prepararte a ti mismo para el amor, lo único que harás
será incrementar tu miedo. 5La preparación para el instante santo le
corresponde a Aquel que lo da. 6Entrégate a Aquel Cuya función es la
liberación. 7No usurpes Su función. 8Dale sólo lo que Él
te pide, para que puedas aprender cuán Ãnfimo es tu papel, y cuán grande el
Suyo.
7. Esto es lo
que hace que el instante santo sea algo tan fácil y natural.. 2Tú haces que sea difÃcil porque insistes en que debe haber algo más que tú
tienes que hacer. 3Te resulta difÃcil aceptar la idea de que sólo
necesitas dar un poco para recibir mucho. 4Y te resulta muy difÃcil
entender que no es un insulto personal el que haya tal desproporción entre tu
aportación y la del EspÃritu Santo. 5TodavÃa estás convencido de que
tu entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que
hace que ésta sea lo que es. 6Mas hemos subrayado que no tienes que
comprender nada. 7La salvación es fácil de alcanzar precisamente porque no te pide nada que no puedas dar ahora mismo.
8. No
te olvides de que fue tu propia decisión hacer que todo lo que es natural y
fácil, para ti fuese imposible. 2Si crees que el instante santo es
algo difÃcil, es porque te has erigido en árbitro de lo que es posible, y aún no
estás dispuesto a cederle el lugar a Uno que sabe. 3La creencia según
la cual hay grados de dificultad en los milagros se basa en eso. 4Todo lo que Dios dispone no sólo es posible, sino que ya ha tenido
lugar. 5Por eso es por lo que el pasado ha desaparecido. 6En realidad nunca tuvo lugar. 7Lo único que es necesario
es deshacerlo en tu mente, que sà creyó que tuvo lugar.
LECCIÓN
207
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1. (187) Bendigo al mundo porque me bendigo a mÃ
mismo.
2La bendición de
Dios irradia sobre mà desde dentro de mi corazón, donde Él mora. 3No necesito más
que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por
mÃ.
4No
soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues
aún soy tal como Dios me creó.
LECCIÓN
208
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1. (188) La paz de Dios refulge en mÃ
ahora.
2Permaneceré muy
quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. 3Y en esa quietud
hallaremos la paz de Dios. 4Está dentro de
mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo.
5No
soy un cuerpo. 6Soy
libre.
7Pues
aún soy tal como Dios me creó.
LECCIÓN
209
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1. (189) Siento el Amor de Dios dentro de mÃ
ahora.
2El Amor de Dios
es lo que me creó. 3El Amor de Dios
es todo lo que soy. 4El Amor de Dios
proclamó que yo soy Su Hijo. 5El Amor de Dios dentro de mà es mi
liberación.
6No
soy un cuerpo. 7Soy
libre.
8Pues
aún soy tal como Dios me creó.
28 DE
JULIO
V. El sueño
feliz
1. Prepárate ahora para deshacer lo que nunca tuvo lugar. 2Si ya
entendieses la diferencia que existe entre la verdad y las ilusiones, la
Expiación no tendrÃa objeto. 3Él instante santo, la relación santa,
las enseñanzas del EspÃritu Santo y todos los medios por los que se alcanza la
salvación no tendrÃan ningún propósito. 4Pues todos ellos no son sino
aspectos del plan cuyo fin es cambiar tus sueños de terror a sueños
felices, desde los cuales puedas despertar fácilmente al conocimiento. 5No te pongas a ti mismo a cargo de esto, pues no puedes distinguir
entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. 6Has considerado
algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus
peores retrocesos como grandes triunfos.
2. Nunca
solicites el instante santo después de haber tratado de eliminar por tu cuenta
todo odio y temor de tu mente. 2Ésa es Su función. 3Nunca
intentes pasar por alto tu culpabilidad antes de pedirle ayuda al EspÃritu
Santo. 4Ésa es Su función. 5Tu papel consiste
únicamente en estar dispuesto, aunque sea mÃnimamente, a que Él elimine todo
vestigio de odio y de temor y a ser perdonado. 6Sobre
tu poca fe, unida a Su entendimiento, Él establecerá tu papel en la Expiación y
se asegurará de que lo cumplas sin ninguna dificultad. 7Y con Él
construirás los peldaños, tallados en la sólida roca de la fe, que se elevarán
hasta el Cielo. 8Y no serás tú el único que se valga de ellos para
ascender hasta él.
