UN CURSO DE MILAGROS - FRASES DEL DÍA
DICIEMBRE
1 DE
DICIEMBRE
VIII. El
anti-Cristo
1. ¿Qué es un
Ãdolo? 2¿Crees saberlo? 3Pues los Ãdolos no se
reconocen como tales y nunca se ven como realmente son. 4Ése es
su único poder. 5Su propósito es turbio, y son a la vez
temidos y venerados porque no sabes para qué son, ni para qué se
concibieron. 6Un Ãdolo es una imagen de tu hermano a la que
atribuyes más valor que a él. 7Sea cual sea la forma de los Ãdolos,
los inventas para reemplazar a tu hermano. 8Y esto es lo que
nunca se percibe o se reconoce. 9Mas asà es, trátese de un cuerpo o
de una cosa; de un lugar o de una situación; de una circunstancia o de un objeto
que se posea o se desee; de un derecho que se exija o de uno que ya se
tenga.
2. No dejes
que las formas que adoptan te engañen, 2pues los Ãdolos no son sino
sustitutos de tu realidad. 3De alguna manera crees que completan tu
pequeño yo, ofreciéndote asà seguridad en un mundo que percibes como peligroso,
y en el que hay fuerzas que se han aglutinado a fin de quebrantar tu
confianza y destruir tu paz. 4Crees que los Ãdolos tienen el poder de
remediar tus deficiencias y de proporcionarte la valÃa que no tienes. 5Todo aquel que cree en ellos se convierte en esclavo de la pequeñez
y de la pérdida. 6Y asÃ, tiene que buscar más allá de su pequeño yo
la fuerza necesaria para levantar la cabeza y emanciparse de todo el sufrimiento
que el mundo refleja. 7Ésta es la sanción que pagas por no buscar en
tu interior la certeza y la tranquilidad que te libera del mundo y que te
permite alzarte por encima de él, en quietud y en paz.
3. Un Ãdolo es
una falsa impresión o una creencia falsa; alguna forma de anti-Cristo que
constituye una brecha entre el Cristo y lo que tú ves. 2Un Ãdolo es
un deseo hecho tangible al que se le ha dado forma, que se percibe entonces como
real y se ve como algo externo a la mente. 3No obstante, sigue siendo
un pensamiento y no puede abandonar la mente de la que procede. 4Ni
tampoco su forma es algo separado de la idea que representa. 5Toda
forma de anti-Cristo se opone a Cristo. 6Y pende ante Su faz como un
oscuro velo que parece separarte de Él, dejándote solo y desamparado
en las tinieblas. 7La luz, sin embargo, está ahÃ. 8Una
nube no puede apagar el sol. 9Ni un velo puede hacer desaparecer
aquello que parece dividir, ni atenuar en lo más mÃnimo la luz
misma.
4. Este mundo
de Ãdolos es un velo que cubre la faz de Cristo porque su propósito es separarte
de tu hermano. 2Es un propósito tenebroso y temible, y, sin
embargo, es un pensamiento que ni siquiera tiene el poder de cambiar una brizna
de hierba de algo vivo a un signo de muerte. 3Su forma no está en
ninguna parte, pues su fuente está en aquella parte de tu mente de la que Dios
está ausente. 4¿Dónde se encuentra este lugar del que se ha
excluido y se ha mantenido aparte lo que está en todas partes? 5¿Qué
mano podrÃa alzarse y obstruir los designios de Dios? 6¿De quién es
la voz que podrÃa exigir que Él no entrase? 7Lo que se cree
"más-que-todo" no es algo que deba hacerte temblar o que deba acobardarte. 8El enemigo de Cristo no está en ninguna parte. 9No puede
adoptar ninguna forma en la que jamás pueda ser real.
5. ¿Qué es un
Ãdolo? 2¡Un Ãdolo no es nada! 3Se necesita creer en él
para que parezca cobrar vida, y se le tiene que dotar de poder para que pueda
ser temido. 4Su vida y su poder son el regalo que le da el que cree
en él, y esto es lo que el milagro restituye a lo que sà tiene vida y poder
dignos del don del Cielo y de la paz eterna. 5El milagro no restaura
la verdad, que es la luz que el velo no pudo apagar. 6Simplemente
descorre el velo, y deja que la verdad brille libremente, al ser lo que es. 7La verdad no necesita que se crea en ella para ser lo que es, pues
ha sido creada, y, por lo tanto, es.
6. Un Ãdolo se
establece creyendo en él, y cuando la creencia se abandona, el Ãdolo "muere". 2Esto es lo que es el anti-Cristo: la extraña idea de que hay un
poder más allá de la omnipotencia, un lugar más allá del infinito y un tiempo
que transciende lo eterno. 3Ahà el mundo de los Ãdolos ha sido
establecido por la idea de que ese poder, lugar y tiempo tienen forma, y de que
configuran el mundo en el que lo imposible ha ocurrido. 4Ahà lo
inmortal viene a morir, lo que todo lo abarca a sufrir pérdidas y lo eterno a
convertirse en esclavo del tiempo. 5Ahà lo inmutable cambia, y la paz
de Dios, que Él otorgó para siempre a toda cosa viviente, da paso al caos. 6Y el Hijo de Dios, tan perfecto, impecable* y amoroso como su Padre, viene a odiar por un
tiempo, a padecer y finalmente a morir.
7. ¿Dónde
están los Ãdolos? 2¡En ninguna parte! 3¿ PodrÃa haber
brechas en lo que es infinito? a¿PodrÃa haber un lugar en el que el
tiempo pudiese interrumpir la eternidad? 4Un paraje de oscuridad
allà donde todo es luz o un sombrÃo nicho dentro de lo que es infinito no tiene un lugar donde poder existir. 5Los Ãdolos están
más allá de donde Dios ha establecido todas las cosas para siempre, y donde
no dejó cabida para nada, excepto Su Voluntad. 6Un Ãdolo no es nada,
ni se encuentra en ninguna parte, mientras que Dios lo es todo y se encuentra en
todas partes.
8. ¿Cuál es,
entonces, el propósito de los Ãdolos? 2¿Cuál es su finalidad? 3Ésta es la única pregunta para la que hay muchas respuestas,
dependiendo de a quién se le haya preguntado. 4El mundo cree en
Ãdolos. 5Nadie viene a él a menos que los haya venerado y trate
todavÃa de buscar uno que aún le pueda ofrecer un regalo que la realidad no
posee. 6Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades
especiales le han de dar más de lo que otras personas poseen. 7Tiene
que ser más. 8No importa realmente de qué se trate: más belleza, más
inteligencia, más riqueza o incluso más aflicción o dolor. 9Pero para
eso es un Ãdolo, para darte más de algo. 10Y cuando uno falla otro
viene a ocupar su lugar, y tú esperas que te pueda conseguir más de otra cosa. 11No te dejes engañar por las formas en que esa "otra cosa" se
manifiesta. 12Un Ãdolo es un medio para obtener más de algo. 13Y eso es lo que va en contra de la Voluntad de
Dios.
9. Dios no
tiene muchos hijos, sino uno sólo. 2¿A cuál de ellos se le puede dar
más y a cuál menos? 3En el Cielo el Hijo de Dios no podrÃa por menos
que reÃrse de la idea de que un Ãdolo pudiese interrumpir su paz. 4El
EspÃritu Santo habla en nombre de ese Hijo, y te dice que los Ãdolos no tienen
ningún propósito aquÃ. 5Pues más que el Cielo jamás podrás tener. 6Y si el Cielo se encuentra en ti, ¿por qué ir en pos de Ãdolos
que lo menoscabarÃan, creyendo que te van a dar más de lo que Dios os
otorgó a tu hermano y a ti, en cuanto que uno con Él? 7Dios te dio
todo lo que existe. 8Y para asegurarse de que no lo pudieses perder,
se lo dio también a toda cosa viviente. 9Y asÃ, toda cosa viviente es
parte de ti, asà como de Él. 10Ningún Ãdolo puede hacer que seas más
que Dios. 11Mas nunca estarás satisfecho siendo
menos.
LECCIÓN
336
El perdón
me enseña que todas las mentes están unidas.
1. El perdón
es el medio a través del cual a la percepción le llega su fin. 2El
conocimiento es restituido una vez que la percepción ha sido transformada y ha
dado paso enteramente a lo que por siempre ha de estar más allá de su más
elevado alcance. 3Pues las imágenes y los sonidos tan sólo pueden
servir, en el mejor de los casos, para evocar el recuerdo que yace tras todos
ellos. 4El perdón elimina las distorsiones y revela el altar a
la verdad que se hallaba oculto. 5Sus blancas azucenas refulgen en la
mente, y la instan a regresar y a mirar en su interior para encontrar lo que en
vano ha buscado afuera. 6Pues ahÃ, y sólo ahÃ, se restaura la paz
interior, al ser la morada de Dios Mismo.
2. Que el
perdón elimine en la quietud mis sueños de separación y de pecado. 2Y
que entonces pueda mirar, Padre, en mi interior y descubrir que Tu promesa de
que en mà no hay pecado es verdad; que Tu Palabra permanece inalterada en mi
mente y que Tu Amor reside todavÃa en mi corazón.
2 DE
DICIEMBRE
IX. El sueño
de perdón
1. El que es
esclavo de Ãdolos lo es porque está dispuesto a serlo. 2Y dispuesto
tiene que estar para poderse postrar en adoración ante lo que no tiene vida y
buscar poder en lo que es impotente. 3¿Qué le sucedió al santo Hijo
de Dios para que su deseo fuese dejarse caer más bajo que las piedras del suelo
y esperar que los Ãdolos lo elevasen? 4Escucha, pues, tu historia en
el sueño que tejiste, y pregúntate si no es verdad que no crees que es un sueño.
2. En la mente
que Dios creó perfecta como Él Mismo se adentró un sueño de juicios. 2Y en ese sueño el Cielo se trocó en infierno, y Dios se convirtió en
el enemigo de Su Hijo. 3¿Cómo puede despertar el Hijo de Dios de
este sueño? 4Es un sueño de juicios. 5Para despertar, por
lo tanto, tiene que dejar de juzgar. 6Pues el sueño parecerá
prolongarse mientras él forme parte de él. 7No juzgues, pues el que
juzga tiene necesidad de Ãdolos para evitar que sus juicios recaigan sobre él
mismo. 8No puede tampoco conocer al Ser al que ha condenado. 9No juzgues, pues si lo haces, pasas a formar parte de sueños
malvados en los que los Ãdolos se convierten en tu "verdadera" identidad,
asà como en la salvación del juicio que, lleno de terror y culpabilidad,
emitiste acerca de ti mismo.
3. Todas las
figuras del sueño son Ãdolos, concebidos para que te salven del sueño. 2No obstante, forman parte de aquello para salvarte de lo cual
fueron concebidos. 3De esta manera, el Ãdolo mantiene el sueño vivo y
temible, pues, ¿quién podrÃa desear un Ãdolo a no ser que estuviese aterrorizado
y lleno de desesperación? 4Esto es lo que el Ãdolo representa. aVenerarlo, por lo tanto, es venerar la desesperación, el terror y el
sueño de donde éstos proceden. 5Todo juicio es una injusticia contra
el Hijo de Dios, y es justo que el que le juzgue no escape la pena que se impuso
a sà mismo dentro del sueño que forjó. 6Dios sabe de justicia, no de
castigos. 7Pero en el sueño de juicios tú atacas y te condenas a ti
mismo; y deseas ser el esclavo de Ãdolos que se interponen entre tus juicios y
la pena que éstos conllevan.
4. No puede
haber salvación en el sueño tal como lo estás soñando. 2Pues los
Ãdolos no pueden sino ser parte de él, para salvarte de lo que crees haber hecho
y de lo que crees que hiciste para volverte un pecador y extinguir la luz
interna. 3Criatura de Dios, la luz aún se encuentra en ti. 4No estás sino soñando, y los Ãdolos son los juguetes con los que
sueñas que juegas. 5¿Quiénes, sino los niños, tienen necesidad de
juguetes? 6Los niños juegan a gobernar el mundo, y le otorgan a sus
juguetes el poder de moverse, hablar, pensar, sentir y comunicarse por
ellos. 7Sin embargo, todo lo que los juguetes parecen hacer sólo
tiene lugar en las mentes de aquellos que juegan con ellos. 8No
obstante, ansÃan olvidarse de que ellos mismos son los autores del sueño en el
que los juguetes son reales, y no quieren reconocer que los deseos de éstos son
en realidad los suyos propios.
5. Las
pesadillas son sueños pueriles. 2En ellos los juguetes se han vuelto
contra el niño que pensó haberles otorgado realidad. 3Mas ¿tiene
acaso un sueño el poder de atacar? 4¿O podrÃa un juguete volverse
enorme y peligroso, feroz y salvaje? 5Esto es lo que el niño cree,
pues tiene miedo de sus pensamientos y se los atribuye a los juguetes. 6Y la realidad de éstos se convierte en la suya propia porque los
juguetes parecen salvarlo de sus propios pensamientos. 7Sin embargo,
los juguetes mantienen sus pensamientos vivos y reales, pero él los ve
fuera de sà mismo, desde donde pueden volverse contra él puesto que los
traicionó. 8El niño cree que necesita los juguetes para poder escapar
de sus pensamientos porque cree que sus pensamientos son reales. 9Y
asÃ, convierte todo en un juguete para hacer que su mundo siga siendo algo
externo a él, y pretender que él no es más que una parte de ese
mundo.
6. Llega un
momento en que la infancia deberÃa dejarse atrás para siempre. 2No
sigas aferrándote a los juguetes de la infancia. 3Deséchalos,
pues ya no tienes necesidad de ellos. 4El sueño de juicios no es más
que un juego de niños, en el que el niño se convierte en un padre poderoso, pero
con la limitada sabidurÃa de un niño. 5Lo que le hiere es destruido;
lo que le ayuda, bendecido. 6Excepto que juzga con el criterio de un
niño que no sabe distinguir entre lo que le hace daño y lo que le sanarÃa. 7Cosas adversas parecen acontecerle, y tiene miedo del caos que ve en
un mundo que cree gobernado por las leyes que él mismo promulgó. 8El
mundo real, no obstante, no se ve afectado por el mundo que él cree real, 9ni sus leyes han cambiado porque él no las
entienda.
7. El mundo
real es también un sueño. 2Excepto que en él los personajes han
cambiado 3y no se ven como Ãdolos traicioneros. 4El mundo
real es un sueño en el que no se usa a nadie para que sea el sustituto de otra
cosa, ni tampoco se le interpone entre los pensamientos que la mente concibe y
lo que ve. 5No se usa a nadie para lo que no es, pues las cosas
infantiles hace mucho que se dejaron atrás. 6Y lo que una vez fue un
sueño de juicios se ha convertido ahora en un sueño donde todo es dicha porque
ése es su propósito. 7Ahà sólo pueden tener lugar sueños de perdón,
pues el tiempo está a punto de finalizar, 8Y las figuras que entran a
formar parte del sueño se perciben ahora como hermanos, a los que ya no se juzga
sino que se les ama.
8. No es
necesario que los sueños de perdón sean de larga duración. 2No
se concibieron para separar a la mente de sus pensamientos, 3ni
intentan probar que el sueño lo está soñando otro. 4En ellos se puede
oÃr una melodÃa que todos recuerdan, si bien no la han oÃdo desde antes de los
orÃgenes del tiempo. 5El perdón, una vez que es total, hace que la
intemporalidad esté tan cerca que entonces se puede oÃr el himno del Cielo, no
con los oÃdos, sino con la santidad que nunca se ausentó del altar que se
encuentra eternamente en lo más profundo del Hijo de Dios. 6Y cuando
éste vuelve a oÃr este himno, se da cuenta de que nunca habÃa dejado de
escucharlo. 7¿Y adónde va a parar el tiempo una vez que se han
abandonado los sueños de juicios?
9. Siempre que
tienes miedo, de la clase que sea -y tienes miedo si no estás
experimentando una profunda felicidad, certeza de que dispones de ayuda o una
serena confianza de que el Cielo te acompaña- ten por seguro que has forjado un
Ãdolo que crees que te va a traicionar. 2Pues bajo tus esperanzas de
que el Ãdolo te salve yace la culpabilidad y el dolor de la auto-traición y de
la incertidumbre, tan profundos y amargos, que el sueño no puede ocultar
completamente tu sensación de fracaso. 3El resultado de tu
auto-traición tiene que ser el miedo, pues el miedo es un juicio, y
conduce inevitablemente a la frenética búsqueda de Ãdolos y de
muerte.
10. Los
sueños de perdón te recuerdan que estás a salvo y que no te has atacado a ti
mismo. 2De esta manera, tus terrores infantiles desaparecen y los
sueños se convierten en la señal de que has comenzado de nuevo, y no de que has
tratado una vez más de venerar Ãdolos y de perpetuar el ataque. 3Los
sueños de perdón son benévolos con todo aquel que forma parte de ellos. 4Y asÃ, liberan completamente al soñador de los sueños de miedo. 5Él deja entonces de tener miedo de sus propios juicios, pues no ha
juzgado a nadie ni ha intentado liberarse, mediante juicios, de lo que los
propios juicios imponen. 6Y ahora recuerda continuamente lo que
habÃa olvidado cuando los juicios parecÃan ser la manera de salvarle de la
sanción que ellos mismos imponen.
LECCIÓN
337
Mi
impecabilidad me protege de todo daño.
1. Mi impecabilidad garantiza mi perfecta paz, mi
eterna seguridad y mi amor, imperecedero; me mantiene eternamente a salvo
de cualquier pensamiento de pérdida y me libera completamente del sufrimiento. 2Mi estado sólo puede ser uno de felicidad, pues eso es lo único que
se me da. 3¿Qué debo hacer para saber que todo esto me pertenece? 4Debo aceptar la Expiación para mà mismo, y nada más. 5Dios ha hecho ya todo lo que se tenÃa que hacer. 6Y lo que tengo que
aprender es a no hacer nada por mi cuenta, pues sólo necesito aceptar
mi Ser, mi impecabilidad, la cual se creó para mà y ya es mÃa, para sentir el
Amor de Dios protegiéndome de todo daño, para entender que mi Padre ama a Su
Hijo y para saber que soy el Hijo que mi Padre ama.
2. Tú que me creaste en la impecabilidad no
puedes estar equivocado con respecto a lo que soy. 2Era yo quien estaba equivocado al pensar que
habÃa pecado, pero ahora acepto la Expiación para mà mismo. 3Padre, mi sueño termina ahora. 4Amén.
3 DE
DICIEMBRE
CapÃtulo
30
EL NUEVO
COMIENZO
Introducción
1. El nuevo
comienzo se convierte ahora en el foco central de nuestro programa de estudios. 2No hay duda con respecto a cuál es la meta, pero ahora se necesitan
métodos especÃficos para alcanzarla. 3La rapidez con la que la puedes
alcanzar depende únicamente de esto: que estés dispuesto a poner en práctica
cada paso. 4Cada uno de ellos te ayudará un poco más cada vez que lo
practiques. 5Y todos ellos juntos te conducirán más allá de los
sueños de juicios a los de perdón, liberándote asà del dolor y del miedo. 6Ninguno de estos pasos es algo nuevo para ti, pero todavÃa son
ideas más que reglas por las que riges tu pensamiento. 7Por lo tanto,
necesitamos ponerlos en práctica por algún tiempo, hasta que se conviertan en
las reglas por las que riges tu vida. 8Nuestro propósito es ahora
convertirlos en hábito, de modo que estén a tu disposición en caso de
necesidad.
I. Reglas para
tomar decisiones
1. Tomar
decisiones es un proceso continuo, 2pero no siempre te das cuenta de
cuándo las estás tomando. 3Mas con un poco de práctica con aquellas
de las que ya eres consciente, comienza a establecerse un patrón que te ayudará
con las demás. 4No es conveniente que te preocupes por cada paso
que tengas que dar. 5Si adoptas una perspectiva correcta al
despertar, habrás ganado ya una gran ventaja. 6Mas si experimentas
gran resistencia y ves que tu resolución flaquea, es que todavÃa no estás listo. 7No luches contra ti mismo. 8Piensa más bien en la
clase de dÃa que te gustarÃa tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy
fácil de que este mismo dÃa pueda transcurrir asÃ. 9Trata entonces
una vez más de tener la clase de dÃa que deseas.
2. (1) Este
enfoque comienza con la siguiente declaración:
2Hoy no
tomaré ninguna decisión por mi cuenta.
3Ésto quiere
decir que estás eligiendo no ser el juez de lo que se debe hacer. 4Pero quiere decir también que no juzgarás aquellas situaciones en
las que te veas llamado a tomar una decisión. 5Pues si las juzgas,
habrás establecido las reglas que determinan cómo debes reaccionar ante ellas. 6Y asÃ, una respuesta diferente no harÃa sino causarte confusión,
incertidumbre y temor.
3. El mayor
problema que tienes ahora 2es que todavÃa decides primero lo que vas
a hacer, y luego decides preguntar qué es lo que debes hacer. 3Y es posible que lo que oigas no resuelva el problema tal como lo
percibiste inicialmente. 4Ésto conduce al temor porque contradice tu
percepción, de modo que te sientes atacado, 5y, por ende, furioso. 6Hay ciertas reglas mediante las cuales esto se puede evitar. 7Pero es inevitable que ocurra al principio, mientras aún estás
aprendiendo a escuchar.
4. (2) Siempre
que te acuerdes de ello a lo largo del dÃa y dispongas de un momento de
calma para reflexionar, repÃtete a ti mismo nuevamente la clase de dÃa que te
gustarÃa tener, los sentimientos que deseas abrigar, las cosas que quieres que
te sucedan asà como lo que quieres experimentar, y di:
2Si no tomo
ninguna decisión por mi cuenta, ésa es la clase de dÃa que se me
concederá.
3Si practicas
estos dos procedimientos debidamente, ello te ayudará a dejarte guiar sin
temor, pues no permitirá que primero surja la oposición, para luego convertirse
en un problema de por sÃ.
