UN CURSO DE MILAGROS - FRASES DEL DÍA
MES DE ABRIL
1 DE
ABRIL
CapÃtulo
9
LA ACEPTACIÓN
DE LA EXPIACIÓN
I. La
aceptación de la realidad.
1. Tener miedo
de la Voluntad de Dios es una de las creencias más extrañas que la mente humana
jamás haya podido concebir. 2Esto no habrÃa podido ocurrir a no ser que la mente hubiese estado ya
tan profundamente dividida que le hubiese sido posible tener miedo de lo que ella misma es. 3La
realidad sólo puede ser una "amenaza" para lo ilusorio, ya que lo
único que la realidad puede defender es la verdad. 4El hecho mismo de
que percibas la Voluntad de Dios -que es lo que tú eres- como algo temible,
demuestra que tienes miedo de lo que eres. 5Por lo tanto, no es de la Voluntad de
Dios de lo que tienes miedo, sino de la tuya.
2. Tu voluntad no
es la voluntad del ego, y por eso es por lo que el ego está contra ti. 2Lo que parece ser el temor a Dios es en realidad el miedo a tu
propia realidad. 3En un estado de pánico no se puede aprender nada de
manera consistente. 4Si el propósito de este curso es ayudarte a
recordar lo que eres, y tú crees que lo que eres es algo temible, de ello se
deduce forzosamente que no aprenderás este curso. 5Sin embargo, la
razón de que el curso exista es precisamente porque no sabes lo que
eres.
3. Si no sabes lo
que es tu realidad, ¿por qué estás tan seguro de que es temible? 2La
asociación que se hace entre la verdad y el miedo, que a lo sumo serÃa altamente
artificial, es especialmente inadecuada en las mentes de aquellos que no saben
lo que es la verdad. 3Lo único que esto quiere decir es que estás
asociando arbitrariamente algo que se encuentra más allá de tu conciencia con
algo que no deseas. 4Es evidente, pues, que estás juzgando algo de lo
cual no tienes el menor conocimiento. 5Has urdido esta extraña
situación de forma tal que te resulta imposible escapar de ella sin un GuÃa que
sepa cuál es tu realidad. 6El propósito de este GuÃa no es otro que
el de recordarte lo que deseas. 7Él no está tratando de imponerte una
voluntad ajena. 8Está simplemente haciendo todo lo posible, dentro de
los lÃmites que tú le impones, por re-establecer tu propia voluntad en tu
conciencia.
4. Has
aprisionado tu voluntad más allá de tu propia conciencia, donde todavÃa se
encuentra, pero desde donde no puede ayudarte. 2Cuando dije que
la función del EspÃritu Santo es separar lo falso de lo verdadero en tu mente,
quise decir que Él tiene el poder de ver lo que has ocultado y reconocer en ello
la Voluntad de Dios. 3Gracias a este reconocimiento, Él puede hacer
que la Voluntad de Dios sea real para ti porque Él está en tu mente, y, por lo
tanto, Él es tu realidad. 4Si la percepción que Él tiene de tu mente
trae la realidad de ésta hasta ti, te está ayudando a recordar lo que eres. 5Lo único que puede
ocasionar temor en este proceso es lo que tú crees que perderÃas. 6Lo
único que realmente puedes tener, no obstante, es lo que el EspÃritu Santo
ve.
5. He subrayado
en muchas ocasiones que el EspÃritu Santo nunca te pedirá que sacrifiques nada. 2Pero si te pides a ti mismo el sacrificio de la realidad, el
EspÃritu Santo tiene que recordarte que ésa no es la Voluntad de Dios porque no
es la tuya. 3No hay diferencia alguna entre tu voluntad y la de Dios: 4Si tu mente no estuviese dividida reconocerÃas que ejercer tu
voluntad es la salvación porque la salvación es
comunicación.
6. Es
imposible comunicarse utilizando lenguas diferentes. 2Tú y tu Creador podéis comunicaros por
medio de la creación porque ésa, y sólo ésa, es vuestra Voluntad conjunta. 3Una mente dividida no se puede comunicar porque habla en nombre
de cosas diferentes a la misma mente. 4Al hacer esto,
pierde la capacidad de comunicarse porque una comunicación confusa sencillamente
no tiene ningún sentido. 5Es imposible comunicar un mensaje a menos
que tenga sentido. 6¿Cuán sensatos pueden ser tus mensajes, cuando
pides lo que no deseas? 7Sin embargo, mientras sigas teniendo miedo
de tu voluntad, eso es precisamente lo que estarás
pidiendo.
7. Tal vez
insistas en que el EspÃritu Santo
no te contesta, pero quizá serÃa más prudente examinar qué clase de peticionario
eres. 2No pides únicamente lo que deseas. 3Ello se debe
a que temes recibirlo, y ciertamente
lo recibirÃas. 4Por eso es por lo que se lo sigues pidiendo al
maestro que no puede dártelo. 5De él nunca podrás aprender qué es lo
que deseas, y esto te da una ilusión de seguridad. 6Sin embargo, no
puedes estar a salvo de la verdad, sino que sólo puedes estar
a salvo en la verdad. 7La
realidad es tu única seguridad. 8Tu voluntad es tu salvación porque
es la misma que la de Dios. 9La separación no es más que la creencia
de que es diferente.
8. Ninguna mente
recta podrÃa creer que su voluntad es
más fuerte que la de Dios. 2Si una mente cree que su voluntad es
diferente de la de Él, entonces sólo puede concluir o bien que Dios no existe o
bien que Su Voluntad es temible. 3La primera conclusión da lugar al
ateo, y la segunda, al mártir, que cree que Dios exige sacrificios 4Cualquiera
de esas dos conclusiones dementes producirá pánico, ya que el ateo cree
estar solo, y el mártir que Dios lo está crucificando. 5No
obstante, nadie quiere sentirse abandonado o sufrir represalias, aunque es
posible que muchos procuren ambas cosas. 6¿Puedes acaso pedirle al
EspÃritu Santo semejantes "regalos" y esperar recibirlos? 7Él no
puede darte lo que tú no deseas. 8Cuando le pides al Dador Universal
lo que no quieres, le estás pidiendo lo que no se puede dar porque nunca se
creó. 9Y nunca se creó porque nunca fue lo que tu voluntad
dispuso para ti.
9. En última
instancia todo el mundo tiene que recordar la Voluntad de Dios porque, en
última instancia, todo el mundo tiene que reconocerse a sà mismo. Este reconocimiento es el reconocimiento de
que su voluntad y la de Dios son una. 3En presencia de la verdad, no
hay descreÃdos ni sacrificios. 4En la seguridad de la realidad, el
miedo no tiene absolutamente ningún sentido. 5Negar lo que simplemente es, tan sólo puede dar la impresión de que es temible. 6El miedo no puede ser real sin una causa, y Dios es la
única Causa. 7Dios es Amor y Él es ciertamente lo que tú deseas. 8Ésa es tu voluntad. 9Pide esto y se te concederá, porque estarás pidiendo únicamente lo
que ya te pertenece.
10. Cuando le
pides al EspÃritu Santo. lo que te podrÃa hacer daño Él no puede contestarte
porque no hay nada que te pueda hacer daño, y por lo tanto, no estás pidiendo
nada. 2Cualquier deseo que proceda del ego es un deseo de algo que no
existe, y solicitarlo no constituye una petición. 3Es
simplemente una negación en forma de
petición. 4El EspÃritu Santo no le da importancia a la forma, ya que
sólo es consciente de lo que tiene significado. 5El ego no puede
pedirle nada al EspÃritu Santo porque no existe comunicación entre ellos. 6Tú, en cambio, puedes pedirle todo porque las peticiones que le
haces a Él son reales, al proceder de tu mente recta. 7¿NegarÃa el
EspÃritu Santo la Voluntad de Dios? 8¿Y podrÃa dejar de reconocerla
en Su Hijo? .
11. No te das
cuenta de la enorme cantidad de energÃa que desperdicias negando la verdad. 2¿Qué le dirÃas a alguien que se empeña en intentar lo imposible,
creyendo que lograrlo es tener éxito? 3La creencia de que para poder
ser feliz tienes que tener lo imposible está en total desacuerdo con el
principio de creación. 4Dios no pudo haber dispuesto que tu felicidad
dependiese de lo que nunca podrÃas tener. 5El hecho de que Dios es
Amor no requiere que se crea en ello, pero sà requiere aceptación. 6Puedes ciertamente negar los hechos, pero no puedes hacer que
cambien. 7Si te tapas los ojos con las manos, no podrás ver porque
estarás interfiriendo en las leyes de la visión. 8Si niegas el
amor, no podrás conocerlo porque tu cooperación es la ley de su existencia. 9No puedes cambiar las leyes que tú no promulgaste, las leyes de la
felicidad fueron creadas para ti, no por ti.
12. Cualquier
intento de negar lo que simplemente es tiene necesariamente que producir miedo, y si el intento es fuerte producirá pánico. 2Querer imponer tu voluntad en contra de la realidad, aunque es imposible, puede convertirse en
una obcecación, a pesar de que ése no es realmente tu deseo. 3Mas
examina el resultado de ésta extraña decisión: 4Estás dedicando tu
mente a lo que no deseas. 5¿Cuán real puede ser esa dedicación? 6Si realmente no deseas eso que persigues, es que nunca fue creado. 7Y si nunca fue
creado, no es nada. 8¿Puedes realmente estar dedicado a lo que no es
nada?
13. Dios en Su
dedicación a ti te creó dedicado a todo, y te dio aquello a lo que estás dedicado. 2De otra
manera no habrÃas sido creado perfecto. 3La realidad lo es
todo, y tú lo tienes todo porque eres real. 4No puedes crear lo
irreal porque la ausencia de realidad es temible y él miedo no es algo que pueda
ser creado. 5Mientras sigas creyendo que es posible tener miedo, no podrás crear. 6Dos órdenes de realidad que se oponen entre sà privan a la realidad
de todo significado, y la realidad es significado.
14. Recuerda,
pues, que la Voluntad de Dios es posible ya, y que nada más lo será nunca. 2En esto reside la simple aceptación de la realidad porque sólo eso
es real. 3No puedes distorsionar la realidad y al mismo tiempo
saber lo que es. 4Y si la distorsionas experimentarás ansiedad,
depresión y finalmente pánico, pues estarás tratando de convertirte a ti mismo
en algo irreal. 5Cuando sientas esas cosas, no trates de buscar la
verdad fuera de ti mismo, pues la verdad sólo puede encontrarse
dentro de ti. 6Di, por lo tanto:
7Cristo está,
en mÃ, y donde Él está Dios tiene
que estar,
pues Cristo es parte de Él.
Los
milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son
una.
1. La
idea de hoy es una ampliación de la anterior. 2No asocias la luz con
la fortaleza ni la oscuridad con la debilidad. 3Ello se debe a que tu
idea de lo que significa ver está vinculada al cuerpo, a sus ojos y a su
cerebro. 4De ahà que creas que puedes cambiar lo que ves poniendo
trocitos de vidrio delante de tus ojos. 5Ésta es una de las muchas
creencias mágicas que proceden de tu convicción de que eres un cuerpo y de que
los ojos del cuerpo pueden ver.
2. Crees
también que el cerebro puede pensar. 2Si comprendieses la naturaleza
del pensamiento, no podrÃas por menos que reÃrte de esta idea tan descabellada. 3Es como si creyeses que eres tú el que sostiene el fósforo que le da
al sol toda su luz y todo su calor; o quien sujeta al mundo firmemente en sus
manos hasta que decidas soltarlo. 4Esto, sin embargo, no es más
disparatado que creer que los ojos del cuerpo pueden ver o que el cerebro puede
pensar.
3. La
fortaleza de Dios que mora en ti es la luz en la que ves, de la misma manera
como es Su Mente con la que piensas. 2Su fortaleza niega tu
debilidad. 3Y es ésta la que ve a través de los ojos del cuerpo,
escudriñando la oscuridad para contemplar lo que es semejante a ella misma: los
mezquinos y los débiles, los enfermizos y los moribundos; los necesitados,
los desvalidos y los amedrentados; los afligidos y los pobres, los hambrientos y
los melancólicos. 4Esto es lo que se ve a través de los ojos que no
pueden ver ni bendecir.
4. La
fortaleza pasa por alto todas estas cosas al mirar más allá de las apariencias. 2Mantiene su mirada fija en la luz que se encuentra más allá de
ellas. 3Se une a la luz de la que forma parte. 4Se ve a sÃ
misma. 5Te brinda la luz en la que tu Ser aparece. 6En la
oscuridad percibes un ser que no existe. 7La fortaleza es lo que es
verdad con respecto a ti, mas la debilidad es un Ãdolo al que se honra y se
venera falsamente a fin de disipar la fortaleza y permitir que la oscuridad
reine allà donde Dios dispuso que hubiese luz.
5. La
fortaleza procede de la verdad, y brilla con la luz que su Fuente le ha
otorgado; la debilidad refleja la oscuridad de su hacedor. 2Está
enferma, y lo que ve es la enfermedad, que es como ella misma. 3La
verdad es un salvador, y su voluntad es que todo el mundo goce de paz y
felicidad. 4La verdad le da el caudal ilimitado de su fortaleza
a todo aquel que la pide. 5Reconoce que si a alguien le faltase algo,
les faltarÃa a todos. 6Y por eso imparte su luz, para que todos
puedan ver y beneficiarse cual uno solo. 7Todos comparten su
fortaleza, de manera que ésta pueda brindarles a todos el milagro en el que
ellos se unirán en propósito, perdón y amor.
6. La
debilidad, que mira desde la oscuridad, no puede ver propósito alguno en el
perdón o en el amor. 2Ve todo lo demás como diferente de ella misma,
y no ve nada en el mundo que quisiera compartir. 3Juzga y condena,
pero no ama. 4Permanece en la oscuridad para ocultarse, y sueña
que es fuerte y victoriosa, vencedora de limitaciones que no hacen sino
crecer descomunalmente en la oscuridad.
7. La
debilidad se teme, se ataca y se odia a sà misma, y la oscuridad cubre todo
lo que ve, dejándole sus sueños que son tan temibles como ella misma. 2Ahà no encontrarás milagros sino odio. 3La debilidad se
separa de lo que ve, mientras que la luz y la fortaleza se perciben a sà mismas
cual una sola. 4La luz de la fortaleza no es la luz que tú ves. 5No cambia, ni titila hasta finalmente extinguirse. 6No cambia cuando la noche se convierte en dÃa, ni se convierte
en oscuridad hasta que se hace de dÃa otra vez.
8. La
luz de la fortaleza es constante, tan segura como el amor y eternamente feliz de
darse a sà misma, ya que no puede sino darse a lo que es ella misma. 2Nadie que pida compartir su visión lo hace en vano, y nadie que
entre en su morada puede partir sin un milagro ante sus ojos y sin que la
fortaleza y la luz moren en su corazón.
9. La
fortaleza que mora en ti te ofrecerá luz y guiará tu visión para que no habites
en las vanas sombras que los ojos del cuerpo te proveen a fin de que te engañes
a ti mismo. 2La fortaleza y la luz se unen en ti, y ahà donde se
unen, tu Ser se alza presto a recibirte como Suyo. 3Tal es el lugar
de encuentro que hoy trataremos de hallar para descansar en él, pues la paz
de Dios está ahà donde tu Ser, Su Hijo, aguarda ahora para encontrarse Consigo
Mismo otra vez y volver a ser uno.
10. Dediquemos
veinte minutos en dos ocasiones hoy a estar presentes en ese encuentro. 2Déjate conducir ante tu Ser. 3Su fortaleza será la luz en
la que se te concederá el don de la visión. 4Deja atrás hoy la
oscuridad por un rato, y practica ver en la luz, cerrando los ojos del cuerpo y
pidiéndole a la verdad que te muestre cómo hallar el lugar de encuentro entre el
ser y el Ser, en el que la luz y la fortaleza son una.
11. AsÃ
es como practicaremos mañana y noche. 2Después de la reunión de por
la mañana, usaremos el dÃa para prepararnos para la de por la noche, cuando
nuevamente nos volveremos a reunir en confianza. 3Repitamos la idea
de hoy tan a menudo como sea posible, y reconozcamos que es un preludio a la
visión y que se nos está llevando de las tinieblas a la luz donde
únicamente pueden percibirse milagros.
2 DE
ABRIL
II. La
respuesta a la oración
1. Todo aquel
que haya tratado alguna vez de usar la oración para pedir algo ha experimentado
lo que aparentemente es un fracaso. 2Esto es cierto no sólo en
relación con cosas especÃficas que pudieran ser perjudiciales, sino también
en relación con peticiones que están completamente de acuerdo con lo que este
curso postula. 3Esto último, en particular, puede interpretarse
incorrectamente como una prueba de que el curso no es sincero en lo que afirma. 4Tienes que recordar, no obstante, que el curso afirma, y
repetidamente, que su propósito es ayudarte a escapar del miedo.
2. Supongamos,
pues, que lo que le pides al EspÃritu Santo es lo que realmente deseas, pero aún
tienes miedo de ello. 2Si ese fuese el caso, obtenerlo ya no serÃa lo que deseas. 3Por eso
es por lo que algunas formas especÃficas de curación no se logran, aun cuando se
haya logrado el estado de curación. 4Un individuo puede pedir ser
curado fÃsicamente porque tiene miedo del daño corporal. 5Al mismo
tiempo, si fuese curado fÃsicamente, la amenaza que ello representarÃa para su
sistema de pensamiento podrÃa causarle mucho más miedo que la manifestación
fÃsica de su aflicción. 6En ese caso no estarÃa pidiendo realmente
que se le liberase del miedo, sino de un sÃntoma que él mismo eligió. 7Por lo tanto, no estarÃa pidiendo realmente ser
curado.
3. La Biblia subraya que toda oración recibirá
respuesta, y esto es absolutamente cierto. 2El hecho mismo de que se
le haya pedido algo al EspÃritu Santo garantiza una respuesta. 3Es
igualmente cierto, no obstante, que ninguna de las respuestas que Él dé
incrementará el miedo. 4Es posible que Su respuesta no sea oÃda. 5Es imposible, sin embargo, que se pierda. 6Hay muchas
respuestas que ya has recibido pero que todavÃa no has oÃdo. 7Yo
te aseguro que te están esperando.
4. Si quieres
tener la certeza de que tus oraciones son contestadas, nunca dudes de un Hijo de
Dios. 2No pongas en duda su palabra ni lo confundas, pues la fe que
tienes en él es la fe que tienes en ti mismo. 3Si quieres conocer a
Dios y Su Respuesta, cree en mà cuya fe en ti es inquebrantable. 4¿Cómo ibas a poder pedirle algo al EspÃritu Santo sinceramente, y al
mismo tiempo dudar de tu hermano? 5Cree en la veracidad de sus
palabras por razón de la verdad que mora en él. 6Te unirás a la
verdad en él, y sus palabras serán verdaderas. 7Al oÃrlo a él me oirás a mÃ. 8Escuchar la
verdad es la única manera de poder oÃrla ahora y de finalmente conocerla.
5. El mensaje
que tu hermano te comunica depende de ti. 2¿Qué te está diciendo? 3¿Qué desearÃas que te dijese? 4Lo que hayas decidido
acerca de tu hermano determina el mensaje qué recibes. 5Recuerda que
el EspÃritu Santo mora en él, y Su Voz te habla a través de él. 6¿Qué
podrÃa decirte un hermano tan santo, excepto la verdad? 7Mas ¿le
escuchas? 8Es posible que tu hermano no sepa quién es, pero en su
mente hay una luz que sà lo sabe. 9El resplandor de esta luz puede
llegar hasta tu mente, infundiendo verdad a sus palabras y haciendo posible el
que las puedas oÃr. 10Sus palabras son la respuesta que el EspÃritu
Santo te da a ti. 11¿Es la fe que tienes en tu hermano lo
suficientemente grande como para permitirte oÃr dicha
respuesta?
6. No puedes
rezar sólo para ti, de la misma manera en que no puedes encontrar dicha sólo
para ti. 2La oración es la re-afirmación de la inclusión,
dirigida por el EspÃritu Santo de acuerdo con las leyes de Dios. 3En
tu hermano reside tu salvación. 4El EspÃritu Santo se extiende desde
tu mente a la suya, y te contesta. 5No puedes oÃr la Voz que habla por Dios sólo en ti, porque no estás
solo. 6Y Su respuesta va dirigida únicamente a lo que eres. 7No podrás saber la confianza que tengo en ti a no ser que la
extiendas. 8No tendrás confianza en la dirección que te ofrece
el EspÃritu Santo, o no creerás que es para ti, a menos que la oigas en
otros. 9Tiene que ser para tu hermano por el hecho de que es para ti. 10¿HabrÃa acaso creado Dios una Voz que fuese sólo para ti? 11¿Cómo podrÃas oÃr Su respuesta, excepto cuando el EspÃritu Santo
responde a todos los Hijos de Dios? 12Oye de tu hermano lo que
quisieras que yo oyese de ti, pues tú no querrÃas que yo fuese
engañado.
7. Al igual
que Dios, yo te quiero por razón de la verdad que mora en ti. 2Tal
vez tus engaños te engañen a ti, pero a mà no me pueden engañar. 3Puesto que sé lo que eres, no puedo dudar de ti. 4Oigo
sólo al EspÃritu Santo en ti, Quien me habla a través de ti. 5Si me
quieres oÃr, oye a mis hermanos en quienes la Voz que habla por Dios se expresa. 6La respuesta a todas tus oraciones reside en ellos. 7Recibirás la respuesta a medida que la oigas en todos tus hermanos. 8No escuches nada más, pues, de lo contrario, no estarás oyendo
correctamente.
8. Cree en tus
hermanos porque yo creo en ti, y aprenderás que está justificado que yo crea en
ti. 2Cree en mà creyendo en ellos, en virtud de lo que Dios les dio. 3Te contestarán si
aprendes a pedirles solamente la verdad. 4No pidas bendiciones
sin bendecirlos, pues sólo de esta manera puedes aprender cuán bendito eres. 5Al seguir este camino estarás buscando la verdad en ti. 6Esto no es ir más allá de ti mismo, sino hacia ti mismo. 7Oye únicamente la Respuesta de Dios en Sus Hijos, y se te habrá
contestado.
9. No creer es
estar en contra, o atacar. 2Creer es aceptar, y también ponerse
de parte de aquello que aceptas. 3Creer no es ser crédulo, sino
aceptar y apreciar. 4No puedes apreciar aquello en lo que no crees ni
puedes sentirte agradecido por algo a lo que no le atribuyes valor. 5Por juzgar se tiene que pagar un precio porque juzgar es fijar un
precio. 6Y el precio que fijes es el que
pagarás.
10. Si pagar
se equipara con obtener, fijarás el precio bajo, pero exigirás un alto
rendimiento. 2Te habrás olvidado de que poner precio es evaluar, de
tal modo que el rendimiento que recibes es directamente proporcional al valor
atribuido. 3Por otra parte, si pagar se asocia con dar no se puede
percibir como una pérdida, y la relación recÃproca entre dar y recibir se
reconoce. 4En este caso se fija un precio alto debido al valor del
rendimiento. 5Por obtener hay que pagar un precio: se pierde de vista
lo que tiene valor, haciendo inevitable el que no estimes lo que recibes. 6Al atribuirle poco valor, no lo apreciarás ni lo
desearás.
11. Nunca te
olvides, por consiguiente, de que eres tú el que determina el valor de lo
que recibes, y el que fija el precio de acuerdo con lo que das. 2Creer que es posible obtener mucho a cambio de poco es creer que
puedes regatear con Dios. 3Las leyes de Dios son siempre justas y
perfectamente consistentes. 4Al dar, recibes. 5Pero
recibir es aceptar, no tratar de obtener algo. 6Es imposible no
tener, pero es posible que no sepas que tienes. 7Estar dispuesto a
dar es reconocer que tienes, y sólo estando dispuesto a dar puedes reconocer lo
que tienes. 8Lo que das, por lo tanto, equivale al valor que le has
adjudicado a lo que tienes, al ser la medida exacta del valor que le adjudicas. 9Y esto, a su vez, es la medida de cuánto lo
deseas.
12. Asà pues,
sólo puedes pedirle algo al EspÃritu Santo dándole algo, y sólo puedes darle
algo allà donde lo reconoces. 2Si reconoces al EspÃritu Santo en
todos, imagÃnate cuánto le estarás pidiendo y cuánto habrás de recibir. 3Él no te negará nada porque tú no le habrás negado nada a Él, y de
este modo podrás compartirlo todo. 4Ésta es la manera, y la única
manera, de disponer de Su respuesta porque Su respuesta es lo único que puedes
pedir y lo único que puedes desear. 5Dile, pues, a todo el
mundo:
6Puesto que mi
voluntad es conocerme a mÃ
mismo, te veo
a ti como el Hijo de Dios y como
mi
hermano.
LECCIÓN
93
La
luz, la dicha y la paz moran en mÃ.
1. Crees ser la morada del mal, de las tinieblas y
del pecado. 2Piensas que si alguien pudiese ver la verdad acerca de
ti sentirÃa tal repulsión que se alejarÃa de ti como si de una serpiente
venenosa se tratase. 3Piensas que si la verdad acerca de ti te
fuese revelada, te sobrecogerÃa un horror tan grande que te apresurarÃas de
inmediato a quitarte la vida, pues serÃa imposible seguir viviendo después de
haber contemplado semejante atrocidad.
2. Estas creencias están tan firmemente arraigadas en
ti que resulta difÃcil hacerte entender que no tienen fundamento alguno. 2Que has cometido errores es obvio. 3Cierto es también,
teniendo en cuenta lo que ahora crees, que has buscado la salvación por
extraños caminos; que te has dejado engañar y que a tu vez has
engañado; que has tenido miedo de fantasÃas pueriles y de sueños crueles y
que te has postrado ante Ãdolos de polvo.
3. Hoy vamos a poner en tela de juicio todo esto, no
desde el punto de vista de lo que piensas, sino desde un punto de
referencia muy distinto, desde el cual tales pensamientos vanos carecen de
sentido. 2Esos pensamientos no concuerdan con la Voluntad de Dios. 3Él no comparte contigo estas extrañas creencias. 4Esto es
suficiente para probarte que son erróneas, pero tú no te das cuenta de
ello.
4. ¿Por qué no habrÃas de dar saltos de alegrÃa
cuando se te asegura que todo el mal que crees haber hecho nunca ocurrió;
que todos tus pecados no son nada; que sigues siendo tan puro y santo como
fuiste creado, y que la luz, la dicha y la paz moran en ti? 2La
imagen que tienes de ti mismo no puede resistir la Voluntad de Dios. 3Tú piensas que eso es la muerte, sin embargo, es la vida. 4Tú piensas que se te está destruyendo, sin embargo, se te está
salvando.
5. El ser que tú fabricaste no es el Hijo de Dios. 2Por lo tanto, no existe en absoluto. 3Y todo lo que aparentemente hace o piensa carece de
significado. 4No es bueno ni malo. 5Es simplemente irreal;
nada más. 6No batalla con el Hijo de Dios. 7No le hace
daño ni ataca su paz. 8No ha alterado la creación en absoluto, ni ha
convertido la eterna impecabilidad en pecado, o el amor en odio. 9¿Qué poder puede poseer ese ser que tú fabricaste, cuando lo que
hace es contradecir la Voluntad de Dios?
6. Tu impecabilidad está garantizada por Dios. 2Esto tiene que repetirse una y otra vez, hasta que se acepte. 3Es la verdad. 4Tu impecabilidad está garantizada por
Dios. 5Nada puede afectarla, y nada puede cambiar lo que Dios creó
eterno. 6El ser que tú fabricaste, lleno de maldad y de pecado,
no es nada. 7Tu impecabilidad está garantizada por Dios, y la luz, la
dicha y la paz moran en ti.
7. La salvación requiere que aceptes un solo
pensamiento: que eres tal como Dios te creó, y no lo que has hecho de ti mismo. 2Sea cual sea el mal que creas haber hecho, eres tal como Dios te
creó. 3Sean cuales sean los errores que hayas cometido, la verdad con
respecto a ti permanece inalterada. 4La creación es eterna e
inalterable. 5Tu impecabilidad está garantizada por Dios. 6Eres, y siempre serás, exactamente como fuiste creado. 7La luz, la dicha y la paz moran en ti porque ahà las puso
Dios.
8. En nuestras sesiones de práctica más largas de
hoy, las cuales serÃan más provechosas si las llevases a cabo durante los
primeros cinco minutos de cada hora de vigilia, comienza afirmando la
verdad acerca de tu creación:
2La
luz, la dicha y la paz moran en mÃ.
3Mi
impecabilidad está garantizada por Dios.
4Luego
deja a un lado las disparatadas imágenes que tienes de ti mismo, y pasa el resto
de la sesión de práctica tratando de experimentar lo que Dios te ha dado,
en lugar de lo que tú has decretado para ti mismo.
9. Pues o bien eres lo que Dios creó, o bien lo que
tú mismo has hecho de ti. 2Un Ser es real; el otro no existe. 3Trata de experimentar la unidad de tu único Ser. 4Trata de apreciar Su santidad y el Amor del que fue creado. 5Trata de no ser un obstáculo para el Ser que Dios creó como lo que
tú eres, ocultando Su majestad tras los insignificantes Ãdolos de maldad y de
pecado que has inventado para reemplazarlo. 6PermÃtele venir ahÃ
donde le corresponde estar. 7Ahà estás tú; Eso es lo que eres. 8Y la luz, la dicha y la paz moran en ti porque esto es
asÃ.
10. Tal vez no estés dispuesto o no puedas dedicar los
primeros cinco minutos de cada hora a hacer estos ejercicios. 2Trata,
no obstante, de hacerlos cuando puedas. 3Acuérdate por lo menos de
repetir estos pensamientos cada hora:
4La
luz, la dicha y la paz moran en mÃ.
5Mi impecabilidad
está garantizada por Dios.
6Trata
luego de dedicar un minuto más o menos, con los ojos cerrados, a cobrar
conciencia de que se trata de una afirmación de la verdad acerca de
ti.
11. Si surge alguna situación que parezca perturbarte,
desvanece la ilusión de miedo de inmediato, repitiendo de nuevo estos
pensamientos. 2Si te
sientes tentado de enfadarte con alguien, dile
silenciosamente:
3La
luz, la dicha y la paz moran en ti.
4Tu
impecabilidad está garantizada por Dios.
5Hoy
puedes hacer mucho por la salvación del mundo. 6Hoy puedes hacer
mucho por desempeñar más fielmente el papel que Dios te ha asignado en la
salvación. 7Y hoy puedes asimismo hacer mucho por convencer a tu
mente de que la idea de hoy es en efecto la verdad.
3 DE
ABRIL
III. La
corrección del error
1. La
vigilancia que el ego ejerce en relación con los errores de otros egos no es la
clase de vigilancia que el EspÃritu Santo quiere que mantengas. 2Los
egos critican basándose en el tipo de "lógica" de que son partidarios. 3Entienden esa clase de lógica porque para ellos tiene sentido. 4Para el EspÃritu Santo, no obstante, no tiene ningún
sentido.
2. Para el ego
lo caritativo, lo correcto y lo apropiado es señalarles a otros sus errores
y tratar de "corregirlos". 2Esto tiene perfecto sentido para él
porque no tiene idea de lo que son los errores ni de lo que es la corrección. 3Los errores pertenecen al ámbito del ego, y la corrección de los
mismos estriba en el rechazo del ego. 4Cuando corriges a un hermano
le estás diciendo que está equivocado. 5Puede que en ese momento lo
que esté diciendo no tenga sentido, y es indudable que si está hablando desde su
ego no lo tiene. 6Tu tarea, sin embargo, sigue siendo decirle que
tiene razón. 7No tienes que decÃrselo verbalmente si está
diciendo tonterÃas. 8Necesita corrección en otro nivel porque su
error se encuentra en otro nivel. 9Sigue teniendo razón porque es un
Hijo de Dios. 10Su ego, por otra parte, está siempre equivocado, no
importa lo que diga o lo que haga.
3. Si le
señalas a tu hermano los errores de su ego, tienes forzosamente que estar
viendo a través del tuyo porque el EspÃritu Santo no percibe sus errores. 2Esto tiene que ser
verdad, toda vez que no existe comunicación entre el ego y el EspÃritu Santo. 3Lo que el ego está diciendo no tiene sentido, y el EspÃritu Santo no
intenta comprender nada que proceda de él. 4Puesto que no lo
entiende, tampoco lo juzga, pues sabe que nada que el ego haga tiene
sentido.
4. Reaccionar
ante cualquier error, por muy levemente que sea, significa que no se está
escuchando al EspÃritu Santo. 2Él simplemente pasa por alto
todos los errores, y si tú les das importancia, es que no lo estás oyendo a Él. 3Si no lo oyes, es que estás escuchando al ego, y mostrándote
tan insensato como el hermano cuyos errores percibes. 4Esto no puede
ser corrección. 5Y como resultado de ello, no sólo se quedan sus
errores sin corregir, 6sino que renuncias a la posibilidad de poder
corregir los tuyos.
5. Cuando un
hermano se comporta de forma demente sólo lo puedes sanar percibiendo cordura en
él. 2Si percibes sus errores y los aceptas, estás aceptando los
tuyos. 3Si quieres entregarle tus errores al EspÃritu Santo, tienes
que hacer lo mismo con los suyos. 4A menos que ésta se
convierta en la única manera en que lidias con todos los errores; no podrás
entender cómo se deshacen. 5¿Qué diferencia hay entre esto y decirte
que lo que enseñas es lo que aprendes? 6Tu hermano tiene tanta razón
como tú, y si crees que está equivocado te estás condenando a ti
mismo.
6. Tú no te
puedes corregir a ti mismo. 2¿Cómo ibas a poder entonces corregir a
otro? 3Puedes, no obstante, verlo verdaderamente, puesto que te es
posible verte a ti mismo verdaderamente. 4Tu función no es cambiar a tu hermano, sino
simplemente aceptarlo tal como es. 5Sus errores no proceden de
la verdad que mora en él, y sólo lo que es verdad en él es verdad en ti. 6Sus errores no pueden cambiar esto, ni tener efecto alguno sobre la
verdad que mora en ti. 7Percibir errores en alguien, y reaccionar
ante ellos como si fueran reales, es hacer que sean reales para ti. 8No podrás evitar pagar las consecuencias de esto, no porque se te
vaya a castigar, sino porque estarás siguiendo al guÃa equivocado, y, por lo
tanto, te extraviarás.