3. A través de
tu santa relación, renacida y bendecida en cada instante santo que tú no
planees, miles de seres ascenderán hasta el Cielo junto contigo. 2¿Puedes acaso planear tú eso? 3¿O puedes prepararte a ti
mismo para tal función? 4Sin embargo, ello es posible porque es
la Voluntad de Dios. 5Y Él no va a cambiar de parecer al
respecto. 6Tanto el propósito como los medios le pertenecen a Él. 7Tú has aceptado el propósito, los medios se te proveerán. 8Un propósito como éste es inconcebible sin los medios. 9Él proveerá los medios a todo aquel que comparta Su
propósito.
4. Los sueños
felices se vuelven reales, no porque sean sueños, sino únicamente porque son
felices. 2Por lo tanto, no pueden sino ser amorosos. 3Su
mensaje es: "Hágase Su Voluntad", y no: "Quiero que sea de otra manera". 4La sincronización de medios y propósito es una empresa que está más
allá de tu entendimiento. 5Ni siquiera te has dado cuenta de que has
aceptado el propósito del EspÃritu Santo como tu propósito, y lo único que
harÃas serÃa utilizar medios profanos para su logro. 6La poca fe que
se necesitó para cambiar de propósito es todo lo que se requiere para aceptar
los medios y para ponerlos en práctica.
5. No es un
sueño amar a tu hermano como a ti mismo, 2ni tu relación santa es
tampoco un sueño. 3Lo único que aún le queda del mundo de los sueños
es que todavÃa es una relación especial. 4Mas le es muy útil al
EspÃritu Santo, Quien tiene una función especial aquÃ. 5Tu
relación se convertirá en el sueño feliz a través del cual Él podrá derramar Su
alegrÃa sobre miles y miles de personas que creen que el amor es miedo y no
felicidad. 6Deja que Él lleve a cabo la función que Él le asignó a tu
relación al aceptarla en tu nombre, y no habrá nada que no contribuya a ella
para que se convierta en lo que Él quiere que sea.
6. Cuando
sientas que la santidad de tu relación se ve amenazada por algo, detente de
inmediato y, a pesar del temor que puedas sentir, ofrécele al EspÃritu Santo tu
consentimiento para que Él cambie ese instante por el instante santo que
preferirÃas tener. 2Él jamás dejará de complacer tu ruego. 3Pero no te olvides de que tu relación es una unidad, y, por lo
tanto, es inevitable que cualquier cosa que suponga una amenaza para la paz de
uno sea asimismo una amenaza para la paz del otro. 4El poder de
haberos unido a su bendición reside en el hecho de que ahora es imposible que tú
o tu hermano podáis experimentar miedo por separado, o intentar lidiar con
él por vuestra cuenta. 5Jamás pienses que eso es necesario o incluso
posible. 6Pero de la misma manera en que es imposible, es imposible
también que el instante santo le llegue a uno de vosotros y no al otro. 7Y os llegará a ambos a petición de cualquiera de los
dos.
7. Él que esté
más cuerdo de los dos en el momento en que se perciba la amenaza, debe recordar
cuán profundo es su endeudamiento con el otro y cuánta gratitud le debe, y
alegrarse de poder pagar esa deuda brindando felicidad a ambos. 2Que
recuerde esto y diga:
3Deseo que éste
sea un instante santo para mÃ, a fin de compartirlo con mi hermano, a quien
amo.
4Es imposible
que se me pueda conceder a mà sin él o a él sin mÃ.
5Pero nos es
totalmente posible compartirlo ahora.
6Elijo, por lo
tanto, ofrecerle este instante al EspÃritu Santo,
para que Su
bendición pueda descender sobre nosotros, y mantenernos a los dos en
paz.
LECCIÓN
210
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1. (190) Elijo el júbilo de Dios en lugar del
dolor.
2El dolor es mi
propia invención. 3No es un
pensamiento de Dios, sino uno que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad. 4Su Voluntad para
Su Hijo bienamado es dicha y sólo dicha. 5Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo
inventé.
6No
soy un cuerpo. 7Soy
libre.
8Pues
aún soy tal como Dios me creó.
29 DE
JULIO
VI. Más allá
del cuerpo
1. No hay nada
externo a ti. 2Esto es lo que finalmente tienes que aprender, pues es
el reconocimiento de que el Reino de los Cielos te ha sido restaurado. 3Pues eso fue lo único que Dios creó, y Él no lo abandonó ni se
separó a Sà Mismo de él. 4El Reino de los Cielos es la morada del
Hijo de Dios, quien no abandonó a su Padre ni mora separado de Él. 5El Cielo no es un lugar ni tampoco una condición. 6Es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad * y el conocimiento de que no hay nada más: nada
fuera de esta unicidad, ni nada adentro.