5. Mas habrá
ocasiones en las que ya habrás juzgado de antemano. 2En esos
casos la respuesta suscitará un ataque, a no ser que rectifiques tu mente de
inmediato para que sólo desee una respuesta efectiva. 3Ten por seguro
que eso es lo que ha sucedido si no estás dispuesto a detenerte por un momento y
pedir que se te dé la respuesta. 4Pues ello quiere decir que ya has
tomado una decisión por tu cuenta y que no puedes ver cuál fue la pregunta. 5Necesitas ahora un rápido reconstituyente antes de volver a
preguntar.
6. (3)
Recuerda nuevamente la clase de dÃa que te gustarÃa tener y reconoce que ha
ocurrido algo que no forma parte de ello. 2Date cuenta entonces de
que has hecho una pregunta por tu cuenta y de que debes haberla contestado de
acuerdo con las condiciones que tú mismo has establecido. 3Di
entonces:
4No tengo
ninguna pregunta. 5Me olvidé de lo que tenÃa que
decidir.
6Esto cancela
las condiciones que has establecido y permite que la respuesta te muestre cuál
debió haber sido realmente la pregunta.
7. Trata de
observar esta regla sin demora, a pesar de tu resistencia, 2pues
ya estás enfadado. 3Y tu temor de que se te vaya a dar una respuesta
que no coincida con tu pregunta tal como la planteaste cobrará Ãmpetu, y
acabarás creyendo que el dÃa que deseas es uno en el que a tus preguntas se les da tus respuestas. 4Y no será asÃ, pues
ello te arruinarÃa el dÃa al privarte de lo que realmente deseas. 5Esto puede ser muy difÃcil de entender, una vez que has decidido por
tu cuenta qué reglas te prometen un dÃa feliz. 6No obstante, esa
decisión todavÃa puede revocarse mediante métodos sencillos que puedes
aceptar.
LECCIÓN
338
Sólo
mis propios pensamientos pueden afectarme.
1.
Con este
pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. 2Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se
libera del miedo. 3Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede
atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad. 4No tiene
enemigos, y está a salvo de todas las cosas externas. 5Sus pensamientos
pueden asustarlo, pero, puesto que son sus propios pensamientos, él tiene el
poder de cambiarlos sustituyendo cada pensamiento de miedo por un pensamiento
feliz de amor. 6Se crucificó a sà mismo. 7Sin embargo,
Dios planeó que Su Hijo bienamado fuese redimido.
2. Padre mÃo, sólo Tu plan es infalible. 2Todos los demás fracasarán. 3Y tendré pensamientos que me asustarán hasta
que aprenda que Tú ya me has dado el único Pensamiento que me conduce a la
salvación. Sólo mis propios pensamientos fracasarán, y no me llevarán a ninguna parte. 5Mas el Pensamiento que Tú
me diste promete conducirme a mi hogar, porque en él reside la promesa que Tú le
hiciste a Tu Hijo.
4 DE
DICIEMBRE
8. (4) Si
estás tan reacio a recibir que ni siquiera puedes olvidarte de tu pregunta
puedes empezar a cambiar de parecer con lo siguiente:
2Por lo menos
puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo
ahora.
3Esto por lo
menos es obvio, y allana el camino para el siguiente paso, que es muy
sencillo.
9. (5) Una vez
que has decidido que no te gusta cómo te estás sintiendo, qué podrÃa ser más
fácil que continuar con:
2Por lo tanto,
espero haber estado equivocado.
3Esto mitiga la
sensación de resistencia y te recuerda que no se te está forzando a que aceptes
ayuda, sino que ésta es algo que deseas y necesitas porque no te gusta cómo te
estás sintiendo. 4Esta Ãnfima apertura bastará para que puedas seguir
adelante y dar los pocos pasos que necesitas para dejar que se te
ayude.
10. Ahora has
llegado a un punto crucial porque te has dado cuenta de que saldrÃas ganando si
lo que decidiste no es como tú pensabas. 2Hasta que no llegues a este
punto, creerás que tu felicidad depende de tener razón. 3Pero
por lo menos has alcanzado ahora un cierto grado de sensatez: te has dado cuenta
de que serÃa mejor para ti que estuvieses equivocado.
11. (6) Éste
ápice de sabidurÃa bastará para llevarte aún más lejos.
2No se te está
forzando a ello, sino que simplemente esperas lograr lo que quieres. 3Por lo tanto, puedes decir con perfecta
honestidad:
4Quiero ver
esto de otra manera.
5Ahora has
cambiado de parecer con respecto a la clase de dÃa que deseas tener, y has
recordado lo que realmente quieres. 6Su propósito ya no está velado
por la demente idea de que lo quieres para satisfacer tu empeño de tener razón
cuando en realidad estás equivocado. 7De este modo, el hecho de
que estás dispuesto a pedir llega hasta tu conciencia, pues no puedes estar en
conflicto cuando pides lo que realmente quieres y comprendes que eso es lo que
estás pidiendo.
12. (7) Éste
último paso es sólo el reconocimiento de que no te opones a recibir ayuda. 2Es la declaración de una mente receptiva, que aunque todavÃa no
está segura, está dispuesta a que se le muestre lo que necesita
ver:
3Tal vez hay
otra manera de ver esto. 4¿Qué puedo
perder con preguntar?
5Ahora puedes,
por lo tanto, hacer una pregunta que tiene sentido, y, consecuentemente, la
respuesta tendrá sentido también. 6Y no te opondrás a
ella, pues comprenderás que es a ti a quien dicha respuesta
beneficiará.
13. Debe
quedar claro, no obstante, que es más fácil que tu dÃa transcurra felizmente si
no permites que la infelicidad haga acto de presencia en primer lugar. 2Pero esto requiere tener práctica con las reglas que te protegen de
los embates del temor. 3Cuando hayas dominado estas reglas, el amargo
sueño de juicios habrá sido des-hecho para siempre. 4Pero mientras
tanto, necesitas poner en práctica las reglas que lo deshacen. 5Examinemos, pues, una vez más la primera de las decisiones que aquÃ
se ofrecen.
14. Hemos
dicho que puedes comenzar el dÃa felizmente si decides no tomar ninguna
decisión por tu cuenta. 2Esto de por sà parece ser una decisión. 3Sin embargo, tú no puedes tomar decisiones por tu
cuenta. 4La única cuestión es entonces con quién eliges tomarlas. 5Eso es todo. 6La primera regla, pues, no es una
coacción, sino la simple afirmación de un simple hecho. 7No
tomas decisiones por tu cuenta, independientemente de lo que decidas. 8Pues o bien se toman con Ãdolos o bien con Dios. 9Y le pides ayuda al anti-Cristo o a Cristo, y aquel que elijas se unirá a ti
y te dirá lo que debes hacer.
15. Tu
dÃa no transcurre al azar. 2La clase de dÃa que tienes lo
determina aquello con lo que eliges vivirlo, y la manera en que percibe tu
felicidad el amigo a quien acudes en busca de consejo. 3Siempre pides
consejo antes de tomar cualquier decisión. 4Es esencial que entiendas
esto, pues asà te darás cuenta de que en esto no hay coerción ni motivos para
que te opongas a ello por el hecho de que te impide ser libre. 5Nadie
puede escaparse de lo que inevitablemente ha de ocurrir. 6Y si
tú crees que puedes, estás equivocado.
16. La
segunda regla es asimismo un hecho. 2Pues tu consejero y tú tenéis
que estar de acuerdo con respecto a lo que deseas antes de que pueda ocurrir. 3Es este convenio lo que permite que todas las cosas ocurran. 4Pues nada puede ocurrir sin algún tipo de unión, ya sea con un sueño
de juicios o con la Voz que habla en favor, de Dios. 5Las decisiones
producen resultados precisamente porque no se toman aisladamente. 6Las tomáis tu consejero y tú, y son tanto para ti como para el
mundo. 7El dÃa que deseas tener se lo ofreces al mundo, pues
transcurrirá tal como lo hayas pedido y reforzará el dominio de tu consejero en
el mundo. 8¿A qué reino le pertenece tu mundo hoy? 9¿Qué
clase de dÃa vas a decidir tener?
17. Hoy
sólo se necesitan dos que deseen gozar de felicidad para que se la ofrezcan al
mundo entero. 2Sólo se necesitan dos que comprendan que no pueden
decidir por su cuenta, para garantizar que el júbilo que pidieron sea
plenamente compartido por todos. 3Pues han entendido la ley básica
que les otorga poder a todas las decisiones y les confiere todos los efectos que
ellas jamás puedan tener. 4Sólo se necesitan dos. 5Estos
dos tienen que haberse unido antes de que se pueda tomar una decisión. 6Permite que esto sea lo único que tienes presente, y tendrás la
clase de dÃa que deseas tener, y al tenerlo, se lo ofrecerás al mundo. 7El juicio que habÃas emitido sobre el mundo queda anulado mediante
tu decisión de tener un dÃa feliz. 8Y tal como has
recibido, asà tienes que dar.
LECCIÓN
339
Se
me concederá todo lo que pida.
1.
Nadie desea el dolor. 2Pero puede creer que el dolor es placer. 3Nadie quiere eludir su felicidad, 4mas puede creer que la dicha es algo doloroso, amenazante y peligroso. 5No hay nadie que no haya de recibir lo que pida. 6Pero puede estar ciertamente confundido con respecto a lo que
quiere y al estado que quiere alcanzar. 7¿Qué podrÃa pedir, pues, que
al recibirlo aún lo siguiese deseando? 8Ha pedido lo que le
asustará y le hará sufrir. 9Resolvamos hoy pedir lo que realmente
deseamos, y sólo eso, de manera que podamos pasar este dÃa libres de temor, y
sin confundir el dolor con la alegrÃa o el miedo con el
amor.
2. Padre, Te
ofrezco este dÃa. 2Es un dÃa en el
que no haré nada por mi cuenta, sino que tan sólo oiré Tu Voz en todo lo que
haga. aY asÃ, Te pediré únicamente lo que Tú me ofreces y aceptaré
únicamente los Pensamientos que Tú compartes conmigo.
5 DE
DICIEMBRE
II. El libre
albedrÃo
1. ¿No te das
cuenta de que oponerte al EspÃritu Santo es luchar contra ti mismo? 2Él sólo te dice lo que es tu voluntad; Él habla por ti. 3En Su Divinidad radica la tuya. 4Y del único
conocimiento de que Él goza es del tuyo, que ha sido salvaguardado para ti a fin
de que puedas hacer tu voluntad a través de Él. 5Dios te pide que hagas tu voluntad. 6Él se une a ti, 7pues no
estableció Su Reino solo. 8Y el Cielo mismo, donde todo lo
creado es para ti, no representa otra cosa que tu voluntad. 9Ni una
sola chispa de vida fue creada sin tu grato consentimiento, tal como tú quisiste
que fuese. 10Ni uno solo de los Pensamientos que Dios jamás haya
tenido pudo haber nacido sin tu bendición. 11Dios no es tu
enemigo. 12Él sólo quiere oÃrte llamarle
"Amigo".
2. ¡Qué
maravilloso es hacer tu voluntad! 2Pues eso es libertad. 3A nada más deberÃa llamársele por ese nombre. 4A menos que hagas tu voluntad no serás libre. 5¿Y hubiese podido Dios dejar a Su Hijo sin lo que éste eligió para
sà mismo? 6Lo único que Dios hizo al darte Su perfecta Respuesta fue
asegurarse de que nunca perdieses tu voluntad. 7Escúchala ahora,
para que te puedas acordar de Su Amor y conocer tu voluntad. 8Dios no
podrÃa haber permitido que Su Hijo fuese un prisionero de aquello que no desea. 9Él se une a tu voluntad de ser libre. 10Y oponerte a Él
es decidir ir en contra de ti mismo y elegir estar
encadenado.
3. Contempla
una vez más a tu enemigo, al que elegiste odiar en vez de amar. 2Pues
asà es como nació el odio en el mundo y como se estableció en él el reino del
miedo. 3Escucha ahora a Dios hablarte a través de Aquel que es Su Voz
asà como la tuya, recordándote que tu voluntad no es odiar ni ser un
prisionero del miedo, un esclavo de la muerte o una insignificante criatura de
escasa vida. 4Tu voluntad no tiene lÃmites, pues no es tu voluntad
que sea limitada. 5Lo que mora en ti se ha unido a Dios Mismo en el
nacimiento de toda la creación. 6Acuérdate de Aquel que te creó,
Quien a través de tu voluntad creó todo. 7Todo lo creado te está
agradecido, pues nació gracias a tu voluntad. 8Ni una sola luz
celestial podrÃa brillar si no fuese por ti, pues fue tu voluntad lo que las
ubicó en el Cielo.
4. ¿Qué
motivos podrÃas tener para sentir ira contra un mundo que simplemente aguarda tu
bendición para ser libre? 2Si fueses un prisionero, entonces
Dios Mismo no podrÃa ser libre. 3Pues lo que se le hace a quien Dios
ama, se le hace a Dios Mismo. 4No pienses que Aquel que te hizo
co-creador del universo junto con Él quiere aprisionarte. 5Él sólo
desea que tu voluntad sea eternamente ilimitada. 6Este mundo
aguarda la libertad que le otorgarás cuando hayas reconocido que eres libre. 7Pero tú no perdonarás al mundo hasta que hayas perdonado a Aquel que
te dio tu voluntad. 8Pues es a través de tu voluntad como el
mundo se libera. 9Y tú no puedes ser libre estando separado de Aquel
Cuya santa Voluntad compartes.
5. Dios se
dirige a ti y te pide que salves al mundo, pues mediante tu propia salvación el
mundo sana. 2Y todo el que camina sobre la faz de la tierra depende
de tu decisión, para aprender que la muerte no tiene ningún poder sobre él, toda
vez que comparte tu libertad y tu voluntad. 3Tu voluntad es sanarlo,
y puesto que esto es una decisión que tomaste con él, él ha sanado. 4Y ahora Dios ha sido perdonado, pues decidiste ver a tu hermano como
amigo.
LECCIÓN
340
Hoy
puedo liberarme de todo sufrimiento.
1. Padre te doy las gracias por el dÃa de hoy y
por la libertad que estoy seguro me ha de brindar. 2Hoy es un dÃa santo, pues hoy Tu Hijo será
redimido. 3Su sufrimiento ha terminado. 4Pues él oirá Tu Voz exhortándole a que
busque la visión de Cristo a través del perdón y se libere para siempre de todo
sufrimiento. 5Gracias por el dÃa de hoy, Padre mÃo. 6Vine a este mundo sólo para llegar a tener
este dÃa, asà como la alegrÃa y libertad que encierra para Tu santo Hijo y para
el mundo que él fabricó, el cual hoy se libera junto con
él.
2. ¡RegocÃjate hoy! 2¡RegocÃjate! 3Hoy no hay cabida para nada que no sea alegrÃa y agradecimiento. 4Nuestro Padre ha redimido a Su Hijo en este dÃa. 5Ni uno
solo de nosotros dejará de salvarse hoy. 6No habrá nadie que no esté
a salvo del miedo ni nadie a quien el Padre no acoja en Su regazo, despierto
ahora en el Cielo, en el Corazón del Amor.
13.
¿Qué es un milagro?
1. Un milagro es una corrección. 2No crea,
ni cambia realmente nada en absoluto. 3Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. 4Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción, ni
exceder la función del perdón. 5Se mantiene, por lo tanto, dentro de
los lÃmites del tiempo. 6No obstante, allana el camino para el
retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no
puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae
consigo.
2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se
da y se recibe como uno. 2Y asÃ, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la
verdad, que el mundo no acata porque no la entiende. 3El milagro
invierte la percepción que antes estaba al revés, y de esa manera pone fin a las
extrañas distorsiones que ésta manifestaba. 4Ahora la percepción se
ha vuelto receptiva a la verdad. 5Ahora puede verse que el perdón
está justificado.
3. El perdón es la morada de los milagros. 2Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con
misericordia y con amor. 3La percepción queda corregida ante Su
vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. 4Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del
amor. 5Y cada una de ellas
se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de
la perfecta pureza y de la dicha infinita.
4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe,
porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que
no puede ver ni entender. 2No obstante, la fe convocará a sus
testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. 3Y asÃ, el milagro
justificará tu fe en él, y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más
real que el que antes veÃas: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas
que se encontraba
allÃ.
5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora
que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas
hambrientas y sedientas vienen a morir. 2Ahora tienen agua. 3Ahora el mundo está lleno de verdor. 4Y brotan por
doquier señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues
lo que tiene vida es inmortal.
LECCIÓN
341
Tan
sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a
salvo.
1. Padre, Tu Hijo es santo. 2Yo soy aquel a quien sonrÃes con un amor y
con una ternura tan entrañable, profunda y serena que el universo te devuelve la
sonrisa y comparte Tu Santidad. 3Cuán puros y santos somos y cuán a salvo nos
encontramos nosotros que moramos en Tu Sonrisa, y en quienes has volcado todo Tu
Amor; nosotros que vivimos unidos a Ti, en completa hermandad y Paternidad, y en
inocencia tan perfecta que el Señor de la Inocencia nos concibe como Su Hijo: un
universo de Pensamiento que le brinda Su
plenitud.
2. No ataquemos, pues, nuestra impecabilidad, ya que
en ella se encuentra la Palabra que Dios nos ha dado. 2Y en su benévolo reflejo nos
salvamos.
LECCIÓN
342
Dejo
que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me
concederá a mÃ.
1. Te doy gracias, Padre, por el plan que
ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué. 2No es real. 3Y Tú me has proporcionado los medios para
comprobar su irrealidad. 4Tengo la llave en mis manos, y he llegado
hasta las puertas tras las cuales se halla el fin de los sueños. 5Me
encuentro ante las puertas del Cielo, sin saber si debo entrar y estar en casa. 6No dejes que hoy siga
indeciso. 7Quiero perdonar
todas las cosas y dejar que la creación sea tal como Tú quieres que sea y como
es. 8Quiero recordar que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las
puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad,
conforme Tu recuerdo retorna a mÃ.
2. Hermano, perdóname ahora. 2Vengo a llevarte a casa conmigo. 3Y según avanzamos, el
mundo se une a nosotros en nuestro camino a Dios.
8 DE
DICIEMBRE
III. Más allá
de todo Ãdolo
1. Los Ãdolos
son algo muy concreto. 2Mas tu voluntad es universal, puesto que
es ilimitada. 3Y asÃ, no tiene forma, ni su contenido se puede
expresar en función de la forma. 4Los Ãdolos son lÃmites. 5Representan la creencia de que hay ciertas formas que pueden brindar
felicidad, y de que, limitando, se consigue todo. 6Es como si
dijeras: "No tengo necesidad de todo. 7Lo único que quiero es este
trocito, y para mà será como si fuese todo". 8Y esto no puede sino
dejarte insatisfecho porque tu voluntad es que todo sea tuyo. 9DecÃdete en favor de los Ãdolos y estarás buscando perder. 10DecÃdete por la verdad y todo será tuyo.
2. No es la
forma en sà lo que andas buscando. 2¿Qué forma puede ser un sustituto
del Amor de Dios el Padre? 3¿Qué forma puede ocupar el lugar de todo
el amor que reside en la Divinidad de Dios el Hijo? 4¿Qué Ãdolo puede
dividir en dos lo que es eternamente uno? 5¿Y se podrÃa acaso
limitar lo que es ilimitado? 6Tú no deseas ningún Ãdolo, 7pues ésa no es tu voluntad. 8Ningún Ãdolo puede
concederte el regalo que buscas. 9Cuando decides qué forma debe tener
lo que quieres, dejas de entender su propósito. 10Y de ese modo, ves
tu voluntad en el Ãdolo, reduciéndola asà a una forma concreta. 11Mas
eso nunca podrá ser tu voluntad porque lo que comparte toda la creación no
puede contentarse con ideas triviales o con cosas
insignificantes.
3. Tras la
búsqueda de todo Ãdolo yace el anhelo de compleción. 2Lo pleno no
tiene forma porque es ilimitado. 3Buscar una persona o una cosa
especial para añadir, a lo que tú eres y asà alcanzar tu compleción, sólo
puede querer decir que crees que te falta algo que una forma puede
proporcionarte. 4Y que al encontrarla, alcanzarás tu compleción en
una forma que a ti te gusta. 5El propósito de todo Ãdolo es
éste: que no mires más allá de él a la raÃz de la creencia de que te falta algo. 6Esto sólo podrÃa ser cierto si hubieses pecado. 7Pues el
pecado es la idea de que te encuentras solo y aparte de lo que es pleno. 8Es necesario, por lo tanto, que la búsqueda de la plenitud se lleve
a cabo más allá de los lÃmites que tú mismo te has
impuesto.
4. No es nunca
el Ãdolo lo que realmente quieres. 2Mas lo que crees que te ofrece,
eso ciertamente lo quieres, y tienes derecho a pedirlo. 3Y es
imposible que te sea negado. 4El que tu voluntad sea estar completo
es la Voluntad de Dios, y por tal razón se te concede. 5Dios no sabe
nada de formas. 6Él no te puede contestar utilizando términos que no
tienen sentido. 7Y tu voluntad no se puede satisfacer con formas
vacÃas, concebidas exclusivamente para llenar una brecha que no existe. 8No es esto lo que quieres. 9La creación no le da a
ninguna persona ni a ninguna cosa separada el poder de completar al Hijo de
Dios. 10¿A qué Ãdolo se puede apelar para que le dé al Hijo de Dios
lo que ya es suyo?
5. Alcanzar la
compleción es la función del Hijo de Dios. 2Sin embargo, no tiene
necesidad de buscarla. 3Más allá de todo Ãdolo se alza su santa
voluntad de ser únicamente lo que él es. 4Pues ser más que pleno no
tiene sentido. 5Si se hubiese producido algún cambio en el Hijo de
Dios, o si se le pudiese reducir a alguna forma y limitar a lo que no se
encuentra en él, entonces no serÃa tal como Dios lo creó. 6¿Qué
necesidad tiene de Ãdolos para ser quien es? 7¿PodrÃa acaso
desprenderse de alguna parte de sà mismo? 8Lo que no es pleno no
puede otorgar plenitud. 9Mas lo que se pide sinceramente no puede ser
negado. 10Tu voluntad se te concede. 11No en una forma que
no habrÃa de satisfacerte, sino en el Pensamiento pleno y completamente hermoso
que Dios abriga de ti.