7. Los errores
que tu hermano comete no es él quien los comete, tal como no eres tú quien
comete los tuyos. 2Considera reales sus errores, y te habrás atacado
a ti mismo. 3Si quieres encontrar tu camino y seguirlo, ve sólo la
verdad a tu lado, pues camináis juntos. 4El EspÃritu Santo en ti os
perdona todo a ti y a él. 5Sus errores le son perdonados junto con
los tuyos. 6La Expiación, al igual que el amor, no opera
aisladamente. 7La Expiación no puede operar aisladamente porque
procede del amor. 8Cualquier intento que hagas por corregir a un
hermano significa que crees que puedes corregir, y eso no es otra cosa que la
arrogancia del ego. 9La corrección le corresponde a Dios, Quien no
conoce la arrogancia.
8. El EspÃritu
Santo lo perdona todo porque Dios lo creó todo. 2No trates de asumir
Su función, o te olvidarás de la tuya. 3Acepta únicamente la función
de sanar mientras estés en el tiempo porque para eso es el tiempo. 4Dios te encomendó la función de crear en la eternidad. 5No necesitas aprender cómo crear, pero necesitas aprender a
desearlo. 6Todo aprendizaje se estableció con ese propósito. 7Asà es como el EspÃritu Santo utiliza una capacidad que tú
inventaste, pero que no necesitas. 8iPonla a Su disposición! 9Tú no sabes cómo usarla. 10ÉI te enseñará cómo verte a ti
mismo sin condenación, según aprendas a contemplar, todas las cosas de esa
manera. 11La condenación dejará entonces de ser real para ti, y todos
tus errores te serán perdonados.
Soy
tal como Dios me creó.
1. Hoy continuamos con la idea que nos brinda total
salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el
pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. 2Eres tal
como Dios te creó. 3Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo,
hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que
él jamás haya tenido. 4Con esta idea se alcanza la salvación. 5Con esta idea se restaura la cordura.
2. La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es
impecabilidad. 2Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes que
ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti. 3Aquel que se
aseguró de que fueses impecable, tiene que ser necesariamente la garantÃa de tu
fortaleza y tu luz. 4Eres tal como Dios te creó. 5Las
tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. 6Te
encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la
que permanecerás por toda la eternidad.
3. Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco
minutos de cada hora de vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en
ti. 2Comienza estos perÃodos de búsqueda con estas
palabras:
3Soy
tal como Dios me creó.
4Soy
Su Hijo eternamente.
5Trata
ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. 6Éste es el Ser que
jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la realidad. 7Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para
irse a deambular por el mundo. 8Éste es el Ser que no conoce el
miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la
muerte.
4. Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de
ti, excepto que dejes a un lado todos los Ãdolos e imágenes de ti mismo, que
vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas
adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación. 2Dios Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que
la pida. 3Tú la estás pidiendo ahora. 4No puedes fracasar
porque Él no puede fracasar.
5. Si no cumples con el requisito de practicar
durante los primeros cinco minutos de cada hora, por lo menos recuerda decirte a
ti mismo una vez por hora:
2Soy
tal como Dios me creó.
3Soy
Su Hijo eternamente.
4Repite
hoy frecuentemente para tus adentros que eres tal como Dios te creó. 5Y asegúrate de responder a cualquier persona
que parezca irritarte con estas palabras:
6Eres
tal como Dios te creó.
7Eres
Su Hijo eternamente.
8Haz
todo lo posible hoy por llevar a cabo los ejercicios que se deben hacer cada
hora. 9Cada sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu
liberación, y un hito en el proceso de aprender el sistema de pensamiento
que este curso postula.
4 DE
ABRIL
IV. El plan de
perdón del EspÃritu Santo
1. La
Expiación es para todos porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo
pueda ser únicamente para ti. 2Perdonar es pasar por alto. 3Mira entonces más allá del error, y no dejes que tu percepción se
fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. 4Acepta como verdadero sólo lo que tu hermano
es, si quieres conocerte. a ti mismo. 5Percibe lo que él no es,
y no podrás saber lo que eres porque lo estarás viendo
falsamente. 6Recuerda siempre que tu Identidad es una Identidad
compartida, y que en eso reside Su realidad.
2. Tienes un
papel que desempeñar en la Expiación, pero el plan de la Expiación en sà está
más allá de ti. 2No sabes cómo pasar por alto los errores
pues, de lo contrario, no los cometerÃas. 3Creer que no los cometes,
o que los puedes corregir sin un GuÃa cuyo propósito es corregirlos, no serÃa
más que otro error. 4Y si no sigues a ese GuÃa, tus errores no podrán
ser corregidos. 5El plan no lo elaboraste tú debido a las limitadas
ideas que tienes acerca de lo que eres. 6De esta sensación de
limitación es de donde emanan todos los errores. 7La forma de
deshacerlos, por lo tanto, no procede de ti, sino que es para ti.
3. La
Expiación es una lección acerca de cómo compartir, que se te da porque te has olvidado de cómo hacerlo. 2El EspÃritu Santo simplemente te recuerda el
uso natural de tus capacidades. 3Al reinterpretar la capacidad
de atacar como la capacidad de compartir, Él transforma lo que tú
inventaste en lo que Dios creó. 4Si quieres, alcanzar esto por medio
de Él, no puedes contemplar tus capacidades a través de los ojos del ego, o las
juzgarás como él lo hace. 5El daño que puedan ocasionar reside en el
juicio del ego. 6El beneficio que puedan aportar reside en el juicio
del EspÃritu Santo.
4. El ego
tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro
adecuado. 2El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido
y nunca será viable. 3Al seguir su plan te pondrás simplemente en una
situación imposible que es adonde el ego siempre te conduce. 4El plan
del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo
pases por alto. 5Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo
que has otorgado realidad? 6Al verlo claramente, le
has otorgado realidad y no lo puedes
pasar por alto. 7En este punto es donde el ego se ve forzado a recurrir a misterios, insistiendo en que
para salvarte tienes que aceptar lo que no tiene sentido. 8Son muchos
los que han tratado de hacer esto en mi nombre, olvidándose de que mis
palabras tienen perfecto sentido porque proceden de Dios. 9Son
tan sensatas ahora como lo fueron siempre porque expresan ideas que son eternas.
5. El perdón
que se aprende de mà no se vale del miedo para deshacer el miedo. 2Ni
tampoco otorga realidad a lo que es irreal para más tarde destruirlo. 3Perdonar a través del EspÃritu Santo consiste simplemente en mirar
más allá del error desde un principio, haciendo que, de esta manera, nunca
sea real para ti. 4No dejes que ninguna creencia que afirme que el
error es real se infiltre en tu mente, o creerás también que para poder ser
perdonado tienes que deshacer lo que tú mismo, has hecho. 5Lo que no
tiene efectos no existe, y para el EspÃritu Santo los efectos del error son
inexistentes: 6Mediante la cancelación progresiva y sistemática de
los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el
EspÃritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra.
6. Sigue,
pues, las enseñanzas de perdón del EspÃritu Santo porque el perdón es Su
función y Él sabe cómo llevarla a cabo perfectamente. 2Eso es lo
que quise decir cuando dije que los milagros son naturales, y que cuando no
ocurren es que algo anda mal. 3Los milagros son simplemente la señal
de que estás dispuesto a seguir el plan de salvación del EspÃritu Santo, y de
que reconoces que no sabes lo que dicho plan es. 4La función que a Él
le corresponde llevar a cabo no es la que te corresponde a ti, y a menos
que aceptes esto no podrás saber cuál es tu función.
7. La
confusión de funciones es una caracterÃstica tan tÃpica del ego que a estas
alturas ya deberÃas estar familiarizado con ella. 2El ego cree que es
él quien debe llevar a cabo todas las funciones, si bien no tiene la menor idea
de lo que éstas son. 3Esto es algo más que una simple confusión. 4Es una combinación especialmente peligrosa de grandiosidad y
confusión que predispone al ego a atacar a cualquier persona o a cualquier cosa
sin ningún motivo aparente. 5Esto es exactamente lo que el ego hace. 6Sus reacciones son, imprevisibles porque no tiene idea de lo que
percibe.
8. Si no
tienes idea de lo que está ocurriendo, ¿cómo puedes esperar reaccionar
debidamente? 2PodrÃas preguntarte, independientemente de cómo
expliques la reacción, si el carácter imprevisible del ego justifica que le des
un puesto de confianza como guÃa tuyo. 3Déjame repetir que las
cualificaciones del ego como guÃa son notoriamente deficientes y que elegirle
como tu maestro de salvación es una pésima elección. 4El que elige un
guÃa completamente demente no puede por menos que ser completamente demente
él mismo. 5No es cierto tampoco que no te des cuenta de que este guÃa
es demente. 6Te das cuenta de ello porque yo me doy cuenta, y tú lo
juzgas siguiendo el mismo criterio que sigo yo.
9. El ego vive
literalmente de tiempo prestado, y sus dÃas están contados. 2Notengas
miedo del Juicio Final, sino que, por el contrario, dale la bienvenida sin
más demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo "toma prestado" de tu
eternidad. 3Éste es el Segundo Advenimiento, el cual se concibió para
ti de la misma manera en que el Primero fue creado. 4El Segundo
Advenimiento es simplemente el retorno de la cordura. 5¿Cómo iba a
ser esto temible? .. . . . .. ..
10. ¿Qué
podrÃa ser temible sino las fantasÃas? a¿Y quién recurre a fantasÃas
a menos que haya perdido toda esperanza de poder encontrar satisfacción en la
realidad? 2Es indudable, no obstante, que jamás encontrarás
satisfacción en fantasÃas, de manera que tu única esperanza es cambiar de
parecer con respecto a la realidad. 3Únicamente si tu decisión de que
la realidad es temible es errónea, puede Dios estar en lo cierto. 4Y yo te aseguro que Dios está en lo cierto. 5AIégrate,
pues, de haber estado equivocado, mas ello sólo se debió a que no sabÃas quién
eras. 6De haberlo sabido no te habrÃas podido equivocar, de la misma
manera en que Dios no puede equivocarse.
11. Lo
imposible sólo puede tener lugar en fantasÃas. 2Cuando buscas la
realidad en fantasÃas no la puedes encontrar. 3Los sÃmbolos de
las fantasÃas pertenecen al ámbito del ego, y de éstos puedes encontrar una
infinidad. 4Mas no busques significado en ellos. 5Están
tan desprovistos de significado como las fantasÃas en las que van entretejidos. 6Los cuentos de hadas pueden ser placenteros o atemorizantes,
pero nadie cree que sean verdad. 7Tal vez los niños crean en ellos, y
asÃ, por algún tiempo, son verdad para ellos. 8Mas cuando la realidad
alborea, las fantasÃas desaparecen. 9En el Ãnterin, no obstante,
la realidad no habÃa desaparecido. 10El Segundo Advenimiento es
la conciencia de la realidad, no su retorno. 12Criatura de Dios,
¡mira! la realidad está aquÃ. 2Te pertenece a ti, a mà y a Dios, y
nos satisface completamente a todos. 3Ser consciente de esto es
lo único que sana porque es la conciencia dula verdad.
V. El sanador
no sanado
1. El plan de
perdón del ego se utiliza mucho más que el de Dios. 2Esto se debe a
que lo ponen en práctica sanadores que no han sanado, y pertenece, por lo tanto,
al ámbito del ego. 3Consideremos ahora con más detenimiento al
sanador no sanado. 4Por definición, está tratando de dar lo que
no ha recibido. 5Si un sanador no sanado es un
teólogo, por ejemplo, puede que parta de la premisa: "Soy un miserable
pecador, y eso es lo que eres tú también". 6Si es un psicoterapeuta,
es más probable que parta de la creencia igualmente absurda de que el ataque es
real tanto para él como para su paciente, aunque eso es algo que a ninguno de
los dos debiera importar.
2. He dicho
repetidamente que las creencias del ego no se pueden compartir, y ésa es la
razón de que sean irreales. 2¿Cómo puede ser, entonces, que "ponerlas
al descubierto" las haga cobrar realidad? 3Todo sanador que
busca la verdad en fantasÃas aún no ha sanado, pues no sabe dónde buscarla y,
por lo tanto, no dispone de la solución al problema de cómo
sanar.
3. La única
ventaja de traer las pesadillas a la conciencia es poder mostrar que no son
reales y que su contenido no significa nada. 2El sanador no sanado no
puede hacer eso porque no lo cree. 3Todos los sanadores no sanados
siguen de una u otra forma el plan de perdón del ego. 4Si son
teólogos probablemente se condenan a sà mismos, enseñan a condenar y
propugnan una solución temible. 5Al proyectar la condenación sobre Dios,
hacen que Éste parezca vengativo y temen Su justo castigo. 6Lo único
que han hecho ha sido identificarse con el ego, y al percibir lo que éste hace, se condenan a sà mismos
debido a esta confusión de identidad. 7Es comprensible que
muchos se hayan rebelado contra este concepto, pero rebelarse contra él indica
que aún siguen creyendo en él.
4. Algunas de las
modalidades más recientes del plan del ego son tan inútiles como las más
antiguas, pues la forma en que se manifiestan es irrelevante y el contenido
sigue siendo el mismo. 2En una de estas nuevas modalidades, por
ejemplo, un psicoterapeuta puede interpretar los sÃmbolos del ego que han
aparecido en una pesadilla, y luego valerse de ellos para probar que la
pesadilla es real. 3Habiéndole otorgado realidad, intenta entonces
desvanecer sus efectos menospreciando la importancia del soñador. 4Éste serÃa un enfoque curativo siempre que también se considerase al
soñador como irreal. 5Mas si se equipara al soñador con la mente, se
niega el poder correctivo de que goza la mente a través del EspÃritu Santo. 6Esto es una contradicción, incluso desde la perspectiva del
ego, contradicción que a éste, aun en su confusión, por lo general no se le
escapa.
5. Si la manera
de contrarrestar el miedo es reduciendo la importancia de la mente, ¿de qué
manera puede esto fortalecer al ego? 2Tales obvias incongruencias
explican por qué nadie ha sido capaz todavÃa de explicar lo que ocurre realmente
en la psicoterapia. 3En realidad no ocurre nada. 4Nada
real le ha sucedido al sanador no sanado, y éste no puede sino aprender de lo
que él mismo enseña. 5Su ego siempre tratará de sacar provecho
de la situación. 6El sanador no sanado no sabe, por lo tanto, cómo
dar, y, consecuentemente, no puede compartir. 7No puede corregir
porque no está actuando de forma que facilite la corrección. 8Cree
que es a él a quien corresponde enseñarle al paciente lo que es real, a pesar de
que él mismo no lo sabe.
6. ¿Qué se
debe hacer entonces? 2Cuando Dios dijo: "Que haya luz", hubo luz. 3¿Puedes acaso encontrar
luz analizando la oscuridad, tal como hace el psicoterapeuta, o
reconociendo la oscuridad en ti mismo -tal como hace el teólogo- y buscando
una luz distante que la disipe al mismo tiempo que enfatizas lo lejos que está? 4La curación no es un misterio. 5Nada puede cambiar a
menos que se entienda, ya que la luz es entendimiento. 6Un "miserable pecador" no puede curar sin la
ayuda de la magia, ni tampoco puede una "mente insignificante" apreciarse a
sà misma sin esa misma clase de ayuda.
7. Ambas
formas del enfoque del ego te llevarán forzosamente a un callejón sin salida, la
tÃpica "situación imposible" a la que el ego siempre conduce. 2Tal
vez sea una ayuda para alguien el que se le indique hacia dónde se está
encaminando, pero de poco le sirve si no se le ayuda además a cambiar de rumbo. 3El sanador no sanado no puede hacer eso por él, puesto que no lo
puede hacer para sà mismo. 4La única aportación significativa que el
sanador puede hacer es presentarle un ejemplo de alguien a quien se le cambió de rumbo y que ya no cree
en pesadillas de ninguna clase. 5La luz en su mente, por lo tanto,
responderá al que pregunta, que tiene que decidir con Dios que sà hay luz porque la ve. 6Y mediante
este reconocimiento el sanador sabe que la luz está ahÃ. 7Asà es como
la percepción finalmente se transforma en conocimiento. 8El obrador
de milagros comienza percibiendo luz, y transforma su percepción en certeza al
extender continuamente la luz y al aceptar el reconocimiento que ésta le
ofrece. 9Los efectos de la luz le confirman que ésta está
ahÃ.
8. Un
terapeuta no cura, sino que deja que la
curación ocurra espontáneamente. 2Puede señalar la
oscuridad, pero no puede traer luz por su cuenta, pues la luz no es de él. 3No obstante, al ser para él, tiene que ser también para su paciente. 4El EspÃritu Santo es
el único Terapeuta. 5Él hace que la curación sea evidente en
cualquier situación en la que Él es el GuÃa. 6Lo único que
puedes hacer es dejar que Él desempeñe Su función. 7Él no necesita
ayuda para llevarla a cabo. 8Te dirá exactamente lo que tienes que
hacer para ayudar a todo aquel que Él te envÃe en busca de ayuda, y le hablará a
través de ti si tú no interfieres. 9Recuerda que eres tú el que elige
el guÃa que ha de prestar la ayuda, y que una elección equivocada no constituirá
ninguna ayuda. 10Pero recuerda asimismo que la elección correcta sÃ
lo será. 11ConfÃa en Él, pues ayudar es Su función, y Él es de Dios. 12A medida que despiertes otras mentes al EspÃritu Santo a través de
Él, y no a través de ti, te darás cuenta de que no estás obedeciendo las leyes
de este mundo. 13Sólo las leyes que estás obedeciendo dan
resultado. 14"Lo bueno es lo que da resultado" es una afirmación acertada,
pero incompleta. 15Sólo lo bueno puede dar resultado. 16Nada
más puede hacerlo.
9. Este curso
ofrece un marco de enseñanza muy claro y muy simple, y te provee de un GuÃa que
te dice lo que debes hacer. 2Si le obedeces, verás que lo que El te
dice es lo que da resultado. 3Los resultados que se derivan de seguir
Su dirección son más convincentes que Sus palabras. 4Te demostrarán
que las palabras son ciertas. 5Siguiendo al GuÃa adecuado, aprenderás
la más simple de todas las lecciones:
6Por sus frutos
los conoceréis, y ellos se
conocerán asÃ
mismos.
VI. La
aceptación de tu hermano
1. ¿Cómo
puedes hacerte cada vez más consciente del EspÃritu Santo en ti sino mediante
los efectos que Él produce? 2No puedes verle con tus ojos ni oÃrle
con tus oÃdos. 3¿Cómo puedes, entonces, percibirle en absoluto? 4Si inspiras alegrÃa, y otros reaccionan ante ti con alegrÃa, es que
debe haber algo en ti capaz de suscitarla aunque tú mismo no la estés
experimentando. 5Por lo tanto, si se encuentra en ti y puede suscitar
alegrÃa, y ves que ciertamente la suscita en otros, es que estás
separándote de ello dentro de ti.
2. Te parece
que el EspÃritu Santo no suscita alegrÃa de manera consistente en ti, debido
únicamente a que tú no suscitas alegrÃa de manera consistente en otros. 2Evalúas la consistencia del EspÃritu Santo basándote en las
reacciones de tus hermanos ante ti. 3Cuando eres inconsistente no
siempre produces alegrÃa, y de esta manera no siempre reconoces Su consistencia. 4Lo que le ofreces a tu hermano se lo ofreces a Él porque lo que Él
da no puede exceder tu ofrecimiento. 5Esto no se debe a que Él
ponga lÃmites en lo que da, sino simplemente a que tú has puesto lÃmites en lo
que puedes recibir. 6La decisión de recibir es la decisión de
aceptar.
3. Si tus
hermanos forman parte de ti, ¿por qué no los ibas a aceptar? 2Sólo ellos pueden enseñarte lo que eres, pues lo que aprendes
es el resultado de lo que les enseñaste. 3Lo que invocas en ellos lo
invocas en ti. 4Y al invocarlo en ellos cobra realidad para ti. 5Dios no tiene más que un Hijo, y los conoce a todos cual uno solo. 6Únicamente Dios es más que ellos, pero ellos no son menos que Él. 7¿Quieres saber lo que esto significa? 8Si lo que le haces
a mi hermano me lo haces a mÃ, y si todo lo que haces te lo haces a ti mismo
porque todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también. 9Todo aquel que Dios creó forma parte de ti y comparte Su Gloria
contigo. 10Su Gloria le pertenece a Él, pero te pertenece igualmente
a ti. 11No puedes, por lo tanto, ser menos glorioso que
Él.
4. Dios es más
que tú únicamente porque Él te creó, pero ni siquiera esta capacidad de crear se
reservó Él sólo para SÃ. 2Puedes, por lo tanto, crear tal como Él lo
hizo, y tu disociación no puede alterar eso. 3Ni la Luz de Dios ni la
tuya se atenúan por el hecho de que tú no veas. 4Puesto que la
Filiación sólo puede crear como una sola entidad, recuerdas a toda la creación
cada vez que reconoces parte de ella. 5Cada parte que recuerdas
contribuye a tu plenitud porque cada parte está completa. 6La plenitud
es indivisible, pero no puedes saber de la plenitud que gozas hasta que no
la veas por todas partes. 7Sólo puedes conocerte tal como Dios conoce
a Su Hijo, pues el conocimiento se comparte con Dios. 8Cuando
despiertes en Él conocerás tu grandeza al aceptar que Su infinitud te pertenece. 9Pero mientras tanto, juzgarás tu grandeza tal como juzgues la de tu
hermano, y la aceptarás al aceptar la suya.
5. TodavÃa no
estás despierto, pero puedes aprender a despertar. 2El EspÃritu Santo
te enseña a despertar a otros de una manera muy simple. 3A medida que
los veas despertar aprenderás lo que significa despertar, y puesto que has
elegido despertarlos, su gratitud y aprecio por lo que les has dado te
mostrará el valor de despertar. 4Ellos se convertirán en los testigos
de tu realidad, tal como todos vosotros fuisteis creados testigos de la de Dios. 5Mas cuando la Filiación se unifique y acepte su unicidad* se la conocerá por sus creaciones, las
cuales dan testimonio de su realidad del mismo modo en que el Hijo da testimonio
del Padre.
6. Los
milagros no tienen cabida en la eternidad porque son reparadores. 2Sin embargo, mientras aún necesites curación, tus milagros son los
únicos testigos de tu realidad que puedes reconocer. 3No puedes
obrar un milagro para ti mismo porque los milagros son una forma de dar
aceptación y de recibirla. 4En el tiempo, dar ocurre primero, pero en
la eternidad, donde no pueden estar separados, dar y recibir ocurren
simultáneamente. 5Cuando hayas aprendido que dar es lo mismo que
recibir, ya no habrá necesidad de tiempo.
7. La
eternidad es un solo tiempo, y su única dimensión es "siempre". 2Esto no tendrá ningún sentido para ti hasta que no recuerdes
los Brazos abiertos de Dios, y conozcas finalmente Su Mente receptiva. 3Al igual que Él, tú existes "siempre", en Su Mente y con una mente como la Suya. 4Tus
creaciones se encuentran en tu mente receptiva en perfecta comunicación nacida
de un perfecto entendimiento. 5Sólo con que pudieses aceptar una de
ellas ya no desearÃas nada de lo que el mundo ofrece. 6Todo lo demás
no significarÃa nada para ti. 7El significado de Dios está incompleto
sin ti, y tú estás incompleto sin tus creaciones. 8Acepta a tu
hermano en este mundo y no aceptes nada más, pues en él encontrarás
tus creaciones toda vez que él las creó contigo. 9No sabrás que eres
un co-creador con Dios hasta que no aprendas que tu hermano es un
co-creador contigo.
Soy
un solo Ser, unido a mi Creador.
1. La idea de hoy te describe exactamente tal como
Dios te creó. 2Eres uno solo contigo mismo y uno solo con Él. 3Tuya es la unidad de toda la creación. 4Tu perfecta
unidad hace que cualquier cambio en ti sea imposible. 5No aceptas
esto, ni te das cuenta de que no puede sino ser verdad, debido únicamente a que
crees que ya has efectuado un cambio en ti.
2. Crees ser una ridÃcula parodia de la creación de
Dios: débil, perverso, lleno de fealdad y de pecado, abatido por la miseria y
agobiado por el dolor. 2Tal es la versión que tienes de ti mismo: un
ser dividido en muchas partes conflictivas y separadas de Dios que a duras penas
se mantienen unidas por su errático y caprichoso hacedor, a quien rezas. 3Él no oye tus rezos, pues es sordo. 4No ve tu unidad,
pues es ciego. 5No entiende que tú eres el Hijo de Dios, pues es
insensato y no comprende nada.
3. Hoy trataremos de ser conscientes únicamente de lo
que puede oÃr y ver, y tiene perfecto sentido. 2Una vez más, la meta
de nuestros ejercicios será llegar hasta tu único Ser, el Cual está unido a
Su Creador. 3Lleno de paciencia y esperanza, hoy volveremos a tratar
de llegar hasta Él.
4. Dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de
vigilia a practicar la idea del dÃa te ofrece ciertas ventajas en la etapa de
aprendizaje en la que te encuentras ahora. 2Es muy difÃcil a estas
alturas evitar que la mente divague si se la somete a largos perÃodos de
práctica. 3Seguramente ya te habrás percatado de esto. 4Has visto cuán grande es tu falta de disciplina mental y la
necesidad que tienes de entrenar a tu mente. 5Es necesario que
reconozcas esto, pues ciertamente es un obstáculo para tu
progreso.
5. Las sesiones de práctica más cortas y más
frecuentes te ofrecen otras ventajas en este momento. 2Además de
haber reconocido cuán difÃcil te resulta mantener tu atención fija por largos
intervalos, tienes también que haber notado que, a no ser que se te
recuerde frecuentemente tu propósito, tiendes a olvidarte de él por largos
perÃodos de tiempo. 3A menudo te olvidas de llevar a cabo las
aplicaciones cortas de la idea del dÃa, y aún no has formado el hábito de
utilizar la idea como respuesta automática a cualquier
tentación.
6. Es
necesario, pues, que, a estas alturas, dispongas de cierta estructura en la que
se incluyen recordatorios frecuentes de tu objetivo e intentos regulares de
alcanzarlo. 2La regularidad en cuanto al horario, no es el requisito
ideal para la forma más beneficiosa de practicar la salvación. 3Es algo ventajoso, no obstante, para aquellos cuya motivación es inconsistente
y cuyas
defensas contra el aprendizaje son todavÃa muy
fuertes.
7. Continuaremos,
por lo tanto, con nuestras sesiones de práctica de cinco minutos cada hora por
algún tiempo, y se te exhorta a que omitas las menos posibles. 2Utilizar los primeros cinco minutos de cada hora te resultará
especialmente útil, ya que ello impone una estructura más firme. 3No
obstante, no utilices tus desviaciones de este horario como una excusa para no
volver a adherirte a él tan pronto como puedas. 4Puede que te sientas
tentado de considerar el dÃa como perdido simplemente porque dejaste de
hacer lo que se requerÃa de ti. 5Esto, no obstante, se debe reconocer
sencillamente como lo que es: una renuencia por tu parte a permitir que el error
sea corregido y una falta de buena voluntad para tratar de
nuevo.
8. Tus
errores no pueden hacer que el EspÃritu Santo se demore en impartir Sus enseñanzas. 2Sólo
tu renuencia a desprenderte de ellos puede hacerlo. 3Resolvamos, por
consiguiente, especialmente durante los próximos siete u ocho dÃas, estar
dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos nuestra falta de diligencia y el no
seguir al pie de la letra las instrucciones que se nos dan para practicar
la idea del dÃa. 4Esta tolerancia con la debilidad nos permitirá
pasarla por alto, en lugar de otorgarle el poder de demorar nuestro
aprendizaje. 5Si le otorgarnos ese poder, creeremos que es
fortaleza, y estaremos confundiendo la fortaleza con la
debilidad.
9. Cuando
no cumples con los requisitos de este curso, estás simplemente cometiendo
un error. 2Y lo único que ello requiere es corrección. 3Permitir que el error siga repitiéndose es cometer errores
adicionales, que se basan en el primero y que lo refuerzan. 4Éste es el proceso que debes dejar a un lado, pues no es sino otra
manera de defender las ilusiones contra la verdad.
10. Deja atrás todos estos errores reconociéndolos
simplemente como lo que son: 2intentos de mantener alejado de tu conciencia el hecho de que eres un solo Ser, unido a tu
Creador, uno con cada aspecto de la creación y dotado de una paz y un poder
infinitos. 3Esto es la verdad y nada más lo es. 4Hoy
volveremos a afirmar esta verdad y a tratar de llegar a aquel lugar en ti donde
no existe la menor duda de que sólo eso es verdad.
11. Comienza
las sesiones de práctica de hoy con la siguiente garantÃa y ofrécesela a tu
mente con toda la certeza de que puedas hacer acopio:
2Soy
un solo Ser, unido a mi Creador, uno con cada aspecto de la creación, dotado de
una paz y un poder infinitos.
3Luego
cierra los ojos y repÃtela otra vez para tus adentros, lentamente y a
conciencia, tratando de dejar que el significado de las palabras penetre en tu
mente y reemplace todas tus ideas falsas:
4Soy
un solo Ser.
5Repite
esto varias veces y luego trata de experimentar lo que las palabras quieren
decir.
12. Eres
un solo Ser, unificado y a salvo en la luz, la dicha y la paz. 2Eres
el Hijo de Dios, un solo Ser, con un solo Creador y un solo objetivo: brindar a
todas las mentes la conciencia de esta unidad, de manera que la verdadera
creación pueda extender la Totalidad y Unidad de Dios. 3Eres un
solo Ser, completo, sano y pleno, con el poder de levantar el velo de tinieblas
que se abate sobre el mundo y dejar que la luz que mora en ti resplandezca a fin
de enseñarle a éste la verdad de lo que eres.
13. Eres
un solo Ser, en perfecta armonÃa con todo lo que existe y con todo lo que jamás
existirá. 2Eres un solo Ser, el santo Hijo de Dios, unido a tus
hermanos en ese Ser y unido a tu Padre en Su Voluntad. 3Siente a este
único Ser en ti, y deja que Su resplandor disipe todas tus ilusiones y dudas. 4Éste es tu Ser, el Hijo de Dios Mismo, impecable como Su Creador,
Cuya fortaleza mora en ti y Cuyo Amor es eternamente tuyo. 5Eres un
solo Ser, y se te ha concedido poder sentir este Ser dentro de ti y expulsar
todas tus ilusiones fuera de la única Mente que es ese Ser, la santa verdad en
ti.
14. No
te olvides hoy. 2Necesitamos tu ayuda, el pequeño papel que te
corresponde desempeñar para brindar felicidad a todo el mundo. 3Y el
Cielo te contempla sabiendo que hoy vas a intentarlo. 4Comparte,
por lo tanto, su certeza con él, pues es tuya. 5Mantente alerta. 6No te olvides hoy. 7Recuerda tu objetivo a lo largo del
dÃa. 8Repite la idea de hoy tan a menudo como puedas, comprendiendo
que cada vez que lo haces, alguien oye la voz de la esperanza, el alborear de la
verdad en su mente y el sereno batir de las alas de la
paz.
15. Tu propio reconocimiento de que eres un solo Ser,
unido a tu Padre, es un llamamiento a todo el mundo para que se una a ti. 2Asegúrate de extender la promesa de la idea de hoy a todo aquel con
quien te encuentres en este dÃa diciéndole:
3Tú
y yo somos un solo Ser, unidos con nuestro Creador en este
Ser.
4Te
honro por razón de lo que soy, y de lo que es Aquel que nos ama a ambos cual uno
solo.
LECCIÓN
96
La
salvación procede dé mi único Ser.
1.
Aunque eres un solo Ser, te percibes a ti mismo como si fueses dos: bueno y
malo, lleno de amor y lleno de odio, mente y cuerpo. 2Esta sensación
de estar dividido en dos estados opuestos da lugar a un constante y agudo
conflicto, y conduce a desesperados intentos de reconciliar los aspectos
contradictorios de esa auto-percepción. 3Has buscado muchas de
estas soluciones reconciliatorias, pero ninguna de ellas te ha dado resultado. 4Los opuestos que percibes en ti jamás serán compatibles. 5Tan sólo uno de ellos existe.
2.
Si has de salvarte, tienes que aceptar el hecho de que, por mucho que lo
intentes, la verdad y lo ilusorio no pueden reconciliarse,
independientemente de los medios que utilices o de dónde percibas el problema. 2Hasta que no aceptes esto, irás en pos de un sinnúmero de metas
irrealizables, desperdiciarás el tiempo, tus esfuerzos serán en vano, fluctuarás
entre la esperanza y la duda, y cada intento será tan fútil como el anterior y
tan inútil como sin duda alguna habrá de ser el siguiente.
3. Los problemas que no tienen sentido no se pueden
resolver dentro del marco en que se han planteado. 2Dos seres en
conflicto supone una condición que no se puede resolver, y no puede haber
tampoco un punto de encuentro entre el bien y el mal. 3El ser que tú
fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser dividirse en dos
y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente. 4Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. 5No
trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. 6Si eres lo fÃsico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti
mismo, pues no tiene un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. 7Si eres espÃritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún
sentido en tu realidad.
4.
La mente es el medio del que el espÃritu se vale para expresarse a Sà Mismo. 2Y la mente que sirve al espÃritu está en paz y llena de gozo. 3Deriva su poder del espÃritu y desempeña gustosamente su función
aquÃ. 4La mente puede, por otro lado, verse también a sà misma como
divorciada del espÃritu y percibirse como dentro de un cuerpo al que confunde
consigo misma. 5Sin su función, pues, no tiene paz, y la felicidad se
vuelve algo ajeno a su pensamiento.
5. Mas
una mente separada del espÃritu no puede pensar. 2Ha negado la Fuente
de su fortaleza, y se considera a sà misma desvalida, limitada y débil. 3Desasociada ahora de su función, cree estar sola y separada, atacada
por ejércitos que se organizan contra ella; cree asimismo estar oculta en
la frágil estructura del cuerpo. 4Ahora tiene que reconciliar lo que
es diferente con lo que es lo mismo, pues para eso es para lo que piensa que
es.
6. No
pierdas más tiempo en esto. 2¿Quién puede resolver los insensatos
conflictos que los sueños presentan? 3¿Qué significado podrÃa tener
en verdad su resolución? 4¿Qué objeto tendrÃa? 5¿De qué
servirÃa? 6La salvación no puede hacer que las ilusiones sean reales,
ni tampoco resolver un problema que no existe. 7Tal vez albergas la
esperanza de que puede. 8Mas ¿querrÃas que el plan de Dios para la
liberación de Su amado Hijo le causase dolor a éste y además no lo
liberase?