2. ¿Qué otra
cosa podrÃa dar Dios, sino el conocimiento de Sà Mismo? 2¿Hay algo
más que se pueda dar? 3La creencia de que puedes dar u obtener otra
cosa -algo externo a ti- te ha costado la conciencia del Cielo y la de tu
Identidad. 4Y has hecho algo todavÃa más extraño, de lo cual ni
siquiera te has percatado: 5Has transferido la culpabilidad de tu
mente a tu cuerpo. 6El cuerpo, no obstante, no puede ser culpable,
pues no puede hacer nada por su cuenta. 7Tú que crees odiar a tu
cuerpo, no haces sino engañarte a ti mismo. 8Odias a tu mente, pues
la culpabilidad se ha adentrado en ella, y procura mantenerse separada de la
mente de tu hermano, lo cual no puede hacer.
3. Las mentes
están unidas, los cuerpos no. 2Sólo al atribuirle a la mente las
propiedades del cuerpo parece posible la separación. 3Y es la mente
la que parece ser algo privado, y estar fragmentada y sola. 4Proyecta su culpabilidad, que es lo que la mantiene separada, sobre
el cuerpo, el cual sufre y muere porque se le ataca a fin de mantener viva la
separación en la mente e impedir que conozca su Identidad. 5La mente
no puede atacar, pero puede forjar fantasÃas y ordenarle al cuerpo que las
exteriorice. 6Mas lo que el cuerpo hace nunca parece satisfacer a la
mente. 7A menos que la mente crea que el cuerpo está realmente
exteriorizando sus fantasÃas, lo atacará proyectando aún más
culpabilidad sobre él.
4. En esto la
mente está claramente engañada. 2No puede atacar, pero sostiene que
sà puede, y para probarlo, se vale de lo que hace para hacerle daño al
cuerpo. 3La mente no puede atacar, pero puede engañarse a sà misma. 4Y eso es todo lo que hace cuando cree que ha atacado al cuerpo. 5Puede proyectar su culpabilidad, pero no puede deshacerse de
ella proyectándola. 6Y aunque es obvio que puede percibir la función
del cuerpo erróneamente, no puede cambiar la función que el EspÃritu Santo
le asignó a éste. 7El cuerpo no es el fruto del amor. 8Aun
asÃ, el amor no lo condena y puede emplearlo amorosamente, respetando lo que el
Hijo de Dios engendró y utilizándolo para salvar al Hijo de sus propias
ilusiones.
5. ¿No te
gustarÃa que los medios de la separación fueran reinterpretados como medios
de salvación y se usasen para los fines del amor? 2¿No le darÃas la
bienvenida y le prestarÃas tu apoyo a este intercambio de fantasÃas de venganza
por tu liberación de ellas? 3La percepción que tienes del cuerpo
puede ser ciertamente enfermiza, pero no debes proyectar eso sobre él. 4Pues tu deseo de hacer que lo que no tiene la capacidad de destruir
sea destructivo, no puede tener ningún efecto real. 5Lo que Dios
creó sólo puede ser como Él quiere que sea, pues asà lo dispone Su
Voluntad. 6Tú no puedes hacer que Su Voluntad sea destructiva. 7Puedes, no obstante, forjar fantasÃas en las que tu
voluntad entra en conflicto con la Suya, pero eso es todo.
6. Es una
locura usar el cuerpo como chivo expiatorio sobre el que descargar tu
culpabilidad, dirigiendo sus ataques y culpándolo luego por lo que tú mismo
quisiste que hiciese. 2Es imposible exteriorizar fantasÃas, 3pues éstas siguen siendo lo que tú deseas y no tienen nada que ver
con lo que el cuerpo hace. 4El cuerpo no sueña con ellas, y lo único
que éstas hacen es convertirlo en un lastre en vez de en algo útil. 5Pues las fantasÃas han hecho de tu cuerpo tu "enemigo"; algo débil,
vulnerable y traicionero, merecedor del odio que le tienes. 6¿De qué
te ha servido todo esto? 7Te has identificado con eso que odias,
el instrumento de venganza y la aparente fuente de tu culpabilidad. 8Le has hecho esto a algo que no tiene significado, proclamándolo la
morada del Hijo de Dios y haciendo luego que se vuelva contra
él.
7. Éste es el
anfitrión de Dios que tú has engendrado. 2Y ni Dios ni Su
santÃsimo Hijo pueden hospedarse en una morada donde reina el odio, y donde tú
has sembrado semillas de venganza, violencia y muerte. 3Esa cosa que
engendraste para que estuviese al servicio de tu culpabilidad se interpone entre
ti y otras mentes. 4Las mentes están unidas, pero tú no te
identificas con ellas. 5Te ves a ti mismo encerrado en una celda
aparte, aislado e inaccesible, y tan incapaz de establecer contacto con otros
como de que otros lo establezcan contigo. 6Odias esta prisión que has
construido, y procuras destruirla. 7Pero no quieres escaparte de
ella ni dejarla indemne y libre de toda culpa.