6. Lo que Dios
no conoce no existe. 2Y lo que Él conoce existe para siempre y es
inmutable. 3Pues los pensamientos duran tanto como la mente que los
pensó. 4Y la Mente de Dios no tiene fin, ni puede haber un instante
en que Sus Pensamientos puedan estar ausentes o cambiar. 5Los
pensamientos ni nacen ni mueren. 6Comparten los atributos de su
creador, y no tienen una vida separada aparte de la de él. 7Tus
pensamientos están en tu mente, tal como tú estás en la Mente que te concibió. 8Por lo tanto, no hay partes separadas en lo que existe dentro de la
Mente de Dios. 9Su Mente es por siempre una, y está eternamente
unida y en paz.
7. Los
pensamientos parecen ir y venir. 2Sin embargo, lo único que esto
significa es que algunas veces eres consciente de ellos y otras no. 3Un pensamiento del que te has olvidado parece nacer de nuevo en ti
cuando retorna a tu conciencia. 4Mas no murió cuando lo olvidaste. 5Siempre estuvo ahÃ, sin embargo, no eras consciente de él. 6El Pensamiento que Dios abriga de ti no se ha visto afectado en modo
alguno por tu olvido. 7Siempre será exactamente como era antes de que
te olvidaras de él, como seguirá siendo cuando lo recuerdes 8y como
fue durante el lapso en que lo habÃas olvidado.
8. Los
Pensamientos de Dios están mucho más allá de cualquier posibilidad de cambio y
su resplandor es eterno. 2No están esperando a nacer, 3sino a que se les dé la bienvenida y se les recuerde. 4El
Pensamiento que Dios abriga de ti es como una estrella inmutable en un
firmamento eterno. 5Se encuentra tan alto en el Cielo que aquellos
que se encuentran fuera del Cielo no saben que está allÃ. 6No
obstante, brillará por toda la eternidad sereno, puro y hermoso. 7En
ningún momento ha dejado de estar allÃ, ni ha habido jamás un instante en que su
luz se haya atenuado o haya perdido su perfección.
9. El que
conoce al Padre conoce esta luz, pues Él es el eterno firmamento que la mantiene
a salvo, por siempre elevada y firmemente anclada. 2La perfecta
pureza de esa luz no depende de si se ve en la tierra o no. 3El
firmamento la envuelve y la mantiene dulcemente en su perfecto lugar, el
cual está tan lejos de la tierra como la tierra lo está del Cielo. 4No es la distancia ni el tiempo lo que hace que esta estrella sea
invisible desde la tierra. 5Mas aquellos que andan en pos de Ãdolos
no pueden saber que la estrella está ahÃ.
10. Más allá
de todo Ãdolo se encuentra el Pensamiento que Dios abriga de ti. 2Este Pensamiento no se ve afectado en modo alguno por la confusión y
el terror del mundo, por los sueños de nacimiento y muerte que aquà se
tienen, ni por las innumerables formas que el miedo puede adoptar, sino
que, sin perturbarse en lo más mÃnimo, sigue siendo tal como siempre fue. 3Rodeado de una calma tan absoluta que el estruendo de batallas ni
siquiera llega hasta él, dicho Pensamiento descansa en la certeza y en
perfecta paz. 4Tu única realidad se mantiene a salvo en él,
completamente inconsciente del mundo que se postra ante Ãdolos y no conoce
a Dios. 5El Pensamiento que Dios abriga de ti, completamente
seguro de su inmutabilidad y de que descansa en su eterno hogar, nunca ha
abandonado la Mente de su Creador, al que conoce tal como su Creador sabe que
dicho Pensamiento se encuentra en Su Propia Mente.
11. ¿Dónde
podrÃa existir el Pensamiento que Dios abriga de ti sino donde tú te encuentras? 2¿PodrÃa acaso tu realidad ser algo aparte de ti y encontrarse en un
mundo que le es completamente desconocido? 3Fuera de ti no hay
firmamento eterno, ni estrella inmutable, ni realidad alguna. 4La
mente del Hijo del Cielo, en el Cielo está, pues ahà la Mente del Padre y la del
Hijo se unieron en la creación, la cual no tiene fin. 5Tú no tienes
dos realidades, sino una sola, 6y no puedes ser consciente más que de
una. 7Tu realidad es o bien un Ãdolo, o bien el Pensamiento que
Dios abriga de ti. 8No olvides, por lo tanto, que los Ãdolos tienen
que mantener oculto lo que tú eres, no de la Mente de Dios, sino de la tuya. 9La estrella sigue brillando y el firmamento jamás ha cambiado. 10Mas tú, el santo Hijo de Dios, no eres consciente de tu realidad.
LECCIÓN
343
No
se me pide que haga ningún sacrificio para encontrar la misericordia y la paz de
Dios.
1. El final del sufrimiento no puede suponer
una pérdida. 2El regalo de
lo que lo es todo tan sólo puede aportar ganancias. 3Tú sólo das. 4Nunca quitas. 5Y me creaste para que fuese como Tú, de modo
que el sacrificio es algo tan imposible para mà como lo es para Ti. 6Yo también no puedo sino
dar. 7Y asÃ, todas las
cosas me son dadas para siempre. 8Aún soy tal como fui creado. 9Tu Hijo no puede hacer
sacrificios, pues es Ãntegro, al ser su función completarte a Ti. 10Soy Ãntegro por ser Tu
Hijo. 11No puedo perder, pues sólo puedo dar, y asÃ, todo es mÃo
eternamente.
2. La misericordia y la paz de Dios son gratuitas. 2La salvación no cuesta
nada. 3Es un regalo que se
debe dar y recibir libremente. 4Y esto es lo que vamos a aprender
hoy.
9 DE
DICIEMBRE
IV. La verdad
que yace tras las ilusiones
1. Atacarás lo
que no te satisfaga, y asÃ, no te darás cuenta de que fuiste tú mismo quien lo
inventó. 2Tu batalla es siempre con las ilusiones. 3Pues
la verdad que yace tras ellas es tan hermosa y tan serena en su amorosa dulzura,
que si fueses consciente de ella te olvidarÃas por completo de tus defensas y te
apresurarÃas a echarte en sus brazos. 4La verdad jamás puede ser
atacada. 5Y tú sabÃas esto cuando inventaste los Ãdolos. 6Los concebiste precisamente para olvidarte de este hecho. 7Lo único que atacas son las ideas falsas, nunca las verdaderas. 8Los Ãdolos son todas las ideas que concebiste para llenar la brecha
que tú crees se formó entre lo que es verdad y tú. 9Y las atacas por
lo que crees que ellas representan 10Pero lo que yace tras ellas no
puede ser atacado.
2. Los dioses
que inventaste -opresores e incapaces de satisfacerte- son como juguetes
infantiles descomunales. 2Un niño se asusta cuando una cabeza de
madera salta de una caja de resorte al ésta abrirse repentinamente, o cuando un
oso de felpa, suave y silencioso, emite sonidos al él apretarlo. 3Las
reglas que él habÃa establecido para las cajas de resorte y para los osos de
felpa le han fallado y le han hecho perder el "control" de lo que le rodea. 4Ahora tiene miedo, pues pensó que las reglas lo protegÃan. 5Ahora tiene que aprender que las cajas y los osos no lo
engañaron, ni violaron ninguna regla, y que lo ocurrido no quiere decir que
su mundo se haya vuelto caótico y peligroso. 6Es él quien estaba
equivocado. 7No comprendió bien qué era lo que lo mantenÃa a
salvo y pensó que eso lo habÃa abandonado.
3. La
inexistente brecha se encuentra repleta de juguetes de innumerables formas. 2Cada uno de ellos parece violar las reglas que estableciste para él. 3Sin embargo, ninguno de ellos fue jamás lo que tú pensabas que era. 4Y asÃ, no pueden sino dar la impresión de que violan las reglas de
seguridad que estableciste, toda vez que éstas son falsas. 5Mas tú no
estás en peligro. 6Puedes reÃrte de los muñecos que saltan de cajas
de resorte y de los juguetes que emiten sonidos, de la misma manera en que lo
hace el niño que ya ha aprendido que no suponen ningún peligro para él. 7Sin embargo, mientras le guste jugar con ellos, seguirá
percibiéndolos como si respetaran las reglas que él estableció para su
propio deleite. 8Por lo tanto, todavÃa habrá reglas que dichos
juguetes parecerán violar y como consecuencia de ello él se asustará. 9Mas ¿está él realmente a merced de sus juguetes? 10¿Y pueden éstos realmente suponer una amenaza para
él?
4. La realidad
obedece las leyes de Dios y no las reglas que tú mismo estableces. 2Son Sus leyes las que garantizan tu seguridad. 3Las
ilusiones que creas con respecto a ti no obedecen ninguna ley. 4Parecen danzar por un rato, al compás de las leyes que tú
promulgaste para ellas. 5Mas luego se desploman para no
levantarse más. 6No son más que juguetes, hijo mÃo, de modo que
no lamentes su pérdida. 6Su danza jamás te brindó felicidad alguna, 8pero tampoco eran cosas que pudiesen asustarte o mantenerte a salvo
si respetaban tus reglas. 9Las ilusiones no deben ni apreciarse
ni atacarse, sino que simplemente se deben considerar como juguetes infantiles,
sin ningún significado intrÃnseco. 10Ve significado en una sola de
ellas, y lo verás en todas. 11No veas significado en ninguna, y no
podrán afectarte en absoluto.
5. Las
apariencias engañan precisamente porque son apariencias y no la realidad. 2No les prestes atención sea cual sea la forma que adopten. 3Lo único que hacen es distorsionar la realidad y producir
temor, debido a que ocultan la verdad. 4No ataques lo que tú
mismo hiciste a fin de ser engañado, pues eso demostrarÃa que has sido engañado. 5El ataque tiene el poder de hacer que las ilusiones parezcan reales. 6 Mas en realidad no hace nada. 7¿Quién podrÃa tener miedo
de un poder que no tiene efectos reales? 8¿Qué podrÃa ser dicho
poder, sino una ilusión que hace que las cosas parezcan ser como él mismo? 9Observa calmadamente sus juguetes, y comprende que no son más
que Ãdolos que no hacen sino danzar al compás de vanos deseos. 10No
los veneres, pues no existen. 11Cuando atacas, no obstante, te
olvidas de esto. 12El Hijo de Dios no necesita defenderse de sus
sueños. 13Sus Ãdolos no suponen ninguna amenaza para él. 14El único error que comete es creer que son reales. 15Mas
¿hay algo que las ilusiones puedan lograr?
6. Lo único
que las apariencias pueden hacer es engañar a la mente que desea ser engañada. 2 Mas tú puedes tomar una decisión muy simple que te situará por
siempre más allá del engaño. 3No te preocupes por cómo se va a lograr
esto, pues eso no es algo que puedas entender. 4Pero sà verás los
grandes cambios que se producirán de inmediato, una vez que hayas tomado esta
simple decisión: que no deseas lo que crees que un Ãdolo te puede dar. 5Pues asà es como el Hijo de Dios declara que se ha liberado de todos
ellos. 6Y, por lo tanto, es libre.
7. ¡Qué
paradójica es la salvación! 2¿Qué otra cosa podrÃa ser, sino un sueño
feliz? 3 Lo único que te pide es que perdones todas las cosas que
nadie jamás hizo, que pases por alto lo que no existe y que no veas lo ilusorio
como si fuese real. 4Se te pide únicamente que permitas que se haga
tu voluntad y que dejes de buscar las cosas que ya no deseas. 5Y se
te pide también que permitas que se te libere de los sueños de lo que nunca
fuiste y desistas de tu empeño de querer sustituir la Voluntad de Dios por la
fuerza de los deseos vanos.
8. Llegado
este punto, el sueño de separación empieza a desvanecerse y a desaparecer. 2Pues aquà la brecha inexistente comienza a percibirse libre de los
juguetes de terror que tú inventaste. 3Esto es lo único que se te
pide. 4Alégrate en verdad de que la salvación no pida mucho, sino de
que pida tan poco. 5En realidad no pide nada. 6Y aun en
las ilusiones sólo pide que el perdón sea el substituto del miedo. 7Ésa es la única regla para tener sueños felices. 8La
brecha se vacÃa de todos los juguetes de temor, poniéndose asà de manifiesto su
irrealidad. 9Los sueños no sirven para nada, 10y el Hijo
de Dios no tiene ninguna necesidad de ellos. 11No le ofrecen ni una
sola cosa que él pudiera jamás desear. 12El Hijo de Dios se libera de
las ilusiones por su propia voluntad y simplemente se le restaura a lo que él
es. 13¿Qué podrÃa ser el plan de Dios para su salvación, sino un
medio para darse a SÃ Mismo Su Hijo?
LECCIÓN
344
Hoy
aprendo la ley del amor: que lo que le doy a mi hermano es el regalo que me hago
a mà mismo.
1. Ésa es Tu ley, Padre mÃo, no la mÃa. 2Al no comprender lo que
significaba dar, procuré quedarme con lo que deseaba sólo para mÃ. 3Y cuando contemplé el
tesoro que creÃa tener, encontré un lugar vacÃo en el que nunca hubo nada, en el
no hay nada ahora y en el que nada habrá jamás. 4¿Quién puede compartir un sueño? 5¿Y qué puede ofrecerme
una ilusión? 6Pero
aquel a quien perdone me agasajará con regalos mucho más valiosos que cualquier
cosa que haya en la tierra. 7Permite que mis hermanos redimidos
llenen mis arcas con los tesoros del Cielo, que son los únicos que son reales. 8Asà se cumple la ley del
amor. 9Y asà es como Tu
Hijo se eleva y regresa a Ti.
2. ¡Qué cerca nos encontramos unos de otros en
nuestro camino hacia Dios! 2¡Qué cerca está Él de nosotros! 3¡Qué cerca el final del
sueño del pecado y la redención del Hijo de Dios!
10 DE
DICIEMBRE
V. El único
propósito
1. El mundo
real es el estado mental en el que el único propósito del mundo es perdonar. 2El miedo ha dejado de ser el objetivo, pues escapar de la
culpabilidad se ha convertido ahora en la meta. 3Se reconoce el valor
del perdón, que pasa a ocupar el lugar de los Ãdolos, los cuales dejan de
perseguirse porque ya no se les atribuye ningún valor a sus "regalos". 4No se establecen reglas fútiles, ni se le exige a nada ni a
nadie que cambie y se amolde al sueño de miedo. 5Por el contrario,
hay un deseo de querer comprender todas las cosas creadas tal como
realmente son. 6Y se reconoce que todas las cosas tienen que ser
primero perdonadas, y luego comprendidas.
2. En este
mundo se piensa que el entendimiento se consigue mediante el ataque. 2En el mundo real es evidente que atacando es como se pierde, 3y se reconoce claramente la insensatez de tener como objetivo a la
culpabilidad. 4En dicho mundo no se desean los Ãdolos, pues se
entiende que la culpabilidad es la única causa de cualquier dolor. 5Nadie sucumbe ante su vana atracción, pues el sufrimiento y la
muerte se han percibido como cosas que ya no se desean y por las cuales no vale
la pena esforzarse. 6Se ha vislumbrado la posibilidad de
liberación y se le ha dado la bienvenida, y ahora por fin se comprenden los
medios por los que puede alcanzarse. 7El mundo se convierte en un
lugar de esperanza porque su único propósito es ser un lugar donde la
esperanza de ser feliz pueda ser colmada. 8Y nadie está excluido de
esta esperanza porque todos se han unido en la creencia de que el propósito del
mundo es uno que todos tienen que compartir, si es que dicha esperanza ha de ser
algo más que un simple sueño.
3. Aún no se
recuerda el Cielo totalmente, pues el propósito del perdón todavÃa necesita
alcanzarse. 2Sin embargo, todo el mundo está seguro de que irá más
allá del perdón y de que sólo seguirá aquà hasta que éste se perfeccione en él. 3Ese es su único deseo. 4Todo temor ha desaparecido porque
él está unido a sà mismo en su propósito. 5Su esperanza de felicidad
es tan segura y constante que apenas puede seguir esperando aquà por más tiempo
con sus pies aún tocando la tierra. 6Aun asÃ, se siente feliz de
poder esperar hasta que todas las manos se hayan unido y todos los
corazones estén listos para elevarse e ir con él. 7Pues asà es
como se prepara para dar el paso con el que se transciende el
perdón.
4. El paso
final lo da Dios porque únicamente Él pudo crear un Hijo perfecto y compartir Su
Paternidad con él. 2Nadie que no se encuentre en el Cielo puede
entender esto, pues entenderlo es en sà el Cielo. 3lncluso el mundo
real tiene un propósito que se encuentra por debajo de la creación y de la
eternidad. 4Pero el miedo ha desaparecido de él porque su propósito
es el perdón, no la idolatrÃa. 5Y asÃ, el Hijo del Cielo está listo
para ser quien es, y para recordar que el Hijo de Dios sabe todo lo que su Padre
entiende y que lo entiende perfectamente junto con Él.
5. El mundo
real ni siquiera se aproxima a eso, pues ése es el propósito de Dios, y sólo de
Dios, si bien se comparte totalmente y se logra perfectamente. 2El
mundo real es un estado en el que la mente ha aprendido cuán fácilmente
desaparecen los Ãdolos, que, aunque todavÃa se perciben, ya no se desean más. 3¡Cuán fácilmente los puede abandonar la mente que ha
comprendido que no son nada, que no están en ninguna parte y que no tienen
ningún propósito! 4Pues sólo entonces se puede entender que el pecado
y la culpabilidad no tienen propósito alguno y que no significan
nada.
6. De esta
manera es como el propósito del mundo real se lleva dulcemente hasta tu
conciencia para que reemplace al objetivo de pecado y culpabilidad. 2Y el perdón purifica felizmente todo lo que se interponÃa entre tu
imagen de ti mismo y lo que realmente eres. 3Sin embargo, Dios no
necesita crear a Su Hijo nuevamente para que a éste se le restituya lo que es
suyo. 4Jamás existió brecha alguna entre tu hermano y tú. 5Y el Hijo de Dios volverá a saber lo que supo cuando fue
creado.
7. Cuando dos
o más hermanos comparten un mismo propósito en el mundo del miedo, se encuentran
ya en el umbral del mundo real. 2Puede que aún miren atrás y piensen
que ven un Ãdolo que desean. 3Mas su trayectoria ha sido ya
firmemente fijada en dirección contraria a la de los Ãdolos: hacia la
realidad. 4Pues cuando se dieron la mano, fue la mano de Cristo la
que tomaron, y contemplarán a Aquel de cuya mano van asidos. 5La faz
de Cristo se ve antes de que el Padre se pueda recordar, 6pues Éste
permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón hasta
el Amor de Dios. 7El Amor de Cristo, no obstante, se acepta primero. 8Y entonces aflora el conocimiento de que Ambos son uno.
8. ¡Cuán fácil
y ligero es el paso que te saca de los estrechos confines del mundo del
miedo una vez que has reconocido de Quién es la mano de la que vas asido! 2Tienes a mano todo lo necesario para poder alejarte del miedo para
siempre con perfecta certeza, y para seguir adelante y llegar cuanto antes a las
puertas del Cielo. 3Pues Aquel de Cuya mano vas asido sólo estaba
esperando a que te unieses a Él. 4Y ahora que has venido, ¿se
demorarÃa Él en mostrarte el camino que debe recorrer contigo? 5Su bendición descansa sobre ti tan indudablemente como el Amor de
Dios descansa sobre Él. 6Su gratitud hacia ti sobrepasa tu
entendimiento, pues tú le has permitido liberarse de sus cadenas para que juntos
os dirijáis a la morada de Su Padre.
9. Un viejo
odio está desapareciendo del mundo. 2Y con él va desapareciendo
también todo miedo y rencor. 3No vuelvas la vista atrás, pues lo que
te espera más adelante es lo que siempre anhelaste en tu corazón. 4¡Renuncia al mundo! 5Pero no con una actitud de
sacrificio, 6pues nunca lo deseaste. 7¿Qué felicidad que
jamás buscaste en él no te ocasionó dolor? 8¿Qué momento de
satisfacción no se compró con monedas de sufrimiento y a un precio exorbitante? 9La dicha no cuesta nada. 10Es tu sagrado derecho, pues
por lo que pagas no es felicidad. 11¡Que la honestidad te
acelere en tu camino, y que al contemplar en retrospectiva las experiencias que
has tenido aquà no te dejes engañar! 12Por todas ellas hubo que pagar
un precio exorbitante y sufrir penosas consecuencias.
10. No mires
atrás excepto con honestidad. 2Y cuando un Ãdolo te tiente, piensa en
lo siguiente:
3Jamás te dio
un Ãdolo cosa alguna, excepto el "regalo" de la culpabilidad. 4Cada uno de
ellos se compró con la moneda del dolor, y nunca fuiste tú solo quien pagó
por él.
5Sé, pues,
misericordioso con tu hermano. 6Y no aceptes nunca un Ãdolo
irreflexivamente, ni te olvides de que tu hermano pagará el costo al igual que
tú. 7Pues se demorará cada vez que tú vuelvas la vista atrás y no
percibas de Quién es la amorosa mano de la que vas asido. 8Mira,
pues, sólo hacia adelante; y camina lleno de confianza con el corazón latiendo
felizmente con esperanza y no palpitando con temor.
11. La
Voluntad de Dios reside para siempre en aquellos cuyas manos están unidas. 2Hasta que se unieron, pensaban que Él era su enemigo. 3Mas cuando se unieron y compartieron un mismo propósito, les fue
posible entender que su voluntad es una. 4Y asÃ, la Voluntad de Dios
no puede sino llegar hasta sus conciencias. 5Y no van a poder seguir
olvidándose por mucho más tiempo de que no es sino la suya
propia.
LECCIÓN
345
Hoy
sólo ofrezco milagros, pues quiero que retornen a mÃ.