7. Tu
Ser aún conserva Sus pensamientos, los cuales permanecen dentro de tu mente y en
la Mente de Dios. 2El EspÃritu Santo conserva la salvación en
tu mente y le ofrece el camino de la paz. 3La salvación es un
pensamiento que compartes con Dios porque Su Voz lo aceptó por ti y respondió en
tu nombre que se habÃa consumado. 4De esta manera, la salvación
está salvaguardada entre los pensamientos que tu Ser aprecia y abriga por ti con
amor.
8. Hoy
intentaremos localizar este pensamiento, cuya presencia en tu mente está
garantizada por Aquel que te habla desde tu único Ser. 2Nuestras
prácticas de cinco minutos cada hora estarán dedicadas a buscar este Ser en tu
mente. 3La salvación procede de Él a través de Aquel que es el puente
entre tu mente y Él. 4Espera pacientemente y deja que Él te hable
acerca de tu Ser y de lo que tu mente puede hacer una vez que haya sido
restituida a Éste y se encuentre libre para servir Su
Voluntad.
9. Comienza
diciendo lo siguiente:
2La
salvación procede de mi único Ser.
3Sus
pensamientos están a mi disposición.
4Luego
busca Sus pensamientos, y reclámalos como tuyos. 5Son tus
pensamientos reales, los cuales has negado mientras dejabas que tu mente vagase
por un mundo de sueños en busca de ilusiones que los sustituyesen. 6He aquà tus pensamientos, los únicos que tienes. 7La
salvación se encuentra entre ellos. aHállala
allÃ.
10. Si
tienes éxito, los pensamientos que se te ocurran te dirán que te has salvado y
que tu mente ha encontrado la función que procuró perder. 2Tu
Ser le dará la bienvenida y la colmará de paz. 3Una vez que su
fortaleza haya sido restaurada, tu mente podrá fluir de nuevo desde su espÃritu
al espÃritu de todas las cosas creadas por el EspÃritu a semejanza de Sà Mismo. 4Tu mente bendecirá todas las cosas. 5Una vez que la
confusión haya cesado, quedarás restaurado, pues habrás hallado tu
Ser.
11. Tu
Ser sabe que hoy no puedes fracasar. 2Tal vez tu mente siga dudándolo
por un rato, 3pero no te dejes desanimar por ello. 4Tu Ser
conservará para ti la dicha que experimenta, y gozarás de ella con plena
conciencia. 5Cada vez que dedicas cinco minutos de cada hora a buscar
a Aquel que une a tu mente con tu Ser, le ofreces un tesoro adicional para que
lo salvaguarde para ti.
12. Cada
vez que le dices hoy a tu agitada mente que tu salvación procede de tu único
Ser, añades otro tesoro más a tu creciente almacén. 2Y éste
se le da en su totalidad a todo aquel que lo pida y acepte el regalo. 3Piensa, pues, cuánto se te está dando este dÃa para que lo des, de
manera que se te pueda dar a ti.
Soy
espÃritu.
1. La idea de hoy te identifica a ti con tu único
Ser. 2No acepta una identidad dividida, ni trata de formar una unidad
entrelazando factores opuestos. 3Simplemente declara la verdad. 4Practica hoy esta verdad tan a menudo como puedas, pues
extraerá a tu mente del conflicto y la llevará a los serenos campos de la paz. 5Ni el más leve escalofrÃo de miedo hará acto de presencia, pues
habrá sido absuelta de la locura al haber abandonado la ilusión de una identidad
dividida.
2. Volvemos a declarar la verdad acerca de tu Ser, el
santo Hijo de Dios que mora en ti, a Cuya mente le ha sido restituida la
cordura. 2Tú eres el espÃritu que ha sido amorosamente dotado de todo
el Amor, la paz y la dicha de tu Padre. 3Tú eres el espÃritu que
completa a Dios Mismo y que comparte con Él Su función de Creador. 4Él está siempre contigo, tal como tú estás con
Él.
3. Hoy trataremos de acercar la realidad a tu mente
todavÃa más. 2Cada vez que practicas, te vuelves cuando menos un poco
más consciente, ahorrando en algunas ocasiones mil años o más. 3Los
minutos que dedicas se multiplican una y otra vez, pues el milagro hace uso
del tiempo, pero no está regido por él. 4La salvación es un milagro,
el primero y el último; el primero que es el último, pues es
uno.
4. Tú eres el espÃritu en cuya mente mora el milagro
en el que el tiempo se detiene; el milagro en el que un minuto que se dedique a
la práctica de estas ideas se convierte en un lapso de tiempo ilimitado e
infinito. 2Da, pues, gustosamente estos minutos, y cuenta con Aquel
que prometió infundirlos de intemporalidad. 3Él respaldará con toda
Su fortaleza cada pequeño esfuerzo que hagas. 4Concédele hoy los
minutos que Él necesita para poder ayudarte a entender con Él que tú eres el
espÃritu que mora en Él y que hace un llamamiento a todas las cosas vivientes a
través de Su Voz; el espÃritu que ofrece Su visión a todo aquel que se la pide y
que reemplaza el error con la simple verdad.
5. El EspÃritu Santo se regocijará de tomar cinco
minutos de cada hora de tu tiempo para llevarlos alrededor de este mundo
afligido donde el dolor y la congoja parecen reinar. 2No pasará
por alto ni una sola mente receptiva que esté dispuesta a aceptar los dones de
curación que esos minutos brindan, y los concederá allà donde Él sabe que han de
ser bien recibidos. 3Y su
poder sanador aumentará cada vez que alguien los acepte como sus propios
pensamientos y los use para curar.
6. De esta manera, cada ofrenda que se le haga se
multiplicará miles de veces y decenas de miles más. 2Y cuando te sea
devuelta, sobrepasará en poderÃo la pequeña ofrenda que hiciste, en forma
parecida a como el resplandor del sol es infinitamente más potente que el pequeño destello que emite la
luciérnaga en un fugaz instante antes de apagarse. 3El constante
fulgor de esta luz permanecerá y te guiará más allá de las tinieblas; y jamás
podrás olvidar el camino otra vez.
7. Comienza estos gratos ejercicios con las palabras
que el EspÃritu Santo te dice, y deja que su eco reverbere por todo el
mundo a través de Él:
2EspÃritu
soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limitación, a salvo, sano y
pleno.
3Libre
para perdonar y libre para salvar al mundo.
3Expresado
a través de ti, el EspÃritu Santo aceptará este regalo que recibiste de Él,
aumentará su poder y te lo devolverá.
8. Ofrécele
gustosamente hoy cada sesión de práctica. 2Y Él te hablará,
recordándote que eres espÃritu, uno con Él y con Dios, uno con tus hermanos y
con tu Ser. 3Escucha las seguridades que te da cada vez que
pronuncias las palabras que Él te ofrece hoy, y permite que Él le diga a tu
mente que son verdad. 4UtilÃzalas contra cualquier tentación, y evita
las lamentables consecuencias que la tentación trae consigo si sucumbes a la
creencia de que eres otra cosa. 5El EspÃritu Santo te brinda paz hoy. 6Recibe Sus palabras, y ofréceselas a Él.
7 DE
ABRIL
VII. Las dos
evaluaciones
1. La Voluntad
de Dios es que tú encuentres la salvación. 2¿Cómo, entonces, no te
iba a haber proporcionado los medios para encontrarla? 3Si Su
Voluntad es que te salves, tiene que haber dispuesto que alcanzar la salvación
fuese posible y fácil. 4Tienes hermanos por todas partes. 5No tienes que buscar la salvación en parajes remotos. 6Cada minuto y cada segundo te brinda una oportunidad más para
salvarte. 7No dejes pasar esas oportunidades, no porque no vayan a
repetirse, sino porque demorar la dicha es innecesario. 8La Voluntad
de Dios es que seas completamente feliz ahora. 9¿Cómo podrÃa ser que
ésa no fuese también tu voluntad? 10¿Y serÃa posible asimismo que ésa
no fuese también la voluntad de tus hermanos?
2. Ten
presente, pues, que sólo en esa voluntad conjunta, y sólo en ella, os encontráis
unidos. 2Podrá haber desacuerdo en todo lo demás, pero no en esto. 3AhÃ, pues, es donde mora la paz. 4Y tú moras en paz
cuando asà lo decides. 5Pero no puedes morar en paz a menos que
aceptes la Expiación porque la Expiación es el camino que conduce a la paz. 6La razón de ello es muy simple, y tan obvia que a menudo se pasa por
alto. 7El ego le tiene miedo a lo obvio porque lo obvio es la
caracterÃstica esencial de la realidad. 8No obstante, tú no puedes pasarla por alto a menos
que no estés mirando.
3. Es
perfectamente obvio que si el EspÃritu Santo contempla con amor todo lo que
percibe, también te contempla a ti con amor. 2La evaluación que Él
hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es, por lo tanto, una
evaluación correcta. 3Y esta evaluación tiene que estar en tu
mente porque Él lo está. 4El ego está también en tu mente porque
aceptaste que estuviese ahÃ. 5La evaluación que él hace de ti,
no obstante, es exactamente la opuesta a la del EspÃritu Santo, pues el ego no
te ama. 6No es consciente de lo que eres, y desconfÃa totalmente de
todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan variables. 7El ego,
por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de los casos, y cruel en
el peor. 8Ésa es la gama de sus posibilidades. 9No puede
excederla debido a su incertidumbre. 10Y no puede ir más allá de ella
porque nunca puede estar seguro
de nada.
4. Tienes,
pues, dos evaluaciones conflictivas de ti mismo en tu mente, y ambas no pueden
ser ciertas. 2TodavÃa no te has dado cuenta de cuán extremadamente
diferentes son porque no entiendes cuán elevada es realmente la percepción que
el EspÃritu Santo tiene de ti. 3El EspÃritu Santo no se engaña con
respecto a nada de lo que haces, porque nunca se olvida de lo que eres. 4El ego se engaña con respecto a todo lo que haces, especialmente
cuando respondes al EspÃritu Santo, ya que en esos momentos su confusión
aumenta. 5Es muy probable, por lo tanto, que el ego te ataque cuando
reaccionas amorosamente, ya que te ha evaluado como incapaz de ser amoroso y
estás contradiciendo su juicio. 6El ego atacará tus motivos tan
pronto como éstos dejen de estar claramente de acuerdo con la percepción
que él tiene de ti. 7En ese caso es cuando pasa súbitamente de la
sospecha a la perversidad, ya que su incertidumbre habrá aumentado. 8Es evidente, no obstante, que no tiene objeto devolverle el
ataque. 9Pues ¿qué podrÃa significar eso, sino que estás de acuerdo
con su evaluación acerca de lo que eres?
5. Si eliges
considerarte a ti mismo como incapaz de ser amoroso no podrás ser feliz. 2Te estarás auto-condenando y no podrás por menos que considerarte
inadecuado. 3¿AcudirÃas entonces al ego para que te ayudase a escapar
de la sensación de insuficiencia que él mismo ha provocado y que tiene que
preservar para proteger su existencia? 4¿Cómo ibas a poder escaparte
de su evaluación valiéndote de los mismos métodos que él utiliza para conservar
esa imagen intacta?
6. No puedes
evaluar un sistema de creencias demente desde su interior. 2Su campo
de acción impide esa posibilidad. 3Lo único que puedes hacer es
salirte de él, examinarlo desde una perspectiva de cordura y notar la diferencia. 4Sólo
mediante este contraste puede la demencia ser juzgada como demente. 5Aunque dispones de la grandeza de Dios, has elegido ser
insignificante y lamentarte de tu pequeñez. 6Dentro del sistema que
impuso esta elección, lamentarse es inevitable. 7En él tu pequeñez se
da por sentada y no te detienes a preguntar: "¿Quién lo decidió as�" 8La pregunta no tiene ningún sentido dentro del sistema de
pensamiento del ego, ya que pondrÃa en entredicho todo el sistema en
sÃ.
7. He dicho
que el ego no sabe lo que es una verdadera pregunta. 2La falta de
conocimiento, de la clase que sea, está siempre asociada con una renuencia
a saber, y esto da lugar a una completa ausencia de conocimiento simplemente
porque el conocimiento es total. 3No cuestionar tu pequeñez, por lo
tanto, es negar todo conocimiento y mantener intacto todo el sistema de
pensamiento del ego. 4No puedes conservar sólo una parte de un
sistema de pensamiento, ya que éste únicamente se puede poner en duda
cuestionando sus cimientos. 5Y esto se debe hacer desde fuera de él,
porque dentro, sus cimientos se mantienen firmes. 6El EspÃritu Santo
juzga contra la realidad del sistema de pensamiento del ego simplemente porque
sabe que sus cimientos son falsos. 7Por lo tanto, nada que procede de
él significa nada. 8El EspÃritu Santo juzga cualquier creencia que
tengas de acuerdo con su procedencia. 9Si procede de Dios, sabe
que es verdadera. 10Si no procede de Él, sabe que no significa
nada.
8. Siempre que
pongas en duda tu valor, di:
2Dios Mismo
está incompleto sin mÃ.
3Recuerda esto
cuando el ego te hable, y no le oirás. 4La verdad acerca de ti es tan
sublime que nada que sea indigno de Dios puede ser digno de ti. 5Decide, pues, lo que deseas desde este punto de vista, y no aceptes
nada que no sea digno de ser ofrecido a Dios. 6No deseas nada
más. 7Devuélvele tu parte, y Él te dará la totalidad de Sà Mismo a
cambio de la devolución de lo que es Suyo y de lo que le restaura Su
plenitud.
Aceptaré
el papel que me corresponde en el plan de Dios para la
salvación.
1.
Hoy es un dÃa de una consagración especial. 2Hoy vamos a adoptar una
postura firme en favor de un solo bando. 3Nos vamos a poner de parte
de la verdad y a abandonar las ilusiones. 4No vacilaremos entre una
cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. 5Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, y a la salvación tal como
Dios la planeó. 6No vamos a alegar que es otra cosa 7ni a
buscarla donde no está. 8La aceptaremos gustosamente tal como
es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó.
2. ¡Qué dicha tener certeza! 2Hoy dejamos
de lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de
nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza
haya llegado. 3Tenemos una importante función que desempeñar y
se nos ha provisto de todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta. 4Ni una sola equivocación se interpone en nuestro camino. 5Hemos sido absueltos de todo error. 6Hemos quedado
limpios de todos nuestros pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino
errores.
3. Los que están libres de culpa no tienen miedo,
pues están a salvo y reconocen su seguridad. 2No recurren a la magia,
ni ingenian posibles escapatorias de amenazas imaginarias y
desprovistas de realidad. 3Descansan en la serena certeza de que
llevarán a cabo lo que se les encomiende hacer. 4No ponen en duda su
propia capacidad porque saben que cumplirán debidamente su función en
el momento y lugar perfectos. 5Ellos adoptaron la postura que
nosotros vamos a adoptar hoy, a fin de que pudiésemos compartir su certeza
y aumentarla mediante nuestra aceptación.
4. Todos aquellos que adoptaron la postura que hoy
vamos a adoptar nosotros estarán a nuestro lado y nos transmitirán
gustosamente todo cuanto aprendieron, asà como todos sus logros. 2Los que todavÃa no están seguros también se unirán a nosotros y, al
compartir nuestra certeza, la reforzarán todavÃa más. 3Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que
nosotros hemos oÃdo, y la contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo. 4Hoy no elegimos sólo para
nosotros.
5. ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu
tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? 2¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de
reconocer cuál es tu función especial aqu� 3¿Qué son cinco minutos
si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? 4Has hecho por lo menos mil tratos en los que saliste
perdiendo.
6. He aquà una oferta que garantiza tu total
liberación de cualquier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo. 2Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior
y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás. 3Y puesto que el tiempo no tiene significado,
se te está dando todo a cambio de nada. 4He aquà un trato en el que
no puedes perder. 5Y lo que ganas es en verdad
ilimitado.
7. Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos
cada hora. 2Él impartirá a las palabras que utilices al practicar con
la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces. 3Sus palabras se unirán a las tuyas y harán de cada repetición de la
idea de hoy una absoluta consagración, hecha con fe tan perfecta y segura como
la que Él tiene en ti. 4La confianza que Él tiene en ti impartirá luz
a todas las palabras que pronuncies, e irás más allá de su sonido a lo que
verdaderamente significan. 5Hoy practicas con Él mientras
dices:
6Aceptaré
el papel que me corresponde en el plan de Dios para la
salvación.
8. En cada uno de los perÃodos de cinco minutos que
pases con Él, Él aceptará tus palabras y te las devolverá radiantes de una fe y
confianza tan grandes e inquebrantables que iluminarán el mundo con esperanza y
felicidad. 2No dejes pasar ni una sola oportunidad de ser el feliz
receptor de Sus regalos, para que a tu vez puedas dárselos hoy al
mundo.
9. Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto. 2Él te ayudará a entender tu función especial. 3Él allanará el camino que te conduce a la
felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus
palabras. 4Él responderá con toda Su fe, dicha y certeza que lo que
dices es verdad. 5Y entonces gozarás de la misma convicción de que
goza Aquel que conoce tu función en la tierra asà como en el Cielo. 6Él estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con
Él, e intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y
paz.
10.
Pasa la hora preparándote felizmente para los próximos cinco minutos que vas a
volver a pasar con Él. 2Repite la idea de hoy mientras esperas la
llegada de ese feliz momento. 3RepÃtela a menudo, y no te olvides de
que cada vez que lo haces, preparas a tu mente para el feliz momento que se
acerca.
11. Y
cuando la hora haya transcurrido y Él esté ahà una vez más para pasar otro rato
contigo, siéntete agradecido y deja a un lado toda tarea mundana, pensamiento
insignificante o idea restrictiva, y pasa un feliz rato en Su compañÃa otra
vez. 2Dile una vez más que aceptas el papel que Él quiere que asumas
y que te ayudará a desempeñar, y Él hará que estés seguro de que deseas
tomar esa decisión, la cual Él ya ha tomado contigo y tú con
Él.
8 DE
ABRIL
VIII. La
grandeza en contraposición a la grandiosidad
1. La grandeza
es de Dios y sólo de Él. 2Por lo tanto, se encuentra en ti. 3Siempre que te vuelves consciente de ella, por vagamente que sea,
abandonas al ego automáticamente, ya que en presencia de la grandeza de Dios la
insignificancia del ego resulta perfectamente evidente. 4Cuando
esto ocurre, el ego cree -a pesar de que no lo entiende- que su "enemigo" lo ha
atacado, e intenta ofrecerte regalos para inducirte a que vuelvas a ponerte
bajo su "protección". 5El auto-engrandecimiento es la única
ofrenda que puede hacer. 6La grandiosidad del ego es la alternativa
que él ofrece a la grandeza de Dios. 7¿Por cuál de estas dos
alternativas te vas a decidir?
2. El
propósito de la grandiosidad es siempre encubrir la desesperación. 2No hay esperanzas de que pueda hacerlo porque no es real. 3Es un intento de contrarrestar tu sensación de pequeñez, basado en
la creencia de que la pequeñez es real. 4Sin esta creencia la
grandiosidad no tendrÃa sentido y no la desearÃas en absoluto. 5La
esencia de la grandiosidad es la competencia porque la grandiosidad siempre
implica ataque. 6Es un intento ilusorio de eclipsar pero no de
deshacer. 7Dijimos anteriormente que el ego oscila entre la sospecha
y la perversidad. 8Permanece receloso mientras te desesperes contigo
mismo. 9Pasa a la perversidad cuando decides no tolerar más tu
auto-degradación e ir en busca de ayuda. 10Entonces te ofrece como
"solución" la ilusión del ataque.
3. El ego no
entiende la diferencia que hay entre la grandeza y la grandiosidad porque no ve
la diferencia que hay entre los impulsos milagrosos y las extrañas
creencias del ego que él mismo ha inventado. 2Te dije que el ego es
consciente de que su existencia está amenazada, pero no hace distinciones entre
estos dos tipos de amenaza tan diferentes. 3Su profunda sensación de
vulnerabilidad le impide juzgar, excepto con ataques. 4Cuando el
ego se siente amenazado, su única elección estriba en si atacar ahora o
retirarse para atacar más tarde. 5Si aceptas su oferta de
grandiosidad atacará inmediatamente. 6Si no, esperará.
4. El ego
queda inmovilizado en presencia de la grandeza de Dios porque Su grandeza
establece tu libertad. 2Aun la más leve indicación de tu
realidad expulsa literalmente al ego de tu mente ya que deja de interesarte por
completo. 3La grandeza está totalmente desprovista de ilusiones y,
puesto que es real, es extremadamente convincente. 4Mas la convicción
de que es real te abandonará a menos que no permitas que el ego la ataque. 5El ego no escatimará esfuerzo alguno por rehacerse y movilizar sus
recursos en contra de tu liberación. 6Te dirá que estás loco, y
alegará que la grandeza no puede ser realmente parte de ti debido a la pequeñez
en la que él cree. 7Pero tu grandeza no es ilusoria porque no fue
invención tuya. 8lnventaste la grandiosidad y le tienes miedo porque
es una forma de ataque, pero tu grandeza es de Dios, Quien la creó como
expresión de Su Amor.
5. Desde tu
grandeza tan sólo puedes bendecir porque tu grandeza es tu abundancia. 2Al bendecir la conservas en tu mente, protegiéndola asà de las
ilusiones y manteniéndote a ti mismo en la Mente de Dios. 3Recuerda
siempre que no puedes estar en ninguna otra parte, excepto en la Mente de
Dios. 4Cuando te olvidas de esto, te desesperas y
atacas.
6. El ego
depende exclusivamente de que estés dispuesto a tolerarlo. 2Si
estuvieses dispuesto a contemplar tu grandeza no podrÃas desesperarte, y, por lo
tanto, no podrÃas desear al ego. 3Tu grandeza es la respuesta de Dios
al ego porque es verdad. 4La pequeñez y la grandeza no pueden
coexistir, ni tampoco pueden sucederse alternadamente. 5La pequeñez y
la grandiosidad, por otra parte, no tan sólo pueden, sino que se ven obligadas a
alternar, puesto que ninguna de las dos es verdad y se encuentran, por lo
tanto, en el mismo nivel. 6Al ser éste el nivel de los cambios,
se experimenta como un constante alternar, siendo los extremos su
caracterÃstica principal.
7. La verdad y
la pequeñez se niegan mutuamente porque la grandeza es verdad. 2La
verdad no cambia, siempre es verdad. 3Cuando pierdes la conciencia de
tu grandeza es que la has reemplazado con algo que tú mismo inventaste. 4Quizá con la creencia en la pequeñez, quizá con la creencia en la
grandiosidad. 5Mas cualquiera de ellas no puede sino ser demente
porque no es verdad. 6Tu grandeza nunca te engañará, pero tus
ilusiones siempre lo harán. 7Las ilusiones son engaños. 8No puedes triunfar, pero estás exaltado. 9Y en tu
estado de exaltación buscas a otros que son como tú y te regocijas con
ellos.
8. Es fácil
distinguir la grandeza de la grandiosidad, pues el amor puede ser correspondido,
pero el orgullo no. 2El orgullo no producirá milagros, y te
privará, por lo tanto, de los verdaderos testigos de tu realidad. 3La verdad no está velada ni oculta, pero el que sea evidente para ti
depende del gozo que lleves a sus testigos, que son quienes te la mostrarán. 4Ellos dan testimonio de tu grandeza, pero no pueden dar
testimonio del orgullo porque el orgullo no se puede compartir. 5Dios
quiere que contemples lo que Él creó porque lo que Él creó es Su
gozo.
9. ¿Cómo puede
ser que tu grandeza sea arrogancia cuando Dios Mismo da testimonio de ella? 2¿Y puede lo que no tiene testigos ser real? 3¿Qué
beneficio se podrÃa derivar de ello? 4Si no se puede derivar ninguno,
el EspÃritu Santo no puede usarlo. 5Lo que Él no puede transformar en
la Voluntad de Dios no existe en absoluto. 6La grandiosidad es algo
ilusorio porque su propósito es reemplazar a tu grandeza. 7Pero
lo que Dios ha creado no puede ser reemplazado. 8Dios está
incompleto sin ti porque Su grandeza es total, y tú no puedes estar excluido de
ella.
10. Tú eres
absolutamente irreemplazable en la Mente de Dios. 2Nadie más puede
ocupar tu lugar en ella, y mientras lo dejes desocupado, tu eterno puesto
aguardará simplemente tu regreso. 3Dios te recuerda esto a través de
Su Voz, y Él Mismo mantiene a salvo tus extensiones dentro de Su Mente. 4Mas no las conocerás hasta que regreses a ellas. 5No
puedes reemplazar al Reino, ni puedes reemplazarte a ti mismo. 6Dios,
que conoce tu valÃa, no lo permitirÃa, y, por lo tanto, no puede suceder. 7Tu valÃa se encuentra en la Mente de Dios y, por consiguiente,
no sólo en la tuya. 8Aceptarte a ti mismo tal como Dios te creó no
puede ser arrogancia porque es la negación de la arrogancia. 9Aceptar tu pequeñez es arrogancia porque significa que crees que tu evaluación de ti mismo es más
acertada que la de Dios.
11. Sin embargo,
si la verdad es indivisible, tu evaluación de ti mismo tiene que ser la misma que la de Dios. 2Tú no estableciste tu valÃa, y ésta no necesita defensa. 3Nada puede atacarla ni prevalecer contra ella. 4 No
varÃa. 5Simplemente es. 6Pregúntale al EspÃritu Santo cuál es tu valÃa y Él te lo dirá,
pero no tengas miedo de Su respuesta, pues procede de Dios. 7Es una
respuesta exaltada por razón de su Origen, y como el Origen es verdad, la
respuesta lo es también. 8Escucha y no pongas en duda lo que oigas,
pues Dios nunca engaña. 9Él quiere que reemplaces la creencia del ego
en la pequeñez por Su Propia Respuesta exaltada a lo que tú eres, de modo
que puedas dejar de ponerla en duda y la conozcas tal como
es.
La
salvación es mi única función aquÃ.
1. La
salvación y el perdón son lo mismo. 2Ambas cosas implican que algo
anda mal, algo de lo cual es necesario que se nos salve y se nos perdone; algo
impropio que necesita corrección; algo aparte o diferente de la Voluntad de
Dios. 3Ambos términos, por lo tanto, implican algo totalmente
imposible, pero que, sin embargo, ha ocurrido, dando lugar a un estado de
aparente conflicto entre lo que es y lo que nunca podrÃa
ser.
2. La
verdad y las ilusiones están ahora a la par, pues ambas han ocurrido. 2Lo imposible se convierte en aquello de lo que se te necesita salvar
y perdonar. 3La salvación se convierte ahora en la zona fronteriza
entre la verdad y las ilusiones. 4Refleja la verdad porque es el
medio a través del cual puedes escaparte de las ilusiones. 5No
obstante, no es la verdad porque cancela lo que nunca ocurrió.
3. ¿Cómo
podrÃa haber un punto de encuentro en el que la tierra y el Cielo se pudiesen
reconciliar dentro de una mente en la que ambos existen? 2La mente
que ve ilusiones piensa que éstas son reales. 3Existen en cuanto que
son pensamientos. 4Sin embargo, no son reales porque la mente que
piensa estos pensamientos se encuentra separada de Dios.
4. ¿Qué
podrÃa unir a la mente y a los pensamientos separados con la Mente y el
Pensamiento que están eternamente unidos? 2¿Qué plan podrÃa reconocer
las necesidades que plantean las ilusiones y proponer medios con los que
eliminarlas sin ataque o ápice alguno de dolor, y no violar la verdad? 3¿Qué podrÃa ser este plan sino un Pensamiento de Dios mediante el
cual se pasa por alto lo que nunca ocurrió y se olvidan los pecados que nunca
fueron reales?
5. El
EspÃritu Santo conserva este plan de Dios en la Mente de Dios y en la tuya,
exactamente como lo recibió de Él. 2Dicho plan no tiene nada que ver
con el tiempo toda vez que su Fuente es intemporal. 3No obstante,
opera dentro del tiempo debido a tu creencia de que el tiempo es real. 4El EspÃritu Santo contempla impasible lo que tú ves: el pecado, el
dolor y la muerte, asà como la aflicción, la separación y la pérdida. 5Mas Él sabe que hay algo que no puede sino seguir siendo verdad: que
Dios sigue siendo Amor, y que eso que ves no es Su
Voluntad.
6. Éste
es el Pensamiento que lleva las ilusiones a la verdad, donde las ve como
apariencias tras las cuales se encuentra lo inmutable y lo seguro. 2Éste es el Pensamiento que salva y perdona, pues no pone su fe
en lo que no fue creado por la única Fuente que conoce. 3Éste es el
Pensamiento cuya función es salvar asignándote a ti su función. 4La salvación es tu función, junto con Aquel a Quien se le confió el
plan. 5Ahora se te confÃa a ti junto con Él. 6Él tiene una
respuesta para todas las apariencias sea cual sea la forma, el tamaño, el
volumen o los atributos que parezcan tener, y es ésta:
7La
salvación es mi única función aquÃ.
8Dios sigue siendo
Amor, y esto no es Su Voluntad.
7. Tú
que aún has de obrar milagros, asegúrate de practicar bien la idea de hoy. 2Trata de percibir la fuerza de lo que dices, pues en esas palabras
radica tu libertad. 3Tu Padre te ama. 4El mundo
del dolor no es Su Voluntad. 5Perdónate a ti mismo el pensamiento de
que eso fue lo que Él deseó para ti. 6Deja entonces que el
Pensamiento con el que Él reemplazó todos tus errores se adentre en los
sombrÃos lugares de tu mente que pensó los pensamientos que nunca fueron Su
Voluntad.
8. Esa
parte de tu mente le pertenece a Dios, al igual que el resto. 2Dicha
parte no tiene pensamientos solitarios, ni los hace reales ocultándolos de Él. 3Deja pasar la luz, y ningún obstáculo te impedirá ver lo que Él
dispone para ti. 4Pon al descubierto tus secretos ante Su benévola
luz y observa cuán intenso es el fulgor con el que dicha luz todavÃa resplandece
sobre ti.
9.
Practica con Su Pensamiento hoy, y deja que Su luz busque e ilumine todo rincón
tenebroso, y que al brillar a través de ellos los una al resto. 2La
Voluntad de Dios es que tu mente sea una con la Suya. 3La Voluntad de
Dios es tener solamente un Hijo. 4La Voluntad de Dios es que Su único
Hijo eres tú. 5Reflexiona sobre estas cosas durante las prácticas de
hoy, y da comienzo a la lección que vamos a aprender hoy con estas
instrucciones relativas a la verdad:
6La
salvación es mi única función aquÃ.
7La
salvación y el perdón son lo mismo.
8DirÃgete
entonces a Aquel que comparte contigo tu función aquÃ, y permÃtele que te enseñe
lo que necesitas aprender para poder dejar de lado todo miedo y reconocer a tu
Ser como un amor que no tiene opuesto en ti.
10. Perdona todo pensamiento que se oponga a la verdad
de tu compleción, unidad y paz. 2No puedes perder los regalos que tu
Padre te dio. 3No es tu deseo ser otro ser. 4No tienes
ninguna función que no, sea de Dios. 5Perdónate a ti mismo la que
crees haber inventado. 6El perdón y la salvación son lo mismo. 7Perdona lo que inventaste y te habrás
salvado.
11. Hay un mensaje especial para hoy que tiene el
poder de eliminar para siempre de tu mente cualquier forma de duda o de
temor. 2Si te
asalta la tentación de creer que son reales, recuerda que las apariencias no
pueden resistirse a la verdad que encierran estas poderosas
palabras:
3La
salvación es mi única función aquÃ.
4Dios sigue
siendo Amor, y esto no es Su Voluntad.
12. La
única función que tienes te dice que eres uno. 2Recuérdate esto a ti
mismo durante los intervalos de tiempo que transcurren entre los perÃodos en que
das cinco minutos para compartirlos con Aquel que comparte el plan de Dios
contigo. 3Recuérdate a ti mismo lo siguiente:
4La
salvación es mi única función aquÃ.
5De
esta manera, depositas el perdón en tu mente y dejas que todo temor sea
suavemente descartado, para que el amor pueda encontrar el lugar donde le
corresponde estar en ti y mostrarte que tú eres el Hijo de
Dios.
9 DE
ABRIL
CapÃtulo
10
LOS ÃDOLOS DE
LA ENFERMEDAD
Introducción
1. Nada
externo a ti puede hacerte temer o amar porque no hay nada externo a ti. 2Tanto el tiempo como la eternidad se encuentran en tu mente, y
estarán en conflicto hasta que percibas el tiempo exclusivamente como un medio
para recuperar la eternidad. 3No podrás hacer esto mientras
sigas creyendo que la causa de todo lo que te ocurre se encuentra en factores
externos a ti. 4Tienes que aprender que el tiempo sólo existe para
que hagas uso de él, y que nada en el mundo puede eximirte de esa
responsabilidad. 5Puedes violar las leyes de Dios en tu
imaginación, pero no puedes escaparte de ellas. 6Fueron promulgadas
para tu protección y son tan inviolables como tu
seguridad.
2. Dios no creó
nada a excepción de ti, y nada a excepción de ti existe, pues tú formas parte de
Él. 2¿Qué puede existir excepto Él? 3Nada puede tener
lugar aparte de Él porque nada excepto Él es real. 4Tus creaciones,
al igual que tú, representan una aportación para Él, pero ni tú ni ellas le
aportan nada que sea diferente porque todo ha existido siempre. 5¿Qué
otra cosa puede alterarte salvo lo efÃmero, y cómo puede ser lo efÃmero real si
tú eres la única creación de Dios y Él te creó eterno? 6Tu santa
mente determina todo lo que te ocurre. 7La respuesta que das a
todo lo que percibes depende de ti porque es tu mente la que determina tu
percepción de ello.
3. Dios no
cambia de parecer con respecto a ti, pues Él no duda de Sà Mismo. 2Y
lo que Él conoce se puede conocer porque no se lo reserva sólo para Sà Mismo. 3Te creó para Sà Mismo, pero te dio el poder de crear para ti mismo a
fin de que fueses como Él. 4Por eso es por lo que tu mente es santa. 5¿Qué podrÃa haber que fuese más grande que el Amor de Dios? 6¿Qué podrÃa haber, entonces, que fuese más grande que tu voluntad? 7Nada externo a tu voluntad te puede afectar porque, al estar en
Dios, lo abarcas todo. 8Cree esto, y te darás cuenta de hasta qué
punto todo depende de ti. 9Cuando tu paz mental se vea amenazada por
algo, pregúntate, "¿Ha cambiado Dios de parecer con respecto a m�" 10Acepta luego Su decisión, que es ciertamente inmutable, y niégate a
cambiar de parecer con respecto a ti mismo. 11Dios nunca decidirá
contra ti, pues si lo hiciese, estarÃa decidiendo contra Él
Mismo.