8. Sin
embargo, ésa es la única manera de escapar. 2La morada de la venganza
no es tu hogar. aEl lugar que reservaste para que albergase a tu odio
no es una prisión, sino una ilusión de ti mismo. 3El cuerpo es un
lÃmite que se le impone a la comunicación universal, la cual es un atributo
eterno de la mente. 4Mas la comunicación es algo interno. 5La mente se extiende hasta sà misma. 6No se compone de
diferentes partes que se extienden hasta otras. 7No sale afuera. 8Dentro de sà misma es ilimitada, y no hay nada externo a ella. 9Lo abarca todo. 10Te abarca completamente: tú te
encuentras dentro de ella y ella dentro de ti. 11No hay nada más en
ninguna parte ni jamás lo habrá.
9. El cuerpo
es algo externo a ti, y sólo da la impresión de rodearte, de aislarte de
los demás y de mantenerte separado de ellos y a ellos de ti. 2Pero el
cuerpo no existe. 3No hay ninguna barrera entre Dios y Su Hijo, y Su
Hijo no puede estar separado de Sà Mismo, salvo en ilusiones. 4Ésa no
puede ser su realidad, aunque él crea que lo es. 5Sólo podrÃa serlo
si Dios se hubiese equivocado. 6Dios habrÃa tenido que crear de
modo diferente y haberse separado de Su Hijo para que eso fuese posible. 7Él habrÃa tenido que crear diferentes cosas, y establecer diferentes
órdenes de realidad, de los que sólo algunos fuesen amor. 8Pero
el amor tiene que ser eternamente igual a sà mismo, sin alternativas e
inmutable para siempre. 9Y, por lo tanto, asà es. 10Tú no puedes poner una barrera a tu alrededor porque Dios no puso
ninguna entre tú y Él.
10. Puedes
alzar la mano y tocar el Cielo. 2Tú, cuya mano se encuentra asida a
la de tu hermano, has comenzado a extenderte más allá del cuerpo, pero no fuera
de ti mismo, para alcanzar juntos la Identidad que compartÃs. 3¿Cómo
iba a encontrarse dicha Identidad fuera de vosotros donde Dios no está? 4¿Acaso es Él un cuerpo? 5¿E iba a haberte creado
diferente de Sà Mismo y donde Él no podrÃa morar? 6Él es lo único que
te rodea. 7¿Qué limitaciones puedes tener tú a quien Él
abarca?
11. Todo el
mundo ha experimentado lo que podrÃa describirse cómo una sensación de ser
transportado más allá de sà mismo. 2Esta sensación de liberación va
mucho más allá del sueño de libertad que a veces se espera encontrar en las
relaciones especiales. 3Es una sensación de habernos escapado
realmente de toda limitación. 4Si examinases lo que esa sensación de
ser "transportado" realmente supone, te darÃas cuenta de que es una súbita
pérdida de la conciencia corporal, y una experiencia de unión con otra cosa en
la que tu mente se expande para abarcarÃa. 5Esa otra cosa pasa a
formar parte de ti al tú unirte a ella. 6Y tanto tú como ella os
completáis, y ninguno se percibe entonces como separado. 7Lo que
realmente sucede es que has renunciado a la ilusión de una conciencia limitada y
has dejado de tenerle miedo a la unión. 8El amor que instantáneamente
reemplaza a ese miedo se extiende hasta lo que te ha liberado y se une a ello. 9Y mientras esto dura no tienes ninguna duda acerca de tu Identidad
ni deseas limitarla. 10Te has escapado del miedo y has alcanzado la
paz, no cuestionando la realidad, sino simplemente aceptándola. 11Has aceptado esto en lugar del cuerpo, y te has permitido a ti
mismo ser uno con algo que se encuentra más allá de éste, al simplemente no
permitir que tu mente esté limitada por él.
12. Esto puede
ocurrir independientemente de la distancia fÃsica que parezca haber entre ti y
aquello a lo que te unes; independientemente de vuestras respectivas
posiciones en el espacio o de vuestras diferencias de tamaño y aparente calidad. 2El tiempo es irrelevante: la unión puede ocurrir con algo pasado,
presente o con algo que se prevé. 3Ese "algo" puede ser cualquier
cosa y estar en cualquier parte; puede ser un sonido, algo que se ve, un
pensamiento, un recuerdo, o incluso una idea cualquiera sin ninguna
referencia concreta. 4Mas siempre te unes a ello sin reservas porque
lo amas y quieres estar a su lado. 5Por eso te apresuras a ir a su
encuentro, dejando que tus limitaciones se desvanezcan, aboliendo todas las
"leyes" que tu cuerpo obedece y apartándote serenamente de
ellas.