1. Padre,
todo milagro es un reflejo de los regalos que me haces a mÃ, Tu Hijo. 2Y cada
uno que concedo retorna a mÃ, recordándome que la ley del amor, es universal. 3Incluso aquà dicha ley se manifiesta en una forma que se puede
reconocer, y cuya eficacia puede verificarse. 4Los
milagros que concedo se me devuelven en la forma que más me puede ayudar con los
problemas que percibo. 5Padre, en el Cielo es diferente, pues allà no
hay necesidades. 6Pero aquà en la tierra, el milagro se parece
más a tus regalos que cualquier otro regalo que yo pueda hacer. 7AsÃ
pues, déjame hoy hacer solamente este regalo, que al haber nacido del verdadero
perdón, ilumina el camino que debo recorrer para poder
recordarte.
2. Que
la paz sea con todos los corazones
que la buscan. 2La
luz ha venido a ofrecer milagros para bendecir a este mundo exhausto. 3Éste
hallará descanso hoy, pues nosotros ofreceremos lo que hemos
recibido.
11 DE
DICIEMBRE
VI. La
justificación del perdón
1. La ira nunca está justificada. 2El ataque no tiene fundamento. 3Con esto comienza uno a escapar del miedo, y con esto también es
como lo logrará. 4Con esto se intercambian los sueños de terror por
el mundo real. 5Pues el perdón descansa sobre esto, lo cual es tan
sólo natural. 6No se te pide que concedas perdón allà donde se
deberÃa responder con ataque y donde el ataque estarÃa justificado. 7Pues eso querrÃa decir que perdonas un pecado pasando por alto lo
que realmente se encuentra ahÃ. 8Eso no es perdón, 9ya que
supondrÃa que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu
perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado. 10Y asÃ, el perdón no habrÃa sido apropiado, al haberse concedido
donde no era debido.
2. El perdón
está siempre justificado. 2Sus cimientos son sólidos. 3Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que
merece castigo. 4La salvación no reside en que a uno le pidan
responder de una manera antinatural que no concuerda con lo que es real. 5En lugar de ello, la salvación sólo te pide que respondas
adecuadamente a lo que no es real, no percibiendo lo que no ha ocurrido. 6Si el perdón no estuviese justificado, se te estarÃa pidiendo que
sacrificases tus derechos cuando devuelves perdón por ataque. 7Mas se
te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante
cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición
de ayuda. 8El perdón es la única respuesta cuerda, 9pues impide que tus derechos sean sacrificados.
3. Este
entendimiento es el único cambio que le permite al mundo real alzarse para
ocupar el lugar de los sueños de terror. 2El miedo no puede surgir a
menos que se justifique el ataque; y si éste tuviese una base real, el perdón no
tendrÃa base alguna. 3El mundo real se alcanza cuando percibes que
aquello en lo que el perdón se basa es completamente real y está plenamente
justificado. 4Mientras creas que el perdón es un regalo
inmerecido, ello no podrá sino reforzar la culpabilidad que quieres "perdonar". 5El perdón que no está justificado es un ataque. 6Y eso es
todo lo que el mundo puede jamás ofrecer. 7 Puede que algunas veces
perdone a los "pecadores", pero sigue siendo consciente de que han pecado. 8De modo que no se merecen el perdón que les
concede.
4. Éste es el
falso perdón del que el mundo se vale para mantener viva la sensación de pecado. 2Y puesto que se considera que Dios es justo, parece imposible que Su
perdón pueda ser verdadero. 3 De este modo, el temor a Dios es el
resultado inevitable de considerar que el perdón es algo inmerecido. 4Nadie que se considere a sà mismo culpable puede evitar sentir temor
de Dios. 5Pero se salva de este dilema si perdona. 6 La
mente tiene que considerar al Creador tal como se considera a sà misma. 7Si puedes darte cuenta de que tu hermano es digno de perdón, es que
has aprendido que tú tienes el mismo derecho a ser perdonado que él. 8Y no pensarÃas que Dios tiene destinado para ti un juicio
temible que tu hermano no se merece. 9Pues la verdad es que tú
no mereces ni más ni menos que él.
5. Todo perdón
que se considera merecido sana, 2 pues le otorga al milagro la fuerza
para pasar por alto las ilusiones. 3Asà es como aprendes que tú
también tienes que haber sido perdonado. 4No hay ninguna apariencia
que no pueda pasarse por alto. 5Pues si la hubiera, serÃa necesario
que primero hubiese algún pecado que estuviese más allá del alcance del perdón. 6 TendrÃa que haber algún error que fuese más que una simple
equivocación, un tipo especial de error que fuese inmutable y eterno, y que
estuviese más allá de cualquier posibilidad de corrección o escape. 7TendrÃa que haber un error capaz de deshacer la creación, y de
construir un mundo que pudiese reemplazarla y destruir la Voluntad de Dios. 8Sólo si esto fuese posible podrÃa haber algunas apariencias
capaces de ser inmunes al milagro y de no ser sanadas por él.
6. No hay
prueba más contundente de que lo que deseas es la idolatrÃa, que la creencia de
que hay algunas clases de enfermedad y de desdicha que el perdón no puede
sanar. 2 Esto quiere decir que prefieres conservar algunos Ãdolos y
que todavÃa no estás completamente listo para abandonarlos todos. 3Y
asÃ, piensas que algunas apariencias son reales y que no son apariencias en
absoluto. 4No te dejes engañar con respecto al significado de la
creencia fija según la cual algunas apariencias son más difÃciles de pasar por
alto que otras. 5Pues ello siempre significa que crees que el perdón
tiene lÃmites. 6Y te habrás fijado una meta en la que el perdón es
parcial y en la que puedes liberarte de la culpabilidad sólo en parte. 7¿Qué otra cosa puede significar esto sino que el perdón que te
concedes a ti mismo, asà como a todos los que parecen estar separados de ti
es falso?
7. Tiene que
ser verdad que o bien el milagro cura toda clase de enfermedad o bien no cura en
absoluto. 2Su propósito no puede ser juzgar qué formas son reales y
qué apariencias verdaderas. 3Si se tuviese que excluir una sola
apariencia de la curación, habrÃa una ilusión que formarÃa parte de la verdad. 4Y no podrÃas escaparte totalmente de la culpabilidad, sino sólo en
parte. 5Tienes que perdonar al Hijo de Dios completamente, 6pues, de lo contrario, conservarás una imagen de ti mismo
fragmentada, y seguirás temiendo mirar en tu interior y encontrar allà tu
liberación de todos los Ãdolos. 7La salvación descansa en la fe
de que es imposible que haya algunas clases de culpabilidad que tú no puedas
perdonar. 8Por lo tanto, no hay ninguna apariencia que hubiese podido
ocupar el lugar de la verdad con respecto al Hijo de Dios.
8. Contempla a
tu hermano con el deseo de verlo tal como es. 2Y no excluyas ninguna
parte de él de tu deseo de que se cure. 3Curar es hacer Ãntegro. 4Y a lo que es Ãntegro no le pueden faltar partes que se hayan dejado
afuera. 5El perdón consiste en reconocer esto, y en alegrarnos
de que no haya ninguna forma de enfermedad que el milagro no tenga el poder
de curar.
9. El Hijo de
Dios es perfecto, ya que de otro modo no podrÃa ser el Hijo de Dios. 2Y no lo podrás conocer mientras creas que no merece librarse de
todas las consecuencias y manifestaciones de la culpabilidad. 3De la
única forma que debes pensar acerca de él si quieres conocer la verdad acerca de
ti mismo es asÃ:
4Te doy las
gracias, Padre, por Tu perfecto Hijo, pues en su gloria veré la mÃa
propia.
5He aquà la
jubilosa afirmación de que no hay ninguna forma de mal que pueda prevalecer
sobre la Voluntad de Dios, el feliz reconocimiento de que la culpabilidad no ha
triunfado porque tú hayas deseado que las ilusiones sean reales. 6¿Y
qué es esto sino una simple afirmación de la verdad?
10. Contempla
a tu hermano con esta esperanza en ti y comprenderás que él no pudo haber
cometido un error que hubiese podido cambiar la verdad acerca de él. 2No es difÃcil pasar por alto errores a los que no se les ha
atribuido efectos. 3Mas no perdonarás aquello que consideres que
tiene el poder de hacer del Hijo de Dios un Ãdolo.4 Pues en ese caso
él se habrá convertido para ti en una imagen sepulcral y en un signo de
muerte. 5¿PodrÃa ser eso tu salvador? 6¿PodrÃa acaso el
Padre estar equivocado con respecto a Su Hijo? 7¿No será más bien que
te has engañado a ti mismo con respecto a aquel que se te dio para que lo
curases a fin de que tú te pudieras salvar y liberar?
LECCIÓN
346
Hoy
me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su
Amor.
1. Padre,
al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. 2Y asÃ
comienza el dÃa que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad,
pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. 3No ando
en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. 4Lo que
hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, asà como las cosas que se
perciben en él. 5Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. 6Quiero
morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. 7Quiero
encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu
gloria y la mÃa, de todos los absurdos juguetes que
fabriqué.
2. Y
al llegar la noche; recordaremos únicamente la paz de Dios. 2Pues
hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto
del Amor de Dios.
12 DE
DICIEMBRE
VII. La nueva
interpretación
1. ¿Cómo iba a
haber dejado Dios que el significado del mundo estuviese sujeto a tu
interpretación? 2Si hubiese hecho eso, el mundo no tendrÃa significado. 3Pues es imposible que el significado de algo
cambie constantemente y que, aun asÃ, sea verdad. 4El EspÃritu Santo
ve en el mundo un solo propósito, el cual es eternamente inmutable. 5Ninguna situación puede alterar este objetivo, sino que tiene que
estar de acuerdo con él. 6Pues sólo si el objetivo del mundo pudiese
cambiar con cada situación, podrÃa cada una de ellas estar sujeta a diferentes
interpretaciones cada vez que se pensase en ellas. 7 Tú añades nuevos
elementos al guión que escribes para cada minuto del dÃa, y asÃ, todo lo que
sucede ahora tiene otro significado. 8Elimina algún elemento, y el
significado cambiará consecuentemente.
2. ¿Qué
reflejan tus guiones, sino tus planes acerca de cómo deberÃa transcurrir el dÃa? 2Y asÃ, determinas lo que es un desastre o un
triunfo, un avance o un retroceso, una ganancia o una pérdida. 3Estos juicios se hacen en conformidad con los papeles que el guión
asigna. 4El hecho de que de por sà no signifiquen nada queda
demostrado por la facilidad con que estas designaciones cambian a la luz de
otros juicios que se hacen acerca de diferentes aspectos de la experiencia. 5Y luego, visto en retrospectiva, crees ver otro significado en
conexión con lo que ocurrió previamente. 6¿Qué has hecho realmente,
sino demostrar que nada de ello tenÃa significado alguno? 7Mas tú le
atribuÃas significado a la luz de objetivos cambiantes, que alteraban el
significado a medida que dichos objetivos cambiaban.
3. Solamente
un propósito firme puede otorgarle a cualquier acontecimiento un significado
estable. 2Pero tiene que otorgarles a todos ellos el mismo significado. 3Si a cada acontecimiento se le otorga un significado diferente, ello
quiere decir que cada uno de ellos tiene un propósito diferente. 4Y ése serÃa
todo el significado que tendrÃan. 5¿Qué clase de significado serÃa
ése? 6¿Cómo puede ser que el significado de "significado" sea
confusión? 7La percepción no puede estar fluctuando constantemente y al
mismo tiempo tener un significado estable en alguna parte. 8El miedo es un
juicio que nunca está justificado. 9Su presencia no. significa nada,
excepto que sirve para mostrarte que escribiste un guión tenebroso y que, como
resultado de ello, tienes miedo. 10Pero no porque la cosa que temes tenga de por
sà un significado temible.
4. Abrigar un
propósito común es el único medio por el que la percepción puede estabilizarse,
y por el que se le puede dar una sola interpretación al mundo y a todas las
experiencias que se tienen en él. 2En ese propósito común, todo el
mundo y todas las cosas que ves comparten el mismo juicio. 3Ahora no
tienes por qué juzgar, pues has aprendido que a todo se le ha dado el mismo
significado, y te alegras de poder verlo por todas partes. 4Dicho
significado no puede cambiar porque tu deseo es percibirlo en todas
partes, inalterado por las circunstancias. 5Por lo tanto, se lo
otorgas a todos los acontecimientos y dejas que ellos te ofrezcan
estabilidad a ti.
5. Librarte de
juzgar radica simplemente en esto: todas las cosas tienen el mismo propósito, el
cual tú compartes con todo el mundo. 2Y no hay nada en el mundo
que pueda oponerse a ese propósito, pues es el propósito de todas las cosas
y también el tuyo. 3Tener un mismo propósito pone fin a todas las
ideas de sacrificio, las cuales no pueden sino atribuir un propósito para el que
gana y otro para el que pierde. 4Sin esta idea no podrÃa haber
pensamientos de sacrificio. 5Y es esta idea de que puede haber
diferentes objetivos lo que hace que la percepción oscile y el significado
cambie. 6Con un objetivo unificado esto se vuelve imposible,
pues tu conformidad hace que la interpretación sea estable y
duradera.
6. ¿Cómo se
iba a poder entablar la comunicación mientras los sÃmbolos que se usan tengan
diferentes significados? 2El objetivo del EspÃritu Santo ofrece una
sola interpretación, la cual tiene significado para ti y para tu hermano. 3Y asÃ, te puedes comunicar con él y él contigo. 4Cuando
se usan sÃmbolos que ambos podéis comprender se deja de sacrificar el
significado. 5Todo sacrificio supone la pérdida de tu capacidad de
ver la conexión que hay entre todos los acontecimientos. 6Pues si se
observan por separado no tienen ningún significado, 7ya que les falta
la luz bajo la cual se pueden ver y comprender. 8Y asÃ, carecen de
propósito 9y no se puede entender cuál es su finalidad. 10Ningún pensamiento de pérdida significa nada, 11pues
nadie está de acuerdo contigo con respecto a su significado. 12Es
parte de un guión disparatado, que no puede ser interpretado de manera que tenga
sentido. 13Siempre será ininteligible. 14Esto no es
comunicación. 15Tus sombrÃos sueños no son más que los absurdos
guiones que escribes por tu cuenta mientras duermes. 16No trates de encontrar significado en sueños de separación. 17Sólo
los sueños de perdón se pueden compartir, 18pues significan lo
mismo para ti que para tu hermano.
7. No
hagas interpretaciones desde una perspectiva de soledad, pues lo que veas no
tendrá ningún significado, y lo que representa cambiará. 2Y tú
creerás que el mundo es un lugar incierto, por el que caminas en peligro, lleno
de incertidumbre. 3Son únicamente tus interpretaciones las que
carecen de estabilidad, pues no están en armonÃa con lo que realmente eres. 4Es éste un estado tan peligroso en apariencia, que es imposible
que no surja el temor. 5Hermano mÃo, no sigas por ese camino. 6Tenemos un solo Intérprete. 7Y a través del uso que Él
hace de los sÃmbolos nos unimos, y asÃ, todos ellos tienen el mismo significado
para todos nosotros. 8Nuestro idioma común nos permite hablar con
todos nuestros hermanos, y entender con ellos que el perdón se nos ha otorgado a
todos, y que, por lo tanto, podemos comunicarnos nuevamente.
VIII. La
realidad inmutable
1. Las
apariencias engañan, pero pueden cambiar. 2La realidad, en cambio, es
inmutable. 3No engaña en absoluto, y si tú no puedes ver más
allá de las apariencias, te estás dejando engañar. 4Pues todo
lo que ves cambiará; sin embargo, antes pensabas que era real, y ahora crees que
es real nuevamente. 5De este modo, la realidad se ve reducida a
formas y se la considera susceptible de cambiar. 6La realidad, no
obstante, es inmutable. 7Esto es lo que hace que sea real y lo que la
distingue de todas las apariencias. 8Tiene que estar más allá de toda
forma para poder ser ella misma. 9No puede
cambiar.
2. El milagro
es un medio para demostrar que todas las apariencias pueden cambiar
precisamente porque son apariencias y porque carecen del atributo de
inmutabilidad que la realidad entraña. 2El milagro da fe de que te
puedes salvar de las apariencias al demostrar que éstas pueden cambiar. 3En tu hermano reside una inmutabilidad que está más allá de
cualquier apariencia o engaño. 4Mas se ve nublada por tus cambiantes
ideas acerca de él, que tú percibes como su realidad. 5Lo que
constituirÃa un sueño feliz con respecto a él adopta la forma de una apariencia
en la que él goza de perfecta salud, se encuentra completamente inmune a
cualquier clase de carencia y está perfectamente a salvo de cualquier clase de
desastre. 6El milagro es la prueba de que él no está limitado por
ninguna clase de pérdida o sufrimiento, ya que todo ello puede cambiar tan
fácilmente. 7Esto demuestra que nunca fueron reales y que no pudieron
haber surgido de su realidad. 8Pues ésta es inmutable, y no hay
nada en el Cielo o en la tierra que pueda jamás alterar sus efectos. 9Es evidente, en cambio, que las apariencias son irreales precisamente porque pueden cambiar.
3. ¿Qué es la
tentación, sino el deseo de hacer que las ilusiones sean reales? 2No
parece ser el deseo de hacer que lo que es real no lo sea. 3Sin
embargo, es una afirmación de que algunas clases de Ãdolos ejercen una poderosa
atracción que los hace más difÃciles de resistir que aquellos que tú preferirÃas
que no fuesen reales. 4Toda tentación, por lo tanto, no es más que
esto: una plegaria para que el milagro no ejerza influencia sobre algunos
sueños, y para que, en vez de ello, mantenga su irrealidad oculta y les
otorgue realidad. 5El Cielo no responde a tal oración, ni
tampoco se te puede conceder un milagro para sanar las apariencias que no te
gustan. 6Has establecido lÃmites. 7Lo que pides se te concede, pero no por el Dios que no conoce lÃmites. 8Sólo tú
te has limitado a ti mismo.
4. La realidad
es inmutable. 2Los milagros no hacen sino mostrar que lo que tú has
interpuesto entre la realidad y tu conciencia es ilusorio y que no es en modo
alguno una interferencia. 3El costo de la creencia de que algunas
apariencias están más allá de cualquier esperanza de cambio es que el
milagro no se obra a través de ti de manera consistente. 4Pues has
pedido que no tenga el poder de sanar todos los sueños. 5No hay
milagro que no se te pueda conceder si realmente deseas la curación. 6Pero no se te puede conceder ninguno a menos que la desees. 7Si eliges lo que quieres sanar, habrás coartado la libertad de
concederle Sus dones al Hijo de Dios a Aquel que otorga todos los milagros. 8Cuando el Hijo de Dios cae en la tentación, niega la realidad. 9Y de este modo, se convierte voluntariamente en esclavo de lo que
eligió a cambio.
5. Precisamente porque la realidad es inmutable, existe en ella un milagro
que sana todas las cosas cambiantes y te las ofrece para que las veas en una
forma que te brinda felicidad y que está libre de temor. 2Se te
concederá poder ver a tu hermano de esta manera. 3Pero no mientras
quieras que sea de otra manera con respecto a ciertas cosas. 4Pues
eso sólo significarÃa que no lo quieres ver curado e Ãntegro. 5El Cristo en él es perfecto. 6¿Es esto lo que quieres
contemplar? 7No dejes entonces que haya sueños acerca de él que tú
prefieras ver en lugar del Cristo en él. 8Y verás al Cristo en él
porque permitiste que Él viniera a ti. 9Y cuando Él se te haya
aparecido, tendrás la certeza de que eres como Él, pues Él es lo inmutable en tu
hermano y en ti.
6. Eso es lo
que contemplarás cuando decidas que no hay ninguna apariencia que prefieras
conservar en lugar de lo que tu hermano realmente es. 2No dejes que
la tentación de preferir un sueño permita que la incertidumbre se presente ahÃ. 3No te sientas culpable y temeroso cuando un sueño acerca de lo
que él es te tiente. 4Pero no le atribuyas a ese sueño el poder de
reemplazar lo inmutable en tu hermano en la percepción que tienes de él. 5No hay falsa apariencia que no desaparezca, si en lugar de ella
pides un milagro. 6No hay dolor del que él no se pueda liberar, sólo
con que desees que él sea lo que no puede sino ser. 7¿Por qué habrÃas
de temer ver a Cristo en él? 8Pues en todo lo que ves no haces sino
contemplarte a ti mismo. 9Y conforme él sane, tú te liberarás de la
culpabilidad, pues lo que él aparenta ser es la imagen que tú tienes de ti
mismo.
LECCIÓN
347
La
ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mÃ
mismo a fin de mantener el milagro alejado de mi
1. Padre,
deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. 2Rectifica
mi mente, Padre mÃo, 3pues está enferma. 4Pero
Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. 5Y asÃ,
le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mÃ. 6Él
ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. 7ÉI
ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste
sana. 8Él
concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. 9Que
sea Él Quien juzgue hoy. 10No conozco
mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. 11Y hablará en mi
nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mÃ.
2. Escucha
hoy. 2Permanece
muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado
como el Hijo que Él ama.
LECCIÓN
348
Ni
mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu gracia me basta
para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba.
1. Padre,
déjame recordar que Tú estás aquà y que no estoy solo. 2Pues
estoy rodeado de un Amor imperecedero. 3No
hay razón para nada, excepto para la paz y alegrÃa perfectas que comparto
Contigo. 4¿Qué
necesidad tengo de ira o de temor, 5cuando lo único que me rodea es
la seguridad perfecta? 6¿Cómo
puedo sentir miedo cuando la eterna promesa que me hiciste jamás se aparta
de m� 7Estoy rodeado de perfecta impecabilidad. 8¿Qué puedo temer, cuando la santidad en la
que Tú me creaste es tan perfecta como la Tuya Propia?
2. La
gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. 2Y
eso es lo único que elegimos como nuestra voluntad, asà como la
Suya.
LECCIÓN
349
Hoy
dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mÃ,
y que en lugar de juzgarlas, les conceda a cada una un milagro
de amor.