I. En Dios
estás en tu hogar
1. No conoces
tus creaciones simplemente porque mientras tu mente siga estando dividida
decidirás contra ellas, y es imposible atacar lo que has creado. 2Pero recuerda que a Dios le
resulta igualmente imposible. 3La ley de la creación
consiste en que ames a tus creaciones como a ti mismo, por ser éstas parte de
ti. 4Todo lo que fue creado se encuentra, por lo tanto, perfectamente
a salvo porque las leyes de Dios lo protegen con Su Amor. 5Cualquier parte de tu mente que no sepa esto se ha desterrado a sÃ
misma del conocimiento, al no haber satisfecho sus condiciones. 6¿Quién sino tú pudo haber hecho eso? 7Reconócelo
gustosamente, pues en ese reconocimiento radica tu entendimiento de que tu
destierro es algo ajeno a Dios, y, por lo tanto, no
existe.
2. En Dios
estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de
despertar a la realidad: 2¿Deseas realmente hacerlo? 3Reconoces por experiencia propia que lo que ves en sueños lo
consideras real mientras duermes. 4Mas en el instante en que te
despiertas te das cuenta de que todo lo que parecÃa ocurrir en el sueño en
realidad no habÃa ocurrido. 5Esto no te parece extraño, si bien todas
las leyes de aquello a lo que despiertas fueron violadas mientras dormÃas. 6¿No será que simplemente pasaste de un sueño a otro sin haber
despertado realmente?
3. ¿Te
molestarÃas en reconciliar lo que ocurrió en dos sueños conflictivos, o
simplemente descartarÃas los dos si descubrieses que la realidad no coincide con
ninguno de ellos? 2No recuerdas estar despierto. 3Cuando
oyes al EspÃritu Santo tal vez te sientes mejor porque entonces te parece que es
posible amar, pero todavÃa no recuerdas que una vez fue asÃ. 4Mas
cuando lo recuerdes, sabrás que puede volver a ser asà de nuevo. 5Lo
que es posible no se ha logrado todavÃa. 6Sin embargo, lo que una vez
fue, aún es, si es que es eterno. 7Cuando recuerdes sabrás que lo que
recuerdas es eterno, y, por lo tanto, que se encuentra aquÃ
ahora.
4. Recordarás
todo en el instante en que lo desees de todo corazón, pues si desear de
todo corazón es crear, tu voluntad habrá dispuesto el fin de la separación, y
simultáneamente le habrás devuelto tu mente a tu Creador y a tus creaciones. 2Al conocerlos, ya no tendrás deseos de dormir, sino sólo el deseo de
despertar y regocijarte. 3Soñar será imposible porque sólo desearás
la verdad, y al ser ésa por fin tu voluntad, dispondrás de
ella.
II. La
decisión de olvidar
1. A menos que
primero conozcas algo no puedes disociarte de ello. 2El conocimiento,
entonces, debe preceder a la disociación, de modo que ésta no es otra cosa que
la decisión de olvidar. 3Lo que se ha olvidado parece entonces
temible, pero únicamente porque la disociación es un ataque contra la verdad. 4Sientes miedo porque la
has olvidado. 5Y has reemplazado tu conocimiento por una
conciencia de sueños, ya que tienes miedo de la disociación y no de aquello
de lo que te disociaste. 6Cuando aceptas aquello de lo que te
disociaste, deja de ser temible.
2. Sin
embargo, renunciar a tu disociación de la realidad trae consigo más que una mera
ausencia de miedo. 2En esa decisión radica la dicha, la paz y la
gloria de la creación. 3Ofrécele al EspÃritu Santo únicamente tu
voluntad de estar dispuesto a recordar, pues Él ha conservado para ti el
conocimiento de Dios y de ti mismo, y sólo espera a que lo aceptes. 4Abandona gustosamente todo aquello que pueda demorar la llegada de
ese recuerdo, pues Dios se encuentra en tu memoria. 5Su Voz te dirá
que eres parte de Él cuando estés dispuesto a recordarle y a conocer de nuevo tu
realidad. 6No permitas que nada en este mundo demore el que recuerdes
a Dios, pues en ese recordar radica el conocimiento de ti
mismo.
3. Recordar es
simplemente restituir en tu mente lo que
ya se encuentra allÃ. 2Tú no eres el autor de aquello que
recuerdas, sino que sencillamente vuelves a aceptar lo que ya se encuentra allÃ,
pero habÃa sido rechazado. 3La capacidad de aceptar la verdad en este
mundo es la contrapartida perceptual de lo que en el Reino es crear. 4Dios cumplirá con Su cometido si tú cumples con el tuyo, y a cambio
del tuyo Su recompensa será el intercambio de la percepción por el conocimiento. 5Nada está más allá de lo que Su Voluntad dispone para ti. 6Pero expresa tu deseo de recordarle, y ¡oh maravilla!, 7Él te dará todo sólo con que se lo pidas.
4. Cuando
atacas te estás negando a ti mismo. 2Te estás enseñando
especÃficamente que no eres lo que eres. 3Tu negación de la realidad
te impide aceptar el regalo de Dios, puesto que has aceptado otra cosa en su
lugar 4Si entendieses que esto siempre constituye un ataque contra la
verdad, y que Dios es la verdad, comprenderÃas por qué esto siempre da
miedo. 5Si además reconocieses que formas parte de Dios, entenderÃas
por qué razón siempre te atacas a ti mismo primero.
5. Todo ataque
es un ataque contra uno mismo. 2No puede ser otra cosa. 3Al proceder de tu propia decisión de no ser quien eres, es un ataque
contra tu identidad. 4Atacar es, por lo tanto, la manera en que
pierdes conciencia de tu identidad, pues cuando atacas es señal inequÃvoca de
que has olvidado quién eres. 5Y si tu realidad es la de Dios, cuando
atacas no te estás acordando de Él. 6Esto no se debe a que Él se haya
marchado, sino a que tú estás eligiendo conscientemente no
recordarlo.
6. Si te
dieses cuenta de los estragos que esto le ocasiona a tu paz mental no podrÃas
tomar una decisión tan descabellada. 2La tomas únicamente porque
todavÃa crees que puede proporcionarte algo que deseas. 3De esto se
deduce, por consiguiente, que lo que quieres no es paz mental sino otra
cosa, pero no te has detenido a considerar lo que esa otra cosa pueda ser. 4Aun asÃ, el resultado lógico de tu decisión es perfectamente
evidente, sólo con que lo observes. 5Al decidir contra tu realidad,
has decidido mantenerte alerta contra Dios y Su Reino. 6Y es este
estado de alerta lo que hace que tengas miedo de
recordarle.
Mi
papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
1. Del
mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, asà también tu papel en
el plan de tu Padre completa dicho plan. 2La salvación tiene que
invertir la descabellada creencia en pensamientos y cuerpos separados, que
viven vidas separadas y recorren caminos separados. 3Cuando
mentes separadas comparten una sola función, se unen en un solo propósito, pues
cada una de ellas es igualmente esencial para todas las
demás.
2. La
Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad. 2¿Por qué habrÃas de
querer ir en contra de Su Voluntad? 3El papel que Él ha reservado
para ti en el desarrollo de Su plan se te da para que puedas ser restituido a lo
que Él dispone. 4Este papel es tan esencial para Su plan como
para tu felicidad. 5Tu dicha tiene que ser total para que aquellos a
los que Él te envÃa puedan entender Su
plan. 6Ellos verán su función en
tu radiante faz, y en tu risa feliz oirán a Dios
llamándoles.
3. Eres
ciertamente esencial en el plan de Dios. 2Sin tu dicha, la Suya no es
total. 3Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar. 4Mientras la tristeza se abata sobre ti, la luz que el Propio Dios
designó como el medio para salvar al mundo se atenúa y pierde su fulgor, y nadie
rÃe porque toda risa no es sino el eco de la tuya.
4. Eres
ciertamente esencial en el plan de Dios. 2Del mismo modo en que tu
luz aumenta el fulgor de todas las luces que brillan en el Cielo, asà también tu
dicha en la tierra exhorta a todas las mentes a abandonar sus pesares y a
ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios. 3Los mensajeros de
Dios rebosan de dicha, y su júbilo sana todo pesar y desesperación. 4Ellos son la prueba de que lo que la Voluntad de Dios dispone para
todos los que aceptan los regalos de su Padre como propios es perfecta
felicidad.
5. Hoy
no permitiremos que la tristeza se abata sobre nosotros. 2Pues en tal
caso, no estarÃamos asumiendo el papel que tan esencial es para el plan de
Dios y para nuestra visión. 3La tristeza es señal de que prefieres
desempeñar otro papel en lugar del que Dios te ha encomendado. 4Y
asÃ, no le muestras al mundo cuán grande es la felicidad que Él dispone para ti,
y, por consiguiente, no
reconoces que ya dispones de ella.
6. Hoy
trataremos de comprender que la dicha es nuestra función aquÃ. 2Si te
dejas abatir por la tristeza, no sólo no estarás cumpliendo tu función,
sino que estarás privándote a ti mismo de dicha y al mundo también. 3Dios te pide que seas feliz para que el mundo pueda ver cuánto ama
Él a Su Hijo y que Su Voluntad es que ningún pesar menoscabe su dicha ni que
ningún miedo lo acose y perturbe su paz. 4Tú eres hoy el mensajero de
Dios. 5Brindas Su felicidad a todo aquel que contemplas y Su paz a
todo aquel que al contemplarte ve Su mensaje en tu feliz
semblante.
7. Hoy
nos prepararemos para esto durante las sesiones de práctica de cinco
minutos, dejando que la felicidad brote en nosotros tal como dispone la Voluntad
de nuestro Padre y la nuestra. 2Comienza los ejercicios con el
pensamiento que la idea de hoy presenta. 3Luego comprende que tu
papel es ser feliz. 4Esto es lo único que se te pide a ti o a
cualquiera que desee ocupar el lugar que le corresponde entre los mensajeros de
Dios. 5Piensa en lo que esto significa. 6Estabas
ciertamente equivocado al creer que se te estaba exigiendo algún sacrificio. 7De acuerdo con el plan de Dios tan solo puedes recibir, sin jamás
perder nada, hacer sacrificio alguno o morir.
8. Tratemos
ahora de encontrar esa dicha que nos demuestra a nosotros, asà como a todo el
mundo, lo que la Voluntad de Dios dispone para nosotros. 2Tu función
es encontrarla aquÃ, y encontrarla ahora. 3Para eso viniste. 4¡Ojalá que hoy sea el dÃa en que lo logres! 5Busca en lo
profundo de tu ser, sin dejarte desanimar por los pensamientos pueriles y metas
absurdas que pasas de largo a medida que asciendes para encontrarte con el
Cristo en ti.
9. Él
estará allÃ. 2Y tú
puedes llegar a Él ahora. 3¿Qué otra cosa preferirÃas contemplar en
lugar de Aquel que aguarda para que tú lo contemples? 4¿Qué
pensamiento pueril podrÃa detenerte? 5¿Qué meta absurda podrÃa
impedirte triunfar cuando es Dios Mismo Quien te llama?
10. Él
estará allÃ. 2Eres esencial en Su plan. 3Hoy eres Su mensajero. 4Y tienes que encontrar lo que Él quiere que
des. 5No te olvides de la idea de hoy entre las sesiones de práctica
de cada hora. 6Es tu Ser Quien te llama hoy. 7Y es a Él a Quien respondes cada vez que te dices a ti
mismo que eres esencial en el plan de Dios para la salvación del
mundo.
10 DE
ABRIL
III. El dios
de la enfermedad
1. No has
atacado a Dios, y ciertamente lo amas. 2¿Puedes acaso cambiar tu
realidad? 3Nadie puede disponer su propia destrucción. 4Cuando piensas que te estás atacando a ti mismo, ello es señal
evidente de que odias lo que crees ser. 5Y eso, y sólo eso, es lo único que puedes atacar. 6Lo que crees ser puede ser muy odioso, y lo que esta extraña imagen
te lleva a hacer puede ser muy destructivo. 7Mas la destrucción no es
más real que la imagen, si bien los que inventan Ãdolos ciertamente los
veneran. 8Los Ãdolos no son nada, pero sus adoradores son los Hijos
enfermos de Dios. 9Dios desea verlos libres de sus enfermedades y de
vuelta en Su Mente. 10No limitará en modo alguno el poder que tienes
de ayudarlos, puesto que Él te lo dio. 11No tengas miedo de ese poder
porque es tu salvación.
2. ¿Qué otro
Consolador puede haber para los Hijos enfermos de Dios, excepto Su poder a
través de ti? 2Recuerda que no importa en qué parte de la Filiación
se le acepte, 3Él siempre es aceptado por todos, y cuando tu mente lo
recibe, Su recuerdo despierta en toda la Filiación. 4Sana a tus
hermanos aceptando simplemente a Dios por ellos. 5Vuestras mentes no
están separadas, y Dios tiene solamente un canal para sanar porque sólo tiene un
Hijo. 6El único nexo de comunicación que le queda a Dios con Sus
Hijos los une a todos ellos entre sÃ, y a todos ellos con Él. 7Ser
consciente de esto es sanarlos, ya que es la conciencia de que ninguno de ellos
está separado y, por ende, ninguno está enfermo.
3. Creer que
un Hijo de Dios puede estar enfermo es creer que parte de Dios puede sufrir. 2El amor no puede sufrir porque no puede atacar. 3Recordar
el amor, por lo tanto, trae consigo invulnerabilidad. 4No te
pongas de parte de la enfermedad en presencia de un Hijo de Dios aunque él
crea en ella, pues tu aceptación de que Dios reside en él da testimonio del Amor
de Dios que él ha olvidado. 5Tu reconocimiento de que él forma parte
de Dios le recuerda la verdad acerca de sà mismo, que él está negando. 6¿ReforzarÃas aún más su negación de Dios, perdiéndote de esta manera
de vista a ti mismo? 7¿O le recordarÃas su plenitud y te acordarÃas
de tu Creador con él?
4. Creer que
un Hijo de Dios está enfermo es adorar al mismo Ãdolo que él adora. 2Dios creó el amor, no la idolatrÃa. 3Todas las formas de
idolatrÃa son caricaturas de la creación, y las enseñan mentes que están
demasiado divididas como para saber que la creación comparte el poder y nunca lo
usurpa. 4La enfermedad es idolatrÃa porque es la creencia de que se
te puede desposeer de tu poder. 5Esto, no obstante, es imposible
porque formas parte de Dios, que es todo poder. 6Un dios enfermo no
puede por menos que ser un Ãdolo, hecho a imagen y semejanza de lo que su
hacedor cree ser. 7Y esto es exactamente lo que el ego percibe
en un Hijo de Dios: un dios enfermo, auto-creado, auto-suficiente, sumamente
perverso y extremadamente vulnerable. 8¿Es éste el Ãdolo que quieres
adorar? 9¿Es ésta la imagen para salvar la cual te mantienes alerta? 10¿Tienes realmente miedo de perder esto?
5. Examina con
calma la conclusión lógica del sistema de pensamiento del ego y determina
si lo que te ofrece es realmente lo que tú deseas, pues eso es lo que te ofrece. 2Para
obtenerlo estás dispuesto a atacar la Divinidad de tus hermanos y asÃ
perder de vista la tuya. 3Y estás dispuesto a mantenerla oculta para
proteger un Ãdolo que crees que te salvará de los peligros que él
representa, pero que no existen.
6. En el Reino
no hay idólatras, sino un gran aprecio por todo lo que Dios creó, debido al
sereno conocimiento de que cada ser forma parte de Él. 2El Hijo de
Dios no sabe de Ãdolos, pero sà sabe Quién es su Padre. 3En este
mundo la salud es el equivalente de lo que en el Cielo es la valÃa. 4No es mi mérito lo que te aporto sino mi amor, pues tú no te
consideras valioso. 5Cuando no te consideras valioso enfermas,
pero la valÃa que te adjudico puede curarte porque la valÃa del Hijo de Dios es
una y la misma. 6Cuando dije: "Mi paz os doy", eso es exactamente lo
que quise decir. 7La paz te llega de parte de Dios a través de mÃ. 8Es para ti aunque tú no la pidas.
7. Cuando un
hermano está enfermo es porque no está pidiendo paz, y, por lo tanto, no sabe
que ya dispone de ella. 2Aceptar la paz es negar lo ilusorio, y la
enfermedad es una ilusión. 3Todo Hijo de Dios, no obstante, tiene el poder de negar lo ilusorio
en cualquier parte del Reino simplemente negándolo completamente en sà mismo. 4Yo puedo curarte porque te conozco. 5Conozco tu valÃa por
ti, y esta valÃa es lo que te hace Ãntegro. 6Una mente Ãntegra no es
idólatra ni sabe de leyes conflictivas. 7Te curaré simplemente porque
sólo tengo un mensaje, y ese mensaje es verdad. 8Tu fe en él te hará
Ãntegro cuando tengas fe en mÃ.
8. No recurro
a engaños para difundir el mensaje de Dios, y aprenderás esto a medida que
aprendas que siempre recibes en la misma medida en que aceptas. 2PodrÃas aceptar paz ahora mismo por todo el mundo, y asà liberarlos
completamente de sus ilusiones, pues has oÃdo Su Voz. 3Pero no
antepongas otros dioses a Él, o no podrás oÃr. 4Dios no tiene celos
de los dioses que inventaste, pero tú sÃ. 5Tú quisieras conservarlos
y servirles porque crees que ellos te hicieron a ti. 6Crees que ellos
son tu padre porque estás proyectando sobre ellos el pavoroso hecho de que los
inventaste para reemplazar a Dios. 7Mas cuando parezcan hablarte
recuerda que nada puede reemplazar a Dios, y que todos los substitutos con los
que lo has intentado suplantar no son nada.
9. Dicho
llanamente, pues, puede que creas que tienes miedo de la nada, pero en realidad
tienes miedo de lo que no es nada. 2Y al darte cuenta de esto sanas. 3Oirás al Dios al que prestes atención. 4Inventaste al
dios de la enfermedad, y al inventarlo te capacitaste para oÃrle. 5No
obstante, no lo creaste, pues él no es la Voluntad del Padre. 6Por lo
tanto, no es eterno, y quedará des-hecho en el instante en que indiques que
estás dispuesto a aceptar solamente lo eterno.
10. Si Dios no
tiene más que un solo Hijo, no puede haber más que un solo Dios. 2Tú
compartes la realidad con Él porque la realidad no está dividida. 3Anteponer otros dioses a Él es anteponer otras imágenes a ti mismo. 4No te das cuenta de cuánto caso les haces a tus dioses y de cuán
alerta te mantienes en su favor. 5No obstante, ellos existen
únicamente porque tú los honras. 6Honra sólo lo que es digno de ser
honrado y tendrás paz. 7La paz es el legado de tu verdadero Padre. 8Tú no puedes engendrar a tu Padre, y el falso padre que inventaste
no te procreó a ti. 9Las ilusiones no son dignas de ser honradas
porque al honrarlas no estás honrando nada. 10No obstante, tampoco
deben temerse, pues lo que no es nada no puede ser temible. 11Has
elegido tener miedo del amor por razón de su perfecta mansedumbre, y debido a
ese miedo has estado dispuesto a renunciar a la perfecta capacidad que tienes
para ser útil y a la perfecta Ayuda de que dispones.
11. Únicamente
en el altar de Dios podrás encontrar paz. 2Y este altar está en ti
porque Dios lo puso allÃ. 3Su Voz todavÃa te llama a retornar, y le
oirás cuando dejes de anteponer otros dioses a Él. 4Puedes renunciar
al dios de la enfermedad por tus hermanos; de hecho, eso es lo que tendrás que
hacer si renuncias a él tú mismo. 5Pues si ves al dios de la
enfermedad en alguna parte, lo has aceptado. 6Y si lo has aceptado,
te postrarás ante él y lo adorarás porque fue concebido para reemplazar a Dios. 7Él es la creencia de que puedes elegir qué dios es real. Si bien
está claro que esto no tiene nada que ver con la realidad, está igualmente claro
que tiene mucho que ver con la realidad tal como tú la
percibes.
La
Voluntad de Dios para mà es perfecta felicidad.
1.
Hoy continuaremos con el tema de la felicidad. 2Esta idea es esencial
para poder comprender el significado de la salvación. 3TodavÃa crees
que la salvación requiere que sufras como penitencia por tus "pecados". 4Pero no es asÃ. 5No obstante, no podrás evitar pensar que
lo es, mientras sigas creyendo que el pecado es real y que el Hijo de Dios puede
pecar.
2.
Si el pecado es real, entonces el castigo es justo e ineludible. 2La
salvación, por lo tanto, sólo se puede obtener mediante el sufrimiento. 3Si el pecado es real, la felicidad no puede sino ser una ilusión,
pues ambas cosas no pueden ser verdad. 4Los que pecan sólo merecen
muerte y dolor, y por eso es por lo que claman. 5Pues saben que
eso es lo que les espera, y que los buscará y que en algún punto y en algún
lugar los encontrará, de modo que puedan saldar la deuda que tienen con Dios. 6Debido a su terror, tratan de escaparse de Él. 7Mas Él
los seguirá persiguiendo y ellos no podrán escapar.
3.
Si el pecado es real, la salvación tiene que ser el dolor. 2El dolor
es el costo del pecado, y si el pecado es real el sufrimiento es inevitable. 3La salvación no puede sino ser temible, pues mata, aunque
lentamente, y antes de otorgar el deseado favor de la muerte a las vÃctimas que
están casi en los huesos antes de haber sido apaciguada, los despoja de todo. 4Su ira es insaciable e inclemente, aunque totalmente
justa.
4.
¿Quién buscarÃa un castigo tan brutal? 2¿Quién no huirÃa de la
salvación, intentando por todos los medios ahogar la Voz que se la ofrece? 3¿Por qué habrÃa de tratar de escuchar y aceptar Su ofrecimiento? 4Si el pecado es real, lo que le ofrece es la muerte, que le inflige
cruelmente para que esté a la par de los perversos deseos de donde nace el
pecado. 5Si el pecado es real, la salvación se ha vuelto tu enemigo
acérrimo, la maldición de Dios contra ti que crucificaste a Su
Hijo.
5.
Hoy necesitas las sesiones de práctica. 2Los ejercicios te enseñan
que el pecado no es real y que todo lo que crees que inevitablemente ha de
ocurrir como consecuencia de él jamás podrá suceder, pues carece de causa. 3Acepta la Expiación con una mente receptiva que no abrigue la
creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. 4El pecado no
existe. 5Practicaremos hoy este pensamiento tan a menudo como nos sea
posible, pues es la base de la idea de hoy.
6.
La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad, toda vez que el pecado no
existe y el sufrimiento no tiene causa. 2La dicha es justa, y el
dolor no es sino señal de que te has equivocado con respecto a ti mismo. 3No tengas miedo de la Voluntad de Dios. 4Por el
contrario, ampárate en ella con la absoluta confianza de que te liberará de
todas las consecuencias que el pecado ha forjado en tu febril imaginación. 5Di:
6La
Voluntad de Dios para mà es perfecta felicidad.
7El
pecado no existe ni tiene consecuencias.
8AsÃ
es como debes dar comienzo a tus sesiones de práctica. aLuego intenta
otra vez encontrar la dicha que estos pensamientos le brindarán a tu
mente.
7.
Da gustosamente estos cinco minutos, para eliminar la pesada carga que te has
echado encima al abrigar la demente creencia de que el pecado es real. 2Escápate hoy de la locura. 3Ya estás firmemente
plantado en el camino que conduce a la libertad, y ahora la idea de hoy te da
alas para acelerar tu progreso y esperanza para que vayas aún más deprisa hacia
la meta de paz que te aguarda. 4El pecado no existe. 5Recuerda esto
hoy, y repite en silencio tan a menudo como puedas:
6La
Voluntad de Dios para mà es perfecta felicidad.
7Ésa
es la verdad, pues el pecado no existe.
11 DE
ABRIL
IV. El fin de
la enfermedad
1. Toda magia
es un intento de reconciliar lo irreconciliable. 2Toda religión es el
reconocimiento de que lo irreconciliable no puede ser reconciliado. 3La enfermedad y la perfección son irreconciliables. 4Si Dios te creó perfecto, eres perfecto. 5Si crees que
puedes estar enfermo, has antepuesto otros dioses a Él. 6Dios no está
en guerra con el dios de la enfermedad que inventaste, pero tú sÃ. 7Este dios es el sÃmbolo de tu decisión de oponerte a Dios, y tienes
miedo de él porque no se le puede reconciliar con la Voluntad de Dios. 8Si lo atacas, harás que sea real para ti. 9Pero si te
niegas a adorarlo, sea cual sea la forma en que se presente ante ti, o el lugar
donde creas verlo, desaparecerá en la nada de donde
provino.
2. La realidad
sólo puede alborear en una mente despejada. 2La realidad está siempre
ahÃ, ante ti, lista para ser aceptada, pero para aceptarla tienes que primero
estar dispuesto a tenerla. 3Conocer la realidad requiere que uno esté
dispuesto a juzgar la irrealidad tal como es. 4Pasar por alto lo que
no es nada es simplemente juzgarlo acertadamente, y mediante tu capacidad
para evaluarlo correctamente, permitir que desaparezca. 5EI
conocimiento no puede alborear en una mente llena de ilusiones porque la
verdad y las ilusiones son irreconciliables. 6La verdad es
Ãntegra y no puede ser conocida sólo por una parte de la
mente.
3. No se puede
percibir a la Filiación como parcialmente enferma porque percibirla de esa
manera es no percibirla en absoluto. 2Si la Filiación es una, es una desde
cualquier punto de vista. 3La unidad no puede ser dividida. 4Si percibes otros dioses significa que tu mente está dividida, y. no
podrás limitar dicha división porque ello es señal de que has separado parte de
tu mente de la Voluntad de Dios. 5Esto quiere decir que tu mente
no tiene ningún control. 6No tener control significa que se ha
perdido la razón, y en ese caso la mente se vuelve irracional. 7Al
definir erróneamente a la mente, la percibes como que funciona
erróneamente.
4. Las leyes de
Dios mantendrán a tu mente en paz porque la paz es Su Voluntad, y Sus leyes se
promulgaron para apoyarla. 2Sus leyes son las leyes de la libertad,
mas las tuyas son las leyes del cautiverio. 3Puesto que la libertad y
el cautiverio son irreconciliables, sus respectivas leyes no se pueden
entender simultáneamente. 4Las leyes de Dios operan
exclusivamente para tu bien, y no hay más leyes que las Suyas. 5Lo
demás no está regido por ninguna ley, y es, por lo tanto, caótico. 6Dios Mismo, no obstante, ha protegido todo lo que Él creó mediante
Sus leyes. 7No existe nada que no esté regido por ellas. 8"Las leyes del caos†es una expresión que no tiene sentido. 9La creación acata sus leyes perfectamente, y lo caótico carece
de significado porque Dios no forma parte de ello. 10Le has "dado" tu
paz a los dioses que inventaste, pero ellos no pueden aceptarla, pues no
están ahÃ, y tú no puedes dársela.
5. No eres libre
de renunciar a la libertad, sino sólo de negarla. 2No puedes hacer lo
que Dios no dispuso porque lo que Él no dispuso no puede tener lugar. 3Tus dioses no son los causantes del caos; tú les adjudicas el caos y
luego lo aceptas de ellos. 4Nada de esto ha tenido lugar jamás. 5Nada, excepto las leyes de Dios, ha existido jamás, y nada, excepto
Su Voluntad, existirá jamás. 6Fuiste creado mediante Sus leyes y por
Su Voluntad, y el modo en que fuiste creado te estableció como creador. 7Lo que has inventado es tan indigno de ti que lo repudiarÃas sólo
con que estuvieses dispuesto a verlo tal como es. 8En ese caso no
verÃas nada en absoluto. 9Y tu visión automáticamente se dirigirÃa
más allá de ello hacia lo que se encuentra en ti y a tu alrededor. 10La realidad no puede salvar las obstrucciones que pones ante ella,
mas te envolverá completamente cuando las abandones.
6. Una vez que se
ha experimentado la protección de Dios, inventar Ãdolos se vuelve
inconcebible. 2En la Mente de Dios no hay imágenes extrañas, y lo que
no está en Su Mente no puede estar en la tuya, porque tú tienes una sola mente y
esa mente le pertenece a El. 3Es tuya precisamente porque le pertenece a Él,
ya que para Él ser propietario de algo es compartirlo. 4Y si esto es
asà para Él, también lo es para ti. 5Sus definiciones son Sus leyes, pues mediante ellas
estableció el universo tal como éste es. 6Los falsos dioses que
tratas de interponer entre tu realidad y tú no afectan a la verdad en absoluto. 7Tuya es la paz porque Dios te creó. 8Y Él no creó nada
más.
7. Un milagro
es el acto de un Hijo de Dios que ha abandonado a todos los dioses falsos y
exhorta a sus hermanos a que hagan lo mismo. 2Es un acto de fe porque
es el reconocimiento de que su hermano puede hacerlo también. 3Es un
llamamiento al EspÃritu Santo en su mente, que se refuerza mediante la unión. 4Puesto que el obrador de milagros ha oÃdo la Voz de Dios, la
refuerza en sus hermanos enfermos al debilitar su creencia en la enfermedad, que
él no comparte. 5El poder de una mente puede irradiar hasta otra
porque todas las lámparas de Dios fueron encendidas por la misma chispa, la cual
está en todas partes y es eterna.
8. En muchos
lo único que queda es la chispa, pues los Grandes Rayos están velados. 2Aun asÃ, Dios ha mantenido viva la chispa de manera que los Rayos
nunca puedan olvidarse completamente. 3Sólo con que veas la pequeña
chispa podrás conocer la luz mayor, pues los Rayos están ahà aunque sin ser
vistos. 4Al percibir la chispa sanas, mas al conocer la luz creas. 5En el proceso de retornar, no obstante, la pequeña chispa debe
reconocerse primero, pues la separación fue el descenso desde la grandeza a
la pequeñez. 6La chispa, no obstante, sigue siendo tan pura como la
luz mayor porque es lo que queda de la llamada de la creación. 7Deposita toda tu fe en ella y Dios Mismo te
contestará.
Comparto
con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
1. Tú no quieres sufrir. 2Tal vez
creas que el sufrimiento te puede aportar algo, y puede que en cierta medida
todavÃa creas que te aporta algo que deseas. 3Esta creencia, no
obstante, ha quedado sin duda quebrantada ahora, por lo menos lo suficiente como
para permitirte ponerla en duda y empezar a sospechar que en realidad no tiene
sentido. 4Aún no ha desaparecido, mas ya no tiene las raÃces que en
un tiempo la sujetaban con firmeza a los ocultos y tenebrosos recovecos de tu
mente.
2. Hoy trataremos de disminuir aún más su
debilitado agarre, y de darnos cuenta de que el dolor no tiene objeto, ni causa,
ni poder alguno con que lograr nada. 2No puede aportarte nada en
absoluto. 3No te ofrece nada y no existe. 4Y todo lo que crees que te ofrece es tan inexistente
como él. 5Has sido esclavo de algo que no es nada. 6Sé
libre hoy de unirte a la feliz Voluntad de Dios.
3. Durante varios dÃas continuaremos dedicando
nuestras sesiones de práctica a llevar a cabo ejercicios que han sido
diseñados para ayudarte a encontrar la felicidad que la Voluntad de Dios ubicó
en ti. 2Ahà se encuentra tu hogar y tu seguridad. 3Ahà se
encuentra tu paz y ahà no hay miedo. 4Ahà se encuentra la
salvación. 5Ahà por fin encuentras
descanso.
4. Da comienzo hoy a tus sesiones de práctica
con esta declaración de que aceptas lo que la Voluntad de Dios dispone para
ti:
2Comparto con
Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
aY
acepto ahora la felicidad como mi función.
3Busca
entonces esa función en lo más recóndito de tu mente, pues está ahÃ, esperando
tan sólo tu decisión. 4No puedes dejar de encontrarla una vez que te
des cuenta de que ésa es tu decisión y de que compartes con Dios Su
Voluntad.
5. Sé feliz, pues tu única función aquà es la
felicidad. 2No tienes por qué ser menos amoroso con el Hijo de Dios
que Aquel Cuyo Amor lo creó tan amoroso como Él Mismo. 3Además de
estos descansos de cinco minutos cada hora, haz frecuentes pausas hoy para
decirte a ti mismo que ahora has aceptado la felicidad como tu única función
aquÃ. 4Y ten por seguro
que al hacer esto te estarás uniendo a la Voluntad de
Dios.
Dios,
al ser Amor, es también felicidad.
1. La felicidad es un atributo del amor. 2No se puede separar de él 3ni experimentarse donde éste
no está. 4El amor no tiene lÃmites, al estar en todas partes. 5La dicha, por consiguiente, está asimismo en todas partes. 6Mas la mente puede negar que esto es asÃ, al creer que hay brechas
en el amor por donde el pecado puede infiltrarse y acarrear dolor en lugar
de dicha. 7Esta absurda creencia pretende limitar la felicidad al
definir al amor como algo limitado, e introducir desacuerdo en lo que no tiene
lÃmites ni opuestos.
2. De este modo, se asocia el miedo con el
amor, y sus resultados se convierten en el patrimonio de aquellas mentes que
piensan que lo que han hecho es real. 2Estas imágenes, desprovistas
de toda realidad, dan testimonio del temor a Dios, olvidándose de que, al ser
Dios Amor, tiene que ser también dicha. 3Hoy trataremos
nuevamente de llevar este error básico ante la verdad y de enseñarnos a nosotros
mismos que:
4Dios, al ser
Amor, es también felicidad.
5Tener miedo de
Él es tener miedo de la dicha.
6Comienza
tus sesiones de práctica de hoy con esta asociación que corrige la falsa
creencia de que Dios es miedo. 7Subraya asimismo que la
felicidad es tu patrimonio por razón de lo que es Él.
3. Permite hoy que esta corrección sea colocada
en tu mente en cada hora de vigilia. 2Da la bienvenida entonces a
toda la felicidad que dicha corrección brinda a medida que la verdad
reemplaza al miedo, y la dicha se convierte en lo que esperas ha de ocupar
el lugar del dolor. 3Dado que Dios es Amor, se te concederá. 4Refuerza esa esperanza a menudo a lo largo del dÃa, y acalla
todos tus temores con la siguiente expresión de certeza, la cual es benévola y
completamente cierta:
5Dios, al ser
Amor, es también felicidad.
6Y la felicidad es lo que busco hoy.
7No
puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad.
Busco
únicamente lo que en verdad me pertenece.