13. No hay
violencia alguna en este escape. 2No se ataca al cuerpo, sino
simplemente se le percibe correctamente. 3El cuerpo no puede
limitarte, ya que ésa no es tu voluntad. 4En realidad no se te "saca"
de él, ya que no puede contenerte. 5Te diriges hacia donde realmente
quieres estar, adquiriendo, no perdiendo, una sensación de Ser. 6En
estos instantes en que te liberas de toda restricción fÃsica, experimentas mucho
de lo que sucede en el instante santo: un levantamiento de las barreras del
tiempo y del espacio, una súbita experiencia de paz y alegrÃa. aMas
por encima de todo, pierdes toda conciencia del cuerpo y dejas de dudar acerca
de si todo esto es posible o no.
14. Es posible
porque tú lo deseas. 2En la súbita expansión de conciencia que
tiene lugar sólo con que tú lo desees reside el irresistible atractivo del
instante santo. 3Te exhorta a que seas tú mismo, en la seguridad de
su abrazo. 4Ahà se te libera de todas las leyes de la limitación y se
te da la bienvenida a la mentalidad receptiva y a la libertad. 5Ven a
este lugar de refugio, donde puedes ser tú mismo en paz. 6No mediante
la destrucción ni mediante un escape, sino simplemente mediante una serena
fusión. 7Pues la paz se unirá a ti allà sencillamente porque has
estado dispuesto a abandonar los lÃmites que le habÃas impuesto al amor, y
porque te uniste a él allà donde mora y adonde te condujo, en respuesta a su
dulce llamada a que estés en paz.
LECCIÓN
211
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1.
(191) Soy
el santo Hijo de Dios Mismo.
2En
silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla
en el Hijo que Él creó como mi Ser.
3No
soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues
aún soy tal como Dios me creó.
30 DE
JULIO
VII. No tengo
que hacer nada
1. Tienes
todavÃa demasiada fe en el cuerpo como fuente de fortaleza. 2¿Qué planes haces que de algún modo no sean para su comodidad,
protección o disfrute? 3De acuerdo con tu interpretación, esto
hace del cuerpo un fin y no un medio, lo cual siempre quiere decir que todavÃa
te atrae el pecado. 4Nadie que aún acepte el pecado como su objetivo,
puede aceptar la Expiación. 5Por lo tanto, todavÃa no has aceptado tu única responsabilidad. 6Aquellos que prefieren el dolor y la
destrucción no le dan la bienvenida a la Expiación.
2. Hay algo
que nunca has hecho: jamás te has olvidado completamente del cuerpo. 2Quizá alguna que otra vez lo hayas perdido de vista, pero nunca ha
desaparecido del todo. 3No se te pide que dejes que eso ocurra por
más de un instante; sin embargo, en ese instante es cuando se produce el milagro
de la Expiación. 4Después verás el cuerpo de nuevo, pero nunca
como lo veÃas antes. 5Y cada instante que pases sin ser consciente de
tu cuerpo te proporcionará una perspectiva diferente de él cuando
regreses.
3. No hay ni
un solo instante en el que el cuerpo exista en absoluto. 2Es
siempre algo que se recuerda o se prevé, pero nunca se puede tener una
experiencia de él ahora mismo. 3Sólo su pasado y su futuro
hacen que parezca real. 4El tiempo lo controla enteramente, pues
el pecado nunca se encuentra totalmente en el presente. 5En
cualquier momento que desees podrÃas experimentar la atracción de la
culpabilidad como dolor, y, por lo tanto, evitarÃas sucumbir a ella. 6La culpabilidad no ejerce ninguna atracción en el ahora. 7Toda su atracción es imaginaria, y asÃ, es algo en lo que se
piensa en conexión con el pasado o con el futuro.