1. AsÃ
quiero liberar todas las cosas que veo; concediéndoles la libertad que busco. 2De esta manera obedezco la ley del amor, dando
lo que quiero encontrar y hacer mÃo. 3Ello se me dará, porque lo he
elegido como el regalo que quiero dar. 4Padre, Tus regalos son mÃos. 5Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. 6Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen.
2. Nuestro Padre
conoce nuestras
necesidades, 2y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. 3Y asÃ, confiamos en que
Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes
según regresamos a Él.
15 DE
DICIEMBRE
CapÃtulo
31
LA VISIÓN
FINAL
I. La
simplicidad de la salvación
1. ¡Qué simple
es la salvación! 2Tan sólo afirma que lo que nunca fue verdad no es
verdad ahora ni lo será nunca. 3Lo imposible no ha ocurrido, ni puede
tener efectos. 4Eso es todo. 5¿PodrÃa ser esto difÃcil de
aprender para aquel que quiere que sea verdad? 6Lo único que puede
hacer que una lección tan fácil resulte difÃcil es no estar dispuesto a
aprenderla. 7¿Cuán difÃcil puede ser reconocer que lo falso no
puede ser verdad, y que lo que es verdad no puede ser falso? 8Ya no
puedes decir que no percibes ninguna diferencia entre lo falso y lo verdadero. 9Se te ha dicho exactamente cómo distinguir lo uno de lo otro, y
lo que tienes que hacer si te confundes. 10¿Por qué, entonces, te
empeñas en no aprender cosas tan sencillas como éstas?
2. Hay una
razón. 2Pero no creas que es porque las cosas simples que la
salvación te pide que aprendas sean difÃciles, 3pues la
salvación sólo enseña lo que es extremadamente obvio. 4La
salvación simplemente procede de una aparente lección a la siguiente, mediante
pasos muy sencillos que te llevan dulcemente de una a otra, sin ningún esfuerzo. 5Esto no puede crear confusión, y, sin embargo, estás confundido. 6Pues de alguna manera crees que es más fácil aprender y entender lo
que es totalmente confuso. 7Lo que te has enseñado a ti mismo
constituye una hazaña de aprendizaje tan gigantesca que es ciertamente
increÃble. 8Pero lo lograste porque ése era tu deseo, y no te
detuviste a considerar si iba a ser difÃcil de aprender o tan complejo que no se
pudiese entender.
3. Nadie que
entienda lo que tú has aprendido, con cuánto esmero lo aprendiste, y los
sacrificios que llevaste a cabo para practicar y repetir las lecciones una y
otra vez, en toda forma concebible, podrÃa jamás dudar del poder de tu capacidad
para aprender. 2No hay un poder más grande en todo el mundo. 3El mundo se construyó mediante él, y aún ahora no depende de nada
más. 4Las lecciones que te enseñaste a ti mismo las aprendiste
con tanto esmero y se encuentran tan arraigadas en ti que se alzan como pesadas
cortinas para nublar lo simple y lo obvio. 5No digas que no puedes
aprender. 6Pues tu capacidad para aprender es tan grande que te ha
enseñado cosas tan difÃciles como que tu voluntad no es tu voluntad, que tus
pensamientos no te pertenecen, e incluso, que no eres quien
eres.
4. ¿Quién
podrÃa afirmar que lecciones como éstas son fáciles de aprender? 2Sin
embargo, tú has aprendido eso y más. 3Por muy difÃcil que haya sido,
has seguido dando cada paso sin quejarte, hasta construir un mundo de tu agrado. 4Y cada una de las lecciones que configuran al mundo procede del
primer logro de tu aprendizaje, el cual fue de tal enormidad que, ante su
magnitud, la Voz del EspÃritu Santo parece débil e inaudible. 5El
mundo comenzó con una extraña lección, lo suficientemente poderosa como para
dejar a Dios relegado al olvido y a Su Hijo convertido en un extraño ante sus
propios ojos, exiliado del hogar donde Dios Mismo lo habÃa ubicado. 6Tú que te has enseñado a ti mismo que el Hijo de Dios es culpable,
no digas que no puedes aprender las sencillas lecciones que la salvación te
enseña.
5. Aprender es
una capacidad que tú inventaste y te otorgaste a ti mismo. 2No fue
concebida para hacer la Voluntad de Dios, sino para apoyar el deseo de que fuese
posible oponerse a ella y para que una voluntad ajena fuese incluso más real. 3Y esto es lo que este aprendizaje ha intentado demostrar, y tú has
aprendido lo que fue su propósito enseñar. 4Ahora tu viejo y
remachado aprendizaje se alza implacable ante la Voz de la verdad y te
enseña que Sus lecciones no son verdad, que son demasiado difÃciles de aprender
y de entender, y que son diametralmente opuestas a lo que realmente es verdad. 5No obstante, las aprenderás, pues ése es el único propósito de tu
capacidad para aprender que el EspÃritu Santo ve en todo el mundo. 6Sus sencillas lecciones de perdón son mucho más poderosas que las
tuyas, pues te llaman desde Dios y desde tu Ser.
6. ¿Es acaso
ésta Vocecilla tan débil y queda que no puede alzarse por encima del insensato
ruido de sonidos que no tienen sentido? 2La Voluntad de Dios no fue
que Su Hijo se olvidara de Él, 3y el poder de Su Voluntad reside en
la Voz que habla por Él. 4¿Qué lección vas a aprender? 5¿Qué desenlace es inevitable, es tan seguro como Dios y está más
allá de cualquier duda e incertidumbre? 6¿Cómo iba a poder
oponerse tu mÃsero aprendizaje, que tan difÃcil fue de aprender y cuyas
consecuencias son tan extrañas, a las sencillas lecciones que, desde los
orÃgenes del tiempo y desde que la capacidad de aprender fue concebida, se te
enseñan en cada momento del dÃa?
7. Solamente
se pueden aprender dos lecciones. 2Cada una de ellas da lugar a un
mundo diferente. 3Y cada uno de esos mundos se deriva
irremediablemente de su fuente. 4El mundo que ves es el resultado
inevitable de la lección que enseña que el Hijo de Dios es culpable. 5Es un mundo de terror y desesperación. 6En él no hay la
más mÃnima esperanza de hallar felicidad. 7Ningún plan que puedas
idear para tu seguridad tendrá jamás éxito. 8No puedes buscar dicha
en él y esperar encontrarla. 9Mas éste no es el único resultado que
se puede derivar de lo que has aprendido. 10Por mucho que te hayas
esforzado por aprender la tarea que elegiste, la lección que refleja el Amor de
Dios es todavÃa más fuerte. 11Y aprenderás que el Hijo de Dios es
inocente, y verás otro mundo.
8. En el mundo
que resulta de la lección que afirma que el Hijo de Dios es inocente no hay
miedo, la esperanza lo ilumina todo y una gran afabilidad refulge por todas
partes. 2No hay nada en él que no te invite amorosamente a ser su
amigo y a que le permitas unirse a ti. 3Ni una sola llamada deja
jamás de oÃrse, se interpreta erróneamente o se queda sin contestar en el mismo
lenguaje en que se hizo. 4Y entenderás que ésta es la llamada que
todos los seres y todas las cosas en el mundo siempre habÃan hecho, pero que tú
no habÃas percibido como tal. 5Y ahora te das cuenta de que estabas
equivocado. 6Te habÃas dejado engañar por las formas que
ocultaban la llamada. 7Por lo tanto, no la podÃas oÃr, y asÃ,
perdiste un amigo que siempre quiso ser parte de ti. 8La eterna y
queda llamada de cada aspecto de la creación de Dios a la totalidad se oye por
todo el mundo a la que esta otra lección da lugar.
9. No hay
ninguna cosa viviente que no comparta la Voluntad universal de que goce de
plenitud y de que tú no seas sordo a su llamada. 2Sin tu respuesta
esta llamada se deja morir, de la misma manera en que se la salva de la muerte
cuando tú oyes en ella la llamada ancestral a la vida y comprendes que es tu
propia llamada. 3El Cristo en ti recuerda a Dios con la misma certeza
con la que Él conoce Su Amor. 4Pero Dios sólo puede ser Amor si Su
Hijo es inocente. 5Pues ciertamente serÃa miedo, si aquel a quien Él
creó inocente pudiera ser esclavo de la culpabilidad. 6El Hijo
perfecto de Dios recuerda su creación. 7Pero en su culpabilidad se ha
olvidado de lo que realmente es.
10. El temor a
Dios es el resultado ineludible de la lección que afirma que Su Hijo es
culpable, de la misma manera en que el Amor de Dios no puede sino recordarse
cuando el Hijo reconoce su inocencia. 2Pues el odio no puede sino
engendrar temor y considerar a su padre igual que a sà mismo. 3¡Cuán equivocado estás tú que no oyes la llamada cuyo eco resuena
más allá de cada aparente invocación a la muerte, la llamada cuyo canto se oye
tras cada ataque asesino, suplicando que el amor restaure el mundo moribundo! 4No comprendes Quién es el que te llama tras cada manifestación de
odio, tras cada incitación a la pugna. 5Pero lo reconocerás cuando le
contestes en el mismo lenguaje en que Él te llama. 6Él aparecerá
cuando le hayas contestado, y por Él sabrás que Dios es
Amor.
11. ¿Qué es la tentación, sino el deseo de tomar una decisión errónea con
respecto a lo que quieres aprender, y obtener un resultado que no deseas? 2El reconocimiento de que ése es un estado mental indeseable se
convierte en el medio por el que se vuelve a examinar la elección, viéndose
entonces que hay otro resultado más deseable. 3Te engañas a ti mismo
si crees que lo que quieres son desastres, desunión y dolor. 4No
prestes oÃdos a esa llamada. 5Escucha más bien la llamada subyacente,
que te exhorta a que seas feliz y a que estés en paz. 6Y el mundo
entero te brindará paz y felicidad. 7Pues a lo que oigas es a lo que
responderás! 8Y ¡oh, maravilla! 9Tu respuesta será la
prueba de lo que has aprendido, 10y su resultado, el mundo que
contemplarás.
12. Permanezcamos muy quedos por un instante y olvidémonos de todas las cosas
que jamás hayamos aprendido, de todos los pensamientos que hayamos abrigado y de
todas las ideas preconcebidas que tengamos acerca de lo que las cosas
significan y de cuál es su propósito. 2Olvidémonos de nuestras
propias ideas acerca del propósito del mundo, 3pues no lo sabemos. 4Dejemos que toda imagen que tengamos acerca de cualquier persona se
desprenda de nuestras mentes y desaparezca.
13. No
abrigues ningún juicio, ni seas consciente de ningún pensamiento, bueno o
malo, que jamás haya cruzado tu mente con respecto a nadie. 2Ahora no lo conoces. 3Pero eres libre de conocerlo, y de
conocerlo bajo una nueva luz. 4Ahora él renace para ti, y tú para él,
sin el pasado que lo condenó a morir, y a ti junto con él. 5Ahora él
es tan libre para vivir como lo eres tú porque una vieja lección que se habÃa
aprendido ha desaparecido, dejando un sitio donde la verdad puede
renacer.
LECCIÓN
350
Los
milagros son un
reflejo del eterno Amor de Dios. Ofrecerlos es recordarlo a Él, y mediante
Su recuerdo, salvar al mundo.
1. Lo que
perdonamos se vuelve parte de nosotros, tal como nos percibimos a nosotros
mismos. 2Tal como tú creaste a Tu Hijo, él encierra dentro de sÃ
todas las cosas. 3El que yo Te pueda recordar depende de que lo
perdone a él. 4Lo que él es no se ve afectado por sus pensamientos. 5Pero lo que contempla es el resultado directo de ellos. 6Asà pues, Padre mÃo; quiero ampararme en Ti. 7Sólo Tu recuerdo me liberará. 8Y sólo perdonando
puedo aprender a dejar que Tu recuerdo vuelva a mÃ, y á ofrecérselo al mundo con
agradecimiento.
2
Y a medida que hagamos acopio de Sus milagros,
estaremos en verdad agradecidos. 2Pues conforme lo recordemos, Su Hijo nos será restituido en
la realidad del Amor.
16 DE
DICIEMBRE
II. Caminando
con Cristo
1. Una
vieja lección no se supera contraponiendo la nueva con la vieja. 2No
se la subyuga para que la verdad pueda conocerse, ni se combate para que se
rinda ante el atractivo de la verdad. 3No hay que prepararse para
ninguna batalla, no hay que dedicarle tiempo, ni tampoco es necesario hacer
planes para implantar lo nuevo. 4Una vieja batalla se está librando contra la verdad, pero la verdad no responde. 5¿Quién podrÃa ser herido en semejante batalla, a no ser que se
hiriese a sà mismo? 6En realidad no tiene enemigos. 7¿Y podrÃa acaso ser atacado por sueños?
2. Repasemos nuevamente lo que parece interponerse entre la verdad de lo que
eres y tú. 2Pues para superar este obstáculo se tienen que dar
ciertos pasos. 3El primero es una decisión que tú tomas. 4Pero de ahà en adelante, la verdad se te confiere. 5Tú
quieres determinar lo que es verdad, 6y debido a tu deseo,
estableces dos alternativas entre las que elegir cada vez que crees que tienes
que tomar una decisión. 7Ninguna de ellas es verdad, 8ni
tampoco son diferentes entre sÃ. 9Sin embargo, tienes que examinar
las dos antes de que puedas mirar más allá de ellas a la única alternativa que
sà constituye una elección diferente. 10Pero no la busques en
los sueños que forjaste con el propósito de que esto estuviese nublado de tu
conciencia.
3. Las
alternativas entre las que eliges no constituyen una verdadera elección, y
tan sólo dan la impresión de que se trata de una elección libre, pues en
cualquier caso, el resultado será el mismo. 2De modo que no es
realmente una elección en absoluto. 3El lÃder y el seguidor parecen
desempeñar diferentes papeles, y cada uno de estos papeles parece poseer
ventajas que tú no quisieras perder. 4En su fusión, por lo
tanto, parece haber esperanzas de satisfacción y de paz. 5Te ves
a ti mismo dividido entre estos dos papeles, escindido para siempre entre los
dos. 6Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para salvarte
de esto.
4. Tal vez lo
llames amor 2O tal vez pienses que es un asesinato que finalmente
está justificado. 3Odias a aquel a quien asignaste el papel de lÃder
cuando tú lo quisieras tener, y lo odias igualmente cuando él no lo asume
en aquellas ocasiones en que tú quieres ser el seguidor y abandonar el liderato. 4Para eso fue para lo que concebiste a tu hermano, y te acostumbraste
a pensar que ése era su propósito. 5A menos que él sea fiel a eso, no
habrá cumplido la función que tú le asignaste. 6Por lo tanto, merece
la muerte, al no tener ningún propósito ni ninguna utilidad para
ti.
5. ¿Y qué
quiere él de ti? 2¿Qué otra cosa podrÃa querer, 3sino lo
mismo que tú quieres de él? 4En esto es tan fácil elegir la vida como
la muerte, pues lo que eliges para ti lo eliges para él. 5Le haces
dos llamamientos, tal como él a ti. 6Estos dos llamamientos ciertamente constituyen una elección, pues de cada uno de ellos se deriva
un resultado distinto. 7Si él acaba siendo tu lÃder o tu
seguidor no importa, pues en cualquier caso habrás elegido la muerte. 8Pero si él clama por la muerte o por la vida, por el odio o bien por
el perdón y por la ayuda, entonces el resultado no será el mismo. 9Si
oyes el primero de esos llamamientos, te separarás de él y te perderás. 10Mas si oyes el segundo, te unirás a él y en tu respuesta se halla
la salvación. 11La voz que oyes en él no es sino la tuya. 12¿Qué te pide? 13Escucha atentamente, 14pues
te está pidiendo lo mismo que te ha de llegar a ti, ya que lo que estás viendo
es una imagen de ti mismo y lo que estás oyendo es tu propia voz expresando tus
deseos.
6. Antes de
contestar, haz una pausa y piensa en lo siguiente: 2La respuesta
que le dé a mi hermano es la que yo estoy pidiendo. 3Y lo que
aprenda acerca de él, es lo que aprenderé acerca de mÃ. 4Aguardemos luego un instante y estemos muy quietos,
olvidándonos de todo lo que habÃamos creÃdo oÃr y recordando cuán poco
sabemos. 5Este hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que camina a
nuestro lado por la misma senda que nosotros recorremos. 6Él es
como nosotros, y se halla tan cerca o tan lejos de lo que anhelamos como le
permitamos estar. 7No hacemos ningún avance que él no haga con
nosotros, y si él no avanza, nosotros retrocedemos. 8No le des la
mano con ira, sino con amor, pues su progreso es el tuyo propio. 9Y
recorreremos la senda por separado a no ser que lo mantengas a salvo a tu
lado.
7. Puesto que
Dios os ama a los dos por igual, se te salvará de todas las apariencias y
contestarás la llamada que Cristo te hace. 2Estáte muy quedo y
escucha. 3Despeja tu mente de viejas ideas. 4Olvida las
tristes lecciones que aprendiste acerca de este Hijo de Dios que te llama. 5Cristo llama a todos con igual ternura, sin ver lÃderes ni
seguidores, y oyendo una sola respuesta para todos ellos. 6Puesto que
Él oye una sola Voz, no puede oÃr una respuesta diferente de la que dio
cuando Dios lo nombró Su único Hijo.
8. Sumérgete
en la más profunda quietud por un instante. 2Ven sin ningún
pensamiento de nada que hayas aprendido antes, y deja a un lado todas las
imágenes que has inventado. 3Lo viejo y decrépito se derrumbará ante
lo nuevo tanto si te opones a ello como si lo apoyas. 4Ninguna de las
cosas que consideras valiosas y dignas de tus atenciones será atacada. 5Tampoco se atacará tu deseo de oÃr un llamamiento que jamás existió. 6Nada te hará daño en este santo lugar adonde vienes a escuchar en
silencio y a aprender qué es lo que realmente quieres. 7Esto será lo
único que se te pedirá aprender. 8Mas al oÃrlo, comprenderás que lo
único que necesitas hacer es abandonar los pensamientos que ya no deseas y que
nunca fueron verdad.
9. Perdona a
tu hermano por todo lo que aparenta ser, lo cual procede de las viejas lecciones
que te habÃas enseñado a ti mismo acerca de tu pecaminosidad. 2Oye
únicamente su petición de clemencia y liberación de todas las pavorosas
imágenes que tiene con respecto a lo que él es y a lo que tú no puedes sino ser
también. 3Él teme caminar a tu lado, y cree que tal vez si se
atrasa o se adelanta un poco será menos peligroso para él. 4¿Cómo
ibas a poder progresar tú si piensas lo mismo, y avanzas únicamente cuando él se
rezaga y te quedas atrás cuando él se adelanta? 5Pues al hacer esto,
te olvidas del objetivo de la jornada, que no es otro que la decisión de caminar
a su lado, de modo que ninguno sea ni lÃder ni seguidor. 6Se trata,
por lo tanto, de que caminéis juntos y no cada uno por separado. 7Y
mediante esta decisión, el resultado del aprendizaje cambia, pues Cristo
habrá vuelto a nacer para vosotros dos.
10. Para que
esto suceda, bastará un solo instante que estés libre de tus viejas ideas acerca
de quién es tu formidable compañero y de lo que él debe estar pidiendo. 2Y percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo. 3Él pide lo que tú deseas y necesita lo mismo que tú. 4Tal
vez en su caso ello se manifieste de forma diferente, pero no es a la forma a lo
que respondes. 5Él pide y tú recibes, pues has venido con un solo
propósito: poder aprender a amar a tu hermano con un amor fraternal. 6Y en cuanto que hermano tuyo, su Padre no puede sino ser el
mismo que el tuyo, ya que él es como tú.
11. Unidos
podéis recordar y aceptar vuestra herencia común. 2Solos, se os niega
a ambos. 3¿No está claro acaso que mientras sigas insistiendo en ser
lÃder o seguidor pensarás que caminas solo, sin nadie a tu lado? 4Éste es el camino que no conduce a ninguna parte, pues no se te
puede otorgar la luz mientras camines solo, y asÃ, no puedes ver por donde
vas. 5Esto produce confusión y una interminable sensación de
duda, a medida que te tambaleas solo de un lado a otro en la oscuridad. 6Sin embargo, éstas no son más que apariencias de lo que es la
jornada y de cómo se tiene que recorrer. 7Pues hay Alguien a tu lado
que ilumina tu camino, de modo que puedas dar cada paso con certeza y sin ninguna duda con respecto a qué camino seguir. 8Tener los ojos
vendados puede ciertamente cegarte, mas no puede hacer que el camino en sà sea
oscuro. 9Y Aquel que viaja contigo tiene la
luz.
14.
¿Qué soy?
1. Soy el
Hijo de Dios, pleno, sano e Ãntegro, resplandeciente en el reflejo de Su Amor. 2En mÃ
Su creación se santifica y Se le garantiza vida eterna. 3En mÃ
el amor alcanza la perfección, el miedo es imposible y la dicha se establece sin
opuestos. 4Soy el
santo hogar de Dios Mismo. 5Soy el
Cielo donde Su Amor reside. 6Soy Su
santa Impecabilidad. Misma, pues en mi pureza reside la Suya
Propia.
2. La
necesidad de usar palabras está casi llegando a su fin
ahora. 2Mas en los últimos dÃas de este año que tú y yo juntos le
ofrecimos a Dios, hemos encontrado un solo propósito, el cual compartimos. 3Y asÃ, te uniste a mÃ, de modo que lo que yo soy
tú lo eres también. 4La verdad de lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con
palabras. 5Podemos, sin embargo, darnos cuenta de la función que
tenemos aquÃ, y usar palabras para hablar de ello asà como para enseñarlo, si
predicamos con el ejemplo.
3. Somos
los portadores de la salvación. 2Aceptamos nuestro papel como
salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto. 3Y al concederle el regalo de nuestro perdón,
éste se nos concede a nosotros. 4Vemos a todos como nuestros
hermanos, y percibimos todas las cosas como buenas y bondadosas. 5No
estamos interesados en ninguna función que se encuentre más allá del umbral del Cielo. 6El conocimiento volverá a aflorar en
nosotros cuando hayamos desempeñado nuestro papel. 7Lo único que
nos concierne ahora es dar la bienvenida a la
verdad.