1. La idea de hoy continúa con el tema de que
la dicha y la paz no son sueños vanos. 2Tienes derecho a ellos por
razón de lo que eres. 3Te llegan procedentes de Dios, Quien no puede
dejar de darte lo que Él dispone. 4Pero primero tiene que haberse
preparado un lugar donde recibir Sus dones. 5Pues éstos no son bien
acogidos por la mente que ha aceptado los regalos que ella misma fabricó allÃ
donde sólo a los de Dios les corresponde estar.
2. Hoy
queremos deshacernos de cuanto regalo inútil nosotros mismos hayamos fabricado y
depositado ante el santo altar donde sólo a los dones de Dios les corresponde
estar. 2Sus dones son los que en verdad son nuestros. 3Sus
dones son los que heredamos desde antes de que el tiempo comenzara, y los
que seguirán siendo nuestros después de que el tiempo haya pasado a ser
eternidad. 4Sus dones son los que se encuentran en nosotros ahora,
pues son intemporales. 5Y no
tenemos que esperar a que sean nuestros. 6Son nuestros
hoy.
3. Elegimos,
por lo tanto, tenerlos ahora, sabiendo que al elegirlos en lugar de lo que
nosotros mismos hemos fabricado, no estamos sino uniendo nuestra voluntad a la
de Dios y reconociendo que ambas disponen lo mismo. 2Nuestros
perÃodos de práctica más prolongados de hoy, los cinco minutos que cada hora le
dedicamos a la verdad para tu salvación, deben comenzar con lo
siguiente:
3Busco únicamente
lo que en verdad me pertenece, y la dicha y la paz son mi
herencia.
4Deja
a un lado entonces los conflictos mundanos que ofrecen otros regalos y otros
objetivos que sólo pueden perseguirse en un mundo de sueños y que se componen de
ilusiones, de las cuales dan testimonio.
4. Dejamos
todo esto a un lado y, en su lugar, buscamos aquello que verdaderamente es
nuestro cuando pedimos poder reconocer lo que Dios nos ha dado. 2Despejamos en nuestras mentes un santo lugar ante Su Altar, en el
que Sus dones de paz y felicidad son bien recibidos y al que venimos a encontrar
lo que Él nos ha dado. 3Venimos llenos de confianza hoy, conscientes
de que lo que Él da es lo que en verdad nos pertenece. 4Y ya no deseamos nada más, pues no hay nada
más que en verdad nos pertenezca.
5. De
esta manera, despejamos hoy el camino para Él, al reconocer simplemente que
Su Voluntad ya se ha cumplido y que la dicha y la paz nos pertenecen por ser Sus
eternos dones. 2No nos permitiremos perderlos de vista entre cada uno
de los perÃodos en que venimos a buscarlos allà donde Él los depositó. 3Traeremos a la memoria el siguiente recordatorio tan a menudo
como podamos:
4Busco únicamente
lo que en verdad me pertenece.
5Lo único que quiero
son los dones de dicha y paz de Dios.
14 DE
ABRIL
V. La negación
de Dios
1. Los ritos
del dios de la enfermedad son extraños y muy estrictos. 2En
ellos la alegrÃa está prohibida, pues la depresión es la señal de tu lealtad a
él. 3La depresión significa que has abjurado de Dios. 4Son
muchos los que tienen miedo de la blasfemia, mas no entienden lo que ésta es. 5No se dan cuenta de que negar a Dios es negar su propia Identidad, y
en este sentido el costo del pecado es la muerte. 6Esto es asà en un
sentido muy literal: negar la vida hace que se perciba su opuesto, de la misma
manera en que toda forma de negación reemplaza lo que existe con lo que no
existe. 7Nadie puede realmente hacer esto, aunque es indudable que tú
puedes pensar que puedes y creer que lo has hecho.
2. Mas no te
olvides que negar a Dios dará lugar inevitablemente a la proyección, y creerás
que son otros y no tú, los que te han hecho esto a ti. 2Es imposible
que no recibas el mensaje que envÃas, pues ése es el mensaje que quieres. 3Tal vez creas que juzgas a tus hermanos por los mensajes que ellos
te envÃan a ti, pero por lo que los juzgas es por los mensajes que tú les envÃas
a ellos. 4No les atribuyas a ellos tu propia negación de tu alegrÃa,
o no podrás ver en ellos la chispa que te harÃa dichoso. 5Negar la
chispa conduce a la depresión, pues siempre que ves a tus hermanos
desprovistos de ella, estás negando a Dios.
3. Mantenerse
fiel a la negación de Dios es la doctrina del ego. 2El dios de la
enfermedad obviamente exige la negación de la salud, ya que la salud está en
clara oposición a su propia supervivencia. 3Mas considera lo que esto
significa para ti. 4A menos que estés enfermo no puedes conservar los
dioses que inventaste, pues sólo estando enfermo podrÃas desearlos. 5La blasfemia, por lo tanto, es destructiva para el yo, pero no puede
destruir a Dios. 6Blasfemar significa que estás dispuesto a no
conocerte a ti mismo a fin de estar enfermo. 7Ésta es la ofrenda que
tu dios exige, pues, al ser éste producto de tu demencia, no es más que una idea
demente. 8Ésta se manifiesta de muchas maneras, pero si bien puede
parecer ser muchas cosas diferentes no es sino una misma idea: la negación
de Dios.
4. Parece como si
la enfermedad y la muerte hubiesen entrado en la mente del Hijo en contra de la
Voluntad del Padre. 2El "ataque a Dios" le hizo pensar a Su Hijo que
era huérfano, y como resultado de su depresión inventó al dios de la
depresión. 3Ésa fue su alternativa a la dicha porque no estaba
dispuesto a aceptar que, si bien era un creador, él mismo habÃa sido creado. 4El Hijo, sin embargo, se
encuentra desamparado sin el Padre, Quien constituye su única
Ayuda.
5. Dije
anteriormente que por tu cuenta no puedes hacer nada, pero tú no existes por tu cuenta. 2Pues
si existieses por tu cuenta, lo que has hecho serÃa verdad y nunca te podrÃas
escapar. 3Precisamente porque no te creaste a ti mismo es por lo que
no tienes que preocuparte por nada. 4Tus dioses no son nada porque tu
Padre no los creó. 5No puedes crear creadores que no sean como tu
Creador, de la misma forma en que Él no habrÃa podido crear un Hijo que no fuese
como Él. 6Si la creación es compartir, no puede crear lo que no es
igual a ella misma. 7Sólo puede compartir lo que ella es. 8La depresión es aislamiento, y, por lo tanto, no pudo haber sido
creada.
6. Hijo de
Dios, no has pecado, pero sà has estado muy equivocado. 2No
obstante, eso puede corregirse y Dios te ayudará, pues sabe que tú no puedes
pecar contra Él. 3Lo negaste porque lo amabas, pues sabÃas que de
reconocer tu amor por Él, no habrÃas podido negarle. 4Negarle
significa, por lo tanto, que lo amas y que sabes que Él te ama a ti. 5Recuerda que tienes que haber conocido previamente lo que niegas. 6Y si aceptas la negación también puedes aceptar su
des-hacimiento.
7. Tu Padre no
te ha negado. 2Él no toma represalias, pero sà te pide que retornes. 3Cuando piensas que Él no ha respondido a tu llamada es porque tú no
has respondido a la Suya. 4Te llama desde cada parte de la Filiación,
debido al Amor que le profesa a Su Hijo. 5Si oyes Su mensaje Él te
habrá respondido, y te harás consciente de Él si escuchas debidamente. 6El Amor de Dios está en todo lo que Él creó, pues Su Hijo está en
todas partes. 7Contempla a tus hermanos en paz, y Dios no se
demorará ni un instante en llegar a tu corazón como muestra de
agradecimiento por la ofrenda que le haces.
8. No recurras
al dios de la enfermedad para curar, sino sólo al Dios del amor, pues curar
significa que Lo has reconocido. 2Cuando lo reconozcas sabrás que Él
nunca ha dejado de reconocerte y que en Su reconocimiento de ti radica tu
ser. 3No estás enfermo ni tampoco puedes morir. 4Pero te
puedes confundir a ti mismo con cosas que mueren. 5Recuerda, no
obstante, que hacer eso es una blasfemia, pues significa que estás contemplando
sin amor a Dios y a Su creación, de la cual Él no puede estar separado.
9. Sólo lo
eterno puede ser amado, pues el amor no muere. 2Lo que es de Dios es
Suyo para siempre, y tú eres de Dios. 3¿Cómo iba Él a permitirse a SÃ
Mismo sufrir? 4 ¿Y cómo iba a ofrecerle a Su Hijo algo que no fuese
aceptable para El? 5Si te aceptases tal como Dios te creó, serÃa
imposible que pudieses sufrir. 6Sin embargo, para aceptarte tal como
Dios te creó tienes que reconocerlo a Él como tu Creador. 7Esto no se
debe a que de negarte a ello se te fuese a castigar. 8Se debe
simplemente a que reconocer a tu Padre es reconocerte a ti mismo tal como eres. 9Tu Padre te creó completamente libre de pecado, completamente
libre de dolor y completamente a salvo de todo sufrimiento. 10Si
niegas a tu Padre estarás invitando al pecado, al dolor y al sufrimiento a tu
mente debido al poder que Él le dio. 11Tu mente es capaz de crear
mundos, pero puede también negar lo que crea porque es
libre.
10. No te das
cuenta de cuánto te has negado a ti mismo, ni de cuánto Dios, en Su Amor, desea
que no sea asÃ. 2No obstante, Dios no interferirÃa en tus decisiones
porque no podrÃa conocer a Su Hijo si éste no fuese libre. 3Interferir en tus decisiones serÃa atacarse a Sà Mismo, y Dios
no está loco. 4Cuando tú lo niegas a Él eres tú el que está loco. 5¿DesearÃas que Él compartiese tu demencia? 6Dios
nunca dejará de amar a Su Hijo y Su Hijo nunca dejará de amar a su Padre. 7Ésa fue la condición bajo la que la creación de Su Hijo tuvo lugar,
la cual quedó establecida para siempre en Su Mente. 8Reconocer esto
es cordura. 9Negarlo, demencia. 10Dios se dio a SÃ Mismo a
ti en tu creación, y Sus dones son eternos. 11¿Te negarÃas acaso a
entregarte a Él?
11. Como
resultado de las ofrendas que Le haces, se le restituirá el Reino a Su Hijo. 2Su Hijo se excluyó a sà mismo de Su don al negarse a aceptar lo que
habÃa sido creado para él y lo que él habÃa creado en el Nombre de su Padre. 3El Cielo espera su retorno, pues fue creado para ser la morada del
Hijo de Dios. 4Tú no te sientes a gusto en ninguna otra parte ni en
ningún otro estado. 5No te niegues la dicha que fue creada para ti a
cambio de la infelicidad que tú mismo te has labrado. 6Dios te ha
proporcionado los medios para deshacer lo que tú has hecho. 7Escucha y aprenderás a recordar lo que eres.
12. Si Dios
sabe que Sus Hijos son completamente impecables*, es una blasfemia percibirlos como culpables. 2Si Dios sabe que Sus Hijos no pueden sufrir dolor alguno, es una
blasfemia percibir sufrimiento en cualquier parte. 3 Si Dios sabe que
Sus Hijos son completamente dichosos, es una blasfemia sentirse deprimido. 4Todas estas ilusiones y las múltiples formas que la blasfemia puede
adoptar, son negativas a aceptar la creación tal como es. 5Si Dios
creó a Su Hijo perfecto, asà es como debes aprender a considerarlo para que
puedas conocer su realidad. 6Y como parte de la Filiación, asà es
como tienes que considerarte a ti mismo para que puedas conocer la
tuya.
13. No
percibas nada que Dios no haya creado o lo estarás negando a Él. 2Suya es la única Paternidad que existe, y es tuya solamente porque
Él te la dio. 3Las ofrendas que te haces a ti mismo no tienen
sentido, pero las ofrendas que les haces a tus creaciones son como las Suyas
porque las haces en Su Nombre. 4Por eso tus creaciones son tan
reales como las Suyas. 5Con todo, la verdadera Paternidad tiene que
ser reconocida si es que se ha de conocer al verdadero Hijo. 6Crees
que las cosas enfermizas que has fabricado son tus verdaderas creaciones porque
crees que las imágenes enfermizas que percibes son los Hijos de Dios. 7Sólo aceptando la Paternidad de Dios tendrás algo, porque Su
Paternidad te lo dio todo. 8Por eso es por lo que negarlo a Él es
negarte a ti mismo.
14. La
arrogancia es la negación del amor porque el amor comparte y la arrogancia
no. 2Mientras ambas cosas te parezcan deseables, el concepto de
elección, que no procede de Dios, seguirá contigo. 3Si bien esto no
es verdad en la eternidad, en el tiempo lo es, de modo que mientras el tiempo
perdure en tu mente te verás obligado a elegir. 4El tiempo en sà es
algo que tú elegiste. 5Si quieres recordar la eternidad, debes
contemplar sólo lo eterno. 6Si permites que lo temporal te preocupe,
estarás viviendo en el tiempo. 7Como siempre, tu elección estará
determinada por lo que valores. 8El tiempo y la eternidad no pueden
ser ambos reales porque se contradicen entre sÃ. 9Sólo con que
aceptes lo intemporal como lo único que es real, empezarás a entender lo que es la eternidad y a
hacerla tuya.
* N.T.
La palabra "impecable" no tiene aquà el significado más usual de "intachable,
irreprochable", sino el más literal de "sin pecado".
LECCIÓN
105
MÃas
son la paz y la dicha de Dios.
1. La paz y la dicha de Dios te pertenecen. 2Hoy las aceptaremos, sabiendo que son nuestras. 3Y trataremos de entender que estos regalos se
multiplican a medida que los recibimos. 4No son como los regalos que
el mundo da, en los que el que hace el regalo pierde al darlo, y el que lo
recibe se enriquece a costa de la pérdida del que se lo dio. 5Eso no son regalos, sino regateos que se hacen con la culpabilidad. 6Los regalos que verdaderamente se dan no entrañan pérdida alguna. 7Es imposible que alguien pueda ganar a costa de la pérdida de otro. 8Ello implicarÃa un lÃmite y una condición de
insuficiencia.
2. Ésa no es la manera de hacer regalos. 2Tales "regalos" no son sino tratos que se hacen con vistas a obtener
algo más valioso; préstamos con intereses que se tienen que pagar en su
totalidad; créditos a corto plazo, en los que el que recibió el regalo se
compromete a pagar con creces lo recibido. 3Esta extraña
distorsión de lo que significa dar impera en todos los niveles del mundo que
ves. 4Priva de todo sentido a cualquier regalo que das, y hace que
los que aceptas no te aporten nada.
3. Uno de los principales objetivos de aprendizaje de
este curso es invertir tu concepto de lo que es dar, de modo que puedas recibir. 2Pues dar se ha convertido en una fuente de temor, y, asÃ, evitas
emplear el único medio a través del cual puedes recibir. 3Acepta la
paz y la dicha de Dios, y aprenderás a ver lo que es un regalo de otra manera. 4Los regalos de Dios no disminuyen cuando se dan. 5Por el
contrario, se multiplican.
4. De la misma manera en que la paz y la dicha del
Cielo se intensifican cuando las aceptas como los regalos que Dios te da,
asà también la dicha de tu Creador aumenta cuando aceptas como tuyas Su dicha y
Su paz. 2Dar verdaderamente equivale a crear. 3Extiende lo
que no tiene lÃmites a lo ilimitado, la eternidad hasta la intemporalidad y el
amor hasta sà mismo. 4Añade a todo lo que ya está completo, mas no en
el sentido de añadir más, pues eso implicarÃa que antes era menos. 5Añade en el sentido de que permite que lo que no puede
contenerse a sà mismo cumpla su cometido de dar todo lo que tiene,
asegurándose asà de que lo poseerá para siempre.
5. Acepta hoy la paz y la dicha de Dios como tuyas. 2Permite que Él se complete a Sà Mismo, tal como Él define lo que es
estar completo. 3Comprenderás que lo que le brinda compleción a
Él se la brinda también a Su Hijo. 4Él no puede dar a través de
pérdidas. 5Ni tú tampoco. 6Acepta hoy Su regalo de dicha y
de paz, y Él te dará las gracias por el regalo que le
haces.
6. Nuestras sesiones de práctica de hoy comenzarán de
manera ligeramente distinta. 2Da comienzo al dÃa pensando en aquellos
hermanos a quienes les has negado la paz y la dicha a las que tienen derecho de
acuerdo con las equitativas leyes de Dios. 3Al negárselas a ellos fue
cuando te las negaste a ti mismo. 4Y a ese punto es adonde tienes que
volver para reivindicarlas como propias.
7. Piensa en tus 'enemigos' por un rato y dile a cada
uno de ellos según cruce tu mente:
2Hermano, te
ofrezco paz y dicha para que la paz y la dicha de Dios sean
mÃas.
3De
esta manera te preparas para reconocer los regalos que Dios te ha dado, y
permites que tu mente se libre de todo lo que te podrÃa impedir triunfar hoy. 4Ahora estás listo para aceptar el regalo de paz y de dicha que Dios
te ha dado. 5Ahora estás listo para experimentar la dicha y la paz
que te has negado a ti mismo. 6Ahora puedes decir: "MÃas son la paz y
la dicha de Dios", pues has dado lo que quieres recibir.
8. Si preparas tu mente tal como te hemos indicado,
no podrás sino tener éxito hoy. 2Pues habrás permitido que se
levanten todas las barreras que te separan de la paz y de la dicha, y que por
fin te llegue lo que es tuyo. 3Di, pues, para tus adentros: "MÃas son
la paz y la dicha de Dios"; cierra los ojos por un rato y deja que Su Voz te
asegure que las palabras que pronuncias son verdad.
9. Pasa hoy cinco minutos con Él de esta manera cada
vez que puedas, pero no creas que menos tiempo de eso no tiene valor cuando no
le puedas dedicar más. 2Cuando menos, acuérdate de repetir cada hora
las palabras que lo exhortan a que te dé lo que es Su Voluntad dar y lo que es
Su Voluntad que tú recibas. 3Proponte hoy no interferir en Sus
designios. 4Y si algún
hermano pareciese tentarte a que le niegues el regalo que Dios le ha hecho,
considera eso como una oportunidad más para permitirte a ti mismo aceptar los regalos de Dios como tuyos. 5Bendice entonces a tu hermano lleno de agradecimiento y
di:
6Hermano, te
ofrezco paz y dicha para que la paz y la dicha de Dios sean
mÃas.
15 DE
ABRIL
CapÃtulo
11
DIOS O EL
EGO
Introducción
1. O Dios está
loco o bien es el ego el que lo está. 2Si examinas imparcialmente las
pruebas que ambas partes presentan, te darás cuenta de que eso tiene que ser
verdad. 3Ni Dios ni el ego proponen un sistema de pensamiento
parcial. 4Ambos sistemas son internamente coherentes, aunque
diametralmente opuestos en todo, de tal modo que una lealtad parcial es
imposible. 5Recuerda también que sus resultados son tan diferentes
como sus cimientos, y que sus naturalezas fundamentalmente irreconciliables
no pueden ser reconciliadas alternando entre ellos. 6Nada que esté
vivo es huérfano, pues la vida es creación. 7Por lo tanto, toda
decisión que tomas es invariablemente la respuesta a la pregunta: "¿Quién es mi
padre?" 8Y serás fiel al padre que elijas.
2. ¿Qué le
dirÃas, no obstante, a alguien que creyese que esta pregunta realmente
entraña conflicto? 2Si tú concebiste al ego, ¿cómo habrÃa podido el
ego concebirte a ti? 3El problema de la autoridad sigue siendo la
única fuente de conflictos porque el ego se originó como consecuencia del deseo
del Hijo de Dios de ser el padre de Su Padre. 4El ego, por lo tanto,
no es más que un sistema ilusorio en el que tú concebiste a tu propio padre. 5No te equivoques con respecto a esto. 6Parece una locura
cuando se expone con perfecta honestidad, pero el ego nunca examina lo que hace
con perfecta honestidad. 7Sin embargo, ésa es su premisa demente, la
cual está cuidadosamente oculta bajo la tenebrosa piedra angular de su
sistema de pensamiento. 8Y o bien el ego -que tú concebiste- es
tu padre, o bien todo su sistema de pensamiento se
desmorona.
3. Tú fabricas
mediante la proyección, mas Dios crea mediante la extensión. 2Tú eres
la piedra angular de la creación de Dios, pues Su sistema de pensamiento es la
luz. 3Recuerda que los Rayos están ahà sin ser vistos. 4Cuanto más te aproximas al centro de Su sistema de pensamiento, más
clara se hace la luz. 5Cuanto más te aproximas al sistema de
pensamiento del ego, más tenebroso y sombrÃo se vuelve el camino. 6Sin embargo, incluso la pequeña chispa que se encuentra en tu mente
basta para iluminarlo. 7Lleva esa luz contigo sin ningún temor, y
valerosamente enfócala a los cimientos del sistema de pensamiento del ego. 8Estáte dispuesto a juzgarlo con absoluta honestidad. 9Pon
al descubierto la tenebrosa piedra angular de terror sobre la que descansa y
sácala a la luz. 10Ahà verás que se basaba en la insensatez y' que
todos tus miedos eran infundados.
4. Hermano
mÃo, tú eres parte de Dios y parte de mÃ. 2Cuando por fin hayas visto
los cimientos del ego sin acobardarte, habrás visto también los nuestros. 3Vengo a ti de parte de nuestro Padre a ofrecerte todo
nuevamente. 4No lo rechaces a fin de mantener oculta la tenebrosa
piedra angular, pues la protección que te ofrece no te puede salvar. 5Yo te daré la lámpara y te acompañaré. 6No harás este
viaje solo. 7Te conduciré hasta tu verdadero Padre, Quien, como yo,
tiene necesidad de ti. 8¿Cómo no ibas a responder jubilosamente
a la llamada del amor?
I. Los regalos
de la paternidad
1. Te has dado
cuenta de tu necesidad de curación. 2¿Le ofrecerÃas cualquier otra
cosa a la Filiación, habiendo reconocido la necesidad que tú mismo tienes
de curación? 3Pues en esto estriba el comienzo del retorno al
conocimiento; los cimientos sobre los que Dios ayudará a construir de nuevo el
sistema de pensamiento que tú compartes con Él. 4Ni una sola piedra
que coloques sobre esos cimientos dejará de ser bendecida por Él, pues estarás
restaurando la santa morada de Su Hijo, donde Él dispone que Su Hijo esté y
donde está. 5Sea cual sea la parte de la mente del Hijo de Dios en la
que reinstauras esta realidad, la reinstauras también en ti mismo. 6Moras en la Mente de Dios junto con tu hermano, pues la Voluntad de
Dios no es estar solo.
2. Estar solo
es estar separado de lo infinito, mas ¿cómo iba a ser posible esto si lo
infinito no tiene fin? 2Nadie puede estar más allá de lo ilimitado
porque lo que no tiene lÃmites está necesariamente en todas partes. 3En Dios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él Mismo. 4¿Cómo ibas a poder excluirte a ti mismo del universo, o de Dios que
es el universo? 5Mi Padre y yo somos uno contigo, pues tú formas
parte de nosotros. 6¿Crees realmente que parte de Dios puede
extraviarse o estar ausente de Él?
3. Si tú no
formases parte de Dios, Su Voluntad no estarÃa unificada. 2¿Es
concebible esto? 3¿PodrÃa una parte de Su Mente no contener nada? 4Si nadie excepto tú puede ocupar tu lugar en Su Mente, y el que tú
lo ocupases constituyó tu creación, sin ti habrÃa un lugar vacÃo en la Mente de
Dios. 5La extensión no puede ser bloqueada, ni tampoco tiene vacÃos. 6Continúa eternamente, por mucho que sea negada. 7Negar su
realidad puede constituir un retraso en el tiempo, pero no en la eternidad. 8Por eso es por lo que tus creaciones no han cesado de extenderse y
por lo que hay tanto esperando tu retorno.
Déjame
aquietarme y escuchar la verdad.
1. Si
no le prestases atención a la voz del ego, por muy ensordecedora que
parezca ser su llamada; si no aceptases sus mÃseros regalos que no te
aportan nada que realmente quieras, y si escuchases con una mente receptiva que
no te haya dicho lo que es la salvación, podrÃas entonces oÃr la poderosa
Voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente
segura de Sus mensajes.
2. Escucha,
y oye a tu Padre hablarte a través de la voz que Él ha designado sea su Voz, la
cual acalla el estruendo de lo que no tiene sentido y les muestra el camino de
la paz a los que no pueden ver. 2Aquiétate hoy y escucha la
verdad. 3No te dejes engañar por las voces de los muertos, que te
dicen que han encontrado la fuente de la vida y te la ofrecen para que creas en
ella. 4No les hagas caso, antes bien, escucha la
verdad.
3. Hoy
no tengas miedo de eludir las voces del mundo. 2Sigue adelante con
paso ligero más allá de su insensata persuasión. 3No les prestes
oÃdos. 4Aquiétate hoy y escucha la verdad. 5Ve más allá de
todas las cosas que no hablen de Aquel que tiene tu felicidad en Sus manos,
y que te la ofrece con calidez y amor. 6Escúchalo únicamente a
Él hoy, y no te demores más en llegar hasta Él. 7Eccucha una sola Voz
hoy.
4. Hoy
se cumple la promesa de la Palabra de Dios. 2Escucha y permanece en
silencio. 3Él quiere hablarte. 4Él viene a ti con
milagros que son mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú
jamás hayas podido soñar o desear en tus sueños. 5Sus milagros
son verdad. 6No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin. 7Por el contrario, son los que darán fin al sueño; y perdurarán
eternamente, pues proceden de Dios para Su Hijo bienamado, cuyo otro nombre eres
tú. 8repárate hoy para los milagros. 9Permite que hoy se
cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a todos tus
hermanos.
5. Óyelo
hoy, y escucha la Palabra que levanta el velo que cubre la tierra y que
despierta a todos los que duermen y no pueden ver. 2Dios los llama a
través de ti. 3Él necesita tu voz para hablarles, pues, ¿quién
sino el Padre podrÃa llegar hasta el Hijo, llamándolo a través de tu Ser? 4Óyelo hoy, y ofrécele tu voz para que Él pueda
hablarle a las multitudes que esperan a oÃr la Palabra que Él pronunciará
hoy.
6. Estáte listo para la salvación. 2Está
aquÃ, y hoy se te concederá. 3Y descubrirás cuál es tu función por
medio de Aquel que la eligió por ti en Nombre de tu Padre. 4Escucha hoy, y oirás una Voz que resonará por todo el mundo a través
de ti. 5El Portador de todos los milagros necesita que tú los recibas
primero, para que asà te conviertas en el feliz dador de lo que has
recibido.
7. Asà comienza la salvación y asà termina: cuando
todo sea tuyo y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para
siempre. 2La lección se habrá aprendido. 3Hoy vamos a
practicar lo que es dar, pero no de la manera en que lo entiendes ahora, sino
tal como es. 4Los ejercicios de cada hora deben ir precedidos de esta
plegaria de iluminación:
5Me
aquietaré y escucharé la verdad.
6¿Qué
significa dar y recibir?
8. Pregunta, y confÃa en que se te contestará. 2Lo que pides es algo cuya respuesta ha estado esperando mucho tiempo
a que la aceptes. 3Dicha respuesta representará el comienzo del
ministerio para el que viniste, el cual liberará al mundo de la creencia de que
dar es una manera de perder. 4De este modo el mundo se prepara para
entender y para recibir.
9. Aquiétate y escucha la verdad hoy. 2Por cada cinco minutos que pases escuchando, mil mentes se abrirán a
la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes. 3Y cuando la hora haya pasado, liberarás mil más que
harán una pausa para pedir que la verdad les sea revelada tanto a ellas como a
ti.
10. Hoy se cumple la santa Palabra de Dios cuando tú
la recibes para darla, de manera que puedas enseñarle al mundo lo que
significa dar, escuchándolo y aprendiéndolo de Él. 2No te
olvides hoy de reforzar tu decisión de escuchar y recibir la Palabra,
repitiendo el siguiente recordatorio tan a menudo como te sea
posible:
3Déjame
aquietarme y escuchar la verdad.
4Hoy
soy el mensajero de Dios.
5Mi
voz es Suya para dar lo que recibo.
16 DE
ABRIL
4. Esperar es
posible únicamente en el tiempo, pero el tiempo carece de significado. 2Tú que inventaste las demoras puedes dejar atrás el tiempo
reconociendo simplemente que ni los principios ni los finales fueron
creados por lo Eterno, Quien no impuso lÃmites a Su creación o a aquellos que
crean como Él. 3 Desconoces esto debido simplemente a que has tratado
de limitar lo que Él creó, y, por lo tanto, crees que la creación está limitada. 4¿Cómo, entonces, ibas a poder conocer tus creaciones habiendo negado
lo infinito?
5. Las leyes del
universo no admiten contradicciones. 2 Lo que es válido para Dios es
válido para ti. 3Si no crees que estás en Dios, tampoco creerás que
Él está en ti. 4Lo infinito no tiene sentido sin ti, y tú no tienes
sentido sin Dios. 5Dios y Su Hijo no pueden tener fin, pues nosotros
somos el universo. 6Dios no está incompleto y sin Hijos. 7Puesto que Su Voluntad no fue estar solo, creó un Hijo como Él. 8No le niegues Su Hijo, pues tu renuencia a aceptar Su Paternidad te
ha negado a ti la tuya. 9Ve en Sus creaciones a Su Hijo, pues las
tuyas fueron creadas en Su honor. 10El universo del amor no se
detiene porque tú no lo veas, ni tus ojos han perdido la capacidad de ver por el
hecho de estar cerrados. 11Contempla la gloria de Su creación y te
darás cuenta de lo que Dios ha salvaguardado para ti.
6. Dios te ha
dado un lugar en Su Mente que es tuyo para siempre. 2Pero sólo
puedes conservarlo si lo das de la misma manera en que se te dio. 3¿Cómo ibas a poder estar solo allà cuando se te dio porque Dios no
dispuso estar solo? 4No es posible reducir la Mente de Dios. 5Tan sólo se puede expandir, pues todo lo que Él crea tiene la
función de crear. 6El amor no limita, y lo que crea no está limitado. 7 Dar sin lÃmites es lo que Dios ha dispuesto para ti porque eso es
lo único que puede brindarte Su dicha, la cual es Su Voluntad compartir contigo. 8Tu amor es tan ilimitado como el Suyo porque es el Suyo.
7. ¿Cómo iba a
ser posible que una parte de Dios estuviese excluida de Su Amor o que una parte
de Su Amor pudiese ser restringida? 2Dios es tu patrimonio porque Su
único regalo es Él Mismo. 3¿De qué otra manera podrÃas dar, salvo
como Él da, si quieres saber cuál es el regalo que Él te hizo? 4Da,
pues, sin lÃmites ni mesura, para que te des cuenta de cuánto te ha dado Él. 5Tu capacidad para aceptar a Dios depende de que estés dispuesto a
dar como Él da. 6Tu paternidad y tu Padre son uno. 7La
Voluntad de Dios es crear, y tu voluntad es la Suya. 8De ello se
deduce, pues, que tu voluntad es crear, toda vez que tu voluntad emana de la
Suya. 9Y al ser tu voluntad una extensión de la Suya tiene que ser,
por lo tanto, idéntica a la de Él.
8. No sabes,
no obstante, lo que tu voluntad dispone. 2Eso no es extraño si te
percatas que negar equivale a "no saber". 3La Voluntad de Dios
es que tú eres Su Hijo. 4Al negar esto, niegas tu propia voluntad, y,
por lo tanto, no puedes saber lo que es. 5Debes preguntar cuál
es la Voluntad de Dios con respecto a todo porque Su Voluntad es también tu
voluntad. 6Tú no sabes lo que es, pero el EspÃritu Santo lo recuerda
por ti. 7Pregúntale, por lo tanto, cuál es la Voluntad de Dios para
ti, y Él te dirá cuál es la tuya. 8No se puede hacer demasiado
hincapié en el hecho de que tú no lo sabes. 9Siempre que lo que el
EspÃritu Santo te diga aparente ser una coacción, es únicamente porque no has
reconocido tu voluntad.
9. La
proyección del ego hace que la Voluntad de Dios parezca ser algo externo a ti,
y, por lo tanto, que no es tu voluntad. 2De acuerdo con esta
interpretación parece que fuese posible que la Voluntad de Dios y la tuya
estuviesen en conflicto. 3Dios, pues, parece exigirte algo que tú no
le quieres dar, privándote asà de lo que anhelas. 4¿Cómo iba a ser
posible que Dios, que sólo desea lo que es tu voluntad, fuese capaz de eso? 5Tu voluntad es Su vida, que Él te ha dado. 6Ni siquiera
en el tiempo puedes vivir separado de Él. 7Dormir no es estar
muerto. 8Lo que Él creó puede dormir, pero no puede morir. 9La inmortalidad es Su Voluntad para Su Hijo y la voluntad de Su Hijo
para sÃ. 10El Hijo de Dios no puede disponer la muerte para sà mismo
porque su Padre es Vida y Su Hijo es como Él. 11La creación es tu
voluntad porque es Su Voluntad.
10. No puedes ser
feliz a menos que hagas lo que realmente es tu voluntad, y esto no se puede
cambiar porque es inmutable. 2Es inmutable porque es la Voluntad de
Dios y la tuya, pues de otro modo Su Voluntad no podrÃa extenderse. 3Tienes miedo de saber cuál es la Voluntad de Dios porque crees que
no es la tuya. 4Esta creencia es lo que da lugar a la enfermedad y al
miedo. 5Todo sÃntoma de enfermedad y de miedo emana de ella porque es
la creencia que hace que no quieras saber. 6Al creer esto te ocultas en la oscuridad, negando que la
luz se encuentre en ti.
11. Se te pide
que confÃes en el EspÃritu Santo únicamente porque Él habla por ti. 2Él es la Voz que habla por Dios, pero nunca olvides que Dios no
dispuso estar solo. 3Él comparte Su Voluntad contigo, no te la
impone. 4Recuerda siempre que lo que Dios da, Él lo conserva, de modo
que nada que ÉI dé puede contradecirle. 5Tú, que compartes Su Vida, tienes que
compartirla para poder conocerla, pues compartir es conocer. 6Bienaventurado
tú que estás aprendiendo que oÃr la Voluntad de tu Padre es conocer la tuya. 7Pues tu voluntad es ser como Él, Cuya Voluntad es que asà sea. 8La Voluntad de Dios es que Su Hijo sea uno y que esté unido a Él en
Su Unicidad *. 9Por eso es por lo que la curación representa el inicio del
reconocimiento de que tu voluntad es la Suya.
LECCIÓN
107
La
verdad corregirá todos los errores de mi mente.