4. Es
imposible aceptar el instante santo sin reservas a no ser que estés dispuesto,
aunque sólo sea por un instante, a no ver el pasado ni el futuro. 2No
te puedes preparar para él sin ubicarlo en el futuro. 3La liberación
se te concede en el instante en que la desees. 4Son muchos los que se
han pasado toda una vida preparándose y ciertamente han tenido sus momentos
de éxito. 5Este curso no pretende enseñar más de lo que ellos
aprendieron en el tiempo, pero sà se propone ahorrar tiempo. 6Tal vez
estés tratando de seguir un camino muy largo hacia el objetivo que has
aceptado. 7Es extremadamente difÃcil alcanzar la Expiación luchando
contra el pecado. 8Son muchos los esfuerzos que se llevan a cabo
tratando de hacer santo aquello que se odia y se aborrece. 9No
es necesario tampoco que dediques toda tu vida a la contemplación, ni que te
pases largos perÃodos de tiempo meditando con objeto de romper tu atadura
al cuerpo. 10Todos esos intentos tendrán éxito a la larga debido a su
propósito. 11Pero los medios son tediosos y requieren mucho tiempo,
pues todos ven la liberación de la condición actual de insuficiencia y falta de
valor en el futuro.
5. Tu camino
será diferente, no en cuanto a su propósito, sino en cuanto a los medios. 2La relación santa es un medio de ahorrar tiempo. 3Un
instante que tú y tu hermano paséis juntos os restituye el universo a
ambos. 4Ya estás listo. 5Ahora sólo tienes que
recordar que no tienes que hacer nada. 6SerÃa mucho más efectivo
ahora que te concentrases únicamente en esto, que reflexionar sobre lo que debes
hacer. 7Cuando la paz llega por fin a los que luchan contra la
tentación y batallan para no sucumbir al pecado; cuando la luz llega por fin a
la mente que se ha dedicado a la contemplación; o cuando finalmente alguien
alcanza la meta, ese momento siempre viene acompañado de este feliz
descubrimiento: "No tengo que hacer nada".
6. He aquà la
liberación final que todos hallarán algún dÃa a su manera y a su debido tiempo. 2Tú no tienes necesidad de ese tiempo. 3Se te ha
economizado tiempo porque tú y tu hermano estáis juntos. 4Éste es el
medio especial del que este curso se vale para economizarte tiempo. 5No aprovechas el curso si te empeñas en utilizar medios que le han
resultado muy útiles a otros, y descuidas lo que se estableció para ti. 6Ahorra tiempo valiéndote únicamente de los medios que aquà se
ofrecen, y no hagas nada más. 7"No tengo que hacer nada" es una declaración de
fidelidad y de una lealtad verdaderamente inquebrantable. 8Créelo
aunque sólo sea por un instante, y lograrás más que con un siglo de
contemplación o de lucha contra la tentación.
7. Hacer algo
siempre involucra al cuerpo. 2Y si reconoces que no tienes que hacer
nada, habrás dejado de otorgarle valor al cuerpo en tu mente. 3He
aquà la puerta abierta que te ahorra siglos de esfuerzos, pues a través de ella
puedes escaparte de inmediato, liberándote asà del tiempo. 4Ésta es
la forma en que el pecado deja de ser atractivo en este mismo momento. 5Pues con ello se niega el tiempo, y, asÃ, el pasado y el futuro
desaparecen. 6El que no tiene que hacer nada no tiene necesidad de
tiempo. 7No hacer nada es descansar, y crear un lugar dentro de ti
donde la actividad del cuerpo cesa de exigir tu atención. 8A ese
lugar llega el EspÃritu Santo, y ahà mora. 9Él permanecerá ahà cuando
tú te olvides y las actividades del cuerpo vuelvan a abarrotar tu mente
consciente.
8. Mas este
lugar de reposo al que siempre puedes volver siempre estará ahÃ. 2Y serás más consciente de este tranquilo centro de la tormenta, que
de toda su rugiente actividad. 3Este tranquilo centro, en el que no
haces nada, permanecerá contigo, brindándote descanso en medio del ajetreo
de cualquier actividad a la que se te envÃe. 4Pues desde este centro
se te enseñará a utilizar el cuerpo impecablemente *. 5Este centro, del que el cuerpo está
ausente, es lo que hará que también esté ausente de tu conciencia.
LECCIÓN
212
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1.
(192) Tengo
una función que Dios quiere que desempeñe.
2Busco
la función que me ha de liberar de todas las vanas ilusiones del mundo. 3Solamente
la función que Dios me dio puede ofrecerme libertad. 4Eso
es lo único que busco y lo único que aceptaré como
propio.
5No
soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues
aún soy tal como Dios me creó.
31 DE
JULIO
VIII. El
pequeño jardÃn
1. Estar
consciente del cuerpo es lo único que hace que el amor parezca limitado, 2pues el cuerpo es un lÃmite que se le impone al amor. 3La creencia en un amor limitado fue lo que dio origen al cuerpo, que
fue concebido para limitar lo ilimitado. 4No creas que esto es algo
meramente alegórico, pues el cuerpo fue concebido para limitarte a ti. 5¿Cómo podrÃas tú, que te ves a ti mismo dentro de un cuerpo, saber
que eres una idea? 6 Identificas todo lo que reconoces con cosas
externas, con algo externo a ello mismo. 7Ni siquiera puedes pensar
en Dios sin imaginártelo en un cuerpo, o en alguna forma que creas
reconocer.