4. Nuestros
son los ojos a través de los cuales
la visión de Cristo ve un mundo redimido de todo pensamiento de pecado. 2Nuestros, los oÃdos
que oyen la Voz que habla por Dios proclamar que el mundo es inocente. 3Nuestras, las mentes que se
unen conforme bendecimos al mundo. 4Y desde la unión que hemos alcanzado, invitamos a todos
nuestros hermanos a compartir nuestra paz y a consumar nuestra
dicha.
5. Somos
los santos mensajeros de Dios que hablan en Su Nombre, y que al llevar Su
Palabra a todos aquellos que Él nos envÃa, aprendemos que está impresa en
nuestros corazones. 2Y de
esa forma, nuestras mentes cambian con respecto al objetivo para el que vinimos
y al que ahora procuramos servir. 3Le traemos buenas nuevas al
Hijo de Dios que pensó que sufrÃa. 4Ahora ha sido redimido. 5Y al ver las puertas del Cielo abiertas ante él, entrará y
desaparecerá en el Corazón de Dios.
LECCIÓN
351
Mi
hermano impecable es mi guÃa a la paz: Mi hermano pecador es mi guÃa
al dolor. Y el que elija ver será el que contemplaré.
1. ¿Quién es mi
hermano sino Tu santo Hijo? 2Mas si veo
pecado en él proclamo que soy un pecador, en vez de un Hijo de Dios, y que me
encuentro solo y sin amigos en un mundo aterrante. 3Mas percibirme
de esa manera es una decisión que yo mismo he tomado y puedo, por
consiguiente, volverme atrás. 4Puedo asimismo
ver a mi hermano exento de pecado, y como Tu santo Hijo. 5Y si ésta es la
alternativa por la que me decido, veo mi impecabilidad, a mi eterno Consolador y
Amigo junto a mÃ, y el camino libre y despejado. 6Elige, pues, por
mÃ, Padre mÃo, a través de Aquel que habla por Ti. 7Pues sólo Él
juzga en Tu Nombre.
17 DE
DICIEMBRE
III. Los que
se acusan a sà mismos
1. Sólo los
que se acusan a sà mismos pueden condenar. 2Antes de tomar una
decisión de la que se han de derivar diferentes resultados tienes que
aprender algo, y aprenderlo muy bien. 3Ello tiene que llegar a ser
una respuesta tan tÃpica para todo lo que hagas que acabe convirtiéndose en un
hábito, de modo que sea tu primera reacción ante toda tentación o
suceso que ocurra. 4Aprende esto, y apréndelo bien, pues con ello la
demora en experimentar felicidad se acorta por un tramo de tiempo que ni
siquiera puedes concebir: 5nunca odias a tu hermano por sus
pecados, sino únicamente por los tuyos. 6Sea cual sea la forma que
sus pecados parezcan adoptar, lo único que hacen es nublar el hecho de que crees
que son tus propios pecados y, por lo tanto, que el ataque es su "justo"
merecido.
2. ¿Por qué
iban a ser sus pecados pecados, a no ser que creyeses que esos mismos pecados no
se te podrÃan perdonar a ti? 2¿Cómo iba a ser que sus pecados fuesen
reales, a no ser que creyeses que constituyen tu realidad? 3¿Y
por qué los atacas por todas partes, si no fuese porque te odias a ti mismo? 4¿Eres acaso tú un pecado? 5Contestas
afirmativamente cada vez que atacas, pues mediante el ataque afirmas que eres
culpable y que tienes que infligirle a otro lo que tú te mereces. 6¿Y
qué puedes merecer, sino lo que eres? Si no creyeses que mereces ataque, jamás
se te ocurrirÃa atacar a nadie. 8¿Por qué habrÃas de hacerlo? 9¿Qué sacarÃas con ello? 10¿Y de qué manera podrÃa
beneficiarte el asesinato?
3. Los pecados
se perciben en el cuerpo, 2no en la mente. 3No se ven como
propósitos, sino como acciones. 4Los cuerpos actúan, pero las mentes
no. 5Por lo tanto, el cuerpo debe tener la culpa de lo que él mismo
hace. 6No se le ve como algo pasivo que simplemente se somete a
tus órdenes sin hacer nada por su cuenta. 7Si tú eres un pecado, no
puedes sino ser un cuerpo, pues la mente no actúa. 8Y el propósito
tiene que encontrarse en el cuerpo y no en la mente. 9El cuerpo debe
actuar por su cuenta y motivarse a sà mismo. 10Si eres un
pecado, aprisionas a la mente dentro del cuerpo y le adjudicas el propósito de
ésta a su prisión, que entonces actúa en su lugar. 11Un
carcelero no obedece órdenes, sino que es el que le da órdenes al
prisionero.
4. Mas es el cuerpo el que es el prisionero, no la mente. 2El cuerpo no
tiene pensamientos. 3No tiene la capacidad de aprender, perdonar
o esclavizar. 4No da órdenes que la mente tenga que acatar, ni fija
condiciones que ésta tenga que obedecer. 5Él cuerpo sólo
mantiene en prisión a la mente que está dispuesta a morar en él. 6Se enferma siguiendo las órdenes de la mente que quiere ser su
prisionera. 7Y envejece y muere porque dicha mente está enferma. 8El aprendizaje es lo único que puede producir cambios. 9El cuerpo, por lo tanto, al que le es imposible aprender, jamás
podrÃa cambiar a menos que la mente prefiriese que él cambiase de
apariencia para amoldarse al propósito que ella le confirió. 10Pues la mente puede aprender, y es en ella donde se efectúa todo
cambio.
5. La mente
que se considera a sà misma un pecado sólo tiene un propósito: que el cuerpo sea
la fuente del pecado, para que la mantenga en la prisión que ella misma eligió y
que vigila, y donde se mantiene a sà misma separada, prisionera durmiente
de los perros rabiosos del odio y de la maldad, de la enfermedad y del ataque,
del dolor y de la vejez, de la angustia y del sufrimiento. 2Aquà es
donde se conservan los pensamientos de sacrificio, pues ahà es donde la
culpabilidad impera y donde le ordena al mundo que sea como ella misma: un lugar
donde nadie puede hallar misericordia, ni sobrevivir los estragos del temor,
excepto mediante el asesinato y la muerte. 3Pues ahà tú te
conviertes en un pecado, y el pecado no puede morar allà donde moran el júbilo y
la libertad, pues éstos son sus enemigos y él los tiene que destruir. 4El pecado se conserva mediante la muerte, y aquellos que creen ser
un pecado no pueden sino morir por razón de lo que creen
ser.
6. Alegrémonos
de que ves aquello que crees, y de que se te haya concedido poder cambiar tus
creencias. 2El cuerpo simplemente te seguirá. 3Jamás te
puede conducir adonde tú no quieres ir. 4No es un centinela de tu
sueño, ni interfiere en tu despertar. 5Libera a tu cuerpo del
encarcelamiento, y no verás a nadie prisionero de lo que tú mismo te has
escapado. 6Tampoco querrás retener en la culpabilidad a aquellos que
habÃas decidido eran tus enemigos, ni mantener encadenados a la ilusión de un
amor cambiante a aquellos que consideras amigos.
7. Los
inocentes otorgan libertad como muestra de gratitud por su liberación. 2Y lo que ven apoya su liberación del encarcelamiento y de la
muerte. 3Haz que tu mente sea receptiva al cambio, y ni a tu
hermano ni a ti se os podrá imponer ninguna pena ancestral. 4Pues
Dios ha decretado que no se pueda pedir ni hacer ningún
sacrificio.
LECCIÓN
352
Los
juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo,
y del amor, la paz de Dios.
1. El perdón ve
sólo impecabilidad, y no juzga. 2Ésta es la
manera de llegar á Ti. 3Los juicios me
vendan los ojos y me ciegan. 4El amor, que
aquà se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has
proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. 5Soy redimido cuando
elijo seguir ese camino. 6Tú no me has
dejado desamparado. 7Dentro de mà yace Tu
recuerdo, asà como Uno que me conduce hasta él. 8Padre, hoy quiero oÃr Tu Voz y encontrar Tu paz. 9Pues quiero amar
mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de
Ti.
18 DE
DICIEMBRE
IV. La
verdadera alternativa
1. Existe una
marcada tendencia a pensar que el mundo puede ofrecer consuelo y escape de los
mismos problemas que tiene como propósito perpetuar. 2¿A qué se debe
esto? 3Se debe a que éste es un lugar en el que elegir entre
ilusiones parece ser la única opción, 4ya que tú crees tener control
de los resultados de tu elección. 5Piensas, por lo tanto, que en el
breve lapso que se extiende desde tu nacimiento hasta tu muerte se te ha
concedido un poco de tiempo para tu uso exclusivo: un intervalo de tiempo en el
que todo el mundo está en conflicto contigo, si bien puedes elegir el camino que
te librará del conflicto y te conducirá más allá de las dificultades que no son
de tu incumbencia. 6Pero sà que te incumben. 7¿Cómo ibas a
poder, entonces, escaparte de ellas dejándolas atrás? 8Lo que tiene
que ir contigo te acompañará, sea cual sea el camino que elijas
recorrer.
2. La
verdadera elección no es algo ilusorio. 2Mas el mundo no te la puede
ofrecer. 3Todos sus caminos no hacen sino conducir a la desilusión, a
la nada y a la muerte. 4Sus alternativas no constituyen una
verdadera elección. 5No intentes escaparte de tus problemas
aquÃ, 6pues el mundo fue concebido precisamente para que no se
pudiese escapar de ellos. 7No te dejes engañar por los
diferentes nombres que se le han dado a sus caminos. 8Todos
tienen la misma finalidad. 9Y cada uno de ellos es tan sólo un medio
para alcanzar esa finalidad, pues es ahà adonde todos ellos conducen, por
muy diferentes que parezcan ser sus orÃgenes y por muy diferentes que parezcan
ser sus trayectorias. 10Su final es inescapable, pues no hay elección
posible entre ellos. 11Todos te conducen a la muerte. 12Recorrerás algunos de ellos felizmente por algún tiempo, antes de
que comience la amargura. 13Mas por otros, las espinas se dejarán
sentir de inmediato. 14La elección no es cuál ha de ser el final,
sino cuándo va a llegar.
3. No hay
elección posible allà donde el final es indudable. 2Tal vez prefieras
probarlos todos, antes de que te des cuenta de que todos son lo mismo. 3Los caminos que el mundo ofrece parecen ser muchos, pero llegará un
momento en que todo el mundo comenzará a darse cuenta de cuán parecidos son los
unos a los otros. 4Hay quienes han muerto al darse cuenta de esto
porque no vieron otros caminos que los que ofrecÃa el mundo. 5Y al
darse cuenta de que no conducÃan a ninguna parte, perdieron toda esperanza. 6Sin embargo, ése fue el momento en que pudieron haber aprendido la
lección más importante de todas. 7Todo el mundo tiene que llegar a
este punto e ir más allá de él. 8Ciertamente es verdad que el mundo
no te ofrece elección alguna. 9Mas ésta no es la lección. 10La lección tiene un propósito, y con esto llegas a entender para
qué es.
4. ¿Por qué
querrÃas probar otro camino, otra persona u otro lugar, cuando ya te has dado
cuenta de cómo comienza la lección, aunque todavÃa no percibas para qué es? 2Su propósito es la respuesta a la búsqueda que tienen que
emprender los que todavÃa creen que se puede encontrar otra respuesta. 3Aprende ahora, sin dejarte abatir por ello, que no hay ninguna
esperanza de encontrar respuesta alguna en el mundo. 4Mas no
juzgues la lección que apenas acaba de comenzar con esto, 5ni busques
ninguna otra señal en el mundo que te haga pensar que tal vez haya otro camino. 6No sigas tratando de encontrar esperanzas donde no las hay. 7Acelera tu aprendizaje ahora, y comprende que desperdicias el
tiempo si no vas más allá de lo que ya has aprendido hacia lo que aún te queda
por aprender. 8Pues desde este punto -el más bajo- el aprendizaje te
llevará a cumbres de felicidad en las que verás el propósito de la lección
refulgiendo claramente, y perfectamente al alcance de tu
comprensión.
5. ¿Quién
estarÃa dispuesto a darle la espalda a todos los caminos del mundo, a menos que
se diese cuenta de su auténtica futilidad? 2¿No es menester acaso que
éste sea su punto de partida, en vez de buscar otro camino? 3Pues
mientras vea alternativas donde no las hay, ¿qué poder de decisión podrÃa
ejercer? 4Sólo cuando se aprende dónde tiene realmente utilidad ese
poder puede éste ejercerse plenamente. 5¿Y qué poder puede tener
cualquier decisión si se aplica a situaciones en las que no hay elección
posible?
6. Aprender
que el mundo sólo ofrece una alternativa, sea cual sea la forma en que ésta se
manifieste, es el comienzo de la aceptación de que sà hay otra alternativa
que es real. 2Oponerte a este paso es impedir el logro del propósito
para el que viniste aquÃ, 3pues no viniste a aprender cómo encontrar
un camino que el mundo no ofrece. 4La búsqueda de diferentes caminos
en el mundo no es más que la búsqueda de diferentes formas de verdad. 5Y esto es lo que hace que la verdad no se pueda
alcanzar.
7. No pienses
que puedes encontrar la felicidad siguiendo un camino que te aleja de ella. 2Eso ni tiene sentido ni puede ser la manera de alcanzarla. 3Tú que piensas que este curso es demasiado difÃcil de aprender,
déjame repetirte que para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a
ella, no en dirección contraria. 4Y todo camino que vaya en
dirección contraria te impedirá avanzar hacia la meta que te has propuesto
alcanzar. 5Si esto fuese difÃcil de entender, entonces serÃa
imposible aprender este curso. 6Mas sólo en ese caso. 7Pues, de lo contrario, este curso es la simple enseñanza de lo
obvio.
8. Hay una elección que tienes el poder de hacer una vez que hayas visto las
verdaderas alternativas. 2Hasta que no llegues a este punto no
tendrás nada entre qué elegir, y lo único que podrás hacer es decidir cuál es la
mejor forma de engañarte a ti mismo otra vez. 3Este curso sólo
intenta enseñarte que el poder de decisión no radica en elegir entre
diferentes formas de lo que aún sigue siendo la misma ilusión y el mismo error. 4Todas las alternativas que el mundo ofrece se basan en esto:
que eliges entre tu hermano y tú; que tú ganas en la misma medida en que él
pierde; y que lo que tú pierdes es lo que se le da a él. 5¡Cuán
rotundamente opuesto a la verdad es esto, toda vez que el único propósito
de la lección es enseñarte que lo que tu hermano pierde, tú lo pierdes también,
y que lo que él gana es lo que se te da a ti!
9. ¡Él no ha
abandonado Sus Pensamientos! 2Pero tú olvidaste Su Presencia y no
recordaste Su Amor. 3No hay senda en el mundo que te pueda conducir a
Él, ni objetivo mundano que pueda ser uno con el Suyo. 4¿Qué camino
puede haber en todo el mundo -excepto si la jornada no es más que un
errante vagar- que te pueda llevar hasta tu interior cuando todos fueron
concebidos para separar a la jornada del propósito que debe tener? 5Todos los caminos que te alejan de lo que eres te conducen a la
confusión y a la desesperanza. 6Sin embargo, Él nunca dejó Sus
Pensamientos a merced de la muerte sin que su Fuente estuviese
eternamente en ellos.
10. ¡Él no ha
abandonado Sus Pensamientos! 2Y asà como Él no podrÃa separarse de
ellos, ellos no pueden excluirlo a Él de sà mismos. 3Moran unidos a
Él, y en su unicidad* ambos se
conservan intactos. 4No hay camino que pueda alejarte de Él, 5ni jornada que pueda llevarte más allá de ti mismo. 6¡Qué absurdo y descabellado es pensar que puede haber un camino con
semejante objetivo! 7¿Adónde podrÃa conducir? 8¿Y
cómo se te podrÃa obligar a recorrerlo sin que tu propia realidad te acompañase?
11. Perdónate
a ti mismo tu locura, y olvÃdate de todas las jornadas fútiles y de todas
las metas sin objetivo. 2No significan nada. 3No puedes
dejar de ser lo que eres. 4Pues Dios es misericordioso, y no permitió
que Su Hijo lo abandonara. 5Siéntete agradecido por lo que Él es,
pues en ello reside tu escapatoria de la locura y de la muerte. 6No
puedes estar en ningún lugar, excepto donde Él está. 7Y no hay camino que no conduzca a Él.
LECCIÓN
353
Mis
ojos, mi boca, mis manos y mis pies tienen hoy un solo propósito: estar al
servicio de Cristo a fin de que Él pueda utilizarlos para bendecir al mundo con
milagros.
1. Padre, hoy le
entrego a Cristo todo lo que es mÃo para que Él lo utilice de la manera que sea
más beneficiosa para el propósito que comparto con Él. 2Nada es
exclusivamente mÃo, pues Él y yo nos hemos unido en un propósito común. 3De este modo, el
aprendizaje casi ha llegado a su señalado final. 4Por un tiempo
colaboraré con Él en el logro de Su propósito. 5Luego me fundiré
en mi Identidad y reconoceré que Cristo no es sino mi
Ser.
19 DE
DICIEMBRE
V. El concepto
del yo frente al verdadero Ser
1. Las
enseñanzas del mundo se basan en un concepto del yo que se ajusta a la realidad
mundana. 2Y como tal, se adapta muy bien a ella. 3Pues es
una imagen que encaja perfectamente en un mundo de sombras e ilusiones. 4En él se encuentra como en su propia casa, y todo lo que ve es uno
con ella. 5El propósito de las enseñanzas del mundo es que cada
individuo forje un concepto de sà mismo. 6Éste es su propósito: que
vengas sin un yo, y que fabriques uno a medida que creces. 7Y cuando
hayas alcanzado la "madurez", lo habrás perfeccionado, para asà poderte
enfrentar al mundo en igualdad de condiciones y perfectamente adaptado a sus
exigencias.
2. Tú forjas
un concepto de ti mismo, 2el cual no guarda semejanza alguna
contigo. 3Es un Ãdolo, concebido con el propósito de que ocupe el
lugar de tu realidad como Hijo de Dios. 4El concepto de ti mismo que
el mundo te enseña no es lo que aparenta ser, 5pues se concibió para
que tuviera dos propósitos, de los cuales la mente sólo puede reconocer uno. 6El primero presenta la cara de inocencia, el aspecto con el que se
actúa. 7Ésta es la cara que sonrÃe y es amable, e incluso parece
amar. 8Busca compañeros, contempla a veces con piedad a los que
sufren, y de vez en cuando ofrece consuelo. 9Cree ser buena dentro de
un mundo perverso.
3. Este
aspecto puede disgustarse, pues el mundo es perverso e incapaz de proveer el
amor y el amparo que la inocencia se merece. 2Por esa razón, es
posible hallar este rostro con frecuencia arrasado de lágrimas ante las
injusticias que el mundo comete contra los que quieren ser buenos y generosos. 3Este aspecto nunca lanza el primer ataque. 4Pero cada
dÃa, cientos de incidentes sin importancia socavan poco a poco su inocencia,
provocando su irritación, e induciéndolo finalmente a insultar y a abusar
descontroladamente.
4. La cara de
inocencia que el concepto de uno mismo tan orgullosamente lleva puesta,
condona el ataque que se lleva a cabo en defensa propia, pues, ¿no es acaso un
hecho harto conocido que el mundo trata ásperamente a la inocencia indefensa? 2Nadie que forja una imagen de sà mismo omite esta cara, pues tiene
necesidad de ella. 3Mas no quiere ver el otro lado. 4Sin embargo, es ahà donde el aprendizaje del mundo tiene puestas sus
miras, pues ahà es donde se establece la "realidad" del mundo, para
perpetuar la continuidad del Ãdolo.
5. Detrás de
la cara de inocencia se encuentra una lección, para enseñar la cual se concibió
el concepto del yo. 2Es una lección acerca de un terrible
desplazamiento y de un miedo tan devastador que la cara sonriente que se
encuentra encima tiene que mirar para siempre en otra dirección, no sea que
perciba la traición que oculta. 3Esto es lo que la lección
enseña. 4Yo soy la cosa que tú has hecho de mÃ, y al contemplarme,
quedas condenado por causa de lo que soy". 4El mundo sonrÃe con
aprobación ante este concepto de ti mismo, pues garantiza que los senderos del
mundo se mantengan a salvo y que los que caminan por ellos no puedan
escapar.
6. Ésta es la
lección básica que garantiza que tu hermano estará condenado eternamente, 2pues lo que tú eres se ha vuelto ahora su pecado. 3Y para
esto no hay perdón. 4No importa ya lo que él haga, pues tu dedo
acusador apunta hacia él sin vacilación y con mortal punterÃa. 5Apunta también
hacia ti, pero este hecho se mantiene aún más oculto entre las brumas que se
encuentran tras la cara de inocencia. 6Y en esas bóvedas ocultas se
conservan todos sus pecados asà como los tuyos, y se mantienen en la
oscuridad, donde no se pueden percibir como errores, lo cual la luz
indudablemente mostrarÃa. 7No se te puede culpar por lo que eres, ni
tampoco puedes cambiar lo que ello te obliga a hacer. 8Tu hermano es
para ti, pues, el sÃmbolo de tus propios pecados, y lo condenas silenciosamente,
aunque con tenaz insistencia, por esa cosa odiosa que
eres.
7. Los
conceptos se aprenden. 2No son naturales, 3ni existen
aparte del aprendizaje. 4No son algo que se te haya dado, de modo que
tienen que haberse forjado. 5Ninguno de ellos es verdad, y
muchos son el producto de imaginaciones febriles, que arden llenas de odio y de
distorsiones nacidas del miedo. 6¿Qué es un concepto, pues, sino un
pensamiento al que su hacedor le otorga un significado especial? 7Los
conceptos mantienen vigente el mundo. 8Mas no se pueden usar para
demostrar que el mundo es real. 9Pues todos ellos se conciben dentro
del mundo, nacen a su sombra, crecen amoldándose a sus costumbres y, finalmente,
alcanzan la "madurez" de acuerdo con el pensar de éste. 10Son ideas
de Ãdolos, coloreadas con los pinceles del mundo, los cuales no pueden pintar ni
una sola imagen que represente la verdad.