1. ¿Qué otra cosa puede corregir las ilusiones sino
la verdad? 2¿Y qué son los errores sino ilusiones que aún no se han
reconocido como tales? 3Allà donde la verdad ha hecho acto de
presencia los errores desaparecen. 4Simplemente se desvanecen sin
dejar ni rastro por el que se pudiesen recordar. 5Desaparecen
porque, sin la creencia que los sustenta, no tienen vida. 6De este
modo, se disuelven en la nada de donde provinieron. 7Del polvo
vienen y al polvo volverán, pues lo único que queda es la
verdad.
2. ¿Puedes imaginarte lo que serÃa un estado mental
en el que no hubiese ilusiones? 2¿Qué sensación te producirÃa? 3Trata de recordar algún momento -quizá un minuto, o incluso
menos- en el que nada vino a perturbar tu paz; en el que te sentiste seguro de
ser amado y de estar a salvo. 4Trata entonces de imaginarte cómo
serÃa si ese momento se pudiera extender hasta el final del tiempo y hasta la
eternidad. 5Luego deja que la sensación de quietud que sentiste se
multiplique cien veces, y luego cien veces más.
3. Entonces tendrás un atisbo, que no es más que un
leve indicio del estado en el que tu mente descansará una vez que haya
llegado la verdad. 2Sin ilusiones no puede haber miedo, dudas o
ataque. 3Cuando la verdad llegue todo dolor cesará, pues no habrá
cabida en tu mente para pensamientos transitorios e ideas muertas. 4La verdad la ocupará por completo y te liberará de todas tus
creencias en lo efÃmero. 5No habrá cabida para éstas porque la verdad
habrá llegado y ahora dichas creencias no estarán en ninguna parte. 6No se pueden encontrar, pues ahora la verdad lo ocupa todo
eternamente.
4. Cuando la verdad llega no se queda sólo por un
rato para luego desaparecer o convertirse en otra cosa. 2Su forma no
cambia ni varÃa, ni ella va y viene, para luego volver a irse y regresar de
nuevo. 3Permanece exactamente como siempre fue, de manera que podamos
contar con ella en caso de cualquier necesidad, y confiar, con perfecta certeza,
en que estará con nosotros en todas las aparentes dificultades y dudas que
engendran las apariencias que el mundo presenta. 4Éstas simplemente
desaparecerán cuando la verdad corrija los errores de tu
mente.
5. Cuando la verdad llega trae en sus alas el don de
la perfecta constancia, asà como un
amor que no se arredra ante el dolor, sino que mira, con seguridad y firmeza,
más allá de él. 2He aquà el don de la curación, pues la verdad no
necesita defensa y, por lo tanto, no es posible ningún ataque. 3Las
ilusiones pueden llevarse ante la verdad para ser corregidas. 4Pero
la verdad se alza muy por encima de las ilusiones, y no puede ser llevada ante
éstas para hacer que sean verdad.
6. La
verdad no va y viene, no cambia ni varÃa, adoptando una apariencia ahora y luego
otra, evitando la captura y evadiendo la aprehensión. 2No se oculta. 3Se alza en plena luz, claramente accesible. 4Es
imposible que alguien que la busque verdaderamente no la pueda encontrar. 5Este dÃa le pertenece a la verdad. 6Dale lo que le
corresponde, y ella te dará lo que es tuyo. 7No fuiste creado para
sufrir y morir. 8La Voluntad de tu Padre dispone que esos sueños
desaparezcan. 9Deja que la verdad los corrija.
7. No
estamos pidiendo lo que no tenemos. 2Estamos pidiendo simplemente lo
que nos pertenece, de manera que podamos reconocer que es nuestro. 3Hoy practicamos con la feliz certeza que emana de la verdad. 4Los titubeantes e inestables pasos de la ilusión no serán
nuestro enfoque hoy. 5Estamos tan seguros de que vamos a triunfar
como de que vivimos, de que tenemos esperanzas y de que respiramos y
pensamos. 6No tenemos ninguna duda de que hoy caminamos con la
verdad, y contamos con ella para que forme parte de todos los ejercicios que
habremos de hacer en este dÃa.
8. Comienza
pidiéndole a Aquel que te acompaña en esta empresa que permanezca en tu
conciencia conforme vas con Él. 2Tú no estás hecho de carne, sangre y
huesos, sino que fuiste creado por el mismo Pensamiento que le concedió a Él el
don de la vida. 3Él es
tu Hermano, y tan parecido a ti que tu Padre sabe que ambos sois lo mismo. 4Es a tu propio Ser al que le pides que te acompañe, y ¿cómo podrÃa
Él no estar donde tú estás?
9. La
verdad corregirá todos los errores de tu mente que te dicen que puedes estar
separado de Él. 2Habla con Él hoy, y comprométete a permitir que
Su función se realice a través de ti. 3Compartir Su función es
compartir Su dicha. 4Dispones de Su confianza cuando
dices:
5La
verdad corregirá todos los errores de mi mente, y descansaré en Aquel que esmi
Ser.
6Deja
entonces que Él te guÃe dulcemente hacia la verdad, la cual te envolverá y te
llenará de una paz tan profunda y serena que te será difÃcil regresar al mundo
que te es familiar.
10. Aun asÃ, te sentirás feliz de volver a ver ese
mundo. 2Pues traerás contigo la promesa de los cambios que la
verdad que te acompaña habrá de efectuar en él. 3Éstos serán
cada vez mayores con cada regalo de cinco breves minutos que le hagas a Él, y
los errores que rodean al mundo quedarán corregidos a medida que
permitas que se corrijan en tu mente.
11. No
te olvides hoy de tu función. 2Cada vez que te dices a ti mismo con
absoluta certeza: "La verdad corregirá todos los errores de mi mente"
hablas en nombre de todos y de Aquel que liberará al mundo según te libere a
ti.
17 DE
ABRIL
II. La
invitación a curar
1. Si la
enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curadores, por lo tanto,
el primer paso en el proceso de reconocer lo que verdaderamente quieres. 2Todo ataque te aleja de esto, y todo pensamiento curativo te lo
acerca. 3El Hijo de Dios incluye tanto al Padre como al Hijo
porque es a la vez Padre e Hijo. 4Unir tener y ser es unir,
tu voluntad a la Suya, pues lo que Su Voluntad ha dispuesto para ti es Él Mismo. 5Y tu voluntad es entregarte a Él porque,
en tu perfecto entendimiento de Él, sabes que no hay sino una sola Voluntad. 6Mas cuando atacas a cualquier parte de Dios o de Su Reino tu
entendimiento no es perfecto, y, por consiguiente, pierdes lo qué realmente
quieres.
2. Curar, por
lo tanto, se convierte en una lección de entendimiento, y cuanto más la
practicas mejor maestro y alumno te vuelves. 2Si has negado la
verdad, ¿qué mejores testigos de su realidad podrÃas tener que aquellos que han
sido curados por ella? 3Pero asegúrate de contarte a ti mismo entre
ellos, pues estando dispuesto a unirte a ellos es como te curarás. 4Todo milagro que obras te habla de la Paternidad de Dios. 5Todo pensamiento curativo que aceptas, proceda éste de un hermano o
de tu propia mente, te enseña que eres el Hijo de Dios. 6En todo
pensamiento hiriente que albergues, independientemente de donde lo percibas,
yace la negación de la Paternidad de Dios y de tu relación filial. con Él.
3. Y la
negación es tan total como el amor. 2No puedes negar parte de ti
mismo porque el resto parecerá estar separado de ti, y, por lo tanto,
desprovisto de significado. 3Y al no tener significado para ti, no lo
entenderás. 4Negar el significado de algo equivale a no comprenderlo. 5Únicamente puedes curarte a ti mismo porque únicamente el Hijo de
Dios tiene necesidad de curación. 6Tienes necesidad de ella porque no
te entiendes a ti mismo, y por lo tanto, no sabes lo que haces. 7Puesto que te has olvidado de lo que es tu voluntad, no
sabes lo que realmente quieres.
4. La curación
es señal de que quieres reinstaurar la plenitud. 2Y el hecho de que
estés dispuesto a ello es lo que te permite oÃr-la Voz del EspÃritu
Santo, Cuyo mensaje es la plenitud. 3Él te capacitará para
que vayas mucho más allá de la curación que lograrÃas por tu cuenta, pues a tu
pequeña dosis de buena voluntad para reinstaurar la plenitud Él sumará toda Su Voluntad, haciendo asà que la tuya sea plena. 4¿Qué podrÃa
haber que el Hijo de Dios no pudiese alcanzar cuando la Paternidad de Dios se
encuentra en él? 5Mas la invitación tiene que proceder de ti, pues
sin duda debes haber aprendido que aquel a quien invites a ser tu huésped,
será quien morará en ti.
5. El EspÃritu
Santo no puede hablarle a un anfitrión que no le dé la bienvenida, puesto que no
serÃa oÃdo. 2El Eterno Invitado jamás se ausenta, pero Su Voz se
vuelve cada vez más tenue en compañÃa de extraños. 3Necesita tu
protección, únicamente porque la atención que le prestas es señal de que deseas Su CompañÃa. 4Piensa como Él aunque sólo sea por un
momento y la pequeña chispa se convertirá en una luz tan resplandeciente que
inundará tu mente para que Él se convierta en tu único Invitado. 5Siempre que le abres las puertas al ego, menoscabas la bienvenida que le das al EspÃritu Santo. 6Él no sé ausentará,
pero habrás hecho una alianza contra Él. 7Sea cual sea la jornada que
decidas emprender, Él irá contigo y esperará. 8Puedes confiar
plenamente en Su paciencia, pues Él no puede abandonar a ninguna parte de Dios. 9Mas tú necesitas mucho más que paciencia.
6. No podrás
descansar hasta que sepas cuál es tu función y la lleves a cabo, pues sólo en
esto pueden estar completamente unidas la Voluntad de tu Padre y la tuya. 2Tener a Dios es ser como Él, y Él se ha dado a Sà Mismo a ti. 3Tú que tienes a Dios debes ser como Dios, pues mediante Su regalo Su
función se convirtió en la tuya. 4Invita este conocimiento de nuevo a
tu mente y no dejes entrar ninguna otra cosa que lo pueda enturbiar. 5El Invitado que Dios te envió te enseñará cómo hacer esto sólo con
que reconozcas la pequeña chispa y estés dispuesto a dejar que se expanda. 6No es necesario que estés enteramente dispuesto a ello porque Él lo
está. 7Si simplemente le ofreces un pequeño lugar, Él lo iluminará
tanto que gustosamente dejarás que éste se expanda. 8Y mediante esta
expansión, comenzarás a recordar la creación.
7. ¿Qué prefieres
ser, rehén del ego o anfitrión de Dios? 2Aceptarás únicamente a aquel
que invites. 3Eres libre de determinar quién ha de ser tu invitado y
cuánto tiempo ha de permanecer contigo. 4Mas esto no es auténtica
libertad, pues depende todavÃa de cómo la consideres. 5El EspÃritu
Santo se encuentra ahÃ, pero no puede ayudarte a menos que tú se lo pidas. 6Y el ego no es nada, tanto si lo invitas a que entre como si no. 7La auténtica libertad radica en darle la bienvenida a la realidad, y
de tus invitados, sólo él EspÃritu Santo es real. 8Date cuenta,
pues, de Quién mora en ti, reconociendo simplemente lo que ya se encuentra ahÃ,
y no te conformes con consoladores imaginarios, pues el Consolador de Dios
se encuentra en ti.
LECCIÓN
108
Dar
y recibir son en verdad lo mismo.
1. La visión depende de la idea de hoy. 2La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes
opuestos. 3¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la
paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto
que sea completamente cierto? 4Incluso éste desaparecerá, ya que el
Pensamiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. 5Y ahora estás en paz para
siempre, pues en ese punto al sueño le llega su
fin.
2. La verdadera luz que hace posible la verdadera
visión no es la luz que los ojos del cuerpo contemplan. 2Es un estado
mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede
percibir en absoluto. 3Y de esta manera, lo que es igual se ve
como lo mismo, mientras que lo que es diferente ni se nota, pues no está
ahÃ.
3. Ésta es la luz en la que no se pueden ver
opuestos, y la visión, al haber sanado, tiene el poder de sanar. 2Ésta es la luz que extiende tu paz interior hasta otras mentes, para
compartirla y regocijarse de que todas ellas sean una contigo y una consigo
mismas. 3Esta es la luz que sana porque genera una sola percepción,
basada en un solo marco de referencia, del que procede un solo
significado.
4. Ahà dar y recibir se ven como diferentes aspectos
de un mismo Pensamiento, cuya verdad no depende de cuál de esos dos
aspectos se vea primero, ni de cuál parezca estar en segundo lugar. 2Ahà se entiende que ambos ocurren simultáneamente, para que el
Pensamiento conserve su integridad. 3Y este entendimiento es la base
sobre la que se reconcilian todos los opuestos, ya que se perciben desde el
mismo marco de referencia que unifica dicho
Pensamiento.
5. Un solo pensamiento, completamente unificado,
servirá para unificar todos los pensamientos. 2Esto es lo mismo que
decir que una sola corrección bastará para que todo quede corregido, o que
perdonar a un solo hermano completamente es suficiente para brindarle la
salvación a todas las mentes. 3Pues éstos son sólo algunos casos
especiales de la ley que rige toda clase de aprendizaje, siempre que esté
dirigido por Aquel que conoce la verdad.
6. Aprender que dar es lo mismo que recibir tiene una
utilidad especial, ya que se puede poner a prueba muy fácilmente y
comprobar que es verdad. 2Y cuando con este caso especial se
haya comprobado que en toda circunstancia en que se le ponga a prueba siempre da
resultado, el pensamiento subyacente se puede entonces generalizar a otras áreas
de duda y de doble visión. 3Y de ahà se expandirá hasta llegar
finalmente al único Pensamiento subyacente a todos
ellos.
7. Hoy practicaremos con el caso especial de dar y
recibir. 2Utilizaremos esta sencilla lección acerca de lo obvio
porque produce resultados que no se nos pueden escapar. 3Dar es
recibir. 4Hoy intentaremos ofrecerle paz a todo el mundo y ver cuán
rápidamente retorna a nosotros. 5La luz es tranquilidad, y en
esa paz se nos concede la visión, y entonces podemos
vera
8. De este modo damos comienzo a nuestras sesiones de
práctica con las instrucciones para hoy, y
afirmamos:
2Dar
y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré
lo que estoy dando ahora.
4Luego
cierra los ojos y piensa durante cinco minutos en lo que quieres ofrecerle
a todo el mundo, para asà disfrutar de ello. 5PodrÃas decir por
ejemplo:
6Le
ofrezco sosiego a todo el mundo.
7Le
ofrezco paz interior a todo el mundo.
8Le
ofrezco ternura a todo el mundo.
9. Repite cada frase lentamente y luego haz una
pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste. 2Este te
llegará en la misma medida en que lo diste. 3Te darás cuenta de que
recibes una retribución exacta, pues eso es lo que pediste. 4Puede que te resulte útil, asimismo, pensar en alguien a quien dar
tus regalos. 5Él representa a los demás y a través de él estarás
dándoselos a todo el mundo.
10. Nuestra sencilla lección de hoy te enseñará mucho. 2De ahora en adelante entenderás mucho mejor el concepto de efecto y
causa, y nuestro progreso será mucho más rápido. 3Piensa en los
ejercicios de hoy como rápidos avances en tu aprendizaje, el cual se acelerará y
consolidará cada vez que digas: "Dar y recibir son en verdad lo
mismoâ€.
18 DE
ABRIL
III. De las
tinieblas a la luz
1. Cuando te
sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. 2Tu
Consolador te proveerá descanso, pues tú no puedes proveértelo a ti mismo. 3No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrÃas podido
sentirte abrumado. 4Si no te hicieras daño a ti mismo no podrÃas
sufrir en absoluto, pues ésa no es la Voluntad de Dios para Su Hijo. 5El dolor es algo ajeno a Él, ya que Él no sabe de ataques, y Su paz
te rodea silenciosamente. 6Dios permanece en perfecta quietud, ya que
en Él no hay conflicto alguno. 7El conflicto es la raÃz de todos
los males, pues al ser ciego no ve a quien ataca. 8Siempre ataca, no
obstante, al Hijo de Dios, y el Hijo de Dios eres tú.
2. El Hijo de
Dios necesita ciertamente consuelo, pues no sabe lo que hace, al creer que su
voluntad no es la suya. 2El Reino es suyo, y sin embargo, vaga sin
hogar. 3Aunque su hogar está en Dios se siente solo y, rodeado de
hermanos, se siente sin amigos. 4¿Cómo iba a permitir Dios que esto
fuese real, cuando Él no dispuso estar solo? 5Y si tu voluntad es la
Suya, estar solo no puede ser verdad con respecto a ti porque no lo es con
respecto a El.
3. ¡Ay, criatura
de Dios, si supieses lo que Dios dispone para ti, tu gozo serÃa absoluto!. 2Y lo que ÉI dispone ha ocurrido, pues siempre fue verdad. 3Cuando venga la luz y hayas dicho: "La Voluntad de Dios es, la
mÃa", verás una belleza tal que sabrás que no procede de ti. 4Como
resultado de tu gozo crearás belleza en Su Nombre, pues tu gozo es tan
incontenible como el Suyo. 5El mundo desolado e insignificante se
desvanecerá en la nada, y tu corazón estará tan rebosante de alegrÃa que de un
salto se elevará hasta el Cielo, ante la Presencia de Dios. 6No
puedo, describirte cómo será esto, pues tu corazón no está todavÃa listo. 7Puedo decirte, no obstante, y recordártelo a menudo, que lo que Dios
dispone para Sà Mismo lo dispone para ti y lo que Él dispone para ti es
tuyo.
4. El camino no
es arduo, pero es muy diferente. 2El tuyo es el camino del dolor, de lo cual
Dios no sabe nada. 3Ése es el camino que en verdad es arduo y muy
solitario. 4El miedo y la aflicción son tus invitados y moran en ti,
acompañándote dondequiera que vas. 5Pero la jornada tenebrosa no es
el camino que el Hijo de Dios desea recorrer. 6Camina en la luz y no
veas a los siniestros compañeros, pues no son compañeros dignos del Hijo de
Dios, que fue creado de la luz y en la luz. 7La Gran Luz
siempre te rodea e irradia desde ti. 8¿Cómo podrÃas ver a los
compañeros siniestros en una luz como ésa? 9Si los ves es únicamente
porque estás negando la luz. 10Niégalos a ellos en vez de a la luz,
pues la luz está aquà y el camino ha sido despejado.
5. Dios no le
oculta nada a Su Hijo, aun cuando Su Hijo quiere ocultarse a sà mismo. 2El Hijo de Dios, no obstante, no puede ocultar su gloria, pues Dios
dispuso que fuese glorioso y le dio la luz que refulge en él. 3Nunca
perderás el rumbo, pues Dios te guÃa. 4Cuando vagas sin rumbo no
haces sino emprender una jornada que no es real. 5Los compañeros
siniestros y el camino tenebroso, no son más que ilusiones. 6Vuélvete
hacia la luz, pues la pequeña chispa que se encuentra en ti es parte de una Luz
tan espléndida que te puede liberar para siempre de las tinieblas. 7Pues tu Padre es tu
Creador y tú eres como
Él.
6. Las criaturas
de la luz no pueden morar en la oscuridad, pues no hay oscuridad en ellas. 2No te dejes engañar por los consoladores siniestros, ni permitas que
entren en la mente del Hijo de Dios, pues no tienen cabida en Su templo. 3Cuando te sientas tentado de negar a Dios recuerda que no hay otros
dioses que puedas anteponer a Él, y acepta lo que Su Voluntad dispone para ti en
paz, 4pues no la puedes aceptar de ninguna otra
manera.
7. Sólo el
Consolador de Dios puede darte consuelo. 2En la quietud de Su templo,
Él espera para darte la paz que es tuya. 3Da de Su paz, para que
puedas entrar en el templo y encontrarla allà esperándote. 4Mas sé
santo en Presencia de Dios, o, de lo contrario, no sabrás que estás allÃ, 5pues lo que no es como Dios no puede entrar en Su Mente porque no
fue Su Pensamiento y, por lo tanto, no es de Él. 6Y si quieres saber
lo que es tuyo, tu mente tiene que ser tan pura como la Suya. 7Protege cuidadosamente Su templo, pues Él Mismo mora allà en
paz. 8No puedes entrar en la Presencia de Dios con los compañeros
siniestros a tu lado, pero tampoco puedes entrar solo. 9Todos tus
hermanos tienen que entrar contigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, tú no podrás entrar. 10Pues
no podrás entender lo que es la Plenitud a menos que tú mismo seas pleno, y
ninguna parte del Hijo puede ser excluida si su deseo es conocer la Plenitud de
su Padre.
8. Puedes
aceptar en tu mente a la Filiación en su totalidad y bendecirla con la luz
que tu Padre le dio. 2Serás entonces digno de morar en el templo con
Él, puesto que tu voluntad no es estar solo. 3Dios bendijo a Su Hijo
para siempre. 4Si tú le bendices mientras estás en el tiempo, morarás
en la eternidad. 5El tiempo no puede separarte de Dios si lo usas en
favor de lo eterno.
LECCIÓN
109
Descanso
en Dios.
1.
Hoy pedimos descanso; y una quietud que las apariencias del mundo no puedan
perturbar. 2Pedimos paz y tranquilidad en medio de todo el torbellino
nacido de sueños conflictivos. 3Pedimos seguridad y felicidad,
aunque lo que parece que vemos es peligro e infortunio. 4Y disponemos del pensamiento que
responderá a nuestra petición con lo que
pedimos.
2. "Descanso en Dios." 2Este pensamiento
te brindará el descanso y el sosiego, la paz y la quietud, asà como la seguridad
y felicidad que buscas. 3"Descanso en Dios." 4Este
pensamiento tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti que posees la
visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo el
mundo y en todo lo que existe. 5He aquà el fin del sufrimiento para
el mundo entero y para todo aquel que jamás haya venido o haya de venir para
estar aquà por algún tiempo. 6He aquà el pensamiento mediante el
cual el Hijo de Dios nace de nuevo para reconocerse a sÃ
mismo.
3. "Descanso en Dios." 2Completamente
impávido, este pensamiento te sacará adelante a través de tormentas y
luchas, más allá del infortunio y del dolor, de la pérdida y de la muerte, y te
llevará a la certeza de Dios. 3No hay sufrimiento que no pueda sanar. 4No hay problema que no pueda resolver. 5Y no hay apariencia que no se convierta en la
verdad ante los ojos de vosotros que descansáis en
Dios.
4. Éste es el dÃa de la paz. 2Descansas en
Dios, y mientras los vientos del odio dividen el mundo, tu descanso permanece
imperturbable. 3Tuyo es el descanso de la verdad. 4Las apariencias no te pueden perturbar. 5Exhortas a todos
tus hermanos a que se unan a ti en tu descanso, y ellos te oirán y vendrán a ti
porque descansas en Dios. 6No oirán ninguna otra voz excepto la tuya
porque tú le entregaste tu voz a Dios, y ahora descansas en Él y dejas que Él
hable a través de ti.
5. En Él no tienes inquietudes, preocupaciones,
agobios, ansiedades o dolor, ni miedo al futuro ni remordimientos por el
pasado. 2Descansas en la intemporalidad, mientras que el tiempo pasa
de largo sin dejar marca sobre ti, pues nada puede jamás alterar tu descanso en
modo alguno. 3Descansa hoy. 4Y según cierras los ojos, sumérgete en la quietud. 5Permite que estos perÃodos de descanso y respiro le aseguren a tu
mente que todas sus frenéticas fantasÃas no eran sino los sueños de un
delirio febril que ya pasó. 6Deja que tu mente se aquiete y acepte
con agradecimiento su curación. 7Ahora que descansas en Dios ya no
vendrán a rondarte sueños de terror. 8Dedica tiempo hoy a ir más
allá de los sueños, hasta llegar a la paz.
6. En los descansos que hoy tomas cada hora, una
mente fatigada de repente se alegrará, un pájaro con las alas rotas romperá a
cantar y un arroyo por largo tiempo seco manará de nuevo. 2El mundo renace cada vez que descansas y
recuerdas cada hora, que viniste a brindarle la paz de Dios al mundo a fin de
que pudiese descansar junto contigo.
7. Cada vez que hoy descansas cinco minutos el mundo
se acerca más a su despertar. 2Y el momento en que lo único que haya sea descanso
se acerca más a todas las mentes cansadas y exhaustas, demasiado agotadas ahora
como para poder seguir adelante solas. 3Y estas mentes oirán al
pájaro cantar otra vez y verán el manantial manar de nuevo, y con renacida
esperanza y renovado vigor marcharán con paso ligero por la senda que de súbito
parece más fácil de recorrer según siguen adelante.
8. Hoy descansas en la paz de Dios, y desde tu
descanso exhortas a tus hermanos a que encuentren el suyo y descansen junto a
ti. 2Hoy serás fiel a tu cometido, al no olvidarte de nadie e incluir
a todos en el infinito cÃrculo de tu paz, el sagrado santuario donde reposas. 3Abre las puertas del templo y deja que tus hermanos distantes y tus
amigos más Ãntimos vengan desde los mas remotos lugares del mundo, asà como
desde los más cercanos; invÃtalos a todos a entrar y a descansar
contigo.
9. Hoy descansas en la paz de Dios, tranquilo y sin
miedo. 2Cada uno de tus hermanos viene a descansar y a ofrecerte a ti
su descanso. 3Descansamos juntos aquÃ, pues asà es como nuestro
descanso es total, y lo que hoy damos ya lo hemos recibido. 4El tiempo no es el
guardián de lo que damos hoy. 5Damos a los que aún no han nacido y a
los que ya partieron, a todo Pensamiento de Dios, y a la Mente en la que estos
Pensamientos nacieron y en donde descansan. 6Y les recordamos su lugar de descanso cada vez que
nos decimos a nosotros mismos: "Descanso en Diosâ€
Soy
tal como Dios me creó.
1. Repetiremos
la idea de hoy de vez en cuando. 2Pues sólo con este pensamiento
bastarÃa para salvarte a ti y al mundo, si creyeses que es verdad. 3Su veracidad significa que no has efectuado ningún cambio real en
ti, ni que tampoco has cambiado el universo de manera que lo que Dios creó
hubiese podido ser reemplazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y
la muerte. 4Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene
sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no
existen.
2. La
idea de hoy es, por lo tanto, todo cuanto necesitas para dejar que la absoluta
corrección sane tu mente y te conceda una visión perfecta que corrija todos los
errores que cualquier mente haya podido cometer en cualquier momento o lugar. 2Esta idea es suficiente para sanar el pasado y liberar el
futuro. 3Esta idea es suficiente para permitir que el presente
se acepte tal como es. 4Esta idea es suficiente también para dejar
que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del
tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su
pasar.
3. Si
sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pueden reemplazar a
la verdad, la salud no puede trocarse en enfermedad, la muerte no puede
suplantar a la vida ni el miedo al amor. 2Nada de eso ha ocurrido si
tú sigues siendo tal como Dios te creó. 3No necesitas otro
pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y
a liberarlo del pasado.
4. Con
este pensamiento basta para erradicar todo el pasado y salvar el presente a fin
de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal. 2Si eres
tal como Dios te creó, entonces no ha habido separación alguna entre tu
mente y la Suya, ni división entre tu mente y otras mentes, y sólo ha habido
unidad en la tuya.
5. El
poder sanador de la idea de hoy es ilimitado. 2La idea de hoy es la
cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia
del mundo. 3Practica la idea de hoy con gratitud. 4Ésta es
la verdad que te hará libre. 5Ésta es la verdad que Dios te ha
prometido. 6Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega
su fin.
6. Comienza
las sesiones de práctica
de cinco minutos con esta cita del texto:
2Soy
tal como
Dios me creó.
3Su
Hijo no puede sufrir.
4Y yo soy Su
HÃjo.
7. Luego,
mientras mantienes esta afirmación fija en la mente, trata de encontrar en ella
al Ser que es el santo Hijo de Dios Mismo.
8. Busca
en tu interior a Aquel que es el Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del
mundo; el Salvador que ha sido salvado para siempre y que tiene el poder de
salvar a todo aquel que entra en contacto con Él, por levemente que sea, y le
pida la Palabra que le dice que él es Su hermano.
9. Eres
tal como Dios te creó. 2Honra hoy a tu Ser, 3y no rindas
culto a las imágenes que fabricaste para que fuesen el Hijo de Dios en lugar de
lo que él es. 4En lo más recóndito de tu mente el santo Cristo en ti
espera a que lo reconozcas como lo que tú eres. 5Y mientras
no lo reconozcas y Él siga siendo un desconocido para ti, tú seguirás perdido y
sin saber quién eres.
10. Búscalo
hoy y encuéntralo. 2Él te salvará de todos los Ãdolos que has
inventado. 3Pues cuando lo encuentres, comprenderás cuán indignos son
tus Ãdolos y cuán falsas las imágenes que creÃas ser. 4Hoy damos un
paso gigantesco hacia la verdad al abandonar nuestros Ãdolos y abrir nuestros
brazos, nuestros corazones y nuestras mentes a Dios.
11. Lo
recordaremos a lo largo del dÃa con nuestros corazones rebosantes de gratitud y
albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se
crucen en nuestro camino. 2Pues asà es como lo recordaremos. 3Y para poder recordar a Su Hijo, nuestro
santo Ser, el Cristo en cada uno de nosotros
diremos:
4Soy tal como
Dios me creó.
5Declaremos
esta verdad tan a menudo como podamos. 6Ésta es la Palabra de Dios
que te hace libre. 7Ésta es la llave que abre las puertas del Cielo y
te permite entrar a la paz de Dios y a Su eternidad.
TERCER
REPASO
Introducción
1. Hoy
comienza nuestro siguiente repaso. 2Cada dÃa repasaremos dos de
las últimas veinte lecciones durante diez dÃas consecutivos de práctica. 3Para estas sesiones de práctica seguiremos un formato especial, que
se te exhorta a seguir tan fielmente como puedas.
2. Entendemos,
por supuesto, que tal vez te resulte imposible hacer cada dÃa y cada hora del
dÃa lo que aquà se sugiere como óptimo. 2Tu aprendizaje no se verá
afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible
llevarla a cabo en el momento señalado. 3No es necesario tampoco que
te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas. 4Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica,
pues ello impedirÃa el logro de nuestra meta.
3. Pero
el aprendizaje definitivamente se verÃa afectado si dejases de llevar a cabo una
sesión de práctica por no haber estado dispuesto a dedicarle el tiempo
requerido. 2No te engañes a ti mismo con respecto a esto. 3Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente
disimulada tras la falsa apariencia de situaciones que parecen estar fuera de tu
control. 4Aprende a distinguir aquellas situaciones que no son
propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de
buena voluntad.
4. Aquellas
sesiones de práctica que dejaste de hacer porque por una razón u otra no
quisiste llevarlas a cabo, deberÃas hacerlas tan pronto como hayas cambiado de
parecer con respecto a tu objetivo. 2No estás dispuesto a cooperar en
la práctica de la salvación sólo si ello supone un obstáculo para los
objetivos que son más importantes para ti. 3Una vez que dejes de
otorgarles valor, permite entonces que tus sesiones de práctica se conviertan en
los sustitutos de las letanÃas que les dedicabas. 4Pues no te
aportaron nada. 5Mas llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece
todo. 6Por lo tanto, acepta su ofrecimiento y permanece en
paz.
5. El
formato que debes seguir en estos repasos es el siguiente: dedica cinco minutos
dos veces al dÃa, o más si asà lo prefieres, a reflexionar sobre los
pensamientos que se han asignado. 2Lee las ideas y comentarios que se
ofrecen para los ejercicios de cada dÃa. 3Luego piensa en ellos,
mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes
problemas y todas tus preocupaciones.
6. Invita
las ideas a tu mente, y deja que ésta las use según crea conveniente. 2Ten fe en que sabrá usarlas debidamente, pues para tomar sus
decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los pensamientos a ti. 3¿En qué otra cosa podrÃas confiar sino en lo que se encuentra en tu
mente? 4Ten fe, durante estos repasos, en que los medios que el
EspÃritu Santo utiliza no pueden fallar. 5La sabidurÃa
de tu mente acudirá en tu ayuda. 6Dale instrucciones al principio,
luego relájate con completa confianza y deja que la mente utilice los
pensamientos que le diste tal como te fueron dados para que ella los
utilizara.
7. Se
te dieron con absoluta confianza y con la absoluta seguridad de que harÃas
un buen uso de ellos; con la absoluta fe de que entenderÃas sus mensajes y los
utilizarÃas en beneficio propio. 2Ofréceselos a tu mente con esa
misma confianza, seguridad y fe. 3Ella no fallará. 4Pues
es el medio del que el EspÃritu Santo se vale para tu salvación. 5Y,
puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora de la tuya
también.
8. Hacemos
hincapié en lo beneficioso que serÃa para ti dedicar los primeros cinco minutos
del dÃa a tus repasos, asà como los últimos cinco antes de irte a dormir. 2Si esto no es factible, trata por lo menos de dividirlos de tal
manera que lleves a cabo uno por la mañana y el otro durante la última hora
antes de irte a dormir.
9. Los
ejercicios a llevar a cabo a lo largo del dÃa son igualmente importantes, o
incluso más importantes. 2Te has sentido inclinado a hacer los
ejercicios únicamente en los momentos señalados, y luego a ocuparte de otras
cosas a las que no aplicas lo que has aprendido. 3Como resultado de
ello, no has reforzado suficientemente tu aprendizaje, ni le has dado la
oportunidad de probar cuán grandes son los regalos que te puede ofrecer. 4He aquà otra oportunidad de hacer un buen uso de
él.
10. Durante
estos repasos subrayamos la necesidad de no dejar que lo aprendido permanezca
inactivo entre tus dos sesiones de práctica más largas. 2Intenta dar
a tus dos ideas diarias un repaso breve, aunque serio, cada hora. 3Usa una de ellas a la hora en punto, y la otra, media hora más
tarde. 4No necesitas dedicar más de un momento a cada una de ellas. 5Repite la idea, y deja que tu mente descanse en silencio y en paz
por un rato. 6Luego puedes dedicarte a otras cosas. aTrata, sin embargo, de mantener el pensamiento vivo en ti, y deja
que sirva también para ayudarte a conservar la paz a lo largo del
dÃa.
11. Si
algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. 2Estas sesiones de
práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que
aprendes cada dÃa a todo lo que haces. 3No es cuestión de
repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. 4La ayuda que te
puede prestar es infinita. 5Y su propósito es serte útil en toda
circunstancia, en todo momento y lugar, asà como siempre que necesites cualquier
clase de ayuda. 6Procura, pues, tener presente la idea en todas
tus actividades diarias, y haz que sean santas, dignas del Hijo de Dios y
aceptables para Dios y para tu Ser.