2. El cuerpo
es incapaz de saber nada. 2Y mientras limites tu conciencia a
sus insignificantes sentidos, no podrás ver la grandeza que te rodea. 3Dios no puede hacer acto de presencia en un cuerpo ni tú puedes
unirte a Él ahÃ. 4Todo lÃmite que se le imponga al amor parecerá
siempre excluir a Dios y mantenerte a ti separado de Él. 5El cuerpo
es una diminuta cerca que rodea a una pequeña parte de una idea que es completa
y gloriosa. 6El cuerpo traza un cÃrculo, infinitamente pequeño,
alrededor de un minúsculo segmento del Cielo, lo separa del resto, y proclama
que tu reino se encuentra dentro de él, donde Dios no puede hacer acto de
presencia.
3. Dentro de ese reino el ego rige cruelmente. 2Y para
defender esa pequeña mota de polvo te ordena luchar contra todo el universo. 3Ese fragmento de tu mente es una parte tan pequeña de ella que, si
sólo pudieses apreciar el todo del que forma parte, verÃas instantáneamente
que en comparación es como el más pequeño de los rayos del sol; o como la ola
más pequeña en la superficie del océano. 4En su increÃble ignorancia,
ese pequeño rayo ha decidido que él es el sol, y esa ola casi imperceptible se
exalta a sà misma como si fuese todo el océano. 5Piensa cuán solo y
asustado tiene que estar ese diminuto pensamiento, esa ilusión infinitesimal,
que se mantiene separado del universo y enfrentado a él. 6El sol se
vuelve el "enemigo" del rayo de sol al que quiere devorar, y el océano
aterroriza a la pequeña ola y se la quiere tragar.
4. Mas
ni el sol ni el océano se dan cuenta de toda esta absurda e insensata actividad. 2Ellos sencillamente continúan existiendo, sin saber que son temidos
y odiados por un Ãnfimo fragmento de sà mismos. 3Aun asÃ, no han
perdido conciencia de ese segmento, pues éste no podrÃa subsistir separado de
ellos. 4Y lo que piensa que es, no cambia en modo alguno su total
dependencia de ellos para su propia existencia, 5toda vez que ésta
radica en ellos. 6Sin el sol el rayo desaparecerÃa, y sin el océano
la ola serÃa inconcebible.
5. Tal es la
extraña situación en la que parecen hallarse aquellos que viven en un mundo
habitado por cuerpos. 2Cada cuerpo parece ser el albergue de una
mente separada, de un pensamiento desconectado del resto, que vive solo y
que de ningún modo está unido al Pensamiento mediante el cual fue creado. 3Cada diminuto fragmento parece ser autónomo, y necesitar a otros
para algunas cosas, pero sin ser en modo alguno completamente dependiente
para todo de su único Creador, ya que necesita la totalidad para poder
tener algún significado, pues por sà solo no significa nada. 4Ni
tampoco puede tener una vida aparte e independiente.
6. Al igual
que el sol y el océano tu Ser continúa existiendo, sin darse cuenta de que ese
minúsculo fragmento se considera a sà mismo ser tú. 2No es que esté
ausente, pues no podrÃa existir si estuviese separado, ni el todo del que forma
parte estarÃa completo sin él. 3No es un reino aparte, regido
por la idea de que está separado del resto. 4Ni tampoco está rodeado
de una cerca que le impide unirse al resto, o que lo mantiene separado de su
Creador. 5Este pequeño aspecto no es diferente de la totalidad,
ya que hay continuidad entre ambos y es uno con ella. 6No vive una
vida separada, pues su vida es la unicidad en la que su ser fue creado.
7. No aceptes
ese nimio y aislado aspecto como tu identidad. 2El sol y el
océano no son nada en comparación con lo que tú eres. 3El rayo
refulge sólo a la luz del sol, y la ola ondula mientras descansa sobre el
océano. 4Pero ni en el sol ni en el océano se encuentra el poder
que mora en ti. 5¿PreferirÃas permanecer dentro de tu mÃsero reino, y
seguir siendo un triste rey, un amargado gobernante de todo lo que
contempla, que aunque no ve nada está dispuesto a dar la vida por ello? 6Este pequeño yo no es tu reino. 7Elevado como un arco muy
por encima de él y rodeándolo con amor se encuentra la gloriosa totalidad, la
cual ofrece toda su felicidad y profunda satisfacción a todas sus partes. 8El pequeño aspecto que piensas haber aislado no es una
excepción.