8. La idea de
un concepto del yo no tiene sentido, pues nadie aquà sabe cuál es el propósito
de tal concepto, y, por lo tanto, no puede ni imaginarse lo que es. 2Todo aprendizaje que el mundo dirige, no obstante, comienza y
finaliza con el solo propósito de que aprendas este concepto de ti mismo, de
forma que elijas acatar las leyes de este mundo y nunca te aventures más
allá de sus sendas ni te des cuenta de cómo te consideras a ti mismo. 3Ahora el EspÃritu Santo tiene que encontrar un modo de ayudarte a
comprender que el concepto de ti mismo que has forjado tiene que ser des-hecho
si es que has de gozar de paz interior. 4Y no se puede desaprender,
excepto por medio de lecciones cuyo objetivo sea enseñarte que tú eres otra
cosa. 5pues de lo contrario, se te estarÃa pidiendo que
intercambiases lo que ahora crees por la pérdida total de tu ser, lo cual te
infundirÃa aún mayor terror.
LECCIÓN
354
Cristo
y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador
reside en Él, tal como Él reside en mÃ.
1. Mi unidad con el
Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de
toda ley, salvo de la Tuya. 2No tengo otro ser que el Cristo que vive
en mÃ. 3No tengo otro
propósito que el Suyo. 4Y Él es como Su
Padre. 5Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, asà como con Él. 6Pues, ¿quién es
Cristo sino Tu Hijo tal como Tú lo creaste? 7¿Y qué soy yo
sino el Cristo en mÃ?
LECCIÓN
355
La
paz, la dicha y los milagros que otorgaré cuando acepte la Palabra de Dios son
ilimitados. ¿Por qué no aceptarla hoy?
1. ¿Por qué
debo esperar, Padre mÃo, para recibir la dicha que Tú me prometiste? 2Pues Tú
mantendrás Tu Palabra, que le diste a Tu Hijo en el exilio. 3Estoy
seguro de que mi tesoro me aguarda y de que sólo tengo que extender la mano para
encontrarlo. 4 Incluso ahora mismo mis dedos ya lo están tocando. 5Está muy cerca. 6No es
necesario que espere ni un instante más para estar en paz para siempre. 7Es a Ti
a Quien elijo, y a mi Identidad junto Contigo. 8Tu Hijo
quiere ser él mismo, y reconocerte como su Padre y
Creador, asà como su Amor.
La enfermedad no
es sino otro nombre para el pecado. La curación no es sino otro nombre para
Dios.
El milagro es,
por lo tanto, una invocación que se le hace a Él.
1.
Padre, prometiste que jamás dejarÃas de contestar cualquier petición que Tu Hijo
pudiese hacerte. 2No
importa dónde esté, cuál parezca ser su problema o en qué crea haberse
convertido. 3Él
es Tu Hijo, y Tú le contestarás. 4El
milagro es un reflejo de Tu Amor, y, por lo tanto, es la contestación que él
recibe. 5Tu Nombre reemplaza a todo pensamiento de pecado, y aquel
que es inocente jamás puede sufrir dolor alguno. 6Tu
Nombre es la respuesta que le das a Tu Hijo porque al invocar Tu Nombre él
invoca el suyo propio.
22 DE
DICIEMBRE
9. Por tal
razón, las lecciones del EspÃritu Santo están diseñadas de manera que cada paso
sea fácil, y aunque a veces puede producirse cierta incomodidad y angustia, ello
no afecta lo que se ha aprendido, sino que constituye una re-interpretación de
lo que parecen ser las pruebas a su favor. 2Consideremos, pues, qué
prueba hay de que tú seas lo que tu hermano hizo de ti. 3Pues si bien
aún no te das cuenta de que eso es lo que piensas, es indudable que a estas
alturas ya eres consciente de que te comportas como si eso fuese lo que piensas. 4¿Reacciona él por ti? 5¿Y sabe él acaso lo que va a
ocurrir exactamente? 6¿Puede ver tu futuro y determinar por
adelantado lo que debes hacer en toda circunstancia? 7Él tendrÃa
que haberte creado tanto a ti como al mundo para poder tener tal presciencia de
lo que ha de suceder.
10. Que tú
seas lo que tu hermano ha hecho de ti es bastante improbable. 2Incluso si ello fuese cierto, ¿quién te dio la cara de inocencia? 3¿PodrÃa ser ésta tu propia aportación? 4¿Quién es,
entonces, el "tú" que la concibió? 5¿Y quién es el que se engaña con
toda tu bondad, y la ataca? 6Olvidémonos de la ridiculez de este
concepto y pensemos simplemente en esto: lo que crees ser consta de dos partes. 7Si una de ellas fue generada por tu hermano, ¿quién estaba allà para
inventar la otra? 8¿Y de quién hay que mantener algo oculto? 9Aun si el mundo fuese perverso no habrÃa necesidad de ocultar
aquello de lo que estás hecho. 10¿Quién lo podrÃa ver? 11¿Y qué podrÃa necesitar defensa sino lo que se
ataca?
11. Tal vez la
razón de que este concepto tenga que mantenerse oculto es que, de ser expuesto a
la luz, el que pensarÃa que no es verdad eres tú. 2¿Y qué le
ocurrirÃa al mundo que ves si todos sus pilares se eliminasen? 3Tu
concepto del mundo depende del concepto que tienes de ti mismo. 4Y ambos desaparecerÃan si cualquiera de ellos se pusiese en
duda. 5El EspÃritu Santo no quiere precipitarte al pánico. 6Por lo tanto, lo único que te pide es que por lo menos estés
dispuesto a plantearte una simple pregunta.
12. Hay
alternativas con respecto a eso que crees ser. 2PodrÃas, por ejemplo,
ser lo que has elegido que tu hermano sea. 3Esto ubica al concepto
del yo más allá de una condición de ser algo completamente pasivo, por lo
menos, allana el camino para que se pueda tomar una decisión consciente, y para
reconocer -aunque sea parcialmente- que tuvo que haber tenido lugar alguna
interacción. 4Se entiende en parte que tú elegiste por los dos,
y que lo que él representa tiene el significado que tú le diste. 5Ello muestra también algunos atisbos de visión con respecto a
la ley de la percepción según la cual lo que se ve refleja el estado mental del
perceptor. 6Mas ¿quién eligió primero? 7Si tú eres aquello
que elegiste que tu hermano fuese, tuvo que haber alternativas entre las que
elegir, y alguien tuvo que haber decidido primero cuál de ellas elegir y cuál
rechazar.
13. Si bien
este paso representa un avance, no se aproxima aún a la cuestión básica. 2Algo tuvo que haber tenido lugar antes de que surgieran estos
conceptos de uno mismo. 3Y algo tuvo que haber aprendido las
enseñanzas que los originó. 4Esto no lo puede explicar ninguno
de los dos puntos de vista en cuestión. 4La ventaja principal de
haber pasado del primer punto de vista al segundo es que de alguna manera se ve
que tú participaste en la elección por decisión propia. 6Mas por esta
ganancia sufres una pérdida casi idéntica, pues ahora tú eres culpable por lo
que tu hermano es. 7Y no puedes sino compartir su culpabilidad, ya
que la elegiste para él a imagen y semejanza de la tuya propia. 8Mientras que antes sólo él era el traidor, ahora tú tienes que ser
condenado junto con él.
14. El
concepto del yo ha sido siempre la gran preocupación del mundo. 2Y
cada individuo cree que tiene que encontrar la solución al enigma de lo que
él es. 3La salvación se puede considerar como el escape de todos los
conceptos. 4No se ocupa en absoluto del contenido de la mente, sino
del simple hecho de que ésta piensa. 5Y aquello que puede pensar
tiene alternativas entre las que elegir, y se le puede mostrar los pensamientos
que conllevan diferentes consecuencias. 6Asà puede aprender que todo
lo que piensa refleja la profunda confusión que siente con respecto a cómo fue
concebida y a lo que es. 7Y el concepto del yo vagamente parece
contestar lo que no sabe.
15. No busques
tu Ser en sÃmbolos. 2No hay concepto que pueda representar lo que
eres. 3¿Qué importa qué concepto aceptes mientras percibas un yo que
se relaciona con el mal y que reacciona ante cosas perversas? 4Pues en tal caso, tu concepto de ti mismo seguirá desprovisto de
significado. 5Y no te percatarás de que sólo te relacionas contigo
mismo. 6Ser testigo de un mundo culpable indica que el mundo ha
guiado tu aprendizaje y que lo consideras tal como te consideras a ti mismo.
.7El concepto del yo abarca todo lo que contemplas, y nada está
excluido de esa percepción. 8Si algo te puede herir, lo que
estás viendo es una representación de tus deseos secretos. 9Eso
es todo. 10Y lo que ves en cualquier clase de sufrimiento que
padezcas es tu propio deseo oculto de matar.
16. Son muchos
los conceptos de ti mismo que forjarás según progreses en tu aprendizaje. 2Cada uno producirá cambios que se verán reflejados en tus
relaciones, conforme la percepción que tienes de ti mismo vaya cambiando. 3Y cada vez que tenga lugar un cambio se producirá en ti cierta
confusión, mas siéntete agradecido de que el aprendizaje del mundo vaya
soltando la presa que habÃa hecho en tu mente. 4Descansa seguro y
contento en la confianza de que finalmente desaparecerá por completo y dejará a
tu mente en paz. 5El papel de acusador se presentará en muchos
sitios y de muchas maneras. 6Y en cada caso parecerá acusarte. 7Mas no temas que no vaya a ser erradicado.
17. El mundo no puede hacer que aprendas estas imágenes de ti mismo a no ser que tú
desees aprenderlas. 2Llegará un momento en que todas desaparecerán, y
te darás cuenta de que no sabes lo que eres. 3A esta mente abierta y
receptiva es a la que la verdad retorna, sin impedimentos ni limitaciones. 4Allà donde todos los conceptos del yo han sido abandonados, la
verdad se revela tal como es. 5Cuando todo concepto haya sido
cuestionado y puesto en tela de juicio, y se haya reconocido que está basado en
suposiciones que se desvanecerÃan ante la luz, la verdad quedará
entonces libre para entrar a su santuario, limpio y despejado ahora de toda
culpa. 6No hay afirmación que el mundo tema oÃr más que
ésta:
7No sé lo que
soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo
considerar al mundo o a mà mismo.
8Sin embargo,
con esta lección nace la salvación. 9Y lo que tú eres te hablará de
SÃ Mismo.
LECCIÓN
357
La verdad
contesta toda invocación que le hacemos a Dios, respondiendo en primer lugar con
milagros, y retornando luego a nosotros para ser ella
misma.
1. El
perdón -el reflejo de la verdad- me enseña cómo ofrecer milagros y asà escapar
de la prisión en la que creo vivir. 2Tu santo
Hijo me es señalado, primero en mi hermano, y después en mÃ. 3Tu Voz
me enseña con gran paciencia a oÃr Tu Palabra y a dar tal como recibo. 4Y
conforme contemplo a Tu Hijo hoy, oigo Tu Voz indicándome la manera de llegar a
Ti, tal como Tú dispusiste que ésta debÃa ser:
5"Contempla
su impecabilidad y sé curado".
23 DE
DICIEMBRE
VI. El
reconocimiento del espÃritu
1. O bien ves
la carne o bien reconoces el espÃritu. 2En esto no hay términos
medios. 3Si uno de ellos es real, el otro no puede sino ser falso,
pues lo que es real niega a su opuesto. 4La visión no
ofrece otra opción que ésta. 5Lo que decides al respecto determina
todo lo que ves y crees real, asà como todo lo que consideras que es verdad. 6De esta elección depende todo tu mundo, pues mediante ella
estableces en tu propio sistema de creencias lo que eres: carne o espÃritu. 7Si eliges ser carne jamás podrás escaparte del cuerpo al verlo como
tu realidad, pues tu decisión reflejará que eso es lo que quieres. 8Pero si eliges el espÃritu, el Cielo mismo se inclinará para tocar
tus ojos y bendecir tu santa visión a fin de que no veas más el mundo de la
carne, salvo para sanar, consolar y bendecir.
2. La
salvación es un deshacer. 2Si eliges ver el cuerpo, ves un mundo de
separación, de cosas inconexas y de sucesos que no tienen ningún sentido. 3Alguien aparece y luego desaparece al morir; otro es condenado al
sufrimiento y a la pérdida. 4Y nadie es exactamente como era un
instante antes ni será el mismo. un instante después. 5¿Qué confianza se puede
tener ahà donde se percibe tanto cambio? a¿Y qué valÃa puede tener
quien no es más que polvo? 6La salvación es el proceso que deshace
todo esto. 7Pues la constancia es lo que ven aquellos cuyos ojos la
salvación ha liberado de tener que contemplar el costo que supone conservar
la culpabilidad, ya que en lugar de ello eligieron
abandonarla.
3. La
salvación no te pide que contemples el espÃritu y no percibas el cuerpo. 2Simplemente te pide que ésa sea tu elección. 3Pues puedes
ver el cuerpo sin ayuda, pero no sabes cómo contemplar otro mundo aparte de él. 4Tu mundo es lo que la salvación habrá de deshacer, permitiéndote asÃ
ver otro que tus ojos jamás habrÃan podido encontrar. 5Cómo va a
lograrse esto no es algo que deba preocuparte. 6No comprendes cómo
apareció ante ti lo que ves, 7pues si lo comprendieses,
desaparecerÃa. 8El velo de la ignorancia está corrido igualmente
sobre lo bueno que sobre lo malo, y se tiene que traspasar para que ambas cosas
puedan desaparecer a fin de que la percepción no encuentre ningún lugar donde
ocultarse. 9¿Cómo se puede hacer esto? 10No se puede
hacer en absoluto. 11Pues ¿qué podrÃa aún quedar por hacer en el
universo que Dios creó?
4. Sólo la
arrogancia podrÃa hacerte pensar que tienes que allanar el camino que conduce al
Cielo. 2Se te han proporcionado los medios para que puedas ver el
mundo que reemplazará al que tú inventaste. 3¡Hágase tu voluntad! 4Esto es verdad para siempre tanto en el Cielo como en la tierra, 5independientemente de dónde creas estar o de lo que creas que la
verdad acerca de ti mismo debe realmente ser. 6Independientemente
también de lo que contemples, y de lo que elijas sentir, pensar o desear. 7Pues Dios Mismo ha dicho: "Hágase tu voluntad". 8Y,
consecuentemente, se hace.
5. Tú que
crees que puedes ver al Hijo de Dios como quisieras que fuese, no olvides que
ningún concepto que abrigues de ti mismo puede oponerse a la verdad de lo que
eres. 2Erradicar la verdad es imposible. 3Pero cambiar de
conceptos no es difÃcil. 4Una sola visión que se vea claramente y que
no se ajuste a la imagen que antes se percibÃa, hará que el mundo sea diferente
para aquellos ojos que hayan aprendido a ver porque el concepto del yo habrá
cambiado.
6. ¿Eres
invulnerable? 2Entonces el mundo te parece un lugar inofensivo. 3¿Perdonas? 4Entonces el mundo es misericordioso, pues le
has perdonado sus ofensas, de modo que te contempla tal como tú lo contemplas a
él. 5¿Eres un cuerpo? 6Entonces ves en cada hermano un
traidor, listo para matar. 7¿Eres espÃritu, inmortal y sin la
más mÃnima posibilidad de corrupción ni mancha alguna de pecado sobre ti? 8Entonces ves estabilidad en el mundo, pues ahora es absolutamente
digno de toda tu confianza: un lugar feliz en donde descansar por un tiempo, en
donde no hay nada que temer, sino sólo amar. 9¿Le negarÃan los puros
de corazón la bienvenida a alguien? 10¿Y qué podrÃa herir a los que
son verdaderamente inocentes?
7. ¡Hágase tu
voluntad, santa criatura de Dios! 2No importa si crees estar en el
Cielo o en la tierra. 3Lo que la Voluntad de tu Padre ha dispuesto
para ti jamás ha de cambiar. 4La verdad en ti permanece tan radiante
como una estrella, tan pura como la luz, tan inocente como el amor mismo. 5Y tú eres digno de que se haga tu
voluntad.
Ninguna
invocación a Dios puede dejar de ser oÃda o no recibir respuesta. Y de esto
puedo estar seguro: Su respuesta es la única que realmente
deseo.
1. Tú que
recuerdas lo que realmente soy, eres el único que recuerda lo que realmente deseo. 2Hablas
en Nombre de Dios, y, por lo tanto, hablas en mi nombre. 3Y lo que me concedes procede de Dios Mismo. 4Tu Voz,
entonces, Padre mÃo, es mÃa también, y lo único que quiero es lo que Tú me
ofreces, en la forma exacta en que Tú eliges que yo lo reciba. 5PermÃteme recordar todo lo que no sé, y deja que mi voz se
acalle, mientras lo recuerdo. 6Y no
dejes que me olvide de Tu Amor ni de Tu cuidado, antes bien, ayúdame a mantener
siempre presente en mi conciencia la promesa que le hiciste a Tu Hijo. 7No dejes
que olvide que mi ser no es nada, pero que mi Ser lo es
todo.
24 DE
DICIEMBRE
VII. La visión
del salvador
1. Aprender
significa cambiar. 2La salvación no intenta valerse de medios que
todavÃa sean tan ajenos a tu modo de pensar que no te sirvan de nada, ni tampoco
es su intención producir cambios que tú no puedas reconocer. 3Mientras perdure la percepción habrá necesidad de conceptos, y la
tarea de la salvación es cambiarlos. 4Pues tiene que lidiar,
valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni puede
cambiar. 5De acuerdo con los conceptos del mundo, los culpables
son "malos" y los inocentes "buenos". 6Y no hay nadie
aquà que no tenga un concepto de sà mismo que cuenta con lo "bueno" para que le
perdone lo "malo". 7No puede tampoco confiar en el aspecto."bueno" de
nadie, pues cree que el "malo" anda por ahà al acecho. 8Éste concepto
hace hincapié en la traición, de modo que resulta imposible tener
confianza. 9Nada de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en
ti.
2. Mientras le
atribuyas valor al ataque no podrás ver tus "malos" pensamientos. 2Puede que algunas veces los percibas, pero no te darás cuenta de que
no significan nada. 3Y asÃ, se presentarán en formas
temibles, ocultando su contenido, a fin de quebrantar el pobre concepto que
tienes de ti mismo y ennegrecerlo con otro "crimen" más. 4No puedes
concederte a ti mismo tu inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto
a quién eres. 5Mas sólo con que considerases a un solo hermano
como completamente digno de perdón, tu concepto de ti mismo cambiarÃa por
completo. 6Tus "malos" pensamientos quedarÃan perdonados junto con
los suyos, al no haber permitido que ninguno de ellos te afectase. 7AbandonarÃas tu empeño de querer ser el sÃmbolo de su maldad y
culpabilidad. 8Y al depositar tu confianza en lo que es bueno en él,
la depositarÃas en lo que es bueno en ti.
3. Desde un
punto de vista conceptual, ésta es la manera de verlo a él como algo más que un
cuerpo, pues el cuerpo nunca parece ser lo que es bueno. 2Las
acciones del cuerpo se perciben como procedentes de lo más "bajo" en ti, y, por
ende, de lo más "bajo" en él. 3Al concentrarte únicamente en lo bueno
en él, ves el cuerpo cada vez menos y a la larga tan sólo se verá como una
sombra que circunda lo bueno. 4Y cuando hayas llegado al mundo que se
encuentra más allá de lo que sólo se puede ver con los ojos del cuerpo, ése será
el concepto que tendrás de ti mismo. 5Pues no interpretarás nada de
lo que veas sin la Ayuda de la que Dios te proveyó. 6Y en Su visión yace otro mundo.
4. Vives en
ese mundo tanto como en éste, 2pues los dos son conceptos de ti
mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás pueden albergarse
simultáneamente. 3El contraste es mucho mayor de lo que te imaginas,
pues amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se concibió sólo para ti. 4Aunque nació como un regalo para alguien a quien no percibÃas como
tu propio ser; se te ha dado a ti. 5Pues el perdón que le concediste
a él ha sido aceptado ahora para los dos.
5. Ten fe en
aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de ti mismo pueda
cambiar. 2Y contempla lo bueno en él, para que tus "malos"
pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. 3Y lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz
cambio tenga lugar. 4No se te pide nada más. 5En apoyo de
ese cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo
en su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. 6Extiende la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a
aquel que tiene tanta necesidad de él como tú. 7Y permite que el
cruel concepto que tienes de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda
la paz de Dios.
6. El concepto
que ahora tienes de ti mismo garantiza que tu función aquà sea por siempre
irrealizable e imposible de llevar a cabo. 2Y asÃ, te condena a una
amarga y profunda sensación de depresión y futilidad. 3Dicho
concepto, sin embargo, no tiene por qué ser fijo e inalterable, a menos que
decidas que no hay esperanzas de que pueda cambiar y lo mantengas estático
y oculto en tu mente. 4En lugar de ello, entrégaselo a Aquel que
entiende cuáles son las modificaciones que necesita para que pueda serle útil a
la función que se te encomendó a fin de brindarte paz, de modo que puedas
ofrecer paz para asà gozar de ella. 5Las alternativas están en
tu mente para que las uses, y tú puedes verte a ti mismo de otra manera. 6¿No preferirÃas considerarte a ti mismo alguien que es necesario
para la salvación del mundo, en vez de un enemigo de
ella?.
7. El concepto
del yo se alza como un escudo, como una silenciosa barricada contra la verdad, y
la oculta de tu vista. 2Todas las cosas que ves son imágenes, porque
las contemplas a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu
visión, de manera que no puedes ver nada con claridad. 3La luz está
ausente de todo lo que ves. 4Como máximo, vislumbras una sombra de lo
que se encuentra más allá. 5Como mÃnimo, ves simplemente la
oscuridad y percibes las aterrantes imaginaciones procedentes de
pensamientos de culpabilidad y de conceptos nacidos del miedo. 6Y lo que ves es el infierno, pues eso es lo que es el miedo. 7Mas todo lo que se te da es para tu liberación, y la vista, la
visión y el GuÃa interno te sacarán del infierno junto con aquellos que amas a
tu lado, y al universo junto con ellos.