12. Cada
repaso diario debe concluir con una afirmación más del pensamiento que se debe
repetir a la hora en punto, asà como del que se debe repetir media hora más
tarde. 2No te olvides. 3Esta segunda
oportunidad de repasar cada una de estas ideas producirá avances tan
grandes que emergeremos de estos repasos con ganancias tan extraordinarias en
nuestro aprendizaje que de ahà en adelante marcharemos sobre un terreno más
firme, con pasos más seguros y con mayor fe.
13. No
te olvides de lo poco que has aprendido. 2No te olvides de lo mucho que puedes aprender
ahora. 3No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según
repasas los pensamientos que Él te dio.
LECCIÓN
111
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(91) Los
milagros se ven en la luz.
2No
puedo ver en la oscuridad.
3Permite
que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y me deje ver la
inocencia que mora en mÃ.
2.
(92) Los
milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son
una.
2Veo
a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio.
3Mi
debilidad es la oscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para
que ocupe su lugar.
3. A
la hora en punto:
2Los
milagros se ven en la luz.
3Media
hora más tarde:
4Los
milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.
21 DE
ABRIL
IV. La
herencia del Hijo de Dios
1. Nunca
olvides que la Filiación es tu salvación, pues la Filiación es tu Ser. 2Al ser la creación de Dios, es tuya, y al pertenecerte a ti, es
Suya. 3Tu Ser no necesita salvación, pero tu mente necesita aprender
lo que es la salvación. 4No se te salva de nada, sino que se te salva para la
gloria. 5La gloria es tu herencia, que tu Creador te dio para que la
extendieras. 6No obstante, si odias cualquier parte de tu Ser pierdes
todo tu entendimiento porque estás contemplando lo que Dios creó como lo
que eres, sin amor. 7Y puesto que lo que Él creó forma parte de Él,
le estás negando el lugar que le corresponde en Su Propio
altar.
2. ¿Cómo ibas
a poder saber que estás en tu hogar si tratas de echar a Dios del Suyo? 2¿Cómo podrÃa el Hijo negar al Padre sin creer que el Padre lo ha negado a él? 3Las leyes de Dios existen para tu protección,
y no existen en vano. 4Lo que experimentas cuando niegas a tu Padre
sigue siendo para tu protección, pues el poder de tu voluntad no puede ser
reducido a menos que Dios intervenga contra él, y cualquier limitación de tu
poder no es la Voluntad de Dios. 5Recurre, por lo tanto, únicamente
al poder que Dios te dio para salvarte, recordando que es tuyo porque es Suyo, y únete a tus hermanos
en Su paz.
3. Tu paz
reside en el hecho de que Su paz es ilimitada. 2Limita la paz que
compartes con Él, y tu Ser se vuelve necesariamente un extraño para ti. 3Todo altar a Dios forma parte de ti porque la luz que Él creó es una
con Él. 4¿Le negarÃas a un hermano la luz que posees? 5No
lo harÃas si te dieses cuenta de que con ello sólo podrÃas nublar tu propia
mente. 6En la medida en que lo traes de regreso, regresas también tú. 7Ésa es la ley de Dios para la protección de la plenitud de Su
Hijo.
4. Sólo tú puedes privarte a ti mismo de algo. 2No resistas este hecho, pues es en verdad el comienzo de la
iluminación. 3Recuerda también que la negación de este simple
hecho adopta muchas formas, y que debes aprender a reconocerlas y a oponerte a
ellas sin excepción y con firmeza. 4Éste es un paso crucial en el
proceso de re-despertar. 5Las fases iniciales de esta inversión son
con frecuencia bastante dolorosas, pues al dejar de echarle la culpa a lo
que se encuentra afuera, existe una marcada tendencia a albergarla adentro. 6Al principio es difÃcil darse cuenta de que esto es exactamente lo
mismo, pues no hay diferencia entre lo que se encuentra adentro y lo que se
encuentra afuera.
5. Si tus
hermanos forman parte de ti y los culpas por tu privación, te estás culpando a
ti mismo. 2Y no puedes culparte a ti mismo sin culparlos a ellos. 3Por eso es por lo que la culpa tiene que ser des-hecha, no verse en
otra parte. 4Échate a ti mismo la culpa y no te podrás conocer, pues
sólo el ego culpa. 5Culparse uno a sà mismo es, por lo tanto,
identificarse con el ego, y es una de sus defensas tal como culpar a los demás
lo es. 6No puedes llegar a
estar en Presencia de Dios si atacas a Su Hijo. 7Cuando Su Hijo
alce su voz en alabanza de su Creador, oirá la Voz que habla por su Padre. 8Mas el Creador no puede ser alabado sin Su Hijo, pues Ambos
comparten la gloria y a Ambos se les glorifica juntos.
6. Cristo está
en el altar de Dios, esperando para darle la bienvenida al Hijo de Dios. 2Pero ven sin ninguna condenación, pues, de lo contrario, creerás que
la puerta está atrancada y que no puedes entrar. 3La puerta no está
atrancada, y es imposible que no puedas entrar allà donde Dios quiere que estés. 4Pero ámate a ti mismo con el Amor de Cristo, pues asà es como te ama
tu Padre. 5Puedes negarte a entrar, pero no pueden atrancar la puerta
que Cristo mantiene abierta. 6Ven a mà que la mantengo abierta para
ti, pues mientras yo viva no podrá cerrarse, y yo viviré eternamente. 7Dios es mi vida y la tuya, y Él no le niega nada a Su
Hijo.
7. En el altar
de Dios Cristo espera Su propia reinstauración en ti. 2Dios sabe que
Su Hijo es tan irreprochable como Él Mismo, y la forma de llegar a Él es
apreciando a Su Hijo. 3Cristo espera a que lo aceptes como lo que tú
eres, y a que aceptes Su Plenitud como la tuya propia. 4Pues Cristo
es el Hijo de Dios, que vive en Su Creador y refulge con Su gloria. 5Cristo es la extensión del Amor y de la belleza de Dios, tan
perfecto como Su Creador y en paz con Él.
8. Bendito es
el Hijo de Dios cuyo resplandor es el de su Padre, y cuya gloria él quiere
compartir tal como su Padre la comparte con él. 2No hay condenación
en el Hijo, puesto que no hay condenación en el Padre. 3Dado que
el Hijo comparte el perfecto Amor del Padre, no puede sino compartir todo lo que
le pertenece a Él, pues de otra manera, no podrÃa conocer ni al Padre ni al
Hijo. 4¡Que la paz sea contigo que descansas en Dios, y en quien toda
la Filiación descansa!
LECCIÓN
112
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(93) La
luz, la dicha y la paz moran en mÃ.
2Soy
la morada de la luz, la dicha y la paz.
3Les
doy la bienvenida a la morada que comparto con Dios, porque formo parte de
Él.
2.
(94) Soy
tal como Dios me creó.
2He
de ser eternamente como siempre he sido, al haber sido creado por el Inmutable a
Su Semejanza.
3Y
soy uno con El, asà como Él es uno conmigo.
3. A
la hora en punto:
2La
luz, la dicha y la paz moran en mÃ.
3Media
hora más tarde:
4Soy
tal como Dios me creó.
22 DE
ABRIL
V. La dinámica
del ego
1. Nadie puede
escapar de las ilusiones a menos que las examine, pues no examinarlas es la
manera de protegerlas. 2No hay necesidad de sentirse amedrentado
por ellas, pues no son peligrosas. 3Estamos listos para examinar más
detenidamente el sistema de pensamiento del ego porque juntos disponemos de la
lámpara que lo desvanecerá, y, puesto que te has dado cuenta de que no lo
deseas, debes estar listo para ello. 4Mantengámonos muy calmados
al hacer esto, pues lo único que estamos haciendo es buscando honestamente
la verdad. 5La "dinámica" del ego será nuestra lección por algún
tiempo, pues debemos primero examinarla para poder asà ver más allá de
ella, ya que le has otorgado realidad. 6Juntos desvaneceremos
calmadamente este error, y después miraremos más allá de él hacia la
verdad.
2. ¿Qué es la
curación sino el acto de despejar todo lo que obstaculiza el conocimiento? 2¿Y de qué otra manera puede uno disipar las ilusiones, excepto
examinándolas directamente sin protegerlas? 3No tengas miedo,
por lo tanto, pues lo que estarás viendo es la fuente del miedo, y estás
comenzando a darte cuenta de que el miedo no es real. 4Te das cuenta
también de que sus efectos se pueden desvanecer sólo con que niegues su
realidad. 5El siguiente paso es, obviamente, reconocer que lo que no
tiene efectos no existe. 6Ninguna ley opera en el vacÃo, y lo que no
lleva a ninguna parte no ha ocurrido. 7Si la realidad se reconoce por
su extensión, lo que no conduce a ninguna parte no puede ser real. 8No tengas miedo de mirar al miedo, pues no puede ser visto. 9La claridad, por definición, desvanece la confusión, y cuando se
mira a la oscuridad a través de la luz, ésta no puede por menos que disiparla.
3. Comencemos
esta lección acerca de la "dinámica del ego" dándonos cuenta de que la
expresión en sà no significa nada. 2Dicha expresión encierra una
contradicción intrÃnseca que la priva de todo sentido. 3"Dinámica"
implica el poder para hacer algo, y toda la falacia de la separación radica en
la creencia de que el ego tiene el
poder de hacer algo. 4Tienes miedo del ego porque crees eso. 5No obstante, la verdad es muy simple:
6Todo poder es
de Dios.
7Lo que no
procede de Él no tiene el poder de
hacer nada.
4. Cuando
observamos al ego, por lo tanto, no estamos examinando ninguna dinámica,
sino tan sólo ilusiones. 2Puedes ciertamente examinar un sistema
ilusorio sin miedo, pues si su origen no es real no puede tener efectos. 3El miedo se vuelve claramente más impropio si reconoces el objetivo
del ego, el cual está tan obviamente desprovisto de sentido que cualquier
esfuerzo en su favor es, por fuerza, inútil. 4El objetivo del ego es
claramente alcanzar su propia autonomÃa. 5Desde un principio, pues,
su propósito es estar separado, ser auto-suficiente e independiente de
cualquier poder que no sea el suyo propio. 6Por eso es por lo que es
el sÃmbolo de la separación.
5. Toda idea
tiene un propósito, y su propósito es siempre el resultado natural de lo que es. 2Todo lo que procede del ego es lo que resulta naturalmente de su
creencia central, y la manera de cancelar sus resultados es reconociendo
simplemente que la fuente de éstos no es natural, ya que está en desacuerdo con
tu verdadera naturaleza. 3He dicho anteriormente que ejercer la
voluntad en oposición a Dios es querer que los deseos ilusorios se hagan
realidad, pero eso no es realmente ejercer la voluntad. 4Su Voluntad
es una porque la extensión de Su
Voluntad no puede ser diferente de sà misma. 5El verdadero conflicto
que experimentas, por lo tanto, es entre los deseos
vanos del ego y la Voluntad de Dios, que tú compartes con Él. 6¿Cómo
iba a ser esto un conflicto real?
6. Tuya es la
independencia de la creación, no la de la autonomÃa. 2Tu función
creativa radica en tu completa dependencia de Dios, Quien comparte Su función
contigo. 3Al estar dispuesto a compartirla, Él se volvió tan
dependiente de ti como tú lo eres de Él. 4No le adscribas la
arrogancia del ego a Aquel cuya Voluntad no es ser independiente de
ti. 5Él te ha incluido en Su AutonomÃa. 6¿Puedes realmente
creer que la autonomÃa significa algo aparte de Él? 7La creencia en
la autonomÃa del ego te está costando el conocimiento de tu dependencia de Dios,
en la cual reside tu libertad. 8El ego considera cualquier
dependencia como una amenaza, e incluso ha tergiversado tu añoranza de Dios y la
ha convertido en un medio para consolidarse a sà mismo. 9Pero no te dejes engañar por la interpretación
que hace de tu conflicto.
7. El ego siempre
ataca en defensa de la separación. 2Al creer que tiene el poder de
hacer eso no hace otra cosa, ya que su objetivo de autonomÃa no es otra cosa. 3El ego está
totalmente confundido con respecto a la realidad, pero no pierde de vista su
objetivo. 4Está mucho más alerta que tú porque está completamente
seguro de su propósito. 5Tú estás confundido porque no reconoces el
tuyo.
8. Debes
reconocer que lo que menos quiere el ego es que te des cuenta de que le tienes
miedo. 2Pues si el ego pudiese producir miedo, menoscabarÃa tu
independencia y debilitarÃa tu poder. 3Sin embargo, su único
argumento para que le seas leal es que él puede darte poder. 4Si no
fuera por esta creencia no le escucharÃas en absoluto. 5¿Cómo iba a
poder, entonces, seguir existiendo si te dieses cuenta de que al aceptarlo
te estás empequeñeciendo y privándote a ti mismo de
poder?
9. El ego puede
permitirte, y de hecho lo hace, que te consideres altanero, incrédulo, frÃvolo,
distante, superficial, insensible, despegado e incluso desesperado, pero no
permite que te des cuenta de que realmente tienes miedo. 2Minimizar
el miedo, pero no deshacerlo, es el empeño constante del ego, y es una capacidad
para la cual demuestra ciertamente gran ingenio.. 3¿Cómo iba a poder
predicar separación a menos que la reforzase con miedo?, y, ¿seguirÃas
escuchándole si reconocieses que eso es lo que está
haciendo?
LECCIÓN
113
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(95) Soy
un solo Ser, unido a mi Creador.
2MÃas son la
serenidad y la paz perfecta, pues soy un solo Ser, completamente Ãntegro, uno
con toda la creación y con Dios.
2.
(96) La
salvación procede de mi único Ser.
2Desde mi único
Ser, cuyo conocimiento aún permanece en mi mente, veo el plan perfecto de Dios
para mi salvación perfectamente consumado.
3. A
la hora en punto:
2Soy
un solo Ser, unido a mi Creador.
3Media
hora más tarde:
4La
salvación procede de mi único Ser.
23 DE
ABRIL
10. La más
seria amenaza para el ego es, pues, que te des cuenta de que cualquier cosa que
parezca separarte de Dios es únicamente miedo, sea cual sea la forma en que
se manifieste e independientemente de cómo el ego desee que lo
experimentes: 2Su sueño de autonomÃa se estremece hasta su raÃz
cuando cobras conciencia de esto. 3Pues si bien puedes tolerar una
falsa idea de independencia, no aceptarÃas el costo en miedo que ello supone una
vez que lo reconocieses. 4Pero ése es su costo, y el ego
no puede reducirlo. 5Si pasas por alto el amor estás pasándote por
alto a ti mismo, y no podrás sino tener miedo de la irrealidad porque te habrás negado a ti mismo. 6Al creer que tu ataque contra la verdad ha tenido éxito, creerás que
el ataque tiene poder. 7Dicho llanamente, pues, te has vuelto
temeroso de ti mismo. 8Y nadie quiere encontrar lo que cree que le
destruirÃa.
11. Si se
pudiese lograr el objetivo de autonomÃa del ego, el propósito de Dios
podrÃa ser truncado, y eso es imposible. 2Solamente aprendiendo lo
que es el miedo puedes por fin aprender a distinguir lo posible de lo
imposible y lo falso de lo verdadero. 3De acuerdo con las enseñanzas
del ego, su objetivo se puede lograr, pero el propósito de Dios no. 4De acuerdo con las
enseñanzas del EspÃritu Santo, únicamente el propósito de Dios se puede lograr, y ya se ha
logrado.
12. Dios depende
de ti tanto como tú de Él porque Su AutonomÃa incluye la tuya, y, por lo tanto,
está incompleta sin ella. 2Sólo puedes establecer tu autonomÃa
identificándote con Él y llevando a cabo tu función tal como es en verdad. 3El ego cree que alcanzar su objetivo es la felicidad. 4Pero te ha sido dado conocer que la función de Dios es la tuya y que
la felicidad no se puede encontrar aparte de vuestra Voluntad conjunta. 5Reconoce únicamente que el objetivo del ego, que tan diligentemente
has perseguido, no te ha aportado más que miedo, y se hará muy difÃcil mantener
que el miedo es felicidad. 6Respaldado por el miedo, esto es lo que
el ego quiere que creas. 7Pero el Hijo de Dios no está loco y no lo
puede creer. 8De reconocer esto, no lo aceptarÃa, 9pues
sólo un loco elegirÃa el miedo en lugar del amor, y sólo un loco podrÃa creer
que atacando es cómo se alcanza el amor. 10Pero el que ha sanado se
da cuenta de que sólo el ataque, del que el Amor de Dios le protege
completamente, puede producir miedo.
13. El ego
analiza, el EspÃritu Santo acepta. 2Sólo por medio de la aceptación
se puede llegar a apreciar la plenitud, pues analizar significa fragmentar o
separar. 3Tratar de entender la totalidad fragmentándola es,
claramente el enfoque tÃpicamente contradictorio que el ego utiliza para
todo. 4El ego cree que el poder, el entendimiento y la verdad radican
en la separación, y que para establecer esta creencia tiene que atacar. 5Al no darse cuenta de que es imposible establecer esa creencia, y
obsesionado por la convicción de que la separación es la salvación, el ego ataca
todo lo que percibe, desmenuzándolo en partes pequeñas y desconectadas sin
ninguna relación significativa entre sÃ, y desprovistas, por lo tanto, de todo
significado. 6El ego siempre substituirá lo que tiene significado por
el caos, pues si la separación es la salvación, la armonÃa es una
amenaza.
14. Las
interpretaciones que el ego hace de las leyes de la percepción son, y no
pueden sino ser, exactamente las opuestas a las del EspÃritu Santo. 2El ego se concentra en el error y pasa por alto la verdad. 3Hace que todos los errores que percibe sean reales, y concluye
-utilizando su razonamiento tÃpicamente circular- que la idea de una verdad
consistente no tiene sentido por razón de los errores. 4El siguiente
paso, entonces, es obvio. 5Si la idea de una verdad consistente no
tiene sentido, la inconsistencia tiene que ser verdad. 6Teniendo muy
presente el error, y, protegiendo lo que ha hecho real, el ego procede al
siguiente paso en su sistema de pensamiento: el error es real y la verdad
es un error.
15. El ego no
trata de comprender esto, lo cual es obviamente incomprensible, pero trata por
todos los medios de demostrarlo y eso es lo que hace constantemente. 2Valiéndose del análisis para atacar el significado, el ego logra
pasarlo por alto, y lo que le queda es una serie de percepciones fragmentadas
que él unifica en beneficio propio. 3Esto se convierte, entonces en
el universo que percibe. 4Y es este universo lo que a su vez se
convierte en la demostración de su
propia realidad.
16. No
subestimes el poder de atracción que las demostraciones del ego ejercen sobre
aquellos que están dispuestos a escucharle. 2La percepción selectiva
escoge sus testigos cuidadosamente, y el testimonio de esos testigos es,
congruente. 3Los argumentos en favor de la locura son convincentes
para los locos, 4pues todo razonamiento concluye allà donde comienza,
y no hay sistema de pensamiento que pueda trascender su propia fuente. 5Aun asÃ, el razonamiento que carece de sentido no puede demostrar
nada, y aquellos a quienes convence no pueden sino estar engañados. 6¿Cómo iba a poder enseñar verdaderamente el ego, cuando pasa por
alto la verdad? 7¿Cómo iba a poder percibir lo que ha negado? 8Sus testigos dan testimonio de su negación, pero no de lo que ha
negado. 9El ego mira de frente al Padre y no lo ve, pues ha negado a
Su Hijo.
17. ¿Te gustarÃa recordar al Padre? 2Acepta a Su Hijo y lo recordarás. 3No hay nada que
pueda demostrar que Su Hijo es indigno, pues no hay nada que pueda probar que
una mentira es verdad. 4Lo que ves en Su Hijo a través de los ojos
del ego es una demostración de que Su Hijo no existe. aSin
embargo, dondequiera que el Hijo esté allà tiene que estar el Padre. 5Acepta lo que Dios no niega, y ello te demostrará su
verdad. 6Los testigos de Dios se alzan en Su Luz y, contemplan lo que
Él creó. 7Su silencio es la señal de que han contemplado al Hijo de
Dios, y en la Presencia de Cristo no tienen que demostrar nada, pues Cristo les
habla de SÃ Mismo y de Su Padre. 8Guardan silencio porque Cristo les habla, y son
Sus palabras las que brotan de sus labios.
18. Cada
hermano con quien te encuentras se convierte en un testigo de Cristo o del
ego, dependiendo de lo que percibas en él. 2Todo el mundo te convence
de lo que quieres percibir y de la realidad del reino en favor del cual has
decidido mantenerte alerta. 3Todo lo que percibes da testimonio del
sistema de pensamiento que quieres que sea verdadero. 4Cada uno
de tus hermanos tiene el poder de liberarte si tú decides ser
libre. 5No puedes aceptar falsos testimonios acerca de un hermano a
menos que hayas convocado falsos testigos contra él. 6Si no te habla
de Cristo, es que tú no le hablaste de Cristo a él. 7No oyes más que tu propia voz, y si
Cristo habla a través de ti, le oirás.
LECCIÓN
114
Para
los repasos de mañana y noche:
1. (97) Soy espÃritu.
2Soy
el Hijo de Dios. 3No
hay cuerpo que pueda contener mi espÃritu o imponerme una limitación que
Dios no haya creado.
2. (98) Aceptaré el papel que me corresponde en el plan
de Dios para la salvación.
2¿Cuál podrÃa ser mi función sino aceptar la Palabra
de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de
ser?
3. A la hora en punto:
2Soy
espÃritu.
3Media
hora más tarde:
4Aceptaré
el papel que me corresponde en el plan de Dios para la
salvación.
24 DE
ABRIL
VI. El
despertar a la redención
1. Es
imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver lo que
no crees. 2La percepción se construye sobre la base de la
experiencia, y la experiencia conduce a las creencias. 3La percepción
no se estabiliza hasta que las creencias se cimientan. 4De hecho,
pues, lo que ves es lo que crees. 5Eso es lo que quise decir con: "Dichosos los que sin ver creyeron",
pues aquellos que creen en la resurrección la verán. 6La resurrección
es el triunfo definitivo de Cristo sobre el ego, no atacándolo sino
transcendiéndolo. 7Pues Cristo ciertamente se eleva por encima
del ego y de todas sus "obras"; y asciende hasta el Padre y Su
Reino.
2. ¿Qué
prefieres, unirte a la resurrección o a la crucifixión? 2¿Condenar a
tus hermanos o liberarlos? 3¿Te gustarÃa trascender tu prisión y
ascender hasta el Padre? 4Estas preguntas son todas la misma y se
contestan al unÃsono. 5Ha habido mucha confusión con respecto a
lo que significa la percepción, debido a que la palabra se usa con el
significado de "conciencia" y también con el de "interpretación de la
conciencia". 6No obstante, no puedes ser consciente sin interpretar,
pues lo que percibes es tu propia interpretación.
3. Este curso
es muy claro. 2Si no lo ves asÃ, es porque estás haciendo
interpretaciones contra él, y, por lo tanto, no crees lo que dice. 3Y
puesto que lo que crees determina tu percepción, no percibes el significado
del curso y, consecuentemente, no lo aceptas. 4Con todo, diferentes
experiencias conducen a diferentes creencias, y a través de éstas, a
diferentes percepciones. 5Pues las percepciones se aprenden
mediante creencias, y la experiencia ciertamente enseña. 6Te estoy
conduciendo a una nueva clase de experiencia que cada vez estarás
menos dispuesto a negar: 7Aprender de Cristo es fácil, pues percibir
con Él no entraña ningún esfuerzo. 8Sus percepciones son tu
conciencia natural, y lo único que te fatiga son las distorsiones que introduces
en ésta. 9Deja que sea el Cristo en ti Quien interprete por ti, y no
trates de limitar lo que ves con creencias pueriles indignas del Hijo de Dios. 10Pues hasta que Cristo no sea aceptado completamente, el Hijo de
Dios se considerará a sà mismo huérfano.
4. Yo soy tu
resurrección y tu vida. 2Vives en mà porque vives en Dios. 3Y todos tus hermanos viven en ti, tal como tú vives en cada uno de
ellos. 4¿Cómo ibas a poder, entonces, percibir indignidad en un
hermano sin percibirla en ti mismo? 5¿Y cómo ibas a poder percibirla
en ti mismo sin percibirla en Dios? 6Cree en la resurrección
porque ésta ya se ha consumado, y se ha consumado en ti. 7Esto es tan
cierto ahora como lo será siempre, pues la resurrección es la Voluntad de
Dios, Quien no sabe de tiempo ni de excepciones. 8Pero no hagas
excepciones o, de lo contrario, no percibirás lo que se ha consumado para ti. 9Pues ascendemos hasta el Padre juntos, como fue en un principio,
como es ahora y como será siempre, pues ésa es la naturaleza del Hijo de Dios
tal como su Padre lo creó.
5. No
subestimes el poder de la devoción del Hijo de Dios, ni el poder que el dios al
que venera ejerce sobre él, 2pues el Hijo de Dios se postra ante el
altar de su dios, tanto si es el dios que él inventó como si es el Dios qué lo
creó a él. 3Por eso es por lo que su esclavitud es tan total como su
libertad, pues obedecerá únicamente al dios que acepte. 4El dios
de la crucifixión exige que él crucifique, y sus devotos le obedecen. 5Se crucifican a sà mismos en su nombre, creyendo que el poder del
Hijo de Dios emana del sacrificio y del dolor. 6El Dios de la
resurrección no exige nada, pues no es Su Voluntad quitarte nada: 7No
exige obediencia, pues la obediencia implica sumisión. 8Lo único que
quiere es que te des cuenta de cuál es tu voluntad y que la hagas, no con un
espÃritu de sacrificio y sumisión, sino con la alegrÃa de la
libertad.
6. La
resurrección no puede sino atraerte irresistiblemente a que le ofrezcas tu
lealtad con agrado porque es el sÃmbolo de la dicha. 2Su irresistible
poder reside en el hecho de que representa lo que tú quieres ser. 3La
libertad de abandonar todo aquello que te hiere, te humilla y te atemoriza no se
te puede imponer, pero se te puede ofrecer a través de la gracia de Dios. 4Y tú puedes aceptarla mediante Su gracia, pues Dios es
misericordioso con Su Hijo y lo acepta sin reservas como Suyo: 5¿Quién es, entonces, tuyo?. 6El Padre te ha dado todo lo
que es Suyo, y Él Mismo es tuyo junto con todos tus hermanos. 7Protégelos en su resurrección, pues, de lo contrario, no despertarás
en Dios, rodeado de la seguridad de lo que es tuyo para
siempre.
7. No hallarás
paz hasta que hayas extraÃdo los clavos de las manos del Hijo de Dios y hayas
sacado la última espina de su frente. 2El Amor de Dios rodea a Su
Hijo, a quien el dios de la crucifixión condena. 3No
enseñes que mi muerte fue en vano. 4Enseña, más bien, que no morÃ,
demostrando que vivo en ti. 5Pues poner fin a la crucifixión del Hijo
de Dios es la tarea de la redención, en la cual todo el mundo juega un papel
igualmente importante. 6Dios no juzga a Su inocente Hijo. 7Habiéndose dado a Sà Mismo a él, ¿cómo iba a poder
juzgarlo?
8. Te has
crucificado a ti mismo y te has puesto una corona de espinas sobre la cabeza. 2Aun asÃ, no puedes crucificar al Hijo de Dios, pues la Voluntad de
Dios no puede morir. 3Su Hijo ha sido redimido de su
propia crucifixión, y tú no puedes condenar a muerte a quien Dios ha dado vida
eterna. 4El sueño de la crucifixión aún descansa pesadamente
sobre tus ojos, pero lo que ves en sueños no es la realidad, mientras
sigas percibiendo al Hijo de Dios como crucificado, es que estás dormido. 6Y mientras creas que puedes crucificarle estarás simplemente
teniendo pesadillas. 7Tú que estás comenzando a despertar,
todavÃa eres consciente de tus sueños y aún no los has olvidado. 8Te
olvidarás de ellos y cobrarás conciencia de Cristo cuando otros despierten para
compartir contigo tu redención.
9. Despertarás
a tu propia llamada, pues la Llamada a despertar se encuentra dentro de ti. 2Si vivo en ti, tú estás despierto. 3No
obstante, tienes que ver las obras que llevo a cabo a través de ti, o, de lo
contrario, no percibirás que las he llevado a cabo en ti. 4No pongas
lÃmites a lo que crees que puedo hacer a través de ti, o no aceptarás lo que
puedo hacer por ti. 5Esto, no obstante, ya ha tenido lugar, y a menos
que des todo lo que has recibido, no sabrás que tu redentor vive y que has
despertado con él. 6La redención se reconoce
únicamente compartiéndola.
10. El Hijo de
Dios está a salvo. 2Lleva únicamente esta conciencia a la
Filiación, y tu papel en la redención será tan importante como el mÃo. 3Pues tu papel tiene que ser como el mÃo si lo aprendes de mÃ. 4Si crees que el tuyo está limitado, no haces sino limitar el mÃo. 5No hay grados de dificultad, en los milagros porque todos los Hijos
de Dios tienen el mismo valor, y su igualdad es su unicidad. 6Todo el
poder de Dios reside en cada una de sus partes por igual, y nada que contradiga
Su Voluntad es grande o pequeño. 7Lo que no existe no tiene tamaño ni
medida. 8Para Dios todo es posible. 9Y a Cristo le es dado ser como el Padre.
LECCIÓN
115
Para
los repasos de mañana y noche:
1. (99) La salvación es mi única función
aquÃ.
2Mi
función aquà es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. 3Pues
asà me libero de ellos junto con él.
2. (100) Mi papel en el plan de salvación de Dios
es esencial.
2Soy
esencial en el plan de Dios para la salvación del
mundo.
3Pues
Él me dio Su plan para que yo salvara al mundo.
3. A la hora en punto:
2La
salvación es mi única función aquÃ.
3Media
hora más tarde:
4Mi
papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
25 DE
ABRIL
VII. La
condición de la realidad
1. El mundo
que tú percibes no pudo haber sido creado por el Padre, pues el mundo no es tal
como tú lo ves. 2Dios creó únicamente lo eterno, y todo lo que
tú ves es perecedero. 3Por lo tanto, tiene que haber otro
mundo que no estás viendo. 4La Biblia habla de un nuevo Cielo
y de una nueva tierra, mas esto no puede ser cierto en un sentido literal, pues
lo que es eterno no puede volver a ser creado. 5Percibir de manera
diferente es sencillamente percibir de nuevo, lo cual implica que antes, o
en el Ãnterin, no estabas percibiendo en absoluto. 6¿Cuál es
entonces el mundo que le espera a tu percepción cuando finalmente lo
veas?
2. Todo
pensamiento amoroso que el Hijo de Dios jamás haya tenido es eterno. 2Los pensamientos amorosos que su mente percibe en este
mundo constituyen la única realidad de éste. 3 Siguen siendo
percepciones porque él todavÃa cree estar separado. 4Mas son
eternos porque son amorosos. 5Y al ser amorosos son semejantes al
Padre, y, por lo tanto, no pueden morir. 6El mundo real
ciertamente se puede percibir. 7Lo único que ello requiere es que
estés dispuesto a no percibir nada más. 8Pues si percibes
tanto el bien como el mal, estarás aceptando lo falso y lo verdadero, y no
estarás distinguiendo claramente entre ellos.
3. El ego tal
vez vea algo bueno, pero nunca ve sólo lo bueno. 2Esa es la razón de
que sus percepciones sean tan variables. 3No rechaza la
bondad por completo, pues eso serÃa inaceptable para ti. 4Pero
siempre añade a lo real algo que no es real, confundiendo asà la ilusión con la
realidad. 5Pues las percepciones no pueden ser parcialmente
verdaderas. 6Si crees tanto en la verdad como en la ilusión, no
podrás saber cuál de ellas es cierta. 7Para establecer tu propia
autonomÃa trataste de crear de manera diferente de como crea tu Padre, creyendo
que lo que hiciste podÃa ser distinto de Él. 8No obstante,
todo lo que es verdad es como Él. 9Percibir únicamente el
mundo real te conducirá al Cielo real, ya que te capacitará para
comprenderlo.
4. Percibir la
bondad no es conocimiento, mas negar lo opuesto a la bondad te permite reconocer
una condición en la que los opuestos no existen. 2Y ésta
es la condición del conocimiento. 3Sin esta conciencia no
habrás satisfecho sus condiciones, y hasta que no lo hagas no sabrás que ya
dispones de él. 4Has concebido muchas ideas que has interpuesto entre
tu Creador y tú, y estas creencias constituyen el mundo que percibes. 5La verdad no está ausente aquÃ, pero está velada. 6No
sabes cuál es la diferencia entre lo que tú has fabricado y lo que Dios creó, y
de este modo no sabes cuál es la diferencia entre lo que tú has fabricado y lo
que tú has creado. 7Creer que puedes percibir el mundo
real es creer que puedes conocerte a ti mismo. 8Puedes conocer
a Dios porque Su Voluntad es que se le conozca. 9De todo lo que has
fabricado, el mundo real es lo único que el EspÃritu Santo ha conservado para
ti, y la salvación consiste en percibir únicamente eso, ya que es el
reconocimiento de que la realidad es únicamente lo que es
verdad.
VIII. El
problema y la respuesta
1. Este curso
es muy simple. 2Quizá pienses que no necesitas un curso que, en
última instancia, enseña que sólo la realidad es verdad. 3Pero
¿crees realmente esto? 4Cuando percibas el mundo real, reconocerás
que no lo creÃas. 5Mas la rapidez con la que tu nueva y única
percepción real se convertirá en conocimiento no te dejará más que un instante
en el que darte cuenta de que solamente, eso es verdad. 6Y luego
todo lo que inventaste pasará al olvido, lo bueno y lo malo, lo falso y lo
verdadero. 7Pues cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno dejarás
de ver incluso el mundo real. 8El mundo no acabará destruido, sino
que se convertirá en el Cielo. 9Lo que constituye la reinterpretación
del mundo es la transformación de toda percepción en
conocimiento.
2. La Biblia
os dice que os volváis como niños. 2Los niños reconocen que no
entienden lo que perciben, y, por lo tanto, preguntan cuál es su significado. 3No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes,
pues su significado se te escapa. 4Mas el EspÃritu Santo ha
preservado su significado para ti, y si tú le permites que lo interprete, Él te
devolverá lo que tú despreciaste. 5Sin embargo, mientras creas que
sabes cuál es el significado de lo que percibes, no verás la necesidad de
preguntárselo a Él.