8. El amor no
sabe nada de cuerpos y se extiende a todo lo que ha sido creado como él mismo. 2Su absoluta falta de lÃmites es su significado. 3Es completamente imparcial en su dar, y abarca todo únicamente a fin
de conservar y mantener intacto lo que desea dar. 4¡Cuán poco te
ofrece tu mÃsero reino! 5¿No es allÃ, entonces, donde le deberÃas
pedir al amor que entre? 6Contempla el desierto -árido y
estéril, calcinado y triste- que constituye tu mÃsero reino. 7Y
reconoce la vida y la alegrÃa que el amor le llevarÃa procedente de donde
él viene y adonde quiere retornar contigo.
9. El
Pensamiento de Dios rodea tu mÃsero reino y espera ante la barrera que
construiste, deseoso de entrar y de derramar su luz sobre el terreno yermo. 2¡Mira cómo brota la vida por todas partes! 3El
desierto se convierte en un jardÃn lleno de verdor, fértil y plácido, ofreciendo
descanso a todos los que se han extraviado y vagan en el polvo. 4Ofréceles este lugar de refugio, que el amor preparó para ellos allÃ
donde antes habÃa un desierto. 5Y todo aquel a quien le des la
bienvenida te brindará el amor del Cielo. 6Entran de uno en uno en
ese santo lugar, pero no se marchan solos, que fue como vinieron. 7El
amor que trajeron consigo les acompañará siempre, al igual que a ti. 8Y bajo su beneficencia tu pequeño jardÃn crecerá y acogerá a todos
los que tienen sed de agua viva, pero están demasiado exhaustos para poder
seguir adelante solos.
10. Sal a su
encuentro, pues traen a tu Ser consigo. 2Y condúcelos dulcemente a tu
plácido jardÃn, y recibe allà su bendición. 3De este modo, tu jardÃn
crecerá y se extenderá a través del desierto, y no dejará afuera ni un solo
mÃsero reino excluido del amor, dejándote a ti adentro. 4Y tú te
reconocerás a ti mismo, y verás tu pequeño jardÃn transformarse dulcemente en el
Reino de los Cielos con todo el amor de su Creador resplandeciendo sobre
él.
11. El
instante santo es la invitación que le haces al amor para que entre en tu
desolado y pesaroso reino y lo transforme en un jardÃn de paz y de
bienvenida. 2La respuesta del amor no se hace esperar. 3Llegará porque tú viniste sin el cuerpo y no interpusiste barrera
alguna que pudiese obstaculizar su feliz llegada. 4En el instante
santo, le pides al amor únicamente lo que él ofrece a todos, ni más ni menos. 5Y al pedirlo todo, recibirás todo. 6Y tu radiante
Ser elevará el Ãnfimo aspecto que trataste de ocultar del Cielo, directamente
hasta éste. 7Ninguna parte del amor puede invocar al todo en vano. 8Ningún Hijo de Dios se encuentra excluido de Su
Paternidad.
12. Puedes estar seguro de esto: el amor ha entrado a formar parte de tu
relación especial, y ha entrado de lleno en respuesta a tu vacilante solicitud. 2Tú no te das cuenta de que ha llegado porque aún no has
levantado todas las barreras que construiste contra tu hermano. 3Y
ninguno de vosotros será capaz de darle la bienvenida al amor por separado. 4Es tan imposible que tú puedas conocer a Dios solo como que Él pueda
conocerte a ti sin tu hermano. 5Mas juntos no podrÃais dejar de
ser conscientes del amor, del mismo modo en que el amor no podrÃa no conoceros
ni dejar de reconocerse a sà mismo en vosotros.
13. Has
llegado al final de una jornada ancestral, y aún no te has dado cuenta de que ya
concluyó. 2TodavÃa estás exhausto, y el polvo del desierto aún parece
empañar tus ojos y cegarte. 3Pero Aquel a Quien has dado la
bienvenida ha venido a ti y quiere darte la bienvenida. 4Ha estado
esperando mucho tiempo para hacer eso. 5RecÃbela de Él ahora, pues Su
Voluntad es que lo conozcas. 6Sólo un pequeño muro de polvo se
interpone todavÃa entre tu hermano y tú. 7Sóplalo ligeramente con
gran alborozo y verás cómo desaparece. 8Y entrad en el jardÃn que el
amor ha preparado para vosotros dos.
LECCIÓN
213
No
soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me
creó.
1.
(193) Todas
las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
2Una
lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que
concebà que me hacen daño. 3Lo
que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. 4Por
eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las
mÃas.
5No
soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues
aún soy tal como Dios me creó.