LECCIÓN
359
La
respuesta de Dios es alguna forma de paz. Todo dolor sana; toda aflicción queda
reemplazada por la dicha. Las puertas de la prisión se abren. Y se comprende que
todo pecado no es más que un simple error.
1. Padre, hoy vamos
a perdonar Tu mundo y a dejar que la creación sea Tuya. 2Hemos
entendido todas las cosas erróneamente. 3Pero no hemos
podido convertir a los santos Hijos de Dios en pecadores. 4Lo que Tú
creaste libre de pecado ha de permanecer asà por siempre jamás. 5Ésa
es nuestra condición. 6Y nos
regocijamos al darnos cuenta de que los errores que hemos cometido no
tienen efectos reales sobre nosotros. 7El pecado es imposible, y en
este hecho descansa el perdón sobre una base mucho más sólida que el mundo de
sombras que vemos. 8Ayúdanos a perdonar, pues queremos ser redimidos. 9Ayúdanos a
perdonar, pues queremos estar en paz.
25 DE
DICIEMBRE
8. ¡Mirad el
papel que se os ha encomendado en el universo! 2El Señor del Amor y
de la Vida le ha encomendado a cada aspecto de la verdadera creación que salve a
todo el mundo de la aflicción del infierno. 3Y a cada uno Él le
ha concedido la gracia de ser el salvador de los santos hermanos que
especialmente se le confiaron. 4Y esto es lo que él aprende
cuando primero ve a otro tal como se ve a sà mismo y contempla su propio reflejo
en él. 5Asà es como deja de lado el concepto que tiene de sà mismo,
pues nada viene a interponerse entre su visión y lo que contempla, para juzgar
lo que él ve. 6Y en esta única visión él ve la faz de Cristo y se da
cuenta de que contempla a todo el mundo según contempla a este hermano. Pues
ahora hay luz donde antes habÃa oscuridad, y el velo que cubrÃa su vista ha
sido descorrido. 9. El velo que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la
salvación, asà como el amor a la culpabilidad y a la muerte, no son sino
diferentes nombres de un mismo error: que hay un espacio entre tu hermano y tú
que os mantiene aparte debido a una ilusión de ti mismo que lo mantiene a él
separado de ti y a ti alejado de él. 2La espada del juicio es el arma
que le entregas a esta ilusión de ti mismo, para que pueda luchar e impedir que
el amor llene el espacio que mantiene a tu hermano separado de ti, mientras
empuñes esa espada, no obstante, no podrás sino percibirte a ti mismo como un
cuerpo, pues te habrás condenado a estar separado de aquel que sostiene el
espejo que refleja otra imagen de lo que él es, y, por ende, de lo que tú no
puedes sino ser también.
10. ¿Qué es la
tentación sino el deseo de permanecer en el infierno y en la aflicción? 2¿Y a qué puede dar lugar esto, sino a una imagen de ti mismo
que puede estar afligida y permanecer atormentada y en el infierno? 3El que ha aprendido a no ver a su hermano de esta manera, se ha
salvado a sà mismo y, por ende, se ha convertido en el salvador de todos
los demás. 4Dios ha encomendado a todos a cada uno, pues un
salvador parcial es uno que sólo se ha salvado parcialmente. 5Los
santos hermanos que Dios te ha encomendado para que los salves son todos
aquellos con quienes te encuentras o a quienes contemplas sin saber quién son;
los que viste por un instante y luego olvidaste; los que conociste hace
mucho; los que conocerás algún dÃa; aquellos de los que ya no te acuerdas y los
que aún no han nacido. 6Pues Dios te ha dado a Su Hijo para que lo
salves de cualquier concepto que él jamás haya abrigado.
11. Mas ¿cómo podrÃas ser el salvador del
Hijo de Dios mientras todavÃa desees permanecer en el infierno? 2¿Cómo ibas a ser consciente de su santidad mientras lo veas separado
de la tuya? 3Pues la santidad se ve a través de los santos ojos que
ven la inocencia en su interior, y que, debido a ello, esperan verla en todas
partes. 4De esta manera, la invocan en todo aquel que
contemplan, para que pueda ser lo que ellos esperan de él. 5Esta es la
visión del salvador: él ve su inocencia en todos los que contempla, y su
propia salvación en todas partes. 6No tiene un concepto de sà mismo
que se interponga entre sus ojos despejados y serenos y lo que ve. 7De este modo, lleva la luz a todo lo que contempla para asÃ
poderlo ver como realmente es.
12. Sea cual
sea la forma en que la tentación parezca manifestarse, no es más que un reflejo
de tu deseo de ser algo que no eres. 2Y de ese deseo surge un
concepto que te enseña que tú eres aquello que deseas ser. 3Y hasta
que no dejes de atribuirle valor al deseo que lo engendró, ése será el concepto
que tendrás de ti mismo. 4Y mientras lo tengas en gran estima, verás
a tu hermano como la imagen de ti que dicho deseo engendró. 5Pues ver
es tan sólo la representación de un deseo, ya que no tiene el poder de crear. 6Puede, no obstante, contemplar con amor o con odio, dependiendo
sencillamente de si eliges unirte a lo que ves o mantenerte aparte y separado de
ello.
13. Asà como
la visión del salvador está desprovista de cualquier juicio acerca de ti, del
mismo modo es inocente con respecto a lo que tu hermano es. 2No ve el
pasado de nadie en absoluto. 3Y asÃ, sirve a una mente completamente
receptiva, libre de viejos conceptos y dispuesta a contemplar sólo lo que
el presente contiene. 4No puede juzgar porque no sabe nada. 5Y al haber reconocido esto, simplemente pregunta: "¿Cuál es el
significado de lo que contemplo?" 6Entonces se le da la respuesta. 7Y la puerta se abre para que la faz de Cristo refulja sobre aquel
que con inocencia pide ver más allá del velo de las viejas ideas y de los
conceptos ancestrales que por tanto tiempo abrigó contra la visión de Cristo en
ti.
14. Asà pues,
mantente alerta contra la tentación, recordando que no es más que un deseo
demente e insensato de convertirte en algo que no eres. 2Y piensa
también en esa cosa que querrÃas ser en cambio. 3Pues de lo que esa
cosa se compone es de locura, de dolor y muerte; de traición y de profunda
desesperación, asà como de sueños fallidos y de haber perdido toda esperanza,
salvo la de morir, para asà poner fin al sueño de miedo. 4Eso es todo lo que es la tentación, nada más. 5¿Cómo iba a ser
difÃcil elegir contra ello? 6Examina lo que es la tentación y
reconoce cuáles son las verdaderas alternativas entre las que eliges. 7Pues sólo hay dos. 8No te dejes engañar por el hecho de
que aparentan ser muchas. 9Las alternativas son el infierno o el
Cielo, y de éstas, sólo puedes elegir una.
15. No dejes
que la luz del mundo, la cual te ha sido concedida, permanezca oculta del mundo. 2El mundo necesita la luz, pues es ciertamente un lugar sombrÃo, y
los hombres se desesperan por haber negado la visión del salvador y lo que ven
es la muerte. 3Su salvador se encuentra ahÃ, desconocidamente y
desconocido, y los contempla con los ojos cerrados. 4Y ellos no
podrán ver hasta que él los contemple con ojos videntes y les ofrezca el perdón
que se ofrece a sà mismo. 5¿PodrÃas tú a quien Dios exhorta: "¡Libera
a mi Hijo!" caer en la tentación de no escuchar, una vez que te has dado cuenta
de que es tu propia liberación la que Él pide? 6¿Y qué otra cosa sino
ésta pretende enseñar este curso? 7¿Y qué otra cosa sino ésta tienes
que aprender?
LECCIÓN
360
Que
la paz sea conmigo, el santo Hijo de Dios. Que la paz sea con mi hermano, que es
uno conmigo. Y que a través nuestro, el mundo sea bendecido con
paz.
1. Padre, Tu paz es
lo que quiero dar, al haberla recibido de Ti. 2Yo
soy Tu Hijo,
eternamente como Tú me creaste, pues los Grandes Rayos permanecen en mà por
siempre serenos e imperturbables. 3Quiero llegar a
ellos en silencio y con certeza, pues en ninguna otra parte se puede hallar
certeza. 4Que la paz sea
conmigo, asà como con el mundo. 5En la santidad fuimos creados y en
la santidad seguimos. 6En Tu Hijo, al
igual que en Ti, no hay mancha alguna de pecado. 7Y con este
pensamiento decimos felizmente “Aménâ€.
26 AL 31 DE
DICIEMBRE
VIII. Elige de
nuevo
1. La lección
que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e
independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de
que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de
librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir. 2El cuerpo fija los lÃmites de lo que el Hijo de Dios puede hacer. 3El poder del cuerpo es la única fuerza de la que el Hijo de Dios
dispone y el dominio de éste no puede exceder el reducido alcance del cuerpo. 4¿QuerrÃas seguir siendo eso, si Cristo se te apareciese en toda Su
gloria, pidiéndote solamente esto?:
5Elige de nuevo
si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo, o
si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos
allÃ.
6Él ha venido, y esto es lo que te está pidiendo.
2. ¿Cómo se
lleva a cabo esa elección? 2¡Qué fácil de explicar es ésto! 3Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. 4Y lo que eliges es lo que crees que es real. 5Sólo con
que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarÃas de
otorgarle poder. 6Y la luz de Cristo en ti estarÃa entonces a
cargo de todo cuanto hicieses. 7Pues habrÃas llevado tu debilidad
ante Él, y, a cambio de ella, Él te habrÃa dado Su
fortaleza.
3. Las pruebas
por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven
a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea,
puedas ahora hacer una mejor y escaparte asà del dolor que te ocasionó lo que
elegiste previamente. 2En toda dificultad, disgusto o confusión
Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mÃo, elige de nuevoâ€. 3Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu
mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. 4Él te liberará
de toda miseria a ti a quien Dios creó como un altar a la dicha. 5No
te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu
mente de todo lo que te impide ver Su faz. 6Su santidad es la tuya
porque Él es el único Poder que es real en ti. 7Su fortaleza es la
tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo.
4. Las
imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que
seas. 2Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino
reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo, y dejar que
la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habÃas
erigido una imagen de ti mismo. 3Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo
es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. 4Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente
los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual
se ve como algo aparte de Él. 5Ellos redimirán al mundo, pues están
unidos en el poder de la Voluntad de Dios. 6Y lo que ellos
disponen no es sino lo que Él dispone.
5. Aprende,
pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirte a ti mismo
débil y afligido con estas palabras:
2Soy tal como
Dios me creó. 3Su Hijo no
puede sufrir. 4Y yo soy Su
Hijo.
5De este modo
se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus
debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible. 6Y de este modo también, los milagros se vuelven algo tan natural
como el miedo y la angustia parecÃan serlo, antes de que se eligiese la
santidad. 7Pues con esa elección desaparecen las distinciones falsas;
las alternativas ilusorias se dejan de lado y no queda nada que
interfiera en la verdad.
6. Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que
contemplas, independientemente de las imágenes que veas. 2Lo que
percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es
sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. 3No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de
dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la
neblina. 4Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle
la puerta a sus sueños de debilidad, allanando asà el camino hacia su
salvación y liberación. 5Elige de nuevo lo que quieres que él
sea, recordando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad
tal como la has de ver y como creerás que es.
7. No me
niegues el pequeño regalo que te pido, cuando a cambio de ello pongo a tus
pies la paz de Dios y el poder para llevar esa paz a todos los que deambulan por
el mundo solos, inseguros y presos
del miedo. 2Pues se te ha concedido poder unirte a cada uno de ellos,
y, a través del Cristo en ti, apartar el velo de sus ojos y dejar que contemplen
al Cristo en sà mismos.
8. Hermanos
mÃos en la salvación, no dejéis de oÃr mi voz ni de escuchar mis palabras. 2No os pido nada, excepto vuestra propia liberación. 3El
infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermosura puede todavÃa llegar a
ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. 4Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente,
tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que
una vez visteis. 5Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel
que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. 6Dar este
regalo es la manera de hacerlo vuestro. 7Y Dios ordenó, con amorosa
bondad, que lo fuese.
9.
¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tantas oportunidades
de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra
vez como nuestro! 2Y de esta manera, todo vestigio del infierno, asÃ
como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. 3Y toda la
hermosura que ocultaban aparecerá ante nuestros ojos cual prados
celestiales, que nos elevarán más allá de los tortuosos senderos por los que
viajábamos antes de que apareciese el Cristo. 4OÃdme, hermanos
mÃos, oÃdme y unÃos a mÃ. 5Dios ha decretado que yo no pueda
llamaros en vano, y en Su certeza, yo descanso en paz. 6Pues
vosotros me oiréis, y elegiréis de nuevo. 7Y con esa elección
todo el mundo quedará liberado.
10. Gracias,
Padre, por estos santos seres que son mis hermanos, asà como Tus Hijos. 2La fe que tengo en ellos es Tu Propia fe. 3Estoy tan
seguro de que vendrán a mà como Tú estás de lo que ellos son, y de lo que serán
eternamente. 4Ellos aceptarán el regalo que les ofrezco porque Tú me
lo diste para ellos. 5Y asà como yo únicamente quiero hacer Tu santa
Voluntad, ésa también será su elección. 6Te doy gracias por
ellos. 7El himno de la salvación resonará a través del mundo con cada
elección que cada uno de ellos haga. 8Pues compartimos un mismo
propósito, y el fin del infierno está cerca.
11. Mi mano se
extiende en gozosa bienvenida a todo hermano que quiera unirse a mà para ir más
allá de la tentación, y mirar con firme determinación hacia la luz que brilla
con perfecta constancia más allá de ella. 2Dame los mÃos, pues
te pertenecen a Ti. 3¿Y podrÃas Tú dejar de hacer lo que es Tu
Voluntad? 4Te doy las gracias por lo que mis hermanos son. 5Y según cada uno de ellos elija unirse a mÃ, el himno de gratitud
que se extiende desde la tierra hasta el Cielo se convertirá, de unas Cuantas
notas sueltas, en un coro todo-abarcador, que brota de un mundo redimido del
infierno y que te da las gracias a Ti.
12. Y ahora
decimos "Amén". 2Pues Cristo ha venido a morar al lugar que, en el
sosiego de la eternidad, Tú estableciste para Él desde antes de los orÃgenes del
tiempo. 3La jornada llega a su fin, y acaba donde comenzó. 4No queda ni rastro de ella. 5Ya no se le otorga fe a
ninguna ilusión, ni queda una sola mota de oscuridad que pudiese ocultarle a
nadie la faz de Cristo. 6Tu Voluntad se hace, total y perfectamente,
y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la única Fuente que tiene. 7La Luz, clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve en
Ti. 8Pues hemos llegado allà donde todos somos uno, y finalmente
estamos en casa, donde Tú quieres que estemos.
LECCIONES
FINALES
Introducción
1.
En nuestras lecciones finales utilizaremos la mÃnima cantidad de palabras
posible. 2Tan sólo las utilizaremos al principio de nuestras
prácticas, y únicamente para que nos recuerden que lo que buscamos es ir más
allá de ellas. 3Dirijámonos a Aquel que nos guÃa en nuestro camino y
que imparte seguridad a nuestros pasos. 4En Sus manos dejamos estas
lecciones, y de aquà en adelante le entregamos también nuestras vidas. 5Pues no queremos volver a creer en el pecado, que fue lo que hizo
que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso
desde cualquier punto de vista, y traicionero más allá de cualquier
esperanza de poder tener confianza o de escapar del dolor.
2. El
suyo es el único camino para hallar la paz que Dios nos ha dado. 2Su camino
es el que todo el mundo tiene que recorrer al final, pues éste es el final que
Dios Mismo dispuso. 3En el sueño del tiempo este final parece ser
algo muy remoto. 4Sin embargo, en verdad ya está aquÃ, como un amable
guÃa que nos indica qué camino tomar. 5Marchemos juntos por el camino
que la verdad nos señala. 6Y seamos los lÃderes de los muchos hermanos
que andan en busca del camino, pero que no lo
encuentran.
3. Consagremos
nuestras mentes a este propósito, poniendo todos nuestros pensamientos al
servicio de la salvación. 2La meta que se nos ha asignado es la de
perdonar al mundo. 3Ésa es la función que Dios nos ha encomendado. 4Y lo que buscamos es el final del sueño, no
como nosotros queremos que dicho final sea, sino como lo quiere Dios. 5Pues no podremos sino reconocer que todo aquello que perdonamos
es parte de Dios Mismo. 6Y asÃ, Su recuerdo se reinstaurará en
nosotros completamente y en su totalidad.
4. Nuestra función es recordarlo a Él aquà en la tierra, tal como se nos ha dado
ser Su Propia compleción en la realidad. 2No nos olvidemos, por lo
tanto, de que nuestro objetivo es uno que compartimos, pues en ese recordar
es donde radica el recuerdo de Dios y lo que nos señala el camino que conduce
hasta Él y hasta el Remanso de Su paz. 3¿Cómo no vamos a perdonar a
nuestro hermano, que es quien nos puede ofrecer esto? 4Él es el
camino, la verdad y la vida que nos muestra el sendero. 5En él reside
la salvación, que se nos ofrece a través del perdón que le
concedemos.
5. No terminaremos este año sin el regalo que nuestro
Padre le prometió a Su santo Hijo. 2Hemos sido perdonados. 3Y nos encontramos a salvo de toda la ira que le atribuÃamos a
Dios y que después descubrimos no era más que un sueño. 4Se nos ha
restituido la cordura, en la que comprendemos que la ira es una locura, el
ataque algo demente y la venganza una mera fantasÃa pueril. 5Nos
hemos salvado de la ira porque nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. 6Eso es todo. 7¿Y se encolerizarÃa un padre con su hijo
porque éste no hubiese comprendido la verdad?
6. Venimos a Dios y con honestidad le decimos que no
habÃamos entendido, y le pedimos que nos ayude a aprender Sus lecciones a través
de la Voz del Maestro que Él Mismo nos dio. 2¿E iba Dios acaso a
hacerle daño a Su Hijo? 3¿O bien se apresurarÃa a contestar de
inmediato, diciendo: "Este es Mi Hijo, y todo lo que tengo le pertenece"? 4Ten por seguro que asà es como responderá, pues éstas son Sus
Propias Palabras para ti. 5Y nadie podrá jamás tener más que esto,
pues en esas Palabras yace todo lo que existe y todo lo que jamás existirá por
los siglos de los siglos, asà como en la eternidad.
LECCIONES
361-365
Te
entrego este instante santo.
Sé
Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me
brindará paz.
1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la
dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es
quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él
recibiré. 4Él está a cargo a petición mÃa. 5Y me oirá y
contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo
Hijo.
1. Este curso es un comienzo, no un final. 2Tu Amigo te acompaña. 3No estás solo. 4Nadie
puede llamarlo en vano. 5Sean cuales sean tus problemas ten por
seguro que Él tiene la solución y que gustosamente te la dará sólo con que
te dirijas a Él y se la pidas. 6Él no se negará a darte todas las
respuestas que necesites para cualquier cosa que parezca perturbarte. 7Él sabe cómo solventar todos los problemas y aclarar todas las
dudas. 8Su certeza es tuya. 9Tan sólo necesitas pedÃrsela,
para que te sea dada.
2. Tu llegada al hogar es tan segura como la
trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba,
después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren
entremedias. 2De hecho, tu camino es todavÃa más seguro. 3Pues es imposible cambiar el curso de aquellos que Dios ha llamado a
Su vera. 4Obedece, por lo tanto, tu voluntad, y sigue a Aquel a Quien
aceptaste como tu voz, para que te diga lo que realmente quieres y necesitas. 5Suya es la Voz que habla por Dios y también por ti. 6Por
lo tanto, Él habla de la libertad y de la verdad.
3. Ya no se asignarán más lecciones especÃficas, pues
ya no son necesarias. 2En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla
por Dios y por tu Ser cuando abandonas el mundo para buscar en su lugar la
realidad. 3Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que
debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio,
pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera. 4Suya es la
Palabra que Dios te ha dado. 5Suya es la Palabra que elegiste para
que fuese la tuya propia.
4. Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus
fieles seguidores y Él, vuestro GuÃa en toda dificultad o dolor que
consideréis real. 2Él no os dará ningún placer pasajero, pues sólo da
lo bueno y lo eterno. 3Dejad que Él os prepare aún más. 4Él se ha ganado vuestra confianza hablándoos diariamente de vuestro
Padre, de vuestro hermano y de vuestro Ser. 5Y continuará haciéndolo. 6Ahora camináis con Él, tan seguros de vuestro destino como lo está
Él; tan seguros de cómo debéis proceder como lo está Él; tan seguros de la meta
y de que al final la alcanzaréis como lo está Él.
5. El final es seguro, y los medios también. 2A esto decimos "Amén". 3Cada vez que tengas que tomar una decisión se te
indicará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto. 4Y Él hablará por Dios y
por tu Ser, asegurándose asà de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acerque aún más al
Cielo. 5Asà es
como hemos de caminar con Él de ahora en adelante, recurriendo a Él para que nos
guÃe, nos brinde paz y nos ofrezca una dirección segura: 6El júbilo
nos acompaña, 7pues nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para
darnos la bienvenida.
6. A
Él le encomendamos nuestros pasos y decimos "Aménâ€. 2Continuaremos
recorriendo Su camino en paz; confiándole
todas las cosas. 3Yesperaremos Sus respuestas
llenos de confianza, cuando le preguntemos cuál es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos. 4Él ama al Hijo
de Dios tal como nosotros queremos amarlo. 5Y nos enseña
cómo contemplarlo a través de Sus ojos y a amarlo tal cómo Él lo ama. 6No caminas solo. 7Los ángeles de Dios revolotean a tu
alrededor, muy cerca de ti. 8Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré
desamparado.