3. No sabes
cuál es el significado de nada de lo que percibes. 2Ni uno solo de
los pensamientos que albergas es completamente verdadero. 3Reconocer esto sienta las bases para un buen comienzo. 4No es que estés desencaminado, es que no has aceptado ningún guÃa. 5De lo que más necesidad tienes es de aprender a percibir, pues no
entiendes nada. 6Reconoce esto, pero no lo aceptes, pues el
entendimiento es tu herencia. 7Las percepciones son algo que se
aprende, y ya dispones de un Maestro. 8Mas para estar dispuesto a
aprender de Él tienes que estar dispuesto a poner en duda todo lo que aprendiste
por tu cuenta, pues tú que no te enseñaste a ti mismo bien no deberÃas ser tu
propio maestro.
4. Solamente
tú puedes privarte a ti mismo de la verdad. 2Dios, no obstante, no te
negará la Respuesta que Él dio. 3Pide, pues, lo que es tuyo, lo cual
no es obra tuya, y no te defiendas contra la verdad. 4Tú ocasionaste
el problema que Dios ha resuelto. 5Por lo tanto, hazte únicamente
esta simple pregunta:
6¿Deseo el
problema o la solución?
7DecÃdete por a
solución y la tendrás, pues la verás como es y, que ya dispones de
ella.
LECCIÓN
116
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(101) La
Voluntad de Dios para mà es perfecta felicidad.
2La
Voluntad de Dios para mà es perfecta felicidad.
3Lo
único que me puede hacer sufrir es la creencia de que hay otra voluntad aparte
de la Suya.
2.
(102) Comparto
con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
2Comparto
lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mÃ, Su
Hijo.
3Lo
que Él me ha dado es lo único que quiero.
4Lo
que Él me ha dado es lo único que existe.
3. A
la hora en punto:
2La
Voluntad de Dios para mà es perfecta felicidad.
3Media
hora más tarde:
4Comparto
con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
LECCIÓN
117
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(103) Dios,
al ser Amor, es también felicidad.
2Quiero
recordar que el amor es felicidad y que nada más me puede hacer
feliz.
3Elijo,
por lo tanto, no abrigar ningún sustituto para el
amor.
2.
(104) Busco
únicamente lo que en verdad me pertenece.
2EI
amor, al igual que la dicha, constituyen mi
patrimonio.
3Éstos
son los regalos que mi Padre me dio.
4Aceptaré
todo lo que en verdad me pertenece.
3. A
la hora en punto:
2Dios,
al ser Amor, es también felicidad.
3Media
hora más tarde:
4Busco
únicamente lo que en verdad me pertenece.
LECCIÓN
118
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(105) MÃas
son la paz y la dicha de Dios.
2Hoy
aceptaré la paz y la dicha de Dios en grato intercambio por todos los sustitutos
de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé.
2.
(106) Déjame
aquietarme y escuchar la verdad.
2Permite
que mi débil voz se acalle, para poder oÃr asà la poderosa Voz de la Verdad
Misma asegurarme que yo soy el perfecto Hijo de Dios.
3. A
la hora en punto:
2MÃas
son la paz y la dicha de Dios.
3Media
hora más tarde:
4Déjame
aquietarme y escuchar la verdad.
28 DE
ABRIL
5. Tal vez te
quejes de que este curso no es lo suficientemente especÃfico como para poderlo
entender y aplicar. 2Mas tal vez no hayas hecho lo que
especÃficamente propugna. 3Éste no es un curso de especulación
teórica, sino de aplicación práctica. 4Nada podrÃa ser más especÃfico
que el que le digan a uno que si pide recibirá. 5El EspÃritu Santo te
dará la respuesta para cada problema especÃfico mientras creas que los problemas
son especÃficos. 6Su respuesta es a la vez una y muchas mientras
sigas creyendo que el que es Uno es muchos 7Puede que tengas miedo de
Su especificidad por temor a lo que crees que ésta pueda exigirte. 8Mas es únicamente pidiendo como aprenderás que lo que procede de
Dios no te exige nada en absoluto. 9Dios sólo da, nunca quita. 10Cuando te niegas a pedir, es porque crees que pedir equivale a
quitar en vez de a compartir.
6. El EspÃritu
Santo te dará sólo lo que es tuyo, sin pedirte nada a cambio. 2Pues
lo que es tuyo es todo lo que existe, y lo compartes con Dios. 3Ésa
es su realidad. 4¿PodrÃa el EspÃritu Santo, que sólo dispone
restituir, ser capaz de interpretar incorrectamente la pregunta que
necesitas hacer para darte cuenta de Su respuesta? 5Has oÃdo la
respuesta, pero no has comprendido bien la pregunta. 6Crees que
pedirle consejo al EspÃritu Santo es pedir que se te prive de
algo.
7. Criatura de
Dios, no entiendes a tu Padre. 2Crees en un mundo que arrebata porque
crees que arrebatando puedes obtener lo que quieres. 3Y esa
percepción te ha costado perder de vista el mundo real. 4Tienes miedo
del mundo tal como lo ves, pero el mundo real sigue siendo tuyo sólo con que lo
pidas. 5No te lo niegues a ti mismo, pues únicamente puede liberarte. 6Nada que proceda de Dios puede esclavizar a Su Hijo, a quien Él creó
libre y cuya libertad está al amparo de Su Ser. 7Bienaventurado
tú que estás dispuesto a pedirle la verdad a Dios sin miedo, pues sólo asÃ
podrás aprender que Su respuesta es la liberación del
miedo.
8. Hermosa criatura de Dios, estás pidiendo
solamente lo que te prometÃ. 2¿Crees que yo te iba a engañar? 3El Reino de los Cielos está dentro de ti. 4Ten fe
en que la verdad está en mà porque yo sé que está en ti. 5Los Hijos
de Dios no tienen nada que no compartan. 6PÃdele la verdad a
cualquier Hijo de Dios, y me la habrás pedido a mÃ. 7Cada uno de
nosotros tiene dentro de sà la respuesta para poder dársela a cualquiera que la
pida.
9. PÃdele
cualquier cosa al Hijo de Dios y su Padre te lo concederá, pues Cristo no se
engaña con respecto a Su Padre, ni Su Padre se engaña con respecto a Cristo. 2No te engañes, pues, con respecto a tu hermano, y considera sus
pensamientos amorosos como lo único que constituye su realidad, pues al negar
que su mente esté dividida sanarás la tuya. 3Acéptalo como su Padre
lo acepta y cúrale en Cristo, pues Cristo es su curación asà como la tuya. 4Cristo es el Hijo de Dios que no está en modo alguno separado de Su
Padre y cuyos pensamientos son tan amorosos como el Pensamiento de Su
Padre, mediante el cual fue creado. 5No te engañes con respecto al
Hijo de Dios, pues, si lo haces, no podrás sino engañarte inevitablemente con
respecto a ti mismo. 6Y al engañarte con respecto a ti mismo te
engañarás con respecto a tu Padre, para Quien cualquier engaño es
imposible.
10. En el
mundo real no hay enfermedades, pues en él no hay separación ni división. 2En él sólo se reconocen los pensamientos amorosos, puesto que
todo el mundo dispone de tu ayuda, la Ayuda de Dios va contigo a todas partes. 3A medida que, por el hecho de pedir esta Ayuda estés dispuesto a
aceptarla, la ofrecerás porque la desearás. 4Nada estará fuera del
alcance de tu poder sanador porque nada que pidas te será negado. 5¿Qué problema puede haber que no desaparezca en presencia de la
Respuesta de Dios? 6Pide, entonces, conocer la realidad de tu hermano
porque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada la
tuya.
11. No aceptes
la percepción variable que tu hermano tiene de sà mismo, pues su mente dividida
es la tuya, y no aceptarás tu propia curación sin la suya. 2CompartÃs el mundo real de la misma manera en que compartÃs el
Cielo, y la curación de tu hermano es tu curación. 3Amarte a ti mismo
es curarte a ti mismo, y no puedes percibir una parte de ti mismo como
enferma y lograr tu objetivo. 4Hermano mÃo, sanamos juntos al vivir
juntos y al amar juntos. 5No te engañes con respecto al Hijo de Dios,
pues él es uno consigo mismo, y uno con su Padre. 6Ama a aquel a
quien su Padre ama, y te darás cuenta del Amor que tu Padre te profesa. 12. Si percibes que un hermano te ha
ofendido arranca la ofensa de tu mente, pues es Cristo el que te ofende y estás
engañado con respecto a Él. 2 Sana en Cristo y no te sientas ofendido
por Él, pues la ofensa no tiene cabida en Él. 3Si lo que percibes te
ofende, te ofendes a ti mismo y condenas al Hijo de Dios a quien Dios no
condena. 4Deja que el EspÃritu Santo elimine todas las ofensas que el
Hijo de Dios comete contra sà mismo y no percibas a nadie si no es a través de
Su consejo, pues Él quiere salvarte de toda condenación. 5Acepta Su
poder sanador y extiéndelo a todos los que Él te envÃe, pues Su Voluntad es
sanar al Hijo de Dios, con respecto al cual Él no se
engaña.
13. Los niños
perciben fantasmas, monstruos y dragones espantosos y se aterran. 2Mas si preguntan a alguien en quien confÃan cuál es el significado
de lo que perciben, y están dispuestos a abandonar sus propias interpretaciones
en favor de la realidad, su miedo desaparece junto con ellas. 3Cuando
se ayuda a un niño a que se dé cuenta de que lo que pensaba que era un fantasma
es en realidad una cortina, el "monstruo" una sombra y el "dragón" un sueño,
deja entonces de tener miedo y se rÃe felizmente de su propio
miedo.
14. Hijo mÃo,
tienes miedo de tus hermanos, de tu Padre y de ti mismo. 2Pero estás
simplemente engañado con respecto a ellos y con respecto a ti mismo. 3Pregúntale al Maestro de la realidad lo que son ellos y lo que eres
tú, y al escuchar Su respuesta, tú también te reirás de tus miedos y los
reemplazarás con la paz. 4Pues el miedo no se encuentra en la
realidad, sino en las mentes de aquellos niños que no entienden la realidad. 5Es únicamente su falta de entendimiento lo que les asusta, y cuando
aprenden a percibir correctamente dejan de tener miedo. 6Y asÃ,
cuando vuelvan a tener miedo preguntarán de nuevo cuál es la verdad. 7No es la realidad de tus hermanos, ni la de tu Padre ni la tuya lo
que te asusta. 8No sabes lo que son y debido a ello los percibes a
ellos y a ti mismo como fantasmas, monstruos y dragones. 9Pregúntale
cuál es su realidad a Aquel que la conoce, y Él te dirá lo que ellos son. 10Pues tú no entiendes lo que ellos son, y, puesto que estás engañado
con respecto a lo que ves, necesitas la realidad para poder desvanecer tus
miedos.
15. ¿No
intercambiarÃas tus miedos por la verdad, teniendo en cuenta que puedes lograrlo
sólo con pedirlo? 2Pues si Dios no está engañado con respecto a ti,
únicamente tú puedes estar engañado con respecto a ti mismo. 3Puedes,
no obstante, aprender del EspÃritu Santo cuál es la verdad acerca de ti, y
Él te enseñará que, al ser tú parte de Dios, el engaño no tiene cabida en ti. 4Cuando te percibas a ti mismo sin engaño alguno, aceptarás el
mundo real en lugar del mundo falso que fabricaste. 5Y entonces tu
Padre descenderá hasta ti y dará el último paso por ti, elevándote hasta
Él.
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(107) La
verdad corregirá todos los errores de mi mente.
2Me
equivoco al pensar que hay algo que pueda hacerme
daño.
3Soy
el Hijo de Dios, Cuyo Ser descansa a salvo en la Mente de
Dios.
2. (108) Dar y recibir son en verdad lo
mismo.
2Hoy
lo perdonaré todo, para asà poder aprender a aceptar la verdad acerca de mÃ, y
llegar a reconocer mi impecabilidad.
3. A
la hora en punto:
2La
verdad corregirá todos los errores de mi mente.
3Media
hora más tarde:
4Dar
y recibir son en verdad lo mismo.
29 DE
ABRIL
CapÃtulo
12
El PROGRAMA DE
ESTUDIOS DEL ESPÃRITU SANTO
El juicio del
EspÃritu Santo
1. Se te ha
dicho que no le otorgues realidad al error, y la manera de hacer esto es muy
simple. 2Si deseas creer en el error, tienes que otorgarle realidad
porque el error en sà no es real. 3Mas la verdad es real por derecho
propio, y para creer en ella no tienes que hacer nada. 4Comprende que no reaccionas a nada directamente, sino a tu
propia interpretación de ello. 5Tu interpretación, por lo tanto, se
convierte en la justificación de tus reacciones. 6Por eso es por lo que analizar los motivos
de otros es peligroso. 7Si decides que alguien está realmente
tratando de atacarte, abandonarte o esclavizarte, reaccionarás como si
realmente lo hubiese hecho, al haberle otorgado realidad a su error. 8Interpretar el error es conferirle poder, y una vez que haces eso
pasas por alto la verdad.
2. Analizar
los motivos del ego es algo muy complicado, muy confuso y nunca se hace sin la
participación de tu propio ego. 2Todo el proceso no es sino un
intento inequÃvoco de demostrar que tienes la capacidad de comprender lo que
percibes. 3Esto lo prueba el hecho de que reaccionas ante tus
interpretaciones como si fuesen correctas. 4Puedes entonces controlar
tus reacciones en lo que respecta a tu comportamiento, pero no en lo que
respecta a tus emociones. 5Esto obviamente divide o ataca la
integridad de tu mente, poniendo a uno de sus niveles contra
otro.
3. Sólo hay
una forma sensata de interpretar motivos. 2Y por tratarse del
juicio del EspÃritu Santo, no requiere esfuerzo alguno por tu parte. 3Todo pensamiento amoroso es verdadero. 4Todo lo demás es
una petición de ayuda y de curación, sea cual sea la forma que adopte. 5¿Cómo puede estar justificado reaccionar con ira ante la súplica de
un hermano? 6Ninguna reacción podrÃa ser apropiada, excepto estar
dispuesto a ayudarle, pues eso, y sólo eso, es lo que está pidiendo. 7Ofrécele cualquier otra cosa, y te estarás arrogando el derecho de
atacar su realidad al interpretarla como mejor te parezca. 8Tal
vez no esté completamente claro para ti el peligro que esto supone para tu
propia mente. 9Si crees que una petición de ayuda es otra cosa,
reaccionarás ante esa otra cosa. 10Tu reacción, por lo tanto, será
inadecuada a la realidad tal como ésta es, pero no a la percepción que tú tienes
de ella.
4. No hay nada
que te impida reconocer todas las peticiones de ayuda exactamente como lo que
son, excepto tu necesidad imaginaria de atacar. 2Esta necesidad es lo
único que hace que estés dispuesto a entablar interminables "batallas" contra la
realidad, en las que niegas que la necesidad de curación sea real
haciéndola irreal. 3No harÃas eso si no fuese por el hecho de
que no estás dispuesto a aceptar la realidad tal como es, y, por consiguiente,
te privas de ella.
5. Decirte que
no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo. 2Nadie
que sea parte interesada puede ser un testigo imparcial porque la verdad se
habrá convertido para él en lo que él quiere que sea. 3Si no estás
dispuesto a percibir una petición de ayuda como lo que es, es porque no estás
dispuesto a prestar ayuda ni a recibirla. 4Dejar de reconocer una
petición de ayuda es negarse a recibir ayuda. 5¿MantendrÃas que no la necesitas? 6Sin embargo, eso es lo que mantienes cuando te niegas a reconocer la súplica de un hermano, pues
sólo respondiendo a su súplica puedes ser tú ayudado. 7Niégate
a ayudarle, y no podrás reconocer la Respuesta que Dios te dio a ti. 8El EspÃritu Santo no necesita tu ayuda para interpretar motivos pero
es indudable que tú necesitas la Suya.
6. La única
reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. 2Debes estarle
agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda,
pues ambas cosas, si las percibes correctamente, son capaces de traer amor
a tu conciencia: 3Toda sensación de esfuerzo procede de tus
intentos de no hacer simplemente eso. 4¡Cuán simple es, entonces, el
plan de Dios para la salvación! 5No hay sino una sola manera de
reaccionar ante la realidad porque la realidad no suscita conflicto alguno. 6No hay sino un solo Maestro de la realidad, el Cual entiende lo que
ésta es. 7Este Maestro no cambia de parecer con respecto a la
realidad porque la realidad no cambia. 8Si bien tus
interpretaciones de la realidad no tienen sentido en tu estado dividido, las
Suyas son por siempre fieles a la verdad. 9Él te las da porque son para ti. 10No intentes "ayudar" a un hermano a tu manera, pues
no puedes ayudarte a ti mismo. 11Mas oye sus ruegos que claman
por la Ayuda de Dios, y reconocerás de este modo la necesidad que tú mismo
tienes del Padre.
7. Las
interpretaciones que haces de las necesidades de tu hermano son las
interpretaciones que haces de las tuyas propias. 2Al prestar ayuda la
estás pidiendo, y si percibes tan sólo una necesidad en ti serás sanado. 3Pues reconocerás la Respuesta de Dios tal como deseas que ésta sea, y si de verdad la deseas, ciertamente será tuya. 4Cada
súplica a la que respondes en el Nombre de Cristo acerca más a tu conciencia el
recuerdo del Padre. 5En interés de tu propia necesidad, pues,
oye toda petición de ayuda como lo que es, para que Dios pueda responderte a
ti.
8. Al aplicar
cada vez más la interpretación del EspÃritu Santo a las reacciones de otros,
irás cobrando mayor conciencia de que Su criterio es igualmente aplicable a las
tuyas. 2Pues reconocer el miedo no es suficiente para poder escaparse
de él, aunque sà es necesario para demostrar la necesidad de escapar. 3El EspÃritu Santo tiene aún que transformar el miedo en verdad. 4Si se te dejase con el miedo, una vez que lo hubieses reconocido,
habrÃas dado un paso que te alejarÃa de la realidad en vez de acercarte a ella. 5No obstante, hemos señalado repetidamente la necesidad de reconocer
el miedo y de confrontarlo cara a cara como un paso crucial en el
proceso .de desvanecer al ego. 6Considera entonces lo mucho que te va
a servir la interpretación que hace el EspÃritu Santo de los motivos de los
demás. 7Al haberte enseñado a aceptar únicamente los pensamientos de
amor de otros y a considerar todo lo demás como una petición de ayuda, te
ha enseñado que el miedo en sà es una petición de ayuda. 8Esto
es lo que realmente quiere decir reconocer el miedo. 9Si tú no lo
proteges, el EspÃritu Santo lo re-interpretará. 10En esto radica el
valor principal de Aprender a percibir el ataque como una petición de amor. 11Ya hemos aprendido que el miedo y el ataque están
inevitablemente interrelacionados. 12Si el ataque es lo único
que da miedo, y consideras al ataque como la petición de ayuda que
realmente es, te darás cuenta de la irrealidad del miedo. 13Pues
el miedo, es una súplica de amor, en la que se reconoce
inconscientemente lo que ha sido negado.
9. El miedo es
un sÃntoma de tu profunda sensación de pérdida. 2Si al percibirlo
en otros aprendes a subsanar esa
sensación de pérdida, se elimina la causa básica del miedo. 3De esa
manera, te enseñas a ti mismo que no hay miedo en ti. 4Los medios
para erradicarlo se encuentran en ti, y has demostrado esto al
dárselos a otros. 5El miedo y el amor son las únicas emociones que
eres capaz de experimentar. 6Una es falsa, pues procede de la
negación, y la negación depende, para poder existir, de que se crea en lo
que se ha negado. 7Al interpretar correctamente el miedo como una
afirmación categórica de la creencia subyacente que enmascara, estás
socavando la utilidad que le has atribuido al hacer que sea inútil. 8Las defensas que son inservibles se abandonan automáticamente. 9Si haces que lo que el miedo oculta pase a ocupar una posición
inequÃvocamente preeminente, el miedo deja de ser relevante. 10Habrás
negado que puede ocultar al amor, lo cual era su único propósito. 11El velo que habÃas puesto sobre la faz del amor habrá
desaparecido.
10. Si deseas
contemplar el amor, que es la realidad del mundo, ¿qué mejor cosa podrÃas
hacer que reconocer en toda defensa contra él la súplica de amor
subyacente? 2¿Y de qué mejor manera podrÃas darte cuenta
de su realidad que respondiendo a esa súplica dando amor? 3La
interpretación que el EspÃritu Santo hace del miedo ciertamente lo desvanece,
pues la conciencia de la verdad no se puede negar. 4De esta
manera el EspÃritu Santo reemplaza al miedo por el amor y transforma el
error en verdad. 5Y de esta manera aprenderás de Él cómo reemplazar
tu sueño de separación por el hecho innegable de la unidad. 6Pues la separación no es otra cosa que la negación de la unión,
y si se interpreta correctamente, da testimonio de tu eterno
conocimiento de que la unión es verdad.
LECCIÓN
120
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(109) Descanso
en Dios.
2Hoy
descanso en Dios y dejo que Él obre en mà y a través de mÃ, mientras descanso en
Él en silencio y con absoluta certeza.
2.
(110) Soy
tal como Dios me creó.
2Soy
el Hijo de Dios.
3Hoy
dejo a un lado todas las enfermizas ilusiones que albergo acerca de mà mismo y
dejo que mi Padre me diga quién soy.
3. A
la hora en punto:
4Descanso
en Dios.
3Media
hora más tarde:
4Soy
tal como Dios me creó.
30 DE
ABRIL
II. Cómo
recordar a Dios
1. Los
milagros son simplemente la transformación de la negación en verdad. 2Si amarse uno a sà mismo significa curarse uno a sà mismo, los que
están enfermos no se aman a sà mismos. 3Por lo tanto, están pidiendo
el amor que los podrÃa sanar, pero que se están negando a sà mismos. 4Si supiesen la verdad acerca de sà mismos no podrÃan estar enfermos. 5La tarea del obrador de milagros es, por lo tanto, negar la
negación de la verdad. 6Los enfermos deben curarse a sà mismos,
pues la verdad mora en ellos. 7Mas al haberla nublado, la luz de otra
mente necesita brillar sobre la suya porque dicha luz es suya.
2. La luz
brilla en todos ellos con igual intensidad independientemente de cuán densa
sea la niebla que la oculta. 2Si no le otorgas a la niebla
ningún poder para ocultar la luz, no tiene ninguno. 3Pues sólo tiene
poder si el Hijo de Dios se lo confiere. 4Y debe ser él mismo quien
le retire ese poder, recordando que todo poder es de Dios. 5Tú puedes
recordar esto por toda la Filiación. 6No permitas que tu hermano
se olvide, pues su olvido es también él tuyo. 7Pero cuando tú lo
recuerdas, lo estás recordando por él también porque a Dios no se le recuerda
solo. 8Esto es lo que has olvidado. 9Percibir la curación de tu hermano como tu propia curación
es, por lo tanto, la manera de recordar a Dios. 10Pues te olvidaste
de tus hermanos y de Dios, y la Respuesta de Dios a tu olvido no es sino la
manera de recordar.
3. No percibas
en la enfermedad más que una súplica de amor, y ofrécele a tu hermano lo que él
cree que no se puede ofrecer a sà mismo. 2Sea cuál sea la enfermedad,
no hay más que un remedio. 3Alcanzarás la plenitud a medida que
restaures la plenitud de otros, pues percibir en la enfermedad una petición de
salud es reconocer en el odio una súplica de amor. 4Y dar a un
hermano lo que realmente desea es ofrecértelo a ti mismo, ya que tu padre
dispone que comprendas que tu hermano y tú sois lo mismo. 5Concédele
su petición de amor, y la tuya quedará concedida. 6La curación es el
Amor de Cristo por Su Padre y por SÃ Mismo.
4. Recuerda lo
que dijimos acerca de las percepciones atemorizantes que tienen los niños
pequeños, las cuales son aterrorizantes para ellos porque no las entienden. 2Si piden iluminación y la aceptan, sus miedos se desvanecen. 3Pero si ocultan sus pesadillas, las conservan. 4Es
fácil ayudar a un niño inseguro, ya que reconoce que no entiende el significado
de sus percepciones. 5Tú, sin embargo, crees que entiendes el
significado de las tuyas. 6Criatura de Dios, estás ocultando tu
cabeza bajo unas pesadas mantas que tú mismo te has echado encima. 7Estás ocultando tus pesadillas en la oscuridad de tu falsa
certeza y negándote a abrir los ojos y a mirarlas de
frente.
5. No nos
quedemos con las pesadillas, pues no son ofrendas dignas de Cristo, y, por
lo tanto, no son regalos dignos de ti. 2QuÃtate las mantas de encima
y hazle frente a lo que te da miedo. 3Sólo lo que tú te imaginas que
ello pueda ser es lo que te da miedo, pues la realidad de lo que no es nada no
puede dar miedo. 4 No demoremos esto, pues el sueño de odio no
se apartará de ti a menos que tengas ayuda, y la Ayuda ya está aquÃ. 5Aprende a mantenerte sereno en medio de la agitación, pues la
quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. 6Mira de frente cada imagen que surja para demorarte, pues el logro
del objetivo es inevitable debido a que es eterno. 7Tener al amor por
objetivo es algo a lo que tienes derecho, y ello es asà a pesar de tus
sueños.
6. Quieres
todavÃa lo que Dios dispone, y ninguna pesadilla puede impedir que un Hijo de
Dios logre su propósito. 2Pues tu propósito te fue dado por Dios
y no puedes sino cumplirlo, ya que ésa es Su Voluntad. 3Despierta y
recuerda tu propósito, pues es tu voluntad recordarlos 4Lo que ya se
ha llevado acabo por ti tiene que ser tuyo. 5No permitas que tu odio
obstruya el camino del amor, pues no hay nada que pueda resistirse al
Amor que Cristo le profesa a Su Padre, o al Amor que Su Padre le profesa a
Él.
7. Dentro de
poco me verás, pues yo no estoy oculto porque tú te estés ocultando. 2Es tan seguro que te despertaré como que me desperté a mà mismo,
porque desperté por ti. 3En mi resurrección radica tu liberación. 4Nuestra misión es escaparnos de la crucifixión, no de la
redención. 5ConfÃa en mi ayuda, pues yo no caminé solo, y caminaré
contigo de la misma manera en que nuestro Padre caminó conmigo: 6¿No
sabÃas que caminé con Él en paz? 7¿Y no significa eso que la paz nos
acompaña durante toda la jornada?
8. En el amor
perfecto no hay miedo. 2No haremos otra cosa que mostrarte la
perfección de lo que ya es perfecto en ti. 3No tienes miedo de lo
desconocido sino de lo conocido. 4No fracasarás en tu misión porque
yo no fracasé en la mÃa. 5En nombre de la absoluta confianza que
tengo en ti, confÃa en mà aunque sólo sea un poco, y alcanzaremos fácilmente la
meta de perfección juntos. 6Pues la perfección simplemente es y no puede ser
negada. 7Negar la negación de lo perfecto no es tan difÃcil como
negar la verdad; y creerás en lo que podemos realizar juntos cuando lo veas
realizado.
9. Tú que has tratado de desterrar el amor no
has podido lograrlo, pero tú que eliges desterrar el miedo no podrás por menos
que triunfar. 2El Señor está contigo, pero tú no lo sabes. 3Sin embargo, tu Redentor vive, y mora en ti en la paz de la cual Él
fue creado. 4¿No te gustarÃa intercambiar tu conciencia de miedo por
ésta conciencia? 5Cuando hayamos superado el miedo -no ocultándolo,
ni restándole importancia, ni negando en modo alguno su impacto- esto es lo que
realmente verás. 6No puedes dejar a un lado los obstáculos que se
interponen a la verdadera visión a menos que primero los observes, ya que
dejarlos a un lado significa que has juzgado contra ellos. 7Si los
examinas, el EspÃritu Santo los
juzgará, y los juzgará correctamente. 8Sin embargo, Él no puede
eliminar con Su luz lo que tú mantienes oculto, pues tú no se lo has ofrecido y
Él no puede quitártelo.
10. Nos
estamos embarcando, por lo tanto, en un programa muy bien organizado,
debidamente estructurado y cuidadosamente planeado, que tiene por objeto
aprender a entregarle al EspÃritu Santo todo aquello que no desees. 2El sabe qué hacer con ello. 3Tú, sin embargo, no sabes
cómo valerte de Su conocimiento. 4Cualquier cosa que se le
entregue que no sea de Dios, desaparece. 5No obstante, tú tienes que
estar completamente dispuesto a examinar eso que le entregas, ya que de otro
modo Su conocimiento no te servirá de nada. 6Él jamás dejará de
prestarte ayuda, pues prestar ayuda es Su único propósito. 7¿No es
cierto acaso que tienes más razones para temer al mundo tal como lo percibes,
que para mirar a la causa del miedo y abandonarla para
siempre?
LECCIÓN
121
El
perdón es la llave dula felicidad.
1. He
aquà la respuesta a tu búsqueda de paz. 2He aquà lo que le dará
significado a un mundo que no parece tener sentido. 3He aquà la senda
que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte
en cada recodo del camino y socavar todas tus esperanzas de poder hallar
alguna vez paz y tranquilidad. 4Con esta idea todas tus
preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por todas
el fin de la incertidumbre.
2. La
mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor para ser lo que
es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por encima de la
confusión del mundo. 2La mente que no perdona está triste, sin
esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. 3Sufre y
mora en la aflicción, merodeando en las tinieblas sin poder ver nada,
convencida, no obstante, de que el peligro la acecha
allÃ.
3. La
mente que no perdona vive atormentada por la duda, confundida con respecto
a sà misma, asà como con respecto a todo lo que ve, atemorizada y airada. aLa mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir
adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. aTiene miedo también de cada sonido que oye, pero todavÃa más
del silencio; la oscuridad la aterra, mas la proximidad de la luz la aterra
todavÃa más. 2¿Qué puede percibir la mente que no perdona sino su
propia condenación? 3¿Qué puede contemplar sino la prueba de que
todos sus pecados son reales?
4.
La mente que no perdona no ve errores, sino pecados. 2Contempla
el mundo con ojos invidentes y da alaridos al ver sus propias proyecciones
alzarse para arremeter contra la miserable parodia que es su vida. 3Desea vivir, sin embargo, anhela estar muerta. 4Desea el
perdón, sin embargo, ha perdido toda esperanza. 5Desea escapar,
sin embargo, no puede ni siquiera concebirlo, pues ve pecado por
doquier.
5. La
mente que no perdona vive desesperada, sin la menor esperanza de que el
futuro pueda ofrecerle nada que no sea desesperación. 2Ve sus
juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin darse
cuenta de que se ha condenado a sà misma a esta desesperación. 3No
cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son
acertados. 4No pregunta, pues cree saber. 5No
cuestiona, convencida de que tiene razón.
6. El
perdón es algo que se adquiere. 2No es algo inherente a la mente, la
cual no puede pecar. 3Del mismo modo en que el pecado es una idea que
te enseñaste a ti mismo, asà el perdón es algo que tiene que aprender, no de ti
mismo, sino del Maestro que representa tu otro Ser. 4A través de
Él aprendes a perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que desaparezca. 5Asà es como le devuelves tu mente en su totalidad a Aquel que es tu
Ser y que jamás puede pecar.
7. Cada
mente que no perdona te brinda una oportunidad más de enseñarle a la tuya cómo
perdonarse a sà misma. 2Cada una de ellas está esperando a liberarse
del infierno a través de ti, y se dirige a ti implorando el Cielo aquà y ahora. 3No tiene esperanzas, pero tú te conviertes en su esperanza. 4Y al convertirte en su esperanza, te vuelves la tuya propia. 5La mente que no perdona tiene que aprender, mediante tu perdón, que
se ha salvado del infierno. 6Y a medida que enseñes salvación,
aprenderás lo que es. 7Sin embargo, todo cuanto enseñes y todo cuanto
aprendas no procederá de ti, sino del Maestro que se te dio para que te
mostrase el camino.
8. Nuestra
práctica de hoy consiste en aprender a perdonar. 2Si estás
dispuesto, hoy puedes aprender a aceptar la llave de la felicidad y a
usarla en beneficio propio. 3Dedicaremos diez minutos por la mañana y
otros diez por la noche a aprender cómo otorgar perdón y también cómo
recibirlo.
9. La
mente que no perdona no cree que dar y recibir sean lo mismo. 2Hoy trataremos,
no obstante, de aprender que son uno y lo mismo practicando el perdón con
alguien a quien consideras un enemigo, asà como con alguien a quien consideras
un amigo. 3Y a medida que aprendas a verlos a ambos como uno solo,
extenderemos la lección hasta ti y veremos que su escape supone el
tuyo.
10. Comienza
las sesiones de práctica más largas pensando en alguien que no te cae bien,
alguien que parece irritarte y con quien lamentarÃas haberte encontrado; alguien
a quien detestas vehementemente o que simplemente tratas de ignorar. 2La forma en que tu hostilidad se manifiesta es irrelevante. 3Probablemente ya sabes de quién se trata. 4Ese mismo
vale.
11. Cierra
ahora los ojos y, visualizándolo en tu mente, contémplalo por un rato. 2Trata de percibir algún atisbo de luz en alguna parte de él, algún
pequeño destello que nunca antes habÃas notado. 3Trata de encontrar
alguna chispa de luminosidad brillando a través de la desagradable imagen
que de él has formado. 4Continúa contemplando esa imagen hasta que
veas luz en alguna parte de ella, y trata entonces de que esa luz se expanda hasta envolver a dicha persona y
transforme esa imagen en algo bueno y hermoso.
12. Contempla
esta nueva percepción por un rato, y luego trae a la mente la imagen de alguien
a quien consideras un amigo. 2Trata de transferirle a éste la luz que
aprendiste a ver en torno de quien antes fuera tu "enemigo". 3PercÃbelo ahora como algo más que un amigo, pues en esa luz su
santidad te muestra a tu salvador, salvado y salvando, sano e
Ãntegro.
13. Permite
entonces que él te ofrezca la luz que ves en él, y deja que tu "enemigo" y tu
amigo se unan para bendecirte con lo que tú les diste. 2Ahora eres
uno con ellos, tal como ellos son uno contigo. 3Ahora te has
perdonado a ti mismo. 4No te olvides a lo largo del dÃa del papel que
juega la salvación en brindar felicidad a todas las mentes que no perdonan,
incluyendo la tuya. 5Cada vez que el reloj dé la hora, di para tus
adentros:
6El
perdón es la llave de la felicidad.
7Despertaré
del sueño de que soy mortal, falible y lleno de pecado, y sabré que soy el
perfecto Hijo de Dios